Descubriendo a Jesús

Sabes tú cuál ha sido, en la Biblia, uno de los elementos que más divisiones ha causado en la iglesia? Pues el Libro del Apocalipsis. Este libro ha causado más división que ningún otro libro en la Biblia. Tremendas diferencias doctrinarias han sido expuestas y esgrimidas, aparte de lo escrito por Juan. Ese ha sido el conducente hacia la división.

Pero a mí no me interesa tomar este libro tan singular para lo mismo que les ha interesado a tantos otros: ya sea para crear o para establecer doctrina, a eso te lo puedo asegurar. Además, si tú has leído la Biblia como generalmente estamos acostumbrados a hacerlo por rutina y tradición literaria, seguramente habrás comenzado por el principio, es decir: el Génesis.

Hay una enorme mayoría de cristianos que se decepciona notablemente con la lectura bíblica. La comienzan ordenada, a partir de su primer libro y, al llegar a los Números, los nombres raros y las genealogías terminan con las mejores intenciones.

Y si se trata de gente perseverante que no vacilará en rechazar toda animosidad perniciosa y continúe con su lectura, la participación activa de la religión allí en medio, la irá dotando de pequeños aditamentos no escritos con que están llenas las congregaciones de este tiempo.

Eso me asegura a mí que, cuando tú llegues al Apocalipsis, es notorio que ya tendrás medio elaborada una doctrina. Y si no la tienes, lo lamento mucho; la confusión se ha hecho un festín a tu costa. Se trata, simplemente, de honrar lo que el mismo libro dice: ¿El libro lo dice? ¿Y qué dice? Mira:

(Apocalipsis 1: 1)= La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.

¿De qué habla primero? De la revelación de Jesucristo. Presta atención a esto, por favor. No son muchas revelaciones de las que se va a hablar. Eso es lo que se ha entendido erróneamente. Es una sola. No son varias visiones, tampoco. Es LA revelación.

Y aquí es muy importante que tú entiendas que esta palabra, revelación, aquí, no está hablando de una especie de trance, de miradas ensoñadoras u ojos cerrados en raros éxtasis. Tampoco se refiere al método con que Juan recibió lo que vio.

Nosotros, generalmente, cuando usamos la palabra revelación, la emparentamos con la habilidad de ver más allá de lo que consideramos como la superficie de la Biblia, a partir de alguna gracia especial que pueda traer algún hombre.

O quizás las formas externas y prácticas conseguidas en un trance, una visión, un sueño, o algún tipo de experiencia mística con Dios. Muy bien; debo decirte que aquí, la palabra revelación, no significa nada de eso.

Quiero que lo entiendas bien. La palabra revelación es de donde extraemos el título del Libro del Apocalipsis. Porque ese significado, el de esa palabra, es precisamente “Correr el velo”. ¿Y qué cosa significa “correr el velo”?

Pues, literalmente, hacer visible algo que estaba oculto. Esta es la Revelación. No LAS revelaciones. Es LA revelación. ¿Revelación de qué? Pues LA revelación DE Jesucristo. Es importante y clave que tú puedas entender este principio.

Y te pido humildemente disculpas por ser algo reiterativo con algunos conceptos. No creas que te tomo por un o una infradotada para hablarte así. Muy por el contrario, tengo claro que todas estas cosas no tienen que ver con tu formación intelectual sino con tu visión o ceguera espiritual. Y a este libro del Apocalipsis no lo podremos entender a ciegas, jamás.

Es el único libro de la Biblia que, – fíjate con atención -, en el primer verso nos está diciendo de qué se trata el libro. Concretamente: es la revelación de un hombre. Esto quiere decir que el libro, lo que va a hacer, es revelarte a ti la plenitud de un hombre.

Es decir que hasta que tú no leas el libro y encuentres al hombre en su plenitud, no lo estás leyendo bien. ¿Te parece que lo que digo tiene algún sentido o te suena como una ocurrencia trasnochada? Si no estás en claro, ponte a orar y el Espíritu Santo te lo mostrará mejor que yo.

Vamos a dejar que la Biblia nos hable. LA revelación de Jesucristo. Estoy diciendo que el libro nos va a revelar la persona de Jesucristo. Mucho cuidado y atención con esto. Porque si leemos estas páginas y vemos cosas que no sean la revelación de la persona de Jesucristo, tengo que decirte que, lamentablemente, tu sistema de interpretación, anda equivocado.

Esto sin mencionar las escuelas de pensamiento y sin mencionar doctrinas, ya que ha sido dicho y así se mantiene, que no podemos leer y tomar el libro del Apocalipsis para establecer doctrina. Eso es lo que le ha causado tremendo dañó a la iglesia.

Pero lo que sí dicen las páginas de este libro, es que aquel que lo entienda, va a ser bendecido. Entonces queremos ser bendecidos. Y, ciertamente, sería una enorme bendición tener una buena revelación de Jesucristo, ¿No crees? No olvides que Él es la verdad y, sabemos muy bien, que sólo conociéndola, seremos definitiva y verdaderamente libres.

Entonces, si lo leemos correctamente, podremos entender y ser bendecidos, tal como nos lo dice en el verso 3. Es muy válido, por todo esto, examinar la estructura del libro de Apocalipsis. Como está escrito, a quién fue escrito, por qué fue escrito.

Sus tipologías y sus símbolos. Su método de interpretación. También la lente del ojo, porque es un libro al que hemos visto ya con un concepto predeterminado y que es uno de los libros del canon de Escritura que se ha separado del resto de la Biblia, tal como si fuese una Biblia aparte.

Prueba preguntarle a alguien que disfrute con la Palabra sobre cualquier cosa que tenga que ver con ella y te dará una clase académica, teórico y práctica. Pregúntale seguidamente algo sobre el Apocalipsis y verá el resultado de la enseñanza clásica:

“¡Ah, no! –Seguramente te dirá -. Ese es un libro para leer cuando estemos mucho más crecidos que ahora! Sin embargo, conforme a lo que el texto inicial dice, ¿Vamos a perdernos la bendición de leerlo por ese temor?

Tenemos toda la Biblia, la estudiamos todo el tiempo, la enseñamos todo el tiempo, pero cuando llegamos a Apocalipsis, ese para nosotros es, – decimos – un libro sellado. Es más; decimos que el libro que habla al mismo libro, es Apocalipsis, que está sellado. Pero hay un problema que no es pequeño, precisamente.

En el capítulo 22 y verso 10, el Señor le dice en revelación a Juan: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. Esto quiere decir, entonces, que el libro que vemos en la mano del Cordero, de ninguna manera puede ser el libro de Apocalipsis, tal como muchos han creído y enseñado hasta hoy. El mismo libro te está diciendo a ti que no fue sellado.

La idea esencial, aquí, entonces, es que tú veas en esto a Jesucristo. ¿Por qué? Porque la Biblia nos dice claramente que si observamos las escrituras, la gloria de Cristo estará reflejada allí, porque dice, en referencia a Cristo que Las escrituras son aquellas que testifican de mí.

Y luego agrega: Ustedes buscaban la salvación en el libro, pero el libro no les salva. Eso fue lo que les dijo a los fariseos: Ustedes buscan salvación en el libro, pero las escrituras testifican de mí y ustedes no me buscan a mí para recibir lo que andan buscando.

Ahora bien; cuando vemos el libro, lo vemos buscando a Cristo; pero cuando vemos la revelación; es cuando miramos las páginas del libro como a la gloria de Jesucristo. Si la gloria es la expresión, la gloria es la imagen.

La gloria es la exacta representación de otro ante otras cosas como peso y todas esas cosas que significan la palabra DOXA en el griego. Gloria, la expresión del Padre. Así dice Juan 1; que Él es la expresión del Padre y que sólo Él revela al padre. Si me has visto a mí, ya le has visto a Él.

Entonces, si vemos a Cristo, ya vemos la plenitud. Al ver la plenitud, nos dice Corintios, si observamos esa plenitud como si fuera un espejo, veremos al Padre. Eso es muy importante que lo entiendas. No son cuestiones anexas, son gravitantes.

Él te pide que mires esa gloria; que mires ese ejemplo del Padre; que mires la gloria de Cristo; pero que la mires como si fuera un espejo. ¿Qué significa esto? Que un espejo nos refleja, preponderantemente, nuestra propia imagen.

Lo que se nos está diciendo, entonces, es que cuando nosotros podamos vernos a nosotros mismos en la misma condición en que lo vemos a Él, Él es transformado en la misma imagen. Entonces, al ser transformados en su misma imagen, estamos terminando las obras de la iglesia, porque el destino de la iglesia es la manifestación de la estatura del varón perfecto.

Esto significa, mal que les pese a muchos, que el estudio del libro del Apocalipsis es para llegar al fin y no para hablar de Escatología. Si quisiéramos hablar de escatología tendríamos que ir a Corintios y a Génesis. Porque Dios comienza por el final, no por el principio.

Lo dice Isaías 46: 9-10: Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo; mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero.

¿Qué es lo que dice al final de este primer verso que hemos visto? Que las cosas que deben suceder pronto, Él las declarará enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan. Hay dos palabras, allí, para subrayar: “Siervo” y “Declaró”.

La traducción del griego, aquí, implica que la declaró por señales, por símbolos. No fue con palabras, sino con imágenes proféticas. Es muy importante que tú tengas en cuenta y entiendas esto. Eso para que no digas que el asunto de los símbolos son fantasías místicas con poca base.

Algunos teólogos inteligentes y muy capacitados pensadores, tienen un problema con esta forma de aplicar la Palabra, porque dicen que si vemos las Escrituras como un punto espiritual, queriendo espiritualizarlo todo, entonces le quitamos algo a lo profético del libro. Eso lo dicen algunos que saben.

El problema que tenemos aquí es que la Palabra dice que el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía. Entonces, no entiendo como el revelar a Cristo le quita lo profético al libro. Cuando el testimonio de Jesús, es el mero espíritu de la profecía.

También sabemos las reglas de Hermenéutica. Los que han estudiado esto un poco, tienen una de las reglas que dice: que hay que mantenerse constantes al principio, al modelo, al patrón de interpretación.

Es decir: donde quiera que la Palabra no tenga sentido en el plano literal e inmediato, se toma esa regla y se la coloca en vigencia. No se puede hacer una de un modo y otra de otro modo. Por ejemplo: Una silla azul en un templo. Y todas las palabras en el griego significan “estructura física” o algo por el estilo.

Pues entonces no te pongas tú a espiritualizar la silla. Ahora, si te hablan de una silla azul en el cielo, ya eso no es tan lógico y por lo tanto deberá ser vista desde otro ángulo. Dios es Espíritu. Yo, imagen y semejanza suya.

Por lo tanto, también soy un espíritu y no está mal que ande y camine en ese espíritu. Pero también tengo – a imagen y semejanza de mi Dios – inteligencia. Y no será descabellado utilizarla llegado el caso. Equilibrio mi amado hermano; ¡¡¡Equilibrio!!!

¡Lo importante es el conocimiento! Equilibrio. ¡No! ¡Lo importante es la unción! Equilibrio. Si te inclinas a un lado, intelectualismo humanista puro, vacío y sin bendición alguna. Si te inclinas al otro lado, riesgos notorios de delirios místicos sin semejanza a revelación.

Entonces, cuando tú comienzas a encontrar esas áreas donde a plena vista, en el marco del entendimiento, en el contexto de la escritura, la escritura no tiene sentido literal, no podemos introducir doctrina para justificar nuestra falta de entendimiento.

Mejor lo dejamos en suspenso hasta que el Señor lo revele, porque carne y sangre no revela eso. Y además, ninguna escuela tampoco te lo va a revelar. Las cosas siempre son como son, no como a nosotros nos agradaría mucho que fueran.

¿Cuántos saben que cuando leemos Apocalipsis y vemos al Cordero, nadie se pone a buscar un animal de cuatro patas? Cuando abrimos el mismo libro y vemos al león, nadie está buscando al rey de la selva. ¿Es o no es así?

Cuando volvemos a abrirlo y vemos al candelero, no podremos evitar leer con cuidado el verso 20, que mire lo que dice: El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro; las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias. Está claro; el candelero es la iglesia. Entonces, ¿Por qué será que cuando vemos un caballo, nos creemos que es un caballo galopante y real?

Estamos violando nuestras propias leyes de interpretación. No hace mucho tiempo me escribió un hombre de un país que no voy a mencionar, muy preocupado. Él dice que tenía certeza que mis enseñanzas eran auténtica voz de Dios, pero en su congregación las toman por fantasiosas y ocurrentes.

Ellos sostienen, por ejemplo, que las siete cartas a las siete iglesias de este libro de Apocalipsis, tenían que ver con aquellas iglesias históricas y, de ninguna manera, con las actuales. Y que las profecías dadas por Jesús en los evangelios como Mateo y otros, sólo tienen que ver con la época de los discípulos y nada que ver con algo actual.

No entiendo como gente que dice ser creyente en un Dios Todopoderoso, majestuoso y Omnipotente, pueda haberse tragado esa vieja mentira del diablo que dice que Dios nos dejó un libro de historia. Pregúntate con hidalguía y una mano en tu corazón: ¿Para qué Dios haría tal cosa? Lo dicho: estamos violando nuestras propias leyes de interpretación.

(2) Que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.

(3) Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas. Hay que entender bien esto. Guardar significa apropiar, poner por obra, no memorizar o dejarlo por allí para otra ocasión porque el tiempo está cerca. Y después Juan comienza con el desarrollo que todos en mayor o menor medida, conocemos.

Aquí hay algo muy claro ya: esta es la revelación de Cristo. Y esa misma palabra, REVELACION, es la palabra APOKALUPTUS, y significa, ya lo he dicho: “Correr el velo”. Sin embargo, es importantísimo ver y entender algo que es clave: en el Nuevo Testamento no existe velo alguno.

Fue rasgado cuando Jesús murió en la cruz, ¿Recuerdas? El único velo que sí existe en el Nuevo Testamento es el velo que fabrica nuestra mente, en nuestra alma. Son nuestros conceptos, nuestras doctrinas establecidas como fortalezas mentales. Son los gigantes que hay en la tierra.

Ahora bien; si hay que correr el velo, entonces este libro habla de traer un entendimiento de quien verdaderamente es Jesucristo. Pero, si hay que revelarlo; si hay que descubrirlo; si hay que correr el velo o hacer visible, esto significa que Cristo está escondido en alguna parte.

O no está visible donde debe estarlo. De lo que se trata, entonces, es de encontrar a la persona de Jesucristo escondida en este libro, de ninguna manera jugar a la futurología y, mucho menos, establecer doctrina a partir de él.

Hay que descubrir, hay que revelar, hay que correr el velo. Eso, no nos da la implicación de añadir algo. Muchos piensan que para terminar la obra, hay que pedirle más a Dios. ¡Ah Señor, – dicen -, si yo tuviera más de ti!

Pero el libro nos dice que para la revelación de la plenitud de Cristo, no hay que añadir sino quitar. Porque hay que quitar algo que lo está ocultando. Esta es una óptica que en absoluto resulta novedosa, aunque muchos que oyen o leen puedan categorizarlo así en primera instancia.

Esta es LA óptica a partir de la cual este libro fue escrito, bajo mandato, por el propio Señor, que solamente aquí y a Juan le dijo que escribiera lo que veía. Y bien; lo que Juan vio es lo que estamos relatando, no desastres ecológicos, nucleares o naturales. Mientras tanto, sus hermanos, quizás lo estaban criticando porque no se congregaba más…

Además, cometemos un error al pedirle a Dios que nos dé más de Él que linda con lo irreverente. Imagínate que un día, en medio de tu oración pidiéndole a Dios que te dé más de Él, Dios te mira y te responde: ¿¿Más?? ¿Qué más tengo que darte, insensato? ¿No te he dado mi unigénito? ¿No es suficiente con ello?

Porque dice que si tú quieres ver la plenitud de Cristo, tú tienes que correr un velo, no añadir algo. Eso es muy importante porque, en el libro de los Hechos 13:32 encontramos esta escritura: Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, (33) la cual, Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el libro segundo: mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.

¿Y qué quiere decir esto? Está claro: la tierra de Canaán, aquello que fue prometido a los padres, ha sido promesa cumplida en sus hijos, en la resurrección de Cristo. Comparando aquí la resurrección y la ascensión del Señor con la tierra de Canaán. Es decir que: Canaán es tipología de la plenitud de Cristo. La escritura está diciendo eso en Hechos 13:32.

Por eso Hebreos nos dice que aún nos resta un descanso. Cambia la palabra Canaán por Descanso. Y eso también es muy importante, porque el descanso es lo que está buscando el Señor. Literalmente significa: vine a convertirme en su reposo. Es decir: Él halló en mí un lugar para habitar, no para visitar.

Lo que Juan quiso decir con ese “Vine a estar”, es que Dios se había entronizado en él. Y desde esa posición, dice, “Oí su voz”. Él la conocía. Juan se recostaba en su pecho. Él conocía su voz. Pero cuando se vuelve a ver la voz, primero nota que tiene que volverse hacia atrás para escucharlo. Es decir que lo que va a oír es pasado, no futuro.

Tiene que mirar atrás para encontrar la voz. Cuando identifica la voz de Aquel que él conocía, ya no vio a uno, vio a muchos. Porque la voz hablaba de en medio del candelero el cual representa la plenitud, las siete iglesias.

Es decir que ahora, la voz de Cristo salía de en medio de un pueblo. Porque nota que no dice EN EL medio, lo cual lo pondría en una posición determinada en lo geográfico; dice EN medio, lo que significa estar entre todo ello.

Entonces, si hay que correrle el velo a algo para que la plenitud de Cristo sea vista, podríamos deducir que Jesús anda escondido dentro de su pueblo. No es visible aún. Porque Él estaba EN medio de la iglesia.

Me pregunto, a estas alturas de este pequeño punto inicial, estarán viendo al libro del Apocalipsis con otros ojos. Aquí es donde salta más que a la vista que, los sellos, sólo son etapas de la revelación de Jesucristo en nuestras vidas. ¿Por qué? Porque este libro habla de la revelación de Cristo.

Así que, su revelación no viene añadiendo cosas; o pidiendo cosas. Para entrar a la tierra de Canaán para poseerla, no era necesario llevar cosas. Lo que había que hacer era sacar cosas de la tierra.

Para poseer la tierra de Canaán lo que hubo que hacer, fue sacar cosas. Para nosotros hallar la plenitud de Cristo, entonces, lo que hay que hacer es sacar cosas de nosotros. ¿Qué te estoy diciendo? Que Él está dentro de nosotros. Es Cristo en nosotros la esperanza de gloria.

Hay una cosa en este tiempo que es más que notoria. Es muy fácil, muy sencillo en esta época destruir lo que hemos recibido porque es erróneo, equivocado. Pero ya no es tan sencilla la factibilidad de colocar algo en su lugar. Esto, de alguna manera, viene a completar una parte de ese rompecabezas que todavía tenemos sin armar.

(Colosenses 1: 24)= Ahora,Te recuerdo que quien está hablando aquí, es Pablo me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne ¿Adónde dice que cumple? En su carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; (25) de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios.

Me gustaría detenerme un momento, aquí, a reflexionar y a posibilitar que tú, que gustas de predicar el evangelio, también reflexiones: notes y tomes nota, que a la Palabra de Dios hay que anunciarla cumplidamente, no como si se tratara de un tema más de los tantos en los que la gente anda preocupada.

¿Sabes que? Ejerzo permanentemente el fruto del dominio propio en mi vida, esencialmente ante ofensas, burlas o lo que pueda venir del mundo incrédulo. Pero confieso que aún no me sale del todo bien cuando escucho predicar académicamente, técnicamente, como si se hablara de algo científico. Eso todavía activa mi carnalidad y me hace poner verde…y no de savia nutritiva, precisamente…

Cumplidamente. Como es. Como dice la Biblia que es, no como dicen nuestros antepasados fundadores de las denominación; no como aconsejan los teólogos en sus cientos de comentarios; no como proponen los hermanos psicólogos, demasiado admiradores de Freud y poco llenos del Espíritu Santo. Cumplidamente.

(26) El misterio que había estado oculto, Entiende desde los siglos y las edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, (27) a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles Allí estamos nosotros que es Cristo en vosotros, la esperanza Esto significa: de la exacta representación del Padre de gloria.

Es decir que: la esperanza o el misterio escondido, el plan de Dios, es que la iglesia refleje la plenitud del Padre. Hemos leído esto mil veces y, de pronto, recién ahora tú lo estás viendo con claridad. Dice que era un misterio escondido. ¿Y por qué debería estar escondido? Porque no podemos darle perlas a los cerdos. Es bíblico…

(Apocalipsis 10: 7)= Sino que en los días de la voz del séptimo ángel,Esto es: las trompetas, son hombres con mensajes claros en la Biblia cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios, ¿El misterio de Dios, qué? se consumará.

Yo quiero que tú notes que aquello que era misterio, un día habrá de finalizar como tal. Es decir que si vamos a terminar, ¿Cuál es el fin? ¡La manifestación de Dios en nosotros! Dice allí que el misterio se va a cumplir. ¿Es que manifestación es aparición? No literalmente. Manifestación, una vez más, es: Cristo en nosotros, la esperanza de gloria.

¿Cuál era el misterio? Anunciar entre los gentiles a Cristo Jesús en medio del candelero. En medio de vosotros, las siete iglesias, que no son siete, sino la plenitud de la iglesia. Corintios dice que Él quiere ser todo, en todo. Y hasta que no sea todo…

En muchos lugares, Él todavía es “algo” en algunos, pero antes de terminar va a ser todo en todo. ¿Y adónde ocurrirá esta revelación? Dentro del candelero. Esto es como decir, adentro de la iglesia. Pero de la genuina. La Biblia no fue escrita para el mundo, aunque el mundo la lea y se salve.

(Apocalipsis 22: 10)= Y me dijo: no selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. Esto te está diciendo algo: que el libro que está cerrado en la mano del Cordero, no puede ser el libro del Apocalipsis, tal como se ha enseñado en tantas escuelas de interpretación. ¿Por qué? Porque está abierto. No tiene sello. Porque al escritor del libro se le dijo que no lo sellara.

Hemos cometido errores tratando de interpretarlo antes de tiempo. Porque a Daniel sí se le dijo que lo sellara. Y se le dijo que, cuando fuera el tiempo, el libro iba a hablar por sí solo. El problema es que nosotros quisimos quitarle los sellos al libro. Y hemos creado una tremenda división en la iglesia.

(2 Corintios 3: 2)= Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; (3) siendo manifiesto que sois cartas de Cristo expedida por nosotros, escritas no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

Nota que sí somos un libro y que lo que está escrito en medio del libro es la expresión de la plenitud de Cristo. Por eso estamos sellados con el Espíritu; el libro tiene sellos. Creo que se ve con nítida claridad, ahora, que el libro en las manos del Cordero no es un libro literal, sino un pueblo que está revelando un mensaje.

Es la manifestación que traen los hijos de Dios. La manifestación de los hijos de Dios no es la manifestación de un pueblo; es la manifestación que un pueblo trae. Es la manifestación de los hijos. No es la aparición de los hijos. Es la manifestación que los hijos traen. Tenemos el mismo mandato que Jesús; Él vino a revelar al Padre y nosotros a revelarlo a Él.

¿Cuántos se dan cuenta que por eso hubo reforma y ahora tenemos que cambiar nuestra inercia ministerial para entender que, lo que se está construyendo, es un pueblo y no un ministerio? ¿Qué quieres, que tu templo esté lleno, o que el Reino de Dos retorne a sus manos originales?

¿Por qué? Porque el destino es un estado de ser y no algo que tú hiciste. El fin es un estado del ser, muy por arriba de lo que podamos hacer con estas manos. Que, de paso, puede producir mucho bien. Dice que somos epístolas abiertas.

(Gálatas 4: 19)= Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros.

Nota que ahora sí le estamos poniendo el amén a ciertas escrituras que antes repetíamos como loros. Ahora entendemos, también, que eso es un poco más trabajoso que simplemente recitar la escritura.

Se está formando algo en nosotros. Es decir: ya está allí, en el hombre interior, pero hay que apropiarlo. Para que nuestra alma, sujeta a nuestro espíritu, puede usar nuestro cuerpo para reflejar lo que ya es una realidad en nuestro espíritu.

Nuestro espíritu está sentado en lugares celestiales, pero nuestro físico está parado aquí, en esta tierra. Tenemos un hombre interior que ya ha experimentado el nacer de arriba. El cuerpo espera una redención que depende de la reforma del alma. Por eso no es suficiente una campaña para nacer de nuevo. Hay que trabajar en esta salvación con temor y temblor, dice la Palabra.

(Hebreos 8: 10)= Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor:¿Después de qué día? Después del día de la cruz. pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; Si es después de la cruz, entiende que no puede estar hablando del Israel literal y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo; ¿Adónde van a estar escritas las leyes?

Los principios del reino van a estar escritos en el interior. Esto es importante porque dice que el libro en la mano del Cordero, está escrito en el interior. Somos las epístolas que estamos selladas con el Espíritu Santo.

¡No puede ser! ¡Es demasiado simbólico! ¡La Biblia no es fantasía! ¿Nunca has oído a gente opinar así? Sin embargo, este libro fue escrito por símbolos y tipologías. La Palabra literal, es SUMEINO en el griego, y significa: “Señales, tipos, imágenes proféticas, dar una señal o expresar por medio de símbolos.”

De esta manera es que Juan recibió lo que escribió. No te atrevas tú a modificarlo o transformarlo en algo más… racional, a tu juicio, ahora. De modo que, si no se entienden o te son revelados esos símbolos, esas señales, esas tipologías, esas imágenes, jamás podremos descubrir al Señor que el libro quiere revelar y, mucho menos, darnos cuenta que ese libro, somos nosotros mismos.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez