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El Discipulado de Jesús

Es mucho lo que se ha hablado del ministerio de Jesús. Son incontables las tesis que afamados hombres de Dios han elaborado al respecto. Sin embargo, al estudiarlo a la luz de las Escrituras, salta a la vista que existen elementos sumamente valiosos que tienen que ver no sólo con ese ministerio tremendo que cambió la humanidad sino, lo que es mucho más puntual, con la calidad del discipulado que ejerció y al mismo tiempo enseñó.

(Mateo 12: 1)= En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.

Pese a que no es poca la gente que en este texto ha enseñado que lo que los discípulos arrancaron y comieron fueron espigas de maíz, hay una versión bíblica muy respetada que señala, específicamente, que se trataban de espigas de trigo. La especia no tendría mayor importancia que la anecdótica si no fuera, precisamente, porque se trata de trigo.

Asimismo, en la liviandad de los hechos comparados con la actualidad, también son muchos a los que este pasaje les fastidia. ¿Sabe por qué? Porque interpretan, muy religiosamente, que los discípulos de Jesús (Y quizás hasta Él mismo, obviamente) estaban apropiándose de algo que no les pertenecía, ya que ninguno de ellos era agricultor y, mucho menos, propietario de los campos por los cuales transitaban. Esto estaría dejando en evidencia que, si esos sembrados eran propiedad de una tercera persona no presente en el lugar, también lo eran las espigas que ellos arrancaban y, por lo tanto, estaban cometiendo un robo. ¿Jesús y sus discípulos, ladrones? Parece una irreverencia, pero si no se conocen las cosas, es muy fácil presuponerlo, ¿Verdad?

No. En absoluto. Es más; ellos estaban cumpliendo fielmente con la ley. En el capítulo 23 del libro de Deuteronomio, y en el marco de una serie muy variada y diversa de leyes que Dios da a su pueblo, hay una referencia concreta que tiene que ver con este hecho. Leyendo los versos 24 y 25, vemos que dice: Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu cesto. Cuando entres en la mies de tu prójimo (Este es el caso específico que estamos viendo) podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo. Esto fue, exactamente, lo que los muchachos de Jesús hicieron. El concepto es tan limpio y transparente que no se puede menos que pensaren qué sociedad tendríamos si se respetara fielmente esta parte de la ley. ¿Tienes hambre? Pues de todo lo que tu hermano tenga, tú puedes comer. Pero eso no significa, naturalmente, que vaya usted a vivir para siempre a expensas de su hermano y, mucho menos, que lucre con su generosidad.

(2) Viéndolo los fariseos, le dijeron: he aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo

Primero: dice que los fariseos lo estaban viendo. ¿Cómo es esto? ¿Jesús llevaba fariseos incorporados a su grupo de discípulos? No. Eran los doce que todos conocemos. ¿Estaban estos doce, más Jesús, entonces, operando todas estas cosas adentro de las sinagogas? Tampoco. Dice que iban por el campo. ¿Entonces cómo puede ser que los fariseos los vieron? Simple, porque los estaban siguiendo, vigilando. ¿Quizás lo hacían por admiración? ¿O tal vez porque deseaban aprender de ellos? ¿O a lo mejor estaban esperando recibir alguna bendición? Ni lo sueñe. Ellos lo estaban siguiendo porque querían prenderlo en algún error grave para poder juzgarlo, condenarlo y sacárselo de encima. Sombra de lo que habría de venir. Hoy, la llamada iglesia organizada, nominal y hasta religiosa, procede exactamente igual cuando aparece algún ungido con Palabra auténtica y no contaminada por el humanismo. ¿Y cuál es el pecado que ellos perciben? Transgredir la ley en un punto accesorio e intrascendente. ¿Cuál es la reacción de Jesús? Enseñarles. Hablar lo que tiene que hablar y, el que tiene oídos para oír pues que oiga.

(3) Pero él les dijo: No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; (¡Eh, ustedes! ¡Maestros de Escuela Dominical! ¿No leen la Biblia? ¿No han rendido en el Seminario Antiguo Testamento 1 y 2?) (4) Cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? (Atención: Jesús no trató de manera alguna peyorativamente ni tampoco de tontos a los fariseos. Lo que quiso dejarles en evidencia fue que la ley tenía aspectos formales que, conforme a ciertas necesidades humanas, podían perfectamente esas reglas subordinarse a ellas. Por eso los reconviene al respecto y, en los versos 7 y 8, concluye diciéndoles:)

(Verso 7)= Y si supieseis qué significa misericordia quiero, y no sacrificio, no condenarías a los inocentes; (8) porque el hijo del hombre es Señor del día de reposo.

¿Para qué había sido implantada la ley? Para beneficio del reino de Dios y para favorecer a las necesidades de los hombres. Eso es la misericordia de la cual se está hablando aquí. Iglesias ortodoxas y legalistas; ¿De qué les vale cumplir tantas reglas y estatutos internos si ni el mundo y mucho menos los hermanos que forman las congregaciones jamás han podido ver en ustedes, ni la misericordia ni el amor que todo lo que proviene de Dios tiene que manifestar? ¿Es que están ciegos y no pueden ver esta tremenda barbaridad?

(9) Pasando de allí, vino a la sinagoga de ellos.

(10) Y he aquí uno que tenía seca una mano; y preguntaron a Jesús, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo?

(11) Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja. Y si esta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?

(12) Pues, ¿Cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en el día de reposo.

(13) Entonces dijo a aquel hombre; extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra.

(14) Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle.

Voy a transcribirle en este tiempo y espacio este texto. Finalizado el culto en un templo cualquiera, el Presidente de la Sociedad de Jóvenes se acerca a un enfermo y se dispone a orar por él. Allí es donde uno de los diáconos más antiguos, amigo personal del pastor, se acerca y le dice que, sin la autorización del ministerio pastoral, él no puede orar por un enfermo. En vano el joven intenta explicar que él no lo iba a hacer para tomar prestigio personal, ni para quedar bien con el hombre tampoco, sino simplemente por compasión, amor y, específicamente, porque a partir de una carga tenía la dirección y la certeza del Espíritu Santo para hacerlo.

Y sin mediar más palabras, ora y el hombre, de manera inmediata, se sana de su dolencia. ¿Qué haría un hijo de Dios ante una muestra del poder del padre? ¡Darle gloria, honra y aleluya! Caramba. El diácono se mueve rápidamente, convoca a una reunión a la que invita al pastor y, de ese cónclave, sale la decisión: el joven es considerado en rebeldía y desobediencia, se decide disciplinarlo, se lo separa del cargo que tiene, no podrá tomar la Santa Cena por un año ni tampoco podrá hacer absolutamente nada más que asistir al templo, sentarse en un banco y mantener silencio. Reflexione.

(Verso 22)= entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba.

Fíjese que la palabra SANÓ, usada aquí, es la palabra THERAPEUO. De allí provienen nuestras más conocidas TERAPIA y TERAPÉUTICO. Originalmente, es servir de una manera sencilla, tal como lo hacen los sirvientes domésticos que atienden a los miembros de una familia. En vista que sus deberes incluían el cuidado de los miembros enfermos de la familia, la palabra tomó una connotación médica, en el sentido de atender, cuidar y proveer para la persona enferma. De allí que sanar llegó a significar: restaurar la salud, curar. Esto da, también, acceso a otra definición. En este hombre había, indudablemente, un demonio de enfermedad, ya que dice que lo sanó, no dice que lo liberó. Entonces pregunto: ¿Por qué en muchas de nuestras denominaciones se sigue enseñando que estas cosas no son tan así y que no podemos jugar a ver demonios por todas partes?

(23) Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será este aquel hijo de David?

(24) Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Belcebú, príncipe de los demonios. (Belcebú, que en realidad habla de Baal-zebub, que significa “Señor de las moscas”, era un dios filisteo cuyo santuario se hallaba en Ecrón. Puede ser una alusión al dios que producía, o del cual provenían la peste de las moscas, o es posible que su verdadero nombre haya sido Baal-zebul, que significa “Señor elevado”, o “Señor Príncipe”, un dios bien conocido en los textos de Ugarite, y que los judíos para hacer burla de él, lo llamaban “Señor de las moscas”)

(25) Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.

Quiero que preste debida atención a esto que ha dicho el Señor. Si bien viene hablando del reino de las tinieblas, lo que dice, tiene validez amplia, total, global. Dice: Todo reino dividido es asolado y no permanece. ¿Hará falta mucho más para entender lo que está sucediendo con la iglesia del Señor?

(Verso 31)= Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; Mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.

(32) A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no les será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.

Si a esta palabra la ubicamos donde verdaderamente tiene que estar, le puedo asegurar que coloca a muchos cristianos, quizás bien intencionados, en la categoría de blasfemos. Pregunto: ¿Cuántas manifestaciones visibles, corporales, que una parte de la iglesia dice que proviene del Espíritu Santo, otra parte de la misma iglesia sostiene que proviene de la carne o del mismísimo Satanás? ¿Y que sucedería si una de ellas, al menos, viniera realmente del Espíritu Santo? Ocurriría que los que han estado diciendo que no, habrían incurrido en blasfemia contra el Espíritu Santo. Gravísimo. “-¡Pero es que yo no sabía!” No le hace, ya está escrito. “¡¡Pero es que en mi iglesia no enseñaban eso!!” ¿Y usted no tiene una Biblia? ¿No tiene ojos, inteligencia, unción, entendimiento, como para que no le engañen?

(33) O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.

(34) ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

(35) El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.

(36) Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.

(37) Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.

En más de una oportunidad hemos compartido trabajos en los que se demostraba que la palabra tiene poder; que la lengua puede llevarnos a vida o a muerte. Dice que vamos a dar cuentas por toda palabra ociosa. Ociosa, por si lo ignora, es una palabra dada porque sí, simplemente por no quedarnos callados, por no poder aceptar ese “enorme” esfuerzo que significa para nosotros hacer respetuoso silencio. Y además, convengamos, en la mayoría de las ocasiones que damos una palabra de esta naturaleza, lo hacemos sin pensar demasiado en lo que expresamos. Eso, que para cualquiera de nosotros no tendría ni la menor incidencia, Dios dice que deberemos rendir cuentas. ¿Parecería ser que el reino de los cielos y los rudimentos del mundo no tienen tantas cosas en común como muchos suponían, ¿Verdad?

Con respecto a lo dicho en el verso 34, esto es más que notorio en cualquier parte donde usted quiera observar. Sabido es que no todo lo que ocupa un púlpito y predica, viene necesariamente de Dios. Sabemos muy bien que el enemigo cuando puede y le damos lugar, se infiltra allí. El problema radica en que, cuando predica un personero de Satanás, lo hace utilizando un noventa por ciento, por lo menos, de palabra real y genuina. En el diez por ciento que introducen sutilmente, está el engaño. Pero hay algo que se debe tener muy en cuenta: en todos los casos, lo que se dice públicamente, siempre será bueno, sin reproches. De otro modo no podrían engañar a nadie. Eso sí; dicen lo bueno, pero hacen, en lo oculto, lo contrario. Doble mensaje. El árbol se sigue conociendo por sus frutos.

(38) Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: maestro, deseamos ver de ti señal.

Está claro; leído así, no podemos menos que pensar: ¡Qué pandilla de forajidos, incrédulos e irreverentes estos escribas! Sí, pero; ¿No sucede lo mismo, hoy, con muchos hombres de Dios, que por no hacer las cosas de un modo ortodoxo, según las costumbres y las tradiciones, conforme a lo que ciertas denominaciones enseñan, se ven enfrentados permanentemente a exámenes que otros hombres se arrogan tomarles, para decidir si lo que hacen viene de Dios o no? Lo dicho: ¡Pandilla de bandidos, incrédulos e irreverentes!

Además, esto deja en clara evidencia una manifiesta ceguera espiritual consecuente con la oposición de los líderes religiosos de entonces. De allí que en el colmo de su incrédula arrogancia sustentada nada más que en sus jerarquías demandaban a Jesús para que éste desplegara sus poderes sobrenaturales a fin de que pudiera acreditarse, de esa manera, como el Mesías. Ellos, sin embargo, ya habían sido testigos de muchas de estas señales. El problema, entonces, no era que Jesús tuviera inconvenientes en hacerlas, sino en su propia incredulidad ante Dios. Más tarde, estos mismos iban a rechazar por los mismos motivos, la mayor de todas las señales: la de la resurrección.

(39) Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada sino la del profeta Jonás. (Jesús alude, aquí, a los tres días que Jonás pasó en el vientre del gran pez (Que imaginamos una ballena, pero que no se nos dice) para luego salir indemne, en clara tipología y símbolo de su propia muerte y resurrección. No habrá para nadie otra señal.)

(40) Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.

(41) Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán, porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar.

(42) La reina del sur (Aquí se refiere a la reina de Sabá) se levantará en el juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar. (Jesús termina de mostrar su deidad al decir que en Él, hay más que Jonás y más que Salomón, verdaderos referentes espirituales de aquella época)

(43) Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.
(44) Entonces dice: volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y adornada.

(45) Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.

Esto tiene que ver en un principio con la inercia humana que puede llevar a volver a una esclavitud de la que antes se haya salido, consistiendo esto de manera inevitable en una esclavitud mucho peor. Literalmente, estas palabras de Jesús se aplican específicamente a lo vacío del judaísmo cuando sustituye regeneración por reforma. Así, la situación de Israel empeorará. Una vez que la nación judía rechace a Jesús, nada puede llenar este vacío, sino los engaños de Satanás.

A partir de los últimos tres versos, se ha enseñado mayoritariamente que se trata de una consecuencia posterior a una liberación de demonios. Se dice que si algunos que han sido liberados no se encaminan debidamente conforme a la voluntad de Dios, ya no será poseído por un demonio como lo había estado antes, sino que en esta ocasión serán siete espíritus peores los que invadirán su vida. Y le recuerdo, que cada vez que la Biblia menciona el número divino, el número de lo completo que es el siete, no se refiere concretamente a esa suma específica, sino que habla de todos los números que tengan que ver con cada situación. “Todas las veces que sean necesarias”, par el caso de las setenta veces siete del perdón y “Todas las ocasiones que hayan sido motivadas”, en esta. Esta enseñanza, vale aclarar, no es ni falsa ni deficiente, sólo es incompleta. Porque agrega, en el final, que asimismo sucederá con esta mala generación. ¿Estarán todos endemoniados, entonces? No. Habla de otra cosa. Habla de la contaminación que los hijos de Dios pueden experimentar.

(2 Pedro 2: 20)= Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.

Está hablando, Pedro, literalmente, de aquellos falsos maestros, habiendo experimentado el poder salvador de Cristo, ahora lo rechazan. De allí que hayan regresado a su anterior estilo corrupto de vida y su condición y conducta sean peores que las anteriores. Los creyentes que caen en la apostasía, rechazando deliberadamente la muerte y resurrección de Cristo, se encuentran en una posición mucho más trágica que la de los inconversos paganos.

(Mareo 12: 46)= Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar.

Pese a los desesperados intentos de algún sector del denominado cristianismo, que adjudica esta expresión “hermanos”, a la hermandad en la fe, cosa que obviamente no puede, en absoluto probarse aquí, es más que notorio que este pasaje se refiere, directa y concretamente, a la familia directa de Jesús. Está su madre, María, a la que nadie discute, pero también están sus hermanos, a los que sí discuten algunos sectores que han creído interpretar que, no se sabe por qué causa, María jamás tuvo relaciones sexuales con José y por lo tanto no pudo haber engendrado otros hijos. Quiero consignar que la Biblia no dice eso, sino que da a entender lo contrario, cuando señala que José “no la conoció” hasta que no nació Jesús.

(47) Y le dijo uno: he aquí tu madre y tus hermanos están afuera y te quieren hablar.

(48) Respondiendo él al que decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quienes son mis hermanos?

Cuidado; Jesús no responde tontamente. Él da a entender, con esto, algo que será básico para quien sea levantado por el Señor, no por hombres, a un ministerio: la familia de ninguna manera deberá ser antepuesta al Señor. Él siempre estará indudablemente en primer lugar. Pero cuidado: estamos hablando del Señor, no del ministerio que Dios le ha dado a usted; no del trabajo que usted realiza dentro de una congregación. ¿Pero no es lo mismo, hermano? Mire: debería serlo, pero reconozcamos que no es así en todos los casos.

(49) Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: he aquí mi madre y mis hermanos.

(50) Porque todo aquel que hace la voluntad de mi padre que está en los cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.

¿Y qué es hacer la voluntad del Padre? En el ámbito de lo natural puede, incluso, sonar demasiado pretencioso, pero en el mundo espiritual hay un entendimiento diferente. VOLUNTAD, aquí, es la palabra THELEMA, y es usado objetivamente para significar: “Lo que se desea”, “Lo que se designa”, o “Lo que se quiere”. Subjetivamente, en cambio, es “La emoción de querer algo”, y se utiliza tanto en relación a la voluntad humana como a la voluntad divina.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez