Condiciones Para su Aparición

La comprensión de los textos bíblicos no es, como muchos creen y hasta enseñan sistemáticamente, una tarea reservada para gente que se ha capacitado profesionalmente para ello. Es decir que de ninguna manera eso estará reservado para teólogos o eruditos estudiosos de seminarios, institutos o universidades.

Eso es lo que se conoce con el nombre de hermenéutica y es lo que todos los libros de la ciencia de la religión aconsejan conocer y estudiar con la finalidad de no hacer interpretaciones sin base que podrían llevar a confusión a las personas. Un diccionario bíblico nos dice que la Hermenéutica, es:

La Hermenéutica, del griego HERMENEVEIN, es el “arte de interpretar los textos”, y precede a la exégesis. Tiene por objeto comprender, dentro de lo posible, el proceso por el cual el autor (En nuestro caso los hagiógrafos), compuso su texto y hacerlo comprensible al lector moderno.

El mismo apóstol Pedro, hablando de las Escrituras, dice que hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, (Las del Antiguo), para perdición de sí mismos.

 

El Espíritu Santo es el primer intérprete de las Escrituras y asiste a los creyentes para que las entiendan y las apliquen a sus vidas, pero es preciso recordar que las variadas circunstancias que concurrieron en la producción del maravilloso libro requieren de los expositores un estudio detenido y siempre conforme a ciencia y a principios hermenéuticos.

La interpretación bíblica tiene una doble vertiente: El problema del lenguaje, que comprende el estudio del texto, y el significado del mensaje. El descubrimiento del verdadero significado de todas las palabras de un pasaje bíblico es el principio de la interpretación.

Se requiere una interpretación del lenguaje, y ello encierra diferentes disciplinas, como la crítica textual, que está al alcance solamente de los especialistas y traductores, pues libros tan antiguos, raros y difíciles no es extraño que se hayan copiado muchísimas veces, y en ocasiones con variantes de un pasaje determinado que necesariamente debe ser esclarecido siguiendo reglas precisas que se aplican a los manuscritos más fieles. El texto de la Biblia ha sido fijado con gran exactitud en nuestros días gracias al paciente análisis de famosos estudiosos.

Son muchas las ciencias auxiliares en la interpretación, así la geografía bíblica, la historia, la literatura, la psicología, la numismática, etc. Como los creyentes bien sabemos, la Biblia, cuando se la lee como libro de salvación, es sencilla y comunica su mensaje que hace que al creyente sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

Cuando se lee con fe, la Escritura habla con sencillez y claridad; en todas partes se encuentran mensajes de perdón de pecados, de deberes cristianos, de sabiduría práctica, de inspiración para solucionar los problemas de todos los días.

Cosas a tener en cuenta: Es preciso lee4r fijándonos en el contexto, porque la Biblia es su propio intérprete, la Biblia es explicada por la Biblia misma: así, un pasaje oscuro se entiende por otros más claros y luminosos.

Es preciso tomar las palabras en su sentido usual y ordinario en cuanto sea posible; esta regla sencilla es de suma importancia, pues olvidándola se cae en el peligro de dar a la escritura un sentido arbitrario y caprichoso. Aquí se habrá de tener en cuenta los hebraísmos y peculiaridades del estilo oriental, las costumbres y modos de proceder de los judíos.

Es preciso tomar las palabras en el sentido que indica el conjunto de la frase, porque una palabra puede tener distintos significados según el contexto y según la materia de que trate el autor. Aquí se ha de tener en cuenta el mensaje que el autor trata de comunicar y situar la palabra en el discurso.

Es necesario tomar las palabras en el sentido que indica el contexto, a saber, los versículos que preceden y siguen al texto que se estudia. Aquí topamos, a veces, con interrupciones bruscas del relato, con divisiones que oscurecen el texto, porque como se sabe, la división en capítulos y versículos data solamente de hace unos pocos siglos y fue hecha para facilitar el estudio, pero no fue conocida por los autores sagrados.

Es preciso tomar en consideración el objeto o designio del libro o pasaje en que ocurren las palabras o expresiones oscuras. Así, por ejemplo, algunas epístolas de Pablo fueron escritas con ocasión de los errores, que con gran daño procuraban implantar los judaizantes o falsos maestros.

Si nosotros leemos estos pasajes a la luz del ministerio del apóstol, de su historia personal, de sus luchas, etc., los comprenderemos mejor. Algunos pasajes fueron escritos para ser usados en la liturgia del Templo o para ser cantados por un coro, como algunos salmos que traen el subtítulo de “graduales” y se entonaban mientras se subía por las gradas del Templo.

Es necesario consultar los pasajes paralelos, como dice el texto griego en 1 Corintios 2:13, explicando las cosas espirituales por las espirituales. Así, además de aclarar el pasaje, se aprenden conocimientos bíblicos exactos en cuanto a doctrinas y prácticas cristianas.

Aquí conviene recordar que existen paralelos de palabras, paralelos de ideas y paralelos de enseñanzas generales. Al consultar esta clase de paralelos se debe primeramente aclarar el sentido de la palabra oscura en el mismo libro o autor en que se halla, luego en los demás libros de la misma época y finalmente cualquier libro de la Escritura.

Este método, combinado con el histórico-gramatical, es excelente para llegar al sentido original de las Escrituras. Cuando somos humildes, el Espíritu nos abre las Escrituras tal como Cristo las abrió a los dos discípulos en camino hacia Emaus.

El estudioso de la Biblia sabe muy bien que hay cosas que escapan a los libros de consulta que necesariamente ha de usar en sus investigaciones. Los diccionarios, las gramáticas, los libros de historia son preciosos para entender lo que dice un autor y lo que quiere decir en lo que dice, pero la clave para leer la Biblia cristianamente es la fe en Cristo Jesús.

Si bien los autores de la información existente en los diccionarios bíblicos hacen mucho énfasis en la participación del Espíritu Santo y en la validez de la lectura simple de la Biblia como forma de ingreso a la salvación, por otro lado dejan muy en claro que, para estudiarla y elaborar con ella doctrinas válidas, hay que tener una formación teológica que incluya esta ciencia de la hermenéutica.

Eso destruye la base central del sacerdocio según el orden de Melquisedec, dando mayor preponderancia al levítico, que habla de un cierto profesionalismo teológico como condición inexcusable para la interpretación de la Escritura.

Me pregunto algo: si cinco estudiantes de teología rinden con un mismo profesor, (Defensor y cultor de una corriente de interpretación bíblica determinada de hermenéutica y aprueban la materia, ¿Cómo esperar que luego, alguno de ellos, desde un púlpito, pueda tener una palabra fresca o diferente a las establecidas por las doctrinas históricas denominacionales?

En los diccionarios bíblicos también hay lugar para escribir sobre lo que es la revelación. No se lo ha insertado con ese nombre, sino con el de Inspiración, y será bueno repasar algunos de los párrafos escritos al respecto para poder saber a que atenernos en lo sucesivo.

YO ME INSPIRO, TÚ TE INSPIRAS

.La inspiración, en el sentido religioso de la palabra, denota un hecho de orden psicológico: la toma de posesión, más o menos completa, del alma humana por parte del Espíritu de Dios. En el fenómeno de la inspiración, Dios introduce su Espíritu en el espíritu del hombre.

Para designar este acto, tanto Pablo como los escritores del Nuevo Testamento en general emplean indistintamente los términos “Apocalipsis” o “Pneuma”, (Revelación o Soplo). Es el soplo divino que ejerce su acción, en grados variables, sobre la personalidad humana.

Se resuelve en un estado, el estado del hombre en el que Dios da de una manera particular la luz de su Espíritu. La inspiración hace del hombre natural o psíquico, incapaz de discernir las cosas de Dios, un hombre espiritual que recibe su revelación con la capacidad de transmitirla en palabras que enseña el Espíritu.

Esta intervención divina puede aparecer como una especie de contemplación o de éxtasis, sin embargo, y de una manera general, la inspiración que sitúa al hombre en una atmósfera propicia a la receptividad de lo divino, es esencialmente creadora o, más exactamente, reveladora.

Toda revelación, en el sentido bíblico de la palabra, nos aparece como el producto más o menos directo de la inspiración. Dios pone su Espíritu en el hombre para instruirlo en alguna verdad que ignora, para comunicarle esta verdad.

No puede haber ninguna confusión entre revelación e inspiración; esta es el medio, en tanto que la revelación es el objetivo. La revelación implica, presupone la inspiración, gracias a la que aquella se da.

Toda revelación es una comunicación que Dios da al hombre. Por la inspiración, es decir, por la acción de su Espíritu sobre el espíritu del hombre, Dios da a este último la capacidad de recibir e interpretar esta comunicación. Esto es lo que quiere decir Pablo cuando habla del conocimiento de las cosas de Dios y de la recepción de las cosas del Espíritu de Dios, hecho todo ello posible por el Espíritu de Dios.

No tenemos que analizar aquí el proceso psicológico que va desde el acto revelador de Dios a la asimilación de la revelación. Será suficiente señalar que, en base a las escrituras, la inspiración divina es el instrumento de dos géneros de revelaciones.

 El primero de esos géneros, es el de las revelaciones particulares, que interesan sobre todo a un medio, a una época, a un colectivo, (Por ejemplo la orden del Señor a Jacob de que no tomara mujeres cananeas, sino que fuera a Mesopotamia o la visión del centurión Cornelio).

Estas revelaciones pueden aplicarse, por los principios que enseñan, mucho más allá de su objeto primario, pero interesaban en principio al individuo o medio inmediato de aquellos que las recibían.

El otro género tiene que ver con revelaciones presentando un carácter universal, que interesan a la humanidad entera. Su objeto, como en toda revelación particular, sigue siendo Dios, su voluntad, su plan de salvación, su gracia.

Sin embargo, en lugar de ser de aplicación primaria a un solo individuo o a una colectividad limitada o a una época particular, estas comunicaciones se aplican a todos los hombres. Se imponen como una expresión definitiva, normativa absoluta de la voluntad de Dios. Se trata entonces de lo que se llama la Revelación, o Revelación general.

Así, cuando el Señor se apareció a Moisés en la zarza ardiendo, se trata de la Revelación, en lo que ella conlleva de más tangible y más universal. La Revelación de Orbe aporta a Israel, y por Israel al mundo entero y a todas las edades, el sentido real y profundo del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

En YHWH se define, en su esencia y significado eterno, no sólo el Dios del Decálogo y de todo el Antiguo Testamento, sino también el Dios de Jesucristo, que es Espíritu y Vida. La cumbre de la Revelación es la persona de Cristo.

Y Jesucristo es también el instrumento por excelencia de la Revelación; y, en tanto que manifestación histórica y universal de Dios, puede ser llamado “La Revelación” en su expresión soberana. Esta Revelación es a la vez el hecho constituido por el milagro de la encarnación, y el fruto de la inspiración cuando se contempla a la luz de las predicaciones proféticas.

En lo que a nosotros concierne como creyentes, la inspiración siempre tiene que ver en la lectura e interpretación de la Revelación, es decir, de la Palabra de Dios. Por la iluminación de su Espíritu, Dios no da nuevas revelaciones, sino que nos revela el significado y el poder de la palabra para nuestra vida y testimonio.

Gracias a la iluminación, la Palabra de Dios se nos hace inteligible y directamente personal. El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Para el creyente ante las Escrituras, la inspiración se traduce en el testimonio interior del Espíritu Santo.

Siguiendo a Pablo el término de la inspiración de las escrituras designa un acto estrictamente divino, el acto del Espíritu de Dios mediante el cual tanto la Revelación general como las revelaciones especiales de Dios, han quedado registradas en el texto escrito de la Biblia.

 Designa, de una manera aun más particular, el acto mediante el cual este texto ha llegado a ser en su letra, en toda su letra, el vehículo material de un mensaje sobrenatural, del mensaje de Dios. Así, se trata de una operación divina en la que la Escritura, en todas sus partes, ha sido dada a los hombres por medio de los redactores sagrados, como expresión única e infalible de la verdad y voluntad de Dios. Éste es el sentido de la inspiración de las Escrituras.

La antigua noción de una inspiración literal, considerándola como un mero dictado, que hacía de los redactores sagrados unos meros transmisores mecánicos de un mensaje caído del cielo, con sus letras, puntos y signos ortográficos, reducía a la nada la individualidad de los redactores, y no se ajusta a la realidad de las Escrituras, las cuales no justifican una tal concepción literalista (= inspiración de las letras).

Queda por considerar brevemente el agente de la percepción y asimilación de la Biblia, Palabra de Dios, es decir, la actuación indispensable del Espíritu Santo, como Aquel que da la clave de las Escrituras al creyente.

La Biblia es la Palabra de Dios, pero, ¿Cómo puede esta realidad objetiva producir una experiencia subjetiva? ¿Cómo puede la Biblia llegar a ser para nosotros Palabra viva y eficaz? Por la acción del Espíritu Santo en nosotros.

Siendo como es obra del Espíritu, la Escritura no puede ser leída, ni llegar a ser comprensible ni activa en nuestra salvación más que por la interpretación dada por el Espíritu Santo, esto es, por la interpretación del Señor en nosotros. A esto se refería el apóstol Pablo al escribir a los corintios que hasta el día de hoy, cuando los judíos leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.

El Espíritu Santo, el Espíritu del Padre y de Cristo, que Él prometió enviar a sus discípulos para que los guiara a toda la verdad, el Espíritu Santo, autor de la Biblia, es el único que está calificado para dar su sentido, y para quitar el velo que oscurece y cierra los ojos y el corazón del hombre natural.

El hombre inconverso, que se pone ante la Biblia con su mentalidad griega, su razón, su sentimiento, está decidido a no asumir que la Biblia es la Palabra de Dios, es decir, la palabra que Dios ha escrito para él en la Biblia, la palabra que se dirige a él de una manera personal, la palabra escrita para su propia regeneración, su santificación y su llamamiento para ser hijo de Dios.

El Espíritu Santo, en su obra en el corazón humano, no solamente da testimonio al creyente de que es hijo de Dios, sino que también abre los sellos que hasta entonces le impedían el acceso a la Palabra de Dios.

Él mismo es la clave de esta Palabra: Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aún lo profundo de Dios. Porque; ¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así también nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Calvino, a quien le fue dado formular la doctrina del testimonio interno del Espíritu Santo, resume así su pensamiento. La autoridad de las Escrituras es sellada, confirmada en el corazón de los fieles por el testimonio interior del Espíritu Santo. El mismo Espíritu que ha escrito la Biblia habla al fiel y le ilumina las páginas de la Biblia.

La posesión del Espíritu Santo, que regenera, santifica, consuela y conduce a toda la verdad, que es la expresión actual y permanente de la presencia del Señor, que Dios ha dado a todo el que cree en Jesús el Señor y lo recibe por la fe, esta es la condición esencial y necesaria para la apropiación personal y vivificante de la Biblia, la Palabra de Dios.

Y la certidumbre que el Espíritu nos ha dado queda confirmada por el gozo que se desprende de la posesión de la vida divina, y por la armonía perfecta entre la Biblia (el testimonio objetivo del Espíritu) y el testimonio interno del mismo Espíritu. Porque el Espíritu no está dividido: El Espíritu que ilumina al creyente no puede hacer otra cosa que decir amén a lo que él mismo ha dado en la Biblia.

Una vez que hemos leído ambos comentarios que el diccionario realiza respecto a la interpretación intelectual y la revelación espiritual, nos queda más que en claro que los autores de los mismos, que son teólogos de cierta preparación profesional y prestigio ganado dentro de las organizaciones religiosas, ven con mayor aceptación aquello que pueden comprobar, probar y palpar.

Yo, personalmente, y aunque mi opinión al lado de todo esto resulte poco menos que insignificante, no coincido en absoluto con eso. Es más: leo estos comentarios supuestamente bíblicos y hallo, en ellos, conceptos y expresiones que también encuentro en los comentarios del mundo secular.

La comprensión de los textos bíblicos, entonces, y tal como lo dije en el primer párrafo, no es, como muchos creen y hasta enseñan sistemáticamente, una tarea reservada para gente que se ha capacitado profesionalmente para ello.

 Es decir que de ninguna manera, se procure mediante los métodos y las formas que se procure, eso estará reservado en oficializada exclusividad para teólogos o eruditos estudiosos de seminarios, institutos o universidades.

Esto sí podría ser correcto si estuviéramos hablando de preparación de conceptos relacionados con formas tradicionales de la religión supuestamente cristiana, pero de ninguna manera es válido para hijos de Dios alimentados por la revelación del Espíritu Santo.

Como muestra o evidencia de esto, quiero compartir contigo un extenso párrafo del evangelio de Mateo, deseando extraer de él algunos depósitos espirituales que, o bien estaban escondidos y no habían sido vistos, o bien sí habían sido descubiertos pero por algún buen motivo no fueron esclarecidos.

Moradores del LEJANO Cielo

  (Mateo 18: 15)= Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. (Convengamos algo que a todas luces todos hemos tenido oportunidad de comprobar: No es esto lo que generalmente hacemos).

(16) Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. (Si a lo anterior te dije que generalmente no lo hacíamos, a esto te tengo que añadir que tampoco lo hacemos.)

(17) Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia, (Nota, si examinas cuidadosamente esta expresión, la autoridad que se le está adjudicando a la iglesia. Ahora yo me pregunto: tomando en cuenta tus experiencias, ¿La tiene?) y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.

(18) De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. Y ahora será cuando no tendremos otro remedio que meternos de lleno en una especie de enredado berenjenal, ya que a partir de este texto hemos visto prácticamente de todo en nuestras congregaciones.)

Aquí, en este último versículo citado, vemos presente la famosa y promocionada autoridad de atar y desatar. Que, – Tengo que aclararte -,  no tiene nada que ver con atar y desatar demonios. Se trata de atar al hermano por no perdonarlo o desatarlo cuando lo perdonas. ¿Lo habías entendido así?

(19) Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. (¡Otro versículo complicado es este! No imaginas la cantidad de barbaridades cometidas en su nombre…)

Porque es allí, entonces, donde suele aparecer algún personero a sueldo del famoso “movimiento de la prosperidad” (Que siempre es relativo a la prosperidad de los ministros que andan por el planeta procurando venderla a las iglesias) y la mecaniza más o menos así.

Él dice: ¡Hermanos” ¡Tómense de las manos y vamos a ponernos de acuerdo! “Señor…en el nombre de Jesús, estamos creyendo en un automóvil Mercedes Benz último modelo. Un BMW, Señor, de color gris, con asientos de cuero, totalmente automático Señor…” Para cosas como esta usamos este verso.

Y no es así, porque aquí estamos hablando de algo muy concreto y no estamos ni globalizando ni generalizando. Estamos hablando de un relato que tiene que ver con un caso de mal comportamiento y disciplina, de eso estamos hablando.

Y dice que si Él y yo estamos de acuerdo en algo y de repente hacemos las paces y nos ponemos de acuerdo, lo que le estoy pidiendo a Dios que suceda entre él y yo, será hecho por el Padre. Escucha ahora, que voy más lejos, todavía.

 (20) Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

¡Y de este ni te cuento! ¡Mejor no me hagas hablar! Han usado mil veces este versículo para justificar reuniones aburridas de tres personas. ¡Tremenda conferencia! Solamente vinieron tres, pero como Dios dice que donde hay dos o tres reunidos en su nombre…

¡No, no, no y no! Donde hay dos o tres congregados resolviendo un problema determinado y específico en Su nombre, allí sí está la presencia del Señor. No está hablando de culto, templo o servicio. Es el mismo tema, no ha terminado. ¿Quién dijo que había que comenzar de nuevo?

 (21) Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?

¡Ay Pedro! ¡Pero que bruto más bruto eres! Dios le dice setenta veces siete, ¿No es así? ¿Es que entonces eso significará que son cuatrocientas cuarenta y nueve veces? No hay caso, Pedro; en un campeonato de brutos saldrás segundo por demasiado bruto.

Setenta veces siete, es un dicho abarcativo, un dicho de máxima. Significa algo así como lo completo, el todo, lo más. En este caso concreto y específico, significa “para siempre”. Cada vez que sea necesario, las veces que sea necesario.

Hay gente que ha tenido problemas muy serios y con causas muy concretas. El líder de un ministerio, por ejemplo, es traicionado en su buena fe por uno de sus empleados. Ese líder, si es realmente un hombre de Dios, va a perdonar inmediatamente la ofensa.

Acto seguido, va a rechazar de plano cualquier ánimo o sentimiento de revancha, desquite o venganza, va a desechar cualquier raíz de amargura, de rencor o de odio y va a perdonar inmediatamente a su empleado infiel.

Pero todo eso, mi amado y estimado hermano o hermana, no quiere decir que lo vaya a seguir manteniendo como empleado suyo. Perdón si, alianza ya no. El perdón es auténticamente cristiano y obligatorio, pero la alianza no, de ninguna manera.

Pero cuando lo perdone, tendrá que ser un perdón de verdad. Un perdón que, si un día este hombre cae preso, tú digas: “Tengo que tratar de liberar a mi hermano”. Porque Abraham se jugó para ayudar a Lot y consiguió su libertad, pero no se quedaron juntos como antes. Perdón sí, alianza no.

 (Verso 22)= Jesús le dijo: no te digo hasta siete, sino aún hasta setenta veces siete.

(23) Por lo cual (Por todo lo dicho, por esta misma causa, por tanto, como consecuencia de) el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.

(24) Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.

(25) A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.

(26) Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.

(27) El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. (Dice que le soltó, que lo desató. ¿Recuerdas? …Todo lo que desatamos en la tierra…)

(28) Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, (Esto es: uno del mismo rango que él) …que le debía cien denarios, y asiendo de él, le ahogaba, (¡¡Lo agarró del cuello!!) diciendo: págame lo que me debes.

(29) Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.

(30) Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.

(31) Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que le había pasado.

(32) Entonces llamándole su señor, le dijo: siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.

(33) ¿No debías tu también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?

(34) Entonces su señor enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que debía.

En el verso 23, Dios comienza a remover el velo de la verdad. En el verso 27 vemos que un hombre perdonado es desatado. Esto tiene mucho que ver con lo que decía el verso 18. …Todo lo que desatareis… en el verso 30, este que había sido suelto amarra a otro y lo arroja en la cárcel. En el verso 31 se lo hacen saber al señor de todos los consiervos que fue quien le perdonó los diez mil.

(35) Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

¿Cómo es que dice? Dice ASÍ TAMBIÉN. Y entonces aquí tenemos un problema con el verso 34, porque allí dice que el señor lo volvió a atar. Cuando el señor vio como se comportaba ese siervo, luego de ser perdonado, con aquel que le debía a él, reabrió el caso y dijo: bueno, ahora me lo pagas todo.

Así también, de esta misma manera, con este mismo espíritu, el Señor hará con aquellos que no perdonen. ¿Será posible que si tú andas por la vida con resentimiento en contra de alguien, Dios haya reabierto la deuda que tú tienes con Él? Parecería que sí, ¿No crees?

Abraham, sintió en su corazón que él no estaba calificado para militar en una guerra de reyes sin primero resolver este asunto en su corazón. Por eso es que, antes de ir a la guerra, dijo: Tengo que libertar a mi hermano.

 Y entonces fue cuando elevó la posición de Lot, de sobrino, a la de un hermano que es digno de ser liberto. ¿Sabes que? Hemos pisoteado el verdadero significado de la palabra “hermano” hasta rebajarla a una especie de tratamiento ideológico, y no es eso.

Entiende esto y obsérvalo desde este ángulo: de no haber liberado a Lot en su corazón, primero, Abraham hubiera perdido esa guerra. Entonces, si así hubieran ocurrido las cosas, no sólo se hubiera perdido Lot, sino que también se hubiera perdido Abraham. ¡Que historia!

Es sencillamente imposible estar inmiscuidos en una guerra de reinos y avanzando en el propósito de Dios, con un corazón repleto de “asuntos-Lot” sin resolver. ¿Lo estás entendiendo? Porque, así también Dios que te ha perdonado tanto a ti, te puede volver a encarcelar si tú no personas al que te ha ofendido por mucho menos.

DIMENSIONES DEL SACERDOCIO

¿Qué fue lo que en realidad dijo Melquisedec? Él dijo algo así como: ¡No! ¡Estás tremendo, Abraham! ¡Tengo que venir a verte! Fue precisamente cuando Abraham retorna de la victoria de esa guerra que tiene su encuentro con Melquisedec y le dice: “Tenía que venir a saludarte, porque tu comportamiento activó los cielos y me desató a mí.” ¿Tú puedes saber, hoy, si alguna clase de comportamiento tuyo puede estar activando algo en el cielo y desatando algo que vendrá a visitarte?

 (Josué 9: 1)= Cuando oyeron todas estas cosas todos los reyes que estaban a este lado del Jordán, así en las montañas como en los llanos, y en toda la costa del mar grande delante del Líbano, los heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y Jebuseos, se concertaron para pelear contra Josué e Israel. (Aprende: los enemigos del evangelio siempre se unen para batallarlo. Los que nunca terminamos de unirnos somos los que decimos ser creyentes)

(Verso 3)= Mas los moradores de Gabaón, cuando oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai, usaron de astucia; pues fueron y se fingieron embajadores y tomaron sacos viejos sobre sus asnos, y cueros viejos de vino, rotos y remendados, y zapatos viejos y recosidos en sus pies, con vestidos viejos sobre sí; y todo el pan que traían para el camino era seco y mohoso.

(6) Y vinieron a Josué al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los de Israel: nosotros venimos de tierra muy lejana; haced, pues, ahora, alianza con nosotros.

(7) Y los de Israel respondieron a los heveos: quizás habláis en medio de nosotros. ¿Cómo, pues, podremos hacer alianza con vosotros?

(8) Ellos respondieron a Josué: nosotros somos tus siervos, y Josué les dijo: ¿Quiénes sois vosotros, y de donde venís?

(9) Y ellos respondieron: tus siervos han venido de tierra muy lejana, por causa del nombre de Jehová tu Dios; porque hemos oído su fama, y todo lo que hizo en Egipto, y todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán; a Sehón rey de Hesbón, y a Og rey de Basán, que estaba en Astarot.

La historia concreta es que esta gente son cercanos, no lejanos. Y están engañando a Josué porque tienen temor del ejército de Dios, porque ya comenzaron a tener victorias como Hai y Jericó, hechos que marcaron un antes y un después de la historia.

Entonces, visto todo esto, ellos quisieron engañar a Josué y él cometió el gravísimo error de no consultar a Dios al respecto. Sencillamente hizo un pacto con ellos, de que estarían juntos, y los puso a trabajar. Mira el verso 14.

 (Verso 14)= Y los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová.

(15) Y Josué hizo paz con ellos, y celebró con ellos alianza concediéndoles la vida; y también lo juraron los príncipes de la congregación.

Está claro; hicieron todo lo que era necesario y así se convirtieron en trabajadores. Recién cuando los amorreos vinieron a guerrear en contra de los gabaonitas, fue cuando Josué se enteró que ellos no eran lo que ellos decían que eran.

Sin embargo, y porque Josué les dio su palabra, y aunque fue engañado, fue al valle de Gabaón y comenzó a militar con los amorreos. Esa es la batalla en donde Josué no había terminado, el día se estaba acabando y él declara: ¡Sal! ¡Detente! Un disparate científico, porque quien se mueve es la tierra alrededor del sol, lo sabes.

Pese a estar contrariando las leyes de la física y por su nivel de alianza, aún estando en una condición altamente mediocre, el universo entero se detiene a favor de Josué. ¿Sabes por que? Porque honró su palabra de alianza. Aún cuando había descubierto que le habían mentido.

Es precisa y exactamente dentro de estas especiales situaciones, en donde aparece la mentalidad de Melquisedec. Y demuestra que el suyo es un sacerdocio tras otra ley, no como los levíticos.

No es como Aarón, que dijo: “No fui yo, fue este pueblo que tú me has dejado; ¡Yo puse el oro allí y salió este becerro!” Pero no dijo absolutamente nada de que fue él quien construyó el molde. Él sólo dijo que arrojó todo el oro y que el mismo fuego fue quien produjo el becerro.

Entonces fue específicamente allí donde Moisés lo miró y le dijo: “Está bien; derrítelo y bébelo” Yo realmente no sé si le salieron hernias de oro o se le bloqueó todo el sistema intestinal, pero la Palabra dice que se bebieron el oro.

Esta es otra que contraría casi violentamente las leyes que luego conoceríamos como regentes de nuestra salud. Porque ellos no murieron. Y yo aún no puedo explicarme como pudo haber sido ese proceso intestinal, hepático y renal para eliminar esa ingesta. Lo único que sé es que no se murieron.

Había algo dentro de Josué que detuvo el sol, porque la dimensión del pacto que él tenía, era más alta que la de un civil. Melquisedec le dijo a Abraham: “Tuve que aparecer y darte una mano, porque el nivel de pacto que tú tienes, no es el de un hombre común.

Entonces, Abraham salva a Lot después de haber tenido tremenda pelea entre ellos. Josué defendió a los gabaonitas después de haber descubierto que lo habían engañado. Y hasta el universo se detuvo en para ayudarlos.

Esto es para que tú entiendas definitivamente y dejes ya de lloriquear como una ancianita desvalida, como es que Dios responde a nuestro nivel de alianza. Lo hace de una manera muy poco convencional y no le interesa ni preocupa alterar el orden de la naturaleza para cumplir contigo si es necesario. Porque Dios no está EN la naturaleza, está SOBRE ella. Si no lo estás viendo así, mejor vete con los de Nueva Era, ¿Sí?

OCUPANDO LA VACANTE

.En una ocasión aparece Melquisedec; en una ocasión. Y este hombre afecta nada menos que a dos mil generaciones. En la otra, se detiene nada menos que el universo completo para cooperar con su ministerio. ¿Valía la pena o no estudiarlo?

Fíjate que allí es donde Dios le está poniendo el precio a lo que es una alianza. Estamos viendo las condiciones que rodean la aparición de Melquisedec. Como es que aparece esta unción sobre nuestras vidas y las cosas que tenemos que hacer para que ocurra.

 (Salmo 110: 1)= Jehová dijo a mi Señor: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Esa expresión, allí donde dice: siéntate, es más que obvio que no te está hablando de una silla ni de una de esas butacas pullman que ahora abundan en los templos. Es una posición espiritual. Decir siéntate, es lo mismo que decir: posiciónate.

Es decirle a una persona que sea consecuente con su título. Si yo te digo siéntate, posiciónate, te estoy diciendo que asumas las responsabilidades que tiene tu título. La posición de sentarse, en el Reino de Dios, es una posición de consumar. Esto es: has llenado tú la plenitud de lo que era tu responsabilidad.

Melquisedec, entonces, es el resultado de una posición. La palabra en hebreo, es YASHAB. Significa literalmente “tomar residencia”. Tiene la implicación de una casa que se está alquilando y de repente tú te mudas y te conviertes en inquilino. Tomaste residencia, ocupaste una vacante.

Porque tu posición, amado hermano o hermana, determina tu ministerio. En la medida que tú ocupas las vacantes que te pertenecen, eso determina lo fuerte o lo escuálido que será tu ministerio. La vida, en el Reino, depende de tu posición espiritual. Porque de esas posiciones hablábamos, no de las que obsequia Babilonia a sus súbditos.

Melquisedec, entonces, es un sacerdocio consciente con su título. Es gente que, efectivamente, constituyen un real sacerdocio, que no tienen un título de real sacerdocio. Es decir que, cuando tú levantas tus manos en el mundo del espíritu, esas manos son reconocidas como las manos de un sacerdote y las manos de un rey. Por Dios y también por los demonios.

Lo que sale de la boca de un hombre bajo este orden, no asusta a nadie, salvo a los falsos. Porque es el producto de una sustancia invisible pero concreta que tú posees. Y. una vez más, quiero ser bien claro: el orden de Melquisedec es un estado del ser, un estilo de vida, no un título otorgado por una denominación evangélica.

 (Apocalipsis 13: 1)= Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.

(2) Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad.

(3) Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quien podrá luchar contra ella?

(Verso 5)= También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemas; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.

(6) Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.

La palabra MORAN, aquí, es la palabra YASHAB. Gente con los pies en la tierra, pero posicionada en el cielo. Gente que mora más allá del pequeño velo de la muerte. La bestia destruye a los que están bajo el velo, pero para con los que moran en el cielo, sólo los puede blasfemar, no los puede tocar. Pero están aquí, no es que están en una nube.

Fíjate que lo que más se resalta de esta bestia no es lo fea que es, sino que tiene una boca grande. Lo dice en casi todos los versos. Es decir que el poder de esta bestia, es su boca. Olvídate si es literal, si es dragón, es la boca.

Y sabemos que las bocas son bocas y las bocas, en la tierra, siempre vienen a través de hombres. Los caballos no hablan. Y no van a existir dragones que hablen tampoco. Son imágenes de lo que algunos hombres son en el espíritu. Dragones vociferantes.

¿Tienes la posibilidad porque así te lo han autorizado, de utilizar plataformas o púlpitos con excelente llegada a muchísima gente. Aleluya. Gloria a Dios. Pero ten cuidado, por favor. Estás usando un arma que es divina, pero que si no es usada con esa intencionalidad, se volverá en tu contra.

Esos hombres de los que veníamos hablando, son como leones, que se creen que tienen autoridad. Satanás es como un león rugiente. Pero no es león, es COMO león. Sale del mar, sale de la multitud. El mar es la gente.

 La bestia que se sienta; se cree que está posicionada con autoridad sobre la gente. Repasa con entendimiento el verso 6: abrió su boca en blasfemias contra Dios, (Rebelión directa) …para blasfemar de su nombre (La injuria, el chisme, la herejía, la calumnia) …de su tabernáculo (La iglesia) …y de los que moran en el cielo (El remanente. La manifestación de los hijos de Dios. Gente que aunque está aquí, no son de aquí)

(7) Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. (Te está diciendo a ti que va a haber guerra contra los santos y que los van a vencer) …también se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.

(8) Y la adoraron todos los moradores de la tierra (Los que moran en la tierra, no en el cielo. Las iglesias terrenales, humanistas y religiosas, no el remanente) …cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.

(9) Si alguno tiene oído, oiga.

(Verso 11)= Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.

Fíjate en algo muy singular y llamativo: No es una cuestión de imagen, es dónde tiene su poder. Porque tiene imagen de cordero, de remanente, pero habla como dragón. Allí reside su poder; en su boca.

(12) Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.

(13) También hace grandes señales, de tal manera que aún hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.

¿No dicen las epístolas que como James y Jambres desafiaron a Moisés, así también burladores y hombres falsos en la iglesia, van a tener el poder de hacer los mismos milagros? Y les llama burladores.

(14) Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le han permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.

Cuidado: engaña a los de la tierra, pero a los que moran en el cielo solo pueden blasfemarlo, sólo pueden dañarle su reputación; sólo pueden hablar en contra de ellos. Es una amenaza permanente, es cierto, pero se queda en amenaza, jamás se ejecuta.

Sólo pueden ir a las emisoras de radio, o en público, y decir que los que andan en este mover pertenecen a sectas, que son Ministros de la Nueva Era, que están enseñando algo falso; sólo pueden blasfemar, a favor de un montón de gente que, por no tomarse el trabajo de escudriñar las escrituras, le creen al primero que viene y habla bonito.

Conocí a más de tres siervos a los que les hicieron esto. Finalmente me lo hicieron a mí también. ¡Aleluya! Pero los que son engañados, son los que están morando en una posición terrenal, debajo de eso que se llama muerte, lo cual Cristo vino a romper para que su vida tenga otra dimensión.

El poder de esta bestia es el engaño, pero a los que están posicionados en un lugar espiritual llamado cielo, sólo pueden blasfemarlos, pero no los pueden engañar. Su posición determina que puede y qué no puede hacer el diablo contigo. Estas son las condiciones que rodean la aparición del orden de Melquisedec en la tierra.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez