Estudios » Crecimiento

¿Qué Significa Estar EN Cristo?

Tengo muchos años en el evangelio. Y conozco a gente que tiene más tiempo que yo y otros que tienen menos. Pero si en algo hemos coincidido a través de todos los tiempos es en que, al predicar, enseñar o simplemente hablar con otro creyente de estas cosas, todos hemos repetido casi como en una ceremoniosa letanía que el gran secreto de la vida de fe, es vivirla EN Cristo. Sólo un problema. Recién hoy, en este tiempo y por toque divino a través de palabras encontradas en el viento pneuma del Espíritu, soy movido a estudiar, entender y luego tratar de enseñar qué cosa es estar EN Cristo. Nada menos.

Me encuentro con que lo que está escrito, te diría que es casi elemental, una mezcla de algo de tecnología teológica entremezclada con algún eufemismo de tono espiritual tirando a espiritualoide. Pero tratado con la seriedad que esto requiere, muy poco. Mayoritariamente, te llevan el estar EN Cristo, a otro verbo, permanecer. La expresión permanecer en Cristo describe una relación íntima y estrecha, no solo un conocimiento superficial. Jesús les dice a Sus discípulos que es vital recibir Su vida, utilizando la metáfora de los sarmientos unidos a la vid, y concluye diciendo: El que permanece en mí y yo en él llevará mucho fruto; pues separados de mí nada podéis hacer. El que no permanece en mí será echado fuera como sarmiento seco. Estos se recogen, se echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis, ¡y se os concederá!

Sin esa unión fundamental Con Cristo como fuente de salvación, la vida y la productividad van de la mano. En suma, parecería ser que, cumpliendo con todos los mandamientos de Cristo, que no son los diez legendarios, sino muchos más, teniendo intimidad con Él y conociendo su mente, ya estaría cumplimentado ese estar EN Cristo, pero no podemos descartar ni omitir la validez en cuanto a esto del que denominamos como nuevo nacimiento. ¿Sabes qué? Cuando lo leí, no me terminó de cerrar y, ahora que toca compartirlo contigo, tampoco. Creo que lo que me falta, voy a consultarlo con Pablo, que fue el apóstol que, por lejos, logró estar más EN Cristo que ninguno de todos los otros. No te voy a citar capítulo y versículo para que no te resulte tedioso, sólo te voy a dar libro y capítulo, porque lo que me interesa y presumo que a ti también, es el tema.

Pablo a los Romanos. En el tercero, viene advirtiéndoles que todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios por esa causa, pero les aclara que son justificados por Su Gracia, mediante la redención que es EN Cristo Jesús. O sea: nuestra redención es en Cristo o no es. En el sexto, hay tres menciones. La primera es una pregunta: ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados EN Cristo, hemos sido bautizados en su muerte? Te recuerdo, bautizados hay que leerlo como sumergidos. Es en Cristo, de otro modo no existe. La segunda es una definición: Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios EN Cristo Jesús, Señor nuestro. En lo natural, muertos al pecado. En lo espiritual, vivos para Dios, pero sólo en Cristo. Y la tercera es una sentencia. Porque la paga del pecado es muerte, mientras la dádiva de Dios es vida eterna, EN Cristo Jesús Señor nuestro. Esa vida eterna tan ansiada y aguardada por todo creyente, sólo es factible estando en Cristo.

El octavo también tiene tres menciones. La primera es básica, central y hasta te diría que clave en esto que estamos viendo. Ninguna condenación hay para los que están EN Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Listo. ¿No quieres estar bajo condenación? Tienes que andar como quiere el Espíritu y no tu carne. Eso será, estar EN Cristo. La segunda es casi un complemento de esta. Porque la ley del Espíritu de vida EN Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Es la ley de vida del Espíritu de Dios estando en Cristo el que te libra de la ley del pecado y de la muerte, nada menos. Y la tercera, que viene dando un detalle de lo que no podrá ser separado del amor de Dios, lo aclara que ese amor siempre es EN Cristo. El noveno, siempre en Romanos, tiene una sola y es en la que el apóstol, para certificarles a los Romanos que lo que dice es verdad, les dice que es una verdad EN Cristo, y que por esa causa, no puede ser mentira.

En el decimosegundo, dice que siendo muchos, somos un cuerpo EN Cristo y todos miembros los unos de los otros. De esto se debería hacer un estudio extenso y profundo explicándolo todo a prueba de tontos o sordos. ¿Por qué digo esto? Simple: porque de cada diez cristianos, ocho declaran ser parte del cuerpo de Cristo, pero de esos ocho, no sé si uno o dos llegan a entender lo que es ser parte de ese cuerpo. El decimoquinto, nos muestra a un Pablo gloriándose EN Cristo en lo que a Dios se refiere. ¿Existe alguna otra manera de gloriarse en Dios que no sea en Cristo? No existe, es la única. El decimosexto, último de la carta a los Romanos, tiene cuatro menciones. Lo llamativo es que, por ser el de la despedida, todas son de menciones de sus colaboradores, y que, en todas, Pablo consigna muy claramente que lo fueron EN Cristo. Así desfilan Priscila, Aquila, Andrónico, Junias, en ese caso también parientes, Urbano, Eustaquis, Apeles y Aristóbulo. Colaboradores en Cristo. De otro modo, si no es EN Cristo, nadie puede colaborar espiritualmente con nadie, me queda claro.

En la Primera carta a Los Corintios, también encontramos detalles. En el capítulo inicial, hay tres menciones. La primera nos muestra que, si bien somos llamados por Dios a ser santificados, sólo podemos serlo EN Cristo, jamás por fuera de Él. La segunda, nos deja en evidencia que la Gracia, que es simplemente un favor sin mérito de nuestra parte y que nos fue dada, fue también EN Cristo. No hay favor ni gracia por fuera de Él. Y la tercera, es otra de las llaves de ingreso a nuestro estar EN Cristo, ya que allí nos muestra que eso nos fue dado por Dios mismo. ¿Cuándo? En el momento de nacer de nuevo, de renacer, de crucificar nuestra carne con Él y resucitar en renacimiento con Él. En el Tercero, Pablo les dice textualmente: De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños EN Cristo. Esto significa que puedes encontrar a gente que está EN Cristo, pero con un pronunciado y alto grado de inmadurez, todavía. Naces, creces y te reproduces EN Cristo, ese es el punto.

El Cuarto también tiene tres menciones, pero te sugiero que prestes mucha atención a la primera que voy a compartirte. Textualmente dice: Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, más vosotros prudentes EN Cristo; nosotros débiles, más vosotros fuertes; vosotros honorables, más nosotros despreciados. La insensatez, que es falta, entre otras cosas, de prudencia, se da porque dependemos solamente del amor DE Cristo. La prudencia, que es la contrapartida, nos llega sólo al estar EN Cristo. No es lo mismo. La siguiente, expresa: Porque aunque tengáis diez mil ayos EN Cristo, no tendréis muchos padres; pues EN Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio. Los ayos eran algo así como los niñeros, encargados de cuidar niños de ese tiempo. EN Cristo, sólo tenemos un Padre y EN Cristo hemos sido engendrados. No es religión de afuera h hacia adentro, es convicción de adentro hacia afuera. Y la restante tiene que ver con lo que Pablo les recuerda, respecto a su proceder conforme a estar EN Cristo, sencillamente diferente a todo proceder ajeno a ese estado espiritual.

El decimoquinto nos muestra que, así como en Adán morimos, EN Cristo todos seremos vivificados. Y créeme que esto no es algo menor o que figure en tu Biblia como relleno teológico. Es básico, porque habla de vida. En el decimosexto Pablo se despide de ellos aclarándoles que su amor es EN Cristo, lo que te deja entrever que, fuera de Cristo, puedes hacer todas las mejores obras que se te ocurran, pero experimentar verdadero amor, es imposible. Ya en la Segunda Carta, en el inicio dice que el que nos confirma con vosotros EN Cristo, y el que nos ungió, es Dios. Eso aclara un punto que no siempre está a la vista de todos: nadie puede decir que está en Cristo si no ha sido confirmado por el mismísimo Dios Padre allí. Eso se revalida en la primera de las dos menciones que hay en el segundo, cuando leemos: Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo EN Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Parece increíble, pero es real. Todo el conocimiento divino está en cada uno de nosotros cuando estamos en Cristo. En la segunda mención, destaca que también nuestro hablar es en Cristo o es carnalidad pura.

Y luego me encuentro con el verso que, sin ninguna duda, es la base central del evangelio del Reino. 2 Corintios 5:17, donde Pablo dice: De modo que si alguno está EN Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Creyente, a ti te pregunto. En tu vida actual, ¿Puedes dar fe que las cosas viejas pasaron y todas fueron hechas nuevas? ¿Sí? ¡Gloria a Dios! ¡Estás EN Cristo porque eres nacido de nuevo! Si la respuesta fue negativa, deberás entregarte de verdad y no simular hacerlo para cumplir con tu doctrina denominacional. Por eso no resulta casual que el último del quinto, nos diga que Dios estaba EN Cristo cuando reconcilió al mundo consigo. Y por estar en ese nivel no les tomó en cuenta a los hombres sus pecados y nos encargó a todos nosotros la palabra de reconciliación. Es en Cristo o no es.

Pero la que le sigue, ya en el capítulo 12 de esta segunda carta, es clave para entender el resto y también por qué el único que habla de esto de estar EN Cristo es Pablo. En el segundo verso, leemos: Conozco a un hombre EN Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. La conclusión es más que simple. Ese hombre que catorce años atrás a la hora de escribir esa carta, fue arrebatado hasta el tercer cielo y vivió una experiencia que luego se relata, fue el propio Pablo. Y aclara, al inicio, que eso sucedió porque estaba EN Cristo. Hay demasiado facilismo a la hora de difundir el evangelio. Se ha dado a entender que, con formar parte de una buena congregación, estar en buenas relaciones con su pastor y gozar del afecto y respeto de los hermanos, es suficiente para aspirar a cosas mayores. No lo pongo en duda porque Dios sigue siendo Soberano, pero tengo la sensación de que, si no vivimos EB Cristo, ese evangelio no podrá entregarnos el gozo de vivir de su magnífico poder sobrenatural.

Cuando Pablo escribe su carta a la iglesia de Galacia, utiliza ese término de estar EN Cristo, nueve veces. En la primera hace mención a su visita a la iglesia de Judea que ya operaban EN Cristo. Eso me dice a mí en forma implícita que existían otras que no funcionaban así. Luego, habla de los falsos hermanos que se introducen a escondidas en las congregaciones para espiar, -dice- como funcionan a partir de nuestra libertad EN Cristo, cosa que indudablemente no tenían en otras similares. La tercera habla de que nuestra justificación indefectiblemente será EN Cristo y no en ninguna otra forma de religión. En la siguiente alude a la bendición de Abraham que alcanza a los gentiles y consigna que la misma se produjo EN Cristo. ¿Desde Abraham? Desde Abraham, sin dudas. En la quinta sostiene que todos somos hijos de Dios por la fe EN Cristo. De hecho, esto se corrobora en otros textos con suma claridad. El Hijo es Cristo, y nosotros sólo podemos serlo si estamos EN Él.

Luego les aclara que todos los que han sido bautizados EN Cristo han sido revestidos. ¿Qué cosa significa estar re-vestidos? Que se han cambiado nuestras antiguas ropas de pecado por unas nuevas de santidad. Concretamente, nuevo nacimiento, de eso está hablando. Y si tienes todavía alguna duda de lo que estamos enseñando aquí y ahora, mira lo que les dice a los Gálatas en el capítulo 3 y verso 28: Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno EN Cristo Jesús. Yo me pregunto si hoy, a tantos años de todo esto, sea en el lugar del mundo que sea, habrá un sitio donde esto finalmente se haya vuelto una realidad cotidiana. Se corrobora con lo dicho en 5:6, cuando les expresa: porque EN Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. Y lo repite y concluye en el sexto capítulo, donde a esto mismo que dice aquí, le intercambia lo de la obra por el amor con la contundente idea de que es una nueva creación.

La carta a los Efesios no se diferencia mucho a la de los Gálatas en cuanto a la mención de estar EN Cristo. Diez veces lo encontramos. La primera, cuando les dice que Dios nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales, pero no porque sí ni así a secas, sino EN Cristo. La segunda, cuando los insta a reunir, que significa unir algo que estaba desunido, EN Cristo y en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, tanto en los cielos como en la tierra. La siguiente, para hacer referencia a la espera que todos nosotros, los que de una u otra manera, esperamos lo que esperamos, EN Cristo y no en ninguna criatura humana. El cuarto, cuando Dios Padre muestra su bondad para con nosotros EN Cristo, no por ninguna forma de religión. Y el quinto, cuando les hace saber que todos nosotros fuimos creados por Él EN Cristo y no para jugar a las iglesias o a los cristianos ritualistas e inmaduros, sino para buenas obras. Y las buenas obras de un hombre imperfecto, sólo pueden emanar de él si está en Cristo. De otro modo es imposible, todos lo sabemos.

La sexta mención nos muestra que todos los que anteriormente estaban lejos, luego estuvieron cerca por estar EN Cristo. Es el cambio sobrenatural indispensable para ser quien debemos ser. Es el nuevo nacimiento requerido. La séptima, nos asegura que somos copartícipes de la promesa EN Cristo Jesús por medio del evangelio. Luego, en el octavo, dice que la multiforme sabiduría de Dios es dada a la iglesia para que la transmita a los principados y potestades conforme al propósito eterno EN Cristo Jesús. Luego, en el noveno, les dice que a Él será la gloria en la iglesia EN Cristo Jesús por todas las edades y por todos los siglos. ¿Te haces una vaga idea de lo que significa esto? Y en el último, Pablo les da una instrucción sintética pero firme cuando les dice: Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros EN Cristo.

Con los Filipenses no es menos expresivo. En principio, envía su carta sólo a los santos que están EN Cristo en ese lugar. Les declara que, cuando estuvo n prisión, lo hizo caminando EN Cristo, no en su soporte humano. Cuando ellos se sienten glorificados por su visita, él les aclara que eso es porque está EN Cristo, de otro modo no significaría nada. Les muestra que, EN Cristo, además de todo lo otro, también hay consolación. Les recomienda que haya en ellos el mismo sentir que hubo EN Cristo. Lejos de gloriarse en su carne, se gloría EN Cristo. En 3:14 hace una declaración profética que justifica su edición textual: prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios EN Cristo Jesús. Para luego, en 4:7 corroborarla con esto: Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos EN Cristo Jesús. Conjuntamente con el clásico de 4:13: Todo lo puedo EN Cristo que me fortalece. Y finaliza con la sentencia de que les será suplido todo conforme a las riquezas en gloria EN Cristo Jesús.

En su misiva a los Colosenses, reitera algunas de las expresiones ya compartidas, pero en 1:28 dice algo que conviene tener muy en cuenta: a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto EN Cristo Jesús a todo hombre; Clarísimo. La perfección humana, conforme a la carne de cada hombre o mujer del planeta, no existe. Solamente es posible estando EN Cristo. Y; no con Él dentro nuestro, sino con nosotros dentro de Él. Curioso, ya en esta etapa de definiciones no mencionadas todavía, es lo que les escribe a los Tesalonicenses en su primera carta en el 4:16: Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos EN Cristo resucitarán primero. ¿Leí bien? ¿Dice que resucitarán primero los que murieron EN Cristo? ¿Y los que NO murieron en Cristo? Esperarán. A Timoteo, en su Primera carta le dice que fue constituido predicador y apóstol, y para que el discípulo le crea, se lo asegura diciendo que dice todo eso EN Cristo. Imposible mentir.

En la segunda carta a Timoteo, Pablo habla de la gracia que nos fue dada EN Cristo Jesús antes de los tiempos de los sistemas. Luego le manda que retenga sus palabras y que lo haga en la fe y el amor que es EN Cristo. De no estar en Cristo, la fe y el amor brillarán por su ausencia, aunque se lo trate de reemplazar con miles de acciones humanas. Le añade, más adelante, que debe esforzarse en la gracia. Y no le dice que esa gracia proviene o emana de Cristo, le dice que esa gracia es EN Cristo o no es. Lo mismo que la salvación, de la que le hará mención luego a su discípulo amado. Pero en el 3:12 hay un texto que bien vale la pena transcribir textual porque está vigente aún hoy, en este tiempo, lugar y momento: Y también todos los que quieren vivir piadosamente EN Cristo Jesús padecerán persecución; Finalmente, a Filemón le deja en evidencia que tiene libertad EN Cristo para mandarle lo que le conviene. Y se concluye con este contenido bíblico con la única expresión de Pedro al respecto. En 1 Pedro 3:16, dice: teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta EN Cristo.

La conclusión de todo esto, independientemente de cada adjetivo que le hayas añadido al estar EN Cristo y no simplemente creyendo en Él como está una gran cantidad de cristianos nominales, es que hay algo que es clave. No mora Cristo en nosotros, tal como hemos creído y pensado durante siglos, y tampoco somos seguidores de Cristo, que es como nos ve y nos rotula el mundo secular, a partir de las burlas de aquellos griegos que nos apodaron “los cristitos” o, como luego pasaría a formalizarse, “los cristianitos”. Si queremos tener vida y vida abundante, donde debemos estar es EN Cristo, o sea, formando parte activa de Él. Entonces allí es donde tú me podrías decir: ¿Pero entonces primeramente hay que morir y luego resucitar EN Cristo? No, sólo hay que aceptar, tomar y darle actividad a algo que ya está hecho desde el principio. ¿O no fuimos crucificados y luego resucitados CONJUNTAMENTE con Cristo? Si de verdad lo fuimos, entonces no hay ninguna duda que estamos EN Él. ¿Cómo puedes saberlo con seguridad? Hay muchas maneras, pero la más visible sin dudas es: que el maligno no te toca…

Curiosamente, la muerte que se espera de nosotros no es ni física ni convencional, sino crucificada con Él. Muerte de nuestra carnalidad, eso nos lleva a estar EN Cristo. Porque si no lo estamos, la realidad nos muestra que estamos muertos, pero no en la carne sino en el espíritu. Y alguien espiritualmente muerto, es alguien que no oye, no entiende, no cree y no vive nada. Si tienes la clásica duda de pensar que si no será una exageración decir que estás espiritualmente muerto, piensa en el huerto. ¿Qué fue lo que ocurrió allí? Adán, que era un ser viviente destinado a la eternidad al igual que Dios mismo, cayó en el engaño, comió del árbol que no debía comer y por ese motivo perdió su condición de eterno y pasó a ser mortal. Si lo quieres ver en consecuencia a ese rótulo que tiene Satanás cuando se dice de él que fue homicida desde el principio, Satanás asesinó a Adán y, por natural consecuencia, a toda la raza humana, que, desde allí, está condenada a nacer, crecer, desarrollarse y un día morir. En lo natural y físico, es así y no hay vueltas.

Donde sí hay vueltas y son a favor, es en lo espiritual. Porque allí hay un solo nombre que es por sobre todo nombre, y sin ese nombre en nuestras vidas, nos quedaremos espiritualmente exactamente allí, sin vida. Jesús el Cristo. No hay nada más. Es una vida en Él o una muerte en Adán. ¡Pero es que yo me porto bien y no le hago mal a nadie! Dale, pero quieras o no, estás viviendo conforme a ese árbol del conocimiento del bien y del mal del cual comieron sin permiso Adán y Eva. Ese árbol determinó a un hombre viviendo en su carne y condición humana conforme a lo bueno o lo malo. Cristo está en otro nivel. En Cristo no hay ni bien ni mal porque Cristo ES el bien y el mal no tiene lugar en Él. Por lo tanto, si tú quieres ser ese más que vencedor que has leído tantas veces o hacer las cosas que Él hizo y aun mayores, deberás estar EN Cristo y no en Adán. Y estar en Cristo, es vivir conforme a todo lo que hemos detallado casi milimétricamente durante todo este trabajo.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

diciembre 28, 2024 Néstor Martínez