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La Renovación del Entendimiento

Creo fielmente que algo tiene que modificarse en nuestra cultura. Y no me estoy refiriendo a la cultura argentina, ni a la colombiana, ni a la mexicana ni a ninguna de las representadas en este espacio. Lo que estoy queriendo decir es que yo no puedo pretender vivir el evangelio que está escrito en mi Biblia, con la mente que tengo. Con toda honestidad, tendrás que asumir que en cualquier momento te quiebras. Por otra parte, estoy convencido que mientras no afectemos la mente de esta generación, no podremos saber si nuestra presencia como iglesia ha sido positiva o no. Dicho de otro modo, si tú tienes una congregación local instalada en un lugar de la ciudad desde hace veinte años y no ha podido cambiar absolutamente nada de lo que la rodea, me temo que en ese lugar se está hablando de cualquier cosa, menos del evangelio de Jesucristo.

(Efesios 4: 23) = y renovaos en el espíritu de vuestra menteHay otra versión que lo dice así: Esto pues, digo, y atestiguo en el Señor: que ya no caminéis, según también las gentes caminan en vanidad de su inteligencia.

(Romanos12: 2) = No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. 

Se nota, por lo que dice en este último pasaje, que no hay manera de conocer la voluntad de Dios para la vida de alguien, sino involucra un cambio de mentalidad. Entonces, lo que llamamos discipulado tiene, como primer objetivo, cambiar la mentalidad de la gente. De hecho, nadie podrá estar seguro de si se puede cambiar la mentalidad a toda la gente. Claro está que, si tu metes a doscientas personas en un mismo salón para recibir discipulado, algún tiempo largo después, vas a darte cuenta que los que lograron cambiar su mentalidad, fueron no más de treinta. ¿Y qué pasó con los otros ciento setenta? No pudieron hacerlo. ¿Fallamos, entonces? No, porque en ese caso, Dios también habría fallado cuando sacó al pueblo de Israel de Egipto.

Porque lo que Dios quería, era que todo ese pueblo que salía de Egipto, (Aseguran que como un millón de personas), llegara y entrara a la Tierra Prometida de Canaán. Sin embargo no fue así. Solamente entraron los jóvenes menores de veinte años, más dos personas mayores, nada más. El resto se quedó en el desierto. ¿Tenemos que suponer que Dios sacó a ese pueblo al desierto para que se muriera allí? ¡No! ¡Dios lo sacó para llevarlo a la Tierra Prometida! ¿Y por qué no pudieron entrar, ellos? Porque nunca cambiaron su manera de pensar. Entonces podemos ver que, el punto débil de este asunto, es el hombre. Si a Dios hubo de fallarle eso, es posible que a ti, a mí y a cualquiera que pretenda discipular, también le falle. No será posible que toda la gente que ingresa a mi Web cambie su mente. Habrá un porcentaje que sí, gloria a Dios; pero habrá otro porcentaje que no, gloria a Dios.

Eso de ninguna manera nos tiene que hacer sentir mal. Fíjate que tenemos treinta y nueve libros en el Antiguo Testamento que están dando testimonio de que no todos son todos. La idea es que todos pasen, pero si algunos no pasaran, para ellos hay una segunda opción. No es un plan “B”, es una segunda opción que podemos llamar equipamiento de Vida. Teniendo en cuenta, obviamente, que la vida no es algo, es alguien. Es Cristo mismo nuestra vida. Ese es el equipamiento de Dios en nosotros. ¿Eso es equipamiento de vida? No lo sé, mira:

(Lucas 11: 52) = ¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. (Durante el despertar espiritual que hubo en mi país en los años 90, fueron muchos los que, tocados por la unción del Espíritu Santo, deseaban darle un golpe de timón a la iglesia esgrimiendo alto poder de Dios. ¿Sabes contra quienes chocaron? Contra la mayoría de los líderes que, por no haber aceptado ese mover como proveniente del Espíritu de Dios, no lo habían recibido, y por lo tanto consideraban a todo lo que sentían y movían personas de menor rango, como “fantasías” que debían ser neutralizadas. Lo fueron. Y salvo algunos “sobrevivientes”, lograron frenarlo. De eso mismo es, puntualmente, que habla este texto).

(Mateo 16: 19) = Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. (Es más que valioso e importante saber la cualidad de tu palabra, de lo que sale de tu boca. ¿Atas para victoria? Habrá victoria. ¿Atas para duda y derrota? Habrá duda y derrota. ¿Por qué? Porque todo lo que digas con tu boca, creyendo, te será hecho. ¿Simple, verdad?)

(Lucas 8: 10) = Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan. (El que suponga que esto tiene que ver con cristianos y ateos, se está equivocando feo. Esto tiene que ver con creyentes y religiosos. Porque cuando Dios da a conocer sus misterios por medio de una revelación de Su Espíritu Santo, los únicos que accederán a esas revelaciones, serán los creyentes. Para los religiosos, sólo será algo que oirán y verán, pero no entenderán).

Escucha esto: de la gente que estaba con Jesús ese precioso y tremendo día cuando comen los peces y los panes, esos que llenaron su barriga de tal modo que sobraron canastos enteros y nadie les prestaba atención. De todos esos, ¿Cuántos crees tú que entendieron lo que Jesús estaba hablando? A mí, si tengo que decirte la verdad pura, se me cae y se me nota el pesimismo, me dan ganas de decir que nadie lo entendió.  Pero voy a asumir que hubo un grupo de doce hombres a los cuales Él se toma el trabajo de explicarles las parábolas, que son sus discípulos, Asumamos que ellos, los doce, sí le entendieron. A lo mejor algunos más, Marta, Lázaro, qué sé yo. Pocos, en relación, de todos modos. Sin embargo, algo es realidad: ¡Todos comieron! Lo pongo así: aunque no todos entendieron, todos disfrutaron.

Lo que te estoy queriendo mostrar, y al mismo tiempo enseñar como principio válido, es que no tuvieron que entender para poder comerse el pescado y el pan. O sea que vemos que Jesús les permite comer a todos, entiendan o no. Pero, entonces, ¿Jesús no es selectivo? Sí, lo es; pero lo que no hace es cerrar la puerta. Elige con quien quiere estar, pero no cierra la puerta. Si eran cinco mil personas las que había allí, ¿Cuántas pudieron ver lo que estaba sucediendo allí? ¿Cuántos pudieron ver que los peces y los panes fueron provistos por un niño? Muy pocos, quizás los que estaban bien adelante, los que estaban más cerca, los que escucharon la oración, los que vieron reproducirse todo. Pero ¿Y los otros? ¿Los que estaban alejados y tal vez hasta entretenidos hablando entre ellos? Por haberme movido en el ámbito de la comunicación masiva, siempre me pregunté: ¿Cómo hizo Jesús para hablar y ser escuchado por cinco mil personas sin un micrófono o amplificador? Cuéntamela como quieras, pero así fue y no hay explicación…lógica…

Para mí, ellos vieron aparecer canastas y canastas de pan y de peces y hasta se deben haber preguntado quiénes habrían pagado todo eso. Yo tengo mis dudas si se llegó a difundir totalmente cómo fue que apareció todo eso. Sin embargo, lo hayan sabido o no lo hayan sabido, ¡Todos comieron! Hoy, más quisiera yo estar en una iglesia donde todos coman, aunque luego no todos entiendan. Y cuando hablo de los que no entienden, que se sepa bien que no estoy ni discriminando por intelecto o estudios de teología, ni tampoco juzgando. Creo que todo pasa por lo eminentemente espiritual. Porque los que no entendieron ni están entendiendo, no son personas que no quieren entender porque no les da la gana. Más bien son gente que por alguna razón que no hemos visto, ¡No pueden entender lo que otros sí entienden! Ciegos. Sordos. Pero con ojos naturales que ven y oídos que oyen perfecto.`

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octubre 23, 2021 Néstor Martínez