Ministrar Como Dios Ministra

A mí me gustaría, antes de entrar a indagar sobre vida y obra de nuestro amigo Melquisedec, poder recalar en el fundamento básico de este estudio, que no es necesariamente la figura propiamente dicha de Melquisedec, sino su condición de dueño del orden de este nivel de Sumo Sacerdocio.

Para poder entender eso, entonces, lo mejor será que estudiemos a partir de lo que nos dicen los documentos de la historia bíblica, sobre que cosa era un sacerdote. Porque sabiendo lo que era, podemos estimar en este tiempo presente lo que debe ser y, esencialmente, establecer proféticamente lo que será en los próximos años.

Un sacerdote era un ministro especialmente designado para el culto, oficiando ante el altar, y ejecutor de ciertos ritos en nombre de la comunidad. Siendo mediadores entre el hombre y la divinidad, los sacerdotes constituían por lo general una casta entre los egipcios, madianitas, filisteos y griegos.

En los albores de la humanidad, eran los mismos individuos los que ejercían ciertas funciones religiosas antes de la organización del sacerdocio. Los patriarcas asumieron estas funciones para sus familias, como se observa en los casos de Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Job y otros. El caudillo de un pueblo estaba, asimismo, revestido del cargo sacerdotal.

En la época del éxodo había ciertos israelitas que poseían esta prerrogativa por derecho natural. El crecimiento de la cantidad de hebreos que recurrían a sus servicios parece haber llevado a los israelitas investidos de funciones sagradas a dedicarse a ello a tiempo completo.

Al establecerse el código levítico, sin embargo, el sacerdocio quedó limitado a la casa de Aarón. En épocas de desconcierto nacional y de apostasía, cuando Dios se manifestaba directamente a un hombre, éste reconocía de inmediato su derecho a sacrificar sin pasar por los mediadores oficiales.

Después del cisma, los israelitas piadosos del reino del norte no pudieron ya recurrir al sacerdocio oficial, que tenía su centro en Jerusalén, capital del reino de Judá, para poder ofrecer los sacrificios prescritos, muchos de los piadosos emigraron al reino del sur.

Como en la época de la apostasía de los Jueces, Elías preparó un holocausto excepcional, bajo la autoridad de Dios, en la guerra de Jehová contra Baal. Sin embargo, para evidenciar, además del poder de Dios, el hecho de que no había autorización para que los hombres asumieran una posición de independencia frente al santuario de Jerusalén en tanto que el Señor lo reconocía, fue Jehová mismo quien lanzó fuego desde el cielo para consumir ese sacrificio dispuesto por Elías.

Así, no se puede presentar este sacrificio de Elías como “un ejemplo de ofrecimiento de sacrificios de israelitas piadosos en el reino del norte” con independencia del sacerdocio aarónico centrado en Jerusalén. Los israelitas verdaderamente piadosos debían ofrecer sus sacrificios no por sí mismos, sino en Jerusalén.

El pueblo de los hijos de Israel, llamado en el Sinaí a formar una nación organizada, recibió al mismo tiempo un santuario y un cuerpo sacerdotal dignos de Jehová. Aarón y sus hijos fueron los designados para el sacerdocio, declarado hereditario, y reservado a la familia de Aarón.

Todos los hijos de Aarón que no adolecieran de defectos corporales eran sacerdotes. Cuando se menciona su clase, se trata de los “sacerdotes” o “sacerdotes hijos de Aarón”, alusión a su ascendencia; también se los nombra como “los sacerdotes levitas”, haciendo referencia a su tribu.

Más tarde, se dijo: “Los sacerdotes levitas hijos de Sadoc”, que es designación de una rama de la familia de Aarón. Esta manera de designar a los siervos del culto era corriente, al mantenerse la distinción entre los simples levitas, ayudantes en el acto del sacrificio y los sacerdotes propiamente dichos. El sacrificio sobre el altar del Tabernáculo y el uso del Urim y del Turim estaban estrictamente reservados a la familia de Aarón, como lo demuestra la historia.

Los sacerdotes tenían tres deberes esenciales: 1) El servicio del Señor en el santuario. 2) La enseñanza de la Ley al pueblo. 3) Consultar a Jehová por el pueblo, mediante el Urim y el Turim. Estaban sometidos a normas muy particulares y les estaba prohibido casarse con una mujer deshonrada o repudiada.

Ellos tenían que casarse, (Porque nadie les prohibía casarse y fundar sus propias familias); con una israelita que fuera, o bien virgen, o viuda, y cuya genealogía estuviera comprobada. En el ejercicio de sus funciones llevaba vestiduras sagradas, cuyo uso estaba prohibido fuera del Templo.

Esta se conformaba de: Una especie de calzón que iba desde la cintura hasta los muslos, una túnica ajustada al cuerpo, de una sola pieza, sin costura, que llegaba a los tobillos, y ceñida sobre los riñones con un cinto bordado con colores simbólicos, y un turbante. Todas estas piezas eran y tenían que ser de Lino Fino.

En las ceremonias religiosas, tanto los sacerdotes como los levitas, llevaban un sencillo efod de lino. Cabe consignar que no era obligatorio llevar estas vestiduras, que no tenían comparación posible con el lujoso efod del que oficiaba como Sumo Sacerdote.

Los sacerdotes descendientes de Aarón, (Sin duda, la tercera generación); recibieron, en conformidad con la regla mosaica, trece ciudades con sus pastos y tierras, suficientes asimismo para sus descendientes, cuyo número aumentó considerablemente con el transcurso de los siglos.

Es por ello que los sacerdotes fueron divididos por David en veinticuatro órdenes. Durante las semanas de grandes solemnidades, los veinticuatro órdenes oficiaban simultáneamente, pero por lo general sólo un orden efectuaba su servicio cada semana; el cambio tenía lugar el sábado, antes del sacrificio de la tarde.

 Del exilio babilónico sólo volvieron cuatro órdenes sacerdotales con Zorobabel; sin embargo, más tarde fueron reconstituidos los veinticuatro órdenes. Los sacerdotes estaban constituidos en una jerarquía encabezada por el sumo sacerdote.

Inmediatamente por debajo de él se hallaba un sacerdote que posiblemente pueda ser identificado como el “príncipe de la casa de Dios” y con el “jefe de la guardia del Templo”. Los principales sacerdotes mencionados en el Nuevo Testamento eran el sumo sacerdote reinante, los sumos sacerdotes precedentes aún vivos, y los miembros de las familias.

La confusión política reinante y la dominación extranjera habían invalidado de facto las provincias de la Ley en cuanto a la sucesión del sumo sacerdote. Ya desde los tiempos de los Seléucidas, y como también sucedía con los romanos, el cargo del sumo sacerdocio estaba sometido a los avatares políticos. Los romanos designaban y destituían a su placer a los hombres de este importantísimo cargo.

En el Antiguo Testamento, la jerarquía religiosa se presentaba de la siguiente manera: 1) Aarón, (O su sucesor), el sumo sacerdote, que tenía acceso una vez al año al Lugar Santísimo en el día de la expiación. 2) Los sacerdotes y sus ayudantes los levitas, que ejercían el servicio del santuario. 3) El pueblo, que podía presentar sus ofrendas en el lugar ante el altar de los holocaustos.

En el Nuevo Testamento, Cristo es nuestro único y perfecto Sumo sacerdote. Los creyentes constituyen, todos ellos, un regio sacerdocio; la multitud que debe ser evangelizada y llevada ante la cruz del sacrificio expiatorio, la clave del camino que conduce a Dios.

Así es que, admitiendo plenamente los dones y ministerios particulares, el cristianismo no reconoce ningún tipo de clero (Lo que estás leyendo), ninguna casta separada de sacerdotes, (Lo que vuelves a leer), en el Nuevo Testamento la Iglesia entera es un  reino de sacerdotes.

Entonces, será muy bueno y productivo comenzar a adentrarse en el estudio, análisis y conocimiento revelado de esta emblemática figura llamada Melquisedec, porque de todo lo que emane de él, podremos vislumbrar las condiciones del futuro sacerdocio.

EL SACERDOCIO DEL TERCER MILENIO

¿A ti te agrada leer los salmos? ¿Puedes extraer de ellos la riqueza de los depósitos espirituales acumulados allí, o solamente te regocijas en tu corazón, en tu alma, en tu mente, en tus emociones, con el romanticismo casi poético que los salmos tienen?

 Si tú llegaras a estar en esta última condición, lo que voy a compartir en este trabajo, quizás te signifique toda una novedad; casi una revelación podría arriesgar. Sí, en cambio, tienes ojos espirituales como para ver profundidades, esta enseñanza te va a despertar algunos interrogantes que seguramente te habrás formulado en más de una oportunidad.

(Salmo 110: 1)= Jehová dijo a mi Señor: (Recuerda que el que está hablando es David, que Jehová es Jehová y que su Señor, indudablemente, es su futuro descendiente: Cristo) siéntate a mi diestra, (Sentarse, en el idioma del Reino de los cielos, no es depositar tus glúteos en un sillón, sino tomar una posición espiritual más elevada) hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

(2) Jehová enviará desde Sión (Desde la Iglesia. En la tipología simbólica del Nuevo Testamento, Sión siempre representa a la iglesia. Pero a la iglesia, no al montón humano sentado en decenas de bancos de un templo), la vara de tu poder; (Es decir: la autoridad del poder de Cristo) domina en medio de tus enemigos.

(3) Tu pueblo (Esto es: tú mismo, tu esposa, tu marido, tus hijos, tus padres, tus hermanos de sangre) se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, (No habla de un día cronológico; habla del día en que el pueblo decrete y active por fe ese poder) en la hermosura de la santidad. Desde el seno de la aurora tienes tú el rocío de tu juventud.

(4) Juró Jehová, (Cuidado que es Dios mismo el que está jurando, no lo olvides. Y recuerda que como Dios no tiene nada más grande o elevado por lo cual jurar, jura por sí mismo. Si fallara a su juramento, Dios dejaría inmediatamente en ese momento de ser Dios. Él no trasgredí sus propias leyes) y no se arrepentirá; tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

Muy bien: aquí está el extremo de este ovillo, la punta de esta madeja. Porque tú, al igual que yo mismo y que muchos otros, hemos leído este texto, nos hemos enterado que el sacerdocio de Cristo es según el orden de Melquisedec, nos hemos dado por informados y satisfechos, y gloria a Dios, y aleluya, ¿No es cierto?

Pero ni por asomo se nos ha ocurrido, (¿O debería decir: se nos ha revelado?) a una gran mayoría, preocuparnos por saber: Número Uno: ¿Quién es Melquisedec? Número Dos: ¿Qué significa un sacerdocio según el orden de Melquisedec?

Particularmente, algo he leído y algo he oído de otros buenos siervos del Señor. Pero nadie o casi nadie han encarado un trabajo extenso, serio y nutritivo respecto a una figura que, en primera vista, no parecería tener demasiado relieve, pero que si afirmamos que nada menos que Jesús tiene un sacerdocio con su nombre, se presenta al menos como sumamente interesante, ¿No crees?

He escrito y predicado oralmente muchos estudios donde se nombra a Melquisedec y se hacen algunas consideraciones respecto a su persona, a su historia, a su significación para el Reino de Dios y para lo que realmente implica tener un ministerio conforme a su espíritu.

Recuerdo haber aceptado, en cada ocasión que leí u oí esa palabra, que era genuina. Recuerdo haberla creído y puesto por obra, por lo tanto asumí por consecuencia el derecho y la libertad de tomar, de aquellas enseñanzas recibidas, algunos puntos muy primarios a partir de los cuales podré compartir contigo la parcialidad y la totalidad de este trabajo.

Es un fundamento sumamente valioso, porque creo que Dios está haciendo hoy y ahora, y no tiene sentido reducirlo a una mínima proporción cuando su difusión se hace imperiosa. De allí que convendrá saber desde los documentos fríos e informativos, lo que históricamente se sabe sobre Melquisedec.

PRESENTACIÓN EN SOCIEDAD

En principio, tendrás que saber que Melquisedec se traduce como Rey de Justicia. Se dice que era el Rey de Salem, probablemente Jerusalén y sacerdote del Altísimo. Fue al encuentro de Abraham, victorioso de la batalla de los reyes que habían llevado preso a Lot; le ofreció pan y vino, y lo bendijo.

Por su parte, dice la historia que el patriarca le dio el diezmo del botín. ¿Diezmo? ¡Pero si el diezmo es cosa de la ley! ¡Ah, no sé! En la Biblia dice que le dio los diezmos de todos. Y eso pasó más o menos unos cuatrocientos años antes que apareciera la ley. ¿Qué te puedo decir?

Es la carta a los Hebreos la que realiza unan notable aplicación tipológica de esta misteriosa aparición.  Fíjate que Aarón, con todos sus sucesores, era una figura anticipada de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, considerado sobre todo en su obra de expiación.

Sin embargo, al ser Aarón pecador y mortal, su sacerdocio se tenía que transmitir en constantes interrupciones; por otra parte, era insuficiente porque no podía ofrecer más que símbolos (Los sacrificios de animales); que representaban el gran sacrificio de la cruz.

El redentor del mundo, considerado en su resurrección y oficio perpetuo, tenía que ejercer un sacerdocio de un orden totalmente diferente. Allí nace la figura símbolo de Melquisedec. ¿Por qué? Por varias razones que enumero:

Melquisedec era: Rey y sacerdote, de la misma manera que Cristo será Rey y Sacerdote sobre su trono. Rey de justicia según el significado de su nombre, y Rey de paz, dos términos que también caracterizarían al Mesías.

Melquisedec era sin padre, sin madre, sin genealogía, no tenía principio ni final de días o de vida. Se ignoran su principio y su fin; no figura en ninguna genealogía levítica, única reconocida; se ignora incluso quienes fueron su padre y su madre.

En eso es que Melquisedec es tipología de Cristo eterno, que aparece súbitamente en medio de Israel sin descender de Aarón y sin pertenecer a la tribu sacerdotal, y que por el poder de su resurrección queda como nuestro sumo sacerdote para siempre.

A diferencia de Aarón, es mediante juramento que Dios confiere directamente a su Hijo este sacerdocio, de la manera que la consagración de Melquisedec no fue hecha por el camino establecido en Israel.

(Hebreos 6: 13)= Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, (Que en él serían benditas todas las naciones) no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo.

Ya te lo anticipe: conforme a la ley de Dios, cuando tú juras, haces un pacto inmutable e inamovible. O cumples con el juramento o te deshaces en mil pedazos. Por eso Cristo le ordena al hombre que Él sabe que es imperfecto e inconstante -, que no jure. No es una ocurrencia dictatorial, ¡es un favor sin cargo!

 Porque no desea que el hombre se autodestruya totalmente por la ligereza de un juramento. Muchos de los que todavía juran, hoy, -incluso por Dios y los Santos Evangelios-, no saben a lo que se exponen. La historia y sus hechos nos muestran que de un modo u otro, la ley de Dios se cumple.

En Argentina, la mayor parte de los funcionarios públicos y políticos que asumen responsabilidades, continúan efectuando un juramento “de práctica” que se realiza colocando su mano derecha sobre, precisamente, el libro que dice que no debemos jurar.

Fuera de aquellos que por ser de otros credos religiosos o simplemente ateos que no creen en la existencia de algo trascendental, la mayoría que dice ser cristiana, jura por Dios, La Patria y estos Santos evangelios, desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de…que me ha sido conferido. Si así no lo hiciere, que Dios y la Patria me lo demanden.

Hace aproximadamente cincuenta años que tengo el suficiente uso de razón y memoria como para recordar y poder asegurarte que, mi patria ha demandado muy pocas veces a los muchos que la estafaron, mintieron, corrompieron y hasta robaron y asesinaron, pero Dios…¿Quién puede saberlo? Yo confío que sí lo ha hecho. Como dicen los abogados al final de un escrito: Será Justicia.

Aquí dice que Dios, no encontrando uno mayor que Él para jurar su promesa a Abraham, juró por sí mismo. Es decir que le dice: Yo te juro que voy a hacer esto contigo, Abraham. Y si no lo hago, me deshago en mil pedazos.

 Entonces pregunto: ¿A cuántos de los que están leyendo esto les gustaría llevar a Dios a hacer un pacto personal al máximo? ¡No me lo puedo imaginar! Que se acerque a ti, te llame por tu nombre y te diga: Yo te prometo (Aquí pon tu nombre) que haré contigo tal cosa y si no te la cumplo, yo, Dios me deshago. ¡¡Aleluya!!

(Verso 14)= Diciendo: de cierto te bendeciré con abundancia (¿Acaso abundancia de dinero? No específicamente, aunque la incluya. Porque la abundancia de Dios es mucho más que un fajo de billetes de…(Ponle la moneda que mejor te caiga)  y te multiplicaré grandemente. (Atención con esto: multiplicar es aumentar algo que ya existe, no establecer algo nuevo. Si no tienes un número previo, no puedes multiplicarlo)

(15) Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa. (Aquí hay un detalle que vamos a tener muy en cuenta: Abraham alcanzó la promesa. ¿Qué quiero decir? Que la promesa no le cayó del cielo como una pluma frágil que viene bamboleándose con el viento. Él tuvo que salir a alcanzarla)

(16) Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. (Hay gente que jura por su madre, por la luz que lo alumbra, por su propia vida y por el mismísimo Dios. ¿No entendieron?)

(17) Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; (Te recuerdo que Inmutable significa: No mudable, que no puede ni se puede cambiar. Que no siente o no manifiesta alteración del ánimo).

Fíjate que el juramento que Él hace a Abraham, incluye a los herederos de la promesa. Y nosotros, en Cristo, según Gálatas 3: 28 y 29, somos los herederos de la promesa. O sea que, por cuenta suya, Dios jura por sí mismo. Para que te sientas seguro y tengas la certeza de que la herencia, efectivamente, viene.

(18) Para que por dos cosas inmutables, (Ya sabes lo que es algo inmutable) en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.

(19) La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, (Lo que aquí vemos es que Jesús atravesó un velo. Pero no lo atravesó porque Él era bueno, o era grande, o mejor que nosotros; lo atravesó como primogénito en esperanza y confianza en cosas inmutables en las cuales Dios no puede mentir.)

 Y esto te dice a ti, -además-, que hay otro grupo de gente que va a poder cruzar el mismo velo. Precursor, tú lo sabes, quiere decir: uno que va primero, pero que mantiene la puerta abierta para que usted entre después.

Es decir que Cristo es el patrón y nosotros el cumplimiento. Y eso a pesar que todavía hay muchos en la iglesia que están pensando que Cristo viene a rescatarlos de sus problemas terrenales. No te confundas. Cristo va a fortalecer lo que tú hagas, pero tendrás que hacerlo tú. Dios Padre no colgó de la cruz; Jesús estuvo allí.

Hay gente que está pensando en atravesar el velo. Que está trabajando denodadamente contra su propia alma, su propia carnalidad y hasta contra sus propios deseos corporales para cruzar ese velo. El mismo que atravesó Cristo y que fue ni más ni menos que su propia carne.

Lo que te estoy diciendo es que hay gente que va a atravesar el velo llamado “la carne” y va a entrar en otra dimensión, aquí en la tierra, viviendo más allá de las limitaciones de la carne, aquí en la tierra. ¿Lo crees probable? ¿Lo crees posible? Ten cuidado: el hombre tal piensa, tal es. Si tú crees que es posible, es posible. Si crees lo contrario…

Eso, para que lo entiendas definitivamente, sería vivir del otro lado de ese velo, donde la conciencia de la muerte ya no te atribula ni te atemoriza. ¿Por qué aún te produce ambas cosas, verdad? No me mientas y te mientas aparentando lo que todavía no has llegado a ser.

Porque la muerte, en suma, es una sensación angustiosa que viene de tu razón. Para Dios la muerte no existe. ¿Eh? Dije que para Dios la muerte no existe. Porque estar ausente del cuerpo –equivalente a morirse- es estar presentes en Él, lo entiendes?

Visto desde la perspectiva de Dios, tú nunca te mueres. Porque, -dice su Palabra-, el hombre fue escogido desde antes de la fundación del mundo, no cuando el hombre nace. El hombre tenía vida antes de nacer y tiene vida después que muere.

¡Ah, no, eso no puede ser! ¡Si yo no tengo memoria de mi tiempo anterior al nacimiento! ¿Y por qué tendrías que tenerla? Basta. No pongas en tu raciocinio mental finito conceptos y principios espirituales eternos. El hombre tenía vida antes de nacer y la tendrá después de morir.

Cuidado con lo que estás entendiendo. ¡Esto no es filosofía oriental, es Biblia! No te estoy hablando de reencarnación, por favor, te estoy hablando de predestinación global que tú, con tu decisión personal, puedes llevar a lo individual.

DEL OTRO LADO DEL VELO

Sabemos que somos hechos en semejanza a Dios. Lo enseñamos en nuestras escuelas, lo predicamos en nuestras iglesias y lo repetimos como papagayos, pericos o loros, como les llames. Lo que no hemos visto, todavía, es hasta qué nivel alcanza esa imagen y semejanza. El día que podamos verlo, ya no le tendremos tanto miedo a la enfermedad y a la muerte.

Ahora bien: para poder superar este tipo de emociones, hay que vivir del otro lado de la carne, porque si vivimos de este lado del velo, no lo conseguiremos nunca. Un detalle: hasta que no entramos en esa dimensión, no somos amenaza para el enemigo.

Lo que oíste, no me equivoqué ni me endemonié, es lo que dije porque así lo certifico con hechos concretos. No podemos hacerle ningún daño a Satanás mientras nos desvivimos guardando este bastión tan débil llamado cuerpo de carne. Por eso es que dice: “El que quiera salvar su vida”…

El verso 19, termina diciendo: …hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

Aquí nos volvemos a encontrar otra vez con este hombre: Melquisedec. Cristo es sacerdote según los principios del sacerdocio de Melquisedec. Por eso es que los fariseos tenían más que visibles y notorios problemas con Cristo.

Porque Cristo no era de la tribu de Leví y dentro del sacerdocio levítico, dentro de la ley que prevalece en el tiempo de los fariseos; si tú vas a ser sacerdote, las leyes que te gobernaban eran las leyes levíticas. Tú no podías ser sacerdote de un orden y vivir bajo otro gobierno.

Estamos en tiempos de restauración y reforma. Y cuando hay una reforma, hay un cambio de sacerdocio. Pero cuando hay un cambio de sacerdocio, se impone también un cambio de ley. No se puede cambiar un orden sacerdotal y operar sobre los mismos principios que el orden que se está reformando.

Presta atención al texto que dice: “Hecho Sumo Sacerdote para siempre”, según el orden de Melquisedec. Es decir que lo primero que da a entender, es que este es un orden eterno. No ministra bajo el yugo de las tribulaciones temporales; Vive en un nivel que está más allá del velo de lo temporal; es un ministerio que no está limitado por el tiempo cronológico.

Entonces, no es simplemente otro líder, otro pastor, otro ministro, otro título. Es una naturaleza, una posición espiritual, una sustancia que iguala en título. El orden de Melquisedec es eterno. Es antes que lo levítico y posterior a lo levítico también. ¿Lo estás entendiendo? Espero que sí lo entiendas, porque entender esto es básico para poder entender lo que viene.

 Dice Cristo: “Tú, Señor, ministra según estos principios y Él es el primogénito”. Esto es: el orden de Melquisedec es, en suma, un compendio de principios gubernamentales de una ley que gobierna el Nuevo Testamento.

El problema es que nosotros, en pleno siglo veintiuno, todavía andamos en leyes y legalismos del siglo pasado. Aún dentro de la restauración, la reforma y la renovación, no terminamos de entender la gracia. Satanás pelea con celulares y misiles, la iglesia lo enfrenta con señales de humo y bayonetas.

(Hebreos 7: 1)= Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo.

Lo primero que tenemos que hacer, es notar el tiempo en que aparece Melquisedec y compararlo con el actual para comprobar si este orden está llamado a aparecer una vez más y en qué condiciones. Presta atención a esto porque es la primera llave para abrir el contenido.

¿Qué atmósfera, qué cultura, qué incidentes rodean la aparición de Melquisedec? ¿Qué sucedió en la tierra en la que apareció este hombre? Porque pensemos: aquello que hizo que apareciera entonces, es lo mismo que tendrá que volver a suceder para que vuelva a aparecer.

Dice que él salió a recibir a Abraham. Es evidente que Abraham hizo algo más allá de lo levítico; algo más que el entendimiento del hombre. Tan espectacular fue lo que hizo, que Melquisedec dispone ir a darle una mano apareciendo como dos mil años antes de su tiempo.

Lo cierto y real es que Abraham conoció a este misterioso hombre, aproximadamente unos quinientos treinta años antes de que existiera un solo levítico sobre la tierra. ¿Qué significa esto? Que Melquisedec es pre-levítico, pero también post-levítico.

Entiende esto: mucho tiempo antes que apareciera la ley, Abraham ya estaba operando en este orden, ¿Lo estás viendo? Esto quiere decir que él entró en un orden sacerdotal o espiritual que, en realidad, no comenzaría efectivamente hasta dos mil años después.

La incógnita o incertidumbre, es: ¿Qué cosa produjo esa aparición en el plano de los tiempos cronológicos? No lo podemos decir con exacta y milimétrica precisión, pero lo cierto es que esa aparición afectó todas las edades y todas las generaciones de la Biblia.

Ahora presta atención  a esto porque tiene que ver con las bases de esta historia y con las bases de este estudio. Esta es la misma clase de gente que Dios está levantando hoy. Una gente que está construyendo algo que es eterno, no temporal.

¿Y que particularidades tiene esa gente? Es una gente que afecta generaciones con lo que hace, no necesariamente con su vida. Ahora bien: ¿Cuales son las condiciones que prevalecen notoriamente en el marco de la aparición de este personaje?

 (Verso 2)= A quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo.

Mucha atención con este punto del tema. Porque es un asunto muy adecuado para todos aquellos a quienes no les agrada diezmar y buscan en la Biblia diversos textos que les sean útiles para afirmar sus posiciones y, de paso, tranquilizar sus conciencias.

Estamos viendo con total nitidez y precisión, que mucho tiempo antes que existiera siquiera algo parecido a la ley, ya existía algo llamado diezmo. Porque dice que Abraham, le dio a Melquisedec los diezmos de todo. ¡De todo! ¿Entiendes lo que esto significa?

Y se lo dio a un individuo que apareció nada menos que dos mil años antes de lo que se tenía previsto. ¿Quieres que te lo pase en limpio así lo ves con más claridad? Había diezmo antes de la ley, había diezmo durante la ley y, bajo diferentes condiciones, eso es cierto, también hay diezmo después de la ley.

Ahora ve y quéjate a Sociedades Bíblicas, a mí no me digas nada. Además, yo no te pido, no te sugiero, no te presiono, no te manipulo ni te comprometo a que lo des. Es un asunto del señor y tuyo. Tú sabes como está tu corazón y de que color están tus vestiduras.

Porque, fíjate que después viene Cristo, Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec, que es lo que realmente interesa, no tanto el tiempo cronológico en que se desarrolla lo que vamos a mencionar. Y Él viene diezmando, ¿Qué me dices?

¿Cómo que de donde saco esto? Recuerda: ¡Oh fariseos, hipócritas! Que diezmáis la menta y el comino, pero olvidáis la misericordia y la justicia; os es necesario (Dice Jesús, no un fariseo), hacer esto sin dejar de hacer aquello. ¿Verdad que lo recuerdas?

Tengo una buena noticia para ti. O no tan buena, depende de ti. El diezmo es eterno. Si tú no estás diezmando, sea por la causa que sea, sea por el argumento que sea, es más que indudable que no estoy hablando contigo.

YO DIEZMO, TU DIEZMAS, ¿Y ELLOS…?

Sé lo que me puedes responder porque yo mismo he respondido con esas mismas palabras. Y sé también que más del ochenta por ciento de lo que me digas, quizás es bien cierto, tal como lo era cuando yo lo decía. No le hace. ¿Por qué?

Porque se supone que estoy hablando con la iglesia genuina, no con la nominal, religiosa o babilónica. Ni siquiera alcanzo a hablar con la iglesia evangélica en su conjunto, porque dentro del conjunto, tal como si fuera uno de carácter musical, hay algunos integrantes que desafinan muy feo.

Había una ley sobre el diezmo que, efectivamente, fue borrada por la gracia. Este es el punto número uno y toma nota de él, por favor. Pero, conjuntamente con la ley, tú lo sabes muy bien, había una promesa de Dios para quien la cumpliera. ¿Lo recuerdas?

Entonces, el problema con el cual nos encontramos ahora, es que si bien la ley fue caducada por la gracia, la promesa no. La promesa, por su parte, sigue intacta. Entonces, hoy, suponiendo que tú diezmes, ya no lo estás haciendo por la ley, sino para acceder a la promesa que es inalterable.

El caso es que la iglesia siempre d su diezmo. Y lo trae, tal como dice la palabra, y no por la ley, con destino al alfolí. Alfolí, tú ya lo sabes porque lo he enseñado en otros estudios, es equivalente a Granero. Y granero es el lugar en el que se guarda el alimento.

Muy bien; ¿Quieres algo para estudiar, para escudriñar y para buscar revelación? Entonces ponte a estudiar el Alfolí. Yo ya lo hice y encontré decenas de “perlas” preciosas. Hazlo tú porque, seguramente, el Espíritu Santo te revelará otras tantas que yo no he visto.

Haz eso: estudia el Alfolí, pero no el diezmo. Porque el diezmo es una promesa, se da y funciona, eso es todo. El alfolí, en cambio, es otra historia muy diferente porque, si un día el Señor te mostrara tal cual Él lo ve, es probable que a ti se te caerían las medias aunque estuviéramos en  pleno verano.

Porque todo esto, mi amado hermano o hermana, no es una mera y simple doctrina particular. Tampoco se trata de una tesis revolucionaria de la materia de Teología Abarcativa. ¿Sabes que es? ¡Es Biblia! ¡¡Y siempre estuvo allí!!

Y dice que Abraham le dio a este muchacho los diezmos de todo. ¡Un momento! ¿Qué cosa entendemos por los diezmos de todo? Algo así como los diezmos de su dinero, los diezmos de su tiempo, los diezmos de toda su vida de fe y de trabajo. ¿Alguien tiene algo más par añadir?

…Cuyo nombre significa primeramente Rey de Justicia, y también Rey de Salem, esto es, rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principios de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.

(4) Considerad, pues, cuán grande era este, a quien aún Abraham el patriarca dio diezmos del botín.

Quiero recordarte una vez más, por si se te hubiera olvidado, que el escritor escribe esta carta al pueblo judío. Y que Abraham, pese a no ser judío él (Era de Ur de Caldea), era el máximo referente de los judíos.

¿Máximo referente hasta que grado o medida? Hasta el total, el máximo, el más alto, el de mayor nivel. Decir Abraham con los judíos, era como esgrimir una llave maestra capaz de abrir las puertas de una conversación bien válida. Casi un salvoconducto racial.

Y lo que el misterioso escritor de la carta a los Hebreos le está diciendo a ellos, es que hay un nuevo orden en la tierra. ¡Y fíjate si será grande ese nuevo orden, que hasta Abraham le entregó todos sus diezmos! Solamente esto último, logró que los judíos le prestaran atención con bastante seriedad.

Después dice que el tal Melquisedec, no tiene genealogía. Esto significa algo muy específico, muy del orden interno y doméstico de la iglesia, pero también algo muy importante. Si no se cuenta con genealogía (Hijo de, nieto de, padre de), por el orden levítico, no se puede acceder al derecho de ministrar.

No es poca cosa, ¿Eh? Ahora bien: ¿Quién es, entonces, este misterioso individuo que no tiene principio, que no tiene fin, que no tiene padre ni madre? No te olvides que, conforme al orden levítico, el derecho a la herencia, al linaje y a existir, directamente, se basaba en tu árbol genealógico.

Eso era lo básico, lo primordial, lo primero en lo que desde afuera, se prestaba máxima y especial atención. Esto, una vez más voy a repetirlo, te anulaba totalmente si eras un “N.N.” Si no tenías el clásico documento que decía que tú eras hijo de, nieto de, sobrino de, padre de, esposo de y cuñado de, tú no existías. Así se sencillo.

Sin embargo, y pese a todo lo que te estoy contando, aquí se nos aparece alguien que, evidentemente, no tiene nada de eso. ¿Y que hace Abraham al respecto? Abraham, el mismísimo Abraham, se saca el sombrero (Simbólicamente hablando), ante su presencia. ¿Qué te parece?

En los originales, donde leemos en el verso 4 que dice Cuan grande era este, se puede leer Este hombre. Y te lo digo, porque Melquisedec aparece, – repito -, quinientos treinta años antes que la ley. Hay muchos que suponen o creen que es una teofanía, es decir: una aparición etérea, fantasmal. Son teólogos, comentaristas y eruditos, no improvisados.

Sin embargo, no interesa demasiado lo que la gente cree o no cree. La Biblia dice que es un hombre. Si se manifestó, si se dejó de manifestar, si se encarnó en una figura humana o lo que a ti se te ocurra, no lo sé.

Lo único que sí sé y puedo decirte con valor de certeza, es que cuando él aparece, la Biblia lo llama Hombre. Y eso tiene cierto valor, porque cuando tú apareces en el planeta, la Biblia también te llama Hombre. Y tú existes desde antes que tuvieras un cuerpo, ¿No es así?

Otra más: este buen hombre, Melquisedec, conocía al sacerdocio mucho antes que el sacerdocio fuera establecido. Y aquí vemos al escritor de Hebreos, tratando de enseñar la supremacía de Cristo por sobre Moisés, diciendo que hay un nuevo camino por el cual poder acercarse al trono de Dios.

Entonces todo el mundo se devana los sesos y trata de descubrir cual es ese camino, porque todo el mundo anhela acercarse a Dios y tener máximo e íntima comunión con Él. Muy bien, aquí está la pista. Ese acercamiento es por el velo. Y el velo, mi querido amigo, en este contexto, viene a ser tu propia carne, ¿Lo estás entendiendo?

Yo no sé si te has caído en la cuenta que, a esta altura, esto nos está hablando de un sacerdocio que tiene acceso al mundo eterno. Un sacerdocio que no funciona sobre las leyes y principios del viejo Aarón.

¿Por qué sucede todo esto? Porque cuando hay una reforma en marcha, (que es lo que estamos viviendo en este tiempo presente), siempre hay un nuevo fundamento, una nueva esfera o ámbito de las realidades para el sacerdocio.

Ahora bien; cuando cambia la iglesia por medio de una profunda reforma, el sacerdocio también tiene que cambiar profundamente par poder seguir estando alineado con la iglesia. De otro modo habría un desmesurado desfasaje que traería innumerables problemas.

El mayor problema hoy en día, es que quieren cambiar a la iglesia, pero se resisten a cambiar el sacerdocio. Es más: pretenden cambiar y reformar a la iglesia mediante la tarea de hombres y mujeres que no están ni renovados ni reformados por el Espíritu Santo. Sencillamente incoherente.

Y mucho cuidado, porque no estoy hablando de hombres concretos ni de nombres y apellidos específicos, aunque implícitamente los incluya. Tampoco estoy hablando de posiciones o títulos; estoy hablando lisa y llanamente de sustancia, de principios espirituales sobre los cuales debemos operar.

¿Cómo es que dice la palabra? Considera cuan grande, ¿No es así? De acuerdo; la palabra GRANDE, aquí, es la palabra PELIKOS, y significa: “Alcance de influencia”, “Fortaleza de carácter interno”, “Calidad moral”.

Considera, entonces, que PELIKOS es este hombre del que estamos hablando y ocupándonos. Considera, de sobremanera, el principio que tiene. ¿Y que cosa es un principio a considerar? Veamos.

Un principio, según lo enseñaba un ya desaparecido hombre de Dios al que me seducía oír y que obviamente marcó mi vida para siempre, es lo que él resumía como “principio-témpano”. ¿Qué quiere decir? Que es pequeño en la superficie, pero tremendamente voluminoso debajo del agua.

Ahora tómate el trabajo de considerar la sustancia de su carácter moral, de su influencia. Aparece quinientos treinta años antes que la ley describiendo un sacerdocio que no comienza hasta después de iniciado el siglo veintiuno.

Porque así fue esto, no lo dudes. Y eso no es todo. Hay una inconmensurable grandeza en Melquisedec. Una grandeza que va más allá de su calidad de personaje bíblico incierto. Como habrá sido de grande que afectó a las generaciones de dos mil años con una sola aparición, ¿Qué tal?

Abraham, cuando procede a darle todos sus diezmos a este hombre, no está pretendiendo ni intentando comprar un oficio, una posición o un título, no vayas a equivocarte pensando eso. Él está invirtiendo nada menos que en una sustancia, en algo que es eterno.

El alfolí del que se habla en la Palabra, es el lugar de la inversión, ¿Está claro? Tú inviertes, al dar tu diezmo en el alfolí, en el lugar en donde almacenas tu propio alimento. ¡Pero hermano! ¿Que pasa, entonces, cuando el alfolí que a mí me corresponde está vacío?

Si eso es lo que está pasando, por favor, ayuda a llenarlo. Está bien hermano, pero…¿Y si no me lo permiten? Entonces cambia de alfolí. Una cosa es un soldado muerto en batalla, pero otra muy distinta es una oveja muerta de hambre. Leví invierte en su propia destrucción a través de Abraham.

 (Verso 5)= Ciertamente los que entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir de sus hermanos, aunque estos también hayan salido de los lomos de Abraham.

(6) Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.

(7) Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.

¿Has leído bien, no? ¿Y no te ha asombrado? Es que eso es exactamente lo que dice, que uno que es menor, es bendecido por el mayor. Y dicho sea muy de paso, este es un principio que hoy, en la iglesia casi no se respeta.

(8) Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí uno de quien se da testimonio de que vive.

(9) Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos, porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.

Melquisedec es un orden sacerdotal por encima de todo lo demás. Y es el orden del sacerdocio que destruye el orden levítico. Y en Abraham, Leví invierte en su propia destrucción. Fíjate si este hombre será importante, que vale la pena invertir en él aunque viene a sobrellevarse mi ministerio.

Repito: equivale a invertir en un nuevo hombre que viene a destruir lo que tú eres. Pero también a introducir un orden superior, aunque eso sea lo que termine por destruirte a ti mismo. Parece incongruente, ¿Verdad? Parece, pero no es.

En Abraham, Leví invierte dos mil años antes de la gracia Melquisedec, pero quinientos treinta años antes de la ley. Mira lo que dice el verso 3: Hecho semejante al Hijo de Dios. Eso significa una copia, un fax, semejante. Melquisedec es un fax del original.

Consideremos la grandeza, el PELIKOS de Melquisedec y su habilidad para afectar a las generaciones futuras. Hasta Abraham le da los diezmos y viene tras el orden que en definitiva, es una copia fiel de Cristo. Los diezmos a Cristo.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez