Dentro de lo que es el pueblo de Dios, ¿Cuántas veces has escuchado, leído o asumido por cualquier otro método, que somos: Linaje Escogido, Nación Santa, Pueblo de Reyes y Sacerdotes y Todos Ministros Competentes? ¿Cuántas veces, asimismo, te has mirado al espejo de tu propia vida espiritual, a la de quienes te rodean, a los que están por encima de ti o a los que están por debajo, y no has logrado ver manifestado absolutamente nada de esto?
Entonces, pregunto: ¿Habrá exagerado Dios? ¿Estará desactualizado con respecto a la problemática del hombre moderno? ¿Será esta una escritura válida solamente para aquellos tiempos, y que ahora se quedó desactualizada por la explosión mediática de las redes sociales o internet, o no habremos hecho convenientemente la tarea y por eso es que todavía no somos eso que Dios dice que vamos a ser?
En el capítulo 21 del tan poco leído Libro de Levítico, se puede leer que Dios le dice a Moisés que les hable a los sacerdotes hijos de Aarón y que especialmente les diga que no se contaminen por un muerto en sus pueblos. Muchos han tomado a esta palabra desde el ángulo de la biología, relacionándola con no tomar contacto con la cadaverina, un líquido tóxico y venenoso segregado por una glándula que todos llevamos adentro y que se acciona inmediatamente producido el deceso de una persona, con el objetivo concreto de comenzar con el proceso de descomposición de la materia y autoeliminación del cuerpo físico
Otros, han elegido una interpretación litúrgica, en la que se le está prohibiendo a los sacerdotes ministrar en oficios o servicios fúnebres, algo que en muchos sectores todavía se cumplimenta como rito obligatorio, aún a sabiendas que naturalmente, no tiene el más mínimo valor, fundamento bíblico y, obviamente, efecto alguno, como no sea el de satisfacer las necesidades sentimentales y emocionales de los deudos del difunto. Quien muere, muere y, desde el ángulo de la fe, ya no hay absolutamente más nada que hacer para cambiar el destino eterno del que ha partido.
Y otros tanto han preferido entenderlo desde el plano del espíritu, interpretando que es contaminación para el pueblo de Dios, rozarse y tener comunión con quienes están muertos en espíritu. Cualquiera de los tres enfoques, -más allá de las divergencias-, son para tener en cuenta. Sí a mí me dejas elegir, yo me quedaré con este último.
La Biblia es para la lectura cotidiana y su aprovechamiento doméstico, pero la Biblia es la Palabra de Dios encerrada en letras y va mucho más allá, pero muchísimo más allá de un hecho diario en la vida de uno de los millones y millones de seres a los que está dirigida. Porque más adelante les reitera su mandamiento específico añadiendo que no quiere que se contaminen como cualquier hombre del pueblo, convirtiéndose en inmundos.
Creo que no es necesario que te detalle lo que constituye inmundicia hoy en día, por más que mucha gente lo rotule como “conductas diferentes o alternativas”. Tú, en tu interior, y sin tener en cuenta la moralina o la pacatería insípida de nuestras culturas, (Algunas más, otras menos), sabes perfectamente por dónde caminan la pureza, la limpieza, la rectitud, la integridad y la transparencia y por dónde lo hace la inmundicia, aunque se disimule con apariencia.
Creo que a esta altura de tu vida ya nadie te tiene que enseñar que cosa es un avance cultural o social y qué cosa sigue siendo inmundicia por donde la mires. No es pecado distraerse y equivocarse en algo por estar distraídos, pero sí es pecado hacer como que estamos distraídos, cuando en la realidad lo que estamos haciendo es decidir ser cómplices y partícipes necesarios en alguna forma de pecado.
Y presta atención a lo que dice el verso 6 de ese capítulo: Santos serán a su Dios, y no profanarán el nombre de su Dios, porque las ofrendas encendidas para Jehová y el pan de su Dios ofrecen: por tanto, serán santos. Quiero que entiendas muy bien esto porque es básico, clave, elemental y primario. Lo dicho en este verso, no es UN requisito necesario para el ministro competente, rey y sacerdote del pueblo de Dios.
Este, es EL requisito insustituible. No es el punto de llegada, la meta, es el punto de partida para cualquier ministerio. Y valdrá la pena aclarar una vez más, por si fuera necesario, que cuando hablamos de santidad, hablamos de separación, de requisito indispensable para una dedicación plena a un Dios pleno en el marco de un Reino pleno.
(Verso 7)= Con mujer ramera o infame no se casarán, ni con mujer repudiada de su marido; porque el sacerdote es santo a su Dios.
Lo primero que vemos aquí es que el sacerdote, el ministro, se puede casar. Las imposiciones siguientes, eran muy entendibles desde el punto de vista de lo social, y pertenecían más a una disposición humana que divina de aquel tiempo, pero si cualquiera de aquellas protagonistas se hubiera convertido, entonces esto queda sin efecto, ya que ninguna de estas antiguas leyes tiene en cuenta que el que está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.
(Verso 10)= Y el sumo sacerdote entre sus hermanos, (Aquel a quien Dios levante, no al que ciertos hombres se les ocurra designar), sobre cuya cabeza fue derramado el aceite de la unción, (El sacerdote, si no es ungido por la unción de Dios, jamás pasará de la categoría “gerencial” de un administrador institucional) y que fuera consagrado para llevar las vestiduras, no descubrirá su cabeza, (Esto quiere decir que no descuidará esa unción recibida, ya que de lo contrario sólo será un ministro carnal.) Ni rasgará sus vestidos. (Esto tiene que ver con que no se dejará llevar por ninguna “explosión” de ira por más “santa” que parezca)
(Verso 12) = Ni saldrá del santuario (Esto es: no buscará motivaciones personales que puedan alejarlo de la única cobertura posible, que es la presencia del Dios vivo en cada acto de un ministerio) ni profanará el santuario de su Dios; (Aquí está hablando, mi hermano, de su propio cuerpo, que es templo y santuario del Espíritu Santo, que es Dios. No sólo con comportamientos groseramente pecaminosos, (Adulterio, fornicación), sino con recetas humanas, tales como el Humanismo, Filosofías Orientales, Científicas, que reemplacen la validez y el poder de la Palabra) Porque la consagración por el aceite de la unción de Dios está sobre él. Yo Jehová.
(Versos 13-14)= Tomará por esposa a una mujer virgen. No tomará viuda, ni repudiada, ni infame, ni ramera, sino tomará de su pueblo una virgen por mujer.
Esto es una reiteración ampliada del verso 7, donde hemos dicho que obedecía más a disposiciones de hombres que a leyes divinas. Aquí queda eso en muy clara evidencia, ya que si bien la ramera (Prostituta) la infame, la repudiada (Divorciada) y hasta la virgen, más allá de la vida que les haya tocado vivir o de los imponderables que hayan sufrido, lo son por estricta decisión personal, no así la viuda, que es total y absolutamente inocente de su estado, ya que no es responsable de haberse quedado sin un marido al que en la mayoría de los casos amaba y no deseaba perder.
No obstante, te sugeriría que eches un vistazo a este texto desde la óptica de la relación Cristo-Iglesia. Pero lo más importante de ese sacerdocio que no se reserva solamente para ministros y líderes, sino que conforme a la Palabra le pertenece a TODO un pueblo de reyes y sacerdotes y ministros competentes, viene ahora.
Vamos a ver en primer término el texto global y luego, sacándolo definitivamente de lo literal que resultaría incomprensible en el siglo veintiuno, vamos a traspasarlo a principios espirituales que van a mostrarte muchas cosas. Que te van a ayudar a aprender otras y te van a otorgar elementos muy precisos para no caer en el error y luego tratar de disculparte diciendo que nadie te lo había advertido, que nadie te lo había dicho. Aquí te lo estoy diciendo.
(Versos 17-20) = Habla a Aarón y dile: ninguno de tus descendientes por sus generaciones, que tenga algún defecto, se acercará para ofrecer el pan de su Dios.
Porque ningún varón en el cual haya defecto se acercará; varón ciego, o cojo, o mutilado, o sobrado, o varón que tenga quebradura de pie o rotura de mano, o jorobado, o enano, o que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o empeine, o testículo magullado.
Fíjate que aquellos a los que les agrada tomar a las escrituras literalmente, ya sea porque suponen que otra cosa es jugar a las fantasías místicas, o porque no saben lo que significa el término Revelación profética, se encuentran en un grave problema: A esta porción, nadie le da importancia porque, aparentemente, fue escrita para una época en que estas cosas se tenían en cuenta, cosa que hoy ya no sucede.
Sabido es y cualquiera de nosotros podría confirmarlo en su propio lugar de residencia y quizás en el marco de tu propia congregación que ninguno, ni siquiera la gente más encumbrada en los prestigios evangélicos internacionales ha tenido en cuenta esta serie de elementos. Tú o yo habremos conocido, seguramente, a consagrados y fieles hombres de Dios que eran portadores de algunos de estos defectos físicos.
Y ello no ha obstaculizado, perturbado ni menoscabado la validez, la bendición, el poder y la gloria de Dios manifestada en sus ministerios. Ahora si lo vamos a mirar con el agudo ojo de la revelación, seguramente las cosas van a tener otra significación y, de aquel pasaje sin mayores relieves que solíamos leer casi para cumplir con el rito de no dejar nada sin mencionar, pasará ahora a ser una fuente de donde beberemos las cualidades insustituibles de aquellos ministros que desean ser competentes según la óptica divina.
VARÓN CIEGO: Esto, que está escrito como casi todo en idioma masculino, pero que es apto para la mujer también porque la Biblia misma es unisex por donde se la mire si partimos de la base que Dios no hace acepción de persona, indudablemente, te está hablando de unja fuerte ceguera espiritual, de hombres y mujeres sin visión de Dios. Llenos de predisposición, de abnegación, de esfuerzo personal, de trabajo arduo, de actividades pensadas a favor y no en contra de lo que ellos llaman y entienden como la Iglesia, pero destinados inexorablemente a la carencia de resultados o, lo que es peor: al fracaso.
Porque al no tener visión del mundo espiritual, jamás acertarán a hacer lo que Dios quiere que se haga, que es exactamente lo que Él iba a bendecir y fructificar de inmediato, sino que harán lo que a ellos les parece que está bien, aunque eso no siempre esté realmente bien, pero generalmente alcanza conque un grupo de aduladores que nunca falta convenza a ese varón que está haciendo maravillas y prodigios. ¿No has visto alguna vez algo de esto que te estoy expresando? ¿No te habrá sucedido esto, quizás a tí mismo?
El varón ciego, sin visión ni perspectiva de Dios, puede levantar una institución llamada Iglesia que sea altamente respetable, respetada por todos y hasta exitosa según la interpretación humana. Pero jamás podrá servir en su ministerio a la liberación del pueblo de sus opresiones, de sus dolencias, de sus enfermedades del alma. Porque, aunque derrame todos los dones y las bendiciones, no serán respaldados por la presencia poderosa de Dios, ya que Dios no unge ni visita organizaciones, -por mejores que sean-, sino a organismos vivos (Hombres y mujeres) que estén en plena consagración y obediencia a su propósito para cada tiempo y lugar, cosa que es posible solamente cuando se cierran voluntariamente los ojos naturales y se abren, (También voluntariamente) los espirituales, único método de alinear nuestra visión con la visión de Dios.
VARÓN COJO: Físicamente, esto tiene que ver con renguera o cojera, ya sea por problemas en las extremidades inferiores o cadera. Representa al hombre que no está imposibilitado de caminar, de andar, de movilizarse, pero que lo hace con alguna o muchísima dificultad. En lo espiritual simboliza claramente a aquel que oye lo que Dios dice, lo entiende, se da cuenta del contenido, lo cree, pero no lo obedece y, mucho menos, lo aplica. Es decir, lo que, en otros textos, recibe el nombre de prevaricador.
También tiene que ver con el que aprende todo lo que hay que aprender y todo lo que se necesita aprender, pero que no produce absolutamente nada a partir de lo que aprende. Gente que oyó un mismo mensaje renovador durante más de ciento cincuenta reuniones en cada año en los que se estuvo congregando, pero que ahora cuando las iglesias no abren sus puertas y todo se limita a algo más directo y personal, no saben qué hacer con sus vidas. Gente que pretende hacer rehabilitación y recomposición, pero que al final de ese año, sigue rengueando en el camino por seguir con sus rutinas viejas, resistiéndose a cambiar nada.
A propósito de esto y como modelo semi actual, podemos decir que había congregaciones que armaron infinidad de centros de capacitación para sus miembros. Los capacitaron para todo aquello en lo que luego podían ser de utilidad. ¿Esto fue malo, entonces? ¡No! ¡En absoluto! Sin embargo, la experiencia nos dice que una gran mayoría de ellas se entretienen de puertas adentro, capacitándose años y años.
Cuando finalmente terminan todos los cursos, ya se sienten demasiado viejos o cansados para producir y no tienen mejor idea que empezar a mandar a sus hijos a los mismos cursos, cursillos, seminarios y talleres y la historia vuelve a comenzar en la generación siguiente. Y cuando llegan instancias como las actuales, es cuando abuelos, padres e hijos se dan cuenta que todas esas capacitaciones no los prepararon para estar a solas con Dios, por ejemplo, rutina básica de todo aquel que pretenda recibir algo más que salvación gratuita.
Si leyeran a Juan sabrían que la unción del santo es la única que hace posible un aprendizaje divino, que les permite no necesitar maestro y que es la mejor guía para ponerse hoy mismo a hacer lo que Dios quiere que se haga. De otro modo, mientras miles y miles de creyentes aprenden lo que jamás aplicarán, hay un mundo allí afuera, que todos los días se va al infierno porque nadie les ha mostrado, no sólo con palabras clonadas o tratados arrojados por debajo de las puertas a la manera del siglo pasado y despreciando la proliferación de las redes, sino con autoridad del cielo y estilo de vida acorde, que hay otro camino, que hay realmente buenas nuevas, perdón, redención, salvación, vida eterna y un reino al que se puede servir con gozo.
VARÓN MUTILADO: Toda visión de mutilación produce, en lo físico, una sensación muy particular, mezcla de compasión, aprehensión y hasta rechazo. La imagen que muestra el mutilado es la que predispone. El símbolo espiritual, aquí, tiene que ver con el creyente que muestra una imagen mutilada del carácter de Cristo. O, lo que es peor, un Cristo deformado.
Tú tienes que tener en cuenta que, decir “mutilado”, por allí no da una imagen clara de lo que significa, pero que, si le buscamos un sinónimo preciso, sí que lo vemos mucho mejor: Distorsionado. Una imagen distorsionada, incompleta o confusa de Cristo, no sirve. Y no podemos esperar sentados que él abandone su posición para venir a hacerlo, siendo que ya dijo que será su cuerpo, (Esto es: nosotros), los que tendremos que hacerlo.
VARÓN SOBRADO: Esto Tiene que ver con un término muy de uso cuando nos referimos a ciertas personas que nunca faltan. En el clásico lunfardo argentino (Que es una especie de idioma de los bajos fondos sociales de antaño pero que todavía se usa) se les llama: “Sobrador”, “Canchero”, “Piola”, “Fashion”, que son aquellos hombres, esencialmente, que hacen ostentación exagerada de sus atributos intelectuales y físicos transformándose, de esta manera, en fanfarrones o ultra vanidosos, pagados de sí mismos.
En el ámbito del Reino de Dios, esto se aplica a aquellos que van más allá de donde Dios los ha enviado. Que se introducen y se inmiscuyen en cosas en las cuales Dios jamás los mandó intervenir. A la mejor manera de Saúl, que, siendo rey, quiso ser sacerdote, y esto terminó con su reinado. O de Uzías, que, siendo un rey de Dios, se le ocurrió en un impulso de abuso humano de poder, darle de puntapiés a los sacerdotes y pretender reemplazarlos, cuando Dios, obviamente, jamás lo había enviado a hacer eso. Terminó sin reinado, sin sacerdocio y, por si todo eso no fuera suficiente, lleno de lepra.
Hay muchos, hoy, en el pueblo, que, habiendo sido levantados para ejercer un ministerio, suponen que su liderazgo les da derecho a meterse en otros a donde Dios no los envió. No sólo que llevan a la iglesia y a sus miembros a la frustración y el fracaso, además de la confusión, sino que incluso terminan pagando caro ese ser sobrado y concluyen sus días sin ministrar con poder y efecto ni siquiera en aquel ministerio para el que habían sido llamados. Dios no mata a ningún desobediente. Simplemente se retira y lo deja librado a su propia voluntad. El resultado final, para qué te lo voy a contar…
VARÓN CON PIE QUEBRADO O MANO ROTA: Esto te está hablando a ti de ministerios perversos, porque todo lo que tiene que ver con pies y manos, significa ejecutividad, ministerio, y cuando en el hueso hay fractura, eso se traduce como torcido, que es el significado de la palabra perverso. En la parábola del rico y Lázaro el mendigo, y más allá del relato literal que siempre se toma como moraleja, sin pensar que Dios no dejó nada en la Biblia sólo para moraleja, sino con claro mensaje o principio espiritual encarnar y vivir, esto se ve con claridad, hay un mensaje claro, profundo y concreto.
El rico, (Un ministerio importante, pero sin unción ni revelación), se pierde por falta de visión. Cuando se da cuenta de su situación, pide a Dios que Lázaro, (Un ministerio pequeño pero ungido), moje su DEDO, (Mano) en agua (Vida) y lo ponga en su boca. Dios le dice que eso, en ese momento, ya es imposible. ¿Qué pide el rico, entonces? Que Lázaro vaya y les diga a sus cinco hermanos (que son los cinco ministerios) la verdad revelada para que ellos no se equivoquen como se ha equivocado él.
Ministerios perversos. Humanismo puro. Filosofías carnales. Negación total de lo sobrenatural por considerarlo demasiado “fantasioso”. Psicología secular elevada al rango de voluntades divinas no brotadas de púlpitos ungidos sino de consultorios y hasta divanes terapéuticos. Recetas cientifistas. Infiltración del orientalismo en la iglesia a través del ocultismo y la hechicería con disfraz cristiano que propone la Nueva Era. Unción de Freud por sobre la unción del Espíritu Santo.
VARÓN JOROBADO: Deja ya de controlarte cada mañana los huesos de tus espaldas. Esto habla de hombres que llevan una pesada carga debajo de la cual están cautivos sin poder salir. Gente que solamente puede mirar hacia abajo porque está atada a conceptos de la realidad material y que no ven o no creen en el invisible mundo del Espíritu. Hombres y mujeres fieles, con deseos de servir, pero que, a cada problema, lo primero que piensan y les sale de sus bocas, es: “No puedo, soy demasiado débil, soy obeso, soy moreno, soy latino y la sabiduría, dicen, está en los niños-diez, que son los altos, rubios y guapos. No soy profesional”.
La joroba no es otra cosa que una profunda lástima de sí mismo. Una auto subestimación alimentada por años de verse en contraposición con los clásicos rudimentos de la religión organizada e institucional. Convencidos interiormente que lo que le dicen los que hace cincuenta años que están en la iglesia, definitivamente, debe ser cierto; eres demasiado idealista, eres demasiado espiritualista, tienes que vivir más en la realidad, no podemos espiritualizarlo todo.
¡¡¡Basta!!! Dios es Espíritu, no figura, alma o sentimientos emocionales e intelectuales. Y nosotros somos imagen y semejanza de un Dios que no tiene figura material. Es decir que yo, soy un espíritu, al cual se le ha dado un alma y que habita un envoltorio descartable llamado cuerpo, que es lo que tengo colocado ahora y me permite, entre otras cosas, comunicarme contigo.
Cualquier otra cosa, es para tener muchísimo cuidado. El diablo no opera en el mundo para reventar a la iglesia. El diablo opera adentro de las congregaciones, usando los cuerpos y las mentes de aquellos que todavía no han aprendido a confiar en Cristo. Entre un ministro que no confía en Cristo y el humilde hermano que vende garrapiñada, palomitas de maíz o pochoclos a la salida del templo que tampoco confía en Cristo, ¿A quién crees tú que usará más gustoso el enemigo?
VARÓN ENANO: Habla de gente que en algún momento dejó de desarrollarse. De personas que un día pensaron que lo que habían aprendido hasta ese momento, ya era más que suficiente y que no tenía caso seguir leyendo la Biblia, seguir orando o recibiendo revelación fresca de Dios. Enanos espirituales. Gente que por más que se adornen con brillos, excelente música, oropeles de todas las regiones y luces multicolores, no dejará de ser gente sin estatura suficiente para salir en representación de lo más alto que tiene el universo.
VARÓN CON NUBE EN EL OJO: Es el equivalente oftalmológico de la enfermedad de cataratas (Al menos así se denomina en Argentina al padecimiento ocular que va tapando la visión con una especie de cáscara). No llega a ser ceguera. El hombre que padece este mal puede no estar ciego (Aunque corre ese riesgo si no se lo interviene por cirugía) sino que está viendo mal, de un modo distorsionado, difuso, confuso.
Esto tiene mucho que ver con el espíritu de crítica. La diferencia entre un espíritu de crítica y la exhortación, está en que quien exhorta, lo hace desde una posición de humilde autoridad, muchas veces sin ninguna credencial o título habilitante, con infinito amor y estrictamente desde la verdad revelada en la palabra, no ya de sus propias opiniones por mejor intencionadas que sean.
El espíritu de crítica, en cambio, hace que alguien no vea bien el presente, o que lo vea incompleto; y que, con esas bases, juzgue contundentemente. Nunca ve nada bien, todo está mal. Y si un día ve algo bueno, no lo reconoce, no lo premia, no lo pone como ejemplo. Por el contrario, por allí trata de neutralizarlo, de borrarlo del mapa de sus actividades cotidianas. Critica todo, pero jamás tiene una palabra que muestre cómo se puede cambiar lo que está mal.
VARÓN CON SARNA: Más que la enfermedad en sí misma, esta palabra habla del resultado de la enfermedad. Protuberancia en la piel, ronchas, heridas, coagulación y cáscara. Al mínimo comezón o escozor, cuando se toca esta cáscara, se sale de su sitio y la herida vuelve a sangrar. Habla de las heridas que muchos mantienen en sus almas por situaciones vividas, a veces, hace muchísimos años.
Han pasado por Consejería, por Liberación y por Sanidad Interior y fueron declarados sanos. Pero cuando tú oras con ellos, un día y por cualquier motivo, Dios te hace decir alguna palabra que actúa como esa uña que rasca la cáscara y allí está: la herida comienza a sangrar otra vez. La persona se quebranta, llora y se lamenta. La conclusión simple, independientemente de lo que digan “los expertos”, es que la consejería no alcanzó, la liberación no se produjo y la sanidad interior todavía está incompleta.
VARÓN CON EMPEINE: Esta es la definición más breve por lo clara. El empeine tiene que ver con la lepra, y la lepra es el símbolo histórico del pecado no confesado, no perdonado, no limpiado por la sangre de Cristo. Y que a favor de esto sigue carcomiendo, avanzando y pudriendo todo lo que toca. Imposible ser ministro competente o sacerdote de Dios con este problema.
VARÓN CON TESTÍCULO MAGULLADO: Si alguno de estos defectos, a la luz de una interpretación literal, física o material te suena medio como traído de los cabellos, es este. Qué importancia podría tener, desde lo físico. ¿Que un hombre que tiene problemas con sus testículos quiera ministrar? Parecería que ninguno, ¿Verdad? Pero en el ámbito espiritual, las cosas cambian totalmente. Habla de varones impotentes, sin capacidad de reproducción, imposibilitados de constituir uniones matrimoniales. (Cristo y su iglesia es un matrimonio), varones castrados por la religiosidad ritualista. En suma: verdaderos eunucos espirituales, con forma y figura de hombres, pero sin ningún atributo para concebir, gestar o ser padre.
(Versos 21-24)= Ningún varón de la descendencia del sacerdote Aarón, en el cual haya defecto, se acercará para ofrecer las ofrendas encendidas para Jehová; hay defecto en él, no se acercará a ofrecer el pan de su Dios. Del pan de su Dios, de lo muy santo y de las cosas santificadas, podrá comer. Pero no se acercará tras el velo, ni se acercará al altar, por cuanto hay defecto en él; para que no profane mi santuario, porque yo Jehová soy el que los santifico. Y Moisés (El mensajero de Dios) habló de esto a Aarón. (La organización de la iglesia) y a sus hijos (Las generaciones venideras) y a todos los hijos de Israel. (La iglesia total).
Los que moran en lo terrenal, son destruidos por ignorancia, pero los que moran en el cielo, sólo pueden ser blasfemados.
Pero no concluye todo en lo concerniente a la cualidad y la calidad sacerdotal. Hay muchos elementos que se conjugan en esa tarea y que hay que evaluar y definir correctamente. Hay una palabra que se utiliza en diferentes asuntos que yo quisiera que ahora subrayes o memorices y además tengas muy en cuenta, porque creo que marca la verdadera diferencia entre nuestra fe y lo que el mundo secular, en su esencia mayoritaria, practica, enseña y cultiva.
Esa palabra es Filosofía. ¿Qué cosa es la filosofía? De hecho, no soy yo precisamente el que te va a dar una clase teórica sobre ella, porque entiendo que casi todos nosotros, por mucha o poca instrucción intelectual que hayamos recibido, hemos tenido que aprender, ya sea en el colegio inicial o básico o en la mismísima universidad, quién era Sócrates, Platón o Aristóteles.
Técnicamente, la palabra filosofía, es la que está relacionada con el nombre de mujer Sofía, precisamente, que era el de una diosa, y cuya traducción quiere decir “amor a la sabiduría”. Esta es una palabra tan amplia y tan cara a nuestras convicciones, que directamente suponemos que decir amor a la sabiduría es estar refiriéndonos a lo que Salomón escribe para la posteridad en el Proverbios 7.
Sin embargo, de ninguna manera es así. Eso, lo escrito en ese Proverbio y que tan ligado está con nuestro pensamiento, no tiene nada que ver con la Sofía griega, que como podrás suponer, está totalmente alejada y hasta en contraposición con la sabiduría de la Biblia. Son dos cosas completamente diferentes. Dentro de lo que es la filosofía griega, nos encontramos con que, de alguna manera, es un modelo mental que busca explicar toda la realidad haciendo énfasis solamente en los pensamientos.
¿Qué hace el filósofo? Busca y rebusca en su pensamiento para encontrar un punto de verdad. Piensa, piensa y piensa. Y se pregunta y se plantea: ¿Qué es el hombre? ¿Qué es el mundo? ¿Qué es la vida? ¿Qué es la eternidad? ¿Qué es Dios? ¿Qué es la naturaleza? ¿Quién soy yo? ¿QUE soy yo? ¿Para qué estoy aquí? ¿Hacia dónde voy? ¿Voy hacia algún lugar? No son tontas ni mediocres las preguntas, son agudas, profundas a inteligentes, pero el asunto no está en las preguntas, sino en sus respuestas.
¿Y dónde encuentra ese hombre esas respuestas? En su propio pensamiento. Eso es como ir a pescar en un acuario. Ellos pescan respuestas, explicaciones, soluciones, en sus propios pensamientos. Nuestras convicciones relacionadas con el espíritu del Reino, en cambio, no busca explicaciones en lo que pensamos; busca explicaciones en la revelación. Porque la base del conocimiento de la iglesia, es la revelación.
La revelación es una acción directa del Espíritu Santo con la finalidad de traer claridad a algún asunto que todavía esté oscuro. Eso evitará, entre otras consecuencias positivas, el exceso de intelectualidad y, esencialmente, ese literalismo que tanto daño h a producido al pueblo de Dios llevándolo a dedicarle más atención a lo externo que a lo interno. Y cuando nos dejamos conducir por las imágenes, generalmente construimos ídolos.
¿Te has puesto a pensar alguna vez, que Dios encontró la manera de evitar que su pueblo levante estructuras de honra a sus antepasados? Lo repito: ¿Se han puesto a pensar que Dios, de una forma u otra, evitó que se levantaran lugares físicos, donde la gente honrara a los grandes hombres de Dios del pasado? Ejemplo: Moisés. ¿Dónde está enterrado? Nadie lo sabe.
Dice la Biblia que Dios mismo lo enterró. ¿Por qué? Porque considerando cómo era Moisés y cuán importante fue su papel para con su pueblo, y conociendo el corazón del hombre, no hubiera sido nada extraño pensar que, al pasar los años, de existir un lugar de sepultura de Moisés, se hubiera levantado un centro de idolatría hacia él. ¿Crees que estoy exagerando?
Y si no lo crees, piensa tú ahora en otras tumbas. Piensen ustedes dónde está enterrado David. Tampoco lo sabemos. Así que, sea por la conquista de otros pueblos, sea por la migración forzosa, sea porque Dios intervino de una manera directa como en el caso de Moisés, sea por la razón que sea, Dios evitó que su pueblo mire atrás. Dios no quiere que miremos atrás.
De hecho, la música con la que el Señor me dio dirección de ambientar mis primeros trabajos en las emisoras de radio, fue una que hacía hincapié en su letra, precisamente de eso: Dios no me trajo hasta aquí para volver atrás, decía. Todos los hijos de Dios tienen como destino para sus cuerpos físicos y terrenales, una sepultura.
Pero antes que nada son espíritus imagen y semejanza de un Dios que ES Espíritu, y que aborrece cualquier forma de honra a cuerpos en descomposición o directamente a huesos viejos. Ese es el famoso culto al muerto que tanto daño ha hecho al cristianismo nominal. Tenemos amor y tenemos respeto por esas personas del pasado, pero nadie construye un futuro mirando atrás.
Nadie conduce un vehículo con sus ojos fijos en el espejo retrovisor. Entonces Dios intervino, vez tras vez, para evitar que su pueblo cayera en una tendencia natural que nosotros tenemos. “Este es el púlpito desde el cual predicó este tremendo hombre de Dios. Y esta era su Biblia preferida”. Estas son las primeras palabras que dijo y este es el primer versículo del cual predicó.
Cuando nosotros miramos la historia y empezamos a rendirle culto, automáticamente nos desconectamos de la revelación que Dios tiene, para Él hacernos ver la historia como Él la vio. Entiende esto: Dios está comprometido con su pueblo, y Él mismo intervino en la escritura de ese libro que llamamos Biblia. Y lo hizo de muchas maneras. Él mismo hizo que nadie se olvidara de lo que estos hombres hicieron bajo su dirección.
Él mismo lo hizo. Yo creo que a ninguno de nosotros nos parecería algo tremendo si a algunos se les ocurriera levantar en una plaza céntrica de una gran ciudad, un monumento a la Biblia. Porque todo lo que queda, se convierte automáticamente en algo inmóvil. Y se lo establece en un tiempo y en un momento del que ya no puede trascender más.
Hoy día, las Biblias que estamos utilizando, están cargadas en los teléfonos. Y eso, después de seleccionar cuál versión te interesa más tener. ¿O acaso tendrá más santidad el libro de papel que la misma versión mediante Android? Yo no puedo imaginarme qué clase de Biblia y bajo qué aplicaciones o sistemas estaremos leyendo dentro de veinte años.
Porque curiosamente, los medios para extender el conocimiento, están cambiando demasiado rápido. Su evolución es casi vertiginosa. ¿Debemos imitar a nuestros antepasados que prohibían terminantemente a los miembros de sus iglesias escuchar las emisoras de radio porque ese, -decían-, es un cajón enviado desde el infierno? Lo mismo ha ido sucediendo con la televisión, con internet y con las redes sociales.
Ya quedó más que en evidencia que no es el rechazo la solución, sino vencer en la disposición de esos medios. De última, internet es la posibilidad del cumplimiento de esa palabra que nos asegura que el evangelio será predicado en toda la tierra. ¿Conoces alguna otra manera más rápida y eficaz? De hecho, el contenido de la palabra, sigue siendo el mismo, pero la manera en que se presenta es lo que ha cambiado mucho.
En el afán de rendirle culto a algo, corro el riesgo de quitarle a Dios el derecho de extenderme hacia adelante. ¡Es que a este edificio lo levantó con enorme esfuerzo el abuelito! Claro, ¿Pero no necesitaríamos ahora tirarlo abajo y construir algo más grande y moderno? ¡No! ¿Cómo vamos a derrumbar lo que el abuelito levantó con tanta dedicación y esfuerzo?
¡Es que ese espacio está desaprovechado y no tenemos donde estacionar los autos! ¡No podemos hacer eso! ¿Y por qué no? ¡Porque ese es el diseño que el abuelito recibió de Dios en ese momento! Puede ser, no lo dudo. Pero, en el mejor de los casos que así realmente hubiera sido, déjame decirte que los diseños de Dios, en su gran mayoría, son temporales. Sólo Dios es eterno. Supongo que como a mí, esta última se te había pasado por alto, ¿Verdad?
Fíjate en el tabernáculo. Sirvió y fue muy útil en un momento, en un tiempo. No tendría el menor sentido de que hoy día levantáramos un tabernáculo, ¿No crees? ¿Qué quiero decir con esto? Lo dicho: que la iglesia hoy día sigue siendo la iglesia, siempre que reciba revelación. De otro modo es un club religioso. Hay muchos. ¿Y qué vendría a ser, exactamente, revelación, hermano?
Respuesta simple: es entender lo que Dios está hablando hoy. No lo que dijo o dejó dicho ayer o antes de ayer: Hoy. Porque muchos de ustedes seguramente entienden muy bien lo que Dios habló a través de la historia bíblica, pero… ¿Entiendes lo que Dios está hablando hoy? La Palabra dice que somos sus Mensajeros. y hasta donde yo sé, eso no nos convierte en personas que buscamos información en la Web, armamos con ella un bosquejo y luego predicamos cuarenta y cinco minutos.
Un Mensajero es alguien que escucha a su Señor decir algo y viene y te lo repite textual, tal como lo oyó. Eso es un Mensajero. Todo esto que tú estás viendo es lo que te lleva a pensar qué clase de generación te ha tocado vivir, ¿Verdad? Literalmente, lo que estamos presenciando es una lucha de ideas impresionante. Se ha levantado el estado islámico, aparece ISIS. Y luego vienen los chiitas y los sunitas.
Una tremenda pelea entre ellos. ¿Es religión? No, es una tremenda pelea de ideas. ¡Qué batallas más impresionantes estamos presenciando! Y a todo esto, me pregunto: ¿Dónde está la iglesia para dar su presente al respecto? Dando una idea o una palabra. ¿Dónde está? ¿Quién puede afirmar con precisión en nuestro ambiente si el virus Covid19 fue realmente un virus circunstancial o algo creado en laboratorio? ¿Quién puede dar una palabra no ideológica si el cristiano debe vacunarse o no? Ideas. Carne.
¿Por qué la iglesia, en la mayoría de las ciudades, ya no es una voz profética? Respuesta: porque la iglesia ha entrado, en un período de pobreza moral. Dije, Pobreza Moral. Por causa que la iglesia ha tolerado el pecado interno, ha perdido la autoridad de ser una voz profética. Se han tolerado abusos muy graves y groseros, líderes en adulterio, manipulaciones emocionales tremendas y hasta robos abiertos y desvergonzados. Y sin que se dieran cuenta sus miembros activos y pasivos, la autoridad de la iglesia empezó a declinar y finalmente caer.
Cualquier hijo de Dios que acceda a la revelación del Padre va a darse cuenta que el sello distintivo del profeta, es la autoridad. Entonces, a causa de haber perdido la pureza moral, también se ha perdido la autoridad. Por lo tanto, a los únicos que ciertos líderes pueden exhortar, es a los propios creyentes, porque el mundo no los va a escuchar. ¿Y por qué no los va a escuchar? Porque no los ve moralmente correctos.
Eso está significando, en palabras bíblicas, que la iglesia como institución global, ya no es ni la luz ni la sal de la tierra. La iglesia sólo es la luz y es la sal, cuando mantiene un standard moral, que impide que su autoridad caiga. Tú no te das cuenta, pero todo aquello que la iglesia tolera y que Dios no tolera, hace que el mundo meta su levadura adentro de nuestra cultura.
Comenzó siendo muy visible en los Estados Unidos, pero hoy es una realidad en Latinoamérica también. Por causa de su impureza moral, la iglesia ha perdido su voz profética. Entonces, cuando Jesús llama a sus discípulos y les dice: ustedes son la luz del mundo, Él les está dando el papel y el rol que la iglesia debe tener en todas partes.
Porque ser la luz, no tiene que ver con entender lo que es la luz. Si fuera por eso, todos ustedes manejan la luz todos los días, y hasta muchos de ustedes seguramente saben bastante de electricidad. Pero lo cierto es que ninguno de nosotros necesitamos ser ingenieros eléctricos para saber lo que es la luz y usarla. Lo cierto es que Dios no ha puesto su iglesia en nuestro ambiente para que seamos seres anónimos, somos una voz potente en la comunidad.
Lo que nosotros decimos, no puede ni debe ser lo que nosotros pensamos de la comunidad, sino lo que Dios mismo piensa de ella. Y si tú puedes hacer algo por ese lugar de la comunidad, hazlo. ¿Así de contundente? ¡Así de contundente! ¿No hemos dicho que todo lo que tenemos está aquí porque Dios lo quiso? Así que cuando hay excesos de cosas que si no se exceden son buenas, (Las lluvias, por ejemplo), no es fruto de una casualidad.
¿No te llama la atención cuando ocurren algunas cosas inexplicables, que muy pocos kilómetros más allá, a veces tan sólo metros, no ha sucedido absolutamente nada? Dios tiene precisión casi quirúrgica para hacer lo que debe hacer sólo en los lugares en donde debe hacerlo. No es poca la gente que deberá perder todo lo que tiene para poder entender definitivamente quién es Dios.
Ocurre que nosotros, por querer ser más buenos que Dios sin consultarlo a Él, buscamos brindarles ayuda a aquellos a los que Dios tal vez ha desechado. ¿Será así de malo, Dios? Ni por asomo podría yo responder eso, pero piensa. En pleno diluvio y con toda esa gente ahogándose, ¿Hubieras sido uno de los que hubiera abierto las puertas del arca para dejarlos entrar? En el juicio de Dios, el hombre no participa.
Piénsalo así: ¿Dios destruyó algo, y tú vas a ir a edificarlo sin su orden? ¿Y cómo le llamarás a eso, obediencia? Bueno, parecería ser todo lo contrario, ¿No crees? ¡Es que no entiendo! ¿Y quién te dijo que debes entender a Dios? ¿No te han enseñado que debes creer y confiar en él, lo entiendas o no? Eso, sumado a mi antigua profesión, me enseña a mí que no leemos los periódicos ni vemos las noticias por la televisión con los anteojos correctos. Nuestras formas de interpretar ciertas noticias no pasan por la palabra de Dios, a veces pasan por otros intereses no tan santos.
Recuerda esto: la base de la iglesia, es la revelación. Por eso, no debes preguntar tus dudas a los pastores, a los líderes, a los apóstoles, a los profetas o a nosotros, los maestros. Debes preguntárselo a Él. ¡Él te lo dirá! Lo ha venido haciendo desde siempre, sólo hay que acercase a su trono con confianza. Y no se trata de que algunas de las cosas que pasan no nos duelan. ¡Claro que nos duelen! Pero estos no son temas para moverse con emociones. ¿No leíste que es engañoso el corazón del hombre? La mente de Cristo está disponible para nosotros.
Pero resulta ser que la gente toma la Biblia y se pone el chip, predica y habla. Toma la Biblia y les enseña a sus hijos. Se sienta a comer y ora por los alimentos. Pero cuando sale de esa atmósfera, empieza a funcionar con su mente natural. Ve la televisión o lee el periódico y ya quiere ponerse a orar y ayunar por cuanto problema esté publicado allí. ¡Espérate!
¿No es nuestra plataforma base que nada sucede sin que Dios esté en control del asunto? Y eso, es tan verdadero para ti y para mí, como para el presidente de mi país o el presidente o primer ministro del tuyo. Para el que vive en un gran edificio de la gran ciudad, como para el que vive en una humilde choza de una perdida aldea. De todas maneras, aunque Dios esté en control de todo, el que tiene que dar los pasos necesarios para lo que sea, es el hombre. Para eso nos han puesto aquí.
Así sea en la paz de nuestros países como en la metralla y la muerte de los lugares violentos, esa verdad de Dios es la misma. No seamos los creyentes más veloces del oeste americano y disparemos vigilias, ayunos y jornadas de ayuda internacional, sin antes preguntarle al Señor por qué ocurre lo que ocurre. ¡Él lo sabe! Y si la que está en problemas por algún desastre natural es una o varias iglesias, quizás sea porque esas iglesias debían pasar por esos problemas.
En el año 1994, cuando ese tremendo tsunami azotó Indonesia, gente que estuvo allí y es confiable, contó que el tsunami en su viaje arrasador no derrumbó una sola iglesia cristiana, aunque sí lo hizo con todas las mezquitas y con cuanto templo budista encontró. ¿Llamarías a eso Casualidad? ¡Es que tenemos que ayudar! No, estás equivocado. Lo que tenemos que hacer, es obedecer a Dios.
¡Entonces por lo menos tenemos que orar! No, tenemos que obedecer. ¿Y qué vamos a obedecer si nadie sabe lo que tiene que hacer? Y si no sabes lo que tienes que hacer, ¿Por qué quieres hacer cosas? ¡Uy, mira, se acaba de derrumbar la torre de Babel! Oh, vamos, hermanos, llevémosle ladrillos a esa pobre gente que ha quedado sin nada para que puedan reconstruir lo que perdieron. ¿Quién te dijo que hagas eso? ¡Es nuestro deber como creyentes, hermano! No, nuestro deber como creyentes es obedecer a Dios.
¡Pero es que nos van a acusar de faltos de solidaridad! ¿Sabes? La solidaridad es parte de una cultura humana y mundana. Los cristianos no somos solidarios, somos misericordiosos. Y hay una gran diferencia entre solidaridad y misericordia, mírala en tu diccionario. Dios es misericordioso, así que nosotros debemos ser misericordiosos, también. Pero Dios no es solidario, es misericordioso. En pocas palabras, lo que hoy día llamamos cristianismo, es mayoritariamente, humanismo con Biblia.
Humanismo con Biblia, donde el hombre sigue siendo el centro de todo. Y no lo es. ¿Cómo va dar un estudio tan largo, hermano? ¡A la gente no le gusta! ¿Cómo va a poner ese texto? ¡A los hermanos no les agrada! La gente no lo entiende. Ah, sí, ¿Eh? ¿Y a ti quien te dijo que yo doy los estudios y pongo los textos para la gente? ¡Yo grabo y publico lo que mi Padre me ordena! Y si a ti te gusta, gloria a Dios. ¡Y si no te llega a gustar, gloria a Dios! Porque yo soy y quiero seguir siendo un ministro del Señor, no un asalariado sostenido con tu dinero. ¿Está claro?
Pero hoy el concepto eclesiástico mayoritario impone hacer cultos para la gente. No importa si Dios no se agrada de lo que ellos hacen. No importa si a Dios le caen horribles esas canciones que se cantan. Lo que importa es que la gente esté feliz allí adentro y se vaya contenta a su casa. Así vuelven. ¿Qué se supone que eres, un buen restaurante?
Ese es el humanismo cristiano. ¡Ayudamos a todos! Déjame decirte que la iglesia no es eso. Nunca estuvo en el corazón de Dios que su iglesia sea eso. La iglesia es la columna y el baluarte de la verdad. Claro que lo peor es la presión social, incluso dentro de nuestro mismo ambiente. Las reuniones de los consejos pastorales tienen más de comentarios sobre la violencia, la inseguridad, el terrorismo y los dilemas económicos, que los milagros o cualquier otra muestra del poder de Dios manifestado en sus congregaciones.
¿Será porque ya no los hay? En una reunión a la que asistí, ante la preocupación por los asaltos y robos que había en esta ciudad, alguien propuso sacar a los intercesores de mejor nivel a las calles. Y se levantó un joven pastorcito de una pequeña iglesia de barrio y preguntó: ¿Y para qué, para que encima de todo lo que está sucediendo, también les roben las Biblias? Listo. Se quedaron todos bajo techo…
Entonces sale alguno de los que yo mismo he oído muchas veces y dice que no, que la iglesia tiene que estar donde la gente sufre. Si me permites, no voy a negar que a mí también me duele que la gente sufra, pero me parece que ese hombre y yo hemos leído dos Biblias diferentes. Yo aprendí que nos debemos a Dios, no a los hombres. Y si bien cuando alguien está herido lo primero que haré será desinfectarle esa herida y vendarla, mi tarea mayor será enseñarle que hay un camino muy superior que, si lo transita, evitará que vuelva a sufrir heridas.
¡Pero Néstor! Yo lo entiendo, pero; ¿Usted no ha leído nada respecto a la violencia? Sí, claro que he leído, no soy un extraterrestre y sigo viviendo en este planeta y siendo testigo de sus dramas y excesos. ¿Y no vamos a hacer nada al respecto? Yo creo que estamos haciendo bastante, pero no pienso mover ni un dedo para hacer algo que el Padre no me diga que haga. Si un violento pretende atacarte, tienes las armas divinas para reprenderle el demonio que lo influye y detenerlo, pero no lo puedes liberar si ese violento está enamorado de su demonio. Jesús jamás fue a buscar endemoniados. El Espíritu de Dios se los traía pidiendo ayuda.
Lo que veo hacer a mi Padre, eso hago, dijo Jesús. Lo que oigo decir a mi Padre, eso digo. ¡Ese es el Cristo! ¡Él es mi referente y modelo! ¡Soy un hijo de Dios por Jesucristo! ¿Entonces, a Dios no le importa el sufrimiento de la gente? Sí que le importa. ¿Y cómo resuelve eso, Dios, si se puede saber? Simple: dejó a su iglesia, su tesoro más grande. ¡La dejó acá, para que lo resolvamos nosotros! Pero con cirugía mayor, no con banditas curativas. Dios no nos pide que edifiquemos su casa, Él lo hace. Al sufrimiento de la gente lo solucionamos construyendo defensas y fortalezas internas, no creando idílicos o hipotéticos paraísos terrenales ideológicos.
Porque la Biblia dice que, si Él no edifica, en vano trabajamos. Pero, ¿Qué nos pide Él? ¡Qué edifiquemos una sociedad justa! Ningún país va a ser mejor si tiene mayor cantidad de templos evangélicos cristianos. Pero sí empezará a serlo si, en cada uno de los templos que ya existen, se empiezan a formar creyentes más honestos, justos, sinceros, íntegros y libres de toda hipocresía.
¿Sabes qué estoy esperando como hijo de Dios genuino y fiel? Que llegue el día que no sea necesaria la sanidad interior dentro de las congregaciones. Que funcionen afuera, para tratar el alma herida de los que todavía no conocen a Dios y mostrarles que hay un camino que garantiza la victoria. Porque la sanidad interior es para ellos, no para nosotros. No tienen el Espíritu Santo y por eso nadie los puede sanar. Por eso necesitan de alguien.
Lo que no se puede entender es que los cristianos, teniendo el Espíritu Santo, tengan que depender de eso para poder ser más o menos útiles. Sin embargo, el caso es que lo necesitamos. Es de esperar que en algunos años eso ya no sea así, porque lo normal dentro de la iglesia genuina del Señor, es sanarse. Y de todas las sanidades posibles. Las físicas, las almáticas y las espirituales.
El cuerpo humano, créeme, no necesita aprender a sanarse. Ya trae ese programa en su disco duro. Sólo debes operar la clave de ingreso. De todos modos, el cuerpo por sí mismo y solito, sabe sanarse sólo durante la noche mientras su propietario duerme. ¿O me vas a decir que tú debes enseñarle a tu rodilla a cicatrizar después que te caíste y te raspaste y te brotó mucha sangre?
¡Tú rodilla cicatriza sola! ¡No necesita tu ayuda! ¿Por qué? Porque es cuerpo, es algo vivo. ¿Y entonces por qué deberemos enseñarle a nuestra alma a sanarse? Dime por qué necesitas que alguien te ayude para superar las marcas emocionales del rechazo, si una cicatriz se produce y se forma sola. ¿Una cicatriz en tu dedo pulgar sí y una herida en tu alma no? Me pregunto qué cosa es la que no estamos haciendo bien. O qué cantidad de cosas.
Es mucho más fácil y bonito hablar del tercer cielo, pero lamentablemente, alguien tiene que decirlo alguna vez. Aunque caiga antipático, aunque se gane enemigos serios. No le hace. El pecado sigue siendo pecado y la verdad sigue siendo la verdad. ¿Y dónde se pierde todo esto? Mira; la gente que cae en estas cosas, básicamente tiene que confrontarse con una sola pregunta: ¿Tienes temor de Dios, o no? Debemos estar en condiciones de reconocer cuando, una persona, actuó con intención, y cuándo fue engañado.
Y sólo se puede restaurar a las personas que fueron engañadas. No se puede restaurar a alguien que planificó el engaño. Hay una diferencia notoria, ¿La notas? Adán fue engañado, él no planificó eso. ¡Pero es que Dios restauró a David! Cierto, pero ni tú ni yo somos David. Si fuéramos David, entonces sería otro el trato de Dios para con nosotros. Pero no lo somos. David es la excepción a todo. No somos David.
Entonces, más allá de que lo profético es tan valioso y nos ha impactado tanto, y nos ha llenado el corazón de tantas cosas, nos damos cuenta que lo profético, lo que ha traído a nuestras vidas, es una mayor sensibilidad a la luz y a las tinieblas. Hoy día somos mucho más finos y precisos para distinguir esto. Y eso tiene que hacer que tú tengas la capacidad de obrar con mayor precisión y ser cada vez más certero.
¿Qué se hacía antes cuando había una espina incrustada en la piel de alguien? ¡Traían un hacha! ¿A ver, dónde está esa espina? Mejor dicho, dónde está esa mano, ese dedo, ese pie. ¡Ay mi madre! Hoy hay una pinza y una aguja, y se puede sacar la espina sin cortar el miembro donde está. Ese es el funcionamiento profético, ¿Entiendes?
Entonces, yo creo que podemos tocar estos temas con mayor precisión y sin ofender gratuitamente a nadie, aunque también sin defender lo indefendible, sea quien sea el responsable. Sin embargo, no es para identificar a Babilonia, porque eso es fácil. Es para identificar nuestra carnalidad. Es para que te des cuenta que tú necesitas trabajar esto.
Es para reconocer que todavía hay áreas de tu vida que deben ser juzgadas por Dios, porque estás tolerando cosas que a Él no le agradan. Debes poder trabajar en esto. ¿Por qué? Porque tu autoridad está en proporción directa con tu calidad moral. ¡Es que yo estoy en Cristo! Es que lo moral no tiene nada que ver con estar en Cristo. En Cristo todos podemos estar al ciento por ciento. La moral tiene que ver con el carácter y la conducta personal.
Podemos juntarnos y hacer un seminario sobre los temas más importantes de la teología, pero estaremos caminando alrededor del problema mayor. Porque a pesar de que todas esas clínicas y seminarios siguen siendo buenos, si no se reconoce el pecado dentro del cuerpo, ¿De qué nos servirá todo eso? Y es allí donde la iglesia se necesita. Es allí donde un líder se acerca a otro ministro y le pide que lo ayude porque está perdiendo a su hijo y no sabe qué hacer.
Es allí y así donde el cuerpo se sana a sí mismo. Es allí donde pueden sostenerse, porque esta lucha no es fácil. Ser moralmente correcto no es fácil para nada en un mundo inmoral. Ser luz en una tierra tan oscura, no es nada sencillo. No tiene ninguna gracia brillar en medio del brillo ambiente. Lo grave es brillar afuera. Brillar en medio de los bancos, de las oficinas, de las fábricas, de los colegios, de las universidades.
Es difícil brillar allí. Sin embargo, es allí donde Dios quiere que brillemos. Porque la luz es luz, cuando está manifestada en la oscuridad. Una pequeña linterna se pierde en un sitio que está todo iluminado, pero es un tesoro difícil de explicar cuando se la enciende en medio de la total y absoluta oscuridad. La Biblia dice que la noche ya termina. Hay mucha oscuridad, hoy. Tú eres la luz.
Quiero decir algo, pero con suma prudencia: tú, donde quiera que habites, eres la única luz que tiene tu país, hoy. Ahora quiero preguntarte: ¿Te das cuenta de la responsabilidad que hay sobre tus hombros? Por mi parte, yo soy argentino, e independientemente de las luchas pequeñísimas entre las posiciones políticas que quieren hacerse con el gobierno de mi país, hay algo que es notorio: en la Argentina hay grandes focos de corrupción. En todos los niveles, incluido aquellos que otrora parecían incólumes.
Mi pregunta obligada, entonces, es: ¿Podrá la iglesia mantenerse fuera de cualquier clase de corrupción para poder ser juez de esas corrupciones mundanas? Y nota que estoy preguntando si podrá. Porque tengo más que claro que todavía no puede, porque también me ha tocado ver la corrupción interna. Y eso no sólo es muy triste, es gravísimo delante de los ojos de Dios. ¿Será que esa parte de lo que llaman iglesia, en realidad no termina de creer que ese Dios exista y les pida cuentas alguna vez? ¿Será sólo simple incredulidad?
No lo ´se. Por mis medios humanos, no tengo manera de saberlo. Pero como sí sé que no hay nada bajo el sol que quede oculto para siempre, tengo certeza total que finalmente un día todo saldrá a la luz y los que sean genuinos irán por una senda de luz y bendiciones y los que no lo sean por otra senda de la que ni siquiera me voy a tomar el tiempo de hablar.
Ya se habló mucho de todo esto y en muchos casos se tomó como simples amenazas paternales, algo así como “si no tomas la sopa vendrá el ropavejero y te llevará al infierno”. Y eso es tan infantil que no se lo cree nadie. Pero, en muchas ocasiones, a lo que tiene origen y fundamento divino, tampoco. Con todos estos humildes y escasos elementos, amado hombre o mujer levantado por el Señor debo consignarte algo.
Para ser punto de referencia de un espacio, de un lugar, de una región, de una nación o de un continente, espero paciente y tal vez hasta ingenuamente que puedas armarte de suficientes elementos para liderar en los tiempos que vienen, personas o grupos hacia la dirección correcta, que no siempre será la misma que traías hasta que un demonio llamado Covid19 nos sacudió todas nuestras mejores estructuras y, en muchos casos, hasta se llevó de retorno al mundo secular a quienes considerábamos como enormes siervos de Dios.