Estudios » Crecimiento

Tú Preguntas. Dios Responde

Voy a decirte algo que es clave para lo que hoy veremos. De los millones y millones de seres humanos que hoy habitan en la tierra, ninguno es un error. Repito: ni uno solo de nosotros es un error. Fuimos enviados aquí, específicamente, para hacer algo valioso. Eso significa que Dios tenía algo que necesitaba ser hecho y eso te hizo necesario. Dios no creó nada para entretenimiento. No creó nada, siquiera, por belleza.

Aunque mucho de lo que creó pueda ser hermoso, no fue creado por belleza. Incluso el color de las flores que recoges en jardines y luego colocas en floreros o macetas en tu hogar, tampoco fueron creadas por belleza, aunque esos colores las hagan bellas. Yo no sé si sabías que de los miles de insectos que existen, algunos de ellos sólo pueden ver ciertos colores, no todos. Así que Dios diseñó el color en la flor para atraer específicamente a un solo tipo de insecto.

Ese color tiene un propósito. Y la mayoría de nosotros no conocemos nuestro propio propósito en la tierra. Por eso es necesario que te formules algunas preguntas que tendrás que responder si es que quieres tener lo que llamamos éxito en tu paso por este planeta. Son las preguntas más importantes de la vida. Son preguntas, estas, tan importantes que, aunque te produzca asombro, controlan todo el mundo.

Todo lo que la gran mayoría de seres humanos hacen en la tierra, está motivado por alguna de estas preguntas. El hombre más pobre en dinero que duerme debajo de un puente, también está intentando responder estas preguntas. El hombre más rico en dinero que vive en un palacio, está luchando con estas mismas preguntas. Cada raza, cada credo, cada grupo étnico y cada cultura, también está batallando con estas mismas preguntas.

Porque tal como te dije en el inicio, estas son preguntas que controlan todo el mundo. De hecho, crean industrias. Son estas mismas preguntas las que también crean el mundo de la moda, desarrollan el mundo del entretenimiento y, por si eso fuera poco, también te despiertan cada mañana. Son también las preguntas que pueden producir líderes corruptos. Asimismo, estas son preguntas que producen personas que abusan de sus propias vidas y las vidas de otros.

Estas preguntas de las que te estoy hablando, que si no me equivoco son cinco, también controlan a políticos, presidentes de países y primeros ministros, según sus modelos democráticos. También controlan a líderes cristianos y a los jóvenes de ambos sexos que venden sus cuerpos en las calles. Y es por estas preguntas que los jóvenes consumen drogas y conviven sin pacto ni matrimonio los unos con los otros.

Estas preguntas son tan poderosas que provocan la destrucción de la guerra en el mundo. ¿Y cuales son estas preguntas? La primera: ¿Quién Soy? Es una pregunta muy difícil de responder. La segunda pregunta que controla a la raza humana, es: ¿De Donde Vengo? De hecho, de dónde vine, cuál es mi origen. Algunos sostienen que vienes de un mono. Otros dicen que vienes de una salamandra que subió arrastrándose a una roca hace seis millones de años.

Y que luego se convirtió en un renacuajo y luego en una rana, que también se convirtió en un mono. Que más tarde se convirtió en hombre. Aunque te parezca inconcebible, algunos creen eso. La tercera pregunta con la que todo ser humano batalla, es: ¿Por Qué Estoy aquí? Esta es una pregunta difícil. El ser humano promedio no sabe por qué está en el planeta tierra. En muchos casos, se despierta cada mañana yendo a un trabajo que odia.

Trabajando con personas que no le agradan, recibiendo un salario que es menor al que merecen y muriendo demasiado joven por frustración, porque no sabe por qué existe. La cuarta pregunta que todo ser humano debe responder, es: ¿Qué Puedo Hacer? El ser humano promedio en la tierra, no tiene idea de su capacidad. El noventa por ciento de la población humana morirá y nunca alcanzará más del diez por ciento de su verdadera habilidad.

Esto es una tragedia. Y la última pregunta que todo ser humano debe responder, es: ¿Hacia Dónde Voy? Cuál es mi destino. Todos quieren saber cuál es mi futuro. Donde estaré en los próximos veinte o cuarenta años. Donde estaré cuando tenga setenta y cinco u ochenta años. Cuál es mi destino. Estas cinco preguntas, puedo asegurarte que están frustrando a la raza humana. Dios tiene respuestas para todas. Sólo sígueme con atención y, en el final, tendrás cinco tildes de okey en cada una.

Estas cinco preguntas pueden cambiar una vida. Porque son las preguntas que una enorme mayoría no puede responder. Hay gente que se ha convertido de niño, que incluso pudo hasta haber sido hijo de algún líder, pero que jamás encontró respuesta para estas preguntas. Y mucho menos si luego por esas cosas naturales que tiene la vida le tocó aterrizar en alguna de las tantas iglesias que terminan volviendo religiosos a sus miembros.

Así es que, llegado este tiempo y momento, me temo que deberás buscar esas respuestas por ti mismo. Lo primero que vas a descubrir, es que la mayor tragedia que puede traer la vida, no es la muerte. Hay algo peor. ¿Peor que la muerte? ¿Es posible, eso? Si. Creo que la mayor tragedia en la vida, es una vida sin propósito. Es como que estás vivo, pero no sabes por qué. Respirar oxígeno, comer comida, obtener energía y no saber por qué la tienes.

Eso es una tragedia. Vivir más de ochenta años y ni saber por qué estuviste aquí, eso es una tragedia. Sin propósito, la vida no tiene significado. No tiene sentido de destino. No tiene sentido de precisión. En realidad, el propósito es la tercera pregunta. ¿Por qué estoy aquí? Y esta es la frustración de todos los seres humanos. Todo ser humano quiere tener éxito. Nunca conocí a alguien que esté planeando fracasar. Ningún ser humano quiere fracasar.

Todos quieren tener éxito. Pero el éxito es predecible; el éxito no es suerte; tampoco un experimento. Se puede predecir el éxito. Porque el éxito fue diseñado por Dios para ser predecible. Sin embargo, habrá que decir que lo opuesto también es cierto. Porque el fracaso también es predecible. Así que nos encontramos con una rara paradoja, Si el éxito es predecible, eso significa que puedes planear el éxito. Si existe algo de éxito en este ministerio, fue por causa de una decisión: luchar en contra de todo lo que me decían.

Te daré una respuesta que quizás te sorprenda, porque es la misma por la cual la gente fracasa. El éxito es predecible, porque la vida fue diseñada para tu éxito. Pero el fracaso también es predecible, porque el fracaso es el mismo resultado que el éxito. Dios diseñó todo lo que creó, para que tuviera éxito. Nunca verás un ave que no pueda volar de manera natural, salvo que esté lastimada. Nunca verás un pez que no pueda nadar de manera natural, salvo que alguien le haga tragar un anzuelo.

Cada semilla, si la echas en la tierra y le vuelcas agua, no necesitas orar, está diseñada para producir un árbol. Todo lo que Dios creó, tiene incorporado en sí mismo, su propio éxito. Y si esa planta está aquí, hoy, y mañana se marchita, ¿Cuánto más importante serás tú para Dios? Dios está más comprometido con tu éxito que tú mismo. Porque tu éxito es importante para Dios. Dios te necesita para tener éxito.

Cuando descubres esta realidad, necesariamente te vuelves más que valiente. Lo cierto es que Dios necesita que tú tengas éxito. Y te explico por qué. Porque el éxito, está incorporado en la creación por cada fabricante. El éxito es importante para todo fabricante que hace un producto. Y cuando te lo entrega, le añade al envase un manual. Manual significa pensar. Un manual es la mente del fabricante en papel. Así es que cuando compras ese producto, lo primero que ves es el manual, no el producto.

Y el manual, de lo que sea, siempre dice: “antes de operar este producto, lea completo este manual”. Ahora pregunto: ¿Cuántos de nosotros compra un producto y se toma el trabajo de leer todo el manual antes de usarlo? Muy pocos leen ese libro, lo que significa que el resto, no conoce la mente del fabricante, respecto a su producto. Ese libro es simplemente un libro de promesas y leyes. Cuando tomas el manual, la primera cosa que ves, es una fotografía. La imagen.

Luego, en la siguiente página, ves promesas. Este producto funcionará así, te dice. Este producto hará esto. Este producto está garantizado para hacer esto. Y tienen una larga lista de promesas. Pero luego, en la tercera página, dice: sigue estas instrucciones, obedece estas leyes. No lo uses cerca del fuego, no lo uses cerca del agua. No intentes abrirlo o repararlo tú mismo. Muchas leyes. No hagas esto, no hagas aquello.

Después, la siguiente página te dice que hacer y como asegurarte de que el producto tenga éxito. Luego llegas a la última página y ves algo extraño, lo que llaman garantía. El fabricante garantiza que el producto cumplirá exactamente lo que promete. Pero también dice que, si obedeces las leyes que están en este libro, entonces garantizamos que este producto está bajo garantía, lo que significa que lo protegeremos personalmente.

Luego dice: si hay algún defecto en este producto, no intentes repararlo tú mismo. Llévalo sólo a un distribuidor autorizado. ¿Por qué? Porque hay muchos distribuidores, pero no todos están autorizados. Como Buda, Mahoma, Confucio, ateísmo y ciertos y determinados autores que simulan ser lo que no son. Pero todos son distribuidores no autorizados. Los únicos distribuidores autorizados en el mundo, son los que el fabricante aprueba. Como Jesucristo.

Luego dice: si este producto es defectuoso, colócalo nuevamente en la caja, séllalo y envíalo nuevamente a nosotros con todos los gastos a nuestro cargo. Lo repararemos y se lo enviaremos nuevamente y no deberá pagarnos nada. Y si no pudiera ser reparado, lo cambiaremos por uno nuevo que también será a nuestro cargo en su costo. Todo esto suena más que amable y hasta generoso, ¿Verdad?

El problema es que ellos no te conocen y no hacen todo eso porque les caigas bien. Ni siquiera te conocen. Lo hacen porque están protegiendo su marca, que es como decir que están protegiendo su nombre. Defenderán, protegerán, reemplazarán, repararán, restaurarán y no por ti, sino para proteger el logotipo ese que tienen todas sus cajas de sus productos. Porque saben que, si el producto no tiene éxito, su reputación estará en riesgo.

Reputación. ¿Sabías que la palabra reputación está en la Biblia? Allí se llama Nombre. O por amor de Su Nombre. Todo lo que un fabricante hace en favor de su producto, es para proteger su nombre. Así es que, el éxito del producto es necesario para proteger la reputación de la compañía que lo ha fabricado. Lo peor que le puede pasar a un fabricante, es que su producto falle. Su reputación y su empresa pueden destruirse.

Ahora míralo desde esta óptica. Tú eres un producto, y lo primero que el fabricante puso en ti, fue su imagen. El fabricante dijo: hagamos un producto a nuestra imagen. O sea que, lo primero que puso en ti, es lo más importante para Él: su imagen. Eres como el fabricante. Eso significa que tu fracaso es malo para Dios. Creo que tengo buenas noticias para darte: desde hoy en adelante, ya no puedes fracasar. ¿Entendido?

Dios tiene que garantizar tu éxito, no para protegerte a ti, sino para proteger su reputación. Así es que, cuando lees la Biblia, ves que Dios le dice a su pueblo: Aunque son duros de cerviz, murmuradores y quejumbrosos y debería destruirlos, aun así los prosperaré, los restauraré, los sanaré y los redimiré por amor de Mi Nombre. No importa donde estés ahora en tu vida. Te prometo, te garantizo, que vas a salir de tu situación no por tu nombre, sino por amor de Su Nombre.

Da gracias a cada momento a Dios, Él es el fabricante. No puedes fracasar en nada de lo que emprendas, siempre y cuando eso sea legal y conforme a su propósito y su voluntad. Por eso, si Él te ha dicho que vayas a la universidad, no te preocupes por la matrícula. Si Él te dijo que construyas un negocio, tienes la capacidad. Si Él te dijo que levantes un ministerio, tienes la capacidad. Te digan lo que te digan los que la miran desde afuera, tú agachas tu cabeza y encaras como buey en la pelea.

Si Él te dijo que seas abogado o maestro, tienes la capacidad. Si Él te dijo que fundes una escuela, tendrás la capacidad para hacerlo. Él te lo respaldará por causa de Su Nombre. Por eso, si tienes una enfermedad o alguien cercano la tiene, y es grave, pídele al Señor sanidad, pero no por ti o por la persona enferma que sea, sino por amor de Su Nombre. La razón por la cual algunos no son sanados cuando lo piden, es porque quieren ser sanados para sentirse bien.

A partir de ahora, debes pensar que tienes que tener éxito en lo que estés haciendo. Pero no para tu vanidad o tu ego, sino para proteger Su reputación ante el mundo incrédulo. Por eso este ministerio no podía fallar, porque Él envió a un hombre de un país lejano al mío a profetizarme de que mi voz iba a ser escuchada en todas las naciones cuando a mí sólo me oía hablar mi familia. En el día en que me dieron esa profecía, todavía no se conocía nada del proyecto internet. Gloria a Su Nombre.

Y si a alguno de ustedes alguien confiable y ungido, (Lo sabes por discernimiento), te ha profetizado algo importante a futuro, hazlo público, porque con esa acción estarás poniendo presión sobre Él. O sea que lo que te estoy queriendo decir es que el secreto de tu éxito ya está incorporado en ti. Dios creó las aves para volar, así que, si las aves no vuelan, es Su Nombre el que queda en duda y desconfianza.

Dios creó los peces para nadar y las semillas para dar árboles. Así que, si un pez no nada o un árbol no crece, la reputación de Dios queda comprometida. Dios es muy sabio, en todo lo que hizo le incorporó leyes para garantizar su éxito. Por eso le dijo a Josué. Si lees mis leyes, si memorizas mis leyes, obedeces mis leyes, aceptas mis leyes o te sometes a mis leyes, tendrás buen éxito. Es más, aunque parezca atrevido y hasta blasfemo: cuando descubres las leyes de Dios, casi que no necesitas orar.

Si no entiendes esto que acabo de decirte, te doy un ejemplo. El automóvil que acabas de comprar, fue fabricado por un fabricante y ese fabricante incorporó en el auto las leyes es para su funcionamiento. No necesitas orar para saber qué poner dentro del tanque de combustible. Es una ley. El fabricante dice: debe usar solamente gasolina de tal o cual calidad. No te pidió permiso, la ley ya está incorporada en el auto. Ahora: si te agarra un ataque de avaricia y para no hasta le pones agua en lugar de nafta, el auto fallará.

En síntesis: no les impones tus propias leyes al fabricante, sino que te sometes a las que él ha determinado. Eso te garantiza el éxito. Por lo tanto, Dios ha diseñado todo para que funcione según leyes. O sea que las leyes fueron dadas para garantizar el éxito, no para restringirte. Cuando Dios dice: no forniques, eso significa que no debes tener relaciones sexuales hasta que no formalices pacto ante Él con una mujer.

Es asombroso. Dios no lo explica, así como los fabricantes no explican sus leyes. Simplemente las anuncian. Compras una plancha y la ley dice: no operar cerca del agua. Pero no te dicen la razón, el motivo o el porqué de esa ley. Se supone que eres una persona inteligente. La plancha es eléctrica y se sobreentiende que, si la operas cerca del agua, que es tremenda transmisora de la energía eléctrica, puedes morirte electrocutado.

Sólo te dijeron que no la usaras cerca del agua. Me pregunto cuántos de ustedes desoyeron las leyes del fabricante y luego tuvieron que pagar con creces esa desobediencia. Cuantos todavía lo estarán pagando, hoy mismo, aunque se hayan arrepentido y hayan sido perdonados. Dios diseñó al pez para estar en el agua, esa es una ley. Si un pez sale del agua, se muere. ¿Sabes? Son más inteligentes que los humanos, jamás se mueven de esas aguas.

Las aves fueron diseñadas para volar en el aire y nunca intentarán convertirse en peces. Si colocas una semilla sobre un piso de mosaicos, y la dejas allí por el tiempo que se te ocurra, seguirá siendo una semilla. ¿Por qué? Porque has desobedecido la ley de la semilla. Necesita tierra y humedad. Los humanos son las únicas criaturas con las que Dios tiene problemas. Somos los únicos que probamos la ley para ver si es verdad.

Por eso de pronto puedes estar en bancarrota, con un matrimonio destruido o enfermo. Someterte a las leyes de Dios no es un sacrificio, es una bendición. Y Dios dice, tendrás buen éxito. El éxito, recuerda siempre, es el resultado de decisiones. Lo que eres ahora mismo, es lo que decidiste ser. No culpes a nadie por tu situación actual. El fracaso, asimismo, también es el resultado de decisiones. Lo que decidas, determina tu destino.

En otras palabras, todos se convierten en lo que deciden ser. Doy fe con mi vida de eso. Fui periodista ante un entorno y un medio hostil y contrario a mi sueño. Fui maestro del Señor, en medio de una estructura que me subestimaba, me hostilizaba y me obstruía serlo. Gracias al Señor por su respaldo y gloria a Su Nombre, factor gravitante en toda mi historia. De más está decirte que no soy el único hombre fiel sobre el planeta, así que no hay ningún motivo para que contigo no suceda exactamente lo mismo.

Si tienes en tu mente y en tu corazón algún sueño importante a futuro, ten en cuenta tres puntos básicos. No bebas, no fumes, no forniques. ¿Por qué? Porque si bebes, el alcohol matará con su poder todas tus mejores ideas. Si fumas, te pasarás el resto de tu vida en los hospitales con tus pulmones averiados. Y si fornicas, te encontrarás con un embarazo no deseado y un hijo que no podrás llegar a mantener ni a criar, o con una enfermedad venérea a veces mortal.

Tener una visión respaldada por lo divino, determina la disciplina. Si no sabes dónde vas, harás cualquier cosa con tu vida. El propósito trae disciplina. No puedes caerte de tu destino porque un amigo te metió en tentaciones raras y destructivas. Un verdadero amigo es alguien que te ayuda a llegar a tu destino, no a que te quedes a medio camino. Si alguien quiere que hagas algo que te aparta de tu destino, no es un amigo, es un enemigo.

Las decisiones determinan el éxito. Tu lees en tu Biblia No Fornicar y piensas que eso ya está pasado de moda, que tal vez era lógico en aquellos tiempos, pero que ahora todo ha cambiado y obedecer eso es sacar una credencial de idiota o algo más fuerte. Pero hay una razón por la que Dios nos demanda eso. Dios te dice que no forniques para que disfrutes tus recuerdos. Dios quiere que vivas una vida con buenos recuerdos.

Tener buenos recuerdos es lo opuesto a vivir con remordimientos. Así que estableció unas cuantas leyes que son para tu protección. A Él no le sucede nada si desobedeces. A ti es a quien le suceden cosas. Estoy seguro que muchos de ustedes que están allí, tienen ciertos recuerdos trágicos. Déjame decirte que, si obedeces a Dios, nunca tendrás un mal recuerdo. Dios quiere que tengas éxito. Él te dio la vida para que tengas éxito.

Quiere que tengas éxito más de lo que tú lo deseas, y lo quiere por causa de Su Nombre. Dios es fiel a la visión que puso en tu vida. Él es fiel a ella porque necesita que tengas éxito para proteger su reputación. Tu futuro, es el pasado de Dios. Aunque no entiendas lo que digo, la Biblia es mi base para decirte que Dios te terminó, antes de empezar contigo. El plan de Dios para tu vida, ya está terminado. Sólo espera que cumplas las leyes.

Cuando descubres esto, y el Espíritu Santo te lo confirma, te vuelves muy audaz, porque sabes que el plan que Dios tenía para ti, ya está terminado. Dios nunca comienza algo hasta que está terminado. Eso te vuelve también muy confiado. En Jeremías 29:11 Dios dice: Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Esto es como decirte que Él sabe los planes que tiene para ti.

Planes para prosperarte y no para dañarte. Planes para darte un futuro y una esperanza. Yo conozco tus planes. Dios ya te terminó antes de empezar contigo. En el libro de Isaías Dios dice: Recuerda esto, ponlo en tu mente y no lo olvides. Esas tres frases significan lo mismo. Siempre que Dios dice algo tres veces, eso es lo más importante. Es la misma idea de cuando Jesús decía De cierto, de cierto, o en verdad.

Él dice: recuerda esto, fíjalo en tu mente, no lo olvides. Las mismas palabras. ¿Qué es tan importante? Dios dice: recuerda esto: Yo Soy, Dios y no hay nadie como yo. Y añade: Ahora no lo olvides, Yo Soy Dios y no hay nadie como yo. Segundo: Yo Soy Dios, y siempre declaro el fin desde el principio. En el verso siguiente: Y hago conocer, desde los tiempos antiguos, lo que aun está por venir. Digo: mi propósito se cumplirá.

Esa escritura puede cambiarte tu vida. Dios dice: Mírame: yo siempre digo el fin, primero, y luego retrocedo y empiezo. Dios dice: no hay Dios como yo. Yo declaro el fin antes del principio. Eso significa que termino antes de comenzar. Dios te dice: cada vez que me veas empezar algo, eso es evidencia de que ya está terminado. Podemos decir: Yo existo. Aquí está la buena noticia. Dios no permitiría que fueras concebido en el vientre de tu madre, a menos que hubiera ya algo terminado, que naciste para comenzar.

Eso significa que no eres un error. Eres un bebé ya destinado y terminado. Dios nunca comienza con el principio. Él comienza con el fin y luego empieza. Tu éxito, ya está terminado. Dios dice: establecí tu fin antes de comenzarte. Y luego, al principio, Él dice: doy a conocer, desde el principio, tu fin. Por eso, cuando eras niño, soñabas todo el tiempo. Ese era tu destino, gritándote. Por eso tienes grandes sueños, esos sueños son reales.

Nunca juzgues tu destino por el lugar de tu nacimiento. Conozco algunos padres que jamás tuvieron ni la menor idea de lo que podrían ser sus hijos. Los científicos dicen que cuando un hombre y una mujer se unen en el acto sexual, y el hombre libera el esperma, está probado científicamente que por lo menos quinientos millones son liberados. Y todos corren hacia el óvulo tratando de llegar primero. ¿Adivina quien ganó? ¡Tú ganaste!

O sea que no vas a ser un ganador en esta vida, ¡Ya eres un ganador! Estás aquí porque ganaste. Deja ya de sentir lástima por ti mismo. Ponte de pie, endereza tus hombros, ve mañana al trabajo caminando como un ganador. Vístete como un ganador, habla como un ganador y diles a todos: estoy aquí porque gané. Así que deja de decirle a la gente que eres uno en un millón. No, eres uno en cuatrocientos noventa y nueve millones.

La Biblia dice que Dios te vio en el vientre de tu madre. Eso significa que Dios estaba mirando a tu madre y a tu padre cuando te concebían, sin importar donde estuvieran o en qué circunstancias. No importaba si estaban casados o no, o si fue en el lugar más inesperado. Era tu momento de llegar. Y Dios vio a los quinientos millones de espermatozoides corriendo hacia el óvulo y dijo: Ese. Lo quiero a él, la quiero a ella, ese eras tú.

Fuiste elegido para hacer este trabajo ya terminado. Por eso, cuando hablan de pro elección o pro vida, yo no creo en ninguno de esos términos. Yo creo en la pre elección. Efesios 1 dice: Él te escogió en Él, antes de la fundación del mundo. Eso significa que Dios sólo usó a tus padres para traerte aquí. No importa quienes sean o qué hayan hecho, sólo fueron el canal. Este es tu tiempo, ahora. No eres un hijo ilegítimo. No hiciste nada malo.

Por si acaso, ellos podrían ser padres ilegítimos, pero tú eres un hijo legítimo, elegido por Dios. Y Dios tiene que asegurarse que tengas éxito. El sueño que ves, es real y ya está terminado. Y naciste para comenzarlo. Dios nunca empieza algo antes de que esté terminado. ¡Cuánto cuesta entender esto aquí en la tierra! Algunos piensan que Jesús murió hace poco más de dos mil años, pero no es verdad. Si eso fuera así, significaría que Jesús no estaba terminado antes de comenzar.

Cristo no murió hace dos mil veintitantos años, eso sería demasiado tarde. Antes que Dios te creara, la Biblia dice que Dios se aconsejó a sí mismo. Tuvo una reunión con Él mismo. Los tres. Padre, Hijo y Espíritu Santo. Como dice Proverbios 19:21: Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; Mas el consejo de Jehová permanecerá. En hebreo, la palabra consejo, significa reunión. Dios tuvo una reunión sobre ti, antes de que existieras.

En es reunión, decidió crearte. Porque tenía un destino y una asignación para ti, antes de que existieras. Pero surgió una preocupación. El hijo le dijo al Padre. Si los creamos y les damos voluntad, podría decidir en contra de nosotros y desobedecernos. El Padre dijo: es posible. Entonces el Espíritu dijo: ¿Qué haremos? El Hijo respondió: si desobedecen, tendremos que redimirlos. Así que pagaré el precio ahora, moriré ahora, antes de crearlos.

En la reunión, el Padre aceptó. Está bien, Hijo, estás muerto. Y cuando todo estuvo decidido en esa reunión, dijeron: ahora comencemos. Por eso la Biblia no dice que Jesús murió por ti hace más de dos mil años. La Biblia dice: He aquí el cordero que fue inmolado antes de la fundación del mundo. Por eso es que, cuando Adán pecó, Dios no entró en pánico. Porque ya estaba cubierto. Por eso, cuando caíste la semana pasada, Dios no entró en pánico. Porque no puedes fracasar.

Por eso cuando pecaste, Él vino a buscarte. Él no te salvó por ti mismo, estaba pensando en Él mismo. Él dijo: tengo que salvarlo o salvarla para proteger mi reputación. Debo asegurarme que ella o él lleguen a sus sueños o a su destino. Tu salvación, está garantizada, por eso vuelves a Dios. Tú no vuelves a Dios para unirte a una iglesia. Vuelves porque tienes que llegar a tu destino. La Biblia dice que Él te predestinó.

Pre, significa antes. Te predestinó y aquí estás, desviándote, cayendo en pecados necios. Y Dios dice que está bien, y envía al Espíritu Santo para que te regrese a la línea del propósito de Dios. Vuelve a casa y cumple tu destino, esta noche. Dios te ve muy diferente a lo que crees. Si Moisés no hubiera regresado a Egipto, varias cosas no hubieran sucedido. Sólo Dios pudo mirar a un asesino como Moisés y ver en él a Génesis, Éxodo, Levítico, Números o Deuteronomio.

En un asesino. Dios dio los diez mandamientos, el líder de un pueblo de millones. Cuando Dios salvó a esa canasta, estaba salvando a los primeros cinco libros de la Biblia. Destino. Cuando Pablo fue acusado de ser un asesino serial, después de matar a tantas personas en nombre de su creencia, Dios no lo mató. Lo derribó al piso y le dijo: Saulo, dentro de ti hay un Pablo. Algunos de los que me están escuchando, seguramente nacieron Saulos, pero en realidad son Pablos.

Aun no sabes quién soy. Quédate tranquilo unos años más y me manifestaré. Y ese día te alegrarás de haber estado cerca de mí y haberte dado contra el piso. Pronto vengo, aún no me has visto. Y Dios le dijo a Saulo, te voy a salvar. No estaba salvando solamente a un hombre, estaba salvando a Romanos, las dos cartas a los Corintios, Colosenses, Gálatas, Efesios, Filipenses, las dos a los Tesalonicenses y a Timoteo, Tito, Filemón.

Estaba salvando el Nuevo Testamento cuando salvó a Pablo. Por eso hoy estás allí, siguiéndome con atención, aunque luego digas que no te interesa demasiado. Dios está protegiendo en ti todas las cosas buenas que llevas adentro. Él quiere salvar tu destino. Es probable que hasta hoy hayas estado por allí perdiendo el tiempo en tonterías y otras cosas que mejor no mencionaré. Pero para ti el Señor le dio esta palabra, hoy, a este hombre que está del otro lado del mundo, por allá abajo donde casi se termina.

Dios te está diciendo que tu vida comienza exactamente en este momento, ni bien concluya este audio. Dios dice que quiere que dejes de jug ar con tu vida y se la entregues de una vez por todas y para siempre. Tienes que descubrir quién eres, de donde vienes, por qué justo hoy decidiste escucharme y hacia donde vas. Tengo absoluta certeza que el Espíritu Santo te haya dado todas las respuestas en este día.

Cierro con algo muy personal que fundamenta parte de algo en lo que creo y enseño. Mis padres se casaron en un mes de enero de un año. Sin buscarlo y cuando todavía estaban en plena luna de miel, mi madre quedó embarazada de mí. Yo nací en el mes de diciembre de ese mismo año. Si ellos hubieran querido disfrutar más de su nueva vida de casados, podrían haber decidido abortarme y tomarse un tiempo para tener hijos.

Pero decidieron no hacerlo y, entre otras cosas personales que no debo compartir, puedo consignarte que esa decisión determinó que hoy esté aquí, hablándote y hasta siendo canal de bendición para tu vida. No sé tu historia, amiga, amigo, hermana o hermano. Pero podría ser que también en tu caso tus padres hubieran decidido abortarte y no lo hicieron. Eso determinó que hoy puedas estar allí, recibiendo todo esto y usándolo luego para Su Gloria.

Por esa razón estoy en contra del aborto. Porque un aborto, más allá de ser un asesinato de un feto, es la muerte de un destino que Dios había diseñado desde antes de la fundación del mundo, cuando todavía estabas, estábamos, en el vientre de nuestras madres. Mi Biblia dice eso y yo lo he creído desde la primera vez que lo leí. Y sé perfectamente que tu también lo crees y lo pones por obra en tu vida. Con eso me es más que suficiente para ser feliz. ¿Has tomado nota? Creo que Dios te respondió todas tus preguntas.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

diciembre 7, 2025 Néstor Martínez