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Ya lo Dije Antes; ¡Es Ahora!

Normalmente, cuando estoy trabajando, sea construyendo un estudio o, al menos, escudriñando e investigando para darle forma, lo hago utilizando todo el avance tecnológico que me es posible. Biblias en sus distintas versiones, diccionarios, interlineales, concordancias, etc., todo confluyendo en un archivo desde el cual, casi siempre, por misericordia divina y apoyo incondicional del Espíritu Santo a alguien lejano de la brillantez requerida, puede salir algo que realmente bendiga al pueblo de Dios y lo ayude a encaminarse por la senda correcta. Cuando busco leer algo para mí, como simple lectura personal, entonces recurro a mi biblia de papel. Debe ser por una cuestión de edad o costumbre, pero la disfruto más que las variedades cibernéticas mencionadas. Ahora bien: ¿Cuántos saben que el Espíritu Santo, además de todo lo que es, también disfruta sorprendernos? No la extiendo más, no me gustan demasiado las introducciones.

Isaías 61: 1-3 = El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Esto leí en una lectura personal. Normalmente, y les sugiero que lo hagan porque bendice, instruye, produce conocimiento y sabiduría, leo los profetas, todos, y me gozo cuando descubro, una vez más, que el Antiguo Testamento no es algo histórico que ya pasó de moda y que lo que se debe leer es sólo el Nuevo. No. Fue dicho que esta parte de tu Biblia era sombra de lo que habría de venir, ¿Verdad? ¿Y dónde se ha visto que una sombra abandone a la entidad de la cual es sombra?

Porque si me voy a lo histórico, deberé extenderme y ya sé, diría que, por experiencia personal, que cuando los predicadores o encargados de la enseñanza comienzan a incursionar en cuestiones históricas, teologías académicas y reminiscencias antiguas, podrá ser muy ilustrativo como información, pero resulta más que aburrido y, por consecuencia lógica, carente de sedimento espiritual que pueda alimentar tu espíritu hambriento y sediento de palabra. Por eso la haré breve. En el capítulo anterior, Isaías nos habla de la gloria de Sion, que con diferencias en más y en menos, sigue siendo tipología de la iglesia genuina, no de las babilonias falsas. Pero en este, comienza con esta alocución que, a todas luces, nos lleva a ver que detrás hay una intencionalidad que parece mucho más moderna y que nos conecta con el Verbo de Vida, que es Jesús el Cristo. No pude continuar mi lectura personal en mi sillón de descanso y relajamiento de cuerpo, alma y espíritu, porque una fuerza hermosa que conozco muy bien me llevó de inmediato a mi oficina de trabajo. Algo había en esto y yo debía escudriñarlo, investigarlo, y al fin darlo a conocer.

Y no me preguntes la causa, el motivo o la razón por la cual aterricé en el cuarto capítulo del evangelio de Lucas, (Que no es justamente el que más utilice en estos tiempos), porque no te la podría explicar. Es como cuando te toca hablar de una revelación que hayas tenido. Lo único genuino que te saldrá es que sabes que sabes que sabes que es eso, pero no sabes ni por asomo como es que sabes lo que sabes. Lindo juego de palabras, ¿Verdad? Estaría muy entretenido si no fuera porque con la palabra de Dios no podemos jugar a los entretenimientos. Se lee u oye, se medita y anida y luego se suelta lo que se recibe. Así funcionó siempre, desde los más antiguos profetas hasta Juan en Apocalipsis. Lucas 4:18-19 = El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Con las leves diferencias idiomáticas, el mismo tema, las mismas palabras. Sin embargo, así fue como Jesús se las leyó a sus contemporáneos judíos en su propia sinagoga.

No sé tú, pero yo debo haber leído este pasaje no menos de treinta o cuarenta veces. Me agradaba, me bendecía y me inspiraba a muchas cosas. Pero hoy directamente es como si hubiera cobrado vida y me dijera que hay una serie de perlas escondidas aquí que es necesario encontrar para luego negociar en tanto Él retorna. Negociad en lo que vengo, les dijo a aquellos a quienes les entregó diez, cinco y una mina, como base de inversión a futuro. Conoces esa parábola, ¿Verdad? Hoy estamos aquí para negociar, (Que es prosperar, aumentar, revalorizar, y no estafar, como muchos creen) todo lo que nos ha dado a cada uno, sin que hiciéramos ningún mérito para merecerlo. De hecho, cada uno de nosotros sabe que si tiene algo distinto, que permite servir al Reino con más nivel e impacto que otros, es porque se le ha dado más que a los otros. De lo que no se tendrá que olvidar nunca es que, al que más se le da, más se le demanda. Eso también es palabra de Dios.

Veamos esta palabra al día de hoy. Lo primero que Jesús les dice, es El Espíritu del Señor está sobre mí, Durante mucho tiempo, en sitios supuestamente cristianos, se ilustraba esta escena con la figura de un hombrecito de aspecto lastimoso y ojos de sufrimiento, mirando hacia arriba, donde una paloma blanca le sobrevolaba sobre su cabeza. Lindo, pero lamento decirte que esto es otra cosa. Él les está aclarando, antes de leer, que ese Espíritu le está brindando sabiduría, inteligencia, consejo, poder, conocimiento y temor de Dios, que es como decir, reverencia. Y que por esa presencia en su vida será guiado a toda verdad, tendrá sometido a Él todos sus movimientos, recibirá dirección para la elección de gente en un mismo sentir, lo ayudará a elegir los campos de operación, le dará vida abundante y, esencialmente esencia de la manifestación visible de la Verdad. Contar con esa presencia, te da posibilidad cierta de poseer una visión clara para hacer todo aquello que se te demande, sin caer en egocentrismos humanos tan conocidos.

¿Qué debemos hacer con esa visión? En principio, darle gracias, porque ha sido seguramente respuesta a una oración fiel, firme y persistente. Nadie recibirá nada del Espíritu Santo sin pedirlo de manera persistente y perseverante, día tras día. Quien no lo haga así y crea que con una sola vez será suficiente, está infatuado, engreído y piensa que Dios depende de él para no caerse del trono. Entonces puede acostarse tranquilo a dormir esperando que llegue. Se despertará en la misma condición. El hijo de Dios es pacífico, sereno y con paz, pero no puede ser ni holgazán ni perezoso. Y mucho menos presuntuoso. Una visión llega, generalmente con posterioridad a alguna forma de aflicción, aunque no es excluyente. Hay que tener pureza de corazón para acceder a ella. Es el Espíritu Santo quien la otorga y usa lo que yo llamaría el telescopio de la fe para eso. Hebreos 11:27 lo muestra en un episodio muy conocido, diciendo: Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. 

Luego Jesús les explica su misión: Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Ungido, (Jristos) es lo mismo que decir Mesías. En esa lectura, Él los miró a los ojos a todos los que estaban en esa sinagoga, esencialmente a sus líderes, los fariseos, y se los dijo con convicción. El Espíritu me ha ungido, o sea: soy el Mesías que viene a. En el presente, tú no eres Jesús ni llegas nacido del origen divino, pero puedes decirlo del mismo modo que lo dijo Él y como es relatado en el Salmo 45:7: Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. Escucha; salte de la historia del salmo y entra en el ámbito espiritual de este día. A ti te lo dice. Si eres todo lo que dice arriba, eres portador y apto para todo lo que dice en el final. En su profecía de las setenta semanas, Daniel lo dice en 9:24 de su libro: Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.

Para dar buenas nuevas a los pobres; He oído alguna vez una interpretación que sostenía que, como el pecado empobrece, Jesús el Mesías vino esencialmente para predicarles el evangelio del Reino a los más pobres. De hecho, tú lo escuchas y no parece ser equivocado, pero si lo tomas desde lo espiritual. Muy bien: un vasto sector del cristianismo lo tomó por lo material, físico y terrenal, y terminó construyendo una doctrina que, con el correr de los años, fue denominada como Teología de la Pobreza. Esto es: mientras menos dinero tienes, más posibilidades de ser salvo tienes. Definitivamente, no. Y te digo por qué. ¿Crees, de verdad, que el pecado empobrece en dinero? Puede ser en algunos casos excepcionales, pero mayoritariamente, si pensamos en la trata de personas, narcotráfico, venta clandestina de órganos y cosas delictivas por el estilo, debería decirte que el resultado, aquí en la tierra, sería el opuesto. Es otra clase de pobreza, amigo, amiga, hermano, hermana. Es la misma clase de pobreza de la que el mismo Jesús habla en las bienaventuranzas. Bienaventurado los pobres de espíritu… ¿Recuerdas?

Por todas estas cosas que los siguientes textos van a mostrarte, es que pecar es algo que va mucho más allá de incurrir en un simple error o equivocación. Pecar es, en primera instancia, decidir como sea desobedecer a un Dios de amor que todo te lo comprende, menos tu rebelión. Mira: Proverbios 6:33 = Heridas y vergüenza hallará, Y su afrenta nunca será borrada. Salomón, aquí, se está refiriendo al pecado de adulterio. Proverbios 23:29 = ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? En este caso, tiene que ver con el pecado de fornicación, específicamente, con una ramera. Isaías 1:6 = Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Aquí es directamente con la nación toda de Israel. Con ese pueblo elegido que ahora se ha rebelado. Jeremías 30:12 = Porque así ha dicho Jehová: Incurable es tu quebrantamiento, y dolorosa tu llaga. Por esta causa Jesús dirá luego lo que luego dice.

Y ¿Qué cosa es lo que luego dice? Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; Un corazón quebrantado es otra de las consecuencias constantes del pecado. Sin embargo, tiene algo positivo. Ese corazón, (Que en realidad es el alma) ha recibido un toque del Espíritu Santo, convicción de ese pecado que está cometiendo, un quebrantamiento gigante que sólo puede atenuarse con un consuelo de parte del Señor y su consiguiente perdón. Bueno; tengo una buena nueva: eso existe. Dos frases que reproduce Juan en el capítulo 14 de su evangelio. Una, en el primer verso: No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. La otra, en el verso 18: No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Es el Padre, por intermedio del Hijo, y con la guía del Espíritu. Nosotros, este mundo occidental, lo tiene más o menos claro. Ellos, el pueblo judío, todavía no tanto. No entendieron que, según este último texto, si no aceptan de una vez por todas que Jesús es el Mesías de Dios, seguirán huérfanos. ¿Motivo? El anterior: si creen en Dios, también deben creer en su Cristo.

La siguiente, es una expresión no solamente válida para todos los tiempos, sino sobrecargada para estos tiempos que estamos viviendo: ; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; ¿Sacó Jesús gente de alguna cárcel romana? No. ¿Le dio vista a los ciegos? Dicho así, masivamente, no. Le devolvió la visión a uno simplemente con una orden, mientras que a otro le hizo lo mismo, pero haciendo barro con tierra y su saliva y untándole los ojos con eso. Solía decir con humor un viejo pastor que, a partir de allí, se creó una división entre “barristas” y “anti barristas”. Es broma, claro…o no tanto, no lo sé. Tratándose de cristianos inmaduros, cualquier teoría o tema será bueno para dividirse. De todos modos, aquí se está hablando de otra cosa. ¿Vino a libertar cautivos del pecado? Sí. Lo hizo y, si se lo invoca y se le cree, hoy lo sigue haciendo, liberta cautivos de Satanás y sus demonios. Pero también vino a libertar a los cautivos de la religión, que son aquellos que suponen que, aunque no crean nada y hagan lo que se les antoja, es suficiente con tres o cuatro ritos tradicionales para cumplir y quedar bien con Dios y su Hijo.

De hecho, por el momento solamente estoy hablando de la religión ritualista, esa que todos conocemos. La que le otorga más valor e importancia a ciertos movimientos y actitudes que se tomen con la finalidad de expiar pecados, que la de asumir un arrepentimiento genuino y un pedido de perdón sincero. Un hombre, supuestamente de parte de Dios, te preguntaba si estabas arrepentido de ese pecado que le habías confesado. Tú le respondías que sí, aunque no estuvieras arrepentido en lo más mínimo, y él te absolvía de ese pecado en el nombre de Dios. Te daba como tarea recitar una serie de oraciones y listo, problema terminado. ¿Problema terminado? Gente condenada, diría yo. ¿Cómo sabía ese hombre que lo que el pecador le había confesado era verdad y, esencialmente, todo el pecado que había cometido? ¿Cómo sabía que ese arrepentimiento era genuino y no meramente protocolar? Sin discernimiento espiritual, imposible. Terminaba, en su ignorancia religiosa, absolviendo por su cuenta a una persona que, en las oficinas del cielo, ni siquiera figuraba como arrepentida. El resto, imagínalo. Y ese es el menor de los problemas que tiene la religión. Hay otros peores. Seguramente lo sabes, no es mi interés hacer una apología sobre eso.

En cuanto a la ceguera, pregunto: Si te encuentras en una disyuntiva respecto a qué dirección tomar en una bifurcación de camino, y ves que para un lado van pocas personas y para el otro, muchedumbres enteras, ¿Cuál elegirás? No me lo digas, lo presiento. ¿Y si esa muchedumbre va rumbo al infierno? Si esto te hizo quedarte un momento con tu mirada fija en la nada, lo celebro. Quizás estés a punto de darte cuenta que ser parte de una mayoría, jamás te será garantía de nada, mucho menos de tener razón o la verdad. Las mayorías nunca tienen ni la razón total ni la verdad absoluta. Apenas tienen una mayoría que, en todo caso, les sirve para ganar alguna elección de algo y luego frustrarse viendo el resultado de su apoyo. Por eso la iglesia genuina de Dios no ha sido, no es, ni creo que llegue a ser nunca en esta tierra, mayoría de nada y en nada. ¿Eso sería tener una mirada selectiva? Tal vez, pero no te olvides que son las minorías las que modifican mundo y futuro. Por eso las hay buenas, regulares, mediocres y horriblemente malas. Allí es donde debes pedir discernimiento y operar en la buena. O sea: en el llamado Remanente Santo.

Luego les dice: A poner en libertad a los oprimidos; Alguna vez en mi país y en mayor medida en otros muy definidos, he visto esta misma frase en pancartas y estandartes portados por partidos de izquierda en manifestaciones de protesta, esencialmente relacionadas con derechos laborales. Que me perdonen los seguidores de don Carlos, pero esto no fue dicho ni escrito con relación al obrero, al peón ni al empleado. Esto fue escrito para el hombre en general, que no necesita ser carenciado ni estar pasando por serias necesidades materiales para sentir en su pecho una opresión desconocida sin origen terrenal. Cualquiera de ustedes que alguna vez la haya experimentado, va a entenderme mucho más rápido y mejor que el resto que, gracias al Señor, no lo han tenido que vivir. La opresión, cualquiera sea su causa terrenal, siempre es producida por un demonio encargado de esa tarea. El va a ingeniarse para que tú te vuelvas vulnerable, ya sea por comodidad, por exceso de confianza o similares y, cuando te vea en esa situación, no dudará en infiltrarse en tu mente y meterte pensamientos que te lleven inexorablemente al stress, la preocupación, la desesperación y su consecuencia cumbre: la depresión.

La gran pregunta que surge, luego de ver esto, es: ¿Cómo se accede a esa libertad íntima? No me gusta dar respuestas en base a un solo verso suelto, por eso lee Juan 8:31-32 = Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Estar EN la Verdad. Eso es conocerla, tener intimidad con ella. Equivalente a estar EN Cristo. Libertad, genuina. Pablo, en Romanos 8:20-21, confirma esto: Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Salir de la corrupción. ¡Nada menos! ¿Solamente mundana? Ya lo sabes. Y el remate contundente se los da a los Corintios, Segunda carta, Tercer capítulo, verso 17: Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. ¿Te sientes oprimido? Tienes una salida. Busca al Señor y pídele que te llene con Su Espíritu. El resto lo hará Él. Pero acéptalo, asúmelo, obedécelo y créelo. Funcionará.

Y lo concluye con algo que, estoy seguro que dejó pensando muy seriamente a todos aquellos hombres rústicos que lo oyeron en la sinagoga y que hoy todavía produce el mismo efecto en otra forma de humanidad, más…preparada: A predicar el año agradable del Señor. ¿El año agradable? ¿De qué está hablando? Seguramente lo habrás leído tantas o más veces que yo. Por eso pregunto: ¿Lo has entendido? Yo te confieso que, hasta no hace tanto tiempo, muy por encima, casi de manera superficial. Sin embargo, esto de superficial no tiene nada. Esto parece describir el concepto del año del jubileo en el Antiguo Testamento. En el año del jubileo los esclavos fueron liberados, las deudas canceladas, y las cosas empezaron de nuevo. Jesús vino a predicar el año agradable del Señor, una referencia al año del jubileo. Es posible que la razón por la que Jesús regresó a su ciudad natal fue porque era el año del jubileo. Donde Jesús dejó de leer de Isaías, nos ayuda a mostrarnos la naturaleza de la profecía y su relación con el tiempo. El pasaje inicial de Isaías continúa describiendo lo que Jesús haría en Su segunda venida y el día de venganza de nuestro Dios.  Esta es una coma de 2.000 años entre las dos frases.

Voy a compartirte algunas escrituras que hablan de este tiempo. Espero que al oírlas, el Espíritu Santo que mora en tu espíritu, te muestre lo mismo que me ha mostrado a mí. No podría haber distinta visión con un mismo Espíritu Santo, que como ya sabes, es Dios mismo. Y jamás se contradice ni crea confusión. Salmo 32:6 = Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado; Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán estas a él. ¿Es que entonces habrá un tiempo en el que por más que te desgañites orando, Él no podrá ser hallado? No lo sé, sólo leo mi Biblia. Salmo 69:13 = Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad; Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, Por la verdad de tu salvación, escúchame. Si dice que hay un tiempo de buena voluntad de Dios, es notorio que también hay otro tiempo donde esa voluntad suena diferente. Salmo 95:7-9 = Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, Como en el día de Masah en el desierto,  Donde me tentaron vuestros padres, Me probaron, y vieron mis obras. 

Aunque desde lo bíblicamente textual, más el anexo de mis comentarios te pueda sonar de otro modo, que te quede más que claro que tanto Jesús en aquella sinagoga, como cualquiera de los que hoy conformamos su cuerpo en la tierra, estamos hablando de buenas nuevas, que es como decir, del genuino, auténtico y poderoso Evangelio del Reino, único con mandato recibido para predicar. Aquí, hoy, has tenido esa confirmación que tal vez necesitabas, no ya para armar un ministerio evangelístico, como pudiste pensar, sino sencillamente una convicción que te lleve, donde cuadre y amerite, a abrir tu boca y dar de lo que tienes. Solamente así podrás inflar el pecho, plantarte delante de quien sea, y repetir lo que Él les dijo en aquella sinagoga hace miles de años atrás. Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Con estas palabras Jesús contestó dos preguntas. 1.- “¿De quién escribió Isaías?” Jesús respondió: “Isaías escribió de mí”. 2.- “¿Cuándo sucederá esto?” Jesús respondió: “Isaías escribió que ahora”. ¿Me permites repetir palabras ajenas con vocabulario propio? ¿De quién termina de hablar Néstor? “Néstor termina de hablar de mí”. ¿Y cuándo me dices, Señor, que sucederá esto? “Ya lo dije antes: AHORA”.

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diciembre 1, 2024 Néstor Martínez