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El Día Que Pierdes Tu Paz

001 - El Dia que Pierdes la Paz

          Jesús dijo, Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí… (Mateo 11:28-29). Lo que Él nos está diciendo de manera directa, es: “¡No intentes caminar conmigo hasta que tu alma se encuentre en reposo!” Si tú no cuentas con la maravillosa certeza de lo que la Palabra de Dios dice que Jesús hizo por ti, entonces Su yugo no será fácil o ligero. Por el contrario, tú pasarás tiempo luchando en tu carne para agradar a Dios. Tú irás de caliente a frío, viviendo con culpa y vergüenza innecesaria. ¿Digo algo que no hayamos visto por ahí?

          Sin embargo, yo creo que la clave de este versículo radica en las palabras, aprended de. Jesús está hablando aquí de la disciplina que debemos tener sobre aprender quién Él es y lo que Él consiguió en la cruz. Jesús nos está diciendo, “Tú debes tener conocimiento de lo que yo he hecho por ti. De esta manera tu alma entrará en reposo, podrás tomar mi yugo y, posteriormente, ¡Aprenderás de mí!” Claro está que nosotros no queremos este tipo de disciplina. ¡Nosotros preferimos el camino fácil! Somos como niños en la hora del recreo escolar que no quieren regresar al salón de clases. ¿Estaremos jugando a la iglesia?

          Tal vez hoy tú dices: “Yo estoy leyendo mi Biblia y orando un poco todos los días. ¡Estoy esforzándome por mejorar!” Todo esto está bien, pero te aseguro que lo que estás haciendo no te sustentará en la tormenta venidera. No es suficiente el intentar esforzadamente, el hacerle promesas a Dios, y el querer hacer las cosas de una mejor manera. Ni tampoco es suficiente decir, “Soy más diligente ahora que antes.” No, ¡Todo se basa en la revelación de lo que Jesús hizo por ti en la cruz! Quien sabe con certeza eso, tarde o temprano sabe todo lo demás. ¿El resto? Algunos quizás no lo sepan en toda su vida. Muy triste.

          Algo debe clamar dentro de todos nosotros: “Jesús, tu Palabra dice que yo puedo vivir en total reposo, paz y seguridad. Yo no tengo que luchar en mi carne o ser dominado por culpa y temor. Tú has puesto delante de mí la promesa de una vida en descanso pero no cuento con él. ¡Oh, Señor, yo anhelo con todo mi ser tu reposo! Enséñame a través de tu Espíritu -yo quiero aprender de ti.”  Si esto funciona como sabemos que funciona, es probable que se queden sin trabajo los cientos o miles de consejeros y también algunos profesionales especialistas en dilemas emocionales que inundan  las iglesias. ¿Y eso será bueno? Tal vez para ellos, laboralmente, no; pero para el Cuerpo de Cristo en la tierra, seguramente que sí.

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octubre 10, 2017 Néstor Martínez