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Volver a Empezar

Desde que se lo conoce, se sabe que Satanás está interesado en que se lo ignore, en que no se lo identifique. Siempre se pregunta: ¿Cuántos creen que el diablo existe? Todos decimos que sí, que creemos, pero eso no cambia las cosas. El asunto es discernirlo.

Cuando Cristo comenzó a desarrollar su ministerio. Entre las cosas que hizo, fue revelar el modo operativo de Satanás. Abrir una nueva visión del mundo espiritual. Cuando los discípulos empezaron a ver este operar del diablo y empezaron a ver demonios, dice que vinieron saltando, eufóricos, a verlo a Jesús. –“¡Se nos sujetan los demonios!-“ Casi aullaban. Entonces le pregunto: ¿Por qué cree, usted, que eso les causó tanto gozo a los discípulos? Simple. Porque era algo nuevo para ellos.

Veamos: ellos habían leído Jeremías, habían leído el Pentateuco, pero nunca vieron a Abraham reprender un demonio, nunca vieron a Moisés hacer lo mismo, no va a ver usted en el relato de Nehemías ningún relato acerca de gente revolcándose por el suelo tirando espuma por la boca. Jesús vino y les abrió un nuevo panorama de la realidad del mundo espiritual que existía mucho antes de que el hombre fuese puesto en la tierra.

Eso fue lo que les causó tanta emoción a ellos. Y Jesús los tuvo que detener y decirles: “¡Eso no es todo! ¡Regocíjense de que vuestro nombre esté escrito en el libro de la vida!” ¡A cuántos “liberadores” profesionales, hoy, habría que decirles lo mismo! ¿Se da cuenta lo que ese despertar al mundo espiritual había causado en los discípulos? Casi habían puesto el acto de liberar a la altura de la eternidad, por eso es que Jesús les dice: “¡No! ¡Aquí hay que ordenar algunas cosas! Cierto, muchachos; es maravilloso atar demonios, es muy lindo ver a las personas libres, a los ciegos ver, a los paralíticos andar y a los oprimidos soltarse de sus esclavitudes, pero todas estas cosas tiene que estar en su debido sitio! Esos son los principios espirituales de Jesús. Ese es el evangelio de Jesucristo. Cualquier desviación de la ruta, es una responsabilidad nuestra.

Ellos se emocionaron tanto porque un nuevo mundo se les abrió. Y cada vez que un nuevo mundo, que una nueva visión se abre, se corre el riesgo de que la iglesia caiga en excesos. Porque pasa de no creer casi en nada, a ver demonios por todas partes. ¿Se le arruinó un neumático de su automóvil en la carretera? ¡Espíritu de pinchadura! Caemos en un misticismo que se va mucho más allá de los límites naturales para un creyente que es el de ser místicos. Porque, cuidado: nosotros somos místicos, porque si hablamos y creemos en el Espíritu Santo, invisible para todos, eso es ser místicos. Pero absolutamente nada que ver con el exceso, con el extremismo, que es el misticismo. Jesús vino a revelar al diablo, y les mostró un mundo nuevo, pero también les ordenó mantener la mesura y, esencialmente, el equilibrio.

Siempre hubo endemoniados, siempre. Israel los tuvo. Moisés los tuvo. Nada más que no se veían como tales. Dios les dejó que estuvieran hasta el día de la siega. ¿Y por qué Moisés no los reprendió y no los ató? Por muchas razones que no vienen al caso ahora. Ellos eran anteriores a Cristo, el trabajo no se había hecho todavía. Todavía no era legal reprender demonios, porque Satanás le había ganado a Adán, legalmente, la tierra. Y aún restaba recuperarla.

Jesús vino a revelarnos eso. Jesús se lo tuvo que aguantar tres años a uno al lado suyo. ¿Y por qué no reprendió a Satanás que estaba en Judas, eh? ¿Por qué? Porque aún no había sido hecho el trabajo. Pero lo tenía detectado, discernido y muy bien identificado. Un día se le plantó en la Santa Cena, ese símbolo en el cual todos somos hermanos de todos y el amor nos une a todos, y dijo: “En esta Santa Cena, está el diablo.” ¡Guau! Y no sólo dijo eso; ¡Dijo además que también el diablo iba a tomar la Santa Cena! ¡Re-guau!!

Entonces los discípulos comenzaron a mirarse con desconfianza entre ellos. ¿Ve usted? Los discípulos no lo tenían identificado. Pero los siervos identifican la cizaña. Y estaba Pedro allí. Y a Pedro ya lo habían felicitado y además le habían dicho que sobre esa roca se edificaría la iglesia. Pero ellos lo miraron y pensaron: ¿No será este animal que le cortó la oreja a uno? Así es este mensaje; causa esto: ¿Quién de nosotros será?

¿Cuántos creen que la iglesia tiene que cambiar en algunas cosas? Amén. Entonces vamos a tener que cambiar algunas cosas nosotros, porque nosotros somos la iglesia. NO venimos a la iglesia, venimos al templo. Jesús lo tenía bien detectado. Mire usted si Jesús hubiera dicho: ¡Te echo del ministerio! ¡Sal de aquí! ¡Vete diablo inmundo! Los otros once, que no tenían ni diez gramos de cerebro espiritual, hubieran reaccionado de tal modo que se habría producido inmediatamente una enorme división. Y como ninguna casa dividida prevalece… ¿Lo está viendo?

Se imagina que un día, ellos dicen: “Maestro… Hay unos allí que no quieren creer nuestro mensaje; ¿Qué hacemos? ¿Los quemamos a todos en la hoguera de los herejes?” Porque hasta allí nomás les daba el cerebro. Entonces Jesús les dice: “No sabéis de qué espíritu sois”. ¿Usted entiende lo que les dijo o necesita un diccionario griego, otro hebreo, una concordancia Strong o una docena de comentarios? ¡¡Están locos!! Eso les dijo. ¡¡Están influenciados por un espíritu inmundo!!

Mientras que a los endemoniados les sigamos llamando “hiperactivos”, nunca van a ser liberados. O de lo contrario, decimos: “Y…Son hermanitos así, vio? ¡Qué se le va a hacer! Dios los manda y hay que recibirlos como son…” ¡Basta! Mientras confundamos amor con discernimiento, la iglesia no va a poder cumplir su misión. Pero era muy amado por Jesús, pero le dijo: “Pedro; te tengo bien definido y medido; ¡Apártate de mí, Satanás!” Entienda por favor: el que iba a heredar el santísimo ministerio de pastorear las ovejas, estaba hablando por boca de Satanás. ¿Es que estaba endemoniado, entonces? No. Estaba siendo influenciado, había abierto una puerta. Y a esa guerra espiritual, ¿Para cuándo la dejamos? Atención con esto: Pedro no era el Mercado Común Europeo. NO era de Gog ni de Magog, ¡¡Era un hermanito!! Pero esa es una guerra espiritual real. Sansón fue influenciado. David fue influenciado. ¿Eran malos? No. Pero pecaron feo. Los hombres del Antiguo Testamento ignoraban esto. Todavía no era el tiempo de la siega, donde Dios hace ver esto a sus hijos. ¿Se da cuenta, ahora, por qué Pablo recomienda que el que esté firme mire que no caiga? ¿No parece más…lógico hablar del débil? Pablo sabía muy bien lo que decía.

Cristo vino a deshacer las obras del diablo. Muy bien; una de esas obras, es esconderse. Pero Dios sabe adónde está. Cristo tenía discernimiento. Él habilitó el sistema para todos nosotros. ¿Usted lo tiene? ¿Sí? ¡Gloria a Dios! Ya es útil. ¿No lo tiene aún? Pues búsquelo. Sin discernimiento no podemos llegar demasiado lejos en el ministerio.

(Juan 6: 70)= Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?

Si usted entiende bien esto y olvida por un momento los bien intencionados hermanos que le aportaron enseñanzas primarias, va a descubrir algo. Aquí dice que ES diablo. No dice que es EL diablo. Esto significa que Jesús no les revela a sus discípulos al diablo como una persona, sino como un espíritu. Porque diablo, es ADVERSARIO. Allí es donde encaja con la persona. Traducción fiel: Yo os he escogido a ustedes, pero entre ustedes, uno es adversario. ¿Lo puede ver?

(Juan 17: 12)= Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la escritura se cumpliese.

Los otros jamás cayeron en cuenta que Judas no era uno de ellos, pero Jesús sí. Él lo tenía bien detectado. Discernimiento. Sirve para detectar personas que, como Judas, se esconden detrás de todo el andamiaje estructural de las congregaciones. Conocen la mecánica eclesiástica mejor que muchos. Conocen al pastor, a toda su familia, a los diáconos, el orden de culto y hasta de qué va a predicarse hoy. ¡Son de confianza!

No se olvide que Satanás pierde la batalla en el momento en que es descubierto. No es cuestión de arrojar golpes al aire por las dudas. Es un disparo con mira telescópica. Así sucedió en el cielo, cayó cuando fue hallada en él, iniquidad. Él era malo desde el principio, dice la Palabra, pero cayó cuando fue descubierto. Usted no se tome a golpes de puño con ese moreno que llega con su ropa sucia y maloliente. Discierna. En una de esas, descubre que al que hay que reprender es al rubio, alto y de ojos celestes que usa ese traje de mil quinientos dólares.

La iglesia primitiva. ¡Oh! ¡Cristo, tremendo! ¡Como cambió el mundo Cristo! ¿Sabe usted cuál fue el secreto? Una clara identidad del operar satánico dentro de la iglesia. Porque las puertas del Hades, externas, no prevalecen. Está escrito. Como también está escrito que Israel jamás perdió una batalla contra enemigos exteriores. Cada vez que sufrió derrota, esa derrota vino de la infiltración interna. Aprenda por favor.

(Juan 14: 30)= No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, (Y la frase que viene ahora es clave, hay que repetirla treinta, cuarenta veces, hasta encarnarla; es la clave de todo) Y él nada tiene en mí.

¿Sabe qué significa esto en español básico? Que así como Jesús era el cuerpo de Cristo, así también hoy, la iglesia, es cuerpo de Cristo. Y Satanás no podrá hacer nada en nosotros, como cuerpo de Cristo, si nosotros no tenemos algo del diablo en nosotros, escondido o ignorado. ¿Cuál es la iglesia que va a ganar su ciudad, su estado, su país? ¡La iglesia que no tenga nada de Satanás adentro! ¡- Bueno, hermano… es que… Todos tenemos nuestras cosas, ¿Se da cuenta? –“ ¡¡Nada!! Jesús dijo: “Si yo, siendo uno solo, miren el estrago que les hice; miren como los expuse en lugares celestiales y los avergoncé, ustedes, que serán millones, millones y millones, mayores cosas que las que yo hice podrán hacer! Pero no tiene que haber nada de él aquí.

¿Por qué Satanás no halló nada de él en Jesús? Simple. ¿Cómo se introduce Satanás en la vida de una persona? Por varios caminos: UNO: Por herencia genética. Porque yo quiero ser como mi padre carnal. Allí arrastramos todo lo que nuestro padre carnal es, o lo que nuestro padre era, tanto lo bueno como lo otro. ¡Pero Cristo a mí me lavó! Es verdad. El problema está en que usted, todavía, no sabe de qué lo lavó. Y en las áreas que usted ignora, todavía es esclavo. La guerra ya se ganó. A nosotros nos toca salir a tomar el botín de guerra.

Satanás no puede programar a Jesús como lo programó a usted que vivió treinta o cuarenta años fuera de Dios, porque Jesús nació del esperma de Dios, que es la Palabra. A usted lo programó su padre, su madre, sus abuelos, sus tíos y hasta el hermanito que le predicó la primera vez, que a lo mejor sabía menos que lo que usted sabe hoy. Pero a Cristo, lo programó su Padre Celestial. Usted puede venir todos los días a todos los cultos, cantarse todo lo que haya que cantar, poner la mejor ofrenda que halle en su billetera y hasta predicar desde la plataforma, pero si está ignorante de esa programación y no la ha cortado en oración, el día que Satanás aprieta un botón, ¡Pum! Igual que Pedro: ¡Apártate!

Jesús, en su carne, no fue programado ni por José ni por María, fue programado por la Palabra. Por eso Dios cuando llamaba a un profeta, le hacía comer el rollo que tenía gusto a miel. Para que cuando Satanás lo toque, usted responda por la Palabra. NO dije Biblia, dije Palabra encarnada y viviente. Doble mensaje: “…Este se cree que yo soy un menso… Este me saca algo una vez a mí, pero dos veces no. Alabado sea. Porque seré manso, es cierto, ¡Pero no menso! Gloria a Dios. ¿Se da cuenta que hay un doble mensaje? Por eso no estamos haciendo lo que se nos dice que estamos haciendo, porque en realidad, no lo estamos haciendo.

La iglesia tiene que ser reprogramada. Tiene que tragarse entero el disquete correcto. ¡Pero hermano! ¿Usted nos está comparando con una computadora? Sí; eso es lo que estoy diciendo. …Es que no entiendo… Ah, ¿No entiende? Dígame: ¿Sabe usted que somos imagen y semejanza de Dios? Sí, lo sabe. ¿Y no sabe que una computadora fue creada en imagen y semejanza a nosotros? ¿Cuál es la irreverencia? Seguramente usted querrá saber ahora quienes son la gente que van a ser parte de la iglesia del próximo tiempo, ¿Verdad? Vamos a ir a la Biblia. Jesús y la iglesia primitiva fueron efectivos contra Satanás. ¿Sabe por qué? Porque no tenían miedo de ofender al Espíritu Santo y no andaban preguntándose permanentemente: “…¿Será de Dios…? ¿…No será de Dios…? Discernían.

(2 Corintios 11: 4)= Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; (¡entienda por favor! ¡Pablo les está diciendo a los Corintios que, con todos los dones que ellos tenían, estaban tolerando otro evangelio! ¡Y hablaban en lenguas! Venía gente del mundo a sus reuniones y alguien les profetizaba sobre sus vidas privadas con exactitud hasta que se avergonzaban y recibían a Cristo. ¡Tremendo! Pero, pese a todo eso y a que la pasaban bien bonito adentro de la iglesia, ni cuenta se habían dado que estaban aceptando otro evangelio. Una duda: ¿No estará pasando algo similar, hoy?

(Verso 13)= Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Ponga, una vez más, mucha atención en esto. No está diciendo: “hermanos que vienen al culto”; no está diciendo Mercado Común Europeo; no está diciendo Gog o Magog; no está diciendo Roma, ni Mormones, ni Musulmanes, ni Testigos de Jehová. ¡¡¡Está diciendo Falsos Apóstoles!!! ¿Entiende lo que quiero mostrarle?

(14) Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.

(15) Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

Hagamos un pequeño examen: ¿Cuándo fue la última vez que usted descubrió un apóstol, un profeta, un evangelista, un pastor o un maestro fraudulento y lo desenmascaró inmediatamente? – ¡Pero hermano! ¡Usted está sembrando sospecha! – No mi amado hermano o hermana; si hay discernimiento, no hay ni habrá lugar jamás para sospechas infundadas, para críticas destructivas o para la abyecta murmuración solapada. Pero, – y a esto también debo decírselo -, si no hay discernimiento y estamos en medio de una transición hacia una reforma, que es lo que estamos viviendo en este tiempo, mucho me temo que la sospecha formará parte del equipaje. Cuando habla de pesarlos espíritus, nadie dice que usted tenga que comprarse una balanza.

Jesús dijo: “Vendrán falsos profetas”. ¿Dijo eso, verdad? Entonces se los profetizó. Atención que no dijo “Por allí viene un falso profeta”… o “Quizás venga”… Dijo: VENDRÁN. ¿Y nosotros, cuándo suponemos que van a venir? Entonces conjeturamos: ¿Será ya? ¿No estará en Europa? Entonces el diablo, rápidamente, dice: ¡¡Sí, está en Europa!! ¡¡Gloria a mí!! Yo no sé si hay muchos o pocos falsos profetas; lo que sí sé es que anda mucha gente por allí, tocando el timbre de su puerta, “Con una palabra de Dios para su vida”. Entonces hay miedo en el pueblo. Se comieron la cizaña y ahora están mareados, han perdido la visión. Porque; ¿Cómo operaba la iglesia primitiva? No tenían mensajes espectaculares como los que oímos hoy; tenían efecto práctico, que es lo que hoy todavía falta. Mire lo que tenía aquella iglesia. Quiero hablarle primero del espíritu que opera hoy en la iglesia. Y lo vamos a desenmascarar en el nombre de Jesús, porque no ignoramos sus maquinaciones.

(Hechos 5: 1)= Pero cierto hombre llamado Ananías, (A nosotros nos enseñaron que todos los que figuran en la Biblia eran personas importantes y famosas, vio? Pero aquí dice que Ananías era un “cierto” hombre, un sujeto que empezó a venir a la iglesia, pero no era un líder ni un ungido) con Safira su mujer, vendió una heredad, (2) y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; Y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. (Primer espíritu que opera en la iglesia: el espíritu que sustrae el precio. Así se disfrazan los ángeles de luz. Satanás disfrazado de ángel de luz en los púlpitos. Sustrae el precio, esa es la enseñanza. Este es un principio de guerra espiritual que la iglesia tiene que enfrentar en este tiempo. Todos nosotros venimos con un espíritu de regateo adentro. Usted va y compra un par de zapatos que, sabe muy bien, valen por lo menos 50 dólares, usted los paga 20 y, encima, le dice al vendedor: ¿No me lo puedes dejar más barato? Eso podrá estar muy bien en el mundo secular, pero en el mundo del Espíritu, no se puede, hermano…)

Hay maestros en las iglesias que sustraen el precio vendiendo un evangelio que no se pierde. ¿Levantó usted su mano en una antigua campaña evangelística hace como quince años y luego entró a una iglesia? Pues entonces viva como quiera, ya nadie le habrá de quitar la salvación. En algunos lugares se sigue cantando un antiguo corito cuya letra dice: “Si detrás del calvario tú estás / si tu corazón es como el mío / dame la mano y mi hermano eres ya”. Y el diablo dice: “Muchas gracias, faltaría más; ¿Puedo sentarme al lado suyo?” Porque usted y yo no hemos entendido una cosa: si hay un lugar adonde el diablo le gusta estar, ese lugar es el culto. ¿Y cómo es que podría meterse aquí dentro? Pues con falsa doctrina. Vestido, dice, de falso apóstol, de falso profeta, pastor o maestro. Un evangelio por debajo del precio que se estableció en las escrituras. Un evangelio liviano, sin consistencia, basado en motivaciones relacionadas con: “Quiero tener una iglesia cueste lo que cueste”. Pero no con el precio de Dios. “Pero es que Dios puede hacer como Él quiere…” ¡No! ¡Dios estableció su Palabra! ¡No acepte usted un menor precio! ¡Porque si le venden un evangelio a menor precio, es otro evangelio, no es el que establece la Palabra de Dios! ¡Adónde está el evangelio que usa bien la Palabra de Dios, que es aprobado? Hay un tremendo engaño motivado por un espíritu de error.

Ahora bien; ¿Sabe quiénes traen esos espíritus? Ciertos hombres. Esa palabra, “Cierto hombre”, da la idea de un descolgado. De alguien que no tiene respaldo, de alguien que no se ha entrelazado con nadie. Asientan los espíritus que frenan el propósito de la iglesia. Hay gente, dentro de las congregaciones y en cualquier función, cargo o posición que a usted se le ocurra, qu4e es digna de ser amada, pero que tiene un espíritu que se mueve en la dirección contraria a lo que Dios quiere hacer.

Pregunto: ¿Tenemos identificados en nuestras congregaciones, a esos ciertos hombres, o preferimos mimarlos para no perderlos? La Biblia dice: ¿Pueden dos caminar juntos si no estuvieran de acuerdo? Si hoy aparece un hermanito que vendió una casa en cien mil dólares y, en lugar de traer los diez que debería, sólo trae cinco, lo hacemos subir al púlpito durante el culto y dar el testimonio de esos cinco y, encima, a recibir el clamoroso aplauso para la gloria de Dios durante veinte años seguidos. Y más adelante, veremos si hay algún cargo por allí que, a lo mejor, quizás, tal vez, el hermanito pueda ocupar teniendo en cuenta su entrega, fidelidad y generosidad para con la iglesia, y… ¡Ananías!! ¿Entonces, qué estamos mirando? ¿Las manos o el corazón de Ananías y Safira? Pedro no hizo eso. La misma mente de Dios. ¡¡Es que el hermano trajo una ofrenda importantísima, justo cuando la necesitábamos!! Sí, pero no nos fijamos que, junto con la ofrenda, se nos ha metido un espíritu que después nos pone patas para arriba a toda la congregación!!

Porque los discípulos necesitaban aquel dinero de Ananías y Safira. Se estaban muriendo de hambre los hermanos que se habían quedado de todas partes del mundo y que habían venido para el Pentecostés. Recibieron a Cristo y se quedaron tres mil. Y nunca más volvieron a sus casas porque tenían hambre y sed de Dios. En medio de esa hambre, en medio de la siega, en medio de esa gran cosecha, la cizaña se hizo ver. Pero Pedro la detectó. Dígase hacia adentro, para usted mismo: ¡No le digas bienvenido a todo espíritu! No todo el que le ayuda en un momento de necesidad viene de Dios, pero Él le ha dado la potestad para detectarlos.

Eso, en lo espiritual. Pero también están los que sustraen el precio en lo material. Estos son los que enseñan en contra de la provisión de Dios. Los que roban al evangelio la capacidad de que la gente sea prosperada. ¿Hasta cuándo vamos a dejar que venir delante de Jehová con las manos vacías o no, sea algo optativo, personal y producto de “sentirlo o no sentirlo”? ¡Pero hermano! ¡Es que tenemos libre albedrío! Sí, pero libre albedrío, significa libertad para hacer voluntariamente la voluntad de Dios, no lo que se nos da la gana. Por eso si el Hijo lo liberta a usted, es que usted será verdaderamente libre. De otro modo será usted esclavo de aquel que le formó cuando estaba en el mundo. La libertad, es hacer todo lo que la Biblia dice sin enojarse y sin necesidad de que nadie se lo ordene, salvo el Señor. Por eso es que dice que el dador siempre tiene que estar alegre.

Espíritu número uno de lo que hay que detectar en la iglesia: Los que sacan el precio. Consecuencia inmediata: espíritu de error. No permita ni permitamos que se le robe a la gente lo que Cristo conquistó en la cruz. Si la Biblia dice que Cristo salva, salva y punto. Si la Biblia dice que si usted se anda haciendo el loco, Dios lo va a borrar del libro de la vida, lo va a borrar y punto. No le agregue ni le saque. Si la Biblia dice que Él le puede proveer, es porque Él le puede proveer, no me de vuelta el evangelio. No me empiece a hacer cosas de las que hace el mundo para subsistir bajo el argumento de “vaya a saber si Dios lo hará”. Lo hace y punto. ¿Sabe usted cuántos vinieron, después de lo de Ananías y Safira, a los pies de los apóstoles con la mitad de la ofrenda? ¡Pues ninguno!

Espíritu número dos: 1 Corintios 5. Allí andaban todos los Corintios dale y dale profetizar, manifestar dones, palabra de ciencia. Se agarraban entre ellos en el culto y se daban cada palabra de ciencia que quedaban todos impresionados. Entonces es cuando Pablo les dice: ¡Eh! ¡Paren un poco! Mire:

(1 Corintios 5: 1)= De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aún se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre.

(2) y vosotros estáis envanecidos. ¿No debieran más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros al que cometió tal acción?

(3) Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho.

(4) En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, (5) el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.

Hay un mensaje que hay que restaurar en la iglesia. ¿Sabe cuál es? El de valorar lo que es la cobertura de la iglesia. De arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Ministrándonos unos a otros, amándonos unos a otros y sujetándonos unos a otros. De ida y vuelta. Cualquier otro modo es tiranía, autoritarismo y despotismo. Espíritu de ceguera. Un espíritu que no le deja ver a usted a ese que se sienta a su lado todos los domingos. Esos principios que rigen a la iglesia como un cuerpo. Que, aunque seamos muchos y diferentes, el objetivo es el mismo y podemos estar unidos. Espíritu número tres:

(2 Corintios 11: 3)= Pero temo que como la serpiente, (¡Ajá! Allí lo tenían identificado! ¡Ahí está detectado el espíritu!) con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.

(4) Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; (Y si usted sigue leyendo, va a comprobar que Pablo comienza a defender su ministerio. El tercer espíritu que hay que detectar como la cizaña, entre el pueblo, es el espíritu que desafía autoridad) (5) y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles.

Aquí está identificando Pablo a esta cuestión de autoridad. Primero: no haga usted diferencia entre ministros y ministerios. No hay una gente más importante que la otra en la iglesia. Eso es lo que les gustaría a muchos, pero lo lamento, no lo hay. Pablo dice: ustedes han desafiado mi autoridad porque han empezado a calificar los ministerios, y yo no soy menos que nadie. Ese era el problema de los Corintios. Yo soy de Pablo, yo soy de Pedro, yo soy de Apolos. Porque les gustaba más la enseñanza, esos eran de Apolos. Porque les gustaba oír de primera mano las historias de Jesús, otros eran de Pedro. Como Pablo era más punzante, más duro, apenas si los gentiles se atrevían a decir: yo soy de Pablo. Después estaban los peores, que para simular que eran super espirituales y no porque verdaderamente así fueran, decían: yo soy de Cristo.

¿Sabe cuál va a ser la iglesia que va a pelear y a ganar esta guerra que nos propone el siglo veintiuno? La iglesia que haya sabido proteger, valorar, cuidar, apacentar y proyectar a los cinco ministerios con que Dios la dotó.

(8) He despojado a otras iglesias, recibiendo salario para serviros a vosotros.

(9) Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso.

Pablo describe las maquinaciones del diablo en los últimos versos. Dice que el diablo opera cuando usted no valora todos los ministerios en la iglesia. Satanás puede operar en la iglesia cuando usted no se involucra ni se compromete con ella. Satanás opera cuando usted no considera a sus líderes genuinos.

(Verso 24)= De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.

(25) Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; (26) en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligro de ladrones, peligro de los de mi nación, peligro de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; (27) en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;

¿Cuántos ahora quieren ser parte de la iglesia que se viene? Considere el esfuerzo de quienes lo están ministrando. Y si usted cree que la gente que lo ministra se esfuerza e invierte cosas que usted no se imagina, comprométase con Dios. Ese es el espíritu que se mete en la iglesia: falta de consideración. De abajo para arriba y de arriba para abajo. Hablo de púlpitos y plataformas, no de jerarquías. Los que le quitan al evangelio. Los que no tienen entendimiento del valor de estar juntos. Los que cuestionan la autoridad. Los que promueven el legalismo.

(Gálatas 3: 1)= ¡Oh Gálatas, insensatos! (Insensatos es sin seso, sin cerebro) ¿Quién os fascinó? (Fascinó es Hechizó, Embrujó. “- ¡Ay, pastor! ¿Sabe una cosa? ¡En mi barrio opera el espíritu de brujería! –“ ¿Ah, sí? ¡No me diga! Gracias por la noticia, hermana; ¡En la iglesia también! Ahí se los dice. ¿Quién los embrujó? ¡Pero hermano! ¿Es que los creyentes podemos ser embrujados? Mire; contéstese usted, yo estoy leyendo la Biblia, no fabricando polémica teológica. Y es bien claro; Quien los Fascinó, significa quien los embrujó. No viene esa anciana harapienta, huesuda, con una enorme nariz con un grano en el medio trayendo un sapo panza arriba, viene un obrero fraudulento que estuvo enseñando lo que no era. Para errar el blanco, que es la palabra básica ARMATÍAS, que como usted y yo sabemos se traduce literalmente: Pecado. Es más que suficiente. Y a veces, para irse de cabeza al infierno, también.

Y le digo algo: entre los que enseñaron mal, estuvo el santísimo apóstol San Pedro. Porque a veces, no significa que seamos hijos de Satanás. Podemos ser siervos y apóstoles de Jesucristo, pero en el momento en que nos salimos del fluir y de la unción de Dios queriendo hacerla más linda y simpática, podemos comenzar a operar influenciados por un espíritu inmundo. Pastor, diácono, maestro radial y de Internet o hermano raso.

Pedro se había comido unos lechones asados que eran una barbaridad. Tenía un aliento a cerdo que apestaba y se olía a kilómetros. Un día cayó a Galacia y les largó: “Y no; no hay que comer cerdo, señores”. ¿De dónde sacó eso? En un congreso de Jerusalén había más gente que pensaba que no había que comer cerdo que gente que pensaba que sí se lo podía comer. Entonces vino y dijo: ¡No se come cerdo! Y andaba con un pedazo de jamón pegado a los bigotes, todavía. LO fascinó, lo embrujó un espíritu legalista. ¡Y estoy hablando de Pedro! ¿Entiende?

¿Sabe cuál es la diferencia entre ser legal y ser legalista? Que el legalismo le lee a usted la letra sin entender lo que el Espíritu revela que hay detrás de la letra. Entonces se vuelve un espíritu religioso que le hacer perder a usted su auténtica libertad en Cristo. Un evangelio en el que hay que hacer cosas para ganarse a Dios, anulando de ese modo a Cristo y a la salvación por la fe. Es un evangelio de la manipulación. Pablo dijo, le recuerdo, literalmente: “Tengo que volver a sufrir dolores de parto” ¿Qué significaba esto? ¿Qué es lo que quiso decir? Simple. Que había que empezar de nuevo, eso dijo. Y bien; todavía parece que estamos en lo mismo. Los ministerios fueron dados para perfeccionar (Que es madurar) a los santos (que somos usted y yo). ¿Maduramos ya? No lo parece. ¿Qué puede haber ocurrido? Muchas cosas, pero una en lo esencial: Pretendemos lograr con un solo ministerio lo que fue creado, diseñado y ordenado hacer con cinco.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez