No son pocos los que, conociendo nuestra calidad de creyentes, nos preguntan cosas con relación a la Biblia, y el por qué de su credibilidad, autoridad, historia, etc. No siempre respondemos lo correcto, pero por motivos que más adelante verás, sería bueno que lo hiciéramos.
Biblia es el nombre con el cual se designan desde muy antiguo las Sagradas Escrituras de la Iglesia Cristiana. Biblia viene del griego a través del latín, y significa “Los Libros”. La designación bíblica es de “la/s Escritura/s” y, en un lugar, “Las Santas Escrituras”. La ausencia de adjetivo delante de la palabra Biblia revela que los que lo empleaban consideraban que estos escritos: (A) Formaban por sí mismos un conjunto concreto y determinado y (B) que eran superiores a todas las otras obras literarias.
Estos escritos sin par son, pues, los libros por excelencia. La etimología del nombre Escritura, en singular como en plural, permite hacer la misma constatación, hecho tanto más notable cuanto que aparece frecuentemente en el NT con el sentido implícito del término griego Biblia.
Por otra parte, el plural neutro de este último término tiene un sentido colectivo, marcando el importante hecho de que la Biblia no es meramente un libro, sino una gran cantidad de libros. Al mismo tiempo, el empleo en singular del término “Escritura” destaca el hecho de que la diversidad de redactores recubre una maravillosa unidad que revela una conducción inteligente, que no dejó de operar durante los más de mil años de su redacción.
Se cree que el primero en usar este término fue Juan Crisóstomo. No se halla ese título en la Biblia misma, donde dichos escritos se llaman simplemente la Escritura o las Escrituras. Sólo el Antiguo Testamento es aceptado por los judíos, quienes no incluían en su Canon los Libros Apócrifos que figuran en las versiones católicas, y lo dividían en tres secciones: la “Ley”, o sea el Pentateuco; los “Profetas”, en que ponían algunos de los libros históricos, los profetas mayores (menos Daniel y Lamentaciones) y los doce profetas menores; y los “Escritos”, donde colocaban todos los demás. Se atribuye a Esdras haber dado su forma final al Canon judío, con un total de 39 libros. Los 27 del Nuevo Testamento fueron escritos por los apóstoles o por autores íntimamente asociados con ellos.
Los nombres “Antiguo Testamento” y “Nuevo Testamento” se usan desde el final del siglo II, con el fin de distinguir entre las Escrituras cristianas y las judías. La mayor parte del Antiguo Testamento fue escrito en hebreo, pero algunas porciones pequeñas están en arameo.
El Nuevo Testamento, con excepción de unas pocas palabras y oraciones que se escribieron en arameo, fue escrito en el griego común del mundo helénico. La Biblia protestante contiene 66 libros, 39 en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento católico-romano contiene 46 libros y adiciones a los libros de Ester y Daniel. Los protestantes aceptan solamente como canónicos los 39 libros del Antiguo Testamento de los judíos. Los libros adicionales se conocen entre los protestantes como “apócrifos”. Formaban parte de la versión griega del Antiguo Testamento conocida como la Septuaginta o LXX, o también de los Setenta.
A pesar de que fue escrita a través de un período de más de mil años, la Biblia ha llegado hasta nosotros en un admirable estado de preservación. El descubrimiento reciente de los rollos del mar Muerto, algunos de los cuales datan del segundo y tercer siglos a.C., corroboró la sorprendente exactitud del texto hebreo que poseemos hoy.
En cuanto a la exactitud del Nuevo Testamento, existen cuatro mil quinientos manuscritos griegos que datan desde 125 d.C. hasta la invención de la imprenta, versiones que se remontan en antigüedad al 150 d.C., y citas de porciones del Antiguo y del Nuevo Testamento de los Padres de la Iglesia desde las postrimerías del primer siglo.
Las divisiones por capítulos y versículos es relativamente moderna: se inició en el siglo XI, según se cree, por el erudito Lanfranco, y fue completada en su forma actual por R. Estienne, en 1551. De todos los libros que la Humanidad ha conocido, ninguno ha ejercido tanta influencia como la Biblia.
El primer libro editado en la imprenta fue la Biblia, marcando así el paso a la Era Moderna. Autores famosos han tomado de ella tema para realizar sus creaciones. Obras de teatro, grandes músicos y literatos, programas de cine y televisión tienen por tema la Biblia o en ella encuentran inspiración.
Complejos movimientos filosóficos se basan en la Biblia, libro inmortal que ha enjugado las lágrimas del triste e iluminado la risa del alegre. Ella ha dado el material para las grandes catedrales de la Edad Media y ha sido la base de innumerables empresas misioneras alrededor del mundo. Completa o en parte, ha sido traducida a más de mil idiomas, y provee la base doctrinal a centenares de iglesias en culturas y situaciones muy diversas.
Las traducciones de la Biblia comenzaron a aparecer desde muy temprano. La Septuaginta data del año 250 al 150 a.C.; el Nuevo Testamento fue traducido al latín y siríaco hacia el año 150 de nuestra Era. La antiquísima versión al latín llamada “Vetus Latina” es anterior a S. Jerónimo y fue hecha cuando ya muchos no entendían el griego, que se había convertido en la lengua culta del imperio.
Los estudiosos datan esta versión hacia los últimos años del siglo II o principios del III de nuestra Era. De esta versión se conservan algunos ejemplares o códices incompletos en diversas universidades, bibliotecas y museos.
En el siglo IV el obispo de Roma, Dámaso, pidió a su consejero Jerónimo que hiciese una versión completa de la Biblia al latín vulgar. Jerónimo se marchó a Palestina, y allí, usando fragmentos latinos, hizo una traducción desde el hebreo y el griego, lenguas que conocía por haberlas estudiado a propósito.
Sin embargo, su revisión tiene muchos errores, aunque sea un verdadero monumento de erudición. La Iglesia Católica Romana hizo de la Vulgata el texto oficial y normativo para su uso, en el Concilio de Trento. Doctrina que aún no ha cambiado de manera oficial.
Uno de los grandes acontecimientos en la historia de la traducción de la Biblia es la aparición de la versión alemana de Lutero. Todos los críticos están de acuerdo en afirmar que la influencia de esta traducción en el pueblo alemán, en sus costumbres y en su cultura es de importancia trascendental.
Al traducir la Biblia al alemán, Lutero se convirtió en el padre del idioma alemán moderno, como también del movimiento que ha llevado a un estudio profundo de la Iglesia primitiva y a una purificación de la vida, liturgias, costumbres y disciplina de las iglesias cristianas.
Alfonso X, rey de Castilla y León, interesado en las Escrituras, mandó que se tradujera la “Vulgata Latina” al castellano. La obra salió a la luz en 1280 y algunos la consideran la primera versión completa en idioma moderno.
También podemos hablar de una Biblia judía que había sido hecha en cuatro versiones diferentes en el siglo XIV, siguiendo el canon judío; fue hecha para judíos y por judíos. En 1430 el judío español Moisés Arrajel tradujo el Antiguo Testamento, y en 1490 Juan López tradujo el Nuevo Testamento. En 1530 apareció la “Vita Cristo”, que es una versión de los evangelios.
Casi todos los manuscritos conservados en la Biblioteca de El Escorial revelan que las versiones a “lengua romance” fueron numerosas, si bien parciales, y que salieron de las plumas de estudiosos que trabajaban con o para las comunidades hispano-judías, casi siempre. Pero en la época de los Reyes Católicos esta actividad desaparece casi totalmente ante las prohibiciones de las ediciones castellanas, por miedo a doctrinas no aprobadas.
Cuando llega la Reforma, España cierra sus puertas a toda idea que pueda parecer provenir de ella. Así vemos a un arzobispo de Toledo en la cárcel, condenado por ideas luteranas, y los reformadores españoles, que los había, tienen que escapar y los que permanecen son víctimas de la Inquisición.
La literatura de nuestro Siglo de Oro produjo las llamadas “Biblias del exilio”, que si bien no figuran en las antologías oficiales, han sido, según el mismo don Marcelino Menéndez y Pelayo reconoce, de exquisito valor literario y, alguna, de “lo mejor de la prosa castellana”.
En 1534, Juan de Valdés, reformador español, tradujo los salmos, los evangelios y las epístolas. En 1543, Francisco de Enzinas, también reformador, tradujo el Nuevo Testamento basado en la edición crítica del texto griego de Erasmo de Rotterdam.
En 1553, un judío (Yom Tob Atias) publicó en Ferrara (Italia) una versión castellana del Antiguo Testamento para los judíos españoles expatriados. En 1557, Juan Pérez revisó el Nuevo Testamento de Enzinas y añadió una traducción suya de los salmos.
En 1569, Casiodoro de Reina, evangélico español exiliado en Basilea, por primera vez en la historia sacó a la luz una versión castellana directamente del hebreo y del griego, con ayuda de las versiones latina y las parciales españolas.
Cipriano de Valera la revisó y la publicó de nuevo en 1602. Esta obra ha sido revisada varias veces para adaptarla a las transformaciones del idioma, usándose en la actualidad las revisiones de 1909, 1960, 1977, 1995, RVR y 1998.
La Biblia se ha traducido a unas mil lenguas y dialectos. Las Sociedades Bíblicas Unidas, en colaboración con instituciones católico romanas, están preparando una versión “interconfesional” de las Escrituras Cristianas.
Este proyecto ha encontrado mucha polémica porque se tiene la intención de incluir en él los libros apócrifos llamados por algunos deuterocanónicos. Las Iglesias Protestantes reconocen que estos libros contienen enseñanzas morales y religiosas y en algún caso pueden tener un valor altamente importante para la devoción personal, como otros libros antiguos y modernos salidos de la pluma de hombres religiosos, pero no los admiten como libros canónicos y por tanto no les dan la misma autoridad en materia de doctrina, moral o disciplina.
Es importante hacer notar aquí que muchos doctores católicos de antes de la Reforma tampoco les dan la misma importancia a estos libros deuterocanónicos como a los demás libros que la Iglesia de Roma hoy admite dentro de su lista canónica. Las versiones católico romanas (Scio, Torres Amat, etc.) son traducciones de la versión latina llamada Vulgata.
La llamada “Biblia de Jerusalén”, que es una traducción de una versión francesa, y la Biblia Nácar-Colunga, son los mejores esfuerzos por parte católica para poner en castellano la Palabra de Dios.
Los jesuitas españoles Juan Mateos y Luis Alonso Schôkel han publicado últimamente una nueva traducción de la Biblia basada en los métodos más actuales de las ciencias bíblicas. La traducción es bastante ágil, pero se separa bastante de los idiomas originales en algunos pasajes para poder ser “la Biblia de la nueva sensibilidad religiosa”, como dicen sus traductores en la presentación.
En 1977 se publicó una nueva revisión de la antigua versión Reina-Valera, con acentuación de nombres propios según el hebreo, aclaración de las figuras en los libros poéticos, con referencia al original y cuidadosamente cotejada con los textos originales hebreo y griego, lo cual la hace la más fiel y a la vez la más actual de las traducciones existentes en nuestra lengua.
En este importante trabajo intervinieron eruditos en lingüística y traducción bíblica de las distintas iglesias protestantes de España y de Hispanoamérica. El trabajo de revisión ha sido muy apreciado por su fidelidad a las lenguas originales y por la claridad que introduce en algunos pasajes de la Biblia clásica de lengua castellana. Esta revisión lleva el nombre de REVISIÓN ’77.
BAJO LA SOMBRA DE GEDEÓN
De acuerdo con lo que has podido informarte, entonces, la Biblia es una suma de relatos literales que encierran, mal que les pese a unos cuantos, principios espirituales. Verla de otro modo, es ver simplemente un libro y la Biblia no es UN libro.
Es la suma de sesenta y seis libros escritos en diferentes tiempos y lugares, por diferentes personas con enormes diferencias de años entre sí y, sin embargo, mantiene una unidad perfecta. Tal como si un solo Director Principal hubiera dispuesto cada capítulo cada párrafo, cada punto y cada coma.
La Biblia, entonces, tiene que ser leída para ser sabios, tiene que ser creída para ser salvos y tiene que ser practicada para ser santos. Hay una enorme cantidad de personas en el planeta que la han leído, muchos, pero muchos menos que la han creído y muy escasos que la han vivido.
Finalmente, habrá que señalar que se trata de un compendio de libros escritos por hombres y mujeres inspirados por el Espíritu Santo, para ser leída y practicada por hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo. Cada relato, entonces, tiene una intención y un propósito, y el que sigue a continuación, no es precisamente la excepción.
(Jueces 8: 29)= Luego Jerobaal hijo de Joás fue y habitó en su casa.
(30) Y tuvo Gedeón setenta hijos que constituyeron su descendencia, porque tuvo muchas mujeres.
(31) También su concubina que estaba en Siquem le dio un hijo, y le puso por nombre Abimelec.
(32) Y murió Gedeón hijo de Joás en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezenitas.
(33) Pero aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse yendo tras los baales, y escogieron por Dios a Baal-Berit.
(34) Y no se acordaron los hijos de Israel de Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos en derredor; ni se mostraron agradecidos con la casa de Jerobaal, el cual es Gedeón, conforme a todo el bien que él había hecho a Israel.
El nombre Gedeón significa “cortante”. Hijo de Joás, de la familia de Abiezer, de la tribu de Manasés; vivía en Ofra. Mientras sacudía el trigo en el lagar, en Ofra, para sustraerlo a los bandidos madianitas, el ángel de Jehová lo llamó para que librara a su pueblo.
Gedeón ofreció inmediatamente un sacrificio. Aquella misma noche derribó el altar de Baal, que pertenecía a su padre, y erigió un altar a Jehová. Los habitantes de la ciudad exigieron la muerte de Gedeón, pero su padre argumentó que Baal mismo debía defender su causa, si era dios.
Gedeón recibió el nombre de Jerobaal: “Que Baal contienda”. Gedeón convocó a los hombres de Manasés, de Aser, de Zabulón y de Neftalí. Dudó sin embargo acerca de responder al llamamiento, hasta que quedó confirmado por el doble milagro del vellón de lana.
Redujo el número de su tropa de 32.000 hombres a 300, a fin de que la gloria de la victoria no fuera atribuida al hombre, sino a Dios. Atacó después el campamento de los madianitas, que estaba en el valle de Jezreel, cerca del collado de More.
En su desbandada, los madianitas huyeron en dirección al Jordán y hacia su país (cerca del golfo de Ákaba). Gedeón y sus hombres persiguieron a los madianitas hasta los confines del desierto; tomaron prisioneros a los dos reyes de Madián, y después Gedeón les dio muerte.
Los israelitas quisieron ofrecer la corona a Gedeón, que la rechazó, reafirmando el principio teocrático: Jehová era el rey de Israel. Entonces, Gedeón se hizo un efod con los pendientes de oro de los madianitas. Lo puso en Ofra, en el lugar que Jehová se le había aparecido y donde le había ordenado erigir un altar a Jehová para ofrecerle un holocausto.
Es evidente que los grandes privilegios dados a Gedeón le indujeron a pensar que le estaba abierto el camino al sacerdocio, teniendo como el sumo sacerdote el derecho a consultar a Dios por el pueblo mediante el efod.
Esta falta de prudencia tuvo funestas consecuencias: el efod vino a ser un lazo para él mismo, para su familia, y para todo Israel. Gedeón tuvo numerosas esposas y setenta hijos, incluyendo el nefasto Abimelec. Gedeón murió a una edad avanzada.
(Jueces 9: 1)= Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos, y con toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo: yo os ruego que digáis en oídos de todos los de Siquem: ¿Qué os parece mejor, que os gobiernen setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal, o que os gobierne un solo hombre? Acordaos que yo soy hueso vuestro, y carne vuestra.
(3) Y hablaron por él los hermanos de su madre en oídos de todos los de Siquem todas estas palabras; y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: nuestro hermano es.
Fíjate como es en realidad este asunto: Gedeón tuvo setenta hijos, con varias mujeres. Pero tuvo una concubina. Y con esta tuvo otro hijo llamado Abimelec. Y es este, precisamente, el que reclama el derecho de ocupar el lugar de su padre cuando este muere.
La historia cuenta que Abimelec no anduvo con demasiadas vuelvas ni escrúpulos a la hora de jugarse por lo que él presuponía le correspondía. Como que sin temblarle la mano, no dudó en matar a sus setenta hermanos para así poder hacer valer sus derechos con éxito.
(4) Y le dieron setenta ciclos de plata del templo de Baal-Berit, con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron.
(5) Y viniendo a la casa de su padre en Ofra, mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones, sobre una misma piedra; pero quedó Jotam el hijo menor de Jerobaal, que se escondió.
(6) Entonces se juntaron todos los de Siquem con toda la casa de Milo, y fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem.
(7) Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó y les dijo: oídme, varones de Siquem, y así os oiga Dios.
(8) Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: reina sobre nosotros.
(9) Más el olivo respondió:¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?
(10) Y dijeron los árboles a la higuera: anda, tú, reina sobre nosotros.
(11) Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles?
(12) Dijeron luego los árboles a la vid; pues ven tú, reina sobre nosotros.
(13) Y la vid respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?
(14) Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: anda, tú, reina sobre nosotros.
(15) Y la zarza respondió a los árboles: si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo mi sombra. (¿Qué sombra? Tenemos aquí a niños queriendo tener niños. Queriendo dar sombra sin tener follaje) y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano.
CUANDO LIBERTAD ES BUENA PALABRA
Vamos a ver: ¿Qué es lo que tenemos aquí? Tenemos el orden incorrecto del ministerio. ¿Recuerdas como se llamaba el árbol? El Sauce y la Viña, queriendo nada menos que ser reyes sobre los Cedros.
¿Conoces al Sauce? Es un árbol que, cuando lo miras, parece que le pesa hasta su propia vida. Bien; ese árbol era el que tenía esa pretensión. Los apóstoles traen reforma. No queremos zarzas ministrando el arca de Dios. Ni Sauces tampoco…
Principio Nº 1: Liberación. David tenía un carácter tremendo. David era un hombre de reforma. Era rey, pero supo operar como sacerdote. Melquisedec. Viendo 1 Crónicas y 2 Samuel, vamos a extraer otros principios más acerca del arca.
Sin embargo, antes debo mostrarte algo más del corazón de David en medio de su intento de traer el arca, porque es imperativo que sea conforme a nuestro corazón si es que la vamos a traer. En toda reforma, hay tres elementos básicos. El primero de ellos, liberación.
(Hebreos 9: 9)= Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto.
(10) Ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.
Toma debida nota que el tiempo de la reforma, siempre introduce liberación de las cosas impuestas. ¿Y que son las cosas impuestas? Sencillo, deberías saberlo. Cosas que hacemos y no sabemos por qué, porque fueron impuestas sobre nosotros.
Las hacemos porque así se nos enseñó, se nos obligó, no con un martillo para que las hiciéramos, esto es verdad, pero la repetición de su enseñanza doctrinal, se nos obligó a comportarnos de cierta manera específica y estereotipada, si es que decíamos ser cristianos.
¿Nunca te lo dijeron? Si tú eres cristiano, tendrás que hacer esto, esto y esto. Y no tendrás que hacer esto, aquello y lo otro. ¿Sabes que? Nadie te dijo el por qué o el fundamento de esas imposiciones o prohibiciones, pero no le hace.
Así se enseñaba, así se aprendía, así se obedecía y así también te quedabas en esclavitud permanente bajo cosas impuestas. Ciertas cosas, – Esto es cierto -, no son necesarias en la vida de un creyente, y las tiene que vivir porque le son impuestas. ¿Hasta cuando? Hasta el tiempo de la reforma.
Nota que cuando Cristo llegó a la tierra, tenía una guerra espiritual contra todo el sistema de imposición. Todo lo que era obligado, a Él no le gustaba. Se salía de su camino para pelearse con los fariseos. Ese también era Cristo, el que a ti te enseñaron que era todo y sólo amor.
Hacía, incluso, algunas cosas ex profeso. Descansaba toda la semana y, por allí, de pronto se ponía a trabajar el sábado. Se metía dentro de la sinagoga, en medio de la congregación, por poco, te diría que a desbaratarles el culto.
Cuando estaba la fiesta del tabernáculo y millares y millares de personas estaban en el pórtico tocando el agua de los cántaros porque les habían enseñado que esa agua bendecía, Él levantó su voz y dijo: El que tenga sed, venga a mí…
Y presta atención a esto, por favor: no es que demoró unos pocos minutos el humilde culto de la pequeña iglesita de la otra calle, interrumpiendo a un desconocido pastorcito que predicaba algo que ni él mismo entendía: interrumpió el desarrollo de la celebración religiosa más grande e importante del pueblo de Israel.
En el momento culminante. Ese es Cristo, el amoroso, el que no causa problemas, el que sólo es paz y amor, el que vino a enseñarnos a sujetarnos a nuestros líderes religiosos sin chistar ni discutir nada de lo que hagan o digan.
¿Sabes que? ¡¡¡Fue y es el reformador más grande de todos los reformadores habidos y por haber!!! Yo no vine a traer paz, – Dijo -, vine a traer una espada enorme, indestructible y jamás vencida. Y tus enemigos serán los de tu propia casa.
Y nosotros, tomándonos casi infantilmente de lo literal de esta palabra, cuando comenzamos a asistir a una iglesia, nos agarramos de los cabellos con padres, madres, novias, novios, esposas o esposos, porque dijeron que los enemigos están en la casa…¡¡Es en la iglesia, ciegos!!
Fíjate un detalle: Él jamás predicó algo sobre nacer de nuevo. La que predica repetitivamente el mensaje de nacer de nuevo, es la iglesia. Cristo solamente utilizó ese ejemplo una noche, para desasnar a un viejo teólogo asustado que se acercó a ver cuales eran sus credenciales.
Así que, lo primero que va a traer necesariamente una reforma, es un ataque directo y contundente a todas las acciones religiosas. Una especie de guerra bien hostil a todo lo que implique, parezca, signifique y determine cautiverio.
Y si aún, – Pese a todos los ejemplos gráficos que te he dado -, no tienes muy en claro que cosa es un cautiverio, paso a detallarte con mayor precisión: Todo lo que oprima, todo lo que cautive, todo lo que deprima la fe, el reformador lo va atacar sin piedad.
Un verdadero apóstol, no va a permitir ninguna clase de cautiverio por cuidar que Fulanito no se ofenda. Pero va a dar toda su vida y su reputación, aunque lo maten, por traer liberación. Lo primero que hará un reformador es liberar. Eso para que tú puedas ir identificando a los reformadores y nadie te engañe diciendo “yo soy”.
PARA OPERAR HAY QUE ACCEDER
Principio Nº 2: Acceso. (Hebreos 10: 19)= Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar (Esto te quiere decir que para poder entrar, primero tienes que tener libertad) en el lugar santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
Vemos aquí con bastante claridad que el acceso es traído por la reforma. Elimina las restricciones del viejo orden levítico o de Aarón. Esto es Melquisedec, te lo recuerdo por si se te había olvidado. Sin currículum, sin genealogía, sin historia.
Es decir que, como te digo, el sistema de restricción es quitado. Recuerda que había una tribu y un solo hombre al año que podía entrar. Sin embargo, en el corazón de David, él deseaba fervientemente que todos entraran en cualquier momento.
Él era un hombre que estaba buscando que hubiera libertad, no que hubiera cautiverio. Fue la primera vez que en todo Israel, la gente se podía acercar a Dios sin temor, como en el monte Sinaí. Porque él no lo hizo tan nebuloso, tan tenebroso, sino que dijo: ¡Vamos a danzar! En la danza, es como que la gente se relaja un poco más.
Entonces, llegamos a observar que, lo que realmente David hizo, fue cambiar el orden. En medio de un sistema levítico, él introdujo el orden de Melquisedec. Un reformador que trajo acceso pleno para todo el que quisiera entrar al trono de la Gracia.
Ahora olvídate del sacerdote, olvídate también del Sumo Sacerdote, olvídate del efod y olvídate del Día de la expiación. Y una vez que te hayas olvidado de todo eso, entra a cualquier hora y de cualquier día y ministra a tu Dios.
Ese era el corazón de David: que todos participen. Yo quiero un corazón como el de David, aunque si puedo evitarlo, no su conducta. Pero sí el poseer ese corazón recto delante de Dios. ¿Sabes que? Muchos se alegran porque Dios los usa. Olvidan que también usó a Judas Iscariote y otros similares. Lo importante no es que te use, lo importante es que te apruebe.
¿Y que te dije que era el número uno? Apóstoles involucrando a las masas, ¿Recuerdas? ¿Qué dice David? Véngase todo el mundo; vamos a buscar el arca y no me la voy a traer para mí solo. Cuando la traiga, voy a abrir las cortinas para que tú también participes.
PERFECCIÓN IGUAL A MADUREZ
Principio Nº 3: Perfección. (Hebreos 7: 11)= Sí, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico, (Nota que el asunto es perfeccionar, pero como un sacerdocio no pudo hacerlo, Dios trae otro. Pero el asunto no cambia, sigue siendo, perfeccionar.) (Porque bajo él recibió el pueblo la ley) ¿Qué necesidad había que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?
(12) Porque cambiado el sacerdocio, necesario es también que haya cambio de ley; y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al atar.
(Verso 14)= Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
(15) Y esto es aún más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.
Nota que lo que lo coloca en esta posición no es una razón de clan, dinastía o descendencia. (Algo así como: yo soy el pastor Fulano de Tal, mi hijo me va a suceder cuando yo me retire o me vaya con el Señor) No. El orden de Melquisedec no es así.
Todo está entrelazado con la habilidad de vivir más allá del pensar de la muerte. Más allá de las garras de la limitación que la muerte le trae al hombre. Vivir en la dimensión donde por último la corrupción será tragada por la incorrupción.
¿Y como es que se consigue todo esto que parece tan complicado? Desafiando tango las limitaciones de la tierra, que te extralimitas de las limitaciones. No interesa si te llaman soberbio, tú sabes que no lo eres. Es romper el velo. Estar más allá que acá. Estar operando aquí pero con principios de allá.
Cristo caminó por la tierra, pero con su mente, su alma, fundada en los gobiernos y principios del Espíritu, que es el cielo. De tal manera que el mundo natural respondía a su palabra. Trasciende el orden natural porque es embajador en el mismo, no producto.
Embajador. ¡Casi nada! ¿Y que debo hacer para llegar a ese nivel? Nada. Para ser embajador en el orden natural, tú tienes que estar fundado en otra nación. El embajador no pertenece a la nación en la cual trabaja, pero en la nación donde trabaja, es inmune a la ley.
Cuando nosotros regimos nuestra conducta y nuestra vida por los principios de la constitución de la Jerusalén de arriba, somos embajadores efectivos abajo, y la ley de abajo no nos molesta porque somos inmunes a ella.
Las leyes del mundo natural no detienen al hombre que opera conforme a los principios de la Jerusalén de arriba. Pero para ser embajador, tú tienes que cambiar tu nacionalidad. Tú no puedes ser, por ejemplo, argentino.
Porque a mi país, la República Argentina, jamás lo va a cambiar alguien que se comporte como argentino. A la República Argentina, suponiendo que se produzca el milagro, la va a cambiar la unidad en el Espíritu de los auténticos y genuinos hijos de Dios nacidos en esta tierra.
Y de hecho no me estoy refiriendo en absoluto a la constitución que es ese papel blanco con letras negras repleta de leyes y estatutos. Me estoy refiriendo a leyes espirituales que gobiernan el ámbito natural en la Argentina, como costumbre. ¿Me estás entendiendo?
Porque a estas cosas se las cambia de adentro hacia fuera, nunca de afuera hacia adentro. Cuando somos guiados de adentro para afuera, cambiamos lo de afuera; cuando somos cambiados de afuera para adentro, el que cambia es uno mismo, conformándose y convirtiéndose en víctima de lo de afuera.
Cuando tú ves algo y lo proyectas en tu mente, y tu mente razona lo que ve y ordena a tu cuerpo lo que tiene que hacer, es tarde, porque lo que tú estás viendo, ya pasó. Entonces tú te pasas la vida resolviendo problemas. Porque no sabes que existen hasta que no los ves.
Cuando te riges de adentro hacia fuera, la iluminación viene del Espíritu Santo por la palabra que previene el evento natural, y antes que se manifieste, tú ya tienes dirección precisa. Entonces no andas resolviendo, sino previniendo.
Perfección, que es madurez. Dice que si el primer orden sacerdotal hubiera hecho lo que tenía que hacer de la manera que debía hacerlo, para perfección, conforme a lo que Dios había dispuesto a tal efecto, nunca hubiera hecho falta un segundo, ni un tercero. Leví. Aarón. Melquisedec.
MAXIMA VELOCIDAD
(Verso 18) Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia.
Queda abrogado, no es factible. No provee la oportunidad al ámbito de la perfección. Lo levítico representa lo anterior; no perfecciona, es ineficaz. Por eso Dios está cambiando el orden en la iglesia; porque el ritmo que llevamos, no nos perfecciona.
¿Cuántos saben que, de acuerdo con el crecimiento y la velocidad evidenciada en el mundo de las computadoras, de la informática, la falta de actualización en los conocimientos de los equipos, hace que tu equipo se vuelva inútil en seis meses?
Bueno; Dios también se está moviendo a una velocidad inocultable. A máxima velocidad divina. Todo lo que has aprendido y que durante tantos años te sirvió, y que fue bueno sin dudas, y útil, hoy ya no te sirve. Sirvió para traerte a ti hasta aquí, pero aquí te abandonó.
Veo con una mezcla de tristeza, comprensión, pena y cierto enojo como, en algunas iglesias, existen todavía las mesas de ping-pong (tenis de mesa) con la que se pretende entretener a los jóvenes, luego de sus reuniones de sábados por la noche. ¿Sabes que? Si no tienes juegos de video, mejor llévalos a ver un juego deportivo. De otro modo se aburrirán como ostras y dentro de cinco sábados sólo estarás tú y tu novia en la reunión.
¿Qué es ser perfecto conforme a lo preestablecido? ¿Es sin errores? ¿Algo inmaculado? ¿Algo intachable? Fue dicho: las principales palabras en el Nuevo Testamento que reciben esta traducción, son TELEIO, TELEIOS, que quiere decir “pleno, completo”.
El Señor Jesús fue siempre moralmente perfecto, y sin embargo en las Escrituras se nos dice que Él fue “perfeccionado”, por ejemplo, como “autor de la salvación”: antitipo de Josué, caudillo en los propósitos de Dios.
Todo lo que tenía relación con este oficio fue cumplido. Aunque era Hijo, con todo aprendió obediencia (no “a ser obediente”) por lo que padeció; y habiendo sido “perfeccionado” (esto es, glorificado) después de haber llevado a cabo la obra de la redención, vino a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen.
Este, que puede parecerte un concepto demasiado volátil, puede ser el significado de las palabras “y al tercer día soy perfeccionado”. Los discípulos fueron exhortados a ser perfectos como su Padre en los cielos es perfecto, porque Él da Sus bendiciones a malos y buenos.
Mediante una ofrenda Cristo ha perfeccionado para siempre a los santificados. Su obra los consagra al sacerdocio. El ser “perfecto” es aplicado también a llegar a “la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Los espíritus de los justos son hechos perfectos. Pablo no había sido aún perfeccionado, sin embargo, añade en el versículo 15: “así que todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos”. Son varias las aplicaciones del término que pueden ser deducidas del contexto de cada pasaje.
Pero en general, se puede decir que hace referencia bien a la purificación de la conciencia, lo cual es indispensable para el servicio de Dios, o a la percepción de una norma verdadera (muertos y resucitados con Cristo) como una necesidad del testimonio para Cristo aquí en la tierra. Lisa y llanamente: madurez.
Y es precisamente esta palabra apuntada en el principio, TELEOSIS, la que vamos a ver ahora en otro contexto, ya que es la misma que se encuentra inscripta en Lucas 1:45. Te invito a verlo ahora. Todo está en el corazón de David.
(Lucas 1: 45)= Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.
La palabra CUMPLIRÁ, aquí, es la palabra TELEOSIS. Implica necesariamente la perfección del cumplimiento, pero también la madurez de lo concreto. Es la misma palabra; significa lo siguiente: evento y acciones que validan y certifican una promesa. Este comportamiento o su acción, que ahora pone una demanda en la palabra profética.
Es la habilidad que Dios dice: nosotros vamos a ser el Hijo de Dios manifestado en la tierra, un ejemplo. Un ejemplo verídico, porque eso fue lo que dijo. Y nosotros ponemos una demanda en esa palabra por la forma en que pensamos, a que se cumpla en nosotros.
Pedro dijo: “Esto es aquello que dijo Joel, porque yo lo acabo de decir y se terminó.” Y Dios dijo: “Me gusta este jovencito, ponlo ya mismo en la Biblia.” ¿No es cierto que dicho así te resulta mucho más creíble y posible que en español antiguo?
Escucha: la profecía llevaba vagando setecientos años. A nadie se le ocurrió decir: “Se cumple en mí y ahora”. Hasta que Pedro dijo: esto es aquello, y se acabó. Es una actitud que le pone una demanda a la palabra que se cumple en ti. ¿Cómo reaccionarías tú si yo te dijera que la reforma y el orden de Melquisedec se están cumpliendo ahora, aquí y en mí, además de otros? No te rías.
El ser perfeccionado, es una combinación prolija y aceitada de acciones y eventos. Esos eventos y esas acciones certificarán adecuada y debidamente que ser perfeccionados, será una verdad. Pero tú no vas a ser perfeccionado esperando, ni lo sueñes.
Es la acción que toma la palabra profética y te convierte a ti en un vehículo para que se cumpla. Esto no viene por un simple mover, esto viene por una reforma con todas las de la ley. Él mismo está diciendo que si el viejo modelo hubiera podido hacerlo, no hubiera hecho falta ninguna reforma.
Perfección, entiéndelo de una buena vez, es el desarrollo o el incremento del soplo que es producido por un soplo continuo para traer un crecimiento. Espera a ver si puedo explicártelo mejor o con mayor claridad. Un mover de Dios es como que infla un globo.
Cuando el mover se termina, el globo se desinfla, ¿Vas entendiendo? La perfección de una reforma es el incremento de un globo de soplo continuo. Un mover lo infla y te desinfla a ti. Una reforma te infla, te infla y te infla. Y de pronto: ¡¡¡Bang!!! El Reino.
¿Y ADONDE ESTA ESE REINO?
Buena pregunta la del subtítulo. ¿Es un lugar? ¿Es una nube donde se toca la lira vestido con un camisón blanco? No. Eso es humor, dibujos o leyenda. El Reino es otra cosa. Se trata de la esfera en la que Dios reina, en la que Su voluntad es respetada y cumplida.
De principio a fin de la Biblia se presenta el Reino de Dios en siete fases sucesivas. Creador del universo, Dios es asimismo su Rey glorioso. Él es el Rey de las naciones, el Soberano del mundo entero.
El paraíso era una teocracia donde Adán había sido llamado a dominar sobre los animales y a dominar la tierra, en estrecha dependencia de Dios. Por el pecado, el hombre se apartó voluntariamente de su sometimiento al Señor, poniéndose bajo el imperio del diablo.
Es por usurpación que Satanás vino a ser el príncipe de este mundo, llegando a poseer todos sus reinos y la gloria de ellos. Desde aquel momento, toda la obra de Dios a través de la historia tiende a la restauración del reino perdido, y a la vindicación de Su justicia, sobre bases perfectas e inamovibles.
En el momento en que desaparece la teocracia estricta, el Señor anuncia su restablecimiento de una manera mucho más gloriosa. Un día, el Hijo de David ocupará el trono eternamente. Nacerá de una virgen, en Belén, sufrirá para expiar los pecados, y establecerá el reino universal de justicia y de paz sobre la tierra, y después en los nuevos cielos y en la nueva tierra.
Desde Su nacimiento, Jesús es presentado como rey. Juan el Bautista y Él mismo anunciaron a los judíos que el reino de los cielos se había acercado, que estaba “en medio de ellos”. Es como Rey que Jesús se presenta en Jerusalén; también es rechazado en su carácter de rey por Su propio pueblo.
Su carácter en la actualidad lo describe Juan con estas palabras: “El reino y… paciencia de Jesucristo”. Habiendo sido rechazado, el reino, en su aspecto visible y glorioso, es retirado por ahora. Cristo ha partido “para recibir un reino y volver”.
En Su ausencia se desarrolla el período de la Iglesia, caracterizada por “los misterios del reino de los cielos”. En efecto, el período de la Iglesia, y su misma existencia, presentan aspectos desconcertantes, que precisan de una revelación especial.
Tiene su comienzo en Pentecostés, y la entrada en este reino espiritual es por el nuevo nacimiento. Las parábolas «del reino» ilustran la mezcla de bien y mal que caracteriza a la presente dispensación.
Como ejemplo se puede tomar la parábola de la cizaña: Cristo hace una siembra en el mundo, poniendo en él a “los hijos del reino”; por su parte, el diablo pone entre ellos a “los hijos del maligno”. En Su paciencia, el Señor los deja subsistir juntos hasta el momento de la siega; se debe enfatizar, sin embargo, que la presencia de los “hijos del maligno” tiene lugar en “el campo”, que es el mundo, no en la Iglesia. Esta tiene que ejercer una estricta disciplina. Este periodo acabará en un juicio.
Un gran error frecuentemente cometido ha sido el de confundir el presente periodo con el del glorioso reino venidero. Con frecuencia, las Iglesias poderosas y establecidas en el mundo han querido identificar su período de dominio con el del Reino de Dios, que sólo podrá ser establecido de una manera autoritaria y visible por el retorno personal y en gloria del Señor Jesucristo.
Debido a la identificación del Reino con la Iglesia, se ha intentado poner fin a las “herejías”, reales o supuestas, mediante el hierro y el fuego. Se ha querido imponer la autoridad de la Iglesia mediante medios mundanos y carnales, como la alianza del trono y el altar, las maniobras políticas, el poder temporal y la riqueza eclesiástica.
En nuestro tiempo presente se está desarrollando a su vez una “teología de la liberación” que pretende poner a la Iglesia al servicio de los pobres, apoyando las revoluciones guerrilleras y campesinas, asumiendo muchos postulados del llamado “liberalismo teológico”, en lugar de tener en cuenta el llamado del apóstol Santiago a la paciencia frente a todas las injusticias, esperando la venida del Señor, el único con derecho y capacidad personales para juzgar y establecer la justicia en la tierra.
En suma, todas estas tendencias olvidan el carácter de gracia y de paciencia de Dios, no de juicio y poder, de esta presente era. Se olvida que en la ausencia del Rey divino, la Iglesia, Su esposa, comparte Su humillación y rechazo por parte del mundo. Y por ello es asimismo la pequeña manada a la que el Padre le ha placido dar el Reino. Será a la venida del Señor, pero no antes, que se sentará con Él en Su trono.
Cuando tú escuchaste por primera vez este tipo de palabra, saliste corriendo a buscar aspirinas para tu dolor de cabeza, ¿Verdad? No te avergüences, yo también lo hice y hoy la acepto, la creo, la encarno y la enseño.
Pero hay un problema con esta palabra. Cuando tú la oyes, la aceptas, la crees y la pones por obra, es cuando ya estás habilitado para enseñarla textual. Pero atención: Hoy, ninguna palabra que nos sea fresca y revelada te puede llenar. Es como que se te perdió el lugar en la vida religiosa, ¿No es así? Perfección.
Es la palabra o el decreto, o el decreto desatado que viene del mundo donde habita el soplo, que crea en ti un comportamiento y un patrón que toma lugar en tu vida, que le pone demanda a la palabra que se cumpla. Es como si te convirtieras en un contenedor, en un recipiente, en un cartón de leche que sujeta el soplo de Dios y no lo deja ir hasta que no se manifiesta en tu carne.
Pero cuando esta palabra de reforma tiene la habilidad, la capacidad, la inercia que es necesaria para expandir tu espíritu y dejarlo ensanchado, nunca más vuelves a ser el mismo. Tienes que olvidarte que Dios existe para volver atrás.
El arca lleva cien años perdida. Se la llevaron de un lado para el otro. Sin embargo, David tiene una sola cosa en mente: que la gente reciba el soplo de Dios y no se desinfle. Que de allí en adelante haya patrón eterno.
Y cierto es: desde allí hasta hoy, David es el patrón de toda la reforma. Dios todavía dice hoy: “¿Eres como mi siervo David? ¡Estás bárbaro! ¿No eres como mi siervo David? No estás bárbaro… En el corazón de David, está todo lo que acabamos de estudiar.
¿Y tú has entendido esto? Es una tangente, pero no voy a seguir diciendo lo que está haciendo David en Crónicas y en Samuel, sin que tú sepas que es lo que está operando en su corazón. Tres cosas: liberarlo, darle acceso y perfeccionarlo. Es lo que debe estar en el corazón de todo verdadero apóstol reformador. Por eso lo identifica.
En el orden mosaico, la rigidez era expresada todo el tiempo. Era todo como un ejército; no había nada que denunciara libertad, era rígido. Pero David traía en su mente la intención de poner una tienda aparte.
El tabernáculo estaba allí; el orden también estaba allí. Todo lo que está previamente establecido, está allí, pero la ley continúa. Pero este hombre está desafiando todo eso. La forma en que tú viste, la intención de traer el arca y todo.
Introduce un nuevo orden, de Nuevo Testamento. Que no es levítico, no es mosaico y tampoco es legalista. Reforma. Sacrifica en el monte, no en el templo. Y usa las únicas dos ofrendas: las ofrendas quemadas y las ofrendas de paz, que son las únicas dos ofrendas en las que todo el pueblo puede participar.
No se puso a sacrificar ofrenda que sólo el levita podía sacrificar. De todas las ofrendas que había le preguntaron cuales querían usar; las que todo el mundo puede hacer por sí mismo. Tenía el corazón de la reforma, eligió hombres escogidos, libres de reforma e involucró al pueblo, dándole acceso y participación. Esto es imperativo para regresar el arca, para que Dios vuelva a su lugar.
<>< <>< <><
