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Sólo un Pacto de Palabra

LUGAR DE LA CEREMONIA

     El Salmo 45 nos brinda una imagen hermosa de Cristo y Su novia. Un gran matrimonio está por ocurrir y el autor se encuentra “rebosando” de éxtasis y entusiasmo: Rebosa mi corazón palabra buena; dirijo al rey mi canto; mi lengua es pluma de escribiente muy diestro. . . (Salmo 45:1).

     ¡El salmista difícilmente puede contenerse! ¡Él está describiendo algo que contempla en su mente -una increíble ceremonia, un novio maravilloso y glorioso, y una hermosa novia revestida de oro! Me pregunto con absoluta seriedad y sin machismos o feminismos carnales, cuántos hermanos pueden imaginar esta escena.

     En 1981, el mundo entero se cautivó ante la boda real en Inglaterra. Millones de personas alrededor del mundo no se despegaron de sus televisores para ver cómo la princesa Diana y el príncipe Carlos se casaban. Fue una de las bodas de mayor glamour y presencia de celebridades de la historia moderna.

     Canales de televisión tenían “imágenes a todo color” que describían a detalle todo lo que estaba aconteciendo. Cápsulas informativas demostraban la vida real de Carlos – su participación en competencias de polo, sus responsabilidades como príncipe, su herencia como el próximo rey de Inglaterra, su trono, sus riquezas, su palacio

     Los comentaristas también describieron con exquisito detalle todo acerca de la princesa Diana. El relato fue increíble: su peinado, su vestido de novia, su comitiva, sus zapatos, sus ornamentos, su anillo, sus flores, su carruaje real. Inclusive durante la ceremonia nupcial, mientras la pareja se paraba frente al altar, el comentarista recuerdo que suspiraba en su micrófono: “¿Acaso la novia no es hermosa? Observe su vestido, sus zapatos y sus flores.”

     Fue romántico, nos quitaba el aire y nos introducía en la ficción del cuento -un príncipe y una princesa unidos en matrimonio santo “hasta que la muerte los separare.” Mucha gente alrededor del mundo lloró al ver esta imagen. Sin embargo, no mucho tiempo después, fuimos testigos de cómo este matrimonio se desintegró. ¡Fue la ruptura más sórdida que ha habido en la faz de la tierra!

     Por el contrario, el matrimonio descrito en el Salmo 45, aunque el machismo y el feminismo contemporáneo no lo pueda entender y mucho menos aceptar, es una unión mucho más gloriosa y magnífica. Está llena de romance, belleza, majestuosidad -pero es un matrimonio que nunca terminará. ¡Es por la eternidad! ¡Este salmo habla sobre Jesús y su novia! El novio es nuestro rey y Señor, Jesucristo, y la novia es su iglesia -creyentes que se han preparado a sí mismos para su venida, que están expectantes de su regreso, y cuyos corazones están sin arruga y sin mancha.

     Mi pregunta del día seguramente quedará flotando en las inmensidades, conjuntamente con el recuerdo de aquella antigua boda real: ¿Estarás tú presente en esa boda? Varón que no terminas de entender esa boda; mujer que no puedes imaginarte una unión de esa naturaleza, ¿Te atreverás a estar allí y decirle a ese pacto de palabra delante de Dios, que es en realidad  un matrimonio?

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octubre 24, 2017 Néstor Martínez