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Ella, La Adúltera

Hay una palabra en la Biblia, cuya sola mención estremece: Adulterio. Hay una palabra en cualquier relación matrimonial cuya sola mención, estremece: Adulterio. Hay una causa por encima de todas las causas que usted quiera pensar, que constituye el factor básico productor de divorcios: Adulterio. Hay una causa por encima de todas las causas que usted quiera pensar, que se constituye en el factor básico del rompimiento del vínculo matrimonial existente entre Cristo y la Iglesia: Adulterio. Indagar quién lo comete, descubrir las motivaciones si verdaderamente las hubiere o analizar cual de las dos partes es la culpable o inocente, es un tema menor. El tema mayor, es que se produzca.

¿Y qué es el adulterio? ¿Qué significado tiene esa tremenda palabra que encierra un tremendo acto que ha sido causante fundamental de enormes dramas, angustias, tristezas, depresiones y hasta suicidios? Linealmente, la relación sexual existente entre una persona casada y otra que no es su cónyuge legal. Así de simple, aunque sus protagonistas, mayoritariamente, pretendan rodearlo de aspectos sentimentales y emocionales que, en algunos casos de ficción, por ejemplo, pretenden hacerlo hasta admisible.

Históricamente, en las culturas en las que la poligamia era y es aceptada, la unión sexual entre un hombre casado y cualquiera de sus muchas concubinas, no se consideraba ni se considera aún hoy día, adulterio. No le hace. Dios no es cultural. Dios es Dios. Por creer que nuestro Dios es un Dios cultural y hasta nacional, en muchos países evangelizados, el reino de Dios ha sido introducido conjuntamente con tradiciones paganas y, lo que es más grave, también con rituales o actitudes provenientes directamente de la hechicería, la brujería o el satanismo en cualquiera de sus manifestaciones.

Nos muestra la Biblia que bajo la ley de Moisés este pecado era castigado con la muerte, ya fuese por apedreamiento o fuego. Ya que la pena de muerte sólo podía aplicarse en el caso de que la persona fuese sorprendida en el acto mismo, el cónyuge acusado tenía que someterse a ciertos procedimientos acordados para establecer su culpabilidad o inocencia. No obstante la ley mosaica, cuando el rey David se arrepintió de su pecado de adulterio, Dios lo perdonó. Cristo también perdonó a la mujer sorprendida en adulterio, pero sin disimular la gravedad del cargo. En el Nuevo Testamento él señala que el adulterio no se comete únicamente por el acto en sí, sino también por mirar a una mujer “para codiciarla”, dando a entender que la sede de este, como de cualquier otro pecado, está en el corazón del hombre.

El Señor señala en dos textos muy definidos y muy mal que les pese a ciertos supuestos cristianos ultra moralistas, que la única razón válida para el divorcio es la fornicación. Este es un término que, cuando se utiliza en el ámbito del matrimonio, es directamente equivalente a adulterio. Pablo, en un texto también muy definido de 1 Corintios, parecerá estar arrimando otro causal de divorcio. El adulterio es un pecado contra la santidad del hogar, al que todo hombre está expuesto, por esta razón siempre se debe tener muy presente la advertencia de Cristo al respecto y, también, hacer diariamente la oración de David. La palabra que se traduce como ADULTERIO, es la palabra MOIJEIA, y significa “Relación sexual ilegal”, “Conexión ilícita con una persona casada”, “Infidelidad marital”.

Hay más de una historia sobre adulterios en la Biblia. Y en cada una de ellas, hay indudablemente y como en todo lo demás, un principio espiritual oculto, encerrado, que el Espíritu Santo revelará en el momento debido. Sin embargo, de todos los relatos, ninguno más estremecedor y contundente que el que tiene que ver con la esposa de Dios: Israel, Jerusalén. De ese relato, precisamente, es que quiero extraer algunos principios que, sin ninguna duda, hoy van a bendecir su vida y, de paso, supongo que también matar algunas vacas sagradas adoradas por mucho tiempo.

Dios amó a Jerusalén. Jerusalén, simbólicamente, representa y designa al reino de Luz o a todo Israel. Él la vio desde su nacimiento y como estaba sucia, menospreciada. Así se lo relata en el libro de Ezequiel.

(Ezequiel 16: 6)= Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres, te dije: ¡Vive! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive! (Resulta ampliatorio, en este verso, recurrir a la NVI, que es una versión directa de los originales al español, ya que ella entrega otra visión cuando se lee: Pasé junto a ti, y te vi revolcándote en tu propia sangre, y te dije: ¡Sigue viviendo; crece como planta silvestre!

(7) Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta.

Dios deja algo muy en claro aquí: Él es quien hace multiplicar la iglesia, no la sabiduría o la habilidad de los hombres, no las técnicas evangelísticas. Con eso fue que la iglesia ha crecido, se ha vuelto hermosa y sus pechos, que es el símbolo de la capacidad de alimentar por sí misma, se formaron debidamente, mientras que su pelo, que aquí representa la cobertura de Dios, había crecido notoriamente. Sin embargo ha fallado. ¿Por qué? Porque está desnuda y descubierta. ¿Qué significa? No está revestida en Cristo, está pagada de sí misma. No debería extrañar, entonces, y en el marco de esa confesión, lo que luego se relatará. Dios fue el que puso hermosura, renombre y perfección sobre su iglesia, dice la Palabra. ¿Sin embargo, qué?

(Verso 15)= Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras.

Hay mucha iglesia, representada en este caso por el prestigio y renombre denominacional, congregacional o personal de algún ministro que, confiada en su hermosura, que mayoritariamente es externa, se ha prostituido. Prostituirse, tratándose de la esposa del Señor, no es solamente el adulterio, sino también la lujuria. Dice que se entregaba a cuantos pasaban junto a ella. ¿De qué modo? El poder económico, el poder político, el poder social. Todo por encima y por delante del poder de Dios. Idolatría. No siempre cobrando por sus servicios, sino lo que es peor: pagándole con religión organizada a sus amantes.

(16) Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste diversos lugares altos, y fornicaste sobre ellos, cosa semejante nunca había sucedido, ni sucederá jamás.

(17) Tomaste asimismo tus hermosas alhajas de oro y de plata que yo te había dado, y te hiciste imágenes de hombre y fornicaste con ellas; (18) y tomaste tus vestidos de diversos colores y las cubriste; y mi aceite y mi incienso pusiste delante de ellas.

Los lugares altos son los lugares de adoración y, el acto de fornicar, aquí, implica que comenzaron a adorar dioses falsos, ídolos. Esto se confirma cuando se habla de tomar los tesoros de Dios para ofrendarlos a os demonios, cosa que conforme al último texto incluye la unción, que pese a venir del Santo y ser santo, puede ser utilizada con falsedad. No se olvide que el falso es el profeta, no necesariamente su profecía.

(Verso 22)= Y con todas tus abominaciones y tus fornicaciones no te has acordado de los días de tu juventud cuando estabas desnuda y descubierta, cuando estabas envuelta en tu sangre.

Esto es estrictamente así; es como que la iglesia, tanto en su conjunto como individualmente, parecería haber perdido la memoria y ya no recuerda, hoy, demasiado ocupada en sus éxitos, de qué lugar y en qué condiciones la rescató el Señor. Un conocido predicador contaba que en una ocasión fue invitado a predicar a una importante congregación de más de cinco mil miembros. Dice que estaba en los momentos previos a subir al púlpito, en medio de los últimos acordes de la tremenda banda de alabanza y adoración, ya estaba el pastor de aquella iglesia presto para presentarlo, cuando sintió con claridad que el Espíritu Santo estaba llorando.

¡Señor! ¿Por qué lloras?, – dice que preguntó casi en una silenciosa oración -, ¿No está bueno todo esto, que es de primer nivel y excelencia en tu gloria y honra? Silencio. El llanto quedo y manso continuaba. Ya le llegaba el momento de ir a predicar, pero aquella angustia divina iba tomando también su corazón. No aguantó más y se encontró diciendo: Señor; si no me dices por qué lloras, no paso a predicar tu palabra. Me es imposible hacerlo con esta angustia que no es mía, sino tuya, Señor. ¡Dímelo!

Entonces oyó la tenue voz del Espíritu que le decía clara y nítidamente: “Lloro porque él, el pastor de esta congregación, ya no me busca. Se pasa todo el día atendiendo asuntos administrativos de la iglesia y no me busca. Cuando él empezó hace algunos años, en el garaje de su casa y con doce personas, me buscaba mañana, tarde y noche. Cada paso que daba, me consultaba y sólo se movía cuando yo se lo decía. Por esa razón creció tanto y en tan poco tiempo. Pero hoy es diferente. Duele mucho en mi corazón que mi hijo se haya olvidado así de mí y no me basta que me prepare hermosos discursos que me nombran a cada momento…” La iglesia pierde su memoria.

(Verso 26)= Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos, gruesos de carnes; y aumentaste tus fornicaciones para enojarme.

En lo literal e histórico, Dios le llama “Fornicar con los hijos de Egipto”, a lo que tiene que ver con las relaciones internacionales. Parece ser que Israel, como nación, casi imploraba ayuda a los países circundantes en lugar de confiar en Dios. La historia continúa y, como se dice habitualmente, da vueltas y gira en círculos, regresando siempre al mismo sitio. Por eso este verso, que muchos comentaristas insisten en limitar solamente para la época y la sociedad en la que fue escrito, tiene total y absoluta vigencia. ¿O la iglesia no le pide ayuda a hombres y mujeres egresados de las universidades con distintas capacidades científicas o técnicas, olvidándose de confiar en e Dios que predican solemnemente domingo tras domingo? Egipto es el mundo. El mismo mundo que se infiltra en el pueblo de Dios contaminándolo con su fina y sutil impiedad por causa de la incredulidad de ellos.

(27) Por tanto, (Es decir: por todo lo que hemos venido relatando antes), he aquí que yo (Dice Dios) extendí contra ti mi mano, (La mano de Dios tiene los cinco dedos de los cinco ministerios. Por esa razón los ministerios de Dios, hoy, están en un trabajo de exhortación, amonestación y maduración del pueblo, mientras que los falsos ministerios que no se originan en los cielos, adulan, felicitan, aplauden y acarician a ese pueblo, convenciéndoles de que todo está bien y no es necesario alterar nada) y disminuí tu provisión ordinaria, (Dios ha retirado su provisión, su alimento y su presencia de las iglesias falsas, las babilonias de este tiempo) las cuales se avergüenzan de tu camino deshonesto. (Está diciendo que un grupo de malvadas brujas sienten vergüenza por el estado de la iglesia. ¿Es una exageración? No lo crea. Hay pastores que han confesado que a sus oídos ha llegado – en consejería privada -, las confesiones de ciertos pecados que jamás han visto en el mundo. Y no podemos asombrarnos. De otro modo negaríamos la actividad satánica en la medida en el que esta se produce.)

(Verso 30)= ¡Cuán inconstante es tu corazón!, dice Jehová el Señor, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una ramera desvergonzada, (31) edificando tus lugares altos en toda cabeza de camino, y haciendo tus altares en todas las plazas.

No es la primera vez ni el primer lugar en el que Dios, en su ira, llama a Israel primero y aparte de su iglesia como extensión, con el calificativo de ramera. ¿Qué significado tiene esto, simplemente un insulto, tal como lo haría un hombre carnal? Ni lo piense. Es Dios, no hombre. Una ramera, una prostituta si usted quiere que la llamemos como ahora se lo hace, es en primer término, alguien que no tiene convicciones verdaderas. Sólo se vende por dinero y ni siquiera elige quien la compra. Una ramera es alguien que jamás se compromete con nadie, sólo varía  su comportamiento de acuerdo con lo que su ocasional cliente le exija. Y, finalmente, y por sólo citar algunas, ya que hay muchas más, una ramera tiene la habilidad y la capacidad para simular una serie de cosas que de ninguna manera siente. Es una estupenda actriz y se arma de un discurso que le permite manipular emocionalmente a los desprevenidos e ingenuos. ¿Continúo o ya es suficiente para que usted haya realizado mentalmente alguna que otra comparación?

Es a partir de todo esto, entonces, que Dios comienza a adelantar las alternativas de su juicio, con el solo fin de darle una oportunidad más a quienes acepten tomarla.

(Verso 38)= Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti sangre, ira y celos. >(Aquí hay una explicación al por qué, dentro del pueblo de Dios, fiel, santo y hasta ungido, se cae con tanta facilidad en la ira y los celos. Hay una iglesia adentro de otra.)

(39) Y te entregaré en manos de ellos; (¿Quiénes son “ellos”? Los que con su dinero o poder influyen en el comportamiento de la iglesia) y destruirán tus lugares altos, (Esto es: destruirán fundamentos genuinos y verdaderos, reemplazándolos por consignas, lemas o pactos doctrinales denominacionales o humanistas) y derribarán tus altares, (Todo lo que era valioso para la iglesia, deja de serlo) y te despojarán de tus ropas (Que es la expresión externa) se llevarán tus hermosas alhajas, (Todo lo que sea de valor, será robado) y te dejarán desnuda y descubierta. (Esto implica quedar desguarnecida, vulnerable e indefensa).

(40) Y harás subir contra ti muchedumbre de gente, y te apedrearán, y te atravesarán con sus espadas. (Al igual que la mujer adúltera, cuando es descubierta su infidelidad y condenada, quienes la apedrean son aquellos mismos que hasta antes del adulterio eran sus allegados, sus amigos, gente que la amaba. Y dice que lo harán con sus espadas. Cuidado, entonces, cuando venga sobre la iglesia una palabra distinta a la conformista de rutina, ya que esa puede ser la espada que la atraviese y la deje fuera de actividad total.)

(41) Quemarán tus casas a fuego, y harán en ti juicios en presencia de muchas mujeres; y así haré que dejes de ser ramera, (Entienda por favor: el objetivo no es destruir a la iglesia falsa; el objetivo es convertirla y que también sea salva.) y que ceses de prodigar tus dones.

(42) Y sacaré mi ira sobre ti, y se apartará de ti mi celo, y descansaré y no me enojaré más.

(43) Por cuanto no te acoraste de los días de tu juventud, (Usted que hoy es un exitoso pastor, un activo dirigente o un encumbrado miembro de iglesia: ¿Tiene memoria de la época de su conversión, de aquellos tiempos de fuego y unción?) y me provocaste a ira en todo esto, por eso, he aquí yo también traeré tu camino sobre tu cabeza, (¡Cuidado cabezas de iglesias falsas!) dice Jehová el Señor; pues ni aún has pensado sobre toda tu lujuria. (Lujuria no necesariamente tiene que ver con pecado sexual. También incluye de manera preponderante a toda expresión de opulencia donde debería exigir austeridad. Pero mire hasta donde llegan las comparaciones que Dios hace de esta infiel.)

(49) He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: >(¿El pecado, la corrupción y la promiscuidad hermanadas con lo que se llama a sí misma, iglesia?) soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso.

A mí me vienen a ver, me llaman por teléfono o me escriben, mayoritariamente, cristianos que se están congregando en algún sitio. Aceptemos que en un cincuenta por ciento, la apariencia de desprotección y falta de contención tenga que ver con defectos notorios de los hermanos. Pero el cincuenta por ciento restante, de todos modos, es una cifra muy alta. Demasiado alta como par dejarla de lado y mirar hacia otra parte.

(50) Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi se les quité.

(51) Y Samaria (Samaria es símbolo de la antítesis de la iglesia) no cometió ni la mitad de tus pecados; porque tú multiplicaste tus abominaciones más que ellas más justas son que tú; avergüénzate, pues, tu también, y lleva tu confusión, (¿No hay confusión en la iglesia, no?) por cuanto has justificado a tus hermanas. (A Sodoma y a Gomorra, aquí, se las sindica como hermanas de Jerusalén. Tiene que ver con la corrupción, impiedad y pecado introducidos entre nuestros hermanos)

(53) Yo, pues, (Dice Dios) haré volver a sus cautivos, (Observe que la iglesia infiel tiene a gente cautiva) Los cautivos de Sodoma y de sus hijas, y los cautivos de Samaria y de sus hijas, y haré volver los cautivos de tus cautiverios entre ellas.

(54) Para que lleves tu confusión, (La está llevando) Y te avergüences de todo lo que has hecho, (Hay gente que sale de estos lugares sintiéndose así) siendo tú motivo de consuelo para ellas. (LA pregunta, es: ¿Les interesa a ellas ser consoladas?)

(55) Y tus hermanas (Todas las otras congregaciones) Sodoma con sus hijas y Samaria con sus hijas, volverán a su primer estado; tú también y tus hijas, volveréis a vuestro primer estado. (¿Cuál es el primer estado? El estado de inocencia, de limpieza, de confianza, de integridad y de fe auténtica y simple).

(56) No era tu hermana Sodoma digna de mención en tu boca en el tiempo de tus soberbias. (Hay tiempos en que, si no reflexionamos en nuestras propias conductas, ni por asomo podemos hablar de las demás, por malas que sean.)

(57) Antes que tu maldad fuese descubierta, así también ahora llevas tú la afrenta de las hijas de Siria y de todas las hijas de los filisteos, las cuales por todos lados te desprecian. (NO. Este no es un error tipográfico. Es más que notorio que le causa más indignación al incrédulo ver una iglesia adúltera, corrupta y fornicaria, que a veces a sus propios miembros.)

(58) Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones, dice Jehová. (Hay un castigo y un sufrimiento por causa de la lujuria y las abominaciones. No hay impunidad definitiva. Dios es justo.)

(59) Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar mi pacto?

(60) Antes yo tendré memoria de mi pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno. (El pacto al que aquí se está haciendo alusión, es el pacto nupcial, aquel que Jerusalén, la iglesia, ha violado. Pero Dios, dice, establece un pacto sempiterno.)

(61) Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, más no por tu pacto, (62) sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová; (63) para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice Jehová el Señor.

La palabra AVERGUENCES, aquí, es la palabra BUSH, y significa: “Abochornarse”, “Humillarse”, “Defraudado”. Este verbo aparece aproximadamente cien veces. Entre sus derivados están BUSHA y BOSHET, que se traduce como: vergüenza, pero que en realidad se refiere a un ídolo. El ídolo mismo era considerado una vergüenza. También constituía una garantía de que eventualmente sus adoradores serían avergonzados y grandemente defraudados debido al objeto de adoración que habían escogido. BOSH se utiliza para dar el sentido de frustración que se experimenta cuando la esperanza que se ha depositado en algo falla de forma vergonzosa; pero aquellos que confían en el Señor jamás serán avergonzados. En esta referencia, avergonzarse es el resultado de recordar el camino por donde anduvimos antes de entrar en el pacto divino y darnos cuenta que nuestras obras necesitaban expiación.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez