Estudios » Crecimiento

¿Por Qué Vive Un Justo?

Quiero que sepas que este trabajo no tiene nada que ver con lo que generalmente estamos acostumbrados a enseñar o a escuchar. Es producto de una palabra del Señor que, a partir de la versión NTV de la Biblia, (Nueva Traducción Viviente) deberemos traer a nuestro hoy lo que vivió hace siglos el profeta Habacuc. La realidad es que no sabemos mucho acerca del profeta Habacuc, porque su nombre no se menciona en ningún otro libro de la Biblia. Dado que profetizó la llegada del ejército babilónico y su destrucción de Judá, profetizó algún tiempo antes de esa invasión.

Muchos piensan que Habacuc ministró en algún momento durante el reinado del rey Joacim, quizás alrededor del año 607 a.C. Pero, lo cierto es que es difícil decir con certeza cuándo profetizó Habacuc. Como habla de Dios levantando a los babilonios, podemos suponer que escribió en el período de 25 años entre el tiempo en que Babilonia conquistó Nínive y el Imperio Asirio y el tiempo en que Babilonia conquistó Jerusalén. Eso, como para entrar en tema a partir de la historia. Pero el mandato es traeré esa historia a un hoy que, ya lo vas a ver, de acuerdo como esta versión lo relata, no está demasiado alejada de la nuestra actual. Ahí vamos, síguenos con toda atención.

Habacuc 1: 1 = Este es el mensaje que el profeta Habacuc recibió en una visión. (2) ¿Hasta cuándo debo pedir ayuda, oh Señor? ¡Pero tú no escuchas! ¡Hay violencia por todas partes!, clamo, pero tú no vienes a salvar. Vivo en una región de Latinoamérica. Dime: ¿No es parecido todo esto a lo que cualquier cristiano de cualquier punto de este sector del mundo podría decirle al Señor? Donde tu vives, hoy, ¿No hay violencia por todas partes? Aquí en Argentina, la hay, y demasiada. Y todavía no parece que Dios se decida a venir a salvar a mi país. Obviamente que debe ser por algún motivo que solamente Él sabe y que es exactamente lo que debe hacer, pero…nosotros todavía no lo sabemos, y clamamos.

(3) ¿Tendré siempre que ver estas maldades? ¿Por qué debo mirar tanta miseria? Dondequiera que mire, veo destrucción y violencia. Estoy rodeado de gente que le encanta discutir y pelear. Cuando veo algunos hechos delictivos y ciertas zonas marginales, suelo preguntarme lo mismo. ¿Por qué tengo que ver tanta maldad? ¿Por qué tanta miseria y no sólo de dinero? Y cuando me meto en las pomposamente llamadas “redes sociales”, soy testigo lector u oidor de mucha, pero muchísima gente a la cual le seduce y parece encantarle discutir y pelear. En casos, son verdaderas cloacas nauseabundas de insultos, agresiones y groserías de todos los colores.

Esta era y es una excelente pregunta. ¿Por qué Dios nos permite ver iniquidad y problemas, en nosotros mismos o en los demás? Por qué Dios nos permite ver la iniquidad en nosotros mismos: Para mantenernos humildes. Para mantenernos sumisos a Él en la hora de la angustia. Para hacernos valorar más la salvación. Por qué Dios nos permite ver la iniquidad en los demás: Para mostrarnos lo que nosotros mismos podríamos haber sido. Para hacernos ver la maldad del pecado, para que podamos pasarlo de largo y odiarlo, y no caer en él nosotros mismos. Para hacernos admirar la gracia de Dios cuando salva a los pecadores.

(4) La ley se ha estancado y no hay justicia en los tribunales. Los perversos suman más que los justos, de manera que la justicia se ha corrompido. Pidiendo perdón con absoluta honestidad a todos los creyentes fieles y sinceros que son jueces o abogados de los diferentes poderes judiciales terrenales, humildemente pregunto: ¿Cuántos de ustedes creen que en nuestros tribunales hay absoluta justicia? ¿Cuántos dan por cierto que hay mucha perversidad con títulos enquistada en esos sitiales supuestamente sagrados? ¿Y cuantos dan por real y genuino que, a partir de negociaciones de distinto calibre, hay un alto grado de corrupción en esa justicia? ¿Cuántos pobres le ganan juicios a gente rica? ¿Cuántos hombres de a pie le ganan juicios a gente poderosa? Siglo veintiuno, en más de un sitio del planeta.

(5) El Señor respondió: Observen las naciones; ¡mírenlas y asómbrense! Pues estoy haciendo algo en sus propios días, algo que no creerían aun si alguien les dijera. ¿Qué estamos viendo hoy en la mayor parte de las naciones? ¿Qué cosa nos están asombrando de ellas? A partir de eso, el Señor dice que va a hacer algo con esas nación es que no lo vamos a poder creer cuando lo sepamos o veamos. ¿Hará él algo bueno? ¿Permitirá que suceda algo malo como fruto del pecado ambiente en esas naciones? Creo que el verso siguiente da una pista. (6) Estoy levantando a los babilonios, un pueblo cruel y violento. Marcharán por todo el mundo y conquistarán otras tierras. Babilonios. Oriundos de Babilonia, ¿Te suena conocido?

Esto está más allá de una ciudad antigua o de un símbolo abstracto. Esto es algo visible ya y ahora donde quiera que fijemos nuestra mirada. La mentalidad babilónica consiste en tres puntos básicos y centrales para su operatividad. Política, Economía y Religión. Una sola ideología, que en realidad es una conjunción de intereses de grupos poderosos. Programas económicos que llevan a un país a situaciones límites para sus clases sociales más carenciadas. Una sola religión, la que se propone desde el poder, con sanciones y proscripciones para quienes no la profesen. Esto no es nuevo.

Donde no opera es porque todavía la democracia funciona lo suficientemente apartada de los grandes monopolios y eleva al poder a hombres con otro sentido. De hecho, duran muy poco porque el dinero que se mueve en las redes y en los medios de comunicación imparten adoctrinamiento que lleva a su expulsión. Dentro de la iglesia, también opera el sistema babilónico, que se vende como iglesia genuina sin serlo. Hay una forma de conducción política, donde la oposición no tiene acceso. Hay un factor económico, donde gobiernan la iglesia los diezmos más altos y las donaciones más jugosas. Y hay una sola religión, la que la doctrina denominacional impone, coincida o no con la palabra de Dios.

(7) Son reconocidos por su crueldad y hacen lo que se les antoja. Observa con atención naciones e iglesias donde sus liderazgos hacen de la crueldad y la carencia de empatía un emblema. Examina si alguna de esas personas en algún momento ven decrecer su poder por causa de alguna injerencia de la justicia. Ni por asomo. Literalmente es lo que dice aquí: hacen lo que se les antoja. Y, mayoritariamente, casi siempre lo que se les antoja, contiene una alta dosis de crueldad. (8) Sus caballos son más veloces que guepardos y más feroces que lobos al anochecer. Sus jinetes arremeten desde lejos. Como águilas, se lanzan en picada para devorar a sus presas. 

Sin importar la supuesta ideología, (La izquierda y la derecha a veces se fusionan), Hay gobiernos que hacen de la ferocidad su estandarte. Las águilas, en este caso, no son las que debemos imitar los creyentes, sino las enviadas por el reino de las tinieblas a robar, matar y destruir. Mira a tus alrededores y vas a ver, por cercanía o por información fidedigna, más de una nación que está viviendo esto. No existe ningún problema con la gente rica, pero siempre y cuando hayas hecho su fortuna con trabajo duro, inteligente y fructífero. Pero, lamentablemente, en los regímenes babilónicos, estos no son justamente la mayoría. Mucha riqueza proviene de fraude, corrupción, abuso y negrerismo laboral. Cierta frustración e impotencia produce holgazanería y vagancia, la cual es mostrada como argumento discriminatorio.

(9) Vienen sin tregua, decididos a la violencia. Sus multitudes avanzan como el viento del desierto, barriendo cautivos a su paso como si fueran arena. (10) Se burlan de reyes y príncipes y menosprecian todas sus fortalezas. ¡Simplemente hacen rampas de tierra contra las murallas y las toman por asalto! (11) Arrasan como el viento y desaparecen. Pero son profundamente culpables, porque hicieron de su propia fuerza un dios. Sin tregua. ¿Has visto cuando te llega una crisis, es como si todo se juntara y se pusiera de acuerdo para asfixiarte? La pobreza no da tregua, el dolor no da tregua, la enfermedad no da tregua. ¿Observas que es lo que barre todo esto? A los cautivos. Y como no son tiempos de guerras convencionales, esos cautivos son del pecado, no hay otros. A ellos no se les da tregua.

Se burlan de los gobernantes. A primera lectura, daría la sensación de que está hablando de grupos subversivos, terroristas o guerrilleros. Es cierto que estos atacan a los gobernantes y mucho, pero no tanto como para burlarse de ellos. ¿Y entonces? Está hablando de los más poderosos, que si bien no han sido elegidos por nadie para ejercer ningún tipo de función pública, por su poderío económico, sus influencias y sus mecanismos comunicacionales logran, sin dudas, burlarse de los gobiernos constituidos y llevar adelante sus planes a despecho de lo que la mayoría que quizás haya elegido otra cosa, no puede impedirles. Dinero, logias, grupos oscuros, elige el que mejor te cuadre, pero lo cierto es que son el verdadero poder. Sólo tienen respeto por el dios que ellos mismos fabricaron y adoran, el de su propia fuerza.

(12) Oh Señor mi Dios, Santo mío, tú que eres eterno, ¡no puede ser que estés planeando acabar con nosotros! Oh Señor, nuestra Roca, tú has enviado a los babilonios para corregirnos y castigarnos por nuestros muchos pecados. En primer lugar, nadie está dispuesto a pensar que Dios desea extinguirnos o aniquilarnos. Pero sí considera la posibilidad de que permita algo que nos atribule con la intención de corregir nuestras irregularidades y sancionar correctamente conductas pecaminosas. Sería como clamar a Dios sobre el estado de la iglesia y escuchar a Dios responder diciendo: “Solucionaré el problema con una invasión enemiga a tu país”. Podríamos decir: “¡Espera un minuto, Señor, el problema es malo, ¡Pero tu cura es peor que la enfermedad!”. (13) Pero tú eres puro y no soportas ver la maldad. ¿Serás indiferente ante la traición de ellos? ¿Guardarás silencio mientras los perversos se tragan a gente más justa que ellos? Aquí está el gran meollo de toda oración genuina. Orar para que Dios elimine la traición malvada y la perversidad presuntuosa de quienes pretenden adueñarse de lo que es del Padre.

Y aquí vienen las preguntas de las cuales ya conocemos las respuestas, pero que igualmente formulamos cuando la desesperación y la desesperanza comienzan a dejar en evidencia que nos ganan la batalla: (14) ¿Somos tan solo peces para ser capturados y matados? ¿Somos simples criaturas del mar que no tienen quien las guíe? NI somos peces que alimentan panzas engordadas, ni tampoco criaturas indefensas. Somos hijos del Dios Altísimo y no podemos firmar nada por menos. (15) ¿Tenemos que terminar ensartados en sus ganchos y atrapados en sus redes, mientras ellos se alegran y celebran? Si quieres jugar al religioso, puedes decir ¡Oh! ¡Estos hermanos no deben pensar así! De acuerdo, pero si quieres verlo como Dios lo ve, entonces el panorama cambia y se comprende.

Sin embargo, lo que a mí me produjo un crash en el cerebro, (Y nota que no dije un “clic”, dije un “crash”, es leer que dice que los impíos babilónicos, incrédulos y pecadores, están atrapados en sus redes. ¿De qué redes está hablando? Si te remontas a lo literal e histórico, tu respuesta puede ser cualquiera y nadie podrá decirte que está equivocada. Pero si te dejas guiar por la dulce revelación impactante del Espíritu Santo, entonces no puedes menos que recorrer tu teléfono y reflexionar un momento. ¿Cuál es la máxima esclavitud humana en este tiempo, independientemente de la legendaria esclavitud del pecado? La esclavitud a las redes sociales. Ponle el nombre que quieras o el que más se adapte a tu persona, pero ahí están, casi comandando tu vida. ¿No es eso adoración? No lo sé, sólo lee lo que sigue:

(16) Entonces adorarán a sus redes y quemarán incienso frente a ellas. ¡Estas redes son los dioses que nos han hecho ricos!, exclamarán. No soy yo el que inventa versículos inexistentes, es lo que dice una versión bíblica llamada NTV, Nueva Traducción Viviente, que tiene muchos cultores por estimarla como seria y con lenguaje muy preciso respecto a los originales. Entonces, si lo quieres más al día de hoy, fíjate como lo concluye. Dice que las redes son los dioses que han hecho ricos a muchas personas. Pregunto, tomándolo como redes sociales: ¿No ha sucedido eso, acaso? Es más: ¿No se han promocionado inteligentemente a personas no del todo idóneas para gobernar países, sólo por una tarea psicológica y  manipuladora ejercitada desde las redes sociales? No me digas que soy un fantasioso, entonces, sólo piensa en la cualidad y calidad de lo que dice y digo, y verás que no estoy tan lejos de la verdad.

(17) ¿Permitirás que se salgan con la suya para siempre? ¿Tendrán siempre éxito en sus conquistas despiadadas? Esto, en mayor o menor medida, es el clamor en casos hasta escondido en un tímido murmullo que se oye en todo el planeta. Cuando no sabes qué hacer o no hacer o como conducirte en situaciones como las actuales, recuerda estos principios. Primero, detente a pensar. Antes de hablar de algo o de alguien, piénsalo muy bien. Luego reafirma esos principios básicos que has aprendido como firmes y sólidos. Mientras piensas en el problema, lo mejor que puedes hacer es no comenzar tú con el problema. Vuelve atrás a los principios básicos acerca de Dios y de su trato con el hombre. Aplica esos principios al problema. Ahora piensa en tu problema, pero a la luz de estos principios básicos. Finalmente, encomienda el asunto a Dios con fe, ya sea qué sepas lo que tienes que hacer, o no.

Habacuc 2: 1 = Subiré a mi torre de vigilancia y montaré guardia. Allí esperaré hasta ver qué dice el Señor y cómo responderá a mi queja. 

Le has hecho dos preguntas importantes a Dios, pero las hiciste con una actitud apropiada. Anticipaste una respuesta de Dios y estuviste dispuesto a estar de guarda, es decir, a esperarla.  Y digo esto porque, a menudo, cuando cuestionamos a Dios, no esperamos que nos responda, pero aquí, Habacuc sí lo hizo. Otras veces no solo esperamos que Dios responda, sino que le exigimos que responda, y que responda según nuestro horario. Por eso este es el modelo de abordar esto con la actitud correcta. ¡Cuán a menudo llegan las respuestas de Dios y descubren que nos hemos ido! Hemos esperado un rato y, pensando que no había respuesta, hemos seguido nuestro camino, pero cuando hemos doblado la primera esquina, el correo ha entrado.

Cerramos la computadora y el mail llegó. Silenciamos el teléfono y justo el WhatsApp apareció en pantalla.  Los barcos de Dios tocan en nuestros muelles; pero no hay quien los descargue… No basta con dirigir la oración a Dios; mira hacia arriba y mira hacia afuera, hasta que la bendición descienda sobre tu cabeza. Además, por fuera de todo esto, la actitud más correcta que existe, es esperar que te corrija.  De esto vemos que no le haces esta pregunta a Dios porque pienses que Dios está equivocado y tenga que explicarse. Lo haces porque sabes que estabas equivocado y necesitabas ser corregido. Tus preguntas eran tu invitación a Dios diciendo: “Dios, no entiendo lo que haces, pero sé que tienes razón en todo. Por favor háblame y corrígeme”.

(2) Entonces el Señor me dijo: Escribe mi respuesta con claridad en tablas, para que un corredor pueda llevar a otros el mensaje sin error. Es exactamente lo mismo que si alguien te hubiera dicho que escribas tus cosas para construir una biblia, ya que ese modo, un ministro, aquí llamado corredor, pueda llevarles a otros el mensaje divino con precisión y sin errores. Pero tendrás que ordenarte correctamente. Primero, tienes que ver la visión. Nunca jamás harás que alguien pueda ver lo que todavía no estás viendo tu mismo. Luego, entonces si, puedes darla a conocer. Y tendrás que hacerlo de todas las formas posibles, destinadas a que sea bien entendida, sin confusiones ni errores. Y no lo tienes que hacer una o dos veces, suponiendo que eso es suficiente. Tienes que hacerlo siempre, de manera permanente.

Además, lo tienes que dejar muy claro.  Algunas veces he pensado que ciertos ministros creían que era su deber elaborar el mensaje, ir al fondo del tema y remover todo el barro que pudieran encontrar allí, hasta que no pudieras verlos, ni que ellos pudieran ver su propio camino en absoluto…. Le cuentan a la gente todas las dificultades que han descubierto en la biblia, dificultades de las cuales la mayoría de sus oyentes nunca habrían oído hablar a menos que sus ministros se las hubieran dicho. ¿Eso es bueno? No, en absoluto. Tienes que ministrar de modo tal que la claridad ingrese en cada vida que te oye, conjuntamente como antes habrá llegado a la tuya. Y, finalmente, tendrás que hacerlo bien práctico. Que corra el que leyere en ella. Cuidado. No dice, “que el que corra lo lea”, sino “que corra el que leyere en ella.” El correr – la actividad y el progreso – proviene de la palabra de Dios.

(3)  Esta visión es para un tiempo futuro. Describe el fin, y este se cumplirá. Aunque parezca que se demora en llegar, espera con paciencia, porque sin lugar a dudas sucederá. No se tardará. Ten cuidado. Es a Habacuc a quien se le dice que esta visión es para un tiempo futuro, no a ti. Tú tienes ese tiempo en tus manos, hoy. (4) ¡Mira a los orgullosos! Confían en sí mismos y sus vidas están torcidas. Pero el justo vivirá por su fidelidad a Dios. Cuando vemos a toda esa gente reventando de orgullo y soberbia, no podemos menos que preguntarnos por qué, una iglesia falsa y paralela, que llamamos Babilonia, diez veces más pecaminosa que nosotros. Ha sido utilizada por Dios para traer juicio a la iglesia genuina, dejando en evidencia que, verdaderamente, el juicio comienza por su casa. Simple: porque el Señor tiene necesidad de encontrar almas rectas, que no son las que abundan, en el aquí y ahora.

El orgullo está en todas partes y toma todo tipo de formas. Está en el hombre rico, orgulloso de lo que él tiene. Está en el hombre pobre, orgulloso de su “honra” al tener menos. Está en el hombre talentoso, orgulloso de lo que puede hacer. Está en el hombre de pocos talentos, orgulloso de su arduo trabajo. Está en el hombre religioso, orgulloso de su religión. Está en el incrédulo, orgulloso de su incredulidad. Está en el hombre establecido, orgulloso de su lugar en la sociedad. Está en el hombre contracultural, orgulloso de su condición de “marginado”. Está en el hombre docto, orgulloso de su inteligencia y saber. Está en  el hombre sencillo, orgulloso de su sencillez. Por eso me resisto a seguir con esa costumbre de denominar con el eufemismo de humilde a la gente carenciada de dinero. Nada que ver. Hay gente que no puede salir de su miseria por causa de su orgullo.

Si hay un pecado que es universal, ese es este, el orgullo. ¿En dónde no se encuentra? Examina entre los más altos y elevados del mundo, y allí lo encontrarás; y luego ve y busca entre los más pobres y los más miserables, y allí también lo encontrarás. Puede haber tanto orgullo dentro de los harapos de un mendigo como en la túnica de un príncipe; y una ramera puede ser tan orgullosa como un modelo de castidad. El orgullo es una criatura extraña; nunca se opone a su alojamiento. Vivirá bastante cómodamente en un palacio, y vivirá igualmente a sus anchas en una choza. ¿Hay algún hombre en cuyo corazón no aceche el orgullo? Puede ser especialmente peligroso entre el pueblo de Dios. Una vez, un hombre se acercó a un famoso predicador después de su mensaje y le dijo que había predicado un excelente sermón.

“Llegas demasiado tarde”, le respondió. “El diablo me dijo eso antes de bajar del púlpito”. Satanás puede decirle al hermano que ora que se sienta orgulloso de su habilidad para orar, al hermano en crecimiento que se sienta orgulloso de su crecimiento, e incluso al hermano humilde que se sienta orgulloso de su humildad. ¿Y sabes qué es lo más triste? Que se lo creerán. El asunto es que dondequiera que se encuentre el orgullo, siempre es odioso para DiosPorque el orgullo es incluso odioso para los hombres. Los hombres no pueden soportar a un hombre orgulloso; y por eso es que un hombre orgulloso, al que le queda algo de sentido común, ve a menudo que es así, y por eso trata de fingir modales de modestia. Parecerá humilde, cuando en realidad no lo es, si tiene la sospecha de que todos a su alrededor lo detestarán si saben que es orgulloso. Pero Dios no puede soportar el orgullo; es parte de su ocupación diaria derribar a los orgullosos.

Y en el final leemos: Pero el justo vivirá por su fidelidad a Dios.  Aquí sí te voy a retrotraer a la versión clásica y tradicional Reina Valera, porque este es un pasaje central del evangelio. Allí dice simplemente:  Mas el justo por su fe vivirá: En contraste con el orgulloso, está el justo. El principio de su vida es la fe, en lugar del orgullo que mira hacia sí mismo. La verdadera fe mira fuera de sí mismo, hacia el Señor, mientras que el orgullo siempre mira hacia uno mismo. Esta breve declaración del profeta Habacuc es una de las declaraciones más importantes y citadas del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento. Pablo lo usó para mostrar que el justo vive por fe, no por la ley. Estar bajo la ley no es el camino para ser justo delante de Dios, solamente el vivir por fe. Si eres declarado justo – es decir, aprobado – ante Dios, lo has hecho por una relación de fe. Si tu vida se trata de vivir bajo la ley, entonces Dios no te encuentra aprobado.

iii. En hebreo, la parte importante del versículo tiene solo tres palabras: “el hombre justificado”, “por su fe” y “vivirá”. Cada palabra aquí es importante, y el Señor la cita tres veces en el Nuevo Testamento solo para resaltar la plenitud del significado. Romanos 1:17, hablando del hombre justificado, dice: El justo por su fe vivirá. Hebreos 10:38, cuando se habla de la fe, repite: El justo por su fe vivirá. Y en Gálatas 3:11, al referirse a la vida cristiana, lo reitera por tercera vez: El justo por su fe vivirá.  Antes de su audaz declaración de la verdad del evangelio, Martín Lutero era un monje agustino. Como monje peregrinó a Roma y al cruzar los Alpes cayó gravemente enfermo. Mientras yacía enfermo sintió una gran agitación, tanto física como espiritual, y le vino a la mente un versículo que antes lo había conmovido: El justo por su fe vivirá.

Cuando Lutero se recuperó, se fue a Roma e hizo las cosas de turista que hacían todos los peregrinos. Un día llegó a la iglesia de San Juan de Letrán, donde hay una escalera que se dice que es del salón del juicio de Pilato. Era costumbre de los peregrinos subir esta escalera, pero nunca de pie, subían dolorosamente un escalón a la vez de rodillas, rezando y besando los escalones donde se creía que había caído la sangre de Jesús. Lutero llegó a este lugar y comenzó a hacer lo mismo que todos los peregrinos, porque el Papa prometió una indulgencia a todos los que subieran los escalones de rodillas y rezaran. Mientras hacía esto, Lutero recordó las palabras de Habacuc: El justo por su fe vivirá. Se dice que cuando recordó esto se detuvo, se puso de pie, caminó y se fue directamente a su casa en Alemania.

Algunos dicen que la Reforma comenzó en esas escaleras. Antes de que estas palabras vinieran a mi mente, decía Lutero, yo odiaba a Dios y estaba enojado con él porque, no contento con asustarnos a los pecadores con la ley y con las miserias de la vida, aumentaba aún más nuestra tortura con el evangelio. Pero cuando, por el Espíritu de Dios, entendí aquellas palabras: “¡El justo por la fe vivirá!”, “¡El justo por la fe vivirá!”, entonces me sentí nacido de nuevo como un hombre nuevo; Entré por las puertas abiertas al mismísimo Paraíso de Dios. Somos llamados a vivir por fe, y nada más. Algunos cristianos viven por devociones. Otros viven por obras. Otros por sentimientos. Y otros más según las circunstancias. Cada uno de estos no tiene sentido y quizás sea peligroso sin fe.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

septiembre 16, 2025 Néstor Martínez