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La Última Generación

Las relaciones constituyen la llave para desatar nuevos niveles de potencial en tu vida. Transparencia, confianza, alianza, son las palabras del momento en el Reino de Dios. Como hemos hablado de la mentalidad apostólica y como hemos hablado de lo que es el mover presente, el énfasis de lo que Dios está haciendo ahora está centrado en estas cosas.

Es verdad que la revelación a veces destruye la previa interpretación de la palabra. De una palabra que a veces ha tenido interpretaciones erróneas. De todos modos, todo falso fundamento se cae con estrépito ante la revelación fresca de la palabra.

Pero para entender esta mentalidad apostólica tendríamos que ir más allá de lo que llamamos la restauración. Tendríamos que ir un poco más atrás de lo tradicional, un poco más atrás que el fundamentalista. Tendríamos que ir un poco más profundo que el ortodoxo.

Tendríamos que ir un poco más atrás que el católico, antes que tuviera ninguna de las percepciones doctrinales que nos han dividido. E indagar los principios y fundamentos de la iglesia, cuando simplemente existía creyentes.

La cristiandad, hoy, está muy lejos de lo que es la iglesia. La iglesia y sus fundamentos existen desde antes que la palabra cristiandad existiera. Había un tiempo en que lo que existía se llamaban creyentes, seguidores de Cristo.

En aquel tiempo, cuando comenzó el asunto, todos estaban fundados en doctrina apostólica. Por eso es que yo quisiera ir a esos días, para tener una idea, de cuál es el énfasis que Dios está trayendo, y así destruir todo concepto erróneo de lo que dios está haciendo, para así cerrar la brecha, y que no existan extremismos en la verdad que Dios está trayendo.

Recuerden que siempre que Dios revela una verdad, se presentan o aparecen extremos. Pero el hecho de que existan extremos, no anula la verdad. Y la verdad es que no puede haber un extremo sin un punto de partida. No puede haber nada falso, sin copiarse de algo real. No puede haber una copia sin un original.

Entonces, el mero hecho de que existen cosas falsas, nos indica que hay cosas reales. Ejemplo: que existan falsos profetas, nos está diciendo que los hay verdaderos. El mero hecho de que haya una doctrina falsa, nos está diciendo que debe haber alguna que es cierta.

(Hechos 2: 1) = Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.

(2) Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; (3) y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.

(4) Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

(5) Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.

(6) Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.

(7) Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿No son galileos todos estos que hablan?

(8) ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?

(9) Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, (10) en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, (11) cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.

(12) Y estaban atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?

(13) Mas otros, burlándose, decían: están llenos de mosto.

(14) Entonces Pedro, poniéndose de pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras.

(15) Porque estos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día.

(16) Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: (17) Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; (18) y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.

(19) Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; (20) el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; (21) y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

(22) Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; (23) a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole.

(Verso 36) = Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Cristo.

(37) Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: varones hermanos, ¿Qué haremos?

(38) Pedro les dijo: arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

(39) Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

(40) Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: sed salvos de esta perversa generación.

(41) Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.

(42) Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

Aquí vemos un fundamento muy común, y vemos que el capítulo 2 trae cuarenta y siete versos. Sin embargo, él expresó todo lo que tenía que expresar, acerca de la plenitud del Espíritu, en cuatro versos. Lo voy a explicar de nuevo.

En el capítulo 2, hay cuarenta y siete versos de instrucción, y Dios sólo usó cuatro para explicar el Pentecostés. Algo se ha desbalanceado en la cristiandad, de momento que la iglesia mayoritaria se ha estancado en el Pentecostés.

Cuando Dios, en cuatro versos, expresa el acontecimiento de la plenitud del Espíritu, y luego sigue adelante, a nosotros nos da la sensación que la iglesia se ha quedado encajada en el verso 4. Si el énfasis en la iglesia es la bendición de cuando fluye el Espíritu Santo, en el carisma que produce la fluidez del Espíritu Santo, en el mover de las lenguas, o cualquiera sea el mover que trae el Espíritu dentro de una congregación, todo lo que tiene que ver con mover del Espíritu, es Pentecostés.

La iglesia, de alguna forma se quedó estacionada en el verso 4. Sin embargo, la Biblia menciona lo que acontece en el verso 4, y pasa al verso 5 sin detenerse. La iglesia cristiana, cuando llega la plenitud del Espíritu, o cuando siente la bendición del Espíritu, entonces es que empieza la fiesta cristiana.

Sin embargo, en la iglesia original, tan pronto llegó el Espíritu, la gente se lanzó a la calle. Quiero que veas el énfasis que pone Dios en el propósito por el cual bautizó a su pueblo con el Espíritu. Creo que la iglesia ha reducido la experiencia de la plenitud del Espíritu, a la manifestación de lenguas como parte de un bullicioso decorado en el templo el domingo por la tarde noche.

Nota conmigo claramente que, cuando Cristo da las instrucciones para que ellos esperen en Jerusalén hasta que sean dotados de poder de lo alto, pasan una cierta cantidad de días, mientras todos ellos permanecen en un cuarto esperando la presencia del Padre.

Yo sé que nuestra mente religiosa nos dice que todos andaban ayunando, o que todos andaban orando, mientras esperaban con gran gozo la venida del Espíritu Santo. Sin embargo, si tú eres como yo, y entiendes que la oración sin las lenguas es redundante y no dura más de cinco minutos, estos hombres, ciento veinte pescadores, la mayoría de ellos solteros, me los imagino casi apretados, hombro con hombro, por espacio de diez días, pregunto: ¿Qué crees tú que estaban haciendo?

Si te los estás imaginando en oración durante las veinticuatro horas del día, tú eres mucho más religioso de lo que yo suponía que eras. Porque sin lenguas es durísimo orar más de diez, quince o veinte minutos. Y ellos no tenían ninguna, estaban esperándolas. Y no me vengas con los que oran largo pero repiten millones de veces las palabras “Señor”, “Aleluya” y “Gloria a Dios”, porque si bien esas palabras son buenas en sí mismas, eso no es orar, eso es pasar tiempo parloteando sin ton ni son.

Ellos eran una gente que no se conocía entre sí. Al menos en su gran mayoría. Algunos se conocían, pero otros no. Algunos quizás hasta no se gustaban. Imagínate a los jóvenes hablando de las señoritas y a las señoritas hablando de los jóvenes.

¿Cuál sería el tema de las conversaciones? ¡Diez días estuvieron todos juntos, allí! ¿Te lo puedes imaginar sin pintarme un cuatro religioso o una estampita digna de ilustrar un tratadito de esos que arrojamos por debajo de las puertas de las casas que procuramos evangelizar?

Ciento veinte fulanos, todos en un mismo cuarto. Sé práctico, deja la historieta quimérica de lado. Ciento veinte personas en un aposento. ¿Quién comparaba la comida? ¿Quién ponía el dinero para comprarla? ¿Quién decidía qué comprar y qué no comprar?

Diez días encerrados allí, tratando de conocerse. Quiero creer que después del tercer o cuarto día, cada uno sabía las minúsculas virtudes y los monumentales defectos de cada uno de los demás. Y para el quinto o sexto día, tiene que haber aparecido esos odios y rencores propios de los grupos obligados a compartir tiempo y espacio físico.

Hasta los asuntos relacionados con la higiene individual de cada uno tiene que haber sido motivo de aceptación o rechazo al prójimo. ¡Claro! Nosotros tenemos esa fotografía que han publicado los religiosos, de una gente toda recatada y santa, pero sólo procura imaginar a esos ciento veinte en un aposento que no era pequeño, quizás, pero que no sé si podía albergar a esa cantidad de personas.

Sin embargo, a partir del sexto o séptimo día, y como no hay otra cosa para hacer, ellos comienzan a dialogar entre ellos, a enterarse de cómo llegó el otro a esa misma fe que ellos tienen. Una interacción que lleva, poco a poco, a formar un grupo más o menos compacto. Recién allí es cuando llega la promesa.

Con esto te quiero enseñar que siempre Dios está esperando que existan ciertas condiciones terrenales que sean propicias para luego identificar como el fundamento para cualquier ministerio. Cuando Dios aguarda que haya ciertas condiciones terrenales para enviar su promesa, obviamente, está esperando que esas condiciones sean propicias para luego usarlas como patrón o fundamento para el comienzo de cualquier ministerio.

Cuando llega el Espíritu Santo, no estaba limitado a la experiencia de hablar en lenguas. El Espíritu Santo no vino para que la gente hablara en lenguas. Es una manifestación de la venida del Espíritu Santo, pero no es la única y no es ese el propósito de la venida del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo no está limitado a una experiencia en una reunión. Ellos recibieron, por aparición imprevista, lenguas como de fuego repartidas sobre la cabeza de cada uno de ellos y tuvieron una experiencia maravillosa, pero vale la pena mencionar que esa experiencia y de esa forma, nunca volvió a ocurrir igual.

Quiero decir que es posible recibirlo y no tener esa manifestación. Es más: el libro de Hechos está lleno de experiencias donde reciben el bautismo del Espíritu Santo sin tener la misma manifestación que se describe en el día del Pentecostés.

El Espíritu Santo no se limita a una experiencia emocional de un día de reunión; no se limita a la participación dentro de una congregación en una experiencia privada. Es más: hay miles de creyentes que hablan en lenguas y no tienen ningún tipo de precisión, tienen una vida atada y son muy religiosos en su proceder.

O sea que, en la plenitud del Espíritu, su presencia no está limitada a una experiencia en una congregación. Fíjate que todas las naciones del mundo estaban presentes en ese lugar. Obviamente, Dios esperó a que hubiese un foro internacional para enviar su agente embajador del cielo.

Dios esperó a que hubiera un foro internacional para enviar su Espíritu. Previamente, la venida del Espíritu está relacionada con un mover global, y no reducido a una denominación, una línea doctrinal o una experiencia en una iglesia. Espero que vayas entendiendo poco a poco lo que estoy diciendo.

Llega el mover del Espíritu a aquel aposento, comienzan a hablar en lenguas con un estruendo, pero vale la pena mencionar que ninguna de las personas que estaban afuera, vio lo que aconteció adentro. Y aun así, preguntaron: ¿Qué es esto?

No fue la experiencia de hablar en lenguas lo que vieron y que les hizo preguntar qué era aquello. Porque nadie los vio hablar en lenguas. Hablaron en lenguas en el aposento, la experiencia fue en el aposento, el avivamiento personal fue en el aposento, la vivencia emocional fue en el aposento, la bendición personal fue en el aposento.

Una vez recibida, se lanzaron a la calle con los libretos de Dios, y cada nación que se encontraba en la calle, escuchó hablar de Él en su propia lengua. Y se impactaron de sobremanera y dijeron: ¿Pero qué es esto?

Por eso el verso 7 dice: ¿Pero cómo, no son estos de la Argentina? ¿Y cómo los estamos oyendo hablar en chino, en inglés, en portugués, en la lengua del lugar donde hemos nacido nosotros? Cuando preguntaron ¿qué es esto? No estaban preguntando qué es este avivamiento pentecostal.

Estaban viendo a una persona de México, operando en una cultura y en una dimensión que estaba más allá de los límites de su propia cultura. Y para eso, mis queridos amigos, es el propósito del Espíritu Santo: para extralimitarme más allá de los límites que pone tu nación.

El Espíritu Santo, viene para lanzarte más allá de los límites de tu cultura e identidad nacional. Viene en un solo cuerpo internacional, para bautizarnos en un solo cuerpo global. La experiencia fue una sola: galileos anunciando las maravillas de Dios en idiomas internacionales.

Vamos a olvidarnos que hablaron en chino, en africano o en ruso, y vamos a entender que lo que el escritor intenta explicarnos es que la iglesia de Galilea tenía una declaración que podía ser entendida por cualquier nación.

Tenía una influencia aplicable y relativa a cualquier nación global. Debían comunicar el evangelio efectivamente en cualquier nación. Era una iglesia con una póliza foránea, no introvertida. No era una iglesia introvertida con cultos privados, era una iglesia con mentalidad apostólica.

Comunicaron a Dios efectivamente e internacionalmente. Una iglesia con una visión foránea, donde todo tú esfuerzo, estaba destinado a llevar una escucha hacia afuera. Tenía una motivación externa, no interna.

La gente se queda atónita, porque los galileos habitaban un pueblito donde, supuestamente, la limitación cultural, la limitación económica y la limitación educacional, no iba a permitir que un galileo hiciera gran cosa fuera de Galilea.

Y ellos estaban atónitos, pero presentaron a Dios efectivamente a todas las naciones. Para eso es la plenitud del Espíritu, para llevarte más allá de tus límites culturales. Para hacer lo que sin Él no podríamos hacer.

Para hacer que la vaca cante en un cable sin ser un ave. Es aquello que te lleva más allá de tu habilidad. Es aquello que rompe las limitaciones de tu vida. Aquello que termina con las limitaciones financieras de tu país.

Aquello que te hace pensar que tú puedes bendecir a África, a pesar de las devaluaciones de las monedas y tu ignorancia respecto a su cultura y su idioma. Con dólares e idioma, cualquiera. De este modo, sólo por la plenitud del Espíritu Santo.

Es aquello que te extralimita y viene para llevarte más allá. Ahora, escucha: Pedro, tratando de defender lo que estaba aconteciendo, comienza a predicar, y vale la pena decir algo de Pedro, para que entiendas que esto es el primer mensaje que dios da a la iglesia.

Y lo da a través de una persona que, si fuera conforme a nuestras maneras y métodos para evaluar capacidades, sería la última que elegiríamos. Pedro era peleador, tenía una rara habilidad para meter la pata cada vez que abría la boca, antes de ser salvo hablaba muy mal y además era borracho.

Ese era Pedro. Pedro tenía menos escuela que los demás, o sea: tenía dos o tres neuronas trabajando arriba. El gran apóstol Pedro. Y muestro todo esto para que entiendas que, la sabiduría con la que predica el primer mensaje, extrayendo principios del Antiguo Testamento, resulta obvio que no era nada de Pedro y que era todo Dios.

Y comienza a decir: “Estos señores que ustedes están viendo, de ninguna manera están ebrios, ya que son apenas las nueve de la mañana y nadie ha tomado una mísera copita de nada, salvo de café o té, como si fueran señoritos ingleses.”

Y en el verso 16 va mucho más allá y más profundo, cuando dice que eso, es lo que ya fuera dicho por el profeta Joel. Y arranca de un manotazo algo dicho hacía setecientos años atrás y lo trae al presente. Y dice sin dudar que eso es el cumplimiento de aquello.

Claro, estaba un cincuenta por ciento equivocado, pero Dios lo puso en la Biblia de cualquier manera. El que sabe escatología entiende lo que digo. Pero decretó como una fe, que aquello que está bajando, aquello que está latente en los aires, es una profecía que aún falta por cumplirse.

Una generación sobre la cual se derrama el Espíritu Santo, y comienzan a profetizar, y comienzan a tener sueños, y comienzan a tener visiones, más allá de lo que es una iglesia local y comienzan a extralimitarse. Una generación profética, es el estilo de los últimos días. Eso dijo Pedro.

¡Esto que tú ves, es lo que profetizó Joel! Las muchachas van a profetizar, los niños van a profetizar, los ancianos van a tener sueños, los jóvenes van a tener visiones, las doncellas. Y hablo de todas las clases sociales, de todos los géneros.

Dice que será toda la generación. Básicamente, lo que está describiendo es una generación profética. Está diciendo que los postreros días van a ser identificados por una generación profética. Y este es el comienzo de eso. Es lo que está diciendo Pedro.

Esto es lo dicho por el profeta Joel: en los postreros días, ¿Qué días? Estos días que están comenzando ahora. Los principios comienzan a funcionar. Pedro, básicamente está diciendo que este es tu destino para los últimos días.

Luego, sigue predicando, y en el final comienza a decir: sed salvo de esta perversa generación. El verso 40, dice: con otras muchas palabras les testificaba y les exhortaba, diciendo. O sea que el mensaje fue mucho más largo, pero todo lo que dijo de ahí en adelante se puede resumir en este verso: sed salvo, de esta perversa generación.

O sea que lo que él está diciendo es que este es el estilo de vida que profetizó Joel, y les e4xhortaba que con ese estilo de vida fuesen salvos de la perversa generación. La palabra perverso, es la palabra escorios, de donde sacamos la nuestra escoriosis. Significa torcida.

No significa pecado, en el extremo de decir que se trata de una generación adúltera, pecaminosa o drogadicta. Pervertir es simplemente hacer cosas con un fin incorrecto. Eso incluye hasta el matrimonio. Porque cuando tú tienes un matrimonio incorrecto, lo tienes pervertido.

Por eso mismo es que, cuando tú entras a la iglesia incorrectamente, la perviertes. Si tú eres cantante del ministerio de alabanza y estás con una vida incorrecta, has pervertido el ministerio. Yo quiero demostrarte, hoy, que ser apostólico y profético, no es una opción en los últimos días.

Y que sin ese estilo de vida, no podemos prevalecer. Lo vamos a ver en toda la palabra. Por eso dice: se salvo de esta perversa generación. Aquí tenemos una fotografía del fundamento original de la iglesia.

No había seminarios de guerra espiritual, no había seminarios de salmistas, no había seminarios proféticos, tampoco había conferencias respecto al diseño de Dios, no había conciertos musicales, no había persuasiones doctrinales, nadie estaba dibujando las setenta semanas de Daniel y nadie hablaba de escatología ni del rapto. Y aun así, existía la doctrina apostólica.

Quiero que entiendas que esta doctrina es fundamento. Antes de que hubiera nada que estudiar, existía. Porque la doctrina apostólica, no es una doctrina bíblica, es un estilo de vida. Es una postura mental, es una disposición espiritual.

Es una postura hacia la vida. Es una forma de ver las cosas. Es una mentalidad, es un fundamento. Es un principio que te mueve. Es sobre lo cual gira la facultad de tu decisión. La doctrina apostólica. La palabra doctrina es enseñanza, no tiene nada que ver con Biblia.

Doctrina es una enseñanza, sea de la Biblia o sea secular. Sigue siendo una doctrina. No podemos reducir todo a la Biblia. Allí no había Biblia, pero había doctrina apostólica. No estaban usando el Antiguo Testamento, no se había escrito el Nuevo, no había seminarios, ni institutos bíblicos.

Pero de todos modos, ellos estaban fundados y permanecieron en la doctrina apostólica. Esa doctrina, es el estilo de vida de los últimos días. Es una posición, un estado de ser, una actitud, una disposición espiritual.

Todo el Nuevo Testamento estaba dominado por una unción apostólica. Todo estaba impartido por una mentalidad apostólica. En el capítulo 4 de la Primera carta a los Corintios, podemos ver algo relacionado con el ministerio apostólico real y verídico.

(1 Corintios 4: 9) = Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros, los apóstoles, como postreros, (Postreros, últimos. Hoy si arrojas una piedra en una congregación con los ojos cerrados, si no le das a un apóstol, seguro que le aciertas a un profeta.)

La historia de los gladiadores cuenta que luego de todas las luchas y combates que se realizaban entre ellos, como último “espectáculo” fuerte para el público asistente, era sacar a un preso, sin armas y largarlo al ruedo para ver cómo lo despedazaban los animales. A esos presos los llamaban “postreros”.

Entonces, cuando Pablo dijo que los apóstoles eran exhibidos como los postreros, todo el mundo de su época sabía perfectamente de lo que él estaba hablando. Lo que él quería decir era que los sacaban como para hacer el ridículo, para humillarlos, para vergüenza.

Que los arrojaban a un lugar adonde nadie se quería meter. Que los presionaban a una suerte de suicidio espiritual. Que los enviaban a hacer cosas que nadie quería hacer: Por eso dice:) como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.

Me pregunto cuántos todavía quieren ser apóstoles ahora, después de escuchar esto. A medida que Dios revela se van haciendo cada vez menos. (Verso 10) = Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, (No es que son insensatos, porque en otra parte dice que son peritos arquitectos, son sabios.

Pero resulta que lo que hace sí suele ser insensatez, porque nadie quiere hacerlo. O sea: es un espíritu de mártir espiritual. Se lanzan a hacer lo que nadie quiere hacer, porque vienen dotados de un espíritu pionero para traerle a la iglesia la gracia que ellos poseen.

…más vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, más vosotros fuertes; vosotros honorables, más nosotros despreciados.

(11) Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija.

Me gustaría luego de leer esta escritura estar en una de esas mega-iglesias que tú y yo conocemos. ¿Sabes lo que haría? Les preguntaría cuántos son apóstoles bajo estas premisas y cuántos quieren serlo en el futuro. ¿Qué crees que me responderían?

(12) Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos.

(13) Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.

Me sigo preguntando cuántos pomposos líderes hubieran decidido acceder al ministerio apostólico si se les hubiera demandado hacerlo conforme a la doctrina de esos apóstoles. Hay mucha gente llamando a las cosas que no son como si fueran, ¿No es cierto?

(14) No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados.

(15) Porque aunque tengáis diez mil ayos (O sea: maestros) en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. (Es decir: por medio de la palabra que predico).

Mucha gente considera como padre espiritual a la persona que lo llevó a los pies de Cristo. Pero padre, escucha bien, no es ese hombre que un día se acostó con tu mamá y te concibió; padre es el que te crió. Si fue el mismo, mucho mejor. Pero si no lo fue…

Padre es el que te enseña cuando tú necesitas ayuda, padre es el que te hace prevalecer en los tiempos de crisis. Padre es el que define el vocabulario de tu mensaje. Padre es aquello que determina la cultura de tu iglesia. Cuando tú das de gracia lo que de gracia has recibido, lo has recibido de tu padre.

En cuanto a traerte a los pies de Cristo, cualquier persona puede ser un instrumento válido para conseguirlo. Dios ha usado hasta incrédulos para eso. Papá me trajo a la tierra, pero yo no vivo con mi papá. No es el padre biológico el que estamos buscando, sino el que te cría.

Entonces, cuando tú defines quién eres, y cuál es el sabor de tu ministerio, si te pones a mirar hacia tras para ver de dónde provienes, identificaste a tu padre. Porque aunque tengas mil maestros en la iglesia, no tienes muchos padres.

(16) Por tanto, os ruego (Que esta enseñanza nunca hubiera existido. ¿Qué dice?) que me imitéis.

¿Cómo es posible que este hombre nos diga que imitemos todo lo que hemos acabado de leer? Este tendría que ser el práctico obligatorio previo a cualquier ordenación para un apóstol en este tiempo. Entiende: ser apóstol es vivir un estilo de vida, no contar con influencias poderosas.

(17) Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias.

Aquí tenemos bien en claro que, lo que Pablo le enviaba a la iglesia, no era una persona que supiera predicar, sino a alguien que llegado el momento pudiera impartir sobradamente el mismo estilo de vida que él tenía. Ese es el fundamento básico de la doctrina apostólica: un estilo de vida.

Por eso el verso 26 dice: te ruego que me imitéis. No dice que ruego que prediques como yo, dice que imites mi estilo de vida espiritual. Que imites mi disposición y status hacia la vida. Que pienses como yo que de aquí no me mueve nadie hasta que la gloria de Dios caiga.

A veces, guerra espiritual es pararte firme y decir: no me muevo de aquí hasta que la gloria de Dios llegue. Hay veces que el coraje radica simplemente en no desviar el curso. ¿Por qué sigues yendo para allá? ¡Te va a ir mal! ¡Vas a ser mal visto en el consejo de mmm! Prosigo al blanco.

Un estilo de vida que no se doblega ante ninguna circunstancia. Una gente apostólica y decidida; sabe lo que quiere y no se mueve hasta que no lo consigue. Esta es la mentalidad que va a prevalecer en la última generación. Es la mentalidad del estilo de vida de los últimos días.

Esta es una disposición que es requisito básico para prevalecer en la iglesia del siglo veintiuno. La palabra dice en Mateo 24 que la fe de muchos se enfriará. Si no tienes una disposición como esta que estamos compartiendo, seguramente tú también te enfriarás.

Entendiendo que tenemos que vivir en medio de una sociedad que se está cayendo, es demandante esta postura espiritual. No estoy queriendo decir que tengamos una cara ruda, sino un espíritu que no se mueve por circunstancias.

Estos galileos reciben el Espíritu Santo y lo primero que hicieron, fue vender todas sus casas. ¡Cuidado! ¡Ni se te ocurra hacer una doctrina de esto! Pero escucha: en la cultura griega, la propiedad era lo que le faltaba a la herencia para decir: ya está.

Era lo que los definía como judíos. La tierra era la identidad judía. Lo primero que hicieron, entonces, fue dejar fuera su cultura. ¿Sabes qué? Tú, si no eres argentino, tienes de nosotros como país una opinión formada. Y yo sé muy bien que en muchos casos, y con justicia, no es la mejor.

Pero tengo una buena noticia. Si eres argentino como yo, cuando el Espíritu Santo llega a tu vida, lo primero que tú debes dejar atrás es tu cultura secular. Yo no soy un argentino tipo, yo soy un hijo de Dios, miembro del Reino de Dios, viviendo en Argentina.

Porque si tú y yo vamos a impactar al mundo, tendremos que ser los dos ciudadanos del Reino de los Cielos, no un argentino y un…(Aquí le puedes poner tu nacionalidad). Porque seguramente el mundo tendrá para nosotros dos, una opinión que en algún caso no será buena.

Por eso ellos vendieron su propiedad y se identificaron con el Reino de Dios. O sea que el Espíritu los llevó más allá de los límites de su sociedad. Los propulsó el tener un comportamiento radical, y adoptar una cultura de Reino dentro de su propio país.

Si yo quisiera fundar o cimentar una raza nueva en la tierra, la iglesia tendría que ser el centro en donde se refine la humanidad. Tú no podías ser salvo sin tener una alianza firme con tu hermano en la iglesia primitiva. Era una cultura, era una nación dentro de otra nación.

¿Sabes cómo se podía calificarse a alguien que se atreviera a decir, con una moneda con la imagen del César como único Dios, decir en voz alta que no hay otro nombre que el de Jesucristo que esté por encima de todo? Decididamente de loco, no cabía otro rótulo.

Por eso, cuando en estos tiempos alguien te acuse de raro, conflictivo o apartado de las reglas preestablecidas por los diferentes grupos, no te ofendas ni te alteres. Es normal, total y absolutamente normal que, en cualquier etapa de cualquier tiempo, alguien con el mensaje real del evangelio real, sea considerado loco. Lo fue el primero, deberán serlo los que lo siguen.

El caso es que lo apostólico viene para destrozar y quebrar a todo lo tradicional. Viene para arrancar de raíz todo comportamiento hereditario. Viene para activar al Reino de Dios hacia la plenitud de su plan terrenal.

Y la comida que motiva al apóstol, es hacer y terminar la obra de Dios. Viven por intermedio de la cultura del Espíritu, y se consideran una comunidad entre sí. Cuando pedro comienza a hablar de los megaleos de Dios, (Megaleos significa “maravillas”), él dice: “Esto no es un viento, esto no es un mover del Espíritu, esta no es una experiencia emocional; esto es lo que dijo Joel, que será el estilo de vida de los últimos días: una generación profética.

Una unción internacional. Algo que te lleva más allá de los límites culturales, más allá de los límites económicos, más allá de los límites legislativos de tu propio país, y de donde desde un anónimo y postergado país del hemisferio sur al extremo máximo, se puede bendecir a países de mayor predicamento cultural, histórico, social y financiero del planeta.

Pero no es tu capacidad o tus méritos lo que te lleva a hacer cosas más grandes, es tu mentalidad. La palabra dice que Dios es capaz de hacer cosas mucho más grandes y mayores de las que tú te imaginas.

Algunos, cuando se convirtieron y entraron al camino, lograron entender esto rápidamente. Entonces era muy normal escucharlos decir que iban a pensar en cosas bien grandes, para que Dios se viera en la obligación de hacerlas mucho más grandes que lo que ellos pensaran. Gracioso, pero efectivo en muchos casos. En mi vida pensé que yo iba a estar haciendo lo que estoy haciendo hoy.

El Espíritu viene para crear una generación profética, y para encauzar el estilo de vida, que es una demanda en los últimos días. Te habilita para hablarle a las naciones con un entendimiento global. Con un propósito y precisión.

Era una unción de rompimiento, la unción que rompe toda limitación en tu vida. Toda intimidación, toda falta de estilo propio. Todo lo que traes previamente es quebrado cuando posees una mentalidad apostólica. No existe tal cosa como apóstoles comportándose como cuando eran ujieres.

La forma de acceder al Reino de Dios, hoy, es distinta a la que se podía acceder diez años atrás. Hacen falta distintos vocabularios en tu oración para penetrar esa dimensión, hoy, que las que se usaban hace diez años atrás.

Es como si alguien se hubiera ocupado en cambiar todas las claves de acceso al Reino, con las que la gente ingresaba hace diez años. Tú marcas las mismas letras o números que marcabas hace diez años y ahora te suena la chicharra de error.

Los galileos estaban funcionando fuera de los límites de su cultura. Vendieron sus casas, hablaron en francés, estaban hablando elocuentemente de las maravillas de Dios. ¿NO son galileos, estos? ¿Y cómo es que los veo penetrando en Asia, entonces?

Pedro saca esas palabras del libro de Joel. Pero Joel profetiza sobre los últimos días, que el Espíritu va a derramarse sobre toda carne. Lo mismo que dijo Pedro en Hechos 2. Pero lo que yo quiero traerte a luz, qué es lo que motiva a Joel a profetizar.

En el el capítulo 1 está la devastación de la oruga, el saltón y el revoltón, y la langosta. Una devastación nacional. Hay una crisis devastadora. Toda la productividad se había secado.

Había pérdida, había hambre, había sed, había una invasión del enemigo. Había tristeza, había calamidad, no había seguridad en la nación. Este tipo de condición de la nación que lo rodeaba, lo inspira a profetizar sobre otro tiempo, donde las condiciones iban a ser similares. Y profetiza sobre los días postreros. Y dice así:

(Joel 2: 28) = Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.

(29) Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. (Refiriéndose a los días presentes)

(30) Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo.

(31) El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.

(32) Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; (Esto significa que en estos tiempos de crisis todavía habrá gente que será salva, así que esto no puede ser el Armagedón. Tiene que ser el tiempo presente)

Inspirado por esta profecía de plagas, de langostas, de tal crisis y desorden, de esta situación caótica, el espíritu profético declara, que va a haber una fotografía de una época donde la configuración espiritual del día va a ser igual que en el tiempo donde él está firmemente plantado profetizando.

Y en el marco de esa profecía, declara y decreta que en ese tiempo va a haber una generación profética, donde los ancianos soñarán sueños, pero los jóvenes verán visiones por causa de que tienen más tiempo a su favor.

Y allí hay un principio: si tú en el tiempo de tu juventud no puedes desarrollar tu visión y hoy la tienes reducida a un sueño, impártela a un joven para que la pueda cumplir. Porque las visiones se manifiestan, pero los sueños no.

Y luego comienza a hablar del sol y de la luna, y muy lejos de ser esto representación de una hecatombe multiestelar, está hablando de lo que en ese momento eran las señales más seguras para esa gente, que se guiaban por esos astros para caminar, navegar y moverse.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez