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¿Vencedores de Qué?

Este ministerio lleva, desde su inicio, el nombre legado de Tiempo de Victoria. Suena lindo, se ha introducido en el corazón de todos aquellos que nos acompañan y, estoy seguro, en más de un caso forma parte positiva de sus oraciones. Sin embargo, hoy toca examinar y dejar bien en claro su significado. Si tomas tu diccionario tradicional del idioma español, te dirá que Victoria, es la superioridad demostrada en una lucha al vencer a un rival. Vencer, mientras tanto, que es la natural consecuencia mencionada, es derrotar, rendir el enemigo o adversario. También aventajar o superar en algún aspecto a los demás. Y por si eso no fuera suficiente, vencer es, asimismo, dominar las pasiones, impulsos o sentimientos. Nada menos.

Pablo les dice a los Romanos, en el octavo capítulo de su carta y en el verso 37: Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Eso es una estricta verdad y no creo que exista un minúsculo cristiano que se atreva a ponerlo en duda. Es lo que permanentemente nos baja de todos los púlpitos de predicación como manual de vida inamovible. En Cristo somos más que vencedores. Nadie osaría siquiera poner en duda una parte de esta palabra. De acuerdo, pero…¿Estamos como iglesia viviendo realmente esa palabra en nuestras vidas? No me respondas. No estoy aquí para intercambiar lamentos o quejas que sólo sirven para glorificar al diablo y sus demonios.

Lo que sí quiero, desde nuestra misma Biblia, esa que tal vez leemos todos los días, pero entendemos lo escrito sólo una vez a la semana, mostrarte algunos elementos que, estoy seguro, aportarán no sólo enseñanza, sino también unción que se manifieste en poder activo, elemento básico para obtener victoria en lo que se necesite. Para ese fin, voy a incursionar en un libro que lamentablemente no es justamente el más leído en nuestro pueblo: el de Apocalipsis. Se nos ha enseñado, de manera errónea, obviamente, que es un libro que sólo es conveniente que lo lean los maduros, porque a los más novatos puede confundirlos. No. Puede hacer que el Espíritu Santo los toque y les abra los ojos, que es distinto.

Apocalipsis 2: 7 = El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios. 

La primera pregunta que surge en un cristiano promedio, es: ¿Al qué venciere en qué cosa? ¿Qué es lo que debemos vencer? Usualmente, ya sea por lo que nos ha predicado por años y también de acuerdo al lugar en donde hemos oído esta palabra, la respuesta gira en torno a dos elementos considerados clave: vencer al pecado, o al menos a la tentación de pecar. O, en su defecto y ya entrando en terrenos de cierta mayor profundidad en lo sobrenatural, que generalmente va por fuera de esas enseñanzas de lo sobrenatural con razonamientos racionales que todavía se usan en muchos lugares, vencer en una guerra espiritual contra Satanás y sus demonios.

Si bien estos dos factores son reales y conforman un baluarte erigido en contra de nuestra fe, hay un punto más que creo Jesús también tuvo muy en cuenta. Vencer la incipiente frialdad de nuestros corazones, siempre proclives a alejarnos de nuestro primer amor. No vive su fe del mismo modo alguien que se convirtió hace una semana, que el que lleva más de veinte años asistiendo a una congregación cristiana. Habrá excepciones y gloria a Dios por ellas, pero todos sabemos que en gran mayoría, esto es así. Por eso es que el Espíritu Santo proclama este mensaje especialmente dirigido a las iglesias, que es como decir a las asambleas de representantes de Dios en la tierra. El cuerpo de Cristo, si así lo prefieres.

¿Y qué les dice? Que, si vencen, lo que sea de todo eso que hemos mencionado, les dará de comer del árbol de la vida. Cuidado; no está hablando de inmortalidad, si es que en un principio pensaste en eso. Te está diciendo que si vences, te permitirá vivir como se vivía en su maravilloso Edén, con la seguridad intacta, aquí sí, de acceder a la Vida Eterna, que hoy por hoy, conforme al vértigo de nuestra sociedad, sigue siendo la máxima duda a futuro de una gran parte de hermanos, aunque suene feo y pobre. También se refiere a quedar liberados de la maldición antigua que, como humanos, recibimos por causa de la caída de Adán. Ese simbólico árbol, está en el paraíso de Dios. El jardín de deleite donde Dios vive. ¡Nada menos!

Verso 11 = El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte. 

Si eres uno de los tantos lectores “formales” de la Biblia, que son aquellos que la leen por cumplir con un requisito que se les ha enseñado, les sirve para no quedar fuera de la consideración de Dios, cuando leíste este pasaje debes haber quedado pensativo un buen rato. ¿Segunda muerte? Sí, segunda muerte. Y no te lo voy a enseñar yo, sino tu propia Biblia. Vete a Apocalipsis 20:14: Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. ¿No terminas de verlo con claridad? Da vuelta la página y mira en el capítulo siguiente, el 21 y verso 8: Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Listo. ¿Ahora sí? La segunda muerte es el infierno. Y aquí te dice que si vences todo eso que mencionamos, no sufrirás ningún daño de esa segunda muerte.

Habría que añadirles a esas victorias que vimos anteriormente, el vencer las persecuciones. De acuerdo; los cristianos que viven en occidente no padecen persecuciones, como si les sucede a los que viven en algunos lugares de oriente. Pero eso es en lo literal. En lo espiritual, todos los creyentes padeceremos persecución del mismo modo. Cada uno, acorde a lo que haga o viva para el Reino. En lo personal, ninguno de ustedes tiene una mínima idea de lo que nos toca vivir cada semana para hacerles llegar todo este material. Desde innumerables hackeos informáticos, que en muchas ocasiones nos hicieron caer las páginas, hasta ataques sutiles pero visibles desde lo técnico u en otras áreas, siempre con la intencionalidad de quitarnos la paz y el tiempo para escudriñar, aprender y compartir en enseñanza. Es el precio a pagar y se paga. Ese también es un enemigo a vencer.

Verso 17 = El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe. 

Al que venciere. ¿Pecado? ¿Demonios? ¿Persecución? Sí, pero aquí concretamente se habla de una batalla permanente que libramos absolutamente todos los creyentes a la hora de nutrirnos, de alimentarnos. Nadie puede poner en duda que existe una altísima proporción de falsa enseñanza, matizada con un voluminoso porcentaje de inmoralidad, que se coloca casi de modo automático al servicio de lo falso. Esgrimir la genuina palabra de Dios, aunque fastidie y produzca heridas en doctrinas, adoctrinados y ministros no competentes, tiene que ser derramada porque, cuando eso sucede, es como si otra vez cayera del cielo aquel maravilloso maná que, en protección a lo que es verdadero, está escondido para cuando haya que alimentar a los vencedores.

Luego te dice que si vences, te dará una piedrecita blanca. ¿Qué es eso? En aquellos tiempos, eso se hacía como señal de amistad, como una especie de boleto para participar de un determinado evento, como señal de absolución de un tribunal en algún juicio o, lo más conocido, como premio especial a quienes hubieran resultado vencedores, tanto en lo guerrero y deportivo, como para soldados que retornaban de alguna expedición de conquista. No sería aventurado ni extraño entender que Jesús debió haber tenido algunas de estas cosas en su mente, cuando lo dijo. Lo concreto y verdadero es, que como quiera que fuese su concreción literal, de una manera u otra significaba una bendición, no algo malo. Lo más valioso y espiritual de esto, es lo que tiene que ver conque esa piedrecita sería dada con un nombre grabado en ella.

Y die que sería un nombre que nadie conocería, salvo quien recibiera el presente obsequiado. Hipótesis y conjeturas sobre esto, hay muchas. Que el nombre era el nombre de Dios. Que es el nuevo nombre que en el mundo espiritual tiene el creyente. Esta es muy sólida porque no es el único lugar donde se vislumbra eso. Una especie de nombre de relación íntima entre el Señor y cada uno de nosotros. Algo así como esos cariñosos apodos que las parejas de enamorados suelen adjudicarse uno al otro, y que sólo conocen ellos. Y el final, que tampoco es para omitirlo, es la idea de que ese nombre es el que tendremos en la eternidad, reemplazando al carnal y terrenal que utilizamos hoy. Ese nombre nos estaría esperando en aquel sitio final y definitivo, para sernos dado en el momento de arribar a él.

Versos 26-28 = Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana.

Aquí aparece otra cosa importante para vencer: la inmoralidad. No debemos de desanimarnos por completo debido a la inmoralidad que está a nuestro alrededor, aun entre los cristianos. La obra de Dios seguirá por medio de sus vencedores. Y en cuanto a darte autoridad sobre las naciones, ¿Significa que deberás participar en política para ser electo y gobernar? Ni lo sueñes. Amo la democracia, porque la alternativa a ella es la tiranía, pero el gobierno del cielo es espiritualmente monárquico; hay un Rey y el resto somos todos sus súbditos. La vara de hierro con que se gobernará, no tiene nada que ver con represión, carencia de empatía o soluciones parecidas surgidas más desde los recónditos pasadizos de las finanzas que del amor por un pueblo.

Vara de hierro es, exactamente eso que deja en evidencia. Amor fraternal, misericordia y entrega total hasta la propia vida, por aquellos que caminan por la senda del amor fraternal, de la misericordia y de la entrega total hasta la propia vida. Pero para los que eligieron los fáciles caminos de la trampa, el delito y la perversión, vara de hierro, que es como decir: justicia implacable. Salvo un pequeño porcentaje de gente que puede experimentar algún tipo de enfermedad que bloquee su entendimiento, en una gran mayoría, cada hombre y cada mujer sabe perfectamente si lo que va a hacer es bueno o malo. Si elige lo bueno, tendrá recompensa abundante aquí, ahora y después. Si elige lo malo, sabrá que lo más justo es que pague lo que corresponda pagar por ello. La estrella de la mañana que recibirán los buenos, es el mismo Jesús. Apocalipsis 22:16, dice: Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. 

Apocalipsis 3:5 = El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. 

Aquí, el vencedor será alguien que vivió de un modo que no se permitió jamás manchar sus vestiduras blancas, que son las que Jesús mismo le había dado, conforme a lo que dice el verso anterior.  La diferencia entre la mayoría muerta con obras imperfectas (Pero que tienen buena reputación) y las pocas personas que estaban agradando a Dios con pureza, es la cercanía con Jesús, que siempre está relacionada con la pureza. La muerte y la fachada espiritual de la mayoría de los cristianos está relacionada con vidas impuras, y con el compromiso con el pecado del mundo que los rodea. Es difícil decir si la muerte viene antes de la impureza, o la impureza viene antes de la muerte; pero, seguramente, están relacionadas.

Jesús explicó la absoluta necesidad de ser vestidos por Dios con ropas de pureza y justicia en la parábola de la fiesta de bodas. Allí dice, en Mateo 22:11-14: Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos. La verdadera justicia es recibir la cobertura de Dios, en lugar de intentar cubrirnos a nosotros mismos. Adán y Eva trataron de cubrir su propio pecado haciéndose delantales, pero Dios les proveyó una cobertura posterior que vino del sacrificio.

Y nos dice que si vivimos así, no borrará nuestro nombre del libro de la vida. Por esto es que, los vencedores, tienen asegurada su ciudadanía celestial. En el mundo antiguo, cuando alguien recibía una condena a muerte o la pena capital, las autoridades podían borrar el nombre de use antiguo ciudadano del libro de la ciudad, que era el registro de la ciudad. Y todo quedaba como si jamás hubiera vivido. El Cristo resucitado está diciendo que, si deseamos permanecer en ese libro, como ciudadanos de Dios, debemos de mantener la llama de nuestra fe viva. Ahora bien. La gran pregunta que surge automáticamente después de ver esto, es: ¿Alguien puede perder su salvación? ¿Esto significa que alguien es salvo un día, y su nombre está inscripto en el libro de la vida, y que si al día siguiente cae, su nombre es borrado y deja de ser salvo?

No es un tema menor y no hay ni habrá un genuino ministro del Señor que no escudriñe a fondo para explicarlo con corrección. Necesitamos ver primero el contexto de este texto de Apocalipsis 3:5. El enfoque es la “garantía”, así que no debemos pensar que los nombres están siendo constantemente borrados y vueltos a escribir conforme a sus conductas cotidianas. El enfoque aquí no es que Jesús está sentado en el cielo con un borrador. Al mismo tiempo, debemos de considerar lo que dice la Palabra sobre el libro de la vida. Hay un libro de la vida, y estará abierto y se hará referencia a él en el Día del Juicio. Esto significa que el libro de la vida es real, y será leído. Apocalipsis 20:12 lo detalla así: Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 

No es necesario que hagas trabajar tu imaginación si la tienes, pero es indudable que existe un libro de la vida. Si es literal, simbólico, digital o virtual, no lo sé, pero que lo hay, no tengo dudas. Y si existe un libro así, es porque en algún momento de nuestra existencia o post existencia, habrá quien lo consulte para determinar que destino tomará nuestra alma. Apocalipsis 20:15 hablar de algo así cuando dice: Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Hay un libro de la vida, y conocer que nuestros nombres están en él, es motivo de indescriptible gozo. Lucas 10:20 se refiere a esto. Mira lo que dice: Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

Yo sé que cuesta mucho a hombres con cierta preparación intelectual, por sinceros que sean al creer en Cristo, imaginar o entender esto. Pero lo cierto es que hay un libro de la vida, y hay cinco referencias diferentes acerca de que la gente es borrada del libro de la vida. Esto significa que la idea de ser borrado del libro de la vida debe de ser tomada en serio. Quizás sea simplemente un símbolo, no lo descarto, y ese nombre de la persona nunca estuvo allí para empezar. Aun cuando ese fuera el caso, el Señor quiere que lo tomemos con seriedad, porque hay algunos que por mera apariencia humana son salvos, pero no estarán en el cielo. A esto último, aunque nos estremezca por dentro y por fuera de sólo pensarlo, todos sabemos que indefectiblemente es y será así. Un viejo pastor dijo algo una vez que me quedó para siempre. “Ustedes no se imaginan cuanta gente que no esperaban encontrar en el cielo estará allí. Y cuanta que daban por hecho hallarlas, no estarán”.

En Éxodo 32:32-33 …hay algo más: que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.  Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a este raeré yo de mi libro. También hay una mención en el Salmo 69:28: Sean raídos del libro de los vivientes, Y no sean escritos entre los justos. Y, finalmente, leemos lo que nos dice Apocalipsis 22:19: Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. En las genealogías de la Biblia, hay dos libros mencionados: El libro de la genealogía de Adán. Génesis 5:1: Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.

Luego tenemos el libro de la genealogía de Jesucristo. Mateo 1:1: Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Es muy importante saber que el nacer de Adán no garantiza que nuestros nombres estén escritos en el libro de la vida. Pero el nacer de nuevo —nacer de Cristo Jesús— nos da esa seguridad. ¿Entiendes ahora, aunque más no sea parcialmente, el significado espiritual y para nada religioso de estar EN Cristo? Y finalmente dice: Confesaré su nombre delante de mi Padre: Esta es una sorprendente promesa. Tiene sentido que nosotros estemos dispuestos a confesar el nombre de Jesús. ¡Pero es sorprendente que Él no se avergüence de confesarnos! Es importante para nosotros aceptar a Jesús; pero es mucho más importante saber que Jesús nos acepta. Es importante para nosotros que Diops nos use, pero mucho más importante es que Dios nos apruebe.

Verso 12 = Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. 

A los vencedores se les dice que serán una columna en el templo de mi Dios. Las columnas son ilustraciones de fuerza, estabilidad, y de una digna belleza. La antigua ciudad de Filadelfia sufría de terremotos constantes. Cuando un edificio se derrumbaba en un terremoto, muy a menudo todo lo que quedaban eran esas grandes columnas. Jesús nos ofrece la misma fuerza, al permanecer firmes en Él cuando todo a nuestro alrededor sucumbe. La columna sostiene al edificio. Lo único que sostiene al pilar es el fundamento. Las verdaderas columnas en la iglesia sostienen a la iglesia, y ellos ven a Jesús como su fundamento de soporte. El vencedor tendrá un lugar de permanencia y estabilidad con Dios, en contraste con un lugar no seguro en este mundo.

El vencedor también recibiría muchos nombres (de Dios, de la Nueva Jerusalén, y el nuevo nombre de Jesús). Estos nombres son marcas de identificación, porque muestran a quien le pertenecemos. Estas son marcas de intimidad, porque muestran lo privilegiados que somos al conocerle a Él de maneras que otros no le conocen. Esto funciona bien con la imagen de una columna. En el antiguo mundo, se tenía una columna especial, con una inscripción, la cual era añadida a uno de los templos para honrar a un siervo fiel de la ciudad, o a un sacerdote distinguido. Filadelfia honraba a sus hijos ilustres al poner sus nombres en las columnas de los templos, para que cuando todos vinieran a adorar pudieran ver y recordarlos.

Apocalipsis 21:7-8 = El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.  Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

Aquellos que vencen (por medio de la fe en Jesús, disfrutan de una relación especial con Dios (Yo seré su Dios, y él será mi hijo). 1 Juan 5:5 dice: ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Pero los apóstatas y los que rechazan a Jesús tiene prohibida la entrada a la nueva Jerusalén. ¿Es suficiente la cobardía para mandar a una persona al Infierno? Juan no está hablando de la timidez natural; sino de la cobardía que, en su último recurso, hace que el hombre se escoja a sí mismo y a su seguridad antes que a Cristo. ¡Wow! ¿Alguien piensa estar por encima de esta tentación? Cuídate. Alguien habló de estos infieles cobardes, que entierran sus cuernos en cada montón de hierba que les toca, que tienen miedo de cada nuevo paso. A eso, lamentablemente, hoy también lo estamos viendo. No te preocupes ni te ocupes de ellos. Examínate a ti mismo, a ti misma, y luego ve si hay en ti lo que el Señor ha dicho que debe haber.

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septiembre 16, 2025 Néstor Martínez