Estudios » Crecimiento

La Manipulación del Sistema

Miramos el mundo alrededor nuestro y vemos vidas que pasan a la eternidad con o sin Cristo. Vemos la concentración de acumulación de “cosas”. El mundo y sus valores han pasado a ser en forma tal parte de nuestra vida, que la importancia que tienen las cosas materiales, la posición social, la independencia financiera y el éxito en nuestras carreras, han tomado el lugar de los ídolos del Antiguo Testamento. Hemos encontrado estos mismos valores tanto en la iglesia como fuera del cuerpo de Cristo. Algunos hasta llegan a utilizar medios sin limitación alguna para lograr sus objetivos. Dios, mientras, nos está llamando nuevamente a caminar como discípulos en santidad con Él. No por nada Pablo llegó a decir Yo muero cada día, y eso nos habla de un retornar al camino al cual nos ha llamado Jesús y a morir diariamente a los valores de ese mundo al cual, se supone, estamos aquí para liberar de sus opresiones.

(1 Pedro 2: 1)= Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, (2) desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, (3) si es que habéis gustado la benignidad del Señor.

(4) Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, (5) vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

Esto, es una prueba más que contundente y concluyente que, en efecto, como el mismo Pedro lo dirá más adelante, Dios nos ha llamado a todos nosotros de las tinieblas a Su luz admirable.

Cuando caminábamos en la oscuridad del mundo, estábamos llenos de la negrura del pecado. Nuestras mentes y nuestros corazones estaban velados a la luz de la verdad que es en Cristo Jesús a causa de que el dios de este mundo era, como quiera que fuese nuestro comportamiento “religioso”, nuestro amo. Nuestras mentes y nuestros corazones estaban fijos en las cosas que nos daban placer y satisfacción. Si las cosas que deseábamos no lastimaban o herían a nadie, nos creíamos en libertad de llegar hasta los límites de la indiscreción y de los excesos. Cualquier semejanza entre estos pensamientos y los que pregona y proclama Nueva Era, no es ninguna coincidencia, es auténticamente real. Es posible que en nuestras vidas, pensamientos y expectativas, haya aún restos de un montón de basura del mundo. Vamos a tener que examinarla y ver si esa basura aludida puede tener cabida, de alguna manera, en la vida a la cual Dios nos ha llamado.

(1 Corintios 6: 19)= ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?

(20) Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

Tenemos que estar total y absolutamente conscientes del templo en el cual está morando el Señor. Me pregunto y le pregunto: ¿Está usted buscando darle permiso a Dios para que ponga su templo en orden para Su gloria? Cuando las personas acuden a que algún hombre o mujer de Dios los aconseje en alguna necesidad, lo primero que se trata casi siempre de establecer, es las condiciones “ambientales” de su nacimiento en Cristo. Se discute el caminar que tiene en Cristo esa persona, sus hábitos diarios de oración y de lectura de la palabra, y si está involucrado de alguna manera en la obra del reino de Dios. No necesariamente de alguna congregación local, aunque naturalmente deba incluirla, en la obra del reino preponderantemente. Si todo está en orden y sin embargo todavía hay una tremenda lucha, entonces se le pedirá a esa persona que digan cuales son las cosas que las están atormentando.

Estas luchas provienen a menudo de sus vidas anteriores a haber conocido a Cristo. No se han desprendido de las prácticas que gobernaban sus vidas cuando aún eran esclavos de Satanás. Los libros que solían leer, mantienen todavía un lugar en la mesa de luz junto a sus camas. La música que solía traer excitación a sus cuerpos y fantasías a sus mentes, está aún presente y es aún escuchada en sus hogares. Sus departamentos y casas albergan aún toda la parafernalia de sus días anteriores a Cristo. Sus mentes están aún llenas de enojos, amarguras, lujurias y pornografía que parecen lograr desbordarlos.

(Efesios 4: 22)= En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, (23) y renovaos en el espíritu de vuestra mente, (24) y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y la santidad de la verdad.

Pablo nos está diciendo que tenemos la gran responsabilidad de alejarnos de la vida anterior y abrazar la nueva vida que tenemos en Cristo. No debemos “caminar más” en la forma en que lo hacíamos antes de nacer del Espíritu en Jesucristo. Cuando Dios nos llamó de la oscuridad a Su luz maravillosa, fue como dijo Jesús.

(Juan 3: 5)= Respondió Jesús: De cierto de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

(6) Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

Dios nos ha dado su naturaleza y nos ha dado su Espíritu Santo, par que tengamos el poder de caminar ante Él en santidad. Dios hará por nosotros lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos, pero Él no hará por nosotros aquello para lo cual nos ha dado la capacidad de hacer o de lograr por medio del Espíritu Santo, esto es alejarnos y romper con nuestros viejos hábitos o costumbres. A medida que crecemos en el conocimiento de la Palabra de Dios vamos a reconocer viejos estilos de vida y creencias falsas y entonces las pondremos, en obediencia, en la cruz. A causa de que tenemos el poder de elegir, somos responsables de que es lo que vamos a permitir en nuestras mentes y cuerpos, tal cual es lo que llamamos: templo del Espíritu Santo.

A medida que crecemos en el conocimiento y en la gracia de Dios comenzamos a darnos cuenta de cuáles son las condiciones y hábitos de los cuales no nos hemos ocupado en nuestra vida diaria. Dios es muy paciente con nosotros, porque Él sabe que somos bebés y que tenemos mucho que aprender. De la misma manera que somos nosotros cuando tenemos hijos. Cuando son recién nacidos no hacen nada más que comer, mojar sus pañales, llorar y querer ser amados. Muchos bebés cristianos, como dice Pedro en 1 Pedro 2:2, Desean la leche pura de la Palabra para que les ayude a crecer pero igual cometen errores y andan a los tropiezos. Llevan con ellos las heridas del mundo y sus corazones están rotos. Necesitan ser aceptados incondicionalmente y amados cuando lloran en su dolor y en sus miedos. Como padres, no esperamos grandes cosas de nuestros hijos mientras ellos tropiezan y crecen. Los amamos a través de sus años de errores, indecisiones y fracasos, nunca culpándolos, sabiendo que ganamos sabiduría a través de equivocarnos, y el entender que con la experiencia viene un mejor discernimiento. De la misma manera Dios nos entiende y nos ama mientras estamos creciendo. De allí que en Romanos 2:4, Pablo diga: ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?

Dios desea que crezcamos en sabiduría y en estatura para que lleguemos a ser el hombre o la mujer que Él ha creado, no para castigarnos, sino para entrar con nosotros a un lugar de confianza y de fe. Él nos ama y nos guiará con Su Santo Espíritu a un lugar de descanso en Él. Debemos llegar al punto donde realmente creemos que Jesús pagó en la cruz el precio total de nuestros pecados y que hemos sido puestos en libertad y podemos caminar en victoria, ya que no tenemos que inclinarnos ante Satanás.

Cuando usted toma la decisión consciente y deliberada de entregar completamente nuestra vida al señorío de Jesucristo, allí es donde la batalla recién comienza. ¡Esta es una batalla que durará toda la vida! Todo nuestro alrededor parece estar en contra y nos está atacando, atormentándonos, trayendo memorias de viejas heridas y nos amenaza con sacudir nuestro compromiso con Jesucristo.

Cuanto más crecemos en la Palabra de Dios, tanto más deseamos ser como nuestro Padre en el cielo. Cuanto más caminamos a la luz de la Palabra de Dios, tanto más reflejaremos en nosotros la vida de Jesús. Cuando caminamos en la luz, la oscuridad de nuestra vida anterior comienza a revelarse y podemos reconocer cuáles son los estilos de vida anteriores que ya no deseamos en nuestra nueva vida en Cristo. Por eso es que Pablo enseña así:

(Efesios 5: 13)= Más todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo.

(14) Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.

(15) Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, (16) aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.

(17) Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

Satanás hará todo lo posible para que no alcancemos nuestro potencial en Cristo. A causa de que él nos ha perdido a través de la cruz, trata permanentemente de traernos recuerdos atormentadores del pasado para hacernos inservibles, desequilibrados y temerosos. A eso se refiere Pablo en Romanos 12:2 cuando dice que debemos renovar nuestra mente. ¿Cómo hacerlo? En principio, debemos llenarlas con la Palabra, aplicarla a nuestras vidas y practicar el estilo de vida que hemos llegado a conocer como la verdad de Dios. No deberemos jamás temerle a los recuerdos. ¡Usted no es todo lo frágil que el diablo le ha hecho creer que es! Por un lado, Satanás trató de hacer todo lo posible para destruirlo, pero por otra parte Dios le dio más fuerza, compasión y sabiduría para enfrentarlo con los problemas que se le presentan por delante. Él simplemente desea que usted lo reconozca como su Señor y que le permita dirigir y comandar su vida.

Recuerde que si usted no llena su mente con la Palabra de Dios, Satanás va a usar cada oportunidad para venir y llenar su mente con viejos temores, con dudas y enojos. Terminará diciéndole lo que le ha dicho a tantos y que tan buenos resultados le ha dado: que se destruya a sí mismo.

Usted tiene que saber ya mismo que estos pensamientos destructivos no son suyos. Estos pensamientos son puestos en su mente para enemistarlo a usted con Dios. Usted puede identificar los pensamientos que son de Satanás porque ellos le hacen enojar con Aquel que le da vida, salvación a través de Jesucristo, y libertad de su cautiverio bajo el poder de Satanás. Nuestro enojo no está dirigido en contra de aquel que busca destruirnos a través de mentiras, engaños, dudas y ansiedades. A través de viejos recuerdos, ellos traen tormento y dolor a nuestras vidas y a nuestras mentes. Dios nos ha dado un poder sobre los recuerdos destructivos, un poder que se llama: PERDON. Cuando perdonamos y liberamos tanto a estos recuerdos como a aquellas personas que están en los recuerdos, le movemos totalmente el piso a Satanás y a sus fuerzas. Allí es donde puede comenzar nuestra sanidad y fortalecimiento.

Estos ataques son sin duda obra de espíritus demoníacos. Ellos tratan de llevarlo a usted a hacer aquello que ellos no pueden hacer, y esto es, destruirlo. Ellos necesitan un cuerpo disponible para poder trabajar en él, ¡Y su blanco es usted! Por eso Pedro escribe en su primera carta 5:8: Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;

Usted necesita recordar que, sobre la cruz, Jesús le quitó las garras y los colmillos a ese león. Pero como todo león, él ruge para producir miedo, mucho miedo. Sí, un miedo que paraliza, a veces, para impedirle a usted que recuerde que usted ya no necesita tener miedo, porque Jesús lo ha vencido ampliamente en la cruz.

Satanás es un enemigo formidable y no debemos descontar su poder, pero nuestro Cristo es el vencedor sobre él en todo sentido. Jesucristo de Nazaret es el Hijo de Dios, y el Cordero de Dios que fue sacrificado antes de la fundación del mundo para pagar la multa de nuestro pecado. Él, como nuestro vencedor, nos ha devuelto a Dios. Somos libres en Él. ¡Estemos, entonces, bien firmes y plantados sobre nuestros pies, en Él!

Recuerde que, cuando Jesús estaba colgando de la cruz, sufriendo y muriendo en nuestro lugar, Él no entregó su Espíritu en las manos de dios hasta no haber declarado: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Por medio de su perdón, Jesús libraba a aquellos que lo habían condenado a muerte para que ellos no estuvieran atados en sus culpas y pudieran, al arrepentirse, recibir el perdón amoroso de Dios. En la primera carta de Pedro 2:22, somos llamados a seguir los pasos del ejemplo de Cristo. No le de usted lugar a Satanás en la vida de otros a causa de su falta de perdón. Perdone a aquellos que le hayan herido, rechazado, abusado o usado en una forma impura. Perdone y usted mismo será inmediatamente perdonado de todo aquello que deba ser perdonado en su vida.

El apóstol Juan, cuando habla del amor, dice: Porque el perfecto amor de Dios, echa fuera, no el temor; TODO el temor. Habla de temores. Primeramente, de la raíz del temor, pero después de todo el temor. Él dice: Permaneced en mi amor, y después le da a usted la manera de permanecer en el amor de Dios. Dice: Si obedecen mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo obedezco a mi padre y permanezco en su amor. Amenos que usted aprenda obediencia, nunca va a poder permanecer en el amor. Porque es cuando obedece a Dios que descubre que en lo que Dios le manda hay bendición; que en lo que Dios le manda, hay cambio; que en lo que Dios le pide, hay transformación. De manera que cuando aprendemos a ejercer autoridad, gobierno por amor, entendemos que el gobierno por amor no impone; no manipula; no ejercita temor; no se maneja por lo secreto.

Fíjese lo que Dios dice: Ya no os llamaré siervos, sino que os llamaré amigos. Porque todo lo que el Padre me reveló, os lo he dado a conocer. Dios no lo maneja a usted por lo oculto, no lo maneja por lo secreto, no le dice: Yo conozco todo, así que ten cuidado de servirme bien. No. Dios le dice: Yo te voy a dar revelación. Y cuando te doy revelación, confío en que obedezcas lo que te revelo. Pero le da responsabilidad. ¿Esa es la identidad que tenemos?

No mire el púlpito buscando todas las respuestas porque no están allí. Le da un estímulo, le enseña algo, le arroja de alguna manera alguna línea para que usted vea algo, pero después en su relación con Dios y en lo que usted va a manifestar del reino, es su responsabilidad de todos los días. Su pastor no está en su casa cuando usted enciende el televisor o la computadora, cuando mira a su esposa, cuando disciplina a sus hijos, cuando toma decisiones en su trabajo, cuando conduce su automóvil y alguien se le cruza en una esquina. No está cuando usted tiene que cambiar hábitos, costumbres, maneras de hacer las cosas. Dios le pide que haga las cosas de una manera diferente. Y entonces pueda participar de las cosas de Dios y Dios lo sorprende. Porque muchas veces usted no entiende el por qué.

Aún a pesar de mis emociones, mis pensamientos, mis gustos o mis pareceres, cuando le obedezco a Dios, Dios me hace participar de su gloria. Me da experiencias en las cuales yo puedo estar haciendo sociedad con Él. Y Él lo bendice. Dios le cambia a usted los hábitos y las costumbres. ¿Va usted a su trabajo siempre por el mismo camino? ¿Hace todas las veces las mismas cosas? Es usted predecible. Para romper con patrones de conducta comience a hacer las cosas de otro modo. Porque de alguna manera, usted dice: “Señor; yo me estoy determinando a que no sean los hábitos y las costumbres las que rijan. Yo tomo decisiones hoy para que tú me puedas hablar de una manera diferente”. “Señor; quiero hacer las cosas distintas”.

¿Sabe usted las cosas diferentes que puede hacer? La Biblia dice que son las zorras pequeñas las que arruinan la vid. Usted tiene una familia. Cuando viene una crisis grande, parece que toda la familia se une. ¿Ha visto usted esas familias que se llevan todo el tiempo como perro y gato? Viene el problema y parece que están unidos. Cuando desapareció el problema, vuelven otra vez a los viejos hábitos de costumbre. Porque no son las grandes zorras las que arruinan la vid; son las pequeñas. Usted sabe que a las zorras les gustan las cosas dulces. La zorra grande alcanza la uva, pero la pequeña no. Entonces a lo único que llega más o menos dulce, la pequeña, es a la nueva raíz que está saliendo. Entonces la zorra pequeña escarba y llega hasta la nueva raíz.

Son las cosas cotidianas, los hábitos, las costumbres las que revelan sus fundamentos. Por eso Dios dice: no te preocupes de las grandes cosas, esas déjamelas a mí. Preocúpate de las menores. Suficientes problemas tienes en el día. Para que esa presencia de muerte que todavía necesita ser ministrada por el amor de Dios, para abrazar un futuro que quiebre con este pasado y que dé una posibilidad de cambio y de transformación, para que cuando usted sea viejo no tenga que amargarse delante del espejo porque se da cuenta que lo que se prometió, nunca ha podido terminarlo. Y para que pueda ser la persona que cierre las puertas de maldición que vienen del pasado y abra las ventanas de los cielos y traiga la bendición que cambie y transforme lo que está por delante.

Tenemos, por ejemplo, las necesidades insatisfechas que producen egoísmo, porque más bienaventurado es dar que recibir. Cuando usted cree que es más bienaventurado dar que recibir, usted organiza su vida y su día para ser generoso. Si lo cree, realmente. Ahora bien: ¿De dónde viene ese estado de necesidad e insatisfacción? Otra vez vamos a ir al principio, porque eso es algo que está en nuestro fundamento. Un experto en publicidad, cierta vez, dijo lo siguiente: “El secreto de la publicidad más el secreto de los negocios, es hacer que la gente crea que su producto la va a satisfacer. Que usted va a conectar ese estado de insatisfacción que es inconsciente, y que está en el fundamento de la persona, con la realidad. Por eso la gente no compra producto, compra marca.

Así está manejado el mundo. Los que manejan el mundo, son aquellos que han aprendido a manipular la insatisfacción del pueblo. Y normalmente, la manera de manipular a la gente, es prometerle algo que tiene un principio de verdad, pero que en la dimensión real de la promesa es una gran mentira. El diablo nunca le va a prometer a usted maldición. No es estúpido, es un buen negociante. Por eso la Biblia dice que él fue condenado: Por la multitud de sus transacciones. El diablo le promete algo, usted le da lo que él quiere y después lo primero que hará, es robárselo. Le roba autoridad, le roba paz, le roba felicidad, le roba sosiego, le roba tranquilidad.

Cuando se piensa esto, es cuando uno se encara con el Señor y le dice: “Bueno Señor, pero ahora dame una revelación con respecto a esto; ¿De donde viene esto?” Entonces Dios le dice a usted: ¿Recuerda qué fue lo primero que hizo cuando nació? Llorar. Eso fue lo primero que hizo cuando nació ¡Ay! ¡Lloré de alegría! Eso es verso. De alegría usted se ríe, no llora. Por eso tenemos semejante confusión. Por eso la Biblia dice que cambiará su lágrima por risa, y su llanto por alegría. Cuando se dice que se llora de alegría, en el fondo, hay una base de tristeza. Eso es la mezcla y la confusión de nuestra estructura emocional, por estar cargada de temor y por no experimentar amor.

Pero usted lloró por dos cosas. Lloró, primeramente, porque cuando su madre comenzó a tener contracciones, eso empezó de alguna manera, a detener el flujo sanguíneo que iba por el cordón. Cuando el flujo sanguíneo se comienza a cortar por el aumento de las contracciones, usted empieza a sufrir carencia de oxígeno. El momento crítico es cuando usted está en el canal de parto, cuando está saliendo de su madre. En ese momento la contracción es tal que no hay flujo sanguíneo. Entonces corre peligro de tener daños cerebrales. Por eso el médico está allí. Que si eso se detiene o no pasa, lo sacan con fórceps o ventosas. Sino, de última, habrá que hacer una cesárea para evitar daños mayores.

Cuando usted nació, sus pulmones estaban colapsados, estaban rodeados por una membrana. Esta membrana tiene terminales nerviosas como las membranas del corazón. Allí es, entonces, donde usted fue estimulado a hacer su primera inspiración. Y cuando usted hace su primera inspiración, sus pulmones se inflan y rompen esa membrana que los cubren. El dolor que produce la ruptura de esa membrana, es sólo comparable al de un ataque cardíaco. Por eso es que cuando hace su primera inspiración, llora; porque la necesidad se une con el dolor. Cuando usted mira el temor a la muerte con el cual estaba sellado, esa primera impresión, con necesidad e insatisfacción, tiene peligro de muerte. Y entonces nuestro estado de insatisfacción o necesidad, nuestra idea o estímulo de necesidad, está relacionado con dolor y temor a la muerte.

Cuando usted empezó a respirar, la oxigenación que entró, también expande todos sus órganos interiores. Usted estaba satisfecho en sus necesidades de nutrición por lo que entraba por el cordón. Pero ahora, al entrar oxígeno, se expande a todos sus órganos y empieza a desarrollar nuevas sensaciones. Allí viene la sensación del hambre. El hambre en un bebé, es uno de los dolores más intensos que usted va a tener en toda su vida. Y otra vez, allí, la necesidad estará emparentada con el dolor. Por eso necesitamos nacer de nuevo, para que el temor por la necesidad, sea quebrado. Porque ahora Dios le promete que no va a tener que preocuparse por qué va a vestir o por qué va a comer, o donde va a vivir, porque Dios se lo garantiza. ¿Para qué? Para que en la experiencia del amor de Dios, usted sepa que en Dios, tiene todo satisfecho. Así que ahora ya no tiene que hacer todas las cosas para satisfacerse usted mismo, porque el egoísmo lo llevará a la insatisfacción. Por más que trate de buscar y de tener, nunca lo que viene de afuera le va a cambiar lo que está adentro. Por eso la Escritura dice que lo que contamina el hombre, es lo que viene de adentro, no lo que recibe de afuera.

El mundo, que está bajo el maligno, está estructurado para constantemente estimular su temor y su egoísmo. O su temor a la insatisfacción. Por eso, el mundo material, el mundo de los negocios, hoy, es un verso más grande que una casa. El sistema del mundo nos maneja y nos manipula por insatisfacción. Porque la base de la insatisfacción, es el temor, que nos estimula a pensar que estamos insatisfechos y a convertirnos en egoístas. Cuando estructuramos nuestra vida, nuestra elección de trabajo, lo que vamos a hacer cotidianamente, normalmente lo estructuramos para nuestra propia satisfacción. Entonces eso nos quita el poder de vivir en la realidad del reino.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

enero 1, 2015 Néstor Martínez