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La Sana Doctrina

A esta palabra que va a encontrar aquí, por favor, sígala con mucha atención porque, estoy seguro, va a romper yugos en su vida. Yo no sé como lee usted estos trabajos. No sé si lo hace con su Biblia en la mano, tomando apuntes, o simplemente como forma de entretenimiento santo. Pero de cualquier forma que lo haga, ya ha modificado una estructura que muchos todavía no pueden derribar: ha salido fuera de lo habitual, de lo clásico, de lo ancestral y ha entrado, reitero, en un ámbito espiritual de la palabra que indudablemente va a destrozar yugos en su vida.

Yo no sé de qué denominación es usted. Sí sé que puede ser de alguna de las muchas que tienen templos, congregaciones en el mundo. No interesa; de cualquiera de ellas que sea, es indudable que tiene una doctrina. Una doctrina que aprendió, que respeta, que ama y que está convencida o convencido que es La Sana Doctrina.

Esta es una enseñanza que la Biblia, por sí misma, nos da. Sin interpretación de hombre, de comentarista o del más afamado siervo de Dios. La Biblia misma nos habla, y como usted es un creyente que se apoya fielmente en la Escritura, deje que ahora la Biblia le hable con claridad y no mezcle su mensaje con las enseñanzas recibidas de los hombres.

(Hechos 13: 1)= Había entonces, en la iglesia que estaba en Antioquia, profetas y maestros; (Antioquia era una ciudad de Pisidia, en el corazón del Asia menor. Estaba más o menos a doscientos cincuenta kilómetros al este de Filadelfia. Dominaba de alguna manera las rutas comerciales entre Efeso y el sector del oriente. Eso, para ubicarlo un poco.) Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con herodes el tetrarca, y Saulo.

Con respecto a este Simón que aparece aquí, que se llamaba Níger, dice, y a lo mejor en virtud de estar acompañado, porque luego lo menciona, de Lucio de Cirene, ha determinado que algunos comentaristas, – muchos en realidad -, coincidan en creer que pudo haberse tratado, (Esto es muy potencial y además una hipótesis, una conjetura), de Simón de Cirene. El hombre, usted recuerda, que llevó la cruz de Jesús. Lo cierto es que la Biblia, no vuelve a hablar de él.

Manaén, mientras tanto, que dice aquí que se había criado junto con Herodes el tetrarca, se entiende que puede haber sido amigo de la niñez de Herodes. Y esto está sugiriendo, que probablemente, un hombre bastante distinguido. Ahora; lo cierto es que todos habían sido enviados allí por la iglesia de Jerusalén. Reitero: Bernabé, Simón el que se llamaba Níger, Lucio de Cirene, Manaén y Saulo.

(2) Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.

Aquí vamos a puntualizar algunas cosas que son importantes. Esto no es Teología ni mucho menos. Esto es, de alguna manera, vestir la historia para que usted se ubique sobre donde estamos y haciendo qué. No podemos tomar un versículo fuera del contexto y darle una interpretación que se nos ocurra. Entonces lo que primero habrá que puntualizar es qué significa el término MINISTRANDO que se utiliza aquí como primera palabra del verso.

La palabra original aquí para MINISTRANDO, es la palabra LEITOURGEO. Y el significado de esa palabra, es: Realización de actos religiosos, o Actos de caridad. Desempeño de un oficio, Cumplimiento de una función, Oficiar como sacerdote, Servir a Dios con oraciones o con ayunos. De aquí deriva, obviamente la palabra más conocida por nosotros como LITURGIA y su variante: Litúrgico. En la carta a los romanos capítulo 15, a esta palabra se la utiliza en relación con la satisfacción de las necesidades materiales de los cristianos.

En suma: ministrar, es un verbo utilizado en el servicio oficial de los sacerdotes. No imagine nada ritual cuando sacerdote. Usted no se olvide que la Palabra dice – y yo lo creo y usted también -, que el nuestro, es un reino de Reyes y Sacerdotes. ¿Y dónde corroboramos, adonde confirmamos eso? En dos cosas: Jesús es Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec. ¿Y qué es ser Sumo Sacerdote? Es estar por encima, o ser cabeza de muchos sacerdotes.

¿Y cuáles son esos muchos sacerdotes? Puede ser usted uno de ellos. Sumo Sacerdote. Pero también dice la Palabra, que Jesús es rey de reyes. Que es rey no cabe ninguna duda, pero ¿Por qué rey de reyes? ¿Cuáles son los reyes? Usted puede ser rey.

Ahora bien; Aquí se refiere a un ministerio en el culto público. Ministrando estos al Señor, doce. Ahora, en cuanto al ayuno, usted sabe que es un ejercicio espiritual, no es una dieta. Es una restricción voluntaria de ingerir alimentos u otras variantes, con el propósito de busca dirección de Dios. En las enseñazas de Jesús se recomienda, expresamente, esta práctica en varias oportunidades. Y en esta ocasión específicamente, la intención era buscar dirección y guía por parte del Señor para encarar una tarea.

Yo quiero decirle aquí, mi querido amigo o hermano, que no encare jamás usted un ayuno como si fuera una negociación. “Señor: yo me paso sin comer veinticuatro horas y tú me das tal o cual cosa”. Jamás negocies con el Señor por un ayuno. El ayuno, fundamentalmente, es para que usted tome conciencia de cómo está delante del Señor, no para que Él vea que usted es capaz de ayunar. Si usted se pasa veinticuatro, treinta y seis o cuarenta y ocho horas sin comer, Dios no va a caerse del trono por eso.

El ayuno, esencialmente, es en honra y en adoración y puede ser, como en este caso, para buscar dirección, para que haya una mayor fluidez del Espíritu Santo dentro suyo y le permita tener guía y consejo para una obra o una acción determinada.

Finalmente, llama la atención la expresión que usa este pasaje: Porque dice: …Dijo el Espíritu Santo apartadme. ¡Dijo el Espíritu Santo! Este es un concepto que está determinando sin ninguna duda, la calidad de persona que es el Espíritu Santo. Y que anula, obviamente, cualquier otro tipo de interpretación con respecto a que, por ejemplo, sea una especie de cosa intangible, medio etérea o volátil, no. Es una persona. Por eso DIJO el Espíritu Santo.

Lo que no se especifica aquí es cómo lo dijo, cómo habló el Espíritu Santo. Los comentaristas no se ponen de acuerdo, pero una gran mayoría de ellos, piensan – y obviamente lo han escrito -, que muy bien pudo haber sido a través de algunos de los profetas. Podría ser así, sí, seguramente. Eso no se puso en duda, porque la Palabra misma está confirmando lo que el Espíritu Santo dice allí.

Ananías, aquel de Damasco, no el esposo de Safira, cuando ministra a Pablo, cuando ora por Pablo, recibe de dios la palabra de que Pablo le es instrumento escogido para llevar Su nombre a los gentiles y a los reyes. Eso confirma. Pero por si esto no fuera suficiente, – a esto lo vemos en Hechos 9:15 -, y en hechos 222:21 la visión que tiene Pablo, confirma también. Porque allí el Señor le dice al apóstol en visión que lo enviará lejos, a los gentiles. Y aquí, el Espíritu Santo, está diciendo: Apartadme a Bernabé y a Saulo, para la obra a que los he llamado. ¿Adónde va a ser la obra? Ahora vamos.

(Verso 3)= Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos (Los otros) y los despidieron.

El acto de imponer las manos, es realmente, un acto de consagración. De estar consagrando a alguien para un determinado ministerio o trabajo especial para el Señor. De allí es que Pablo le dice a Timoteo: No impongas tus manos con ligereza. Le está diciendo que no mande a un cualquiera a hacer un trabajo para el reino.

Esta palabra, siervo, ministro, quizás es para usted. Jamás ponga en eminencia a alguien que es amigo, le cae simpático o le obedece ciegamente cualquier cosa. Ponga a quien Dios ha levantado para eso. Es el Espíritu Santo quien tiene que decírselo, no una junta de notables o una asamblea administrativa. Aquel a quien Dios levante es el que va a ser usado para su gloria y su honra. Ese va a ser instrumento escogido. No maneje por lo humano, usted, lo que Dios ha dicho que era divino.

Hay un caso específico sobre imposición de manos en Hechos 6 donde eligen los siete diáconos. Esteban, Felipe, Procoro, Nicanor, Timon, Parmenas y Nicolás. Ahí están los siete diáconos. Allí también se les impone las manos. Pero habiendo ayunado y orado; no impusieron las manos con ligereza. De pronto, nosotros somos muy rápidos para imponer las manos en cualquier cosa. Pero también somos rápidos para que cualquiera nos imponga las manos, cuidado con eso. Seamos sabios, seamos prudentes. Dejémonos guiar por el Espíritu, no por una emoción romántica.

(4) Ellos, (Está hablando de Saulo y Bernabé) entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.

Chipre era el objetivo. Gentiles. Cuando dice “ellos”, se refiere a los que estábamos mencionando. Yo le dije Bernabé, pero en realidad Bernabé era un apodo, porque Bernabé significa “hijo de consolación”. Era un apodo que le habían puesto los apóstoles, pero en realidad su verdadero nombre era José. Este hombre era un levita y era natural de ese lugar, Chipre.

El tenía una herencia que no se especifica de qué se trata la cual vendió y todo lo percibido por esa venta, por ese negocio, lo puso a los pies de los apóstoles para la obra que ellos iban a emprender. El Espíritu le dijo a este José o Bernabé que debía hacer eso, porque lo que él no sabía, es que después iba a formar parte de eso. El Espíritu tanto le dio dirección a Bernabé para dar todo lo que tenía a favor de la obra, y después lo llamó y lo apartó par que fuera protagonista y parte de la obra. No se trata de que los apóstoles dijeron: “¡Oh! ¿No deberíamos poner a este en la obra ya que nos dio una buena ofrenda?” No. No se movieron así. Fue el Espíritu Santo el que lo llevó a Bernabé a dar de su heredad, y luego el que dijo: apartádmelo.

Note, asimismo, que ellos no se ponen de acuerdo sobre el lugar adonde deben ir. No vota, no hacen una reunión preguntando: ¿Qué le parece hermano, vamos para allá, vamos para el otro lado? No. Fue producto de la continua oración y ayuno y el Espíritu Santo les dio unanimidad para enviarlos allí.

¿Es que el Espíritu Santo puede enviar a alguien a algún lugar? ¿Usted es cristiano, verdad? ¿Y cuál es su modelo? Cristo, naturalmente. ¿Quién envió a Jesucristo al desierto a librar su primera batalla personal y privada contra Satanás? ¿Quién lo llevó allí? ¿Lo llevaron los romanos? ¿Lo llevaron los fariseos? ¿Lo llevaron sus discípulos, su familia, los amigos? Lo llevó el Espíritu Santo, dice la Palabra. ¿Usted siente un llamado de ir a un determinado lugar? ¿Y qué es lo que lo llama a ir allá? Lo tiene que enviar el Espíritu Santo.

(5 – 6)= Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante.

Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús,

Primero: Salamina era una ciudad mayor de la isla de Chipre y estaba situada en la llanura costera oriental. Era rival – en muchos lugares todavía existe rivalidad entre localidades -, de Pafos. Pafos, a su vez, era la capital romana de la isla.

Primera pregunta: ¿Qué gracia, supone usted, les puede haber causado a los religiosos de la sinagoga, el hecho de que se predicara el evangelio del reino en ese lugar. ¿Qué le parece? Es importante. Anunciaban la Palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Es como si el verso estuviera diciendo que usaban un lugar que nominalmente era declarado santo, para algo que realmente era santo.

Ahora; con respecto al mago, yo le quiero recordar que normalmente se les denominaba magos a los profetas. Pero también tenía otras implicancias, porque aclara aquí que se trataba de un falso profeta. Por lo tanto es obvio que ese mago, era alguien que estaba vinculado con el ocultismo. El ocultismo estaba muy en boga en aquel entonces, no se vaya a creer que es un invento de este tiempo. El ocultismo viene acompañando y batallando contra el reino de Dios, desde que el reino de Dios se acercó en la persona de Jesucristo.

El nombre Barjesús que tenía este mago, significa “hijo de Jesús”. Resulta demasiado evidente y no se necesita aclararlo, que no tenía absolutamente nada que ver con el Señor. Y literalmente, de acuerdo con razones sociales de la época, se puede atribuir como algunos comentaristas lo hacen, que era demasiado corriente el nombre Jesús, o Josué, o Jeshúa, entre los judíos. Entonces no es anormal que alguien se llame Barjesús, como hijo de un tal Jesús, de los tantos que vivían en la zona.

Pero algunos han creído ver en esa denominación, una especie de sutil burla. Y si hay una burla y además es sutil, cuidado. Si es un mago, falso profeta y vinculado al ocultismo, cuidado. NO se llamaba Barjesús, creo yo, porque sí.

(7) Que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.

Primero, note algo que ya era lo común y corriente en esa época y en ese lugar, y que aún quizás lo sigue siendo en muchos lugares. Escuche: Barjesús, mago, junto a Sergio Paulo, procónsul. El procónsul era un título que tenía el gobernador de una provincia reaman, subordinada, como en este caso, al Senado romano. No se llamaban procónsules, por ejemplo, los que estaban en el área de provincias subordinadas directamente al Emperador. En ese caso, eran procuradores. El cargo de procónsul, duraba un año, pero incluía toda autoridad civil y militar. Reitero, entonces: Barjesús, mago, junto a Sergio Paulo, procónsul el gobernador de la isla de Chipre. Una provincia romana que en el año 22 antes de Cristo, había pasado de la órbita del Emperador a la del senado.

¿Qué le estoy diciendo con esto? Barjesús, mago con Sergio Paulo, procónsul. Es decir: suma ocultismo, junto al poder político. Es bastante antiguo, esto, no es así? La Biblia es literal y no tiene tipología actual, no es así? Vieja fórmula.

Lo importante, en este caso, es que Sergio Paulo, no es atacado en fe por Saulo y Bernabé, dispuestos a predicar el reino ante los importantes, sino que es él mismo el que los manda a llamar para escucharlos. Habría que agregar que Sergio Paulo, como dice la Palabra, era un varón prudente. Eso es importante; varón prudente. No dice inteligente, sabio, intelectual, no; prudente.

(8) Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul.

Es evidente que una batalla comienza a librarse allí. En cierta medida, en el lugar físico, pero mucho más, en las regiones celestes, que es donde se libran esta clase de batallas. Sergio Paulo manifiesta una necesidad de escuchar lo que Saulo y Bernabé tienen para decirle, pero Elimas, (Es decir, Barjesús), con sus estratagemas, con sus triquiñuelas, trata de impedirlo. Yo le pregunto, aunque supongo que usted ya lo tiene sumamente claro: ¿Quién enviaba allí a Barjesús, a Elimas, al mago? ¿Qué es tipológicamente Barjesús, hoy? ¿Solamente un hombre? ¿Alguien que está cercano a un lugar?

Mire: religiones tradicionales espiritualmente muertas. Obviamente, sectas satánicas. Sectas o grupos sincretistas, esto es: los que mezclan lo divino con lo pagano. Filosofías humanistas que creen que no necesitan demasiado a Dios para Hacer las cosas. Ni siquiera las cosas que luego hacen en el nombre de Dios. Esto es un factor esencial en una gran parte de nuestras congregaciones, hoy: filosofías humanistas. Nueva Era, congregaciones altamente verborrágicas que conducen más hacia una idea socio política del evangelio, que a la espiritual con que ese evangelio fue predicado en sus orígenes.

Todo esto, si usted quiere, es tipología concreta, precisa y clara de la figura simbólica y literal de Barjesús, del mago, del falso profeta. No busque un hombre, busque una cosa, un algo que aparta de la fe. Yo escuché decir en una oportunidad: “Todo aquello que no es para la gloria de Dios, es para nuestra vanagloria personal”. Toda planta que no plantó mi Padre, será desarraigada. Por lo tanto, que no le extrañe, cuánto se cae y lo que se cae en los próximos cuatro, cinco o seis años.

(9) Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él (En el mago) los ojos, (10) dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos del Señor?

(11) Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él (El mago) oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano.

¿Fuerte, verdad? ¡A mí me resulta tremendo modelo, Pablo! Es notable su forma de predicar en comparación con esas melosidades gelatinosas que tanto abundan. El pasaje señala, muy particularmente, antes de dar un detalle de lo que luego haría, que Pablo, estaba lleno del Espíritu Santo. Siendo implícito, por lo consiguiente, que sin esa llenura del Espíritu Santo, ese hecho hubiera resultado complejo o, sencillamente imposible.

Un paralelo, fíjese usted, que corrobora esto, lo encontramos en Hechos 4:8, cuando Pedro y Juan fueron detenidos y fueron presos, en Jerusalén. En un momento dado fueron llevados frente a los gobernantes, ante los ancianos, ante los escribas. Allí los iban a interrogar. ¿Sabe usted qué les iban a preguntar? Con qué autoridad predicaban y enseñaban lo que predicaban y enseñaban. Ellos no se daban cuenta que, al preguntarles con qué autoridad hacían eso, ellos mismos se la estaban otorgando y reconociendo. Porque la autoridad no es personal. Cuando hay autoridad, no es suya ni mía.

¿Sabe la cantidad de veces que me han hecho esa misma pregunta? De todos modos, siempre he respondido que con la autoridad de Jesucristo reinando en mi vida y con la del Espíritu Santo ministrando a mi favor como guía perfecto. ¿Sabe qué me han dicho? “¡Y claro! ¡Así es fácil! ¡Sale cualquiera diciendo eso y así sea un brujo o un curandero ya puede decir cualquier cosa?” Entonces suelo responder: “-Es verdad. Si yo soy un brujo o un curandero y salgo a decir estas cosas, usted tiene razón, Dios es justo y me voy de cabeza al infierno. Pero si por una casualidad no soy ni brujo ni curandero y lo que digo lo digo por mandato del Señor, sepa que usted se ha metido con un ungido y Dios protege a su ungido.-“ Fin de la escena.

Cuando ellos lo llamaron para interrogarlos, imagine usted la escena. Imagine a Pedro, un pescador tosco, bruto si usted quiere agregarle “méritos”, analfabeto, sin el menor rasgo ni atisbo de cultura, que en esa época la había, y acompañado de casi un niño, ya que Juan era muy joven. Con todo el derecho, ellos, de estar asustados por estar de pie ante las máximas autoridades religiosa del lugar, representadas por: mire estos nombres: Anás, Caifás, Alejandro y toda la familia de los sacerdotes. Una casta altamente intelectual y poderosa y de alguna manera intocable. ¡Tiene que haberse quedado atornillados, allí! Dice la escritura que Pedro habló lleno del Espíritu Santo. ¿Y cuál fue el resultado? ¡Tuvieron que dejarlos en libertad! Pero no fueron Pedro Y Juan…¡¡Fue Dios!!

Con Respecto a lo que Pablo le dice al mago, de que es usado para trastornar los caminos rectos, no hace sino poner sobre el tapete, la figura tipológica que vemos en el evangelio de Mateo capítulo 13, verso 38. Allí estamos frente a un campo que luego se nos dirá que es el mundo, una buena semilla, que son los hijos del reino, y la cizaña, que son los hijos del malo. Por su parte en el evangelio de Juan, capítulo 8, verso 44, Jesús mismo establece una medida muy parecida cuando no vacila ni duda en decirle a ciertos religiosos que son: hijos del diablo padre de mentira.

Pero como si esto fuera poco, Oseas ya lo había adelantado en su libro, cuando dijo que Los justos andan por los rectos caminos de Jehová, pero los rebeldes se caen en ellos. No dice que los rebeldes sean algunos que están fuera del camino. Pueden ser rebeldes que, aparente y teóricamente, estén dentro del camino. Cuando Pablo le dice al mago que la mano del Señor está en contra de él, no hace sino repetir la misma fórmula (Luego puede usted verlo por sí mismo) que utiliza Moisés en Egipto, ante Faraón cuando están a punto de desatarse las diez plagas. La mano de Jehová, – dice en aquel caso Moisés -, está contra ti. La mano del Señor está contra el mago.

Cuando hablamos del profeta, no estamos hablando del hombre. Muchos dicen: yo soy profeta. Es distinto decir: Soy un profeta del Señor. Porque le estamos dando la gloria a quien le corresponde. Cuando hablamos de profetas, no estamos hablando del hombre, estamos hablando del espíritu del profeta. Del Espíritu Santo. En suma: de la Palabra de Dios activada. Él es el profeta. Él es la palabra de Dios. Él es el soplo de vida. Pero su voz, – cuidado con esto -, no puede ser manifestada o ejecutada sino a través de su propio aliento, me entiende? Ya no era Pablo, estaba lleno del Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios era el profeta. Era quien declaraba. Era un vaso cargando la plenitud de Dios, igual a como puede hacerlo usted si obedece y abre su boca conforme a lo que el Espíritu Santo le dice. Viene del Espíritu, pero es Dios contra Satanás.

Estar lleno del Espíritu, mi querido amigo, significa que usted es inspirado. Es lo mismo que una cámara de la rueda, del rodado de un vehículo. La cámara es el elemento que se infla y permite que la rueda funcione y cumpla su objetivo. ¿Qué es una cámara por sí misma? Algo totalmente inútil, fofo, suelto, un pedazo de goma casi sin valor. Inflada con aire, o viento si quiere llamarlo así, y protegida por la armadura que implica la cubierta de caucho, le permite al vehículo andar, transportarse y hasta desarrollar increíbles velocidades. Y si no, observe las competencias de Fórmula Uno o sus similares.

Por sí mismo, es totalmente inútil. Usted. Yo. Estar lleno, no significa estar inmóvil, disfrutando de esa llenura. Es como manejarse en un barco, un yate, un velero. Las velas de un yate no están para ser dibujadas por un niño en sus primeros grados escolares. ¿Para qué sirven las velas? Para andar, de acuerdo, pero; ¿Cuándo anda un barco a vela? Cuando el viento sopla y llena, infla la vela. Después usted tiene en sus manos, el timón para conducirlo. Hay un viejo estudio que en cualquier momento puede ingresar a esta página que habla del timón de nuestras vidas. ¿Sabe cuál es su timón de vida? Su lengua. Si su lengua es movida para bendición, actúa como timón del velero de Dios que es usted y lo mueve por el viento del Espíritu Santo que llena e impulsa sus velas. Si su lengua no se abre para bendición, el velero se puede estrellar, puede encallar, o puede dar vueltas en círculos o sencillamente puede hundirse.

Entonces, y vuelvo otra vez al tema específico. Usted anda, es un viento tempestuoso que lo lleva. Es el viento de Dios en su vida. De ninguna manera solamente una débil paloma asentada en su hombro. Hay mucha gente que todavía ve al Espíritu Santo así, como a una paloma asentada en un hombro. Es mucho más. ¡La misma palabra lo llama “ríos de agua viva” corriendo en su interior! No es un lago quieto, no es un remanso tranquilo; es un río tempestuoso que, cuando embate, arrasa con todo lo que se le opone. Todas las inundaciones que se han visto y se ven a lo largo y ancho del planeta, deja una conclusión más que elemental: al agua, cuando embiste, no hay con qué detenerla. Salvo con una construcción arquitectónica muy precisa. ¿Qué es un arquitecto? Un diseñador. Príncipe, la palabra, el original, derivaba de lo que nosotros conocemos como Arquitecto. ARCHIE, o ARQUE. Eso es estar bien, cuando la llenura que hay en su interior, arrasa con todo lo que se le opone. Entonces allí no hay anda que lo detenga. Destroza por sí mismo, cualquier dique de oposición por poder de cualquier naturaleza que este dique tenga o crea tener. Eso es estar bien.

Ellos estaban viendo, allí, hablo de Pablo y Bernabé, como se pervertía la obra de Dios. Como se esmeraban por mantener a toda una sociedad en la oscuridad. Estaban siendo pervertidos, por que? Por un don falso, por un paralelo satánico. ¿Usted supone que eso se quedó en la historia? Dios, a través de Pablo, aquí, muestra cuál es la verdad y cuál es el don mayor. Todo el mundo le teme al falso profeta, es cierto; también le teme al falso maestro, como le teme a la adivinación y le teme a la hechicería, y es lógico que así sea. Le teme, también, a la manipulación humanista, aunque esta es más sutil y se ve menos. Pero tenemos algo, amiga, amigo, que es mayor y que nos permite desafiarlo para que ellos puedan ver que hay una demostración que Dios puede hacer a través de sus profetas!

(12) Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.

Primer punto: en algunos casos, y hay varios en la Escritura, es notorio que existe una necesidad, luego satisfecha, de “ver” en algunos casos. No le estoy diciendo que esto sea por regla constante el ver para creer, pero en algunos casos así sucede. El mismo Jesús habrá de permitírselo a Tomás, lo recuerda? Aunque no menos cierto es que también hemos visto que son bienaventurados los que han creído sin ver. Una bienaventuranza es una sobre bendición, es cierto, pero eso no dice que signifique maldición pretenderlo. En este caso es un procónsul, es decir; un no creyente. La pregunta que nos podemos hacer, es: ¿Cuántos creyentes necesitarán hoy ver para creer?

Ahora bien; ¿Qué creyó el procónsul? Simple. El cree porque lo que ve, le abre sus ojos a lo que señala el final del pasaje. ¿A qué, dice? A la doctrina del Señor. ¿Cuántas veces habrá escuchado usted en su congregación, cualquiera sea su denominación, lo que es el título de este estudio, “La Sana Doctrina”? Ahora sí, prepárese porque el yugo va a ser roto en su vida. Dice que creyó la doctrina del Señor, pero resulta ser que Pablo nunca predicó ni un versículo, ni un capítulo. ¿Cuál fue la doctrina que predicó Pablo, allí, frente al procónsul? Más simple aún: El Poder. El poder manifiesto de Dios.

¿Cuál fue la enseñanza ese día? La única enseñanza, la más visible que ese día se pudo ver, fue el certero puntapié que Pablo le propinó al diablo delante de todos los presentes. Estaban maravillados los que veían, – Sergio Paulo, el procónsul, entre ellos -, de la doctrina de Dios. Porque no era con palabras, era con una demostración de poder. El reino de Dios, – y así lo dice la Biblia -, no está fundamentado en palabras; es con demostración del poder del Espíritu Santo. Todos tenemos la capacidad de tenerlo, no es patrimonio de algunos privilegiados, excepcionales o fuera de serie. No está escrito eso en ninguna parte como no sea en los reglamentos de alguna denominación. Lo que sucede es que lo que hoy prolifera demasiado y superabundantemente, son palabras.

Yo no sé cómo es el sitio en el cual usted se congrega. Podrá ser más o menos carismático o más o menos tradicional o conservador. No le hace. Supongamos que se trata de una de esas congregaciones en las que la Guerra Espiritual es materia corriente y constante. ¿Cuántas veces ha oído a quien sea, vociferar: “¡Satanás! Te vamos a hacer lo siguiente: te vamos a destruir, te vamos a resistir, te vamos a atar, te vamos a…”? Y todo es hablar, hablar y hablar, pero no hay acción, y mucho menos demostración. Hay muchos que hablan, pero muy pocos que manifiestan algo.

¿Usted sabe que es lo que andan haciendo los demonios por la calle? Están buscando a alguien que los desafíe. Cuando el procónsul vio los dones del Dios verdadero, creyó. Y conoció allí mismo, sin ningún seminario, conferencia ni instituto, la sana doctrina. La que no tiene enmienda. ¡La que no puede ser tergiversada, ni confundida, ni vapuleada, ni zarandeada, ni torcida, ni bastardeada, ni mercantilizada, ni comercializada por Satanás! La sana doctrina es el poder de Dios que emana del mismo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, a través del profeta que en fe y en obediencia pone su mano y dice: ¡¡Cúmplase en este momento la Palabra del Señor!! Eso es, y no otra cosa.

¿Usted ha visto alguna vez un rey? Por televisión, claro, y en los países en los que hay reyes, todavía… Bueno, ahora mírese al espejo; después lea la Palabra que dice que el reino de Dios está compuesto por reyes y sacerdotes. ¿Usted, forma parte del reino de Dios? Vuelva a mirarse en el espejo. Usted-es-un-rey. ¡Ah, no! ¡A mí me enseñaron que el rey es Dios! Sí señor, Cristo es rey; rey de reyes. ¿Cuántas personas hay ahora en su casa? ¿Están en Cristo todas ellas? Listo; no le busque más nada: SON REYES.

También son sacerdotes. Y quiero aprovechar para compartir algo que escuché alguna vez y me causó mucha gracia: en una oportunidad, una leona había parido su cachorro y, en un momento dado, lo dejó y se fue a buscar comida. En ese momento fue muerta por un cazador. El cachorro quedó abandonado y, cuando sintió que tenía algo de fuerzas que le permitían andar, caminó y caminó y terminó ¿Sabe adónde? Cobijándose entre una manada de ovejas. Y parece ser que la manda de ovejas de alguna manera lo adoptó como uno más del grupo. Entonces se crió con ellas. Y lo peor es que se crió convencido de que él era uno más de la manada.

Un día apareció un león en medio de la manada y, obviamente, las espantó y las aterrorizó tremendamente. Y allí salieron todos desesperados balando lastimosamente. Y nuestro pequeño león, también salió huyendo e intentando balar como sus compañeras. Creció un poco más y, otro día, ya con una pequeña melena rodeando su cuello, fue a tomar agua, él, y cuando vio su imagen reflejada en el agua, se dio un tremendo susto. Intentó balar para que los demás lo escucharan, pero le salió un rugido. Entonces se aterrorizó más, todavía. Él quiso balar como sus hermanas, pero le salió un rugido. Recién allí fueron abiertos sus ojos y se dio cuenta que durante mucho tiempo había estado convencido que era alguien indefenso y sin valor alguno en la comarca, y ahora el agua, el agua de vida, le estaba dando a entender porque le mostraba su propia imagen, que era nada menos que el rey de la selva! Un rey.

¿Usted se ha olvidado que es imagen y semejanza de Dios? ¿Y que si Dios dijo que usted es rey, es rey sin ninguna vuelta que darle más? ¿Se ha olvidado usted que tiene toda la autoridad para combatir todo el poder de Barjesús y todos los “barjesuses” que se le crucen en su camino? ¿Por qué no se atreve a creer primero, y a comprobar después la demostración de la sana doctrina? Dios quiere un pueblo guerrero y militante. No un pueblo que tome armas de las que se fabrican por allí para beneficio de tres o cuatro millonarios que luego pregonan y claman por la paz, y salga a querer derrocar a un gobierno, cambiar las instituciones o barbaridades por el estilo. La Palabra es muy clara al respecto con estas cosas. La autoridad nos ha sido dada. Y la sana doctrina es, definitivamente, el poder de Dios manifestado, parea que todos los “procónsules” y los “sergios paulos” que andan por allí, todavía, en tinieblas, viendo la demostración de los dones de Dios, no de los suyos, puedan maravillarse y creer.

¿Cuándo se maravilla un hombre? ¿Cuándo oye hablar bonito, quizás? No. Cuando es impactado por algo que no puede entender, pero que en ese momento le da a entender, (valga la redundancia) que hay algo más que un armado religioso o ritual o de palabrerío que pueda haber visto, leído u oído hasta allí. Cuando el poder de Dios toca su vida, mi querido amigo, usted ya no tiene dudas que pertenece al reino del Dios Todopoderoso. Pero mientras el poder, la sana doctrina no toque su vida, usted anda navegando un poco en la luz y otro poco en la tiniebla, porque no acierta a saber de qué nación es.

¿Cuál es su nacionalidad? Si me guío por las ingresantes en esta página, puedo mencionar muchísimas. ¿Pero es así? ¿Usted realmente es de esa nacionalidad que en muchos casos nos produce un sano orgullo pero orgullo al fin? No. Usted no es nada de eso. Usted está de paso por el sitio que sea y donde quiera que se encuentre. Usted es un ciudadano del reino de Dios que oficia de embajador en alguna tierra que ha adoptado como propia por amor a su nombre y misericordia a su prójimo para, entre otras actividades “diplomáticas” la de expandir las bondades de la Constitución de su Santa Nación que es la Biblia y, a partir de ella, difundir debidamente La Sana Doctrina.

Nota de redacción: Es nuestra oración que esta palabra, hoy, haya roto todos los yugos que pudieran haber perturbado su relación con el Señor de señores y Rey de Reyes. Amén.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez