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El Gran Tema de Los Medicamentos

Como resabio de lo que hablábamos en el anterior respecto a la autoridad, bien vale aclarar que hay otro tipo de autoridad, que es la que viene por la tarea natural que se desarrolla. Si tú eres médico, o docente, o abogado, u otra experiencia en el proceso, tu función se enriquece y eso se ve en sus resultados. Imagínate que debemos elaborar un decreto sobre un tema puntual. ¿Todos estamos en condiciones de redactarlo? Por supuesto, todos conocemos el tema. Pero si se lo damos a ese profeta que además es abogado, te puedo asegurar que va a quedar impecable. Espiritual, lineal y legalmente impecable.

De allí es que, entonces, cuando elaboramos un estudio o un trabajo en ese sentido en esta Web, es muy probable que el nivel de revelación o de riqueza espiritual sea menor a la que puede recibir otro hombre o mujer de Dios en el mismo sentido. Porque; ¿Sabes qué le otorga mayor autoridad, a veces? Que fue redactado por alguien que, en sus talentos naturales, engrosado luego por una sólida experiencia laboral y profesional, recibió el de poder expresar escribiendo exactamente lo que piensa y conoce, cosa que no todos pueden lograr. Unción + Oficio = Autoridad. Obvio. Antes que nadie se espante, aclaro: no es ningún mérito mío. Yo me enteré de bastante adulto respecto a algunos de esos talentos convertidos en dones.

De allí la importancia de capacitarnos de manera permanente. Porque, seguramente, a lo largo de tu carrera en el evangelio, y a manera de ejemplo ministerial, tú podrás encontrar profetas y profetas, maestros y maestros, pastores y pastores, apóstoles y apóstoles, evangelistas y evangelistas. Pero; ¿Dónde está la diferencia? Todos recibieron la misma autoridad espiritual, pero hay una autoridad natural que le añade el aderezo a la comida. Pero, hay algo que deberemos dejar muy en claro para que nadie se confunda nunca más, y se muestre con arrogancia o soberbia, que es mucho peor que la indiferencia o la incredulidad.

 Si tú tienes un talento, convertido a don ungido por el poder de Dios y lo estás utilizando para tu servicio al Reino, glorificamos a Dios por ello. Pero ten en cuenta siempre que la que necesita de ese talento tuyo es la iglesia en su conjunto, y no Dios. Tú no puedes ayudar a Dios, apenas puedes ayudar a la iglesia. Y tanto como para equilibrar esto y que no suene a soberbia intelectual, puedo concluir recordando que el pastor que ofició en mi bautismo en aguas hace ya muchísimos años, y que era un tremendo hombre de Dios refulgente en santidad y bondad, era casi analfabeto. ¿Necesitas más?

Y al decir que tiene el apóstol un espíritu pionero, lo que quiero significar es que en la mayoría de los casos que encaran en lugares o situaciones desconocidas, no tienen referentes. Si tú eres médico y Dios te levanta como apóstol, te vas a dar cuenta que es muy difícil encontrar a un médico apóstol. O, si lo prefieres, un apóstol que haya estudiado Medicina. Ahora veamos, ¿En qué puede enriquecer eso a la iglesia? En principio, en un punto que necesitamos ampliar y enseñar correctamente a todos los que todavía no lo conocen, Pharmakeia. No vas a comparar la idea de pharmakeia que pueda darte un apóstol que es médico, a la que podamos tener cualquiera de nosotros, que generalmente andamos encaramados en el péndulo oscilando entre la desinformación o la información incorrecta.

¡No tomo más esta pastilla! ¡Bueno, si la tomo una sola vez más! No la tomo, ¡Oh! Mejor sí la tomo, etc. Y luego el naturismo disfrazado de cristianismo. ¡Hierbas! ¡Sólo hierbas! Eso es homeopatía. ¡Pero es que yo no tomo drogas, no es pharmakeia! Sí, lo es. Porque pharmakeia no es el consumo o no consumo de medicamentos, es el lugar en donde pones tu fe. Lo que alguien que haya estudiado puede hacer, no es reconciliar a la iglesia con la medicina, sino darte elementos que te permitan un mayor conocimiento biológico de ti mismo. Dios conoce cómo funcionan nuestros cuerpos, ¡Él nos hizo! Además, Dios es coherente y hace lo que debe hacer con quien debe hacerlo.

A los discípulos de Jesús que eran pescadores, los hizo pescadores de hombres. Al que era maestro de todos los maestros y fariseo entre los fariseos, lo hizo el referente máximo de doctrina. De alguna manera, Pablo tenía una autoridad mayor para la iglesia por la finalidad de la iglesia, no delante de Dios. Porque delante de Dios, te informo por si te olvidaste, todos somos iguales. Sin embargo, el pueblo de Dios tenía un común denominador en esos tiempos: esclavitud. Pese a ello, hay que recordar que Moisés tenía una formación de príncipe. De alguna manera, entonces, Dios demanda un mayor equipamiento para que cada uno de nosotros pueda, llegado el momento, ejercer un mayor peso de autoridad.

De todos modos, y para darlo a modo de cierre parcial de este trabajo de hoy, quiero compartirte algo que escuché hace muchísimo tiempo, cuando todavía ni soñaba con abandonar el cómodo banco donde estaba sentado escuchando lo que yo suponía que era la Palabra de Dios en forma de sermón. Y lo que quiero decirte, es algo que de alguna manera le da una inyección de fe y confianza a los más simples, pero al mismo tiempo fastidia, molesta y hasta enoja fieramente a los que se han doctorado en teología o similares: Dios no viene a levantar a los capacitados; Dios capacita a los que va a levantar.

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junio 4, 2022 Néstor Martínez