No tengo dudas que a ser padres, aprendemos por experiencia. Es como decir que aprendemos comiendo del árbol del conocimiento del bien y del mal. Entonces, pregunto: ¿De qué te sirve tener el árbol de la vida, si vas a aprender por el legendario sistema de conocimiento y error? ¡Es que yo no sabía esto cuando me metí al ministerio! Obvio, te metiste comiendo del árbol del conocimiento, no del árbol de la vida. ¡Wow! Y, otra vez: ¡Wow! Porque es imposible que Dios te envíe para algo, sin que te diga cómo hacerlo. ¿Todavía no entendiste que es Dios y no hombre? Hemos analizado, días atrás, las dos palabras que usa Pablo: predicarán y enviados. ¿Cómo predicarán si no fueren enviados? Más, aun: ¿Cómo podrán ir y abrir sus bocas, si no tienen qué decir? ¿Cómo podrán ir lejos, si no están firmes ni consolidados en sus lugares?
Hay muchísimas personas que tienen claro que Dios los ha llamado para algo, pero en concreto no saben para qué. Entonces, muchos de ellos, lo primero que hacían, en tiempos pre-pandemia, era abrir una iglesia. Ese es un error muy frecuente, demasiado frecuente. No se dan cuenta que, al abrir una iglesia, están tomando una decisión de vida. Mejor dicho: de por vida. Y es más que obvio que estoy utilizando el término iglesia del modo más difundido y conocido por el grueso de la sociedad, como lugar, templo, salón, auditorio religioso. No soy escéptico ni desconfiado de lo que alguien me diga hacer recibido del Señor. ¿Quién soy yo, después de todo, para convertirme en juez de un asunto de tamaña magnitud? Sin embargo, no puedo reprimir un gesto de duda cuando ese alguien me dice que Dios le ordenó comprar un terreno y edificar un templo. No puedo evitarlo, pero no me hagas caso, debo ser yo el equivocado.
De hecho, tal vez no era ese su destino en el Señor. Quizás Dios quería levantarlos en alguna clase de ministerio itinerante, nuevo, distinto y no al frente de una congregación clásica, tradicional y estructurada. Una cosa es comprobar que, al ministrar en lo que fue enviado, toda su unción queda de manifiesto. Pero a la hora de pagar los gastos fijos de esa congregación, el dinero no alcanza. ¿Qué pasó? Pasó que Dios sigue respaldando su verdadera unción, pero no respalda sus finanzas. Eso significa que algo no está bien. ¡Es que no entiendo por qué me respalda en lo central, en lo espiritual, pero no con el alquiler del salón! Perdón: Pregunta tonta: ¿Será que Dios quiere que tengas un salón? ¡Pero es que sin un salón no puedo ministrar! Sí que puedes, sólo debes tener ingenio. ¡Pero es que la mayoría de los ministerios que conozco tienen sus salones! Entonces ahí te está guiando la tradición, el sistema, no el Espíritu. ¿Y si has sido llamado, por ejemplo, para ministrar a jóvenes directamente en las calles, donde pasan la mayor parte de sus horas, y no en un salón?
Entonces, como no tenemos esta plataforma de claridad, nos guiamos por un sentido común, Dios me llama. Y sí; eso está fuera de toda discusión. Lo que te falta especificar es a qué te está llamando. Bueno, es que… ¡Dios me está llamando a predicar! ¿Ah, sí, eh? ¿Y a quienes, se puede saber? ¡Bueno! ¡A los que no conocen al Señor! ¿Y qué vas a hacer, campañas masivas? ¿Vas a predicar en las plazas con riesgo que la policía te lleve preso por alterar el orden, que es como toman a uno que está con la Biblia, mientras que miran para otro lado si son esotéricos vendiendo pirámides? Si todavía no aprendiste, sea porque no te lo enseñaron por cuestiones doctrinales denominacionales o por simple apatía o comodidad, que predicar el evangelio es guerra espiritual plena, frontal y declarada, déjame decirte que estás en la misma situación que un soldado que va al frente de combate con un manojo de armas pero que, por las razones que sea, elige no utilizarlas. ¿Cuánto puede durar con vida?
Y ves a esta persona hipotética diez años después, y su situación sigue igual. Siente que tiene un llamado y responde y va. Pero supongo que va al lugar equivocado. Y no está yendo al lugar en donde Dios lo necesita. Y cómo anda con lo justo y pasando necesidades, ahora se ha convencido de otra cosa: que su ministerio es tan potente que el enemigo le está poniendo zancadillas cada cinco minutos. Entonces, para él, estar en el ministerio pasa por sostenerse con uñas y dientes. A mí particularmente, y no soy el único, créeme, me da la sensación que eso no es un ministerio. Es más; tengo la certeza que en algún lugar de tu camino, tú giraste a la derecha cuando la realidad dice que debías girar a la izquierda, ¿Se entiende? En alguna parte erraste el camino. ¿Sabes qué? Es como errar el blanco. ¿Sabes de qué estoy hablando, verdad? Errar el blanco. En griego, armatías; ¿Traducción en español? Pecado. ¡Oh!
Claro que, en medio de todas estas crisis, fíjate una vez más en la lógica tan sencilla de Pablo: ¿Cómo predicarán si no fueran enviados? ¿Cómo pueden llevar un mensaje si no han sido consolidados firmemente en su base, para ir más lejos? Apo: lejos. Apartado. Stello. Consolidado, firme. Será interesante, entonces, ver algunos ejemplos para detectar si Dios funciona así. Todos conocemos a Moisés. Mira este pasaje: (Éxodo 3: 15) = Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: (¿Quién le dijo a Moisés? Dios) Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.
¿Él, Moisés, quería hacer algo por su pueblo? ¡Sí! Se nota que siempre quiso. Trató de ayudar a un hombre esclavo que estaba siendo golpeado. Era un hombre que sabía que Moisés no era egipcio, pero, en este momento de su vida, él está viviendo allí, en medio de unos beduinos, en las dunas de arena; ahí está el amigo Moisés. Entonces es cuando Dios va a buscarlo. ¿Alguna vez escuchaste esta expresión? ¿“Necesito tomarme unos días para buscar a Dios…”? Eso es pura tradición, puro cumplimiento de sistema, no hay ni un solo ejemplo de eso; es Dios quien busca al hombre, no el hombre el que busca a Dios. Lo otro, es una elegante manera de dar a entender que te quieres tomar unas vacaciones…¡Y está bien, porque todos se merecen tomarse vacaciones! Pero ven y dime la verdad y te prometo que no te juzgaré ni te criticaré. ¿Es que existe eso de no juzgar y criticar en la iglesia? Sí, en algunos hombres y mujeres maduros, sí que existe. Cero Juicio, Cero Crítica.
Y cuando Dios alcanza a Moisés, porque creo que no hará falta aclararte que Moisés no lo estaba buscando a Dios, sino que muy por el contrario, él estaba buscando una oveja; o tal vez simplemente estaba mirando pasar a sus ovejas, el hecho ocurre. Y esta escena, que luego tendrá como protagonista a Moisés, se repite vez tras vez en toda la palabra. No veo a hombres preguntando dónde está Dios, pero si a Dios preguntando: ¿Dónde estás tú, hombre? Empezando con Adán, ¿Dónde estás, Adán? Esa es la diferencia entre nosotros y la religión. Porque la religión enfatiza en el hecho de que el hombre debe buscar a Dios. Pero, claro, ¡El cristianismo no es una religión! Por lo menos no, en el sentido formal de la palabra religión. Porque es el único credo en el que Dios busca al hombre.
Dios les bendiga, mis amados.
Cada día que pasa me convenzo más de la dura batalla que nuestro Padre ha puesto delante de mí. Contra este sistema que ha calado tan hondo dentro de la existencia del alma humana.
La historia se repetirá una y otra vez hasta el final de los tiempos, pero si de algo he de estar seguro es en la medida de lo que nuestro Padre está haciendo puesto que nada ocurre al azar.
Dios a través de Moisés les dió al pueblo hebreo los mandamientos y la ley, no como un régimen tributario, sino como la forma de establecer una relación personal basada en la gracia y la misericordia.
Cuando la Ley se convirtió en la meta y la Religión en el método, nació el «Fariseísmo». Entonces nuestro Padre envió a nuestro Hermano Mayor a restaurar todas las cosas, estableciendo el Reino.
Pero con el tiempo la Gracia se convirtió en religiosidad y Él Espíritu en carne, naciendo el «Cristianismo».
Yo recuerdo que en el mismo instante que descubrí la procedencia de este movimiento, inmediatamente rompí toda ligadura en el mundo espiritual y pude experimentar una verdadera libertad. Que ha producido el más terrible nivel de guerra espiritual que allá podido experimentar para la gloria de nuestro Padre.
Hoy en día veo a aquellos que son cristianos y tuercen las escrituras por lucro, y también veo a aquellos que son cristianos y caminan en las escrituras. Pero también veo a un mundo impío, incrédulo y pecador que gime sediento por la manifestación de una Verdad que no está viendo en ese movimiento.
Yo no entiendo, si las escrituras son tan claras en base a aquellos que debemos ser.
¿Por qué decidimos seguir siendo algo que Él no nos mandó?
¿Por buena voluntad? o ¿Porque nací siendo así y así me voy a morir?
Yo simplemente no lo entiendo. O será mejor como escuché decir en un audio. Hablando acerca de la reforma, la revolución que causó un estudiante al llegar con aretes a la escuela. Cómo a pesar de las burlas al final logró implementar un diseño que ha arrastrado prácticamente a toda la humanidad. Cerrando el comentario diciendo que nos era más fácil apoyarlo que contrariarlo.
Recuerdo que en cierta ocasión fui cuestionado por alguien con respecto a llamarme cristiano alegando que eso era lo que había. Respondiendo yo:
«Aunque eso sea lo que lo que el mundo estableció, no significa que yo también deba serlo».
Existe un refrán que dice, «la costumbre es más fuerte que el amor». Y me pregunto, ¿Si nuestro Hermano Mayor al ver a los fariseos les habló con suavidad por causa de la falsedad de su vida?
El día que el proyecto que nuestro Padre ha puesto en mis manos salga a la luz, me pregunto. ¿Cuántas personas tendrán el suficiente discernimiento para ver lo que Él ha hecho, sin maldecir su obra?
Porque esta simplemente no se somete a su propios caprichos personales.
Lo único bueno de todo esto es que Él me ha dicho que esta es su guerra, y yo sólo soy un soldado.
Dios les bendiga, desde RD pa’l mundo.