Hace muchos años, publiqué en mi web una enseñanza profunda, no convencional y crítica sobre la diferencia entre el espíritu, el alma y el cuerpo en el ser humano, haciendo hincapié en la relevancia del alma y en cómo su poder ha sido mal comprendido, manipulado o incluso suprimido tanto dentro como fuera de la Iglesia. En tiempos donde la lectura ha mermado por carencia de tiempo o de posibilidades de concentración, creo necesario compartir una síntesis de ese trabajo tan valioso, en momentos en que se ha vuelto estrictamente necesario.
La diferencia entre el espíritu, el alma y el cuerpo es conocida por la mayor parte de los creyentes. El espíritu nos conecta con Dios, a partir de lo que llamaríamos conciencia divina. El alma nos da auto conciencia, que es como decir identidad, voluntad y emociones. El cuerpo, en tanto, nos conecta con el mundo físico a través de los cinco sentidos. Salvo las excepciones determinadas por patologías inherentes a cada uno de esos cinco sentidos, la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído son los elementos básicos para la vida normal de cualquier ser humano.
El problema mayor que afronta la iglesia de este siglo veintiuno, es la tremenda confusión en la que muchos de sus miembros han caído. No son pocos, puedo asegurarte, los cristianos que no terminan de distinguir entre lo que es el alma y el espíritu. Eso, obviamente, ha permitido y sigue facultando diversos engaños espirituales, falsificaciones de la figura del Espíritu Santo y distintas manifestaciones sobrenaturales que, en realidad, provienen del alma o, incluso, como sucede en la mayoría de los casos, de fuerzas malignas que siempre están atentas para aprovechar estas ignorancias. Mira este texto:
Apocalipsis 18: 2-3 = Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.
Versos 11 al 13 = Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías; mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hierro y de mármol; y canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres.
Lo que aquí la visión de Juan nos muestra es que las almas de los hombres han llegado a ser mercancía comprada o vendida al mejor postor. De hecho, esto tiene parentesco directo con lo que en muchas congregaciones se realiza hoy, donde se comercia con las almas de sus miembros ignorando el verdadero propósito espiritual. Ante la proverbial pregunta de cómo salirse de todo este andamiaje satánico, bien vale reproducirte el verso 4 de este mismo capítulo 18 e este libro, que dice: Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;
Sabemos, porque así ha sido escrito, que Adán fue creado con capacidades extraordinarias, tanto en lo intelectual, como en lo espiritual y físico. Basten dos ejemplos para confirmarlo. Se le ordenó darles nombre a cada uno de los animales creados y así lo hizo. Obviamente, no eran dos o tres, eran miles y miles. Luego, él podría recordarlos a uno por uno sin errores. Memoria sobrenatural. Se le ordeno labrar la tierra del Edén, a él solo. Si el Edén estaba conformado por esos cuatro ríos mencionados, el Edén no era un pequeño parque ni una placita de pueblo, eran miles de hectáreas. Lo hizo. Enorme capacidad física y mental. Todo esto estaba en su alma. Al producirse su caída, toda esta capacidad quedó congelada, confinada. Pero ese poder no desapareció, sino que quedó latente en toda la humanidad posterior.
Aquí es donde caemos necesariamente en la realidad del título que Nee otorgó a su trabajo. Porque, indefectiblemente, el alma humana contiene un poder tremendo que proviene de Adán. Un poder que si bien es de corte original, sin embargo, no es necesariamente divino, pero si “sobrenaturalmente natural”. ¿Qué hace Satanás al respecto? Busca liberar ese poder para respaldar sus fines, utilizando imitaciones espirituales y emociones muy intensas, desviando de ese modo a los creyentes y llevándolos a depender de todas estas sensaciones anímicas y corporales, abandonando de manera automática lo espiritual, que es la base de lo que Dios nos dejó para manejarnos en esta tierra con la guía de su Espíritu Santo. Tremendo.
La advertencia es más que clara. Muchas de las manifestaciones aparentemente espirituales que se experimentan en las modernas congregaciones evangélicas, podrían tranquilamente provenir del alma, mediante el manejo consciente o inconsciente de las emociones, la sugestión y aún de ciertas manipulaciones que todos hemos podido observar. A veces, con la sana intención de motivar a creer más y mejor, pero no en dependencia a la guía del Espíritu Santo. Esto, obviamente, eleva al carácter de urgencia utilizar el discernimiento que nos ha sido entregado, para determinar el verdadero origen del poder manifestado.
Por eso es que casi de manera permanente, en la mayoría de nuestros ambientes cristianos, se llame a todos los creyentes a no vivir conforme a sus emociones, sus razonamientos intelectuales, De sobremanera si se trata de sitios conformados por profesionales) o voluntad propia. Se les enseña o advierte de procurar vivir conforme al espíritu, en permanente comunión, (Que es comunicación directa) con Dios y recuperando el diseño original que tenía Adán antes de la caída. La gran pregunta que surge de inmediato y que me ha tocado escuchar y responder muy a menudo, es: ¿Es factible fácilmente eso? La respuesta, es que no, que no es fácil ni sencillo porque forma parte de una guerra espiritual, pero que es posible, ya que de otro modo Dios no nos hubiera ordenado hacerlo.
Todo esto es un llamado a reevaluar profundamente la teología cristiana tradicional sobre la naturaleza humana. Plantear que en el alma reside un poder inmenso que, si no está sometido al espíritu y el espíritu no está sometido al Espíritu de Dios, puede ser sin dudas una terrible fuente de engaño espiritual, especialmente en estos tiempos finales. La restauración del hombre pasa por entender esta dinámica y caminar en el espíritu, no en la carne ni en lo meramente almático. ¿Te cabe alguna duda que esto, que fue pensado y escrito hace muchísimos años es, exacta y puntualmente lo que hoy se vive en la mayor parte d lo que denominamos como iglesias cristianas?
Lo cierto y evidente es que existe un poder latente en el alma humana, heredado desde Adán, que quedó confinado tras la caída. Muchas religiones y prácticas espirituales (Por ejemplo el budismo, hinduismo, taoísmo, algunas técnicas de la psicología, parapsicología, etc.) buscan liberar este poder a través de medios ascéticos o mentales. Sin embargo, este poder no proviene de Dios, y su activación puede llevar a manifestaciones sobrenaturales engañosas que son instrumentos de Satanás. El tema central de todas las religiones del mundo, (Y es mi deber de honestidad incluir algunas estructuras evangélicas sencillamente sectarias), buscan subyugar el cuerpo para liberar el alma y su poder. Reitero: no es exclusivo del cristianismo, pero en ciertos y puntuales casos, lo incluye.
Lo que ocurre, hay que decirlo con franqueza, es que las multitudes se impactan cuando ven manifestaciones de poder genuinas y no armadas tipo comedia dramática. Porque, -también a esto hay que decirlo-, el poder que esas multitudes ven, es real, pero ignoran que es engañoso. Las manifestaciones tales como milagros, sanidades, predicciones, pueden ser reales, no lo dudo, pero no provienen del Espíritu Santo, como se nos dice, sino de almas humanas influenciadas por espíritus malignos, eso que conocemos vulgarmente como demonios. Son muchos los cristianos, (Me resisto a decir creyentes), que confunden estos poderes con dones espirituales genuinos. La falta de discernimiento permite el engaño y, la infiltración de prácticas ocultistas, además de psíquicas en las iglesias teóricamente cristianas.
La ciencia, a través de la psicología, propone estudiar la psique, que es el alma, pero su enfoque es natural, no espiritual, y pueden tranquilamente abrir la puerta al uso indebido del alma. Y ni hablar de terrenos espinosos como el de la propia parapsicología. Lo cierto es que Jesús, desde su vida misma, y no tanto en lo que dijo, no vi9no a potenciar el alma caída, sino a reemplazarla con vida espiritual nueva a través del Espíritu Santo. Mateo 10:28 es, de alguna manera, una muestra de eso cuando dice: Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Jesús vivía hablando del Espíritu. Si aquí es capaz de separar al alma del cuerpo físico, entonces el respaldo a esta enseñanza es notorio y válido.
Si te detienes a observar con absoluto criterio bíblico y despojado de toda antinomia que puedas guardar, vas a comprobar que una enorme mayoría de congregaciones evangélicas, hoy, están operando con directa vinculación con el alma y no con el espíritu. Los temas que se hablan, mayoritariamente tienen que ver con las distintas necesidades que cada hombre o mujer puedan estar padeciendo. Cosa que no estaría mal, sino fuera que desde hace ya mucho tiempo ha reemplazado a lo que la iglesia del Señor debería ser: una propagadora del evangelio del Reino y de sus bases escriturales para vivirlo. Esto, pone a todas esas congregaciones en estado de vulnerabilidad al engaño y, por tal motivo, sencillamente se han apartado del diseño divino.
A todas luces, quien quiera que se esmere un poco podrá ver cómo Satanás se las ha ingeniado para promover el uso de este poder con la simple idea de suplantar el evangelio. Para eso, él te presenta una falsa espiritualidad por fuera de la cruz, sin tener en cuenta a la sangre y, esencialmente, sin dependencia al Espíritu Santo. ¿Y sabes qué? Hasta ahora le está dando buenos resultados. Si instalo una carpa donde alguien va a enseñar el significado del evangelio del Reino, y a su lado otra donde un solo hombre orará y tal vez en algunos casos sanará a los enfermos, es muy probable que la primera esté casi vacía y la segunda sobrecargada de gente. Y, como puedes suponer, no estoy hablando de gente incrédula, esto dicho desde una óptica eclesiástica, aunque en el fondo, tengo mis dudas que no lo sean, aunque ocupen bancos en un templo.
Creo que no te descubro nada nuevo si te digo que estamos en una guerra espiritual entre la fuerza del alma, también denominada psiquis, y la del espíritu, al que ahora conocemos como pneuma. La única defensa es una unión real y vivencial con Cristo, no un conocimiento superficial como dejan en evidencia poseer una innumerable cantidad de cristianos. Es indudable que debemos hacer un urgente llamado al discernimiento, a renunciar al uso del poder del alma y a vivir guiados por el Espíritu Santo. Solamente así la iglesia genuina podrá resistir la gran apostasía que ya se h a puesto en marcha y el engaño que prepara el camino para la manifestación del anticristo. Lo quieras creer o no, lo hayas podido ver o no, ya comenzamos a caminar en esa dirección equivocada. Y no hablo de ti o de mí, que muy probablemente estamos viendo la realidad de la verdad, me estoy refiriendo a Babilonia, que hoy por hoy tiene más miembros de la iglesia genuina.
Una vez más, te recuerdo que esas capacidades extraordinarias que le fueron dadas a Adán, no se perdieron tras la caída, sino que quedaron latentes y aprisionadas en su carne. Este poder psíquico, si me dejas llamarlo así, porque psiquis es alma, te recuerdo, ha sido ocasionalmente manifestado a lo largo de la historia, incluso por gente no creyente, y ha sido objeto de estudio por esa dudosa ciencia denominada parapsicología. Es obvio que Satanás, absolutamente consciente de ese poder en el alma humana, desea fervientemente controlarlo para sus propios fines. Piensa en magias, hechicerías y brujerías varias y dime si no lo ha estado logrando. La caída del hombre fue su intento inicial de lograrlo, pero ese poder quedó inactivo bajo el dominio de la carne, frustrando su plan. Desde entonces, Satanás ha estado trabajando para liberar ese poder latente, especialmente al final de los tiempos, usándolo para engañar, confundir milagros, y oponerse al plan de Dios.
Convengamos en que el Espíritu Santo obra a través del espíritu regenerado del hombre, tras el nuevo nacimiento en Cristo. Satanás, en cambio, obra a través del alma no regenerada o del poder psíquico, que aún pertenece a la vieja creación. Es vital discernir entre lo espiritual y lo psíquico, pues muchos fenómenos religiosos aparentemente «milagrosos» pueden proceder del alma y no del Espíritu Santo. Las oraciones psíquicas (Enviadas no a Dios, sino a otras personas) pueden tener efectos reales, pero no son de Dios, y se asemejan más a hechicería o manipulación. Muchos cristianos bien intencionados podrían estar usando este poder sin saberlo, influenciando, oprimiendo o dañando a otros creyendo que están “ministrando”. Ejemplos incluyen: orar con un deseo egoísta, predicar usando técnicas emocionales repetidas, o hacer campañas evangelísticas buscando resultados numéricos como métrica de éxito. ¿Habrás visto algo así en tus cercanías, últimamente? ¿Sugerencias prácticas? No le pidas oración quien no conoces. No ores por quien no conoces si no tienes dirección clara del Espíritu para hacerlo.
El verdadero poder del Espíritu Santo, entiende, regenera al creyente, re – genera, esto es: vuelve a generar algo que estaba degenerado. Todo a partir del nuevo nacimiento sin el cual no puede haber regeneración. Además, habita en el espíritu del hombre para producir fruto espiritual y viene sobre él para darle el poder del testimonio, de ninguna manera para manipularlo. Este poder, quiero que lo sepas, es incontrolable, mientras que el poder del alma sí puede ser manipulado, que es lo que lo hace espiritualmente peligroso si se lo confunde con lo espiritual. Por todo lo expuesto, existe una línea muy sutil pero al mismo tiempo crucial entre el uso del alma y el uso del espíritu. El alma caída puede ser fuente de milagros, señales y emociones falsas, que desvían al creyente de la obra verdadera de Dios. El mensaje llama a los creyentes a examinarse con honestidad, discernir con claridad y no ser engañados por lo “espectacular”, lo “emocional” o lo “milagroso” si no procede del Espíritu de Dios. Cuidado: no sea que por buscar lo espectacular te pierdas lo divino.
Quien haya pasado por alguna experiencia personal de sentirse espiritualmente débil, ha entendido que el verdadero poder espiritual no se siente ni se basa en emociones. Obedecer a Dios sin sentir nada especial, es más importante que buscar sensaciones o poderes invisibles. Conocí a muchos “hermanos” que, en el final de cada culto, servicio o reunión, la evaluaba conforme a lo que le hubiera hecho sentir. NO sé si te puede servir mi testimonio, pero puedo asegurarte que cuando mas me ha tocado recibir del Señor, ha sido cuando menos he sentido en lo corporal o emocional. Asimismo, he conocido gente que en un culto experimentaba ataques de risa, temblores, caídas al suelo donde permanecían largo tiempo que, en la semana siguiente, estaban exactamente igual que en la anterior a todo eso. Dios nos creó con emociones, pero nos ordenó no vivir conforme a ellas, sino a su Espíritu.
Y, precisamente, es a partir de eso que muchos predicadores utilizan recursos psicológicos o emocionales, tales como gritos, cánticos o historias conmovedoras, para manipular a sus oyentes. Tengo una experiencia personal que quiero compartirte. Cuando me ha tocado dar una tremenda revelación que el Espíritu Santo me trajo en el momento en que estaba hablando en público, generalmente no ha sucedido nada en lo visible. Aquellos que tuvieron oídos espirituales para oír y la recibieron, apenas quedaron en silencio, conmovidos por lo que estaban viendo por primera vez. Cuando he utilizado algún recurso de oratoria, tal como hacer énfasis en determinadas palabras, generalmente he recibido aplausos y aclamaciones de mis receptores. Muy bonito, pero mi calidad de vocero de Dios estuvo en lo primero, mientras que en lo segundo sólo se movió mi carnalidad al ritmo de mi alma con influencia adámica.
De ninguna manera se deberá confundir el poder del Espíritu Santo con el poder del alma o el poder psíquico. Porque esto es muy similar al poder de la sugestión o, lo peor, al del hipnotismo. Me conmueve mucho más una multitud en silencio, abrumada por el peso de la gloria de Dios descendiendo sobre ellos, que otra que grita, aclama y se convierte en un desorden tal como el que podría suceder en las gradas de un estadio deportivo ante una anotación del equipo local. Eso es emocionalismo. No es censurable, Dios nos creó con eso. Pero eso no es sinónimo de presencia de Dios en un lugar, que se entienda. Y esto de ninguna manera niega que existan milagros verdaderos, pero sí se cuestiona el origen de muchos fenómenos que se presentan como divinos. Todos sabemos que hay prácticas dentro de ciertas iglesias que, aunque generen resultados tales como sanidad, emociones fuertes o incluso lenguas, no provienen de Dios sino del poder humano mal canalizado.
Para que te queden claras las enormes diferencias entre una auténtica fe cristiana y ciertas prácticas psicológicas. Meditar largo rato pero sin referencia bíblica, así como buscar sentirse bien o experimentar fenómenos corporales, no garantiza de ninguna manera una verdadera experiencia con Dios. Y ni hablar de obedecer algún mandato de “no pensar en nada o dejar tu mente en blanco”. ¡NI se te ocurra hacerlo! Estarás invitando cordialmente a una legión de demonios para que entre en tu mente y te destruya. Un cristianismo auténtico se basa en la fe, en la Palabra de Dios y en una vida interior dada por el Espíritu Santo. De ninguna manera en sentimientos o manifestaciones externas. Y mucho menos en la calidad o no del templo al que asistas cada semana. ¡Por favor! ¡No me confundas ser creyente con ser miembro de una religión cristiana!
Es que, si se caen en estos usos tan singulares de orden psíquico, el cristianismo tradicional que conocemos no se diferenciará en nada con otras religiones que lo practican, tales como el Islam, el hinduismo o diversas sectas tales como la llamada Ciencia Cristiana. Estas similitudes alertan sobre la posibilidad de que algunos cristianos estén operando bajo fuerzas que no vienen de Dios, aunque ellos crean lo contrario. Lo que sucede es que hay tantos cristianos necesitados de milagros y sensaciones que aceptan cualquier experiencia espiritual sin discernir su fuente. Se insiste en que el verdadero sentir de un creyente radica en perder el ego y unirse a Dios, no en buscar experiencias o señales externas. El mensaje central de todo esto es una llamada de carácter urgente al discernimiento espiritual, advirtiendo que no todo lo que parece milagroso o poderoso viene de Dios. Se enfatiza la necesidad de vivir por fe, obediencia y comunión con Dios, y no dejarse llevar por emociones o manifestaciones superficiales.
Los puntos considerados como claves en todo este trabajo son: Ataques espirituales y opresión psíquica. Muchos creyentes experimentan opresión espiritual durante reuniones, oraciones o lecturas bíblicas. Esta opresión, según el texto estudiado, proviene de Satanás y no debe confundirse con la presencia de Dios. Luego viene el discernimiento entre lo espiritual y lo psíquico. Existe la necesidad de diferenciar entre el poder que proviene del Espíritu Santo t el que proviene del alma humana, especialmente en ambientes religiosos donde se manipula la emoción o la multitud para generar una experiencia supuestamente espiritual. A eso se le suman los milagros y señales falsas. Hay suficiente en nuestra Biblia respecto a advertencias sobre prodigios mentirosos realizados por el anticristo y sus agentes. Estos milagros son reales, pero su origen es satánico y buscan engañar.
Contar con una multitud no es sinónimo de tener victoria espiritual. Hay grandísimas congregaciones en donde no sucede absolutamente nada desde lo espiritual y, por contrapartida, vemos que tanto el propio Jesús como luego también Pablo, trabajaban con grupos muy reducidos en momentos claves. De todos modos, me parece muy atinado compartirte algunos ejemplos prácticos de lo que es el poder psíquico disfrazado de espiritual. En primer término, en lo que tiene que ver con el evangelismo personal. Es muy frecuente que, cuando se usan estos rudimentos, alguien pueda directamente leer los pensamientos de otra persona o usar intuiciones naturales en lugar de depender del Espíritu Santo de Dios. Otro tanto ocurre en las llamadas reuniones de avivamiento. Allí nos solemos encontrar con ambientes cargados de emoción colectiva, que suele confundirse muy fácilmente con poder del Espíritu Santo.
Se suma a todo esto algunos cánticos y músicas especiales. Hay que convenir que el excesivo uso de la música para inducir el fervor emocional, produce resultados aparentemente muy bulliciosos, pero absolutamente carentes de un verdadero impacto espiritual. Los frutos de toda esa gente nos permite reconocerlos. No hay que perder de vista a los estudios bíblicos basados en interpretaciones de la palabra sustentadas en el intelecto o, en otros casos, en diversas necesidades humanas, pero sin fruto alguno de carácter espiritual. Y finalmente, también es clave la alegría forzada. Un ejemplo, la conocida risa santa. Son manifestaciones emocionales sobre enfatizadas y exageradas que, muy fácilmente, se confunden con la obra del Espíritu Santo. El autor llama a la sobriedad y al discernimiento espiritual. Los creyentes deben buscar equilibrio en su crecimiento: conocer la Biblia, avanzar espiritualmente, evangelizar y confiar en Dios con fe viva. No se condena lo sobrenatural, sino su falsificación a través del alma humana manipulada por Satanás.
En resumen, el texto de Nee es una advertencia contra el engaño espiritual moderno, que mezcla emociones, manipulaciones humanas y aparentes milagros, sin verdadera obra del Espíritu Santo. Llama a los cristianos a vivir en dependencia de Dios y discernimiento espiritual profundo. Te deja en evidencia pequeñas desviaciones que luego traerán grandes consecuencias. Comienza citando una metáfora: dos líneas apenas separadas al principio, pueden estar a kilómetros de distancia si se prolongan. Esto ilustra como un error pequeño en el inicio espiritual puede terminar en un gran desvío con el tiempo. Sería muy extraño si no hubieras visto algo así en tu vida de creyente. De hecho, el problema no es la emoción, sino el enfoque equivocado del corazón al buscar sensaciones y no al Espíritu Santo en sí mismo. Muchos han confundido liberación emocional del alma con una obra del Espíritu. Y no lo fue.
Hay además muy serias advertencias para con distintos sueños o visiones. Está probado que muchas de estas experiencias no vienen de Dios, sino de una mente debilitada y una voluntad pasiva. Se diferencia entre una visión espiritual, que las hay y existen, con una creada por la imaginación o el alma. Conozco matrimonios entre cristianos formalizados en base a estas últimas formas. Fracasaron rotundamente hasta el grado de divorcio. Habría que preguntar, tanto a un hombre como especialmente a una mujer, por serlo, cuando dicen “ver” a Jesús, ¿Qué rostro están viendo? En lo personal, he tenido respuestas que, si no representaran el riesgo que tienen, habrían sonado hasta graciosas. Recuerden que el alma puede estar viva, tener emociones y también fortaleza, pero no puede dar vida. El Espíritu, en cambio, sí que transmite y vivifica la vida verdadera de Dios. Muchas son las obras de la iglesia que están basadas en el alma. Emocionan, conmueven, pero no transforman. El quebrantamiento de espíritu, tan necesario para nacer de nuevo, no tiene nada que ver con una fuerte emoción del alma, aunque externamente se parezcan.
En cuanto a las técnicas evangélicas para sus reuniones, algunas suelen estar llenas de estrategias humanas. Atmósfera emotiva, coritos, historias conmovedoras, de esas que hacen llorar a los más sensibles, o sea: manipulación emocional apta para asumir e involucrarse con todo lo que se les dé. Pero atención, estos métodos producen efectos pasajeros, pero de ninguna manera generan vida espiritual verdadera. Es como una especie de morfina espiritual, alivia temporalmente, pero no sana. Porque la verdadera vida espiritual nace de la resurrección de Cristo, no sólo de su nacimiento. La regeneración es recibir la vida que no muere, o sea, la vida que vence a la muerte. Vendría a ser algo así como un roble que rompe un sepulcro de mármol, porque tiene vida.
Recuerda que Jesús dijo que quien aborrece su vida, (que es como decir su alma), la guardará para vida eterna. Usar nuestras propias habilidades humanas, nuestros talentos o nuestras emociones, no sólo que no aporta nada de bendición, sino que en casos puede llegar a bloquear la acción de Dios. Para que haya fruto espiritual, acuérdate, el grano de trigo, que es justamente el alma, debe caer e y morir. El que dice es obrero de Dios debe renunciar a su propia fuerza y depender completamente del Espíritu. Es mucho más valioso morir al Yo que usar elocuencia, carisma o conocimiento humanos como herramientas espirituales. Sólo se consigue hacer gente religiosa. Todo este antiguo trabajo es una fuerte advertencia contra el engaño espiritual que proviene de operar desde el alma en lugar del espíritu. Exhorta a buscar a Dios con un corazón puro, sin buscar experiencias emocionales, discernir el origen de los fenómenos espirituales, morir a uno mismo para que el Espíritu Santo pueda obrar y rechazar cualquier método humano y depender totalmente de Dios.
El poder debe ser obtenido en base a la resurrección. Resurrección es vivir más allá de la muerte. Lo que necesitamos no es de mayor poder sino de muerte más profunda. Precisamos resistir a todo poder natural. Aquel que no pierde su vida del alma, no conoce nada de poder. Sin embargo, aquel que pasó por la muerte, se halla en poder de la vida. Cualquiera que pierde su vida del alma, a semejanza del grano de trigo que cae en tierra y muere, crecerá en la vida de Dios y producirá mucho fruto. Creo que muchas personas son tan ricas y fuertes que no dan oportunidad para que Dios obre. Frecuentemente recuerdo las palabras “desamparado y desesperanzado”. Debo decirle a Dios: “Todo lo que tengo eres Tú; yo mismo nada tengo. Fuera de Ti estoy verdaderamente desamparado y desesperanzado”. Debemos tener una actitud de dependencia para con el Señor, como si no pudiésemos inhalar y exhalar sin Él. Cualquier cosa que tenemos viene de Él. ¡Cómo se deleita Dios viéndonos llegar a Él desamparados y desesperanzados!
Hace pocos días un hermano me preguntó: “¿Cuál es la condición para que obre el Espíritu Santo?” A lo que le respondí: “El Espíritu Santo nunca se enreda en ayudar el poder del alma. El Espíritu Santo necesita llevarnos primero al lugar donde no podemos hacer nada por nosotros mismos”. Aprendamos a rehusar todo aquello que viene de nuestros egos naturales. Sea milagroso o común, debemos rehusar todo aquello que no viene de Dios. Él entonces demostrará Su poder para realizar aquello que pretendió hacer. Habrás oído y visto, al igual que yo, decenas de reuniones multitudinarias donde se hace énfasis en el poder del Espíritu Santo manifestado allí. Mientras, se le rinden honores, aplausos, glorias y aleluyas al predicador que ha desatado todo eso. Lamento decepcionarte. Allí no está, ni estuvo, ni muy probablemente estará presente el Espíritu Santo de Dios, sino el poder que tan bien describe W. Nee en este trabajo. Porque el Espíritu Santo se manifiesta, solamente, para glorificar a Cristo, y no a hombre alguno.
El Ejemplo del Señor: Juan 5:19: Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. El Hijo no puede hacer nada por Sí mismo. En otras palabras, de todas las cosas que el Señor realizó, ninguna de ellas Él hizo por Sí mismo. Esta es la actitud continua del Señor. Él nada hace por Su propio poder o según Su propia idea. Él rehúsa cualquier cosa que pueda venir de Él mismo. Sin embargo, ¿existe algo errado con Su alma? ¿Su poder del alma no es bastante utilizable? Siendo que Él no tiene el menor indicio de pecado, para Él no sería pecaminoso usar Su poder del alma. Aun así, Él afirma que el Hijo nada puede hacer por Sí mismo. Si un Señor tan santo y perfecto como Él se rehúsa a usar Su propio poder, ¿qué en cuanto a nosotros? El Señor es tan perfecto, y aun así en toda Su vida Él demostró ser desamparado y desesperanzado en Sí mismo, dependiendo sólo de Dios. Él vino al mundo para hacer la voluntad del Padre en todas las cosas.
Nosotros, que somos apenas una partícula de polvo, en verdad no somos nada. Debemos poner a un lado la fuerza psíquica y rehusar cualquier cosa que venga del poder del alma, antes que podamos trabajar con fuerza espiritual y producir mucho fruto. Que Dios nos bendiga. Muy bien; reacomoda tu cerebro, que seguramente ha quedado desparramado por la validez y contundencia de esta enseñanza. Eres libre de tomarla, aceptarla, creerla y ponerla por obra, o de dejarla a un costado y ser, uno más, de los que consideraron a Watchman Nee como un hereje. No es mi intención alterar tu doctrina ni mucho menos, crear alguna nueva. Lo que sí quiero, es que tengas suficiente serenidad de discernimiento para cumplir con el consejo paulino: examinarlo todo y rescatar lo bueno. Eso es válido para este trabajo. Al llegar a este punto, quiero sugerirte que lo leas completo, está en mi Web, es el número 5 de la ventana de “Palabra Confirmada”. Sólo una cosa puedo añadirle después que lo leas: Ahora ya lo sabes. Ahora ya no puedes hacerte el distraído y decir que lo ignorabas.
