Estudios » Blog

La Generación de Una Cultura

Ahora veamos: ¿Por qué Jesús no tocó todos los temas que hoy conocemos con sus discípulos? Porque todo el ministerio de Jesús giró en torno a un punto central: desarrollar la fe en los discípulos. La fe necesaria para que, cuando viniera el Espíritu Santo, fuera el Espíritu Santo el que hiciera todo lo demás. Por eso es que no les dio diseños de edificación. Les habló de tres elementos básicos: el amor a Dios y a la gente, la justicia y la fe. Y esas tres cosas, nacen del corazón. ¡Y Jesús les cambió el corazón! Pero cuidado, no tocó su mente. Por eso es que ellos no entendieron ni que iba a morir, ni que iba a resucitar, es decir: ¡No entendieron nada! ¿Y sabes qué? A Jesús no le afectó que ellos no le entendieran. Él ya sabía que no lo entendían. Él mismo cuando explicaba algo, decía: ¡Yo sé que me escuchan, pero no me entienden! Pero cuando venga el Espíritu, Él los hará conocer todas las cosas. ¡Ay, pueblo mío ¿Cuándo vamos a creer el evangelio completo?

Sí, claro, todo esto está muy bonito, pero el Espíritu no podía venir si no había una plataforma de fe. Cuando el Espíritu viene se mete hasta las coyunturas, y ese es el que empieza a manifestar los cambios. Por eso es que soy tan cáustico con los cientos de modelos que andan girando por las iglesias, por allí. Porque creo que en algún momento la gente se desconecta del Espíritu Santo y se abraza al modelo. Es como cuando decidieron crear estructuras para adorar mejor a Dios. Terminaron adorando la estructura que ellos mismos habían creado. Y eso, te guste o no te guste, se sigue llamando: Idolatría.

Sin embargo, y aún en contraposición con lo que acabo de decir, entiendo y reconozco que algún modelo deberíamos adoptar, al menos para saber para dónde vamos. Porque que existan miles de iglesias no es algo que haga feliz a Dios. A Dios lo hará feliz saber que hay gente que se conecta con su destino y es capaz de establecer su propósito en el lugar en el que le tocó nacer. Todo esto, va generando una cultura. Si tú reúnes a un grupo de varias congregaciones, y se formulan entre sí preguntas que tienen que ver con la calidad, cantidad y cualidad de la ministración que han recibido o están recibiendo, se van a dar cuenta que la gran mayoría, no tiene ni la menor idea de lo que se le está hablando.

Ejemplo: ya sabes que no tengo absolutamente nada con el don de lenguas, de hecho yo lo tengo, gracias a Dios. Pero no entiendo ni admito que domingo tras domingo haya congregaciones enteras que se reúnen sin otra finalidad que hablar en lenguas, todos a la vez, sin nadie que interprete y que con eso se sientan felices y cumplidos. ¿Para qué lo hicieron? ¿Cuál fue el fruto, el resultado? Y todo esto es principalmente porque Dios está cambiando nuestra cultura. Y eso es bueno. Pero claro, estamos enfrentados a otro tipo de desafíos. La persona que ha sido sanada, está esperando también que su vida sea diferente. ¿Y qué pasa cuando no es diferente? Me parece que algo deberemos haber hecho mal. En algún momento se nos escapó la tortuga.

Ya lo sabemos, pero bien vale la pena repetirlo. Lograr o llegar a lograr la identidad o la imagen del hijo de Dios que es cada creyente, pasa por un proceso. Ese proceso comienza con la conversión. Y la frase que mejor expresa lo que significa Conversión, es entrar al Reino. Y este entrar al Reino involucra necesariamente el arrepentimiento, el alineamiento y el nuevo nacimiento. En una segunda etapa, la persona que de verdad nació de lo alto, empieza un proceso de sanidad a fondo, cuyo objetivo de máxima, es limpieza; limpieza en profundidad. ¿Por qué? Porque la gente viene quebrada, porque sus pensamientos no están alineados con Dios, así que se deberá desarrollar algún tipo de estrategia.

Y tiene que haber una ministración, necesariamente, que no tiene que enfocarse solamente en una liberación, sino también de ser necesario, en una restauración. Y allí es donde llegamos a la tercera etapa que se podrá mostrar seguidamente. Voy a darte la palabra central de esta etapa: discipulado. Creo que cuando digo discipulado, la mayor parte de los que me leen allí del otro lado, tienen  alguna idea, al menos vaga, de lo que es. Entendemos como discipulado, al proceso por el cual una persona se conecta con su destino. Con lo que Dios tiene para ella. Si tú dices que discipulado es formar el carácter de Cristo, es correcto. Si en cambio dices que es equipar a una persona para la obra del ministerio, también es correcto. Todo es depende desde dónde estés mirando al discipulado.

Ahora bien; entonces ¿Por qué no pongo esa definición? Porque estoy rompiendo una estructura. Esa visión monocromática, que sólo puedo servir al Señor en una congregación local. Ya se van a dar cuenta, muchos de ustedes, que hay mucha gente que tiene un llamado para trabajar con los ministerios, pero no dentro de una congregación, sino fuera de ella. Entonces, cuando se habla de discipular, como el conjunto de herramientas que preparan un ministro, la mayoría de la gente asocia a eso a un servidor de la congregación, un servidor interno. Por eso es que estamos hablando de destino. Todos tenemos un destino en Dios. De hecho, no todo destino de estos mira para adentro de la iglesia. Para una enorme cantidad de gente, su destino mira para afuera.

Entonces, el discipulado es la herramienta, es el recurso de Dios a través del cual la iglesia ayuda a una persona para que se conecte con su llamado. ¿Cómo se produce esto? El objetivo inicial, de los varios que va a tener el discipulado, es un cambio de mentalidad. Es menester que en esta etapa, la persona se predisponga a dejar de pensar como pensaba, y empiece a pensar tal como piensa el cielo. De hecho, es un proceso que involucra tiempo, esfuerzo y también una estrategia. Ejemplo: cuando decimos que enviamos a un niño al colegio para que aprenda y se eduque, quizás sea verdad, pero no solamente se espera que aprenda a leer, escribir, sumar y restar, sino que en realidad esperamos que se esté capacitando para la vida.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

octubre 16, 2021 Néstor Martínez