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Hablemos de Cobertura

Hay dos realidades que debemos aceptar sin dudarlo. La primera, nos dice que el mensaje del Reino no es mayoritariamente muy bien aceptado por la iglesia tradicional y estructural. Curiosamente, y esta es la segunda realidad, es la pura esencia del Nuevo Testamento, pero es controversial.

Y eso es una extraña ironía, porque debería ser el lenguaje común de la iglesia. Porque la iglesia tiene como finalidad el Reino, de otro modo no es iglesia, es Babilonia. Y como abundan las babilonias por sobre las iglesias, la palabra del Reino provoca una crisis.

Porque básicamente, el Reino es muy distinto a la estructura religiosa. Reino, es distinto a iglesia, si me apuras un poco. Eso no es siempre entendido. Es algo que nadie estudia en un seminario bíblico. No le hace. Está ahí y hay que hablar de Él porque eso es lo que Jesús predicó, nada menos.

Convengamos que, cuando tú te plantas en una plataforma, que dicho sea de paso te ha sido prestada por un rato porque le pertenece a alguien, tú no buscas aprobación ni aplauso, lo que tú buscas cuando hablas del Reino, es apertura.

Porque nadie puede salir corriendo sabiendo que va a ir a estrellarse contra un muro, ¿Verdad? Cierto. Pero no menos cierto que tampoco estamos aquí para ponernos a bailar al ritmo que nos ejecuten los instrumentos de las estructuras religiosas.

Porque no se trata que nuestro mensaje agreda o injurie a alguien. Se trata que mayoritariamente lo que se dice en un mensaje de Reino, puede llegar incluso a cuestionar ministerios tradicionales y convencionales de la iglesia evangélica. La pregunta, es: ¿Estamos haciendo lo correcto y de la manera correcta? La respuesta la tienes dentro de tu propia congregación.

Ese es el motivo esencial por el cual no tengo invitaciones como las que tienen muchos ministros itinerantes. Tampoco las quiero, no es el tiempo. ¿Qué hombre hay que antes de edificar no se sienta a calcular el costo? Además, suelen atormentarme diciéndome que no soy apto porque no tengo una cobertura para mostrar. ¿No la tengo? Estudiemos a ver si efectivamente es así.

(Génesis 1: 12) = Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.

El primer concepto que hay que entender a la hora de indagar acerca de la verdadera y genuina cobertura, es el concepto de género. Las piezas se acomodan por género. En nuestro caso específico, por habilidad o por llamado.

Todo lo que Dios ha creado, lo ha creado en base a un género. Cuando hablo de un género, estoy tratando de decirte que tú estás habilitado para reproducirte de tal manera que tus descendientes se parezcan mucho a ti. O sea: cuando vean a tus hijos, van a decir: ¡Que parecido es a su papá o a su mamá!

Y es así. Tú te pareces un poco a tu mamá o a tu papá y quizás también a tus abuelos. Tienes el ADN de esas personas. Allí están los rasgos genéticos y, se dice, hasta también los emocionales. Uno de los elementos importantes, es que Dios nos ha creado ya con habilidades y dones, desde antes de la fundación del mundo, preparados para nosotros.

Entonces, si yo he sido llamado para una cierta y determinada tarea específica, el error más grande que voy a cometer es ir a cobijarme en un lugar donde a eso, precisamente a eso que me ha sido dado a mí, no le dan ninguna importancia. Porque todo lo que Dios ha creado, se debe acomodar de acuerdo con su género.

Entonces, ¿Cuál es la persona frustrada en Dios? La persona que conoce cuál es su llamado y no puede ejecutarlo. Sería mejor que nunca se hubiera enterado cuál era su llamado. Hubiera vivido más contento. Cuando alguien no sabe para qué es bueno, ahí es cuando suele hacer de todo. Y alguien que sabe y quiere hacer de todo, siempre es bien visto por todos.

Y cuando digo por todos, es por todos. En el mundo hay mucha gente que es capaz de hacer cualquier trabajo y se los contrata en las casas porque tanto encaran con habilidad un trabajo de electricidad como otro de albañilería u otro de carpintería. Es algo muy positivo porque le permite a las personas ahorrar bastante pagándole a uno solo lo que le costaría tres veces más si contratara a tres.

Pero tenemos un problema: eso no funciona así en el Reino de Dios. Nadie es bueno para hacer todo. Puedes hacer casi todo aceptablemente bien, pero puedes hacer lo que es tu don o tu habilidad, con excelencia.

Lo digo de otro modo. Casi cualquiera de nosotros podría enseñar, pero si eres maestro, va a ser un deleite para ti y para los que te escuchan. Este punto es muy importante, y se ordena favorablemente el día que te conectas con gente que está en tu mismo sentir. Pero de verdad, no en discurso evangélico.

Concretamente, lo que quiero decirte es que, la primera cosa que la cobertura realmente es, es que te asocia con gente que ve lo mismo que tú, siente lo mismo que tú y pregona, predica y enseña lo mismo que tú sin haber estado en contacto contigo nunca jamás antes.

Este es un rasgo fabuloso. Un error frecuente es que un pastor, presionado por su gente porque en su iglesia no está pasando absolutamente nada, ante la llegada del primer apóstol o ministro importante o famoso, corre presuroso a ponerse bajo su cobertura, suponiendo que eso le va a otorgar tranquilidad. Pregunto: ¿Qué ocurre si esa cobertura lo obliga a hacer guerra espiritual y ese pastor no cree en ella? Es una víctima más de las tantas que tenemos.

Eso, convengamos, es lo que yo llamo control disfrazado de cobertura. No sirve, no funciona, aunque hace años que andamos caminando en esa dirección. En tu placard tu guardas tu ropa ordenadamente y sin mezclarla, ¿Verdad? Ese es el principio básico.

El mundo espiritual tiene un orden divino inalterable. La mano se asocia con la mano. Cuando todos somos una célula mínima y pequeña, lo primero que comienza a pasar allí en el útero de la mamá, es que las células empiezan a dividirse de acuerdo con su función.

Es decir que, por ejemplo, todas las células que desde antes de la fundación del mundo han sido preparadas para ser cerebro, comienzan a agruparse. Y así todas las restantes hasta formar un cuerpo. Hay una clasificación interna maravillosa que se empieza a manifestar a partir del llamado.

Entonces, cuando Dios crea todas las cosas, dice que ordena que se reproduzcan según su género, lo lógico es que va a ocurrir esto. Porque cada relación trae influencia. Si tú visitas una iglesia y los hermanos te saludan apretándote muy fuerte la mano, espera saludar al pastor: seguro que es así como saluda.

Con esto, lo que quiero mostrar con relación a la tan famosa cobertura, es que Dios ya te asignó en una parte del cuerpo. Y lo hizo de acuerdo con una habilidad que no es tuya, sino de Él. Él te ha equipado con algunos rasgos sobrenaturales, antes que tú ni siquiera decidieras ser un ministro.

Una de las alternativas que demuestran con claridad que el equipamiento divino es existencial, es que hay mujeres que mucho tiempo antes de ser intercesoras o profetas; incluso hasta antes de aceptar a Jesucristo, recibían una llamada telefónica y antes de atender ya sabían quién las estaba llamando. ¡No era adivinación, era don profético! Sólo que nadie lo sabía.

Dios no hace una libreta de tu vida cuando estás en el útero. Él lo hace desde mucho antes. Ya eres poseedor de una serie de atributos que luego tus propias decisiones dirán si van a ser utilizados o no en tu vida. ¡Ni quieras saber cuántos han vivido y muerto sin saber que los tenían!

Eso deja en evidencia el error más clásico y tradicional que hemos cometido, que es el de buscar los dones afuera, en campañas, congresos o celebraciones por el estilo, cuando los dones ya estaban ahí, adentro, y sólo aguardaban que tú lo entendieras y los sacaras a la luz.

Fíjate. Yo grabo un trabajo y lo pongo en la Web al jueves siguiente. Lo escuchan miles, pero los que en primer término se sienten identificados con lo que digo en ese estudio, son los que tienen mis mismas características, los que sienten y viven el evangelio del mismo modo que yo lo vivo.

Y no vayas a pensar que eso sucede por una cuestión de más o menos simpatía, o más o menos carisma. Hay una especie de eco espiritual en tu interior que te hace conectarte con mayor velocidad con unos que con otros por una simple razón: son de tu misma especie.

Me ha tocado en algunas ocasiones dar una conferencia sobre el Reino ante gente que estaba muy ocupada y preocupada por armar comedores comunitarios para darle alimento a gente pobre. ¿Sabes qué? Nadie entendió una pepa. Hablé por más de una hora y creo que lo único que les quedó fue lo mínimo que dije sobre las obras de bien.

El oído es selectivo, sólo oye, retiene y entiende lo que se identifica con su sentir. Tú estás divagando y flotando en la nada en medio de un mensaje hasta que el predicador menciona algo que tiene relación con tu vocación ministerial. Ahí es como si un “boing” te sonara en la mente y comienzas a escuchar con atención lo que hasta allí te rebotaba en las orejas.

No debes decir que lo recibes en el nombre de Jesús, no es necesario. El llamado y el sentir ya están adentro. Entonces, la primera cosa que debemos entender, es que la cobertura, si así quieres llamarla, (Yo prefiero alianza), está ligada al género.

Segundo punto. Hay un pasaje interesante, en el que un hombre llamado Lot se mete en un tremendo problema. Básicamente, por hacer honor a su nombre. El significado del nombre Lot, es “velo”. Y Lot, literalmente, convengamos en que tenía un enorme velo.

Él dice que va a vivir cerca de Sodoma, pero termina viviendo adentro. Se convierte en uno de los principales de la ciudad. Es un hombre que decía que sus hijas eran las más inocentes de la ciudad y que nunca habían conocido varón, y terminan violándolo. No conocía ni su casa el hombre.

Pero Lot, se mete en un problema con unos reyes cananeos. No está muy claro que fue lo que hizo, pero el caso es que lo terminan secuestrando a él con todos sus bienes. ¿Y sabes qué? Un hombre de Dios llamado Abraham, se ve en tremendos problemas, a causa de que Lot estaba bajo su cuidado.

¡Bienaventurado por Lot, que no tuvo que cargar un arma para ser libre! Simplemente fue libre porque era sobrino de Abraham. ¿Quién fue a la guerra? Abraham. ¿Quién pagó el dinero para cubrir la movilización? Abraham. ¿De quién eran los soldados y los sirvientes? De Abraham.

¿En cuántos camellos fueron? En trescientos. ¿De quién eran esos camellos? De Abraham. En suma, ¿Quién hizo el trabajo sucio? ¡Abraham! Abraham se convierte en su protector, en su tío, y Lot para Abraham, se convierte en un problema.

Eso es lo que te ocurre cuando tú decides darle tu protección, tu cuidado, tu cobertura si es que te gusta más esta palabra, a una persona inadecuada. Porque tú estás protegiéndola. Lo único entendible de la palabra cobertura, es que significa protección.

Es una responsabilidad mutua. Es como cuando tu hijo rompe un vidrio de la ventana de la casa de tu vecino. El vecino no va a venir a cobrarle el vidrio a tu hijo, va a cobrártelo a ti. El segundo concepto que deberemos entender, es que hay privilegios y obligaciones, que se generan como en cualquier relación humana.

Un matrimonio es una relación de pacto. Una sociedad de amigos es una relación de pacto. Ningún padre, por desaprensivo que sea, va a liquidar todas sus posesiones cuando llegue a viejo. Lo más probable es que las conserve para que queden de herencia a sus hijos.

Entonces, resulta que el mundo espiritual, realmente, es una familia. Ya Pablo lo dice: Hemos venido a ser parte de la familia de Dios. Y en la familia de Dios, nosotros tenemos diferentes personas que han pasado, todas, por una misma experiencia de salvación, pero que por sus roles o funciones, tenemos distintas tareas.

Lo que nos diferencia en el cuerpo de Cristo, es la posición en la que el Señor nos puso. No es una posición que uno elige, es una posición asignada desde antes de la fundación del mundo. Te doy un ejemplo: mi llamado espiritual, es el de ser maestro. Ahora, benditos sean los evangelistas, apóstoles y todos los demás ministerios. Pero mi trabajo será ser maestro.

Y es muy interesante, porque mi nombre es Néstor, y el significado del nombre Néstor, entre otros, es “El que es recordado”. Encaja perfectamente, porque: ¿Quién no recuerda con cierto cariño o respeto a aquel o aquella que le ha podido enseñar algo importante en su vida? Pasa con nuestro andar por la escolaridad secular. También pasa en el Reino.

Yo, -Y si has leído mis libros ya lo sabes-, jamás pensé ni se me pasó por la mente el ser maestro bíblico o de la palabra de Dios. ¡Si yo no podía memorizar ni siquiera Juan 3:16! Pero evidentemente Dios usó a mis padres para ponerme un nombre que iba a estar ligado a lo que sería mi destino.

Si yo mañana dijera que ya no puedo o no quiero seguir haciendo esto porque hay algo que material o promocionalmente me conviene más, voy a tener un serio problema. Porque estaría llegando al punto en el que Pablo dijo: ¡Ay de mí, si no!

Para mí, el enseñarte, no es una elección ni un deleite personal, es una obligación. Que cuando la cumplo, entonces produce un tremendo estado interior en mí que sí me produce gratificación, sensación de serena paz y gozo. Pero no antes de cumplirlo, después.

Quiero que sepas que eso le ocurre a cada persona que ha entendido su llamado. Si Dios te llamó como a mí para ser maestro, ay de ti si no eres maestro. Dios te ha estado equipando para que lo seas. No cometas el error de suponer que tendrás que añadirle teología humana en seminarios o escuelas, ya estás equipado, doy fe de ello.

¿Qué sucede, entonces? Sucede que mi llamado me posiciona. Ubícate con una convocatoria de personal. Cuando tú compras el periódico para ver los avisos porque andas buscando un trabajo, ¿Qué dice allí?  “Se busca gerente del área financiera que tenga tales y tales conocimientos”.

O sea que la búsqueda está ligada a una posición. No te contratan en forma casual, algo así como decir: “Buscamos a una persona que esté dispuesta a hacer un poco de todo”. No funciona así, toda búsqueda siempre es selectiva. La posición determina al candidato, no el candidato a la posición.

Ejemplo: Tú no puedes presentarte a una convocatoria de un economista no mayor de cuarenta años y de buena presencia, sólo porque no tienes cuarenta años y eres de buena presencia, aunque no sabes ni pepa de economía. Porque no es el candidato el que determina una posición, sino la posición la que determina a un candidato.

Entonces, si Dios te llamó a cualquiera de sus cinco ministerios básicos, tú tendrás que tener las características singulares y especiales, que Dios mismo ya habrá puesto en ti desde antes de la fundación del mundo. De otro modo, estarás adulterando un ministerio. ¿Tú crees que no está sucediendo eso, hoy?

Yo debo entender que Dios ya me ha equipado. A eso no te lo da ningún seminario bíblico, hermano. Ese es un llamado celestial, es un equipamiento que viene de lo alto. No hay título en la tierra que te capacite para hacer lo que resulta hasta incoherente conforme a la lógica humana.

Si tal como dice la palabra, Dios tiene obras para nosotros preparadas de antemano, también es lo más coherente con eso que nos haya equipado de antemano para llevarlas a cabo. Por eso, yo no decido un día hablar del pecado o enseñar sobre el Reino, ¡Sólo obedezco órdenes!

No soy esa clase de maestro casi secular que está capacitado e informado como para responder todos los interrogantes teológicos que por años ha padecido la iglesia. Si la salvación se pierde o no se pierde, si el milenio o el post milenio, si los milagros, si el arrebatamiento. ¡No sé nada de lo que no me ha sido enseñado por Él! ¿Puedes entenderlo?

Entonces. Primer punto, la selección de acuerdo con  nuestra especie, segundo punto el equipamiento personal. Tu equipamiento es lo que te posiciona. Si yo quisiera ser apóstol, profeta, evangelista o pastor, seguramente podría serlo en la vía de los hechos concretos, pero jamás sería aprobado ni ungido por Dios para tener victoria. Él me equipó para lo que soy ahora, y punto.

Por eso es tan importante empezar a reconocer toda la batería de recursos que Dios ha dejado en nuestra vida. Mucha gente, por mirar y hasta envidiar los dones de otros, pierde de vista los propios, los que Dios ha puesto en ellos.

Volviendo al caso de Lot y Abraham. La cobertura establece derechos y obligaciones. Lot nunca fue un beneficio para Abraham. Más bien le creó infinidad de problemas. ¿Por qué, entonces, Abraham debería ir a pelear por la vida de Lot y por sus bienes? Porque Lot está debajo de su cobertura.

Al margen de que él haya obrado mal o bien, él tiene que ir a dar la cara por aquel que está bajo su cobertura. Es como cuando un padre debe cargar con los errores de sus hijos. O disfrutar de sus éxitos, aciertos y victorias. Tercer principio:

(Números 10: 1) = Jehová habló a Moisés, diciendo: (2) hazte dos trompetas de plata; de obra de martillo las harás, las cuales te servirán para convocar a la congregación, y para hacer mover los campamentos.

(3) Y cuando las tocaren, toda la congregación se reunirá ante ti a la puerta del tabernáculo de reunión.

(4) Mas cuando tocaren sólo una, entonces se congregarán ante ti los príncipes, los jefes de los millares de Israel.

(5) Y cuando tocaren la alarma, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al oriente.

(6) Y cuando tocareis alarma la segunda vez, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al sur; alarma tocarán para sus partidas.

(7) Pero para reunir la congregación tocaréis, mas no con sonido de alarma.

(8) Y los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas; y las tendréis por estatuto perpetuo por vuestras generaciones.

(9) Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos.

Es interesante, porque estas dos trompetas eran básicamente la forma en que se comunicaba todo el campamento. Ahora, imagínate: tocan la trompeta de una forma, y las tribus acampadas al oriente, se mueven. Si tú no conoces tu posición en el cuerpo, ¿Cómo sabrás la trompeta que Dios está tocando?

¿Dónde estás acampado? ¿Estás al sur, al norte, al este o al oeste? Todo lo que existe en lo natural tiene un orden. Todo lo que existe en lo natural está ligado a una funcionalidad. Entonces si yo estoy al oriente y oigo y reconozco el sonido de la trompeta, no necesito preguntar si será o no será de Dios. Salgo y voy.

Ellos estaban entrenados para reconocer el sonido de las trompetas. Los príncipes acudían a cierto sonido. Sólo los jefes de las casas. ¿Cuántas casas había en Israel? Doce casas. O doce tribus. ¿Y cuantas casas sacerdotales? Veinticuatro.

Había una organización divina. Lo más parecido al cuerpo de Cristo del Nuevo Testamento, en el Antiguo Testamento, es la nación de Israel. Ahora bien: una tribu, no era la nación. La unión de las doce tribus hacía la nación. Pero había una forma de comunicarse con cada tribu.

Por esa razón es que digo que es muy importante que yo sepa mi llamado, ya que así podré responder en el momento preciso que Dios me llame a actuar. Ejemplo: en un lugar donde no llueve a menudo y no suele haber tormentas demasiado fuertes, un día cae granizo hasta medio metro y los vientos se llevan todo. ¿Qué pasó?

Pasó que hubo un juicio de parte de Dios y la iglesia, que es la única que puede interpretarlo, se puso a lamentar las pérdidas junto a los gobernantes. ¿Nadie recordó Isaías 28:2? Ahí dice: He aquí, Jehová tiene uno que es fuerte y poderoso; como turbión de granizo y como torbellino trastornador, como ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza derriba a tierra. ¿Se entiende el juicio o hay que estimarlo como casualidad climática?

Con esto quiero decirte que, si tú no sabes leer las señales de los cielos, ¿Cómo podremos saber nosotros que Dios está tocando una trompeta específica? Entonces, yo necesito juntarme con personas que, de acuerdo con mi llamado, ya tienen la habilidad y la experiencia para ayudarme a leer eso que yo no sé leer.

Por eso es que yo sólo entiendo alianzas victoriosas cuando hay en ambas partes claridad en el llamado. De tal modo que, cuando yo escuche algo, estaré seguro que la otra o las otras personas también lo van a estar escuchando.

Entonces, cuando yo salga corriendo, nadie va a venir a decirme que no lo haga. Tenemos el mismo llamado y, por consecuencia, estamos recibiendo la misma directiva de parte de Dios. Esa trompeta que suena ha hecho un eco en mí, y seguro que en el otro o los otros, también.

Y los que tengan mayor tiempo caminando esas calles, tendrán la autoridad de ese tiempo como para poder enseñarles a los más nuevos los secretos y vericuetos de ese andar. Por eso no funciona un sistema donde hay un hombre que está velando por todo un grupo cuando ese hombre no tiene ni puede tener todos los llamados.

Cuando alguien está en alianzas correctas, no necesita encontrar sus propias respuestas. Hay un término en la Biblia, que es la herencia. Y hay otro que es el legado. Son diferentes. Yo debo dejar una herencia a mis hijos si la tengo, es obligación. Pero dejar un legado, es una elección que puedo o no hacer. No es obligatorio.

Y un legado, es más que dejar algo material. Tiene que ver con la transmisión de la experiencia. Tiene que ver con el hecho de equipar a mi siguiente generación con lo que a mí me costó. Es notorio que voy a dejarles a mis hijos algo que puedan aprovechar, cuando tal vez yo no pude recibir de mis padres algo similar. Eso tiene que ver con la bendición que vamos dejando de generación a generación.

¿Cuál es el beneficio del hijo? Que está disfrutando de algo que no tuvo que trabajar para obtenerlo. ¿Habrá algún padre que le pase alguna factura a un hijo por lo que va a dejarle? No lo creo. Nadie puede cobrar una cobertura. ¡Pero es que! Ya lo sé, pero no está bien, es ilegal.

La cobertura implica un pacto, implica una obligación e implica una responsabilidad. Pero todo eso nace de una estrecha relación de amistad y amor. No es una relación comercial. Todo lo que es equipamiento en esta vida, es costoso.

La educación es lo que más cuesta en cualquier país. El equipar tecnología es lo más caro. Si tú te da cuenta, aún esto se ve en la Biblia. Cuando hablo de costo, no hablo de dinero. Hablo de un nivel de renuncia o de sacrificio.

¿Alguna vez escuchaste esa frase que dice: “Lo único gratis en la Biblia, es la salvación”? Esto es verdad. Si tú quieres conseguir niveles de autoridad espiritual, vas a tener que pagar. Y no estoy hablando sólo de dinero. Porque el dinero es algo que en cierto momento va a entrar.

Dios te va a pedir ofrendar todo. Más de una vez. La gente que es experta en guerra espiritual y esencialmente en cartografía, asegura que para vencer a la reina del Cielo, se deberá dar todo lo que se tiene. Todo. No se puede batallar contra la reina del Cielo sin un dólar en el bolsillo para salvar tu vida.

En un proceso de equipamiento, hay muchas cosas que te cuestan dinero. Y a veces mucho dinero. Pero lo que te estás llevando, no es equivalente a lo que has pagado. Entonces concordamos en que lo que has hecho no es un gasto, sino una inversión.

Eso se da en el ámbito espiritual. Lo propio se genera en los niveles de relación. Que tú estés aliado con algunas personas, no tiene precio. Te doy un ejemplo: ¿Cuánto le costó a Eliseo, inscribirse en el instituto profético Elías?

Le costó todo lo que tenía. Los ocho años de caminar junto a Elías, le costó toda la herencia que su padre le había dejado. ¿Se acuerdan que antes de seguir a Elías deja todo? Eso es lo que le paga, después, aquellos ocho años con Elías.

Yo soy un enemigo de comercializar las cosas espirituales, pero estoy convencido que se necesita dinero para encarar algunos ciertos y determinados proyectos divinos. Pero también creo que el dinero debe estar disponible sin manipulación ni pedidos con presión, y que luego debemos administrarlo con sabiduría y honradez para los requerimientos adecuados.

Claro está que lo que te estoy hablando, no tiene absolutamente nada que ver con lucro, tiene que ver con inversión. Esto sí es de origen divino. Nada que ver con pagar una cuota mensual para acceder a una supuesta protección espiritual.

Necesitamos referentes espirituales de quien aprender, no de guardaespaldas que nos defienda nadie sabe muy bien de qué cosa. Los hijos de Dios no pagan salarios a gente dispuesta para su seguridad personal. A eso lo hacen supuestas estrellas, allá ellos. Dios defiende a sus ungidos. Y si no los defiende, tal vez es porque no son ungidos, sino falsos.

Porque lo que yo busco conseguir, es para enriquecer lo que Dios me dio, no para mi lucimiento personal. Y para eso debo aliarme solamente con una persona en la que pueda reconocer la existencia de mí mismo género, mi mismo llamado, mi mismo ADN y mi misma visión.

Si mañana yo siento honrarle, renunciar a algo, Dios lo hará. Son relaciones de amor. Pero el motivo de mi alianza está ligado a mi visión. De ahí en más mi trabajo será velar por los que vienen detrás y operar en función y razón del legado que he de dejarles.

Desde el otro lado, tengo la obligación de honrar y preservar ese legado. Un verso que impresiona mucho es el que está en la carta a los Efesios, capítulo 5 y verso 21. La versión tradicional y clásica dice: Someteos unos a otros en el temor de Dios.

Si hacemos un breve estudio de este texto, nos vamos a encontrar con que la palabra clave, allí, es la palabra “someteos”. Upomonus. “Quédense debajo de”. De ahí viene el concepto de cobertura. Mal aplicado porque esto está en un sitio donde dice que eso es unos a otros. No dice muchos a algunos.

La cuarta característica nos habla de una necesidad de conexión con el resto del cuerpo. Primero, a partir de mi llamado. Y segundo, a través del cual yo puedo recibir corrección, instrucción, edificación y bendición.

Ejemplo: tan importante es elegir con qué persona te vas a aliar, como si pudiéramos escoger qué padre queremos tener. Ninguno de nosotros ha elegido a su papá. Yo sé que hay muchos que hubieran querido tener la oportunidad de hacerlo, otros no; tuvieron padres excelentes.

Si un padre es alcohólico, toda la familia va a sufrir por los problemas del padre. Si tiene adicción al juego, a las apuestas, al azar, yo te aseguro que toda la familia va a sufrir por eso. Está comprobado que los alcohólicos han nacido o se han desarrollado cerca de personas que tenían el mismo tipo de adicción.

Eso me hace ver que hay un tipo de conducta que se hereda. Si tú te alías con la persona equivocada, también vas a ser responsable de los errores de esa persona, en cierto nivel. Hay un principio muy importante en el mundo espiritual: nadie puede dar lo que no tiene.

Si el pastor de tu iglesia es un hombre que está endeudado hasta los tuétanos, dudo mucho que tú puedas salir de tus deudas y aflicciones. ¿Por qué? Porque tu pu8nto de referencia siempre determina hasta qué altura tú puedes crecer.

Si su familia se está deshaciendo a golpes, si su esposa tiene que ponerse maquillaje en el rostro el sábado por la noche, para que el domingo no se note el moretón, es imposible esperar que los matrimonios o las familias de esa iglesia, anden bien.

Allí es donde como seres sujetos podemos sufrir por causa de las malas decisiones de aquellos quienes, voluntariamente, hemos constituido como coberturas personales. Por eso quiero que veas con claridad el asunto de transmisión de vida que hay en esto.

Es vívido, no tiene que ver con teoría. Si en tu iglesia hay un pastor con un hogar precioso, la iglesia tiene derecho a tomar esa misma bendición para cada uno de los hogares. ¿NO escuchaste a Pablo cuando dice que lo imiten a él?

Ahora imagínate a ese que anda a los golpes y las patadas con su mujer, ¿Puedes imitarlo con gusto? Hay un elemento que es bien importante; no tiene que ver con juzgar sus errores, sus defectos o sus habilidades, pero ciertamente nadie puede dar lo que no tiene.

Es un elemento básico. Entonces, a la hora que tú busques una cobertura, si es que vas a hacerlo, no te guíes simplemente del título que está antes del nombre. Eso funciona muy bien: licenciado, doctor, apóstol, reverendo, presbítero, obispo, lo que fuera, eso es muy bueno. Pero lo que realmente va a determinar el fruto de tu cobertura con él, es que los éxitos de él, son tus éxitos.

Pero también sus puntos débiles serán, en muchos casos tus puntos débiles. ¿Qué dice Jesús? Si a mí me persiguieron, a ustedes también los perseguirán. Lo dijo Jesús, ¿Te acuerdas? Dice que nosotros hemos sido enriquecidos de sus riquezas.

O sea que Él no nos da nada que Él no tenga primero. Conozco algunos líderes que tienen una vida íntima y familiar que avergüenza, créeme. Pero como tienen un nombre ganado y sostenido promocionalmente, ahí andan miles buscando estar bajo su cobertura. Y después no se explican los problemas que empiezan a padecer. Hay una transferencia en el ámbito espiritual, no lo dudes. Es mejor no tener a tener algo deficiente.

Suponte que tú formas parte de una empresa en sociedad con otro. Tú pones el terreno y la construcción y el otro pone el capital. ¿Qué sucederá si un día esa empresa llegara a quebrar? Sucederá que pagarán los dos. Es una sociedad civil, corresponde por ley afrontar las pérdidas por partes iguales.

¿Qué es el vínculo de cobertura? Es una asociación espiritual. Los éxitos de lo que se denomina tu padre espiritual, son éxitos tuyos. Tú los puedes consolidar en tu vida. Pero sus derrotas, también serán áreas débiles en contra de las cuales tú tendrás que batallar.

Yo no quisiera ser cobertura en modo alguno de una persona a la que no le interese la palabra de Dios y su estudio profundo. ¿Por qué? Porque no se va a sentir bien conmigo ni yo con él. Un día le pido oración porque estoy buscando una revelación y el otro ni la hora me da porque a él no le preocupa esa revelación, está buscando otra cosa. Que nadie dice que sea mala ni equivocada, sólo que no está alineada con el objetivo central de este ministerio.

Así funcionó en los primeros años de la iglesia. En Hechos, Pablo dice en un momento dado: les envío a mi hijo Timoteo. Le envío a mi hijo Onésimo. Recibidlo como a mí, en el Señor. Relaciones. ¿Cuál es la ventaja de la cobertura?

Que tú empiezas a moverte en un ambiente de gente que te conoce. No sólo como fulano de Tal, sino ministerialmente. Pablo tuvo que ser enviado por personas a las cuales se las conocía. A Él no, pero fue recibido por el testimonio de los otros.

La idea de la cobertura no es que te controlen. ¿Quién necesita un auditor? Tampoco se trata que ante en un montón de cosas sucias que ameriten que me hagan una auditoría una vez al año. Tiene que ver con una relación de vida, de sustancia.

La ventaja de la cobertura, primero, es que te establece en tu posición y en tu género, en un lugar en el que tú puedes dar un fruto más efectivo. La ventaja de la cobertura tiene que ver con el hecho de que alguien, de manera específica, está atento a lo que te está pasando en el día a día. No es para que des un reporte de actividades a alguien.

Muchas veces alguien se acerca pidiendo u ofreciendo cobertura. No es así como funciona. ¿Estás buscando una cobertura adulta que sea una verdadera alianza de victoria? Llámala en tu espíritu. Llama a esa cobertura en tu espíritu y de alguna parte aparecerá.

¡Es que no hay nadie en mi ciudad! ¡Ya lo va a haber! ¡Ya va aparecer! Dios no va dejarte solo o sola. Tendrás tu alianza, tu pacto, tu cobertura conforme a la voluntad y el propósito de Dios y no a los intereses de hombres devenidos a religiosos parasitarios.

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septiembre 6, 2020 Néstor Martínez