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Estampas Pecaminosas

Siempre hemos dicho que hay un pecado máximo, fundamental y que, como consecuencia de él, se construyen progresivamente todos los demás. Ese pecado es el de la Incredulidad. Porque nadie pecaría si creyera realmente en un Dios que observa, evalúa, juzga y sentencia.

Sin embargo, en este repaso que hemos venido realizando sobre diversos tópicos pecaminosos, aquí vamos a entregarle algunas estampas más. Estampas que, si no se identifican con algo suyo propio, al menos podrá utilizarlo para ayudar a aquellos que sí puedan estar padeciéndolo.

EL PESIMISMO

El pesimismo es un complejo predominante en nuestra sociedad, del cual debemos liberarnos. Una actitud pesimista, fatalista y derrotista, es claramente contraria a la actitud de fe y de confianzas que caracteriza y debe caracterizar siempre a los que viven en el Reino de Dios.

Es una propensión a ver las cosas en su aspecto más desfavorable, una actitud personal respecto de la vida que considera la primacía e inevitabilidad del mal sobre el bien. Es una suerte de copia pagana del viejo fatalismo oriental, en muchos círculos, confundido con una palabra que ha sido la gran mentira del diablo sobre la iglesia: resignación cristiana.

El pesimismo se manifiesta de muchas maneras: desgano por la vida, quejas por todo, desconfianza de todos, lástima de sí mismo, sospecha de una confabulación malintencionada detrás de cada cosa. Es una propensión a creer las mentiras de Satanás antes que la verdad de Dios.

Creer que lo bueno durará muy poco, o que hay “mala racha” y muchas variables más. El pesimismo es un estado de ánimo que resulta a todas luces contagioso, ya que refleja la idea fija de que toda situación, – y mucho más las negativas -, son irremediables.

Es una mentalidad negativa que no aporta nada constructivo a la vida de la comunidad. Proyecta su mismo espíritu sobre todo lo que ve, sobre todas las situaciones más variadas.

El pesimismo no tiene una causa objetiva, sino subjetiva. Tiene sus raíces en el egocentrismo. Es un enfoque subjetivo de la vida; todo lo ve a través de sí mismo. Hay que aclarar que la tristeza, la congoja u otras emociones sombrías no reflejan pesimismo cuando estas tienen una causa objetiva.

La respuesta cristiana al pesimismo no es el optimismo, sino la Fe y la confianza en Dios. Fe es realismo, desde el punto de vista de Dios. Es mirar las cosas como son en realidad y no como aparentan ser. LA victoria que vence al mundo es nuestra fe. Hay cinco aspectos en los que podemos afirmar nuestra fe.

1)= Cristo tiene poder para salvarme del pecado.- El pecado es, esencialmente, egoísmo, egocentrismo. Para ser salvado del pesimismo debo ser salvado del egocentrismo, liberado de mí mismo.

(Salmo 30: 11-12)= Has cambiado mi lamento en baile; desataste mi silicio, y me ceñiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.

2)= Cristo reina.- Es soberano sobre todo cuanto existe. Es creador, sustentador y consumador de la vida. Todo está bajo su dominio. (Salmo 97: 1)= Jehová reina; regocíjese la tierra; alégrense las muchas costas.

3)= Dios me ama.- Yo creo que Dios me ama y que ama a todos los hombres. El que sabe que Dios lo ama no puede ser pesimista. El amor de Dios es positivo, dinámico. El amor echa afuera el temor.

(1 Juan 4: 18)= En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa afuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

4)= Hay poder en la Resurrección de Cristo.- Esa resurrección tuvo y tiene un triunfo definitivo. Su victoria es nuestra victoria. La senda del justo es cada vez mejor. (Filipenses 1: 6)= Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.

5)= Dios tiene un Plan y un Propósito para mi Vida.- Él interviene activamente en todas las cosas en bien de los suyos. Dios tiene poder par cambiar las cosas. Toda situación puede ser cambiada o encauzada por Él.

Ninguna situación es estática o irremediable hasta que Él lo determine así. Dios responde a la oración. Lo hemos visto tantas veces que no debemos desconfiar más. Sin embargo, el hombre que persiste en sus fines egoístas no puede sino terminar en una separación de Dios y de todo bien, que es peor que sus proyecciones más sombrías. Hay siete pasos para salir del pesimismo; tome nota, por favor.

1)= ARREPENTIRSE: Reconocer que el pesimismo deshonra a Dios. Es pecado. No concuerda con la revelación de Dios. “Niéguese a sí mismo”. Renunciar al egocentrismo y confesarlo como pecado a Dios.

2)= ENTREGARSE: Con un claro acto de voluntad poner su vida bajo el señorío de Cristo y confiar en que Él gobierne sobre todo.

3)= DISCIPLINARSE: Disciplinar la mente (Que no tiene absolutamente nada que ver con “control mental”) y alinearla continuamente con la verdad revelada por Dios.

4)= ORAR: Descargar a Dios en oración, toda carga o cosa que lo pueda estar afligiendo.

5)= RESISTIR: Resistir con firmeza todo espíritu de angustia, desánimo o depresión en el nombre del señor Jesús.

6)= AGRADECER: Dar gracias a Dios SIEMPRE y por todo. POR TODO.

7)= PROCLAMAR: Proclamar la verdad de Dios con fe y con gozo.

DEVOLVER MAL POR MAL

El devolver mal por mal es la reacción carnal en represalia al que nos ha hecho mal. Generalmente es espontánea y otras veces meditada. La represalia es el derecho que uno mismo se atribuye para causar un daño igual o mayor que el recibido.

Se hace para vengar o compensar un agravio recibido. Va acompañado de un sentido de justicia porque se hace por compensación. Es hacer justicia con nuestras propias manos, (Aunque a veces se hace injusticia).

Puede hacerse mostrándole en clara evidencia a la persona el mal que nos ha hecho, o guardando rencor o resentimiento en el corazón; algunas veces se llega a planear una venganza.

La malicia es hacer daño sin causas objetivas, por celos o envidia. En cambio, en la represalia hay un hecho dado (O a veces imaginado), un mal que nos hacen ante el cual nos desquitamos.

Este espíritu de devolver mal por mal es uno de los sentimientos más dominantes del corazón humano. Se ve en el niño desde muy pequeño hasta en el hombre más maduro. Se observa cada día en las cosas más pequeñas, en el matrimonio, en la familia, entre hermanos carnales, entre compañeros, en el trabajo y, lamentablemente, entre cristianos.

Se manifiesta de muchas maneras. El mal que nos hacen, generalmente se devuelve con: Rencor, resentimiento, – ofensas o insultos -, gritos, – Retirar la palabra o el saludo -, Amenazas tales como: ¡Ya me las vas a pagar!

Tratar con desprecio, tenerle en menos, – Deseos secretos de maldición -, hacerle sufrir, alegrarnos con su desdicha, matar, proferir “sablazos de amor”, es decir: agredir sutilmente utilizando versículos bíblicos.

Gestos grotescos, mala cara, antipatía, retirar la ayuda, palabras hirientes, golpes, calumnias, detracciones, tratar con indiferencia, desearle el mal, venganza, dejarlo sufrir, robar o hurtar, odiar, desear o hacer cualquier clase de daño contra su persona, honor, bienes, salud, derechos, familia, etc.

Cristo es nuestro Señor; no podemos hacer lo que queremos, sino lo que Él nos ha ordenado con mandatos claros. No podemos decir que no podemos, porque Él crucificó nuestro viejo hombre y, dándonos su Espíritu Santo nos dio todo el poder par que hagamos su voluntad. …Todo lo puedo en Cristo que me fortalece…

En resumen, todo esto nos enseña:

1)= Nunca devolver mal por mal.

2)= Sufrir el daño, no defendernos. Jesús no se defendió, ni defendió a Dios. Perdonó a los que le crucificaron. Dios no respalda al que quiere hacer justicia por sí mismo. (Santiago 1: 20)= Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

3)= Perdonar de corazón al que nos hace mal y velar para que posteriormente no brote ningún retoño.

4)= Orar e interceder a favor de los que nos han hecho mal.

5)= Dar gracias a Dios por todo (Eso nos ayuda a asemejarnos a Cristo). Sentimos dichosos y nunca tener lástima de nosotros mismos.

6)= Vencer con el bien y el mal. Ante un hecho (Un mal que nos hacen), no podemos quedar pasivos o neutrales; siempre hay una reacción. Debemos canalizar la reacción: en lugar de maldición, bendición. Con el bien vencemos el mal, lo detenemos males mayores.

LA IMPUREZA SEXUAL

Este es uno de los pecados más dominantes de nuestra sociedad. Ya que es tan común y aceptado por tantas personas casi como una norma de vida, es necesario que, como cristianos, nos concienticemos con la clara orientación de la palabra de Dios.

Dios creó al hombre y a la mujer, y es el autor del sexo. Por lo tanto, el sexo y la relación sexual es algo puro y santo dentro del marco del sublime propósito de Dios. Que luego el diablo lo haya pervertido y transformado en algo promiscuo, forma parte del clásico trabajo del infierno, pero no es una equivocación de Dios como se llegara a decir en círculos cristia-paranoicos.

Según el relato bíblico, la mujer fue hecha de una parte física del hombre. Hay, pues, desde el principio, una afinidad natural entre los dos sexos. Dios puso entre los dos una atracción mutua. Esto es absolutamente normal y constituye una ley, – también natural -, en todas las razas.

Es evidente que esta atracción entre los sexos fue establecida por Dios tanto para la felicidad del ser humano, como también para la procreación de la raza. Ya que es una relación tan dinámica y tan poderosa, y para evitar abusos y consecuencias muy tristes, Dios mismo ha fijado ciertos límites muy claros que debemos respetar incuestionablemente.

El pasaje de Génesis, infiere que la relación normal es de monogamia. Además es una relación indisoluble, vitalicia. Dentro del matrimonio la relación sexual es pura, normal, placentera y legítima, de ninguna manera sucia, y debe ser purgada de impurezas o actitudes avasalladoras de uno u otro, o abusivas, egoístas y anormales.

Cada hombre debe tener su propia esposa y conformarse y limitarse estrictamente a ella en cuanto al contacto sexual. El cuerpo de cada parte de la pareja está bajo la potestad de la otra parte, y esto se aplica a ambos sexos, por lo que termina con una arcaica y antibíblica concepción machista.

Dice la Palabra, y no los pastores, líderes o autoridades eclesiásticas nominales, que toda relación fuera del matrimonio (Tales como el adulterio o la fornicación), está prohibida y será juzgada por Dios.

Aún las relaciones sexuales entre novios comprometidos son muy perjudiciales y son prohibidas. Cristo condenó aún los deseos impuros, la codicia, las pasiones desordenadas, las miradas y las intenciones codiciosas o sugestivas.

La santidad no tiene absolutamente nada que ver con la auto represión o la auto disciplina sexual. No tener relaciones sexuales no le hace a usted santo, si es que su mente anda vagando por toda la gama de fantasías eróticas que se le ocurra imaginar.

En 2 Corintios 6:13-20, Pablo establece tres principios básicos para tener en cuenta: 1) Nuestros cuerpos son para el Señor. 2) Nuestros cuerpos son miembros del cuerpo de Cristo. 3) Nuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo. ¡¡No somos nuestros!!

Él dice: …Huid de la fornicación… Tanto del acto, del pensamiento, de la intención, de los lugares de tentación, de las amistades u otras cosas que promueven la imaginación o que alientan a ceder frente a la tentación: revistas, libros, películas pornográficas, programas televisivos de alto voltaje erótico, vestimentas sugestivas, chistes verdes, etc.

Dios condena todo uso anormal o abuso del sexo. Incesto: Contacto sexual entre parientes próximos. Homosexualismo: Pecado sexual entre los del mismo sexo, llamado Lesbianismo entre mujeres. Hay referencias a ambas cosas en el libro de Levítico 18:22 y 20:13, y en la carta de Pablo a los Romanos 1:26-27. Masturbación: Autoexitación con el fin de producir el orgasmo. Se basa en el egoísmo y la morbosidad. No cumple el propósito puro del sexo, de allí que es impuro. Zoofilia: Relación sexual perversa y antinatural de distintas formas. Afeminados: Conducta de un hombre que parece ser la de una mujer.

Debemos ser realistas y ubicarnos frente a la real necesidad de la gente de nuestras congregaciones. La impureza sexual corrompe al ser humano más rápido que cualquier otro pecado. Se nota que Jesús y los primeros apóstoles vieron necesario dar instrucciones y una advertencia clara al respecto.

EL OCULTISMO

Hoy, en nuestra sociedad y en todo el mundo, hay un interés desmedido por el ocultismo en sus múltiples formas. También hay una avalancha de cultos y prácticas orientales pseudo-religiosas. El propósito satánico ha sido siempre quitar a los hombres del camino verdadero e introducirlos en algún sustituto. Mucha gente no entiende la verdadera naturaleza ni el grave peligro involucrado en las artes ocultas.

Esto apenas va a ser un somero vistazo a las prácticas más corrientes del ocultismo y luego botaremos su grave peligro a la luz de la clara enseñanza de la palabra de Dios.

Suerte y Superstición: Esta es, quizás, la forma más común y popular del ocultismo en nuestra sociedad. Abrir un paraguas dentro de la casa trae mala suerte; poner una planta de ruda en la casa para “ahuyentar” los espíritus; colgar una herradura de siete agujeros para traer suerte; la rotura de un espejo trae siete años de mala suerte; lo mismo que derramar sal en la mesa o pasar debajo de una escalera; son códigos muy difundidos, practicados, creídos y, lo que es peor, mirado con temor y respeto por muchos sinceros creyentes.

Adivinación: Predecir algún acontecimiento futuro o descubrir información oculta. Toda adivinación se basa en la suposición errónea de que el destino de cada uno ya está prefijado e inmutable y que hay medios ocultos para conocer el misterio del destino.

De allí derivan: La Quiromancia: que es leer el porvenir de las personas a partir de las líneas o marcas de sus manos. Cartomancia: que es leer la suerte por medio de cartas o naipes, ya sean especiales del tipo tarot o los comunes de la baraja española. Necromancia: adivinar la suerte por presunto contacto con espíritus de seres muertos. Astrología: es la creencia d que las estrellas, los planetas, el sol y la luna ejercen misteriosa influencia sobre los seres humanos, estableciendo sus personalidades y características, t afectando los acontecimientos de sus vidas. Usa horóscopos par diagramar la suerte y las características personales. Además, La Tabla Ouija, Bola de Cristal, etc.

Percepción Extrasensorial: Es la habilidad de conocer cosas sin el uso de los sentidos comunes, como una especie de “sexto sentido”; de ella derivan: Telepatía: comunicación de una mente con otra sin utilizar los canales físicos. Clarividencia: Lo mismo, pero con visiones; El Péndulo: elemento que se cuelga sobre la mano para obtener respuestas por sí o por no a preguntas específicas.

Expansión Mental: La idea central, aquí, es de que la mente puede abrirse, por distintos métodos, para percibir una comprensión más amplia de las cosas. Algunos de los métodos más corrientes, son: Meditación Trascendental, Yoga, Hipnotismo, Drogas.

Brujería: Es un esfuerzo para obtener el poder y el control en el mundo espiritual para adquirir información, influir sobre la mente, conseguir riquezas y poder u otras ventajas materiales. De ella emanan: La Magia Blanca (Curanderismo-tipo); que es hacer un “bien” a otro mediante el uso de la magia; ( ? ) Magia Negra; Hacer un daño a alguien, provocar un mal por la magia; Fetiches: son objetos usados por la magia, y Hechicería; que es hacer cualquier tipo de trabajo tendiente a imponer la voluntad de una persona sobre otra por cualquier método.

Fenómenos Físicos: Telequinesia: Es el intento de controlar el movimiento de la materia por medio del pensamiento. Levitación: El intento de neutralizar los efectos de la gravedad sobre las cosas. Proyección Astral: El intento de proyectar a distancia, por medios físicos, el denominado “cuerpo astral”. Espiritismo: La creencia de que los espíritus de los muertos se comunican con los seres vivos, generalmente a través de un médium. Esta es una esfera de intensa actividad demoníaca. Médium: Un “guía espiritual” que ha hecho pacto “con los espíritus” para poder actuar y mediar entre ellos y los seres humanos vivos. La práctica más común es un intento de entrar en comunicación con los familiares o amigos que han muerto, por medio de los médium. En realidad, se entra en contacto con demonios mentirosos y engañadores. No debemos aceptar jamás como válida ninguna visitación o comunicación con alguien ya muerto; la Biblia es clara al respecto.

La gente que no vive bajo el señorío de Cristo, muchas veces se siente sola y hasta agobiada en un mundo de sensaciones extrañas y difíciles de explicar. También su propia filosofía egoísta y muchas veces sus ideas religiosas superficiales le han dejado sin base moral y espiritual estable. Entonces, es natural que se sienta atraída a algo que pretende un poder sobrenatural.

Las consecuencias corrientes de cualquier práctica del ocultismo, sin: Depresión, Pasividad, Pérdida del interés en la vida normal, Sensaciones físicas, Dolores, (Especialmente de cabeza), Descontrol nervioso, Dificultad de controlar los pensamientos y de concentrarse, Oír voces, ruidos o comprobar apariciones extrañas, Ser visitados por espíritus que pretenden erigirse en “guías”, Tendencia hacia la soledad y al suicidio, Actitudes anti-sociales, etc.

Las actitudes que deben evitarse, son: participar en algo por curiosidad, ensayar en broma, tomarlo con liviandad, descreimiento o superficialidad, respondiendo a juegos o modas, practicarlo porque da resultados, tener temor, miedo a que nos puedan hacer daño. Si estamos bajo el señorío de Cristo y cubiertos con su sangre, nadie nos podrá hacer daño.

Dios prohíbe toda relación con el ocultismo porque Él es soberano Señor. Todas las cosas y el futuro están en sus manos, porque Él sabe que el daño que hace al ser humano, especialmente en entorpecer la personalidad. Es una desnaturalización de la naturaleza humana y del libre albedrío, porque Él ha ordenado que logremos todo cambio por la oración a Dios o por medios legítimos.

Todas estas prácticas ocultas son diabólicas, y aún cuando muchas de ellas parezcan inofensivas, detrás de ellas está agazapado el mismo Satanás. Dios llama “abominaciones”, algo detestable y repugnante a todo esto. Prohíbe terminantemente aprender estas prácticas, o tener algo que ver con ellas.

Debemos asumir una actitud de rechazo y repudio enérgico, serio, terminante ante estas prácticas y creencias falsas. En algunos casos de gran opresión demoníaca, puede ser necesaria la liberación de demonios por oración efectuada por siervos con autoridad, fe y experiencia en guerra espiritual.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez