El asunto de la reforma, del cambio de la iglesia, no es un discurso patrimonio de dos o tres predicadores chiflados que andan por allí vendiendo casetes para sobrevivir. La iglesia, – y a nadie se le escapa -, efectivamente, está cambiando.
No hay un menú al cual acudir como si fuera un programa de una computadora. No hay una hoja de ruta. Ni siquiera acertamos muy bien a saber para dónde va, pero está cambiando. Y nuestro trabajo, nuestra responsabilidad como pueblo maduro, es alinearnos con la dirección del Espíritu, no servirle de piedra de tropiezo.
Es inevitable que este cambio global que está ocurriendo, también impacta a tu congregación local. Ya no es esta la época en que un grupo de personas que se reunía en una pequeña iglesia sólo tenían el mensaje, la visión y la doctrina que allí se les daba.
La radio y la televisión les ha traído mucha palabra y, de examinarlo todo y rescatar lo bueno, el oyente con hambre y sed de Dios ha podido alimentarse, nutrirse y aprender a escudriñar y discernir. Es decir que sea positivo o negativo ese cambio, nos va a tocar de una manera u otra.
Sentir hambre y sed dentro del Reino de Dios es algo muy distinto, aunque con características literales similares, a lo que es en la realidad física. El hambre, por ejemplo, era la carencia de alimentos, provocada generalmente por la carencia de lluvia seguida de la pérdida de las cosechas, o por la imposibilidad de introducir víveres en una ciudad asediada.
El hambre llevó a Abraham a la decisión de ir a Egipto. Ésta fue una de las primeras hambres que tuvo efectos sobre la historia de los patriarcas y de sus descendientes; fue el hambre lo que llevó a los hebreos a retirarse provisionalmente de Palestina.
Hubo otras épocas de hambre: en la época de los Jueces, Elimelec marchó al país de Moab. También la hubo bajo el reinado de David; en la época de Elías; en la época de Eliseo; bajo el reinado de Claudio (41 a 54 d.C.) se dieron duras escaseces locales sucesivamente en Judea (cuarto año del reinado), en Grecia (año noveno) y en Italia (año undécimo.
De la cantidad de hambres provocadas por las guerras, citemos la sufrida por Samaria, asediada por Ben-adad y las hambres que fueron el acompañamiento de los diferentes asedios de Jerusalén por Nabucodonosor y por Tito.
La profecía menciona expresamente las hambres entre las señales del fin del siglo. El hambre de la época de José en Egipto tuvo la peculiaridad de que fue preanunciada a Faraón por medio de un sueño, interpretado por José, lo que permitió adelantarse a los efectos catastróficos, almacenando grano para la época de sequía que iba a seguir.
En base a esto se ha podido establecer la identificación de este importante hito en la historia de Egipto, que tenía que cumplir las condiciones de ser un hambre de gran extensión, y prevista con anterioridad.
Courville documenta, en base a las inscripciones documentales, que es la que tuvo lugar en época de Serostris I, en la XII dinastía, anterior a los hicsos, que en la cronología revisada que propone y documenta quedan identificados innegablemente con los amalecitas.
A Dios no se accede por medio de una manifestación. A Dios se accede con una mentalidad relativa a su propósito y su mover presente. Si tienes la mentalidad correcta para el tiempo, puede acceder a Dios. Si tú no la tienes, entonces no. Por voluntarioso, sincero, noble o alma noble que tú seas.
COMO ÉL DICE, NO COMO YO QUIERO
El mover de Dios no es un servicio en la iglesia. No me estoy refiriendo a un culto, a un avivamiento, a una campaña. Siempre que hablemos del mover de Dios, no nos estaremos refiriendo a una noche de gozo en un templo.
El mover de Dios es otra cosa y no lo podemos resumir y limitar a una simple expresión externa que mayoritariamente es emocional. El mover, el fluir del Espíritu de Dios se da en una dimensión global. La tendencia espiritual de Dios en la tierra. Y a eso sólo puede accederse por una mentalidad relativa.
Por algo Pablo, en su carta a los Romanos, texto que se puede leer en 12:2, dice que, a menos que no transformemos nuestra mentalidad por medio de la renovación de nuestro entendimiento de la palabra, no podremos entender jamás la perfecta voluntad de Dios.
A Dios no le interesa que tú seas el pastor de la iglesia. Si no renuevas tu entendimiento, Dios va a terminar comunicándose con el último miembro arribado a la congregación; con ese que por timidez y vergüenza, llega tarde y se sienta allá, en el último banco para que nadie le pregunte nada.
A ese mismo que no tiene ni la menor intención de hablar nada de sí mismo, y mucho menos dar cuenta de lo que es su vida personal. Con ese se va a comunicar Dios, ¿Te das cuenta? Y, para colmo de males, contigo que eres el pastor, ni siquiera va a tratar.
Hay niveles de la voluntad de Dios que no son accesibles a nosotros, sin primero tener una reforma mental. Necesitamos levantar nuevas frecuencias, si es que se me permite compararlo con una radio.
Si tu mentalidad está en Amplitud Modulada y lo que Dios está enviando viene por Frecuencia Modulada, tú no vas a acceder a eso. Y si lo haces, te va a llegar distorsionado. Hay mucha gente que anda por allí con una revelación que no tiene nada que ver con lo que Dios está diciendo y haciendo hoy.
Porque estamos hablando de la voluntad de Dios en la tierra. No en mi país, la Argentina: no en mi provincia, Santa Fe; no en mi ciudad, Rosario. ¡¡Estoy hablando de toda la tierra!! Y créeme que no es poca cosa lo que digo.
Porque la única manera de saber si nuestros ministerios son relativos a Dios, es sabiendo lo que Él está haciendo en el planeta. La única manera de saber si tú estás en lo correcto, es saber lo que Él está haciendo y que parte de ese rompecabezas formas tú.
La voluntad del hombre enfrentada a la de Dios es la esencia del pecado y la base de la caída de Adán. El Segundo Adán, el Señor Jesucristo, dijo de Sí mismo: “no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”.
Asimismo, el cristiano es llamado a hacer, no la voluntad de su carne y de los pensamientos, sino a hacer de corazón la de Dios, buscando diligentemente conocerla, comprobando Su voluntad, agradable y perfecta.
Frente a la caída por el ejercicio de la voluntad autónoma del hombre, Dios ejerce Su acción redentora conforme al misterio de Su voluntad, que se manifiesta en Su elección de Sus santos para alabanza de Su gloria, y para vivir en conformidad a Su voluntad, no conforme a las concupiscencias de la carne.
CON LOS OJOS PARA VER
En la tierra sólo hay una visión. Una visión no es construir un templo, o una escuela, ni nada de eso. Una visión de Dios es construir gente. Él está buscando cierta calidad de personas. Se llama varón perfecto, la imagen de Dios en la tierra. El hijo multimiembro de Cristo. Eso es lo que estamos formando en la tierra.
Una visión es aquello que Dios muestra de forma sobrenatural al espíritu o a los ojos corporales. La Biblia no siempre distingue netamente entre visiones y sueños, pero señala la gran diferencia entre las visiones vanas y las visiones de los profetas de Jehová.
Las visiones pueden dirigirse a los sentidos por mediación de un objeto externo. Moisés vio la zarza ardiente. Pueden también presentarse a la imaginación, sin el concurso de los sentidos. Ezequiel tuvo una visión de cuatro seres vivientes.
La visión se dirige en ocasiones sólo a la inteligencia. Un ejemplo es la revelación de las semanas. Puede haber una combinación de las tres formas de visión. Estos fenómenos sobrenaturales pueden darse de día o de noche, con o sin éxtasis, a veces por medio de un sueño.
Las visiones no están reservadas únicamente a los santos; hubo paganos que las tuvieron. El que recibe la visión está convencido de que Dios se dirige a él. Las Escrituras advierten en contra de las falsas visiones y señalan a quien lo reconozca lo vano de estas manifestaciones.
Las visiones que provienen de Jehová llevan la impronta de Su Espíritu de sabiduría, de pureza, de verdad, de justicia. Su contenido, siempre moral, tiene un objeto didáctico, frecuentemente en relación con acontecimientos próximos o futuros. Numerosas visiones de carácter profético han sido ya cumplidas. La Biblia denuncia a los falsos profetas y los condena.
Eso se forma a través de mentalidades. Cuando tu mentalidad cambia, toda tu vida cambia. Es como cambiarte a ti la médula espiritual. Cambiando nuestra mentalidad es que podemos acceder más a su voluntad. Porque el hombre, tal piensa, tal es.
A veces, y a esto también tenemos que decirlo, tenemos mentalidades incorrectas. Por ejemplo: Dios es absoluto, ¿No es así? Pregunto: ¿Cuántos saben que Dios es absoluto? ¿Cuántos saben que Dios está donde está por sí solo, sin ayuda de nadie?
Eso significa que Satanás no es enemigo de Dios. Dios no tiene ningún problema con Satanás. Dios no se está peleando con nadie, no te confundas. Dios no tiene contraparte. Eso también significa que Dios creó a Satanás.
Pero tenemos mentalidades equivocadas. Dios es absoluto. Está en una casa por sí solo, Él no tiene problemas. Él no tiene enemigos. En Dios no hay muerte, en Dios no hay mal, Él es absoluto. Para Dios las tinieblas o la luz es igual, lo dice el salmo 103.
También podemos leer el mismo concepto básico en el salmo 115. Allí queda en claro que Dios es absoluto, y lo reitero: no tiene contraparte. Lo que a ti te preocupa en demasía, piensa, para Dios no tiene la misma importancia.
¿QUIEN CREÓ LAS TINIEBLAS?
Dios es absoluto, de eso nadie puede tener dudas, ¿No es así? Entonces, cuando lo único que existía era precisamente la nada, la nada misma se sometía a Dios. ¿Lo puedes ver a esto o debo remitirte a un tratado de filosofía secular?
Entiende: Dios no tiene los problemas que tú tienes, porque para Él, por ejemplo, no hay muerte. ¿Cómo que no hay muerte? No, para Dios no existe la muerte, porque en la eternidad no hay tal cosa. No hay noche, no hay día, no hay luz, no hay tiniebla, no hay mal, no hay bien; sólo hay Dios.
¿Tanto, hermano? Tanto. Porque para Dios, el mal trabaja para bien. Dios creó el mal. ¿¿¿Queeeeé??? ¿Qué está diciendo, hermano? ¿Se ha vuelto loco? No, no me he vuelto loco, al contrario, estoy suficientemente sobrio como para entender mi Biblia claramente.
Porque sí, Dios creó el mal. Si no me crees, vete rápido a ver el Libro de Isaías, en el capítulo 45. Son conceptos que tenemos. Que llevamos años en la iglesia y acarreamos hasta hoy. Hasta aquí llegamos y así somos. Mira lo que dice aquí, por favor, y luego me cuentas.
(Isaías 45: 5)= Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. (Eso significa que no hay Dios de ningún siglo. Es Dios para el que cree que es Dios. Pero para el que piensa como Dios no tiene problemas con ningún Dios de ninguna parte porque sólo hay uno.
Mira cómo habremos engrandecido el ministerio satánico que la serpiente antigua del Génesis termina siendo dragón en el Apocalipsis. ¿Cómo creció?) Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste, para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas.
(¡Aquí está! ¿Quién creó las tinieblas? Dios. ¡Y yo que creía que había sido Satanás! Basta. ¡Satanás no es creador! ¡Él es un ser creado! Fíjese bien que dice que Él, Dios, formó la luz porque Él es luz. Pero también dice que Él creó las tinieblas porque no hay tinieblas en Él)
…que hago la paz y creo la adversidad. (Él hace la paz porque es paz, pero crea la adversidad porque no hay adversidad en Él. ¿Por qué la habrá creado? ¡Para que sea adversa! Decimos que estamos renovados y que estamos en restauración, pero acá arriba nada ha cambiado, seguimos siendo el mismo bollo religioso de siempre.)
Con respecto a las Tinieblas, en las Escrituras, este término se usa con diversos sentidos: (a) Estado de la tierra antes de que Dios dijera: “Sea la luz”. (b) Ausencia temporal de luz en la noche. (c) Oscuridad extraordinaria traída por Dios.
(d) Las tinieblas en cuyo seno Dios envolvía Su gloria. (e) Estado de la muerte comparado con la vida natural. (f) Tinieblas morales. El estado del hombre como consecuencia de la caída. Dios es luz, y Cristo vino al mundo como la luz verdadera; todo lo que es excluido de Dios, u opuesto a Él, participa de las tinieblas morales.
Ahora vamos a ver Isaías capítulo 54. Y no es todo lo que hay ni mucho menos, es sólo lo que yo he encontrado. Cosas que desafían un poco la mentalidad establecida entre nosotros, que siempre nos llevan a cristalizarnos en enseñanzas sin consistencia, pero tradicionales.
(Isaías 54: 16)= He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir.
¿Tienes en claro quien es el Destructor? Lo tienes. ¿Y quien dice, aquí, que creó al Destructor? ¿Y para que tarea dice que lo creó? Fíjate. Está más que claro, ¿No te parece? Y te diría que me parece que lo está haciendo bastante bien a eso de destruir, ¿No es así? No seas religioso.
Ahora, si no te opones y si ya te has repuesto del sofocón que sufriste por esto que terminamos de ver, déjame darte algunos principios de la reforma para entrar en lo que es la mentalidad del tiempo presente, que es la que nos corresponde tener a nosotros, hoy.
(Hebreos 8: 7)= Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.
(8) Porque reprendiéndolos, dice: he aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel, (Ese eres tú) y la casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hice con sus padres (Esa es la Israel natural) el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi pacto, (Ese es Israel el de la mezquita) y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. (Y todavía anda desentendido con ellos)
(10) Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel (Ese eres tú) después de aquellos días, (Eso es hoy) dice el Señor, pondré mis leyes en la mente de ellos, (Fíjate: acá te dice que todo esto tiene que ver con una mentalidad) y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo; y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: conoce al Señor, porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos.
¿ELEGIDOS PARA QUE?
Hay dos formas de ver a Israel. Con los ojos del historiador, del político, del sociólogo. Una Israel natural, nación, con años de historia, de una historia donde participa Jehová, el Dios de Israel. Y la otra, como símbolo y tipología de lo que llamamos “iglesia”, hoy.
Pueblo de Israel: Se da este nombre al conjunto de los descendientes de Jacob a través de toda la historia. Asumieron el nombre que le había sido dado a su padre todavía en vida de él. Este nombre se usa frecuentemente en la peregrinación en el desierto, pero se dice también “hijos de Israel”.
Hasta la muerte de Saúl, estas dos expresiones, “Israel” e “hijos de Israel”, tomadas en un sentido nacional, englobaban el conjunto de los hebreos, sin distinción de tribus. Pero había diversas causas, en particular las geográficas, que tendían ya a separar Judá del resto de Israel.
La distinción estaba ya reconocida antes de que se efectuara la distinción entre los dos reinos. En tanto que se mantuvo la monarquía unida, se mantuvo el uso del término general de “Israel”. En el paralelismo típico de la poesía hebrea, el nombre de Israel, situado en un segundo versículo, se corresponde frecuentemente con el nombre de Jacob figurando en un primer versículo.
Después del exilio, la expresión “Israel” se refiere frecuentemente a las diversas tribus representadas en Jerusalén por el retorno de residuos de ellas. Sin embargo, a partir de la escisión de Israel en dos reinos, el nombre de Israel se refiere a las diez tribus conformando el reino del norte que se independizó de la casa de David.
Ya en tiempos de David hubo una escisión, a la muerte de Saúl. Las tribus del norte y del este proclamaron rey a Is-boset, hijo de Saúl, en tanto que la tribu de Judá daba su adhesión a David. Desde entonces, se da frecuentemente el nombre de “Israel” a las diez tribus.
Is-boset reinó dos años, pero fue asesinado. Sin embargo, pasaron siete años más antes de que el conjunto de Israel ofreciera su lealtad a David. La corriente de rivalidades persistió de tal manera que, a la muerte de Salomón, la nación quedó dividida de una manera definitiva.
Diez tribus siguieron a Jeroboam en tanto que la tribu de Judá quedaba fiel a la casa de David. En cuanto a la tribu de Simeón, ésta tenía su heredad “en medio de la heredad de los hijos de Judá”. Las diez tribus que se separaron de las dinastía davídica fueron: Rubén, Gad, la media tribu de Manasés, situadas al este del Jordán, y al oeste de este río la otra media tribu de Manasés, Efraín, Isacar, Zabulón, Neftalí, Aser, Dan, y, en último término Benjamín, de la que una parte de territorio con sus principales localidades de Bet-el, Gilgal y Jericó pertenecían al reino del norte.
Las causas de este cisma nacional fueron las siguientes:(A) El derecho de primogenitura conferido a José y los antiguos celos entre las dos poderosas tribus de Efraín y de Judá. Esta rivalidad había llevado a una ruptura temporal en el reino, después de la muerte de Saúl.
Las divergencias volvieron a evidenciarse después de la derrota de Absalón, porque Judá fue la primera tribu en dar la bienvenida al rey cuando éste volvió. Al embellecer Jerusalén de una manera suntuosa, Salomón dio pie a un renacimiento de los celos entre Judá y el norte, que condujo a la separación definitiva a la muerte del rey.
(B) El lujo desmesurado del soberano excitó el descontento. El pueblo gemía bajo pesadas cargas. Para sostener el esplendor de su corte, así como para la ejecución de grandes obras públicas, Salomón multiplicó los impuestos y aplicó un régimen de levas obligatorias.
(C) La idolatría, favorecida por los matrimonios con mujeres extranjeras. La corrupción de las costumbres, alentada sutilmente por los adeptos de los falsos cultos, se infiltró por todas las clases de la sociedad. Al debilitarse la lealtad a la religión de Jehová, quedó destruido el principal factor conducente a la unidad.
(D) La insensatez de que hizo gala Roboam, al rehusar conceder al pueblo sus razonables demandas de aligeración de impuestos. La dureza real favoreció las tendencias a la desintegración, y precipitó la secesión.
El reino del norte, con sus diez tribus, tenía el doble de habitantes que Judá, y casi tres veces más extensión. Pero su situación estaba más expuesta a las invasiones, y tenía una posición menos defendible que Judá.
Además, el reino del norte era una nación apóstata, y el abandono de Dios mina inexorablemente la estabilidad de los estados. En el reino del norte (Israel) el nivel era sumamente bajo, y los mejores elementos de su población renunciaron a seguir las prácticas de una religión falsa: los sacerdotes y levitas emigraron al reino de Judá.
Siquem fue al principio la capital del reino del norte; después Tirsa; Omri fundó Samaria e hizo de ella su capital. Jeroboam, primer rey de Israel del norte, temía que su pueblo, al ir a Jerusalén a adorar a Dios, se volviera al soberano de la legítima dinastía.
Por esta razón erigió dos santuarios, uno en Dan, en el limite norte, y el otro en Bet-el, al sur del reino. En cada una de estas localidades, Jeroboam erigió un becerro de oro, que unió al culto de Jehová.
Dios hizo proclamar su juicio sobre Jeroboam y sus descendientes, a causa de esta apostasía parcial. Nadab, hijo y sucesor de Jeroboam, fue muerto por Baasa en su segundo año de reinado, y toda la descendencia de Jeroboam fue aniquilada.
Fueron diecinueve los reyes que se sucedieron en el trono del reino de Israel. El conjunto de sus reinados abarca 210 años; siete de estos reyes no reinaron más que dos años o menos; ocho de ellos fueron muertos o se suicidaron, pasando la corona a otras familias.
Sólo en dos casos hubo cuatro miembros de la misma familia que se sucedieron en el poder real. Ninguno de estos soberanos hizo desaparecer los becerros de Bet-el y de Dan. Acab, influenciado por su mujer, la perversa e idolátrica Jezabel, llevó la apostasía a su punto más profundo, al reemplazar la adoración cismática a Jehová por el culto a Baal.
Pero Dios suscitó en esta época a profetas que lucharon incesantemente, con riesgo de sus vidas, por el mantenimiento del culto a Jehová. Los más señalados fueron Elías y Eliseo. Después de la supresión del culto a Baal hubo otros profetas, particularmente Oseas y Amós, que se esforzaron en trabajar para el saneamiento moral de la nación.
Hubo numerosas guerras entre Israel y Judá. Los dos reinos solamente se aliaron cuando la dinastía de Omri ocupaba el trono de Israel; Joram, el primogénito de Josafat rey de Judá, se casó con Atalía, hija de Acab rey de Israel.
La ascensión de Siria, cuya capital vino a ser Damasco, influenció de manera necesaria la política del reino de Israel, su vecino inmediato. Los dos estados guerrearon con frecuencia, pero se aliaron contra los asirios en la época de Acab.
Ciento veinte años después, Siria y el reino de Israel se aliaron con el propósito de tomar Jerusalén. Acaz, rey de Judá, se atemorizó ante la perspectiva de poder perder el reino, e incluso la vida. Sin querer confiar en Jehová ni oír las exhortaciones de Isaías, no dudó en pedir socorro a Tiglat-pileser, rey de Asiria, al precio de su propia independencia.
Judá tuvo que acceder a pagar un tributo anual a Asiria, y Acaz tuvo que someterse a Tiglat-pileser. Este último liberó a Judá de los invasores, saqueó Israel, batió a los filisteos, puso sitio a Damasco, de la que se apoderó, y dio muerte a Rezín.
El rey de Asiria deportó a los habitantes de Neftalí y a los israelitas establecidos al este del Jordán; participó en el asesinato de Peka, o lo ordenó, poniendo a Oseas en el trono del reino de Israel, hacia el año 730 a.C.
Después de la muerte de Tiglat-pileser, Oseas se rebeló contra Asiria. Los ejércitos asirios volvieron a invadir el reino de Israel. En el año 722 a.C. cayó Samaria, y una gran cantidad de sus habitantes fueron llevados al cautiverio a Asiria.
Vinieron colonos de cinco distritos asirios a habitar en los lugares que los israelitas deportados se habían visto obligados a abandonar. Estos extranjeros, que se mezclaron con aquellos israelitas de la Palestina central que habían escapado a la deportación, dieron lugar al pueblo samaritano.
La deportación de los israelitas fue la retribución de sus pecados contra Jehová, a quien habían abandonado; se habían entregado a la adoración de dioses falsos y a seguir las costumbres de naciones paganas, influenciados por sus malvados reyes.
Los israelitas, caídos en la infidelidad, habían quebrantado el pacto de Dios y menospreciado sus leyes. Su apostasía se manifestó de dos maneras: adoptaron las costumbres de las naciones rechazadas por el Señor; después se entregaron al culto de los becerros de oro, instituido por los reyes de Israel, y a la idolatría general que vino como consecuencia.
Continuaron pecando, por mucho que Dios les advirtiera mediante tribulaciones y dramáticas intervenciones. Su pecado provocó el cisma, el envilecimiento, el juicio. Separados de la tribu de Judá, y debilitados por ello, fueron vencidos por sus enemigos.
La idolatría, la intemperancia, las disoluciones, provocaron la desmoralización de sus hombres, quitándoles la voluntad de resistir. Al carecer de carácter, de ideal moral, los soldados del Israel del norte no eran mejores que los guerreros egipcios, asirios y babilónicos.
(A) Vocación y destino profético de Israel. 1. La vocación de Israel es la de ser el pueblo elegido, suscitado después de la triple tragedia de la caída en Edén, del Diluvio y de Babel para aportar al mundo la Revelación divina y el Salvador prometido.
Al llamar a Abraham, Dios le promete: (a) que él poseerá para siempre un país, Palestina, (b) que sus descendientes serán una nación particularmente privilegiada, (c) que ellos vendrán a ser el canal de una bendición universal.
La alianza ofrecida a Abraham queda solemnemente confirmada a todo el pueblo de Israel reunido en el Sinaí. Pablo resume en estos términos las insignes gracias otorgadas al pueblo elegido: A ellos pertenecen “la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos”.
Nunca podremos mostrar un suficiente reconocimiento a Israel por habernos dado las dos partes de nuestra Biblia, y por encima de todo el conocimiento del verdadero Dios y nuestro Salvador Jesucristo, pues, no se debe olvidar que “la salvación viene de los judíos”.
2. La deportación, el retorno del exilio, la crucifixión del Mesías y la dispersión mundial de Israel. El rechazamiento de la teocracia, la desobediencia al Señor y la idolatría atrajeron el juicio sobre la nación, su pérdida de independencia nacional y la deportación para las diez tribus a Asiria, y para Judá a Babilonia.
Las diez tribus se quedaron en la dispersión, en tanto que después de 70 años una parte minoritaria de Judá volvió a Jerusalén. Se emprendió la reconstrucción del templo, y la comunidad judía fue reconstituida, pero el pueblo ya jamás reencontró su unidad y el “trono de David” no fue ya restaurado.
Sin embargo, a través de las pruebas del cautiverio, los judíos quedaron liberados de su tendencia hacia la idolatría y se aferraron como nunca lo hubieran hecho a la fe monoteísta. Es entre ellos que pudo nacer el Mesías.
Reconocido y aceptado por el remanente, por aquellos que “esperaban la consolación de Israel” Jesús, sin embargo, no fue recibido por los suyos sino que fue finalmente crucificado. Los profetas ya habían preanunciado claramente el rechazamiento del Mesías por parte de su propio pueblo.
Las palabras de Cristo relacionan directamente este hecho con la destrucción de Jerusalén y la dispersión mundial de los judíos. La dispersión de Israel por toda la tierra, igualmente anunciada por los profetas, fue sumamente intensificada después de la toma de Jerusalén por parte de Tito en el año 70 d.C.
A partir de este trágico acontecimiento, se cumplen tres predicciones bíblicas de una forma maravillosa: (a) Dios ha preservado la existencia misma de un pueblo, al que ha prometido preservar hasta el fin de los tiempos; (b) este pueblo dispersado ha conocido grandes sufrimientos, pero Dios juzgará a todos aquellos que lo hayan afligido, según.
Las persecuciones lanzadas sobre los judíos constituyen una vergüenza para los países pretendidamente cristianos. (c) durante la ausencia de los judíos, Palestina quedó convertida en un desierto.
3. La resurrección y conversión de Israel. Ezequiel tuvo una emocionante visión de la reunión y de la resurrección nacional de Israel, dispersado entre todas las naciones. Dios ha prometido de manera formal que devolverá a su pueblo al país de sus padres.
Parece que ha empezado a hacerlo ya bajo nuestra mirada con el retorno de judíos a Palestina. El desierto y la aridez vuelven a florecer, se han plantado millones de árboles y se está desarrollando la agricultura en el mismísimo desierto del Neguev.
Esta renovación exterior prepara la conversión final de Israel a su Mesías, conversión anunciada tanto por el Antiguo Testamento como por el Nuevo Testamento. Esta conversión será la señal de maravillosas bendiciones para el mundo, y el preludio del establecimiento del reino glorioso del Señor. El creyente tiene motivos para gozarse, al ver cómo los planes de Dios están empezando a materializarse, y tiene renovados motivos para orar, con fe, “por la paz de Jerusalén”.
(B) El Estado de Israel. Desde finales del siglo XIX, los judíos han establecido en Palestina numerosas colonias agrícolas, alentadas en parte por la familia Rothschild. El movimiento Sionista, fundado en 1897, hizo mucho para preparar el retomo de los israelitas a su patria.
Un impulso adicional lo fue la famosa “Declaración Balfour”, prometiendo a los judíos en nombre de Su Graciosa Majestad Británica que, después de la Primera Guerra Mundial, se constituiría un Hogar Nacional Judío en la tierra de sus padres.
Después de las persecuciones nazis, en las que fueron asesinados alrededor de 6 millones de judíos, hubo una corriente migratoria aún más intensa a Palestina, a pesar de la creciente oposición de los árabes y de los británicos.
Finalmente, en el momento en que Inglaterra abandonaba su mandato sobre el país, era proclamada, el 15 de mayo de 1948, la independencia del Estado de Israel. Desde la conquista de Nabucodonosor, Israel había conocido 2.555 años de sometimiento y de dispersión.
Sin embargo, los ejércitos de cinco naciones árabes, Líbano, Siria, Transjordania, Irak y Egipto se lanzaban al asalto de la joven nación. Las tropas de Israel pudieron resistir el embate, pero las tropas de Transjordania, mandadas por oficiales británicos, pudieron tomar la ciudad vieja de Jerusalén, y mantener los territorios de Judea y Samaria.
La Organización de las Naciones Unidas intervino, y se estableció un precario armisticio en 1949. En 1956, Israel se midió con Egipto, debido al bloqueo a que los egipcios tenían sometidos a los israelitas en el golfo de Ákaba.
Israel ocupó el Sinaí, que fue abandonado ante las firmes garantías internacionales de libertad de navegación. El 5 de junio de 1967, después de una serie de tensiones en aumento, y de un prolongado bloqueo del golfo de Ákaba por parte de Egipto, y ante los movimientos de tropas árabes que indicaban un ataque inminente, Israel lanzó un ataque relámpago sobre Egipto, Jordania y Siria, que en menos de una semana llevaba a sus ejércitos al canal de Suez, ocupando toda la península del Sinaí, a la conquista de toda Judea y Samaria, desalojando de allí a las tropas jordanas, liberando además la ciudad vieja de Jerusalén y devolviéndola finalmente a Israel, y desalojando a los sirios de las alturas del Golán, desde donde habían estado cañoneando intermitentemente las colonias agrícolas judías en la Alta Galilea.
Nuevamente, la intervención de las Naciones Unidas impuso un armisticio, aunque Israel se negó a abandonar los territorios conquistados. Las garantías internacionales del pasado habían sido siempre papel mojado.
La cuarta guerra fue la desencadenada por un ataque por sorpresa de los egipcios, cruzando el canal de Suez el 6 de octubre de 1973, con la esperanza de recuperar los territorios perdidos en 1967. Los sirios abrieron un segundo frente, apoyando este ataque.
Sin embargo, la reacción israelita de cruzar a su vez el canal de Suez, cortando las líneas de aprovisionamiento del ejército egipcio, y embolsando a las tropas atacantes, produjo el hundimiento de la ofensiva.
Una iniciativa de paz del presidente Anwar al-Sadat, viajando a Jerusalén para entrevistarse con el primer ministro Menahem Begin en 1978, llevó a un proceso de devolución del Sinaí, y a la firma de un tratado de paz en 1979 entre Israel y Egipto.
Pero sigue habiendo tensiones entre Israel y los países árabes circundantes, especialmente con el problema del desplazamiento de los árabes palestinos, consecuencia de una guerra desencadenada por los árabes en 1948, y que, en lugar de resolver, como los judíos resolvieron el de sus refugiados en los campos de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, han querido mantener, para instrumentalizarlo políticamente, apelando a la enorme carga emotiva que conlleva un problema humano de este tipo.
La resurrección de la nación de Israel ha conllevado la resurrección del hebreo, que era una lengua muerta, y que ahora es un idioma moderno y floreciente. La Universidad Hebrea de Jerusalén es un foco de actividad cultural de gran prestigio mundial.
A pesar de sus problemas económicos, causados por los gastos militares que se ven obligados a mantener, Israel tiene una industria y agricultura boyantes, y compiten agresivamente en el mercado europeo de cítricos con países como España e Italia.
Las riquezas del mar Muerto son objeto de explotación comercial, y constituyen, en lo material, la mayor riqueza de Israel. Sin embargo, ha de llegar todavía el día en que Israel reconozca nacionalmente su mayor tesoro, el Mesías rechazado y que ha de volver.
Los profetas anuncian que el día de la venida de Cristo, para Israel, vendrá precedido del día de la angustia de Jacob. En este período, la nación pasará por durísimas pruebas, al final de las cuales aparecerá el Señor Jesucristo.
Zacarías describe la emocionante escena del reconocimiento por parte de Israel de “el que traspasaron”, con el profundo arrepentimiento nacional del remanente de Israel. Entonces entrará Israel en el disfrute del reino milenial bajo el reinado del Mesías, que tanto los ama, y que se dio “por la nación; y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos”.
La higuera infructífera, imagen usada por el Señor, maldecida por su ausencia de fruto, es presentada después como parábola de Israel. Seco de muerte durante mucho tiempo, del tronco de esta nación vuelven a brotar hojas. Esto constituye un signo evidente de que la venida del Señor está cerca.
En cuanto a la visión espiritual de Israel, esta es mucho más breve. Parte del significado de su nombre, que es “«luchador con Dios”. Y eso es así porque es el nombre dado a Jacob a su retorno de Mesopotamia, cuando hubo cruzado el torrente Jaboc, y después de su lucha con el ángel en Peniel.
A LA SOMBRA DE SU ESPIRITU
(12) Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades. (¿A quién le dice eso? No es a Israel, es a nosotros.)
(13) Al decir nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.
Nota que lo que emerge, lo hace por medio de la fragmentación de lo que existe. Hay gente que quiere salvar y mantener las dos caras, las dos cosas. Ese es un espíritu de Jonatan que no te va a llevar a ti a ninguna parte. Lo nuevo, siempre viene por la fragmentación de lo viejo.
Para que te quede claro esto, Jonatan, cuyo nombre se traduce como “Jehová ha dado”, es el nombre de un primogénito de Saúl. Fue hombre valiente y lleno de fe. Dio muerte a la guarnición filistea en Geba.
Los filisteos reunieron sus ejércitos; Jonatan fue sólo acompañado de su escudero, confiado en el Señor, y se enfrentó con ellos, y los filisteos cayeron ante él. Desconocedor de la maldición pronunciada por su padre contra quien comiera nada hasta la noche, Jonatan tomó un poco de miel silvestre.
Deseando seguir la victoria, Saúl inquirió de Jehová, pero sin recibir respuesta. Por ello se echaron suertes para saber por qué el Señor no respondía, y la suerte cayó sobre Jonatan. Saúl sentenció que Jonatan debía morir, pero el ejército lo impidió.
A la muerte de Goliat a manos de David, Jonatan hizo pacto con él, porque “lo amó como a sí mismo”, y le dio de sus ropas y sus armas. Después protegió a David de la ira de Saúl, aunque era heredero del trono, y consintió en que David fuera el rey; él sólo deseaba ser el segundo en el reino, tras.
Sin embargo, Jonatan se quedó atrás con su padre, en lugar de dar una adhesión incondicional al elegido de Dios, y con su padre murió. Es tipo de la persona de doble ánimo, y muestra el peligro de no actuar de una manera decidida. En cumplimiento de su juramente con Jonatan, David tomó bajo su protección a Mefi-boset su hijo.
(Hebreos 9: 9)= Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, (Fíjate que el problema era que no podían perfeccionar. Dios quiere perfeccionar gente. Existe la posibilidad de ser perfeccionado. En el marco de la enorme cantidad de personas que están leyendo esto en cualquier punto del planeta, puede haber gente perfecta.) En cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas, (Ritos, culto, santa cena, levantemos la ofrenda, pase a contar el testimonio, leemos todos juntos, ordenanzas externas que no perfeccionan la conciencia y que son…) impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.
PRINCIPIOS BÁSICOS
Aquí hay varias cosas que podemos ver o evaluar. La tecnología espiritual, si es que me permites la licencia de llamarla así, es algo que tenemos que aprender sí o sí. Parte de lo que es edificar una iglesia, es aprender a trabajar con Dios en el Espíritu, no hacer un curso en construcciones.
Edificar una iglesia, mi amado hermano y respetada hermana, no tiene absolutamente nada que ver con predicar un lindo mensaje un domingo. Tiene que ver, necesaria y sustancialmente, con aprender a trabajar con Dios para establecer su propósito en la tierra.
Hay algo que se llama responsabilidad generacional. Hay algo que tiene que suceder en el planeta durante esta generación. Y nuestro trabajo específico, es descubrirlo, para que no se quede sin hacer. Y eso, mucho me temo que va muy por encima del culto del domingo.
Esa tecnología son los principios internos, que causan que un mover funcione. Son los principios internos que causan, por ejemplo, que la luz se encienda. Son principios espirituales que no se ven, pero que son los que producen que Dios se mueva.
El mover es predecible y administrado por los hombres. No tiene que ser soberano. Es, sí, soberano en el acto de escoger al hombre para que lo administre, pero en el mover de Dios sin participación humana. Todo mover de Dios tiene la cara de un hombre al frente.
La palabra PRINCIPIO, en hebreo es la palabra RE’SHITH y en el griego ARCHE. El significado propio de este término es con referencia al tiempo. Así, se usa: (a) para indicar un punto de comienzo en el pasado en que se inaugura un evento concreto, como la inauguración del año litúrgico judío, el comienzo del cristianismo.
(b) En Génesis 1:1 la referencia es a un principio absoluto de la creación, lo mismo que en Juan 1:1. Así, aunque “principio” no puede ser separado de su relación con el tiempo, se afirma que cuando el tiempo empezó el Verbo ya existía con Dios y era Dios, siendo por lo tanto eterno.
(c) En un sentido moral se usa para denotar un fundamento o fuente, el preeminente en dignidad; el Autor o agente activo. Un ejemplo extrabíblico del uso del término ARCHE, “principio”, no en relación temporal sino como causa u origen, es el que da Josefo en Contra Apión, donde afirma que Dios es el principio de todas las cosas.
La Biblia no es historia. La Biblia no es simplemente la Palabra. La Palabra no es inglés, no es francés, no es latín ni es español. La Palabra es Espíritu y ES vida. No TIENE vida, porque todo lo que tiene vida está destinado a morir. ES vida, que no es lo mismo. Y tenemos que acceder a la letra para acceder al Espíritu.
Abraham, Jacob, Benjamín, son sólo ventanas, – Por utilizar términos de informática -, por las que podemos introducirnos a diferentes programas que serían el mundo de lo que ellos representan para hoy poder aplicarlos en nuestras vidas y extraer esos principios.
CON MENTALIDAD DE REFORMA
La fuerza de tu iglesia, entonces, sería sobreponerse o poder prevalecer en medio de ambientes antagonistas por medio de aprender como trabajar en Dios en la tierra. A eso lo explicamos muy bien cuando hablamos del orden de Melquisedec.
Entiende que. Tras cada historia, en la Biblia, hay un misterio a través del cual Dios es encontrado. La Palabra dice que Abraham encontró fe. ¿Qué es? Una tecnología que cada vez que tú la usas, funciona.
¿Lo estás entendiendo, verdad? Es Abraham, el patriarca, el que salió de Ur de Caldea sin saber adonde iba. Descubrió una forma de operar en la tierra que trascienda las leyes terrenales. Descubrió algo que se llama fe. Dice que Abraham encontró fe.
Cuando David puso su tienda en el monte Sión, eso no significa una casa de tela. Simplemente no. Eso significa que elevó la mentalidad del pueblo a otro nivel. Rompió con la mentalidad de la Ley y nos trajo al orden de Melquisedec, para operar en ese orden de allí en adelante.
La mentalidad, entonces, pues de ella estamos hablando, se elevó a un nivel más alto. Así que el tabernáculo, pasa de inmediato a ser una mentalidad. ¿Qué dijo Dios? Que en los últimos días va a volver a reconstruir esa misma mentalidad. El tabernáculo de David.
No es una canción de moda en el ambiente cristiano, aunque nadie dice que la debas excluir. El tabernáculo de David no tiene nada que ver con música en su esencia, y tiene todo que ver con gobierno y reinado. Incluye a la música, claro está, pero esa es una tangente.
Lo que Dios le prometió a David fue un linaje de reyes. Esa es la tienda de David. Una mentalidad de gobierno que, – Él dice -, en los últimos días ÉL va a volver a levantar, para que el resto de la tierra venga al Señor. ¿Cuántos quieren ver la gran siega?
Lo que va a terminar la obra de Dios es una mentalidad y no algo soberano en un culto. Dios no va a terminar su plan con una iglesia espiritualmente borracha; lo va a terminar con una iglesia sobria. Terminar la obra de Dios, requiere sobriedad.
Pero atención con esto: Eso no es un obstáculo para que, de vez en cuando y cuando a Dios se le ocurra, no podamos terminar una reunión todos borrachos en el Espíritu. Eso existe, no es satánico, es una experiencia maravillosa, yo la he vivido. Pero reitero: en esas condiciones no terminamos la obra. Apenas podemos llegar de vuelta a nuestra casa.
La palabra REFORMA, en los originales griegos, es la palabra DIOPHORSIS, y significa “colocar derecho”, o “linear”, o “poner en orden”, o “hacer perpendicular”. Varias acepciones para un mismo término, pero también varios énfasis para una misma reforma.
NUMERO UNO: Se trata de una renovación mental, no de una manifestación. Dice que… Este es el pacto que haré con ellos; pondré mis leyes en su mente. El énfasis, entonces, es extraer el principio que declara la razón por qué podemos terminar. Si no cambiamos de mentalidad, no avanzamos.
Aquí podemos hacer un buen estudio si eso quieres; podemos traer mucho alimento e, incluso, hasta podemos traer revelación, también. Eso te va a gustar mucho, te va a atrapar y te va a alimentar. Pero atención con esto: no te va a cambiar.
Lo que sí te va a cambiar sin ninguna clase de dudas, es encontrar en esos estudios, aquellos principios que están escondidos, sacarlos a la luz, examinarlos y después ver como introducirlos en tu vida práctica diaria. Eso sí te va a cambiar tu mentalidad.
La idea es que tú cambies; que la calidad de tu existencia cambie; que tu automóvil cambie; que tu casa cambie; que tu forma de vestir cambie; que tu relación con tus hijos cambie; y que la antigua visión y prioridades, que tú tenías, cambien.
¿Es que este hermano también se habrá enrolado en la moderna “Teología de la Prosperidad”? ¿Es que ahora me dirá que si envío mil dólares a su cuenta Dios me enviará diez mil? No. Ni lo sueñes. Sigo hablando de reforma. Esto es reforma. El énfasis de una reforma no es la revelación, sino una renovación mental.
NUMERO DOS: Hay también un énfasis muy profuso en una posición intensificada por la relación. Él dice: Yo seré su Dios, ellos serán mi pueblo. Esto es muy importante de tener en cuenta. El énfasis, sustentado por la Palabra, no por inteligentes opiniones humanas, aunque sean muy bien intencionadas, es RELACIÓN, relación íntima: comunión, no posiciones políticas eclesiásticas, que sonarán muy sobrias, muy buenas, pero no es más que “más de lo mismo”, es decir: política o, lo que es peor todavía, politiquería religiosa….
NUMERO TRES: (Hebreos 8: 11)= Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos.
El énfasis, aquí, es el de la ecualización de la oportunidad para la revelación. Es decir: una armonía, un equilibrio, un balance, eso es ecualizar. Todos podemos saber lo mismo, pero no todos podemos vivir lo mismo, esa es una diferencia.
Hubo un tiempo donde algunos eran privilegiados y tenían revelación, mientras que nosotros, el populacho, el resto anónimo, estábamos esperando a poder venir el domingo al templo para de ese modo recibirla.
Pero el énfasis de una reforma es abrir un acceso para que haya unción corporal en la iglesia, que tú también tengas una dimensión apostólica, y puedas tener acceso a la revelación. Porque si estás en intimidad con Dios, no tienes por que no recibir revelación de Dios.
NUMERO CUATRO: Una nueva estación de los tratos con Dios. Es decir: Dios va a tratar contigo. Estamos acercándonos a lo que es el Lugar Santísimo, a lo que es la fiesta del Tabernáculo, a lo que es el orden de Melquisedec, a lo que es su presencia y las cosas que en el atrio, quizás podían ser ignoradas, en el Lugar Santísimo, pueden matarte.
Y Dios te va a sacar las piedras pequeñas. Ese es el misterio de la iniquidad. El misterio de la iniquidad son cosas que tú no sabes que tienes en tu vida, pero que están. Y saltan cuando Dios trata contigo. Y las saca para perfeccionarte, porque su propósito es llevarte a la perfección.
Entonces, cuando tú veas que emerge un problema en tu vida, no lo llames problema. Trata con él, porque es Dios que está mostrándote cosas en tu vida para que tú las entiendas primero y las saques inmediatamente después.
Cede a la mano de Dios en este tiempo. Dios está tratando contigo. Las cosas están cambiando, no te confundas. Lo que Dios llama bendición, aunque tú no puedas entenderlo aún, es el apedreamiento de Esteban. ¿Tú te atreverías a llamarlo del mismo modo?
Reforma tiene que ver con hacer la voluntad de Dios y terminar. Cristo dijo: “Yo tengo una sola comida: hacer la voluntad de mi Padre, y terminar”. Cuando Él dice: “tengo una sola comida”, está diciendo en realidad, otra cosa.
Está diciendo algo así como: “Esto es lo que me nutre, esto es lo que me suple, esto es mi nutrición, esto es lo que corre por mis venas, esta es la vitamina que yo tengo. Lo único que me hace funcionar a mí es hacer y terminar; yo no hago otra cosa fuera de esto”.
PRINCIPIOS PARA TERMINAR
No creo en absoluto en un ministerio que no ayude a hacer eso. No debo cantar ni siquiera una canción que no ayude a hacer eso. No puedo predicar ni un mensaje que no edifique eso, ¿Entiendes ahora por qué en mi Web no hay “entretenimientos santos”?
No puedo censurar a quienes lo tienen, pero hoy, para mí, no es el tiempo ni de los foros llenos de discusiones estériles ni de los Chat llenos de infiltrados en búsqueda de sexo virtual. Todo lo que yo tengo que hacer tendrá que ver con hacer y terminar la obra; por eso es que a mucha gente no le agrada demasiado.
Cuando tú entiendes lo que Dios está haciendo, tú puedes discernir con ministerios en Dios. No que no estés con Dios porque estás en Satanás, no. Sólo que no estás en la presente ejecución de Dios y no operas en su misma sintonía.
Eres salvo, a eso nadie te lo va a poner en duda jamás. No estás pecando feo y hasta puedes ser un grande y tener mil o diez mil miembros, no le hace ni interesa. A Dios nunca lo impresionan los números. Para Él rigen otras cosas que tienen que ver con estos cuatro principios básicos.
1)= EVALUACIÓN: Tú tienes que sentarte un momento y evaluar todo tu ministerio, no solamente la parte exitosa; tienes que evaluar también tus prioridades; tienes que evaluarlo todo. No basta con lo que se publica en el periódico cristiano, justo debajo de tu aviso publicitario pago.
2)= INQUISICIÓN: Vuelve a estudiar todo lo estudiado. No como búsqueda de puntajes o de calificaciones o de eximición de la materia. Hablo de aprendizaje verdadero, mecánica y puesta en práctica. De otro modo, es vana palabrería.
Hay muchos ministros que rechazan totalmente esto. Quieren ministrar hoy, con las técnicas que aprendieron en el seminario veinte años atrás. Hoy no sirven las técnicas. O tienes de Dios o no tienes nada. Y nadie se molesta para ir a recibir nada.
3)= ARREPENTIMIENTO: Sin arrepentimiento genuino, no hay ni habrá reforma posible. Porque lo primero que tú deberás renovar es tu propio interior. Y no me vengas con que ya te arrepentiste, una noche, cuando eras joven, hace treinta años. Yo te hablo de las barbaridades del mes pasado.
4)= RENOVACION DEL PACTO: Volver a tener cuentas claras, precisas y concisas con Dios. Está muy bien que en tu medio ambiente seas tú quien manda, ordena y lleva la voz cantante. Pero en un ministerio del Reino de Dios bajo el orden de Melquisedec, quien tiene la última palabra es Dios o no existe tal ministerio.
(Éxodo 6: 9)= De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre.
Muchas personas le temen a lo nuevo por las malas experiencias del pasado. Dios nos ha sacado de Egipto. Egipto sería, en este caso, la tierra previa; sea un orden denominacional, o del mundo, o de la religión, o del legalismo. Cuando Dios te saca al desierto, lo hace para introducirte en otra parte, no para que tú te quedes a vivir para siempre en ese desierto.
En el desierto hay, inmediatamente, un nuevo sentir de libertad. Se creó lo que se llaman “iglesias independientes”. Cuando yo hablo de iglesias independientes o iglesias denominacionales, no me refiero a lo que tiene que ver con una denominación.
¿Por qué digo esto? Por la sencilla razón de que hay iglesias independientes que operan con estructuras denominacionales e iglesias denominacionales con estructuras independientes. Estoy hablando de un espíritu y de una mentalidad.
Ahora bien; tú sales al desierto. En el desierto hay familias, hay alabanza, hay profecía, están los estandartes, están las trompetas, hay maná, hay gozo, hay prosperidad, hay milagros; se abren y se parten los mares, se cruzan, cae carne del cielo, brota agua de la toca, hay pestilencia en Egipto, te protegen con termostato divino de las inclemencias del desierto, una nube te protege de día del calor del sol, una columna de fuego del frío de la noche.
Entonces uno se pone a pensar y llega a la conclusión de que, después de todo, aún estando en el desierto Dios no deja de bendecidnos. Claro está que es así, pero cuidado: Dios te bendice en el desierto, pero ese no es el propósito. El propósito es entrar en Canaán.
No existe la independencia en el Reino de Dios. Nadie, en el Reino de Dios, es independiente. Dios nos está introduciendo a otras formas de congregarnos entre iglesias, que se asemeja a la denominación, pero no lo es. Entonces, por temor al legalismo y a la opresión de un gobierno, no queremos saber nada de someternos.
Hay otros niveles en Dios, donde Dios está buscando personas de la misma aleación. ¿Sabes lo que es una aleación? El acero, por ejemplo, lo es. No es un metal sacado de la tierra en esas condiciones, sino el resultado de una mezcla de diferentes pero específicos elementos.
Por eso es que Dios está buscando gente así, que reúna los mismos elementos en su composición química interior con la finalidad de no cometer los errores que hoy vemos. Y a esa gente, las está uniendo, para que cada campamento, igual que Israel, haga su parte. Esto es bien fresco.
Muchos libros, están diez años atrasados. Hay que discernir entre lo que viene realmente de Dios y lo que es simplemente parte del mercado literario supuestamente cristiano. Ocurre lo mismo con la música. No digo cerrarse y no leer o escuchar nada, digo DISCERNIR. ¿Cuántos saben que lo que estoy diciendo es bien cierto?
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