La salvación es el más grande don de Dios a la humanidad. El Espíritu Santo es la más valiosa dádiva del Creador para sus hijos, su Iglesia. El bautismo en el Espíritu Santo debiera propiamente ser llamado el bautismo de poder. Como tal constituye una posesión invaluable para el cristiano comprometido con la búsqueda y adelanto del plan de Dios para este mundo. Creemos que cada cristiano que recibe el bautismo en el Espíritu Santo y habla en otras lenguas, es conforme a la habilidad de emisión que el Espíritu le brinda. Creemos que el don de hablar en otras lenguas es una de las evidencias iniciales de que una persona ha recibido el Espíritu Santo, aunque no la única, claro está, la Biblia así lo dice, aún en contra de lo enseñado en muchos grupos con pocas luces de entendimiento.
Profesamos, y creo que también enseñamos, que cualquier ministro, predicador o incluso congregación cristiana, que no reconozca y proclame al Espíritu Santo como portador de una clase de bautismo muy diferente, bíblico y necesario, con todas sus señales y evidencias escritas, entre ellas la de orar en lenguas, tan polemizada y discutida dentro de nuestros ambientes, resulta remiso en sus enseñanzas y, de alguna manera, debilita espiritualmente a aquellos que dependen de ellos para su orientación y maduración. Yo tengo la obligación de enseñar la Palabra tal como está escrita y sin tener en cuenta posturas humanas. Luego, quien me oye, tendrá la libertad de aceptar o no aceptar lo que crea que debe aceptar o no aceptar. Las consecuencias de sus decisiones, ya será un asunto a dirimir entre el Señor y cada uno de ellos, yo habré cumplido mi parte.
Yo creo firmemente que, enviar un creyente al mundo sin la bendición del Espíritu Santo, es equivalente a enviar un soldado a un frente de batalla sin armas. De hecho se admite que, al momento de ser salva, una persona se convierte en cristiana, en análoga forma en que un individuo se convierte en soldado al jurar fidelidad al entrar en el ejército que sea. Pero el nuevo recluta no está listo para entrar en combate hasta no haber recibido el entrenamiento básico y se le haya provisto de las armas necesarias. El cristiano se encuentra en idéntica situación en el momento de la salvación. Si no lo animamos a buscar esa plenitud en el Espíritu, que muchos llaman Bautismo, pero que eso cabe sólo cuando se experimenta por primera vez, y de ese modo se fortalezca para la batalla que indefectiblemente habrá de sostener con Satanás y sus demonios, lo estaremos enviando a una lucha poderosa, pero miserablemente dotado.
(Hechos 1: 8) = Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Esta no es una opinión del autor del libro de los Hechos, estas son palabras de Jesús. Porque si vamos a trabajar en forma efectiva contra la destructiva y perversa conspiración promovida por el enemigo, deberemos adquirir y hacer nuestras todas las armas y posibilidades que se encuentran a nuestra disposición. Todo aquel que obstaculice en alguna forma al cristiano en el momento en que va a entrar en batalla, estará trabajando a favor de Satanás, aunque lo haga por ignorancia y hasta se horrorice de sólo pensar eso. Es la voluntad de Dios, y también su mandato, que todo cristiano; escucha bien: TODO cristiano deba ser lleno del Espíritu Santo. Por tanto, cualquiera; y otra vez escucha bien: CUALQUIERA, que obre en contra de esa disposición, así sea de manera consciente o a través de doctrinas erróneas o insuficientes, de hecho estará en pugna con los propósitos y con la mismísima voluntad de Dios. No es una diferencia doctrinal, como algunos lo quieren presentar: es un asunto de vida o muerte y de obediencia o desobediencia.
Ahora bien; todo está muy bonito y forma parte del andamiaje dialéctico conque miles de cristianos se dan de narices a diario. Sin embargo, no todos tienen demasiado en claro el epicentro de todo este andamiaje. Porque seamos honestos y reconozcamos que no todos los cristianos tienen sumamente en claro quién es el Espíritu Santo. Ahí vamos, entonces, porque para comenzar algo, lo correcto es hacerlo desde las bases, desde los cimientos.
El Espíritu Santo, a veces también llamado Espíritu Divino, es un miembro distinto y separado de la Divina Trinidad, una calificación que no encontrarás escrita de este modo en ninguna Biblia, es cierto, pero que salta a la vista de manera implícita en el contexto de todos los textos escritos al respecto. De acuerdo con los que hacen polémica: no existe la palabra Trinidad en la Biblia, la inventamos los hombres. Pero de allí a decir que la Trinidad no es bíblica, supongo que hay un paso tan grande como el que normalmente se da cuando se comete un error. Porque lo que no es bíblico es el término Trinidad, pero sí lo es el significado, el concepto. Llámalo trilogía, si quieres, pero a mí esto último me suena mucho más a brujos unidos que a hombres ungidos.
Esa Trinidad, (Yo la voy a seguir llamando así), obra en asociación y completa armonía con el Padre, (Que es Dios mismo) y con el Hijo, (Que es Cristo). El Espíritu Santo no debe por tanto ser confundido ni con el Padre ni con el Hijo. 1 Juan 5:7 nos die: Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Nuestro Señor Jesucristo mismo, hubo de decir lo que leemos en Mateo 28:19: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
El Espíritu Santo es Dios, de la misma manera que el Padre es Dios y que el Hijo es Dios. Existen sin embargo diferencias entre el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Los tres no constituyen fotocopias laser. Ellos tienen características individuales, que fijaron sus funciones por separadas aunque los propósitos y metas sean inherentes. Y presta atención, sino, al último mensaje que predicó Jesús. A este lo encontramos en Hechos capítulo 1.
(Hechos 1: 4) = Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
(5) Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
(6) Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?
(7) Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; (8) pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
(9) Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus -ojos.
Si yo no he leído mal y no he sido influenciado por doctrinas domésticas, este mensaje estuvo confinado al tema del Bautismo en el Espíritu Santo. Fue esta una ocasión histórica: nuestro Señor estaba próximo a abandonar la tierra, la obra de su vida estaba terminada. Se encontraba a punto de partir hacia el cielo, donde habría de permanecer por cerca de veinte siglos. Esta habría de ser la última oportunidad en que estaría físicamente presente para enseñarles algo a sus discípulos. Esta situación única, imparte a sus palabras una importancia sin precedente. Él podía haber hablado de profecías de salvación, de adoración o de cualquier otro asunto de análoga importancia. Sin embargo, Él no mencionó ninguno de dichos temas.
Siendo el Dios que sabía, (Y aún hoy lo sabe) todo, Él les dijo que no intentaran nada concerniente con la salvación del mundo, hasta que recibieran la promesa del Padre, que es la que terminamos de leer en Hechos 1:4 al 9. En vista de las dramáticas circunstancias que rodeaban dicho pronunciamiento, podemos asumir que cada palabra contenida en esos versículos, fueron las más importantes pronunciadas por nuestro Señor y Maestro. Y resulta más que obvio, si no quieres verlo con ojos religiosos y legalistas, que esto está muy lejos de ser ese caballito de batalla de tal o cual denominación, sino auténtica Palabra pura y sin contaminaciones humanistas o filosóficas.
No obstante, existen controversias en nuestros días, de si una persona recibe el Espíritu Santo en el momento de la conversión. De hecho, la única respuesta apropiada que conozco y que no es nueva, precisamente, es “¡Sí y No!” Las responsabilidades del Espíritu Santo son diferentes y variadas. Una de las más importantes de esas responsabilidades, es la regeneración, un asunto del que muy poco se habla y se enseña.
(1 Corintios 12: 3) = Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
Esto demuestra sin ninguna duda, que el Espíritu Santo desempeña un papel único en su función de llevar al pecador a la convicción de su culpa, al arrepentimiento y a la salvación. Las actividades del Espíritu Santo son muchas. Él opera como consolador. Es un líder. Él es un maestro. Es un medio de comunicación y un guía. Él es el director de todas las actividades de Dios en la tierra en nuestros días. Así es que cuando el penitente llega al momento de la salvación, de hecho él ha recibido el Espíritu Santo dentro del contexto de haber sido influenciado por Él. Sin embargo, asumir que el contacto con el Espíritu Santo es igual a la inmersión o a la participación puede conducir a doctrinas erróneas, y de h echo eso ha sucedido y mucho. Esto pudiera entorpecer a un cristiano en sus esfuerzos de andar en perfecta armonía con los deseos de Dios. Desafortunadamente no todo creyente tiene el Bautismo del Espíritu Santo, aunque todos pueden tenerlo si así lo desean. Existen diferencias en ser nacido del Espíritu y ser bautizado en el Espíritu Santo.
En la salvación, la vida es impartida a alguien que hasta ese momento estaba muerto espiritualmente. En el llamado Bautismo en el Espíritu Santo, el cristiano que previamente había sido débil e inefectivo, es dotado de poder y de allí en más es apto para el servicio que demanda el Reino de Dios. Resulta más que claro, entonces, además de específico, el mandato de Dios de que cada cristiano deba recibir esa plenitud y ese poder, único reaseguro de ser verdaderamente útil. La salvación y la experiencia de la cual estamos hablando, son diferentes y distintas, separadas entre sí. Difieren en la fuente, en el tiempo y en la naturaleza. Una persona puede experimentar la salvación sin recibir esa llenura o plenitud que la Biblia define como Bautismo en el Espíritu Santo. Ella no puede sin embargo experimentar eso sin que previamente haya experimentado la salvación. Esta experiencia en el Espíritu tiene que ser precedida por la regeneración (Que es salvación), y sólo entonces puede el Espíritu Santo morar con manifestación en nosotros, hasta allí sólo tendríamos Su Sello.
El gran tema que ha dividido y hasta enfrentado con cierta ferocidad a distintos grupos cristianos, es el saber si verdaderamente respaldan las Escrituras ese argumento esgrimido de que el llamado bautismo en el Espíritu Santo y la salvación no son simultáneos. Vamos a ver lo que encontramos en la Palabra de Dios.
(Lucas 10: 20) = Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. (Esto se los dijo Jesús a los discípulos a su regreso de difundir el Evangelio. ¿Qué debemos asumir nosotros, aquí? Debemos considerar que estos hombres, indudablemente, eran salvos. Si sus nombres estaban escritos en el Cielo, (Esto es, en el libro de la vida del Cordero), ellos indiscutiblemente eran salvos. Pero ellos no recibieron el llamado Bautismo del Espíritu Santo hasta un tiempo después, es decir, el día de Pentecostés, ¿Recuerdas?
Y después tenemos el caso del apóstol Pablo, que antes era el llamado Saulo de Tarso. Respecto a él, el capítulo 9 del Libro de los hechos, nos ofrece la dramática, gloriosa y repentina conversión de Pablo en el camino de Damasco. Nos dice de la misma manera, que tres días más tarde el Señor envió a Ananías donde estaba Pablo, para la imposición de manos y su curación milagrosa y con relación al bautismo en el Espíritu Santo. Resulta más que obvio que Pablo no había recibido eso en el mismo momento de su salvación en el camino de Damasco.
(Hechos 19: 1) = Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos, (2) les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.
(3) Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.
(4) Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
(5) Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
(6) Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
La Biblia expresa sin lugar a dudas que esos hombres eran salvos. Ellos eran creyentes. Las Escrituras se refieren a ellos como discípulos. Pero cuando Pablo los encontró hubo de preguntarles: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Cualquiera al leer esa oración arriba a la conclusión que “creísteis” debía haber estado impreso en la Biblia en negritas, por lo menos. Es como si el Señor anticipando el debate futuro de si el Espíritu Santo viene simultáneamente con la salvación, hubiera incluido esta frase con el fin de probar que esos hombres eran creyentes, esto es, salvos, que no habían recibido el Espíritu Santo al momento de esa salvación. Esto de hecho debería haber dejado resuelta la cuestión antes de ser siquiera iniciada. Sin embargo algunos ven las Escrituras lo que ellos quieren, a pesar de todas las evidencias en contrario. ¿Estaba el Señor, quizás, previendo esto cuando dijo lo que sigue?
(Marcos 8: 18) = ¿Teniendo ojos no veis, y teniendo oídos no oís? ¿Y no recordáis?
Para aquellos que gustan de alguna prueba adicional respecto a que ese bautismo en el Espíritu Santo es subsiguiente a la salvación, nos podemos remitir al Libro de los Hechos, en el capítulo 8 y versos 5 al 16. En este capítulo se nos cuenta como Felipe fue a Samaria anunciando el Evangelio. Durante su predicación muchos fueron salvos y muchos fueron sanados. Después de tales señales y milagros, el pueblo en forma unánime quedó convencido y aceptó a Jesús como Salvador y fueron bautizados en el nombre de Jesucristo. Mira el texto completo:
(Hechos 8: 5) = Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.
(6) Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.
(7) Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; (8) así que había gran gozo en aquella ciudad.
(9) Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande.
(10) A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios.
(11) Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo.
(12) Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
(13) También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
(14) Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; (15) los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; (16) porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.
Fíjate lo que dice en el final del verso 16 en referencia al Espíritu Santo y esos hombres ya salvos por arrepentimiento y perdón. Dice que todavía no había descendido sobre ellos. Esa es una prueba más de que ambas cosas no son en absoluto simultáneas como se ha enseñado en muchos lugares determinados como serios y responsables. Y si te quedan dudas, todavía, fíjate que en el verso 17, las cosas se esclarecen aún más. Estamos hablando de gente que ya había sido salva, no lo olvides. Dice el verso 17: Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. Creo que no es necesario añadir nada más. Si les imponían las manos y recibían al Espíritu Santo, es porque hasta ese momento, estos hombres que sí habían recibido perdón y salvación, todavía no lo habían recibido. Y si sigues leyendo este pasaje, verás la historia de ese mago llamado Simón y su tremenda confusión respecto a esta experiencia, aunque haya que rescatar que, si él quería comprar ese poder, era porque el poder era visible, cierto, real y manifestado.
Otro aspecto de esta cuestión en relación a si somos llenos automáticamente del Espíritu Santo en el momento de la salvación, nos es revelado en las palabras del Señor Jesús, recogidas por Lucas en su evangelio, y escritas en el capítulo 11 y verso 13. Dice así: Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? El hecho concreto de esta materia es que debemos aspirar a ese Bautismo o como prefieras llamarlo tú, en el Espíritu Santo. Esto no es algo impuesto sin conocimiento, que es como decir involuntario, sobre una persona al momento de convertirse en cristiano. El bautismo en el Espíritu Santo imparte poder y ardor en aquellos que lo reciben. Cualquier persona deseosa de ser un cristiano ineficaz y reservado, tiene el derecho de aceptar la salvación sin aceptar el paso subsiguiente, o sea el Bautismo en el Espíritu Santo. El Bautismo lo transforma en un poderoso y entusiasta trabajador para la obra de Dios. No obstante, aquellos que quieran aceptar los beneficios de la salvación sin incurrir en las responsabilidades que conlleva el bautismo en el Espíritu Santo, tienen el derecho ante Dios de hacerlo si así lo desean.
Ahora bien; nosotros enseñamos y también predicamos que cada recipiente del Espíritu Santo habla en otras lenguas, y me temo que eso, que no es ni exagerado ni falso, sí ha sido sobre-enfatizado por ciertas denominaciones, al punto de proceder con total y absoluta crueldad e injusticia, a apartar o soslayar a miembros de sus iglesias que no tengan el don de lenguas, bajo el argumento de que si no hablan en lenguas, no tienen el Bautismo del Espíritu Santo. Falso. Erróneo y tan falso como todo lo anterior que he venido mencionando. En principio, déjame aclararte, por si no te habías dado cuenta todavía, que una persona no tiene que hablar en lenguas para ser salva, ni lo sueñes. Porque una persona no es salva por el hecho de haber tenido ciertas visiones, por haber enunciado algún mensaje profético, por hacer milagros, o por hablar en lenguas. Una persona es salva al confesar con su boca que Jesús es el Señor y también creyéndolo en su corazón. Así lo dice la Biblia.
(Romanos 10: 9) = Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
(10) Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Porque, veamos: una persona puede ser salva en una iglesia, obviamente, pero también puede serlo en su casa, en una esquina, viajando en un bus o en cualquier lugar. No es el lugar lo que importa, sino la acción. ¡La persona que cree en su corazón y confiesa con su boca a Jesucristo, es salva! Y una vez que es salva, no lo puede ser más por el hecho de que reciba el don de lenguas y lo utilice. Claro está que allí saldrá alguno de esos creyentes que nunca se quedan con lo primero que oyen, (Y está muy bien que así lo hagan), y procuran ir más allá, si es posible, al fondo de la cuestión, y entonces te preguntan: ¿Pero cómo es esto? Si ya tengo el completo don de la gracia en la salvación, ¿Me quieres explicar para qué necesito esa especie de “adicional” que es el Bautismo en el Espíritu Santo?
Escucha; en cierto sentido, nosotros no necesitamos el Bautismo en el Espíritu Santo sino sentimos satisfechos con aceptar solamente la salvación como un don gratuito ofrecido por Dios, (Que eso es lo que es, justamente), y si no nos importa nada el tomar nuestra cruz y seguir a Jesús para servirle. Tenemos el derecho dentro del libre albedrío que Dios nos ha concedido de hacer esto y aún ser salvos. Pero el señor establece diferencias en la parábola de los talentos, así que será muy buena idea leerla para que los conozcas.
(Mateo 25: 15) = A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.
(16) Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos (17) Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos.
(18) Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.
(19) Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos.
20) Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos.
(21) Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
(22) Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos.
(23) Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.
(24) Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; (25) por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.
(26) Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí.
(27) Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.
(28) Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.
En el mismo sentido se expresa en otra conocida parábola como es la del sembrador y la simiente, que se encuentra en el evangelio de Lucas, 8:4-15. La diferencia que Él teje está centralizada entre aquellos que reciben su salvación como la obra final y los que se suman al servicio del Señor para multiplicar las bendiciones en el Reino de Dios. Una vez más, esto reflota lo que siempre hemos dicho y enseñado: no eres salvo por, eres salvo para. Es para aquellos que se comprometen a difundir el plan de Dios en estos últimos días, que el Bautismo en el Espíritu Santo resulta un apoyo incomparable. Durante el ministerio del Señor en la tierra los discípulos lo tuvieron como un alto aporte espiritual, como consolador, como líder y como administrador. Hoy ya no lo tenemos personalmente para atender y llenar esas funciones tan esenciales. Y por ello fue que antes de partir, dijo que habría de enviar otro consolador. No uno; otro. Él había sido el anterior.
(Juan 15: 26) = Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.
El sabía que su tiempo personal en la tierra sería breve; que sólo podría supervisar el comienzo de la salvación aún en marcha y que aquellos comprometidos en compartir las responsabilidades de traer los millones de pecadores a la salvación, necesitarían directrices más allá de todas las posibilidades humanas. Básicamente este es el valor inestimable de ser lleno del Espíritu Santo. Para la persona que sabe que habrá de morir en breve tiempo, quizás no existan grandes ventajas en recibir el bautismo en el Espíritu Santo. Pero para aquellos que no planean abandonar este mundo muy rápidamente, existen tremendas ventajas, sin duda.
Cada cristiano activo o pasivo va necesariamente a tener que confrontar los poderes de las tinieblas descriptos por el apóstol Pablo en Efesios 6:12. Satanás tiene un ejército de demonios comprometido a interferir e incluso destruir las vidas cristianas. El poder del Espíritu Santo residiendo en nosotros es lo único que puede aumentar nuestras débiles fuerzas hasta el punto de permitirnos vivir la vida que debemos y convertirnos en el tipo de cristiano que Dios desea de nosotros.
La salvación nos habilita para entrar en la presencia de Dios, después que la vida mortal termina aquí. El Bautismo en el Espíritu Santo nos provee para la vida fructífera (Y feliz) que precede durante esos años antes de ir a la presencia de Dios. El abstenernos voluntariamente de esta ayuda divina, equivale a estorbarnos en nuestro progreso a través de nuestra vida cristiana.
Ahora bien; el mayor dilema que ha desatado amigables debates y enconadas polémicas es la oración en lenguas. Nadie discute el poder del Espíritu Santo y, llegado el caso, aceptan lo que han llamado el Bautismo en el Espíritu Santo. Pero lo de las lenguas ya es otra historia. Es una encarnizada y fiera batalla entre la fe simple del que declara tener el don y la recalcitrante respuesta racional del que asegura que hoy ese don ya no existe. La gran duda es si existen evidencias bíblicas que lo confirmen como tal, o si todo se trata de simple fantasía de cierta clase de cristianos demasiado crédulos en lugar de creyentes.
(Hechos 2: 1) = Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
(2) Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; (3) y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
(4) Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. (Esto creo que es muy claro y sin ninguna clase de complicación idiomática que obstaculice su interpretación o su entendimiento. Dice que comenzaron a hablar en otras lenguas. Si eran lenguas idiomáticas o ese “bara bara “ que tanto critican los detractores, no se dice aquí, pero que eran lenguas no conocidas en ese lugar, sí)
(Hechos 9: 17) = Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo
Cuidado: aquí no dice que Pablo al ser lleno del Espíritu Santo hablara en otras lenguas, pero si nos remitimos a lo que el mismo apóstol les escribe a los Corintios, en su primera carta y en el capítulo 14 y verso 18, leeremos que Pablo dice que da gracias a Dios porque habla en lenguas más que todos ellos. No resultará descabellado ni fantasioso, entonces, suponer que cuando recibió esa llenura del Espíritu por causa de la imposición de manos de Ananías, Pablo debió haber recibido también el don de lenguas, ya que de otro modo no habría hecho ninguna mención particular o personal en su carta a los Corintios.
(Hechos 10: 45) = Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
(46) Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.
Si bien los eruditos podrían rotular a este pasaje como meramente descriptivo y no explicativo, resulta muy singular ver cómo, esos fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro, se quedaron atónitos, -dice- de comprobar cómo se derramaba el don del Espíritu Santo también sobre los gentiles. ¿Y de dónde sacaban ellos esa certeza? Simple: de oírlos hablar en lenguas y magnificar a Dios. La diferencia que hoy mismo podríamos encontrar entre un grupo que alaba a Dios con sus manos levantadas, pero con solemne seriedad y apostura, mientras que otro grupo por poco se sube arriba de los bancos en su alabanza.
(Hechos 19: 6) = Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
Aquí tienes otra prueba de la existencia real y genuina del don de lenguas, pero además también tienes una evidencia de que esa no puede ser tomada como única señal, sino apenas como una de ellas. Porque yo he oído a muchos orar en lenguas como producto de haber sido llenos del Espíritu Santo, (Yo soy uno de ellos), pero no he oído a tantos profetizar por la misma causa. ¿Será que lo primero se puede imitar y lo segundo no? Llámame mal intencionado, si quieres, pero sé de lo que hablo. En una ocasión, predicando en una iglesia a la que me habían invitado, un hombre que oraba en lenguas casi a los gritos me interrumpía y perturbaba. Me bajé de la plataforma, fui donde estaba el individuo, le reprendí demonio de burla y se calló la boca de inmediato. Algunos creyeron que se me había ido la mano, pero yo supe que había hecho lo correcto. Lenguas falsas.
De hecho, si existe alguna clase de controversia respecto al orar en lenguas, eso se debe a que Satanás odia con todo su ser ver a los individuos y a las iglesias llenas de ardor y fe mediante el avivamiento producido por el fuego del Espíritu Santo. No resulta tampoco de extrañar que él promueva doctrinas sugiriendo que este fenómeno “no es para nuestros días”. Ciertamente si el diablo lograra salirse con la suya, esta doctrina no sería para ningún día. Congregué muchos años en una iglesia conservadora. Su pastor era buena persona, pero sostenía que para aceptar el don de lenguas, él debía contar con alguien que las interpretara. Pero resulta ser que estaba terminantemente prohibido orar en lenguas en su templo. Mi pregunta, entones, fue: ¿Y si no permitimos que la gente ore en lenguas, cómo sabemos si no hay nadie que las interprete? Su silencio fue su respuesta. Pero su mirada de enojo fue mi pasaporte a la calle.
Les escrituras, sin embargo, no están de acuerdo con lo que Satanás está tratando de promover con sus falsas enseñanzas. Cristianos desorientados admiten que las lenguas constituían una evidencia del Bautismo en el Espíritu Santo durante los días de los apóstoles. Pero luego dicen que “Esto terminó cuando el último de los apóstoles murió y no es para nuestros días”. No voy a censurar ninguna postura ni desarmar ninguna tesis, sólo voy a buscar mi Biblia y ver qué es lo que ella puede decirme al respecto.
(Joel 2: 28) = Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. (Según los estudiosos del Antiguo Testamento, cuando aquí leemos “después de esto”, estamos leyendo el equivalente a “en los postreros tiempos”)
(Hechos 2: 17) = Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; (18) Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. (Si bien se está remitiendo al texto anterior, a esto lo leemos en el Nuevo Testamento de labios de Pedro)
(Hechos 2: 38) = Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
(39) Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
A mí me da la sensación casi a nivel de certeza, que esto que dice Pedro aquí derrumba la teoría aquella de que todas estas cosas fueron para esa época y no para la que estamos viviendo. Porque pedro asegura que para nosotros (Eso debemos leer cuando la Biblia dice “vosotros”), para nuestros hijos, para todos los que están lejos, (Aquí y ahora, no en aquel entonces) y para cuantos el Señor llamare. Pregunto: ¿El Señor sigue llamando siervos al servicio activo? Sí. Entonces esta promesa, de recibir lo que aquí llaman el don del Espíritu Santo, también es para hoy y ahora. No sé si a ti te quedan algunas dudas. Te bendigo en el Señor Jesucristo si te quedan, pero a mí tengo que asegurarte que no, que no me quedan dudas.
Ahora pensemos: si en las iglesias los encontronazos denominacionales en pro y en contra del llamado Bautismo en el Espíritu Santo parece obra del mismísimo Satanás, ¿Por qué razón él estaría tan interesado en desacreditarlo? Simple; porque él sabe mucho mejor que nosotros la frustración que tanto él como sus demonios experimentan cuando el poderoso Espíritu Santo desciende en un individuo o en un grupo. Cristianos ineficaces o iglesias desconocedoras de Cristo, repentinamente se tornan en bastiones poderosos del Señor. Creyentes débiles y atemorizados se convierten en leones rugientes para la causa de Cristo. Personas que no se atrevían a hablar a otras de su Salvador de pronto se transforman en adeptos y consagrados testigos. Cristianos negligentes y descarriados de súbito se tornan en responsables modelos de rectitud. ¿Cómo crees que no trataría de desacreditar todo lo que tenga que ver con el Espíritu y hasta sacarlo de las doctrinas, si se lo permiten?
El Espíritu Santo es el factor individual más importante en el mundo de hoy en lo que se refiere a la iglesia. Sin la manifestación del mismo, la iglesia es improductiva, pero cuando él se halla presente, vemos que la misma es dedicada y fecunda para la creación de los seguidores de Jesucristo. Yo soy gracias a Dios porque el Espíritu Santo se sigue derramando en nuestros días a través de todo el mundo. Personas de todas las denominaciones han pasado y están pasando por esta tremenda experiencia y esto no debe sorprendernos. Dios mismo, nuestro Padre Celestial, dijo que lo iba a hacer, Benditos los que lo creyeron.
De todos modos, a pesar del tiempo que llevamos los cristianos hablando de este tema, todavía hay muchos que lucen bastante confundidos respecto al asunto de hablar en lenguas. Porque piensan que hacerlo es un fin en sí mismo o una actividad que manifiesta la principal señal del bautismo en el Espíritu Santo. Claro está que, desafortunadamente, están mirando ciertas cosas en el lado opuesto del telescopio. El mero acto de hablar en lenguas no es en sí mismo un cambio vital o algo de extrema importancia. Lo que sí es importante es la sumisión del más indomable miembro de nuestro cuerpo, tal como lo denomina Santiago en el capítulo 3 y versos 1 al 8 de su carta, donde recomienda someter nuestra lengua al control de Dios.
Eso es muy similar a la salvación. El hecho de confesar públicamente nuestra aceptación del Señor, caminando hacia el altar, no significa nada en sí mismo. Pero lo que resulta crucialmente importante dentro de dicho contexto es el reconocimiento del Señorío de Cristo en nuestras vidas. Alguien pudiera decir, el público reconocimiento de nuestra aceptación al Señor, no es tan importante. Pero, ¿qué dice nuestro Señor Jesucristo acerca de ello?
(Mateo 10: 32) = A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos.
Podemos considerar muy seriamente que una voluntad de someter nuestra lengua, es igualmente casi paralelo al acto de caminar hacia el frente en el momento de la salvación. El nuevo cristiano en los primeros momentos de su entrega se ve avergonzado, atemorizado y hasta renuente a levantarse de su asiento y hacer nada menos que una exhibición pública de su entrega a un ser superior que no se ve. Él podría quedar sometido tranquilamente en su asiento y estar tan comprometido como si caminara al frente. Pero resulta ser que aquel acto de marchar adelante es lo que documentará aquel momento. Sirve como una prueba tangible, como una línea definida y divisoria entre la indecisión previa y el nuevo compromiso.
El rendir nuestras lenguas y voces al servicio del Espíritu de Dios, es según creo, el mismo principio. El hablar en lenguas sitúa al creyente aparte, no sólo de los salvos, sino también los cristianos en su conjunto masificado. El ceder nuestra voluntad a Dios con el fin de permitir este cambio radical, sirve como una señal. Una señal no tan sólo para nosotros sino también para Dios en sentido de que finalmente estamos dispuestos a rendirle a él nuestra voluntad. Consideremos que esta es la importancia básica de hablar en lenguas. Hay aún mucho más en ese Bautismo en el Espíritu Santo que todo esto, es para pensarlo seriamente.
Cuando caminamos en la justicia, esto es equivalente a decir lo uno y decir lo otro con estricta ecuanimidad y sin influenciar ni influenciarnos a nosotros mismos con pensamientos ajenos. Por eso te cuento que algunos de los argumentos levantados contra el llamado bautismo en el Espíritu Santo, (Con la evidencia mencionada de habla en lenguas), han sido desplegados a lo largo y ancho del pueblo de Dios, en muchos casos, a través de figuras no solamente conocidas, sino también con un prestigio bien ganado y sobrio.
Tengo muy en claro que Dios no cambia sus métodos cada cierta cantidad de años y que los usos de aplicación en la época de los apóstoles resultan eficaces en nuestros días. Por eso de desear, con la única finalidad de ser justos con los críticos del llamado bautismo en el Espíritu Santo, explicar algunos de sus argumentos bíblicos y de otras clases, y también tratar de responder a esos argumentos en un esfuerzo de fortalecer a algunos buenos cristianos que han tenido miedo de llegar a la plenitud de sus experiencias con Dios, por haber sido convencidos por las apariencias superficiales de los argumentos utilizados. Estos argumentos tienen bases bíblicas tales como:
(1 Corintios 12: 29) = ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros?
(30) ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?
A mí entender, el pasaje es muy claro y no da lugar a confusiones. Sin embargo, déjame decirte que yo mismo he sido testigo de cómo este pasaje ha sido usado por los unos y por los otros para fundamentar sus posiciones extremas en favor o en contra del don de lenguas y, por extensión, del propio Bautismo en el Espíritu Santo. Aquellos que resisten el testimonio de millones de convencidos que hablan en lenguas en nuestros días, utilizan este versículo de la Biblia para convencerse a ellos mismos de que Dios está del lado de ellos cuando rechazan el verse metidos en ese asunto que denominan como Glosolalia. Ellos dicen que Pablo estaba señalando que mientras algunos podían recibir el don de lenguas, no era ciertamente mandatorio que ese don de lenguas estuviera presente para probar el Bautismo en el Espíritu Santo. ¿Y sabes qué? ¡Tienen total y absoluta razón! ¡Pero hermano! ¿Usted está en contra del don de lenguas? No, porque no podría estar en contra de un don que, gracias a Dios, poseo y utilizo muy a menudo.
¿Y entonces? Entonces es que, de lo que ellos no se dan cuenta es que Pablo está hablando a través de todo este capítulo acerca de los dones espirituales. Una cuidadosa lectura del mismo empezando en el verso 8, nos revelará que los dones del Espíritu, incluyen cosas como la palabra de sabiduría, la palabra de ciencia, el hacer milagros y así sucesivamente. Entra tales dones, se encuentra el de “diversos géneros de lenguas”. Esto es la habilidad de poder hablar en un número de lenguas conocidas, sin haber nunca estudiado ni aprendido las mismas. Personalmente, conozco más de un testimonio genuino alrededor de este don.
En los versículos 28 al 30, él está explicando a la iglesia de Corinto que todos deben actuar en concierto, usando de los dones espirituales para edificación de la iglesia en la obra de Dios. Obviamente no todos tienen ese don de la diversidad de lenguas que se menciona en el verso 30. La mayoría posee una lengua desconocida que les fuera dada en el momento del Bautismo en el Espíritu Santo y que es para oración entre esa persona y Dios en dicho momento. Particularmente yo suelo usar ese don cuando debo orar por algo o por alguien a quien no conozco demasiado. Ante el riesgo de orar conforme a lo que mi alma experimenta, y así correr el riesgo de hacer una oración de corte emocional o carnal, elijo darle fluidez a esa lengua para que mi espíritu ore al Espíritu Santo de Dios conforme a la verdadera necesidad de la persona o hecho que demanda esa oración.
En el capítulo doce, el apóstol hace mención al hablar en diversos géneros de lenguas. La lectura del mismo nos muestra que Pablo está refiriéndose a un don de lenguas idéntico al recibido por los discípulos el día de Pentecostés, cuando ellos descendieron del aposento alto y comenzaron a predicar su avivamiento, (Dicho sea de paso, el más grandioso que haya existido), y los que escuchaban decían admirados: ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Los otros tipos de lenguas mencionadas por Pablo, aparecen en dos textos también muy conocidos.
(1 Corintios 13: 1) = Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
(1 Corintios 14: 2) = Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.
Por lo tanto, aquellos que todavía dudan del llamado Bautismo en el Espíritu Santo, más la evidencia de hablar en lenguas, y que argumentan en el sentido que Pablo en 1 Corintios 12:29-30, se está expresando que todos no tienen que hablar en lenguas, tienen razón y están equivocados, todo junto. Es muy cierto que todo el que recibe ese Bautismo en el Espíritu no recibe el don de lenguas y no tienen por qué ser marginados de ningún grupo por esa causa. Lo que sí van a recibir, si lo aceptan y lo creen, es una singular lengua de oración para comunicarse espiritualmente con el Señor. De lo primero, lo acepto como tesis, de lo segundo, doy fe personal. Pero pasemos al otro texto controversial.
(1 Corintios 13: 8) = El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
(9) Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; (10) más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
Pablo dice que el amor nunca deja de ser, pero que las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas y la ciencia acabará, ¿No es cierto? Algunos buscando un tiempo apropiado para fijar este día en que las lenguas cesarán, claman que tal oportunidad habrá de ser cuando venga lo perfecto y que tal cosa sucedió cuando la Biblia fue unificada en un solo texto. Ningún cristiano diría que la Biblia no es perfecta. Seguramente que lo es, por cuanto constituye la Palabra inspirada por Dios y como tal es el texto para comunicar sus deseos al hombre. Pero, ¿Ha creado la presencia de la Biblia un mundo perfecto? Mira a tu alrededor. LA Biblia ha cambiado innumerables vidas y ha salvado almas individuales. Pero siglos después de estar a nuestra disposición, el mundo es un lugar peor debido a la dureza del corazón humano. De cierto no vivimos en un mundo al cual ha llegado “lo perfecto”. Así es que, entonces, mucho me temo que debemos mirar hacia otra fecha en lo que se refiere a este día “cuando venga lo perfecto” y se acaben todas esas cosas. Ahora pregunto: ¿Tenemos hoy alguna indicación de algo especial en toda la historia, a lo cual pueda referirse uno como “lo perfecto”?
Así es que debemos mirar hacia otra fecha en lo que se refiere a este día “cuando venga lo perfecto”. ¿Y tenemos alguna indicación de algo especial en toda la historia a lo cual pueda referirse uno como “lo perfecto”? Pablo dice en Hebreos 4:15, Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Una vida total sin culpas. De hecho, una vida perfecta. Y ¿Cómo habrá de ser la vida aquí en la tierra cuando nuestro Señor retorne para asumir su legítima posición de Rey de Reyes y Señor de Señores? Hay tan gran número de Escrituras refiriéndose al milenio que resulta imposible arañar siquiera la superficie de este caso. Pero cualquier persona aun elementalmente enterada de esas Escrituras, sabe que el mundo repentinamente se convertirá en un lugar perfecto, cuando aquel que es perfecto, (Nuestro Señor Jesucristo), asuma sus funciones como rey.
¿Apoyan este argumento el resto de estos versículos tomados por separados? Veamos lo demás que dice Pablo sobre el particular. Los versículos 9 y 10 del citado capítulo 13 de 1 Corintios, expresan: Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. ¿Por qué todas esas cosas a medias o en parte serán dejadas a un lado cuando venga lo perfecto? Aquí es donde justamente aparece el verso 12, que es el que trae claridad y respuesta cuando señala: Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
El hombre ha andado en forma vacilante por un camino pobremente iluminado a través de los siglos. Él ha conseguido ciertos adelantos científicos menores y se ha felicitado a sí mismo por los logros alcanzados, pensando que puede gobernar el mundo. Pero, ¿Cómo será la vida cuando el Creador del universo esté presente cara a cara para consultar sobre la misma? ¿Cómo será la vida cuando no necesitemos más una lengua de oración para permitir que el Espíritu Santo dentro de nosotros pueda comunicarse con Dios en lo alto, porque Él estará disponible para hablarnos cara a cara de todas las cosas, pasadas, presentes y futuras?
En ese día el conocimiento, (el débil intento del humano para catalogarlo), las profecías y las lenguas, todo se tornará obsoleto. Todo se acabará. Nada de ello será necesario porque el autor de todas las cosas, estará aquí en la tierra disponible para todo cristiano, cara a cara. A medida que miro a mí alrededor encuentro cada vez más difícil convencerme que las cosas son perfectas ahora. Hallo extremadamente arduo reconciliar que maestros del anti-bautismo puedan reclamar que estas Escrituras indican que el tiempo ha llegado para el cese de las lenguas. La frase inmediata (Y la ciencia acabará), obviamente no ha tenido lugar. Me parece que resultaría imposible conciliar esos dos pronunciamientos en el mismo versículo dentro del contexto de la teoría que están tratando de promover.
A mi entender resulta claro que las lenguas cesarán cuando dentro del horario de Dios ellas ya no resulten necesarias. ¿Y cuándo será esto? Sin duda alguna, cuando Aquel que es perfecto, retorne. Cuando nuestro Señor vuelva como Rey de Reyes y cuando finalmente podamos tenerle a nuestra disposición cara a cara, (Y no a través de un espejo, esto es, oscuramente) todo sabiduría, todo justicia y todo amor. Preferiría hablar cinco palabras con entendimiento antes que diez mil vocablos en lengua desconocida. Este es un texto favorito de los antagonistas al concepto de hablar en lenguas.
Una vez más, consideramos que existe gran peligro en elegir unas cuantas palabras fuera del contexto general y asignar a las mismas un significado que no es real cuando se le examina en conjunto. Leyendo la totalidad de las Escrituras, (Capítulo 14 de 1 Corintios y no tan soplo los versos del 14 al 19), vemos que ello `pone una impresión diferente a lo que Pablo esta diciendo. Resulta muy claro que la iglesia de Corinto se había desequilibrado un tanto en lo concerniente a sus servicios de adoración, concentrándose indebidamente en la materia del hablar en lenguas. Pablo utiliza todo ese capítulo 14 con el fin de enseñar el lugar apropiado de las lenguas en el servicio.
Es obvio que si una persona fuera opuesta al hablar en lenguas, difícilmente dedicaría toda esa cantidad de enseñanza acumulada en el capítulo 14, con el fin de usar de dicho don apropiadamente. Él podía haber tratado el asunto de las lenguas con sólo cuatro palabras: “No hablen en lenguas”. Pero, ¿Fue eso lo que dijo Pablo? De ninguna manera. Él hubo de exponer: Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros. En conclusión, al discutir el capítulo 14 de 1 Corintios, uno debe preguntar a aquellos opuestos a las lenguas, por qué razón ellos enfatizan en el verso 19, (pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.) y sin embargo ignoran por completo el versículo 39. (Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas;) Debería parecer que quien busca la verdad, estuviera dispuesto a recibir la verdadera Palabra de Dios en relación con cualquier materia cuestionada.
Sin embargo, 1 Corintios 12:31 dice: Más yo os muestro un camino aún más excelente. Algunos argumentan que este pronunciamiento de Pablo indica una posición bíblica en la que el amor constituye una alternativa al hablar en lenguas. Ellos dicen que “el camino aún más excelente” excluiría la necesidad de hablar en lenguas. Precisamente lo que Pablo está aclarando aquí es el método en el cual el don espiritual debe ser utilizado. Él señala, en el versículo 23, el hecho de que existen áreas del cuerpo que reciben mayor consideración que otras, aunque cada una de ellas resulta necesaria para el funcionamiento efectivo del organismo. Él pasa entonces a considerar que dentro del cuerpo de la iglesia, ciertos dones reciben también mayor aclamación que las lenguas. En el versículo 23 hace relación a dichos dones en cuanto a honor y aceptación señalando que “a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas y tercero maestros, etc.”
¿Pueden ustedes imaginarse la agitación que debía promoverse en la comunidad cristiana cuando se anunciaba que uno de los apóstoles iba a hablar en persona? Desde luego que había una gran demanda de escucharles personalmente. ¿Y qué acerca de oír directamente a un profeta? Él podía llegar con palabras de profecía directamente de Dios. Esto desde luego tenía que crear una verdadera conmoción dentro del grupo cristiano. Como es natural de suponer el miembro local que sólo disponía del don de hablar en lenguas, tenía necesariamente menos nombradía y aclamación que los anteriores. Más era a estos esenciales miembros locales del cuerpo a quienes se estaba dirigiendo Pablo cuando dijo: “Más yo os muestro un camino aún más excelente”
Él estaba diciéndoles: “Si ustedes se perfeccionan en el amor de Cristo no habrá ninguno más amado del señor o del cuerpo local que ustedes”. El amor es la expresión definitiva de todo lo que Jesús enseñó. Junto al amor todo lo demás palidece. El creyente que irradia amor cristiano es, no superado en la estimación de Dios. Resulta evidente que al alentar el amor el apóstol no estaba de ninguna manera eliminando la necesidad de los otros dones del Espíritu. Estaba tan sólo mostrando “un camino más excelente” en el cual operar dentro del campo de la iglesia con cualquiera de los dones que el Señor hubiere elegido dotar a cualquier miembro particular de la misma.
Asimismo, algunos expresan que dado que Pablo colocó las lenguas en el último lugar de su relación de dones, tal como se lee en 1 Corintios 12:28, éstas pudieran muy bien ser eliminadas de los dones buscados y utilizados. Qué satánica confusión se agitaría, si el nido de avispas de esta proposición fuera aceptado. Podíamos por ejemplo comenzar con los Diez Mandamientos y suprimir el décimo, que después de todo aparece último en la lista. Entonces, con el décimo quitado, ¿Por qué no hacer lo mismo con el noveno? Sin mucha demora esto traería un mundo de anarquía y desencadenaría los pecados que Satanás ha estado promoviendo desde los albores de la humanidad.
Es evidente que toda relación tiene que contener algo al principio y algo al final. No debe tampoco arribarse a la conclusión que los asuntos relacionados pueden opcionalmente tener un mayor o menor grado de importancia de acuerdo con su posición en la lista. Nada de Dios es insignificante o secundario y ningún pronunciamiento de Dios puede ser tomado “opcionalmente” por el hombre. Dios muestra la relación completa de los dones espirituales. Él intenta que todos ellos sean operacionales dentro del cuerpo de la iglesia. Sin la totalidad de los dones un cuerpo resulta menos efectivo que cuando los posee todos.
Cualquier hombre que decida tomar de por sí la autoridad de Dios y empiece a seleccionar entre los dones otorgados los que considera preferentes, está asumiendo prerrogativas que no me gustaría a mí apropiarme. El mero hecho de que la colocación en una lista pudiera situar algo por debajo o por encima de otra cosa es de por sí usurpar una autoridad, removiendo algo que ha sido instituido por Dios. Considero que el argumento de que “las lenguas” constituyen el menor de los dones, es un pronunciamiento un tanto peligroso que en cierta forma menoscaba la capacidad de Dios para decidir si algo es de valor o no, para los hombres y para su iglesia.
La cuestión definitiva, entonces, en todo esto, puede concretarse a lo siguiente: ¿Es el poderoso Bautismo en el Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas para todos los individuos en nuestros días? Yo creo que sí lo es. Y lo digo con la trayectoria de haberme formado doctrinalmente en una iglesia bautista, que como tú ya sabes, no son precisamente los más simpatizantes de todas estas cosas. Y creo más, aún. Creo que constituye, el hablar en lenguas, “un deber” para cada cristiano. No es algo que pueda ser colocado en el anaquel de las cosas opcionales a gin de que el creyente venga un día revisando y considere que pudiera ser “deseable” o no.
Sin el bautismo en el Espíritu Santo, un cristiano nunca será lo que él mismo podría ser dentro del plan de Dios para su vida. Juan el Bautista dijo, según lo relata Lucas 3:16, que El os bautizará en el Espíritu Santo y fuego. Cualquiera que haya podido observar un creyente tibio transformado en un militante ardiente de la causa de Cristo por razón del bautismo, sabe perfectamente de lo que Juan el Bautista estaba hablando. El resto hace debate, polémica, discute, niega, se burla y todo lo que se le ocurra. No hay problemas; Dios sigue siendo Dios y, además, es justo de toda justicia. Él pagará.
Escucha: estamos sin discusión alguna en los días finales. Satanás nunca ha estado más frenético en su dedicación para corromper a este mundo. Una mirada superficial a nuestra sociedad confirma lo expresado a cualquiera que esté deseoso de reconocer las señales de los tiempos. Durante este período de manera muy especial, considero que es trágico para cualquier persona ser privado o privarse por sí mismo del arma más efectiva contra los asaltos de Satanás. Oramos para que todos los cristianos lleguen ante Dios con mente abierta y pidan al Padre les revele si las palabras anteriores son verdaderas o falsas. Si cada cristiano hiciera eso, estoy convencido que habría aún un mayor movimiento hacia la ahora común experiencia de ver miembros de todas las denominaciones evangélicas siendo llenos del Espíritu Santo.
Cierta compañía fabricante de automóviles utilizó por muchos años el lema de “Pregúntele a quien posee uno de esta marca”. Yo creo que tranquilamente podría decirte: Pregúntale a quien haya pasado por la experiencia del bautismo, llenura, plenitud o como quieras llamar lo que la Biblia llama bautismo en el Espíritu Santo. Creo que no encontrarás en sus respuestas ningún documento doctrinal o teológico expuesto por ello. Todo lo que se limitarán a decirte, es: “Hermano; no esperes más. Búscalo ahora mismo. Es el arma más importante que el cristiano pueda recibir.” Esto es todo lo que alguien puede compartirte con relación a este tema. Lo que sigue, es Biblia pura y a través de todos los tiempos en que ella fue escrita.
(Isaías 28: 11) = porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo,
¿A quién se refiere esta palabra profética de Isaías? No lo sé, pero dice “lengua de tartamudos” y “extraña lengua”. ¿Te suena conocido? Después podemos estudiar si hay una sola lengua, si hay dos, tres o más. Casi que no interesa. Lo mismo que saber si hay lenguas angelicales y lenguas idiomáticas. Sólo material teológico circundante. Lo cierto es que cada palabra dicha en un idioma que no conoces y que no viene de tu mente sino que llega a tu boca antes que pienses algo, es un tremendo misil nuclear capaz de pulverizar cualquier ataque masivo de las fuerzas del infierno.
(Ezequiel 36: 27) = Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. (Pondré dentro de vosotros y haré)
(Joel 2: 28) = Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. (Sobre toda carne. Toda. Algo pasará, ¿No?)
(Números 11: 25) = Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron. (Ora vez es Dios el que pone de su Espíritu sobre ellos)
(Números 24: 2) = y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él. (El Espíritu vino. ¿Vino solo o Dios lo envió? Dios lo envió)
(Jueces 3: 10) = Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim. (El Espíritu vino)
(Jueces 6: 34) = Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él. (El Espíritu vino sobre Gedeón).
(Jueces 14: 6) = Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. (El Espíritu vino sobre Sansón)
1 Samuel 10: 10) = Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos. (El Espíritu también vino sobre Saúl)
(1 Samuel 16: 13) = Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.(El Espíritu vino sobre David)
(1 Samuel 19: 20) = Entonces Saúl envió mensajeros para que trajeran a David, los cuales vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba allí y los presidía. Y vino el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de Saúl, y ellos también profetizaron. (El Espíritu vino sobre los mensajeros)
(Hechos 2: 4) = Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. (Fueron llenos, hablaron otras lenguas)
(Hechos 8: 15) = los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; (16) porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.
(17) Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. (Les imponían las manos y recibían al Espíritu)
(Hechos 10: 44) = Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.
(45) Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
(46) Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.
(47) Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?
(48) Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días. Suceso invertido. Primero reciben el Espíritu Santo, luego son bautizados en agua)
(Hechos 19: 5) = Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
(6) Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. (El mismo suceso anterior con otra gente, pero a la inversa)
(Efesios 5: 18) = No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, (Esta comparación corrobora la famosa “borrachera” del Espíritu)
(Mateo 3: 11) = Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. (Palabra profética de Juan anunciando el bautismo en el Espíritu. Similar a Lucas 3:16)
Juan 7: 37) = En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
(38) El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
(39) Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. (Aquí el Espíritu y su plenitud es nominado como ríos de agua viva)
(Juan 14: 16) = Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: (17) el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. (Al Espíritu lo da Dios y el mundo no puede recibirlo)
(Juan 15: 26) = Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. (El Espíritu da testimonio de Jesús)
(Juan 16: 7) = Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. (Cuando Jesús se va se va el Reino. Cuando el Espíritu viene, viene el Reino)
(Lucas 24: 49) = He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. (Es como decirles: miren, yo les voy a enviar lo prometido, pero ustedes lo tienen que creer, buscarlo y esperar recibirlo, sino, no funciona)
(Juan 7: 39) = Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. (Detalle: el Espíritu lo recibirían aquellos que creyeran en Él. Sin creerlo, nadie recibe nada)
