(Éxodo 3: 14) = Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
Siempre me intrigó lo siguiente: ¿Por qué no dice así? Y respondió Dios a Moisés y dijo: Yo Soy el que Soy; así que dirás a los hijos de Israel: Yo Soy el que Soy me envió a vosotros. ¿Has entendido la diferencia? Vamos de nuevo. Él dice: Yo Soy el que Soy me envió a vosotros, así que dirás a los hijos de Israel: Yo Soy me envió a vosotros. Pero hace un momento ha dicho que su nombre es Yo Soy el que Soy. ¿No debería ir y decir: Yo soy el que Soy, me envió? ¿Por qué se olvida esa parte? Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros. Escucha: en el nombre de Dios, cuando dice “mi nombre es”, da el nombre que tiene en la dimensión de las cosas no creadas, y luego en el de las cosas creadas. Pero cuando dice: “así dirás”, sólo da su nombre de la dimensión de las cosas creadas. Yo sé que esto es difícil de entender porque a mí mismo me costó mucho trabajo incorporarlo al conocimiento cuando lo escuché enseñar. Así te lo voy a aclarar con los mismos rudimentos que me lo aclararon a mí.
El nombre, en la Biblia, representa tres cosas. Primero, representa el origen de algo. Segundo, representa su naturaleza, Y tercero, representa su propósito. Entonces, cuando tú ves que Dios le pone el nombre a alguien. Por ejemplo dice: Abraham. El nombre Abraham, está ligado a Ur de los Caldeos. Y no sólo eso, está ligada a su naturaleza. El Abram sin la hache al medio, y el Abraham con la hache al medio. De Padre Enaltecido, a Padre de Multitudes, ¿Recuerdas? Y está ligado a su propósito. Y es por eso que Dios cambia el nombre. Y eso también tiene que ver con Saulo y Pablo, con Simón y con Pedro. Es decir que el nombre, significa algo muy poderoso. Muy bien; volvamos entonces al concepto del nombre de Dios. ¿Cuál es el nombre de Dios? Yo Soy el Que Soy. Ahora; eso está tomado de esas cuatro letras que no tenían sentido, ¿Verdad? Así es que; ¿Estamos claros con que el nombre de Dios no es Jehová? Y te puedo dar un dato más: la persona que le puso como nombre Jehová a Dios, fue en el año 1520, un obispo llamado Pedro Galatino. Él, lo que hizo fue añadirle las vocales al tetragramaton, que así se denominaba esa serie de letras impronunciables.
Yo he utilizado durante muchos años la concordancia Strong. Me regalaron unos hermanos argentinos que viven en Barcelona, una muy completa, un libraco que lo que tiene de pesado lo tiene de bueno. Y, respecto a Yo Soy el que Soy, esa concordancia dice: El nombre de Dios, en ese pasaje, revela: Su gloria, Su honor, Su posición, Su poder y Su sustancia. Yo Soy, es el nombre de Dios en la dimensión de las cosas no creadas. Si tú llamas a alguien que está en medio de un grupo, seguramente alguno de los que está en ese grupo te dirá: ¿A Cuál de nosotros llamas? Y tú le responderás: ¡A él! ¡Al que tiene la corbata con claveles rojos! En cambio, si hay una sola persona y yo la llamo, nadie tendrá ninguna duda que estoy llamando a esa persona y no a otra.
Y ese prefijo que yo utilizo cuando en medio de un grupo grande llamo a una determinada persona, es “él”. Quiero que se acerque, él. Y ese prefijo, es el que Dios utiliza para rotularse a sí mismo cuando dice: Yo Soy ÉL que Soy, que es su nombre para el ámbito de las cosas creadas, donde tú y yo moramos ahora. Pero, cuando hablas del nombre completo y absoluto de Dios, entonces es simplemente, solamente, definitivamente: Yo Soy. ¿Por qué? Simple: ¡Porque no hay nadie que esté a su lado! Cuando dices “el que” soy, es porque Él está en otro plano. ¿Ahora lo estás entendiendo, verdad? Por eso le dice a Moisés: Mira Moisés, mi nombre es Yo Soy El Que Soy para ti. Pero cuando vayas a ellos, les dirás que vienes de parte de: Yo Soy.
Una noche, un grupo de discípulos están a punto de zozobrar en una de esas cáscaras de nueces que eran las embarcaciones de esos tiempos, y ahí aparece caminando sobre las aguas, una breve muestra de la dimensión de las cosas no creadas, al que cuando le preguntan aterrorizados quién es, porque se suponen que se trata de un fantasma, él les responde con absoluta tranquilidad: No temáis, Yo Soy. En ese momento, fíjate, él les está hablando desde la dimensión de las cosas no creadas, y expresa visiblemente, que él está por encima de toda creación. Porque las leyes de la física no operan en él. ¡El camina sobre el agua! Yo camino sobre el agua, ¡Porque Yo Soy! Y no solamente es el caminar lo asombroso de ese pasaje, sino la declaración de Jesús.
Porque esa declaración, Yo Soy, está expresando el hecho que le permite caminar sobre al agua. ¡Él puede caminar sobre el agua, porque Él Es! A lo mejor un día de estos aparece un oriental o asiático que merced a sus rudimentos pueda caminar sobre el agua, pero será en base a un tremendo esfuerzo mental o a la tarea conjunta de una multitud de demonios congregados para que él pueda hacerlo. Porque él es parte de lo creado, no importa cuánto poder tenga en su mente, no interesa que haga volar una casa. ¡Él sigue siendo creado! Pero cuando Jesús caminó en esa noche, Él no estaba haciendo ningún esfuerzo. ¡Porque Él, ES! No es necesario decir que Él es Dios. Simplemente, ¡Él Es! Así que ahora, para despejar el desbarajuste que muchos tienen en sus cabezas, habrá que hablar de la Trinidad. Porque créeme que no son pocos los que creen ver tres dioses, cuando en realidad hay uno solo.
