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Cuando el Pueblo no Entiende…

Todos lo sabemos. Permanentemente, Dios usa lo natural para hablarnos de lo espiritual. Dice un relato en Isaías 5 que Él plantó una viña en una ladera fértil, que la cercó, la despedregó y plantó vides escogidas, esto es, la seleccionó. Y que luego edificó una torre, hizo un lagar y esperó que diese uvas excelentes, de primer nivel. ¿Y que crees que ocurrió? ¡Que dio uvas silvestres! Eso sucedió. Ahora piensa: ¿Qué más podía hacer Él, a su viña, que no haya hecho ya  en ella? Esperar. Y luego de esperar y esperar, te muestra lo que hace con su viña, que es un adelanto de lo que siempre hará con lo que es su propiedad: su pueblo. Quitará su vallado, es decir su protección, aportillará su cerca. Te recuerdo que aportillar es romper la cerca o el muro para poder entrar por esa abertura, y dice que será hollada. Hollar es pisar un lugar y profanar, abatir, humillar. Dice que allí crecerán los cardos y los espinos y que no mandará lluvia.

(Isaías 5: 8) =  ¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra?

A veces, cuando suceden estas cosas, nos conducimos como si, en efecto, estuviéramos nosotros solos habitando el planeta. ¿No vamos a entender que somos un cuerpo? ¿No entenderemos que un cuerpo como el nuestro tiene una cabeza rectora y que no es humana?

(Verso 13) = Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.

Esto no es historia, aunque nos llegue en un envase histórico. Esto es vigente, actual, contemporáneo. El pueblo de Dios suele ser llevado en cautividad por la simple causa que aquí se menciona: porque no tiene conocimiento. Y como ya sabes, conocimiento siempre es sinónimo de intimidad, de comunión, de comunicación.

(Verso 15) = Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos.

Miras a tu alrededor, hoy, hoy mismo, y estás observando eso. Hay hombres que se sienten humillados, otros están abatidos, y muchos altivos, que veían en sus posesiones su seguridad ante todo contratiempo, están bajando su altivez y buscando al Dios en el cual jamás repararon ni creyeron.

(Verso 18) = ¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como con coyundas de carreta,

Los gobernantes de las naciones, gestores de muchas de las iniquidades que nuestro mundo soporta, se siguen manejando con vanidad, pese a que ya ha quedado demostrado que nada pueden hacer ante lo que estamos viviendo. Su pecado se torna manifiesto y su consecuencia, a la vista. Entonces apelan a sus tan discutibles métodos de comunicación. Nos hablan y, con el mayor de los desparpajos, nos dicen cosas que ya estuvieron escritas desde siempre.

(Verso 20) = ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!

Yo creo, fielmente, que en este momento el pueblo de Dios no entiende el  mensaje que Él les está mandando con esta pandemia a nivel mundial. Más allá de todo lo que se lee, se escucha y se difunde, casual o intencionalmente, lo cierto es que Él nos está escondiendo en nuestras casas para que lo busquemos en la intimidad, en la soledad y de corazón. No hay templos, no hay fiestas, no hay muchedumbres, no hay nada.  Cada uno está encerrado en su casa y Él esperándonos. Quiere hablarnos con esto. Y nosotros tenemos la responsabilidad de escucharlo y entender su mensaje y, si cabe, escondernos con él. Él lo está diciendo HOY.

(Isaías 26: 20) = Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.

Ya está. Ahora ya lo sabes. Deja de perder tu tiempo con las noticias malas y las promesas falsas. Aférrate de la mano del que nunca te abandonó y deja que sea Él quien te saque de esta prueba. Dile al Padre en lo íntimo y privado todo lo que sientes y Él pondrá en tu corazón todo lo que necesitas para recuperar esa paz que tanto necesitas, ese amor por el prójimo que tanto importa y esa certeza de estar exactamente en el lugar preciso y en el momento indicado. Eso no es ser extraterrestre, eso simplemente es ser hijo de Dios.

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mayo 9, 2020 Néstor Martínez