03 – En Medio de sus Orejas

¿Qué hay en medio de tus orejas? Todo el rostro, pero conforme a su ubicación, está tu frente, ese más o menos amplio sector donde lo único que rompe la monotonía estética, son tus cejas. Eso, lo visto desde el exterior. ¿Y por dentro? ¿Qué hay detrás de tu frente? Está tu cerebro. Ese maravilloso mecanismo que todavía supera cualquier avance tecnológico que se considere brillante y que es, en suma, lo que mueve o no mueve al hombre. Pero, en ese cerebro, hay algo invisible que opera por mandato de otra entidad invisible. Es la mente, gobernada por el alma. Eso es lo que hay en medio de tus orejas y de eso es de lo que ahora vamos a hablar desde la misma palabra de Dios.

2 Corintios 10: 4 = Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, (Esto significa que no funcionan de acuerdo con este siglo, que como ya bien sabes, es el equivalente a sistema), sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.

Presta mucha atención a este elemento básico que figura aquí. Dice que tenemos lo necesario para destruirlas. Lo único que resta ahora, es que tú entiendas que sí se puede, que no estamos hablando de utopías; sólo que la batalla se está librando entre medio de tus orejas. Observa y a riesgo de ser repetitivo, pregúntate: ¿Qué hay en medio de mis orejas?

A esto, con la metodología y el ritmo verbal que se te ocurra, hay que predicarlo hasta que se derrumbe. Tú, a lo mejor, edificas una fortaleza por espacio de veinte años, y con esta información no se va a derrumbar. A esto hay que seguir dándolo y dándolo hasta que se derribe. En lugar de utilizar ese tiempo precioso que tanta gente le otorga a buenos predicadores, para que estos lo usen hablando de sí mismos y de sus grandes logros, hablar de esta batalla aportará y mucho para que mucha gente abandone un cautiverio de años y al fin de sienta y sea genuinamente libre en Cristo Jesús.

¿Alguna vez has tenido la oportunidad de ver un trabajo de demolición de una casa por parte de un equipo de gente especializada? Hace ya algunos años que en mi ciudad, que es bastante antigua en cuanto a la construcción, eso se viene realizando con viejas casonas arrumbadas por el paso del tiempo. Pero, ¿Has visto como se hace ese trabajo?  ¡Tremendo! ¿Has visto alguna demolición que se haya conseguido con un solo golpe? No. Nunca. Es golpe tras golpe, pedazo tras pedazo. Finalmente tendrá que caerse.

Cuando el enemigo vino a Cristo, Cristo dijo: “No tiene nada en mí”. Lo que dijo, en el idioma original, es: “No tiene lugar en mí”. No había mucha fortaleza construida en Cristo para darle morada a principios satánicos. Todo en Cristo estaba lleno de luz. Y es por ese mismo motivo, que bien vale la pena reiterarlo hasta el cansancio, que no había lugar para que Satanás hablara. Porque él solamente habita en tinieblas. Si en su mente hay tinieblas, eso es campo fértil para demonios. Porque las obras de la carne buscan la oscuridad para poderse manifestar. Eso sólo es ignorancia.

Ahora recapacita un momento y no te sientas mal, porque lo que te diré no es para derrumbarte el ánimo ni para que te deprimas por frustración. Si Cristo dijo eso, ¿Por qué no puedes decirlo tú? Allí es donde me respondes: ¡Ah, no! ¡Él era el Hijo de Dios encarnado! ¿Ah, ¿sí? ¿Y tú qué eres, hoy? ¿Un familiar lejano y sin derecho a repetir aquello? Esa baja auto estima espiritual es el resultado de un trabajo satánico de socavamiento que, reconozcamos, todavía le rinde excelentes frutos. Tú eres parte del cuerpo de Cristo en la tierra y, como tal, también debes estar en condiciones de decir que Satanás y sus demonios nada tienen en ti.

Hubo una generación de creyentes muy fieles que todo lo quería hacer por el Espíritu y no escudriñaba, no investigaba las escrituras, no estudiaba. ¿Cuál fue el producto de todo esto? La consolidación a veces hasta incomprensibles de tremendas fortalezas mentales. Algunos todavía las padecen en estos tiempos. He visto bastante de eso. Si bien no congregué en mis años jóvenes en iglesias progresistas, me tocó visitarlas cuando mi trabajo en las emisoras de radio me posibilitó ser invitado por muchas. Eso es estrictamente cierto. Gente que te aseguraba andar en el espíritu, pero que como no leía su Biblia, era muchas veces engañada por otros espíritus no santos que los llevaban a golpearse feo.

En Cristo, mientras tanto, eso no era factible que sucediera por una simple razón: todo su terreno mental estaba invadido por luz. Muy bien; ¿Somos cristianos? Somos imitadores de Cristo. Por lo tanto, así debe estar el nuestro. Por eso se nos dice que debemos tener la mente de Cristo. La obvia pregunta que surge luego de decir esto, es: ¿Y cómo accedo a tener nada menos que la mente de Cristo? Simple: escudriñando las escrituras por que ellas hablan de Él y de sus formas de hacer las cosas. Y luego orando para que el Espíritu Santo te complete todo aquello que no hayas visto escrito.

La filosofía anti cristiana, que es como decir el espíritu del anticristo, habita donde no hay luz. Es posible, entonces, defender vigorosamente lo que nos perjudica o hiere, en tanto estamos plenamente convencidos que hacemos un buen servicio. Esa es la raíz del problema. Porque si tú sabes que está mal, no hay problemas; pero cuando crees que está bien lo que no está bien, es fortaleza es – valga la redundancia – fortísima. La peor mentira que existe es la más cercana a la verdad. Por eso, la peor secta del mundo es la que usa la Biblia para justificarse.

Porque si tú crees que ya está bien, ¿Para que vas a cambiar? La prostituta, por ejemplo, sabe que necesita cambiar. El religioso, en cambio, no cree que necesite cambiar. Te recuerdo que a Cristo lo mataron los religiosos, no las prostitutas. ¿Entiendes ahora, a partir de esto, como se han tergiversado los valores al punto de caer en lo más burdo y mediocre, que es la discriminación sin bases? Lo he contado en otros trabajos, pero todavía siento indignación por la actitud de la que fuera mi última congregación, al rechazar a una prostituta que se había convertido y deseaba cambiar su vida, prácticamente expulsándola, y sostener a tantos religiosos que tanto daño producían a los demás.

¿Cuántos se acuerdan de Saulo? De Pablo sí, de él hablamos a cada rato. Pero ¿Cuántos se acuerdan de Saulo de Tarso? Todo el mundo habla de Saulo como si fuera un malhechor porque fue malo. Sin embargo…pregúntese algo: ¿Cuándo fue que Saulo fue llamado? Era el mismo hombre, pero regenerado y nacido de nuevo. Claro está que en él se produjo algo que no se produce en ninguno de nosotros porque carecemos de contacto fluido con la dimensión del Espíritu. Le fue cambiado su nombre, que según lo escrito, será lo mismo que ocurrirá con cada uno de nosotros cuando traspasemos de esta dimensión a la otra, en el día que nuestro Dios decida.

Gálatas 1:15 dice: Pero cuando agradó a Dios que me apartó desde el vientre de mi madre y me llamó por su Gracia… Fíjate: Pablo era un religioso y trabajaba para la iglesia cuando se llamaba Saulo. Estaba ejerciendo su llamado divino. Y creía y estaba plenamente convencido que estaba haciendo el bien. Era celoso y disciplinado. Un poco antes, en el verso 13, dice: Porque ya habéis oído de mi conducta en otro tiempo… En el judaísmo que perseguía de sobremanera a la iglesia de Dios y la asolaba, en ese judaísmo, él aventajaba a muchos.

Saulo era más celoso de las tradiciones que de la Palabra de Dios. Así estamos nosotros a veces. “Es que mi padre me enseñó así…”; “¿Sabías que mi abuelito puso el primer banco en la iglesia?” No me interesa. Dios bendiga a tu abuelito que puso el primer banco, pero no te subas arriba de ese banco, ¡¡¡Dios sigue para adelante!!! No tengo ni la menor duda de esto que diré. A la iglesia, si hay algo que la perjudicó y atacó mucho más que Satanás y sus demonios, ha sido su apego a las tradiciones, a veces hasta reemplazando la propia palabra de Dios.

1 Timoteo 1: 13 = Habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor e injuriador; más fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.

Tú estás en tinieblas y Satanás aprovecha. Saulo. Un asesino. Hay muchos, – simbólicamente hablando -, hoy día en la iglesia. Asesinos de la voluntad de Dios, asesinos de sus hermanos. Se ha podido ver en algunos lugares a espíritus religiosos haciendo que algunos pastores se queden en la calle de un día para el otro con su esposa y sus hijos, por el simple hecho de no concordar con determinadas leyes o reglamentos que de última suelen ir en contra de la propia Palabra de Dios. También se ha dado a la inversa, donde ha sido un líder déspota quien ha dejado fuera de la congregación a alguien que, quizás, no le quiso sacar a pasear su perro.

Hechos 26: 9-12 = Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes. (Cabe señalar que aquí, Principales, equivale a Principados): y cuando los mataron, yo di mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras. Ocupado en esto iba yo a Damasco… (Pablo estaba ocupado. Más que ocupado, ¡Ocupadísimo! No podía ver en qué clase de ocupaciones andaba. Este tiempo es similar para muchos “saulos”.

Tú estás empezando a nacer de nuevo. Y así hay muchas personas. Veinte años en un ministerio y creían estar cumpliendo con su deber. En la iglesia hay diseñadores y no de la Palabra de Dios. Porque si hubiera sido Palabra de Dios, Pablo no tendría que hacer sido azotado contra el suelo camino a Damasco; ¡Si él estaba cumpliendo con una orden superior y se sujetaba a ella! Pero no sólo fue azotado, sino que le costó su regio tiempo volver a ser y sentirse normal. Esto que le sucedió a alguien como él, ¿No alcanza para abrir los ojos espirituales de tanta gente que sigue pensando que Dios es incapaz de permitir cosas así?

Con respecto a los principales de las sinagogas, la palabra es RAZZA en griego, y significa “La Posición más Alta”. Es decir que él era el encargado de la ministración diaria en la iglesia. ¿Qué pretendo demostrar con esto? Que la idea corporativa de que “todo lo que está dentro de un templo es santo”, es falsa. Conozco un templo muy antiguo que está lleno de murciélagos…Con respecto a que Pablo iba “muy ocupado”, esto te da a entender que activismo o actividad no es garantía del cumplimiento o la obediencia al propósito de Dios. Hay mucha gente ocupada haciendo nada.

Todo en la tierra tiene tres raíces. La primera de ellas, es el deseo de la carne que pesa lo suficiente como para fastidiar. La segunda, el deseo de los ojos, que viene a ser casi lo mismo pero un segundo antes. Y finalmente, la vanagloria de la vida. Es el Ego. Un hombre muerto no puede ser molestado ni rechazado. ¿Y qué tal la falta de estima propia? ¿Cuándo es que no te sientes bien contigo mismo? Tú eres salvo y todo el mundo te dice que eres algo así como la personificación de la justicia de Dios y que eres más que victorioso y entonces sales del templo más contento que si te hubieran regalado mil dólares.

En un momento dado viene Satanás y te dice: “Tú no eres salvo nada”. Entonces tu mente comienza a darle cabida a ese pensamiento. La mente vuela con lo que Satanás dice. Satanás te acusa otra vez y dice: “¿No ves que eres un pecador? ¡Mira lo que has pensado!” Y tú sigues dándole cabida. ¿Sabes lo que tienes que hacer? ¡Ponte de acuerdo con Satanás y verás como él se confunde enseguida! Porque él está esperando que tú te enojes y le discutas, y te pelees. “¡Tienes razón! ¡Yo no puedo, pero Él sí puede! ¡Y yo estoy tomado de su mano! ¡Y tú no puedes con Cristo!

Eso, de alguna manera, es llevar cautivo todo pensamiento a Cristo. ¿Verdad que es bueno saberlo? Porque vivimos repitiendo eso como si fuera una muletilla, esperando que se haga cierta en nuestras vidas, pero ejecutarlo ya es otra cosa. Porque muchas veces, luego de una gran conferencia o campaña, con muchas victorias, con sanidades y con enormes manifestaciones del poder de Dios, es cuando llega el tiempo de mayor vulnerabilidad y depresión. Satanás utiliza esa área para atacar la carne del hombre. Dios no tiene pacto con carne.

Cuando Dios creó a Adán y lo hizo en todo su esplendor y su gloria, y lo coronó y lo puso como corona de la Creación. Cuando Adán cayó, en Génesis 3, Dios le dijo algo que tiene que haber sido deprimente para la autoestima de Adán: “Polvo eres…” Primero le había dicho que era embajador y después: “Tú eres tierra…” Entonces, cuando comenzó a tratar con Satanás, Dios le dijo: “Tú vas a andar sobre tu pecho”. Es más que evidente que eso se ha cumplido hasta hoy. Luego le dijo que, como animal, sería maldita para siempre. Nadie ama a una serpiente por bonísima que se vea.

Pero también le dice: Pero vas a comer polvo…” Es decir que le dio autoridad en la dimensión de la carne. Dios no tiene pacto con carne. Satanás sólo tiene dominio sobre la región carnal. Si puedes entrar en la dimensión del Espíritu, él no te puede tocar. Es por eso que Cristo en el desierto no recurre a lo que él le presentaba, sino que se mantiene en una dimensión superior. No deja participar la carne. Porque si hubiera dejado participar a la carne, lo hubiera derrotado. Porque tenía derecho legal a comer polvo…

Romanos 8: 1-8 = Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

Satanás no juega limpio. El día que tú ya no tienes fuerzas para crear fortalezas en contra de él, él entra. No importa si tú ya eres viejo. Si abusa de la abuelita de noventa años, cuánto más debe estar esperando que tú bajes la guardia. No seamos ignorantes a las maquinaciones de Satanás… Una fortaleza es una casa de justicia propia que provee una cobertura falsa. Es defender lo malo y a eso llamarle bueno. ¡Imposible! Sí, desde lo racional, es imposible. Pero no olvide que esto es guerra espiritual y que no se trata de carne y sangre. Isaías 5:20 dice que eso va a suceder…

Es tiempo de comenzar a destruir fortalezas del pasado, las que están en el presente, y de comenzar a fortalecer fortalezas positivas para evitar y contrarrestar a las negativas. Parece sencillo y, decirlo, de hecho, lo es. El problema viene cuando hay que ponerlo en marcha. Sigue siendo guerra.

2 Corintios 10: 3-6 = Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

El lugar donde se encuentran las fortalezas, – ya quedó dicho -, es entre medio de nuestras orejas. Que a pesar que hay principados y potestades, ellos diseñan, las potestades ejercen, pero es el hombre el que las manifiesta. Los principados y las potestades no tendrían como existir o como funcionar o afectar a este planeta, sino un cuerpo. En la tierra, solamente espíritus con cuerpo tienen dominio. Es por eso que Satanás y sus secuaces siempre están buscando poseer un cuerpo. Sea como sea, quieren buscar expresión en esta dimensión. Cuidado con esto, Cristo también. Tú eres Su cuerpo. ¿Lo eres? Más nos vale que si, de otro modo, pura religión vacía, hueca e hipócrita.

Un principado es el principio de algo. Principio por comienzo y principio por patrón. El que diseña algo. Para destruir fortalezas, es notorio que lo primero que tendremos que hacer es identificarlas. Al igual que en lo físico, el Arquitecto es el primero que diseña y luego, en ese lugar que él diseña, se edifica una fortaleza, un edificio, una casa; de igual manera funcionan los principados en nuestra vida. Ellos influencian nuestras vidas con una imagen, un diseño, una filosofía, un pensamiento, una idea, una tradición, una costumbre, una cultura. Y sobre ello, bloque a bloque, ladrillo sobre ladrillo, pensamiento sobre pensamiento, comenzamos a construir una fortaleza.

A pesar que esto funciona en tres dimensiones: positivo, negativo y neutro, una fortaleza provee sombra porque es una cobertura, y una cobertura que provee sombra produce oscuridad y Satanás habita en oscuridad y tiniebla. Oscuridad es falta de luz, que es mejor traducido como ignorancia. Por eso 2 Corintios 2:11 nos dice que no seamos ignorantes a las maquinaciones o al estilo con que opera Satanás, para que él no vaya a tomar ventaja.

Lo que quiere decir es que él no tiene ninguna ventaja, a menos que apaguemos la luz o seamos ignorantes. Sólo que las fortalezas que a veces construimos, mantienen la luz  fuera de nuestro alcance, porque bloqueamos lo que es verídico, defendiendo un error. Inconscientemente, porque en ignorancia no hay discernimiento. Tenemos que hacer un inventario de nuestros pensamientos. Y cualquier área de pensamiento, creencia, doctrina, ambición, entendimiento o filosofía que se oponga al conocimiento de la Palabra, debe ser destruido.

Esta es la diferencia por la cual algunos prosperan en el Reino de Dios en todas sus dimensiones, y otros no. Porque sólo con luz se avanza; a ciegas no llegamos a ninguna parte. No hablo de éxitos ministeriales, de gente apiñada en un templo; hablo de vida en el Reino. Aquello que carece de esperanza, no es Dios. Esto es muy importante y muy profundo, pese a que es sencillo. Cualquier pensamiento, cualquier doctrina, cualquier enseñanza, cualquier filosofía, que niega la posibilidad de victoria, no es Dios. Por eso el concepto de “la gran fuga” no puede ser, porque Dios no es cobarde; se va en gloria, no en fuga.

Cualquier sistema de pensamiento que no incluye esperanza en Dios, no es Dios. Es imposible vivir en fe y desesperanzado al mismo tiempo. Porque esperanza es el fundamento de la fe. Las mismas palabras “buenas nuevas” (Evangelio), significa que son buenas noticias, no malas. Significa esperanza en todo tipo de situación; sea pésima o que aparente ser imposible. Dios es el Dios de la imposibilidad. Vamos a ver los orígenes, las raíces de estas fortalezas. Va a ser muy divertido y revelador porque nos vamos a identificar con esto muy positivamente. Te voy a pedir que no construyas una fortaleza, ahora, a partir de las próximas entregas, para no recibir la luz que le permita destruir la que ya tenía antes.

“Seguro que esos dos están hablando mal de mí”. “Creo que aquellos se están riendo de mí”. Etc. Entiende que no somos tan importantes como para que el mundo viva pendiente de nosotros. Despierta. Nadie se pasa la vida pensando en ti. ¡Oh! ¿Qué pensará él de mí? Hermano; tú no eres tan importante como para que la gente se lo pase pensando en ti. El mundo no se pasa meditando en ti. Eso es muy importante porque es un espíritu de rechazo y, si tú no lo destruyes, él lo destruye a ti. Y la raíz del espíritu de rechazo, es el yo. Y a partir de la tarea egocéntrica personal, comienza el teatro antiguo conocido:

“¿Por qué no me saludó a ?”  “Es que usted no se imagina lo que me dijo…” “Porque nadie me quiere”. ”¿Por qué yo no soy importante para nadie?” “¡Es que yo soy un fracaso!” “¡Fíjate! ¡Nadie me llama por teléfono!” YOMEMISi el YO estuviera muerto, no me estaría doliendo. Es difícil porque en estas circunstancias de rechazo, la mayoría de las veces tenemos razón. Pero; ¿Qué pasa? Que en toda circunstancia tú la puedes justificar si quieres, tienes derecho. Las circunstancias de la vida nos dan el derecho a decir: “Estuvo mal; no me merezco esto”. ¡Tienes razón! Pero también tienes el derecho a perdonar.

No tienes que justificar las circunstancias. Se sabe que cuando nos acosan las circunstancias, algo es injusto. Porque indefectiblemente toda circunstancia trae injusticia. Entonces no te quejes. Todos tenemos circunstancias. Pero a aquel que está muy vivo, siempre va a dolerle mucho más que a aquel que está más muerto. Si te enojas, estás vivo. Si te ofendes, estás vivo. Si reaccionas, estás vivo. La raíz del espíritu de rechazo, es el YO. Por eso es que ahora, en próximas entregas, veremos las raíces de estas fortalezas.

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Encendiendo Ese Fuego Consumidor

Quiero creer que todos nosotros, de una u otra manera, con apoyo de teólogos o sin más guía que la del Espíritu Santo, alguna vez hemos leído el famoso capítulo 11 de la carta a los Hebreos. Un capítulo completo que ha sido rotulado como el capítulo de la fe. Un texto que no por conocido deja de estar en cierto misterio y oscuridad en algunos de sus conceptos. Como lo es, por ejemplo, el de su primer verso, el que resume y sintetiza de alguna manera qué cosa es la fe. Certeza de lo que se espera, convicción de lo que no se ve, nos dice. Para los defensores del literalismo bíblico y la racionalidad para con sus textos, una verdadera fiesta. Certeza, seguridad de algo que estás esperando y absoluta convicción de lo que todavía no estás viendo. Fe. Es imposible razonar eso.

Abel, Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Sara, Esaú, José, Moisés, la ramera Rahab, Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y todos los profetas, desfilan por ese texto que deshila, contagia e inspira fe en todas sus letras. Cada uno de ellos con su historia de fe, pero también de valentía, de batalla, de hechos. Sin embargo, a mí siempre me impactó y lo sigue haciendo, que entre esos hombres adalides de la fe, se encuentre Enoc. Fue el único humano que, se nos relata, no conoció la muerte, ya que Dios decidió traspasarlo de esta dimensión terrenal a la suya, la espiritual, sin pasar por degradación de su cuerpo. Porque mi primer pensamiento cuando leí esto, fue: ¿Y qué cosa tremenda hizo este hombre para merecer tamaño premio? Nada. No hizo absolutamente nada que la Biblia relate como hecho crucial. Sólo tuvo alta fe y alta intimidad con Dios. Nada más. O nada menos. Algo no estamos entendiendo bien, me parece, ¿No?

El caso es que, con todo esto en mente, me puse a leer una vez más el capítulo siguiente al 11. El 12 de Hebreos del que muy pocos hablan o predican. Porque en una primera lectura, les suena como a algo que es muy sabido y que no parecería necesario reiterar. Sin embargo…la Palabra de Dios siempre tiene o tendrá algo para enseñarnos. Aunque tengamos doctorados o master en teología, siempre seremos ignorantes de lo que el Espíritu está revelando hoy y ahora. Porque si así no fuera, la Biblia diría que debemos andar en la carne y seguir la guía de la teología. Pero me temo que no dice eso, sino que andemos en el espíritu y sigamos la guía del Espíritu Santo. Hebreos 12. Mira el primer verso. Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,

No sé tú, pero yo puedo quedarme a vivir en este texto parcial con todo lo que su contenido encierra. Porque de entrada me dice teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, y en principio, a fueros de ser sincero, no sé de qué testigos me está hablando. Porque si el autor está refiriéndose a estos antiguos campeones de la fe del capítulo anterior, como entusiasmados espectadores desde el cielo para con nuestros devenires en Cristo, creo que estamos ante un misterio mucho más grande que la fe misma. Comencemos por aclarar que la palabra griega que se traducía como nube, indicaba necesariamente un grupo grande, y no sería incoherente interpretar que también debería incluir a todos los hombres y mujeres que, viviendo en el espíritu, cimentaron una fe sólida y sin mancha.

De todos modos, si nos detenemos un momento en lo que Pablo escribe a los Efesios en el capítulo 3 y versos 10 y 11 de su carta, vemos que expresa: para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor Y eso a mí me indica que también estamos bajo observación muy atenta de los ángeles, y que al mismo tiempo, el mundo secular no se pierde detalle de lo que es nuestra forma y calidad de fe, y cuanto tiene que ver eso con nuestra conducta diaria. Esos también podrían ser parte de esa grande nube de testigos, del mismo modo que, en un enorme estadio de fútbol, miles y miles de espectadores presencian un cotejo entre los equipos de su simpatía.

Esa interpretación que dejaría ver a esos héroes de la fe del pasado siendo privilegiados espectadores de las inclemencias que cada uno de nosotros vive para ejercitar la fe, hoy, ha determinado que no pocos lleguen a suponer que la gente, en el cielo, luego de su muerte física, puede observar tranquilamente todo lo que sucede en la tierra. Es más que obvio que este pasaje podría llegar a sugerir algo así, pero también es notorio que no alcanza de ninguna manera para dar por probado que eso sea posible. ¿Por qué digo esto último? No es ninguna revelación ni novedad, es muy simple de entender. Si el cielo es ese lugar donde todos los creyentes pensamos que se está siempre feliz y sin preocupaciones de ninguna clase, hay que pensar que es muy difícil que algunas personas pudieran ser felices en ese cielo si pasan su tiempo observando las crisis y tribulaciones que nosotros experimentamos en la tierra.

Otros eruditos consideran que estos testigos de los que aquí se habla, no son testigos respecto a cómo nos conducimos en nuestras vidas de fe, sino que son testigos, pero a modo de testimonio. Ese testimonio debería recalar hondo en cada uno de nosotros y darnos la inspiración, la instrucción y la hoja de ruta para una vida de fe auténtica y perseverancia en ella. Lo que intento decir es que tienen un espíritu de mártires, que es la antigua palabra griega que se traducía como testigos. Y, tanto los griegos como los latinos, a menudo usan el término nube para expresar un gran número de personas o cosas. Yo respeto todas y cada una de estas opiniones de los más afamados teólogos, pero tengo certeza interna que todo está muy por encima de lo que imaginamos. Sólo un detalle: esa palabra traducida como nube, es la misma que luego veremos cuando se nos dice que el Señor retornará en una nube…

Luego dice Despojémonos de todo peso y del pecado. Creo que no invento nada si te digo que cualquier forma de pecado será un duro obstáculo para que avancemos, eso creo que a nadie se le escapa. Sin embargo, existen otras cosas que no son precisamente pecado, y que aquí se las describe como todo peso, sino simples estorbos que pueden impedir que sigamos compitiendo con potencia en la carrera que Dios tiene para nosotros. Porque nuestras decisiones no siempre son entre lo que es correcto o incorrecto, sino más bien entre lo que puede estorbarnos o no. De allí que cabe la pregunta que debo dejarte para tu reflexión: ¿Existe hoy algún peso en tu vida del cual necesites despojarte? Si solucionas eso, puedes pasar a lo que sigue. Porque dice que es por el pecado que nos asedia.

Y fíjate que la palabra asedia, es la traducción de una palabra griega antigua muy difícil de pronunciar: eupeirstaton, que puede ser traducida nada menos que de cuatro maneras diferentes. Fácil de Evitar, Admirado, Asediar o Peligroso. El consejo, entonces, es que nos despojemos de todos estos vericuetos de un mismo color, el pecado. De hecho, algunos pecados podrían ser fácilmente evitados, pero no lo son. Otros, son admirados, pero en realidad deberían ser evadidos. Algunos pecados es verdad que nos asedian, y son especialmente dañinos en todo. Y, finalmente, hay pecados que son mucho más peligrosos que otros. Conclusión: Si estos pecados que nos asedian fueran el resultado de una posesión demoníaca, ¿No sería este el mejor momento para que el Espíritu Santo tratara el tema?

De todos modos, y esto no es algo menor, nunca se nos da una razón contundente por la cual podamos culpar a los demonios de nuestro pecado. El llamado, en todo caso, es simplemente para que, en el poder del Espíritu Santo, nos despojemos de todo peso y del pecado que nos asedia. Así de claro, simple y preciso. No es un curso de demonología, es un llamado a cuidarse de nuestra carnalidad. Como si alguien se asomara entre las nubes y te dijera: ¡Después no salgas a decir que nadie te avisó! Y, por último, en ese primer renglón tan fructífero, se nos dice que corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. Y esto no es un simple palabrerío para llenar un hueco literario, esto es clave. Porque si algo necesitamos para terminar victoriosamente lo que hemos comenzado en Cristo Jesús, ese algo es justamente, paciencia.

A ver, que nos quede bien claro para conocer una faceta más de nuestro amado Pablo. Él está con nosotros justo en el punto de partida de esta carrera que nosotros somos los que debemos correr. Sin embargo, con su tremendo corazón a cielo abierto, fíjate que no te dice que corras tu carrera con paciencia, sino que dice corramos. Eso habla no sólo de apoyo y respaldo, sino de empatía espiritual, algo que hoy es tremendamente difícil de encontrar. Sabemos que, con distintos matices, Dios ha puesto ante cada uno de nosotros una carrera que inexorablemente debemos correr. Eso va a requerir no solamente esfuerzo, sino también compromiso. Ser pasivo jamás te hará ganador de nada. Dios quiere que compitas con lo mejor que tengas y que llegues a la meta si es posible, como más que vencedor.

Te lo dije antes y ahora voy a confirmártelo. La paciencia es necesaria para correr esa carrera. Paciencia traduce la palabra del griego antiguo hupomone, Este término no habla de esa paciencia que se sienta y acepta las cosas, sino de la que, con serenidad y certeza, domina las cosas. Es una determinación, que no te empuja a apresurarte en algo, sino no retrasarte y avanzar firmemente, negándote a ser desviado. De hecho, en ese capítulo 20 del libro de Hechos, Pablo se ve a sí mismo como a un corredor que tiene una carrera por terminar. Y no sólo eso, sino que es evidente que nada ni nadie podría impedir que él la termine con gozo. Pablo habla de mi carrera, lo que nos lleva a entender que mientras él tenía su propia carrera por disputar, nosotros tenemos la nuestra.

Verso 2 = puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Esto me dice a mí y te dice a ti que nos es posible correr esa carrera y tener éxito, siempre y cuanto nuestros ojos estén puestos en Jesús y no en otras cosas tentadoras que el mundo secular nos ofrece. (3)  Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Esto te enseña que aun en las peores dificultades, considerando a Jesús, puedes ser animado en lugar de caer en desánimo, sabiendo que estamos siguiendo sus pasos. Así lo definió Pablo en Romanos 8:17 cuando dice: Si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

¿Alguna vez te detuviste a pensar en el grado y nivel de hostilidad que recibió Jesús por parte de los pecadores? Cuando iba a la sinagoga, como judío que era, ¡había gente que quería matarlo! De hecho, los líderes de allí siempre intentaron atraparlo y avergonzarlo. Además, mintieron acerca de Él, diciendo que era un borracho y un glotón. Por si esto fuera poco, fue traicionado por uno de sus propios discípulos. Muchos se burlaron de Él y, cuando pudieron, lo golpearon. Y para completar su panorama de Hijo de Dios en la tierra, su propia gente, esa a la que Él había sanado, liberado y hasta dado de comer, en el momento de la opción, decidió quedarse con un subversivo y gritó a Pilatos que lo crucificara.

Dijo alguna vez Charles Spurgeon: “Si en la escuela dominical una clase parece ingobernable; si no se puede enseñar a los niños; si las niñas parecen tan alegres; si en la pequeña estación del pueblo los oyentes parecen tan aburridos, tan distraídos, tan descuidados y tan olvidadizos; si en cualquier otra esfera del trabajo no pareces ser apreciado, pero rechazado, no importa. Estas no son nada comparadas con las contradicciones que el Salvador soportó y, sin embargo, nunca se desvió y, por lo tanto, no te desvíes” Creo que ninguno de nosotros, personas bien intencionadas y con deseos de ser útiles para el Reino y trabajar en las cosas del Señor, ha logrado percibir y entender la calidad del ministerio que Jesús tuvo en esta tierra. Siempre nos referimos a él como el ideal en lo impactante, pero sin tener en cuenta todo esto que te detallo. (4) Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; (5) y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; (6) Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. 

Un gran motivo para el desánimo entre estos judíos ya cristianos era que ellos no entendían o no veían la razón por la cual Dios estaba permitiendo que se les presentaran tiempos difíciles. Tal como sigue sucediendo hoy mismo en cualquiera de los ambientes cristianos, parecían haber olvidado los principios acerca de la disciplina del Señor. Lo sabemos, porque seguramente alguien nos lo predicó o enseñó alguna vez, pero igualmente somos muy duros para aceptarlo porque, aun en contra de lo aquí escrito, seguimos teniendo en nuestras mentes esa imagen de un Dios frágil, permisivo y hasta tonto al cual se lo puede burlar fácilmente. Muchas de las dificultades en la vida cristiana pueden remontarse a estas tres palabras: habéis ya olvidado.

Tal vez sea un principio que recordamos en la mente, pero que hemos olvidado en el corazón, y debemos recordarlo nuevamente. En tiempos de prueba o estrés, muchos cristianos olvidan algunos conceptos básicos. Se preguntan si Dios todavía tiene el control o si todavía los ama. Debemos admitir que Dios sí permite todo lo que sucede; así que Él debe al menos aprobarlo pasivamente, porque definitivamente tiene el poder de detener las cosas malas que suceden. Por supuesto, Dios nunca puede ser el autor de la maldad. Pero sí permite que otros elijan el mal, y puede usar esa mala decisión que otro hace para lograr sus buenos propósitos, aunque solo sea para demostrar Su justicia y rectitud en contraste con el mal. Lo confirma Salomón cuando en su proverbio 3:11-12 expresa: No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere. 

Esto nos dice que la disciplina de Dios nunca debe tomarse como una señal de rechazo, sino como una de que nos trata como sus hijos. Sólo un cristiano demasiado orgulloso (Que los hay) afirmaría que nunca tiene necesidad de la disciplina de Dios. Oye; nadie está por encima de este tipo de entrenamiento.  Cuando viene la disciplina, es una ofensa para Dios cuando la despreciamos. La disciplines su amorosa herramienta de corrección y debemos recibirla con gratitud. Este es el entrenamiento que necesitamos para correr la carrera que debemos correr con paciencia A menudo hemos escuchado a un padre decir: “Hijo, si lloras por eso, tendrás algo por lo que llorar pronto”. Entonces, es absolutamente lícito que, si murmuramos por poco, Dios nos dará algo que nos hará llorar. Si gemimos por nada, Él nos dará algo nos hará gemir.

La disciplina debe ser tomada como la única razón por la que Dios permite tiempos difíciles, pero si es una razón importante. Por ejemplo, sabemos que Dios permite tiempos difíciles para que podamos, más adelante, ser de apoyo para alguien más, así como Dios nos confortó a nosotros en momentos de crisis. 2 Corintios 1:3-7 lo respalda: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos. Y nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que así como sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación.

Es por eso que Santiago nos recomienda que hagamos una oración por sabiduría en el contexto de soportar las pruebas. Necesitamos saber cómo reaccionar de diferentes formas cuando Dios hace diferentes cosas. Así lo dice Santiago 1:2-5 : Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Atención con esto: no siempre que tenemos problemas será como parte de una disciplina divina. Es muy probable que en algunos casos puntuales sea parte de un ataque satánico, así como que en otros momentos, se deba a imperfecciones o errores de nuestra carnalidad.

Versos 7- 10 = Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad

Deberíamos ser más sumisos y respetuosos con la corrección de nuestro Padre celestial que con la corrección de nuestro padre terrenal. Por lo tanto, nunca debemos despreciar a Dios por su disciplina, aunque sea desagradable por un momento. Cuando nos resentimos, nos consideramos virtualmente iguales a Dios en vez de vernos como Sus hijos. Puede ser humillante y causar amargura ser disciplinado por un igual, pero no es igual ser disciplinado por alguien que es legítimamente nuestro superior. El resentimiento contra la disciplina muestra cómo vemos a Dios y cómo nos vemos a nosotros. Los padres humanos, incluso con la mejor intención, sólo pueden disciplinar imperfectamente porque carecen de un conocimiento perfecto. El Dios que todo lo sabe puede disciplinarnos perfectamente, con resultados mejores y más duraderos que los que pueda lograr incluso el mejor padre terrenal. La fe ve que en su peor dolor no hay nada penal; no hay ni una gota de la ira de Dios en él; todo es enviado con amor.

Verso 11 = Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

Las pruebas son pruebas y la disciplina es disciplina. Si no nos duele o nos pesan, entonces no sirven su propósito. A menudo queremos pruebas que no son pruebas y disciplina que no es disciplina. La tierra no parece moverse ni parece ser redonda; el sol parece ser más grande al atardecer, y así sucesivamente. Ahora bien, si hasta en las cosas naturales lo que parece ser no es la verdad, y la apariencia es muy a menudo falsa, podemos estar seguros de que, aunque la aflicción parece ser una cosa, en realidad no es lo que parecer ser.  Si la aflicción pareciera ser gozosa, ¿Sería disciplina en absoluto? Te pregunto, ¿No sería ridículo si un padre disciplinara a un niño y el niño bajara las escaleras riendo y sonriendo y regocijándose por la disciplina? ¿Jubiloso? En lugar de ser útil en absoluto, ¿no sería completamente inútil?

¿Qué bien podría haber hecho un castigo si no se hubiera sentido? ¡Seguramente ningún beneficio!) Luego habla del fruto apacible de justicia: Este fruto debe ser evidente en la vida del cristiano. La razón por la que muchos viven una vida de crisis tras crisis es porque se ciegan a la disciplina de Dios o porque la resisten. No han sido ejercitados, por lo que el fruto apacible de justicia no es evidente. Ejercitados, en el idioma griego antiguo es una palabra del mundo del atletismo. Así como el atleta es ejercitado por algo de agonía, también lo somos nosotros como “atletas espirituales” de Dios. Dios tiene un propósito para ejercitarlo a usted. Piense en David después de haber sido atacado por un león cuando solo era un joven que apacentaba ovejas. Él se pudo haber desesperado y preguntado: “¿Por qué permitió Dios que me sucediera algo tan terrible? ¡Apenas escapé!

Pero si tan solo David pudiera ver más adelante, vería que Dios tenía un gigante llamado Goliat al que estaba destinado a enfrentarse y que la batalla con el león lo preparó con anticipación. Dios siempre tiene un propósito. Podemos confiar en Él. La corrección de Dios es inteligente, pero debemos mirar más allá del proceso hacia el resultado. El resultado no llega inmediatamente, sino después. Muchos creyentes son afligidos porque no sienten de inmediato que se han beneficiado de sus aflicciones. Bueno, no espera ver manzanas o ciruelas en un árbol que ha plantado hace una semana. Solo los niños pequeños ponen sus semillas en el jardín de flores y esperan verlas crecer y convertirse en plantas en una hora. Notamos que en esta sección sobre la disciplina, el autor no mencionó a Jesús como ejemplo. Esto es porque Jesús nunca tuvo que ser disciplinado por su Padre. Jesús sufrió, pero no porque fue disciplinado.

Versos 12-13 = Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. 

Casi como un entrenador o un oficial militar, el autor les dice a sus compañeros seguidores de Jesús que se animen y se mantengan activos. Les había dado muchas razones para ser fortalecidos en el Señor y deshacerse del desánimo, había llegado el tiempo de hacerlo. Las imágenes aquí (Manos y rodillas levantadas, pies “hacia adelante”) hablan de la disposición para trabajar y moverse por Jesús y su reino. Esta disposición es la primera en irse cuando uno se rinde ante el desánimo. Llevo treinta años desandando este ministerio, de los cuales los últimos veintitrés han sido los que hemos podido compartir a través de las distintas expresiones de las redes que hemos ido incorporando. ¿Y sabes qué? Si una mañana, (¡Una mañana, tan solo!) me levantara sin deseos de sentarme frente al monitor a escribir, a estudiar, a grabar o sencillamente a meditar sobre lo que ha sido o lo que vaya a ser, ese día marcaría el final de toda esta historia. Trabajar para el Reino no puede ser una carga, tiene que ser un privilegio.

Versos 14-17 = Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas. 

Esto significa arreglarse tanto con los hombres (Por eso dice: seguid la paz con todos) como con Dios (Y la santidad). El desánimo nos hace descuidados y despreocupados por la santidad y las relaciones personales. En cuanto a la santidad, se nos dice que sin la cual nadie verá al Señor. La falta de santidad es un obstáculo crítico para una relación íntima con Dios. Los cristianos impíos son la plaga de la iglesia. Son verdaderas manchas que lamentablemente salpican a los genuinos. Como piedras escondidas, son el terror de los navegantes. Es difícil mantenerse alejado de ellos: y no se sabe qué accidentes pueden causar. Al mismo tiempo, Esta santidad es cosa de crecimiento. Puede estar en el alma como un grano de mostaza, no desarrollado; puede estar en el corazón como un deseo, en lugar de algo que se haya realizado plenamente, un gemido, un jadeo, un anhelo, un esfuerzo.

Fueron descriptos cuatro tipos de personas que tratan de vivir sin santidad. El fariseo: Confiado en ceremonias externas en vez de verdadera santidad. El moralista: No siente necesidad de santidad porque su vida es muy buena. El experimentador: Toda su vida cristiana se vive hacia adentro, nunca mirando hacia la conducta externa, sino solo hacia los sentimientos. El opinólogo: Su vida cristiana se trata de creer en las doctrinas correctas y no se preocupa por la forma en que la vive. Debemos vivir correctamente con respecto a la gracia de Dios. Esto significa buscar diligentemente el cuidarnos tanto a nosotros mismos como a los demás de regresar al legalismo, ya sea en una forma externa o en una actitud interna que nos impida alcanzar la gracia de Dios, que, brotando alguna raíz de amargura, os estorbe.

Una raíz de amargura es una raíz que da fruto amargo… Así que es posible que una semilla de amargura sea sembrada en una comunidad y, aunque no haya fruto inmediato aparente, con el tiempo aparece. La amargura corrompe a muchos, arraigada en un sentido de dolor personal, y muchos se aferran a esa amargura con una increíble terquedad. Lo que deben hacer es recordar la gracia que Dios les extendió y empezar a extender esa gracia a otros: amando a los que no lo merecen. Alguien alguna vez escribió que la frase deje de alcanzar la gracia de Dios también puede traducirse como quedarse atrás de la gracia de Dios. La idea es que la gracia de Dios sigue adelante, más allá del dolor y el sufrir del pasado. Nosotros también debemos seguir adelante.

En cuanto a la palabra profano: Proviene de las palabras latinas pro-fanum. Fuera de cada templo (‘Fanum’) había un área de tierra abierta a todos, donde la gente se reunía, un lugar abierto sin cercos. En contraste con esto estaba el recinto sagrado del templo. Esaú no tuvo un recinto sagrado en su vida, y en este sentido era un hombre puramente secular. Como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura: Muchos cristianos hoy en día venden su derecho a la intimidad con Dios tan barata como Esaú vendió su primogenitura. Ustedes recuerdan la historia. La pueden leer en Génesis 25 y 27. Y no hubo oportunidad para el arrepentimiento: No es cuestión de perdón. El perdón de Dios siempre existe para el arrepentido. Esaú pudo haber regresado a Dios. Pero no pudo deshacer su acción.  Luego cuando Esaú buscó la bendición, fue desechado por su padre Isaac. La primogenitura de Esaú no fue restaurada solo porque deseó recuperarla. Nunca podría ser recuperada porque la menospreció.

Versos 18-21 = Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando; 

Esto que dice aquí en el principio, ya fue explicado en el libro del Éxodo, capítulo 19 y verso 10, que te muestra cómo fue cuando Israel llegó al monte Sinaí. La montaña estaba cercada; no se podía pasar bajo pena de muerte. Se les ordenaba lavar sus ropas y abstenerse de tener relaciones sexuales. Hubo truenos, relámpagos y una densa nube. Hubo un sonido de trompeta, que llamaba a la nación a encontrarse con Dios. Había más humo, como un horno, y terremotos. Entonces la trompeta hacía un sonido prolongado hasta que Moisés habló y Dios mismo respondió. Dios habló a Israel desde Sinaí, pero les advertía de todas las formas posibles que se mantuvieran lejos. La reacción de Israel fue comprensible; ellos estaban aterrorizados. Ellos querían que la experiencia terminara, no que continuara. Aun Moisés estaba asustado: Moisés dijo: Estoy espantado y temblando. Todo este temor no logró promover la santidad entre el pueblo de Israel. No logró cambiar el corazón de Israel. 40 días después, adoraron a un becerro de oro diciendo que había sido él quien los sacó de Egipto.

Versos 22-24 = sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. 

Estamos en un lugar diferente. Nuestra relación con Dios no se basa en la experiencia de Israel en el monte Sinaí. Nosotros llegamos al otro monte de Dios: Sion, el nombre de la colina donde se encuentra Jerusalén. La ley llegó al Sinaí; la cruz estaba en Sion. No había ciudad en el monte Sinaí; estaba en el desierto. Sinaí está asociada con Egipto; Sion se asocia con lo celestial. Varios ángeles entregaron la ley a Moisés en el monte Sinaí; pero el monte de Sion tiene la compañía de muchos millares de ángeles. Lo que Dios dio en el monte Sinaí fue principalmente para Israel; lo que Dios dio en el monte de Sion es para todos y cubre a todos los redimidos. El monte de Sion no elimina a Dios como el Juez de todos, para nada. Más bien, la obra que hizo Jesús en el monte Sion satisface la justicia de Dios, resultando en los espíritus de los justos hechos perfectos.

El monte Sinaí se trataba de un antiguo pacto basado en ganar y merecer. El monte de Sion se basa en un nuevo pacto con Jesús el Mediador basado en creer y recibir. La sangre… de Abel no se refiere a la sangre que derramó cuando fue martirizado. Más bien habla de la sangre del sacrificio que hizo, el primer sacrificio del hombre para Dios registrado en la Biblia. La sangre de Jesús habla mejor que la sangre de los sacrificios animales, la sangre de Abel. Sin embargo, es cierto que la sangre de Jesús el Mesías habla mejor que la sangre de Abel el mártir. La sangre de Abel proclamó: la justicia debe ser satisfecha, trae venganza. La sangre de Jesús proclamó: la justicia ha sido satisfecha, trae misericordia.

La lección es clara. No deberíamos venir al monte Sion como si fuéramos al monte Sinaí. Así que ya no dudes, anímate y se valiente al acercarte a Dios. Considera los contrastes entre el monte Sinaí y el monte de Sion. El monte Sinaí fue marcado por el miedo y el terror. El monte de Sion es un lugar de amor y perdón. El monte Sinaí está en el desierto. El monte de Sion es la ciudad del Dios viviente. El monte Sinaí habló de cosas terrenales. El monte de Sion habla de cosas celestiales. En el monte Sinaí, sólo a Moisés le era permitido acercarse a Dios. En el monte de Sion, una compañía de muchos millares, una congregación, es invitada a acercarse. El monte Sinaí fue caracterizado por hombres culpables con miedo.

El monte de Sion cuenta con justos hechos perfectos. En el monte Sinaí, Moisés era el mediador. En el monte de Sion, Jesús es el mediador. El monte Sinaí trajo el Antiguo Pacto, el cual era ratificado con sangre de animales. El monte de Sion trae un Nuevo Pacto, el cual es ratificado con la sangre del precioso Hijo de Dios. En el monte Sinaí se trataba de exclusión, manteniendo a la gente alejada de la montaña. En el monte de Sion se trata de invitación. En el monte Sinaí todo es sobre la ley. En el monte de Sion todo es sobre la gracia. Por supuesto, la idea de la superioridad del Nuevo Pacto se repite. Muestra que estos cristianos judíos ni siquiera deberían considerar regresar y preferir la religión del monte Sinaí sobre la relación del monte de Sion.

Versos 25-26 = Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos. La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 

Como fue descripto en los versículos anteriores, Dios tiene ante nosotros la bondad y la gloria del monte de Sion: la obra perfecta y completa de Jesús y el Nuevo Pacto a través de Él. Si rechazamos esto de Dios, no podemos ignorar las consecuencias. Hubo consecuencias por rebelarse en el monte Sinaí. Hay y debería haber consecuencias aún mayores por resistir la obra superior de Dios en Sion. Dios conmovió la tierra con su voz en el monte Sinaí. El Nuevo Pacto conmueve aún. Es fácil, y peligroso, pensar que Dios era un Dios malo y severo en el Antiguo Testamento y de alguna manera se hizo bueno en el Nuevo Testamento. Esto es tan engañoso, hay más misericordia en el Antiguo Testamento de lo que muchos imaginan. Al igual, hay más juicio en el Nuevo Testamento de lo que muchos imaginan. Cuando todo es conmovido, la pregunta será: ¿Dónde estás parado? ¿Estás sobre algo seguro? ¿Estás protegido?

Verso 27 =  Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles.

Dios promete conmover las cosas nuevamente para quitar (Eso sería la remoción) la dependencia en lo material, como en las cosas materiales, el materialismo. Lo que intento decirte es que Dios conmueve las cosas para probarlas, y luego para remover las que no pueden soportar la prueba. La gran pregunta que muchos al conocer esto se han formulado, es: ¿Con nosotros estaría haciendo lo mismo? No hay una respuesta contundente, sólo Él lo sabe. Pero si nos detenemos a leer lo que hemos visto respecto a la disciplina de los hijos amados, yo arriesgaría pensamiento a decirte que sí, que en los casos que Él lo estime como necesario, si es para salvar la vida espiritual de uno de sus hijos o sencillamente entrenarlo para algo fuerte y grande que deba hacer para extensión del Reino. ¿Ves a eso como algo cruel o desconsiderado? Yo no. Es como cuando la mamá águila empuja a sus pichoncitos para que se caigan del nido. La primera vez los aguanta con su cuerpo, y la segunda y la tercera. Para la cuarta, ya probaron sus alas y se dieron cuenta que son capaces de volar solos. ¿Se entiende lo que digo?

Versos 28-29 = Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.

El Reino inconmovible. ¿Podemos con nuestras mentes finitas y llenas de programaciones griegas por intelecto, llegar a imaginarnos lo que significa ser parte de un Reino al que nada de este mundo ni de ningún otro puede conmoverlo? Eso, nada menos, es lo que se nos dice que hemos recibido. Cuidado: no te dice que vas a recibirlo un día de estos, si te comportas bien y diezmas y ofrendas, no. Dice que ya lo has recibido, aunque en tu bolsillo derecho llevas un veterinario para que te cuide al cocodrilo que tienes en el izquierdo. O sea que en contraste con la inestabilidad del mundo que nos rodea, el Reino de Jesús es inconmovible, y lo estamos recibiendo. Tengo una buena noticia: Esta es nuestra estabilidad en un mundo tan inestable. Aún no tenemos este Reino por completo; Sin embargo, lo estamos recibiendo. Dicho en términos gramaticales: Estamos recibiendo constante y perpetuamente (original griego) un Reino que es incapaz de ser movible.

Muy bien: ¿Y cuales se supone que son las maneras en las que ya hemos recibido el Reino? Lo hemos recibido como promesa; una promesa de un hombre de confianza es igual de segura como tener la cosa en sí. Lo tenemos como principio y vemos los principios del Reino de Dios obrando en el mundo. Lo hemos recibido en poder, y vemos el poder milagroso y transformador de Dios obrando en el mundo de hoy. Hemos recibido parte de la provisión y protección del Reino, porque nuestro Rey nos provee y protege. Lo hemos recibido en comunidad, porque cuando nos reunimos con hermanos en un mismo sentir, somos una comunidad del Reino. El Reino nunca será movible. Así que debemos aprovechar la aprobación inmerecida de Dios en Jesús, ayudándonos a servir a Dios agradándole con temor y reverencia.

Alguien lo ilustró con estas palabras: ¡Gloria a Dios, nuestro Reino es inconmovible! Ni siquiera la dinamita puede tocar nuestro dominio: ningún poder del mundo, y ningún poder en el infierno, puede sacudir el Reino que el Señor ha dado a sus santos. Con Jesús como nuestro monarca no tememos ninguna revolución ni anarquía: pues el Señor ha establecido este reino sobre una roca, y no puede ser movido ni removido. Sirvamos a Dios agradándole: Estas palabras describen cómo se puede hacer esto. Nuestro servicio agradable comienza con nuestro ser receptores. Nuestro servicio agradable es ofrecido por la obra de la gracia de Dios en nosotros. Nuestro servicio agradable está marcado por la reverencia. Nuestro servicio agradable está marcado por un sentido profundo de santidad divina. Porque nuestro Dios es fuego consumidor.

Muchos sostienen erróneamente la idea que “demasiada” gracia nos da permiso y provoca falta de respeto hacia Dios. En realidad, la gracia nos da temor y reverencia. Tal vez aquellos que piensan que la gracia les da permiso para pecar en realidad no viven en gracia. Puesto que Dios es de hecho un fuego consumidor, lo mejor es que nos acerquemos a Él en sus términos. Estos son los términos de la aprobación inmerecida en Jesús. Él consumirá todo lo que esté fuera de este ámbito. Elías sabía que Dios era fuego consumidor; Consumió el sacrifico en el altar del monte Carmelo. Salomón sabía que Dios era fuego consumidor; Consumió el sacrificio en el altar en la dedicación del templo. El hecho de que Dios es fuego consumidor es un consuelo para el creyente. Se dan cuenta de que el Padre derramó Su fuego consumidor de juicio sobre el Hijo en nuestro lugar. Cuando lo hizo, consumió por completo la culpa del pecado en todos los que creen. La pena del pecado fue consumida en Jesús en la cruz.

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¡Hay Huesos Vivos!

La Unción profética está descendiendo de la misma forma en que la manifestación del Espíritu divino cayó sobre Elías. En el libro de los Hechos, (Hechos 3: 22-25) después de hablar del tiempo de la restauración de todas las cosas en los últimos tiempos a través del cumplimiento profético, dice lo siguiente: Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo. Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra.

Aquí el Espíritu está profetizando que, cuando llegase el tiempo de la restauración de todas las cosas, sería derramado un espíritu profético como jamás en la historia fue hecho. Esta será la voz de Jesucristo, vivificada por el Espíritu Santo, trayendo el cumplimiento de todo lo que fue hablado desde el tiempo antiguo. Será la trompeta de Dios que alistará al ejército escogido; la voz del Espíritu de Dios despertando al espíritu de la profecía que, como lo describe el ángel en Apocalipsis 19:10: Es la sustancia, la esencia de toda verdad revelada por Jesús, es el espíritu de la profecía, el aliento vital de todo mensaje inspirado y la interpretación de la voluntad y los propósitos divinos. Esta manifestación del Espíritu Santo será lo que le dé contenido y significado al pacto de Dios con sus hijos, para ser puestos como cabeza sobre los impíos; como luminarias en medio de las tinieblas; como antorchas de fuego que incendian otros fuegos.

Será la unción divina la que nos levantará para ser bendición a todas las familias de la tierra. Nos estamos refiriendo a la misma manifestación del Espíritu de Dios que vino sobre Elías y del cual profetizó el Jesús, diciendo lo que se lee en Mateo 17:11-13: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista. Esta es, como vemos, una aparición del Espíritu de Dios enviado con un motivo específico en estos momentos tan determinantes de la historia. Una aparición fundamental para preparar la tierra, tanto para la primera como para la segunda venida del Señor. Malaquías profetiza el advenimiento del Señor precedida de la misma manifestación de su Espíritu:

Malaquías 4:1-6, expresa: Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Mas a vosotros los que teméis ni nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Hollaréis a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en el día en que yo actúe, ha dicho Jehová de los ejércitos. Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel. He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición (Una reconciliación producida por el arrepentimiento de los impíos).

El manto profético que estaba sobre Elías y que después viniera sobre Juan el Bautista traerá consigo una presencia del Espíritu de Dios para redargüir y convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ya ha sido desmenuzado. Es imprescindible que cada cristiano entienda la suma importancia de la santidad, sin la cual, como afirma la Palabra, nadie verá al Señor. Dios está hablando y produciendo, a través del Espíritu Santo, un desbordante fruto de arrepentimiento y entendimiento de la posición preeminente de la Iglesia que está preparando el camino del Señor. Esto lo vemos reflejado en el ministerio de Juan el Bautista: Dice Lucas 3:7-10: Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseño a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego. Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces ¿qué haremos?

Hoy la Iglesia en su pereza, hoy el pueblo de Dios en su tibieza y su conformismo está diciendo delante del Espíritu que está siendo derramado: «Yo puedo seguir caminando tranquila, coqueteando con el mundo, porque Dios es Dios de misericordia. ¡Que la obra la hagan los pastores; para eso los puso Dios ahí! Para que Dios traiga la manifestación de su gloria más grande debe traer un avivamiento de arrepentimiento sobre su Iglesia. Si estamos hablando de guerra espiritual y la guerra ya ha sido declarada por Dios, la primera batalla a ser librada es contra las fortalezas de pecado y de indolencia en nosotros mismos. Una guerra de fe, de esperanza contra esperanza que nos doblegue, hasta llegar a la cruz a morir a nuestra carnalidad y a nuestros deseos pecaminosos. El poder ha sido desatado, el Espíritu todopoderoso del Dios viviente mora en ti y está sobre ti para deshacer las obras del Diablo.

¡Cristo en nosotros la esperanza de gloria! No hay poder, no hay fortaleza, no hay ataque demoníaco que el Espíritu de Dios, viviendo en ti, no pueda destruir. ¡Cualquier otro argumento es mentiroso! ¡Procede del padre de mentira que es Satanás, porque las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para demoler fortalezas, llevando cautivo todo pensamiento, toda argucia y toda imaginación a la obediencia de Cristo! Dios está desplegando el espíritu de Elías para traer confrontación con el pecado, y para desafiar el poder del diablo. Antes del avivamiento, antes de la gran cosecha de los últimos tiempos, debe venir un mover de arrepentimiento y de intercesión tan poderoso que veamos, en forma categórica, un ejército lleno de la unción y de la autoridad de Dios, arrebatándole con violencia espiritual las almas al diablo.

El manto profético que está siendo desplegado en la manifestación del espíritu de Elías, es la voz del cielo que está hablando y está diciendo: Todo espíritu que no pueda ser transformado, todo ministerio que no pueda ser cambiado por el poder de mi Espíritu está muerto; el hacha está ya puesta a la raíz y será cortado. Dios está diciéndote, hoy: ¡Clama! ¡Clama por mi pueblo, porque el rostro de muchos de los que has visto será cortado! Yo he estado intercediendo por ellos, pero ellos no quieren atender la voz de mi Espíritu. Vaya enviar el fuego que levantará a mi ejército. Él levantará a mi Iglesia gloriosa, en la cual voy a manifestar los grandes prodigios que ojo no vio ni oído oyó; pero ese fuego también va a consumir a los rebeldes. Era una tristeza divina que hacía que todo mi ser agonizara. Una tristeza como la que sintió Jesús en el jardín de Getsemaní, cuando nos tenía presentes a cada uno de nosotros y su alma se derramaba, diciendo: Me consume la tristeza hasta la muerte.

Él ya estaba viendo los que rechazarían su sangre, los que nunca habrían de producir fruto, los que habiendo conocido la Palabra se volverían al mundo, los que iban a ser cortados de la rama del olivo. Él estaba clamando y deshaciéndose de amor por ellos. Lucas 3:16-17, dice: Respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado: él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. La palabra bautizar significa sumergir, hundir, teñir (cambiar de color). El bautismo con Espíritu Santo y fuego es la revelación del fuego de Dios que está descendiendo sobre la Iglesia, y que trae una convicción tan fuerte al corazón del hombre que este cae postrado de arrepentimiento delante de Dios, y dice: «¿Qué haré Señor? … Heme aquí»

El Espíritu del Señor ha sido enviado para preparar la segunda venida de Cristo, por medio de una gloriosa visitación del fuego divino destinada a convertir y limpiar el alma de su pueblo y enderezar los caminos.  Todo el que no oyere la voz del Espíritu tocando la trompeta para alistarse, ciñendo los lomos de su entendimiento y aprestándose para la guerra de Dios, todo aquel que no oiga, que se haya ensordecido por el ruido del pecado, de la soberbia y de la inmundicia de este siglo… ¡será cortado! El hacha está puesta, dice el Señor. Malaquías 3:1-3, leemos: He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quién deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿O quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro v como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.

¡Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego! ¡Él es como fuego purificador! Mucho se ha predicado acerca de que el bautismo en fuego son generalmente las pruebas. Sin embargo, vemos a mucha gente pasar y pasar por pruebas y jamás tener una experiencia con el fuego de Dios. Hay que hacer una importante distinción entre las pruebas: 1- Las que vienen como consecuencia del pecado. 2- Las enviadas directamente desde el Cielo, para nuestro crecimiento. 3- Ese tipo especial y único, que son las que nos llevan al encuentro con el fuego divino. Es ese fuego del cual nos habla el apóstol Pedro, que hace que el glorioso Espíritu de Dios repose sobre nosotros. 1 Pedro 4:12-13: Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por El manto de Elías y la unción del fuego cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.

La primera de ellas -la mayoría de las pruebas por las que pasa el pueblo cristiano- es, desgraciadamente, el resultado de sus transgresiones y desobediencias o porque hay puertas abiertas en sus vidas por las que el diablo se mete a robar, a matar y a destruir. Ese tipo de tribulaciones, que más bien son reprensiones del Padre Celestial, nunca podrán traer el fuego de Dios. El segundo tipo está constituido por las instrucciones del Señor en sus caminos inescrutables, las cuales nos llevan a la madurez. Pero la tercera es cuando la mano del Altísimo lo toma para introducirlo «al valle de sombra de muerte» donde su vara y su cayado infunden aliento. Este es el lugar del quebrantamiento, donde se pasan las fronteras de lo natural para encontrarse con Dios, cara a cara.

Es el subir escabroso de «nuestro Sinaí», para penetrar en el fuego de Dios. Es cuando al final del valle se escucha la voz del Espíritu, diciendo: Unjo tu cabeza con aceite, tu copa esta rebosando. Es el momento sublime después del holocausto, en el que el olor de la grosura sube como aroma fragante hasta el Lugar Santísimo, en las alturas. El fuego es algo muy profundo; es la manifestación de un poder irresistible, porque este tipo de fuego es de origen divino. El fuego es una manifestación gloriosa de la presencia de Dios que consume y quema la escoria del hombre, que refina la plata y el oro. Es una lluvia del fuego celestial que cae y consume con arrepentimiento e inviste de poder el espíritu del hombre que ha llegado a la cima. Es la gloria de Dios que fue manifestada en aquel día de la pesca milagrosa y produjo que Pedro cayera postrado, diciendo: aléjate de mí Señor porque soy hombre pecador.

Es el mismo fuego que brilló en «la zarza». No era ninguna prueba, no era ningún escarnio para Moisés, sino la manifestación gloriosa que lo iba a levantar como libertador de Israel; era la revelación del Dios vivo que lo llevaría delante de Faraón; era la fuerza, el dunamis del Dios Todopoderoso con el cual confrontaría el imperio de las tinieblas. Era la llenura del Espíritu en toda su plenitud, que lo haría pararse delante del soberano y temido imperio egipcio, y decir: ¡Faraón: Así dice Jehová: «¡Deja ir a mi pueblo! Ese mismo fuego está descendiendo hoy sobre la Iglesia, levantando hombres y mujeres ungidos en la autoridad de Dios que se pararán delante del diablo, que se convertirán en verdaderos guerreros de oración.

Soldados del ejército de Dios, capacitados para soltar la palabra, para arremeter contra las puertas del infierno y ordenar a los principados y a las potestades, diciendo: «¡En el nombre de Jesús, dejen ir al pueblo de Dios!» La unción, el manto profético, está invistiendo labios con fuego, con carbón encendido, creando gargantas que suelten la voz como saetas, que saldrán como la saeta ungida por Eliseo, decretando lo que se lee en 2 Reyes 13:17: Saeta de salvación de Jehová, y saeta de salvación. contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos. Es la voz incendiada por la misma llama de fuego de los profetas de Dios la que sacudirá nuestras naciones, la que con su poder derribará las fortalezas del mal y asolará el imperio del diablo. Es la palabra decretada por el apóstol Pablo en Efesios 3:10: Para que la multiforme sabiduría de Dios, sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales.

Es el mismo fuego que descendió cuando Elías, lleno de celo divino, de la inmersión en la potencia del Espíritu de Dios, se paró delante del rey Acab y decretó, diciendo: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy. ¡Cuánto necesita la iglesia actual de hombres y mujeres cimentados y plantados en la presencia de Dios! No vemos autoridad porque la mayoría busca métodos ya utilizados para echar fuera demonios; porque es más fácil preguntar cómo lo hizo este, o cómo lo hizo aquel que humillarse, que negarse uno mismo hasta encontrarse cara a cara con el fuego, hasta escuchar la voz de Dios resonando en nuestro espíritu. Entonces es cuando «sabes que sabes» que Dios está contigo. Entonces te puedes parar delante del opresor de tu nación, del angustiador y torturador de tu ciudad y de tu familia, y decirle con la total certeza del Espíritu de Dios: «Satanás: ¡Vive Jehová en cuya presencia estoy, y, en el nombre de Jesús, sal fuera!» El infierno sabe quién es Jesús, sabe quién es Pablo y sabe quiénes son los ungidos de Dios. La unción de fuego que está descendiendo a través del manto profético que estuvo sobre Elías es una unción de violencia espiritual.

Dice Mateo 11:12: Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de Dios sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Es el nombre de Cristo Jesús, unido a la palabra ungida, la que produce un poder tan grande que hace temblar los cimientos del imperio del diablo, y ni los poderes ni los principados ni los gobernadores de las tinieblas lo pueden resistir. Es una unción militante para confrontar las fuerzas del diablo, para sacudir los pensamientos endebles por los que el pueblo claudica entre el amor de Dios y el amar al mundo (lo cual es enemistad contra Dios). Es una unción guerrera y de agresividad divina que arrebata las promesas de Dios, que nos llena de la revelación y el conocimiento de quiénes somos como hijos del Omnipotente. Efesios 1:18-20: De cuales son las riquezas en gloria que son la herencia de los santos. De cual es esa supereminente grandeza del poder de Dios que opera a través de los que creen, según la operación de la potencia de su fuerza que levantó a Cristo de los muertos.

En nuestros días está viniendo una manifestación del poder de Dios que apartará y santificará a la Iglesia. Es el tiempo de rescatar lo que pueda ser rescatado y de restaurar todo lo que pueda ser restaurado.   Dios está enviando una unción de fortaleza interior. Es una unción que revela, en forma viva y eficaz, las armas de nuestra milicia. Porque Dios está demostrando al mundo el poder de su verdadera Iglesia. Eso dice Miqueas 4:6-13: En aquel día, dice Jehová. juntaré la que cojea, y recogeré la descarriada, y a la que afligí; y pondré a la coja como remanente, y a la descarriada como nación robusta; y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sion desde ahora y para siempre. Y tu, oh torre del rebaño, fortaleza de la hija de Sion, hasta ti vendrá el señorío primero. el reino de la hija de Jerusalén Levántate y trilla. hija de Sion, porque haré tu cuerno como de hierro, y tus uñas de bronce. Y desmenuzarás a muchos pueblos, y consagrarás a Jehová su botín, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.

La trompeta está siendo tocada. Gózate, oh hija de Sion, porque el tiempo de tus desolaciones han terminado!¡Dios está haciendo llover en el desierto!» El fuego tiene que ser derramado para enderezar el camino del Señor.  Satanás, como ya lo mencioné, está desplegando el ataque más grande de la historia sobre la Iglesia de Cristo Jesús. Pero antes de que pueda dañarla, el Señor viene como fuego purificador a quemar toda escoria de los que son suyos. Los cimientos están siendo sacudidos para que cada uno vea si, ciertamente, está fundamentado en la Roca, que es Cristo. 1 Corintios 3:11 y 12, dice: Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se haba manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cual sea, el fuego la probará.

¿Cuándo será este día, que traerá a la luz todas las cosas? Romanos 13.12 dice: La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues. las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. La guerra ha sido declarada y ya nos han sido dadas las armas para destruir el imperio del diablo. El fuego viene para quemar lo que no sirve y revestirnos de la invencibilidad de Cristo Jesús. El manto profético en la unción de Elías es un poder divino que abre los ojos espirituales para ver en las cámaras secretas del diablo, para ver las estrategias del enemigo antes de que sean lanzadas y ahí, en su propio cuartel, deshacer sus planes. La fortaleza del diablo puede ser asaltada por sorpresa; los muros de su reino son expugnables; sus murallas son franqueables. Porque Satanás ha sido destruido, su imperio expuesto a vituperio y aplastado en la cruz por la sangre del que ascendió al trono, el Rey de reyes.

El espíritu de Elías es también el que se para delante de las fuerzas del infierno y les dice: «¡Vive Jehová en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia!» Decreta el juicio sobre el imperio de Satanás y trae asolamiento en el terreno enemigo. Es también un profundo espíritu de oración que penetra las dimensiones celestiales; un espíritu de sabiduría divina, de dirección sobrenatural de Dios. Es un espíritu que nos sumerge en la presencia de Dios; que nos lleva a depender de tal manera del mover del Omnipotente, tal como los querubines en la visión de Ezequiel, quienes se movían al unísono con la gloria de Dios. Esto es lo que hablaba el Señor acerca de los que son nacidos del Espíritu, que son como el viento, que sopla de donde quiere y oyes su sonido, pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va.

 Es el Espíritu mismo de Dios revelando las profundidades de Cristo; llevándonos hasta ese viento, ese silbo apacible que vino sobre el profeta Elías para ungir reyes, profetas y ver emerger los 7000 que no habían doblado sus rodillas ante Baal. Es una manifestación del Espíritu que levanta nuestra oración y la hace llegar delante del arca de gloria en el tabernáculo celestial.  Una oración como la que describe el apóstol Juan en la visión del Apocalipsis (capítulo 8), que sale del altar de oro que está delante de Dios. El lugar donde el ángel descendió y le añadió incienso a las oraciones de los santos, para después tomar en su mano el humo que salía del incienso y traerlo a la presencia de Dios.

El Espíritu está produciendo una oración expectante; una oración que sabe que algo va a suceder, porque está respaldada por la palabra de fe, que es la sustancia, la certeza y la convicción de que no se ve.

Una oración desprendida de aquel que por el Espíritu puede mirar las cosas que no se ven y saber que Satanás, confiado durante siglos ante un cristianismo temeroso, y acostumbrado a atacar sin encontrar casi pasarán de lo invisible a lo visible. Elías vio la lluvia que azotaba los cielos en las regiones invisibles del Espíritu y no cesó. Soltó la palabra creyendo con convicción de que era Dios el que lo respaldaba. La proclamó una y otra vez hasta que el criado volvió, gritando: ¡Del mar ha subido una nube del tamaño de la palma de una mano!

Entonces el profeta corrió a Acab, el rey, y le dijo: Unce tu carro y desciende para que la lluvia no te ataje. Dios está hablando a la Iglesia y le está diciendo: Lo que has visto hasta ahora del mover de mi Espíritu es tan solo la nube del tamaño de la palma de una mano, porque una lluvia grande en extremo está por venir sobre mi pueblo, la cual sacudirá con el poder de mi diestra las potencias de los cielos y de la tierra. Como dice Isaías 2:2: Porque acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. ¡El Dios que responda por fuego, ese sea Dios! –    El Dios que nos bautiza en fuego, ese sea Dios! –  ¡El Dios que transforma el corazón del hombre, ese sea Dios! –  ¡El Dios que dispersa nuestros enemigos, ese sea Dios! – ¡El Dios que sana a los desahuciados y resucita a los muertos, ese sea Dios!

Ha llegado el tiempo en que Dios se manifieste y sean avergonzados los dioses paganos y los que los sirven. Es hora de que, investidos del poder de Dios, digamos como Elías: Por demasiado tiempo la Iglesia aletargada e indolente ha dejado que Satanás haya ido ganando el territorio que nos fue. dado por precio de sangre. Ha llegado la hora de despertar. Ha llegado la hora de parar la obra del infierno y derribar sus puertas. Y llegará el Señor de señores, ante el cual toda rodilla se tendrá que doblar. jGloria a Cristo, que vive y reina para siempre! Y después vemos los huesos secos, pero aún no entendemos. Pero una cosa es cierta: jamás sabremos qué son los tendones y cómo sube la carne (es decir, la esencia y la revelación de Cristo en su infinita profundidad) hasta que los huesos estén juntos.

Es necesario que sean levantados hombres y mujeres escogidos, afines y extremadamente sensibles a la voz de Dios, quienes, conociendo los tiempos y la voluntad del Señor, profeticen al Espíritu: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos y vivirán. Y como lo vio Ezequiel, ellos verán a la Iglesia revivir y levantarse firme sobre sus pies, formando «un ejército grande en extremo. Es primordial que la Iglesia reciba la revelación de que somos un ejército levantado por Dios para someter a todos los enemigos por estrado de los pies de Cristo. Son enemigos que Dios ya los entregó en nuestras manos, pero tenemos la enorme responsabilidad de establecer esta victoria hasta el último rincón de la tierra, para su honra y su gloria.

Dios ya lo está haciendo. Por todo el mundo hay un ejército que está arrebatando de los cielos la unción y tomando el mandato de Dios para declararle al diablo una guerra sin precedentes. Resistencia real pero inútil, de los que antes no habían aprendido a defenderse porque nunca habían sido atacados hasta hoy por un ejército organizado en la sabiduría y el poder de Dios. Hoy Dios le ordena a su pueblo tal como lo leemos en Isaías 60:1: ¡Levántate de la depresión y de la postración en que te habían tenido atado las circunstancias hasta ahora! ¡Amanece a una nueva vida! ¡Brilla! ¡Resplandece y que tu ser irradie la luz cegadora de la gloria de Jehová! Porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová se ha alzado sobre ti, como el sol se levanta en el horizonte.

Este es el tiempo para que los profetas de Dios suelten la palabra y el fuego descienda. El momento en que la doble unción será desatada, porque mayor será la gloria de la casa postrera que la de la casa primera; la que logrará traer libertad a los cautivos, a los presos apertura de la cárcel, a los enfermos sanidad y óleo de gozo en lugar de espíritu abatido. Por demasiado tiempo la Iglesia ha permitido espíritus opositores. Es hora de decir como dice Ezequiel 37:4-6: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd la palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.

Es necesario que el mismo Dios intervenga para que podamos ver una unidad real de la Iglesia. Y esa es una de las razones por las que está haciendo descender su manto profético. Son los profetas de Dios los que, llenos de la unción, podrán profetizar y ver cómo el Espíritu empieza a juntar hueso con hueso. Esto no será obra de ningún hombre sino del Espíritu Santo de Dios. Quizás, aún en medio de la división imperante, hemos empezado a ver huesos vivos; porque hay huesos vivos

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02 – ¿Qué Pasa Cuando no lo Vemos?

Hay aún algo muy importante que no siempre hemos visto, que también es una clara maquinación de Satanás. No te olvides que él siempre trabaja a partir de las puertas abiertas que nosotros dejamos, principalmente por nuestra ignorancia y naturaleza corrupta y pecaminosa en lo carnal. Por ejemplo, actúa sin problemas cuando ignoramos el siguiente principio: Efesios 3: 9 = (Viene hablando del propósito de la iglesia; o de Pablo y su mensaje, donde él incluye uno de los propósitos de la iglesia y, hablando de su ministerio, dice:) …y de aclarar a todos cual sea la dispensación (Distribución, mayordomía)del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestes.

Lo primero que nos salta a la vista y nos impele a escrudriñar más y mejor las escrituras, es que se nos dice que la sabiduría de Dios, es multiforme. Donde quiera o sea que residas, decir multiforme, es decir de muchas y variadas formas o maneras. Esto, que valga como aclaración y hasta advertencia para tantos y tantos cristianos que siguen pensando y creyendo que Dios siempre dice las mismas cosas y de una misma forma. Un creyente, veterano de guerra, decía que este versículo le preocupaba porque a él le habían enseñado, en el ejército, que al enemigo jamás se le puede anunciar nuestra estrategia. El verso dice que la Iglesia le ha dado a conocer todo lo que Dios sabe, a Principados y Potestades. Es que hay Principados que son neutrales y están a su disposición. No todos son satánicos. Eso es lo que no siempre se conoce.

En Hebreos 1:14 dice que todos los ángeles son espíritus ministradores para los herederos de salvación. Es decir: toda la jerarquía de Dios está a disposición de la iglesia. En ellos hay Principados y Potestades. Y cuando digo que está a disposición de la iglesia, estoy hablando de la iglesia genuina, de esa que Dios sabe perfectamente que son hijos suyos y, por consecuencia sus herederos. De ninguna manera esto incluye a todos los que cada fin de semana asisten a un templo a cantar cuatro canciones, orar un ratito y escuchar un sermón que casi nunca entienden y mucho menos recuerdan al retirarse. En el mejor de los casos, esos serán siervos, pero no hijos. El punto está en que quienes heredan a un padre, son los hijos, no los siervos.

1 Pedro 3:22 dice que Cristo, está sentado a la diestra de Dios, (Siempre que leas esto de “la diestra de Dios”, ten en cuenta que está hablando del poder de Dios; olvídate de la silla pequeña que habías imaginado, y mira a Cristo sentado en poder), y a Él están sujetos ángeles, autoridades y potestades. Todo el ejército. Te recuerdo que como Sumo Sacerdote que es, si Cristo está sentado, eso me dice a mí y te dice a ti que lo que Él tenía que ejecutar, como sacerdote, ya lo hizo y ha terminado su misión. Ahora la que ha recibido la posta y debe continuarla, es Su cuerpo en la tierra. O sea, tú y yo, si es que vivimos EN Cristo como debemos hacerlo luego de crucificarnos conjuntamente con Él en Su cruz.

En la siguiente escritura que ahora vamos a compartir, se descubre por qué ellos necesitan ser informados sobre la sabiduría de Dios. Muy sencillo: no saben lo que Dios está por hacer. Y se sientan al lado tuyo cuando alguien predica estas cosas y hasta deben tomar anotaciones y apuntes para no olvidarlo, cosa que no siempre hace la iglesia. Ahora haz un paréntesis, ponte una mano en tu corazón como señal de honestidad absoluta y dime: ¿Has podido creer con facilidad, sin la menor duda o algo parecido, el hecho de que haya ángeles sentados a tu lado cuando alguien predica palabra genuina, tomando apuntes para su propio crecimiento y maduración? ¿No se contrapone eso con la idea que la mayoría de nosotros tiene de los ángeles? La duda, es: ¿Estará hablando de esos seres voladores de ropas blancas o de hombres que ostentan la calidad de mensajeros, que es lo que significa la palabra ángel?

Lo cierto es que ellos, los ángeles, necesitan saber cómo están las cosas en la agencia del cielo. Porque ellos están en la categoría de siervos, que no es la máxima como muchos suponen, sino la mínima. Nosotros estamos en la máxima, que es la de Hijos. Somos mayores que los ángeles, por eso ellos ministran para ti y no tú para ellos. Reflexiona una vez más y dime luego si no estamos absolutamente mal ilustrados con respecto a estos seres, al punto de que, de la misma manera que lo hicieron muchos hombres antiguos de la Biblia, podemos llegar a cometer la herejía de desear adorarlos. No puedes adorar a nadie que no sea Dios, y ellos son siervos de Dios, no dioses. ¿Te queda claro?

1 Pedro 1: 12 = A estos (Se refiere a los profetas del Antiguo Testamento), se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.

Reitero la pregunta porque creo ubicarme en el sitio del que ha leído esta palabra. ¿Te imaginas a los ángeles mirando por sobre tu hombro cuando tomas apuntes durante una predicación? Tú, quizás, tomas esos apuntes y luego los arroja al cesto de los residuos. Y ellos allí, anhelando ver qué es lo que está aconteciendo para ponerse a disposición de nosotros. No sé por qué me viene a la mente esa palabra que nos advierte que todo aquel que crea saberlo todo, en realidad no sabe absolutamente nada. Y eso, nos agrade como suena o no, es lo que nos sucede como iglesia desde hace muchísimo tiempo y en muchos lugares del mundo cristiano.

1 Corintios 2: 7 = Más hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

¿Has entendido bien lo que te dice Pablo? TE asegura que Dios lo hizo para nosotros. Que no quiso revelárselo a nadie, para que el enemigo no tomara ventaja. Esperó que tú nacieras de nuevo, que fueras lleno del Espíritu Santo, para que por medio del Espíritu poder revelártelo, para que seas tú el que tome ventaja. En toda guerra, cuando se presenta una forma de tomar ventaja ante el enemigo, esa ventaja puede llevar a la victoria en una batalla que, en la sumatoria, implica comenzar a ganar una guerra. Y la que tenemos con el reino de las tinieblas, es una guerra. Y mal que les pese a muchos conservadores, si se vieran en la dimensión invisible, se podrían ver vestidos con la ropa militar del ejército de Dios, aunque ellos decidan no pelear. El problema es que el enemigo del infierno, también los ve con ese uniforme. Y si puede, los mata.

Lo que ninguno de los ARCHES de este sistema conoció. Porque si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor. Antes bien, como está escrito: …como el ojo no lo vio, ni el oído lo oyó… Es decir: con los cinco sentidos tú no lo vas a ver tampoco. Es espiritual. Y no me digas que es sencillo y que es el ABC del evangelio. Para el hombre, pretender ver algo que en lo terrenal le es invisible, es todo un tema. Que va mucho más allá de lo orgánico. Sólo puedo darte un ejemplo casi grosero para que lo tengas en cuenta. A una bacteria letal tampoco la vemos porque es invisible al ojo humano, pero si se te mete en el organismo, te mata, aunque jamás la hayas visto. Cambia bacteria por demonio y ahí lo tienes claro.

1 Corintios 2: 10 = Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aún lo profundo de Dios. (11) Porque ¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. (12)Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido,

(13) lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. (14) Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (15) En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. (16) Porque, ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo.

En primer término lo que conceptualmente, es altamente valioso: la misma multiforme sabiduría. Los ángeles están a nuestra disposición para operar. ¿Entonces podemos darles órdenes o directivas? En absoluto. Son, – lo reitero -, ministradores de Dios a su favor. Pero Dios los manda. Puedes, si cabe, pedirle al Padre que los envíe a algo determinado. Pero ten en cuenta que Él lo hará sólo si en su propia voluntad, propósito y sabiduría, entiende que eso es de bendición para tu vida y forma parte de lo que se necesita para tu maduración como hijo.

El salmo 103:20 en adelante, observa que habla de los ángeles. Dice que ellos son poderosos en fortaleza, que ejecutan su Palabra y que obedecen la voz de su precepto. Es por eso que nuestras canciones, nuestros mensajes, nuestras confesiones, tienen que cambiar. Es imposible construir canciones de adoración o alabanza con rudimentos dirigidos hacia lo comercial y pretender que eso agrade a Dios como adoración o alabanza genuina. Pero me fui del camino, porque el tema son los ángeles.

Porque los ángeles que están a nuestra disposición sólo pueden operar cuando a través de ti (Es decir: a través de la iglesia, que eres tú), la multiforme sabiduría de Dios es decretada a través de la Palabra. Y ellos obedecen el precepto que hay en la Palabra de Dios, no en la tuya. Ni en tu doctrina, ni en tu imaginación, ni en tus ideas, ni en tus circunstancias, ni en tus problemas. El ejército de Dios no se mueve por emociones. Y tampoco por lástima. Dios no obra por lástima. No trates de inspirarle lástima, no funciona así. La Palabra que ellos obedecen, la tenemos nosotros. Dios se mueve por fe, siempre.

Entonces los ángeles vienen a convertirse en las potestades que ejercen el diseño de Dios en la tierra cuando es trazado por los Arquitectos, o los sacerdotes, la gloriosa iglesia, o los hijos de Dios. Tú estás aquí para diseñar el propósito de Dios y ejercerlo con la jerarquía de Dios, aquí. Para ellos tenemos que cambiar nuestra mente, porque la imaginación y los diseños, nuestras ideas, ninguna suele representar victoria en esta dimensión. Hay algo que todavía mucha iglesia no ha visto: Satanás y sus demonios son los mismos ayer, hoy y mañana, pero la pelea que te dan siempre la hacen disponiendo de los últimos recursos del siglo veintiuno. Hoy ya no te rompen el bolígrafo para que no puedas escribir una carta. Hoy te rompen la Tablet o el teléfono móvil y logran lo mismo.

Me gustaría saber si a esta altura de este trabajo, tú ya has descubierto algunas fortalezas que llevan muchos años de construidas y que es necesario destruir. No es necesario que te devanes los sesos en demasía; si las hay, ya tienen que haber aparecido en tu cerebro. No hagas como si no sucediera nada. Entiende que el Señor me está usando, como vaso endeble e imperfecto, pero obediente en este caso, para advertirte y darte información de valor.

También hay principados y potestades negativos o satánicos, pero no es necesario alarmarse por ello; Efesios 1:18 dice que Cristo es la cabeza y que es quien está por encima de todo Principado o Potestad negativa, esto es: de las tinieblas. Lo único que deberás hacer tú, como resultado de todo esto, es no permitir que nadie te influya con rudimentos que tienen que ver con doctrinas humanas o denominacionales. Si conservas la certeza de que Cristo es la única cabeza de tu vida, saldrás victorioso y bendecido.

Efesios 6:12, por su parte, es un clásico; dice que militamos contra ellos, y si Dios nos manda como nos manda a militar contra ellos; ¿No será porque tenemos el potencial más que suficiente como para hacerlo y resultar vencedores de ello? El día que el cincuenta por ciento de los cristianos del planeta entiendan, crean y pongan por obra esto, alcanzará y sobrará para derrotar a las huestes del infierno completamente. Al día de hoy, si tengo que ser sincero con lo que vemos, todavía eso no está ocurriendo.

Ahora bien; Colosenses 2:14-15, dice que Cristo despojó a los principados y las Potestades y que los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Entonces resulta que lo único que queda ahora es el diseño de esos principados. Ah, y muchos tercos cabezones que todavía le siguen abriendo las puertas. Colosenses 1:13 dice que nos ha librado de la Potestad, el derecho o el permiso, y que nos trasladó (Otra vez utiliza tiempo pasado), el reino de su hijo. Ahora; todos estos siguen tomando ventaja. ¿Por qué? Cuando hay ignorancia. Trabajan más o menos así:

Formulan Patrones en Individuos: El estilo de vida de un individuo, identifica las fortalezas que trae en su cabeza, sean positivas, sean de fe, sean de prosperidad, sean de sanidad, sean de miseria, o de la famosa llamada: humildad.

Operan sobre Familias: El lazo familiar tiene mucha fuerza asmática. Deuteronomio 5:9-10 nos habla de que las bendiciones y las maldiciones familiares son hereditarias hasta la cuarta generación. Cuando hay un pecado habitual en una persona, puede ser pasado a la próxima generación. Proverbios 14:34 habla que el pecado es afrenta a una nación.

Operan sobre Iglesias o Geográficamente: Por eso es que hay conductos para bendición, así como también hay climas muy singulares donde no se puede sanar ni un miserable dolor de cabeza. Hay iglesias enteras que operan por intimidación. Eso no es Dios. La falta de unidad, por ejemplo, tiene que ver con principados y potestades. Porque unidad es un arma poderosa que la iglesia aún no conoce completamente. Las tradiciones son dictadas por Arquitectos espirituales y ejercidas por hombres en ignorancia.

Operan sobre Ciudades: Una de las estrategias de Satanás es transmitir el espíritu de la ciudad a la iglesia. Cuando en verdad, la iglesia es la que está para transmitir el espíritu de Dios a la ciudad. Tú lo puedes ver todos los días: hay congregaciones enteras que se conforman al espíritu de prestigio. La Palabra nos dice que ciudades vecinas cedieron al mismo espíritu que Sodoma y Gomorra. Vieron y no hicieron nada. Dios las juzgó igual. Complicidad. Tú eres cómplice de lo que pasa en tu ciudad si no haces nada al respecto, porque tú representas a Dios en la ciudad. Es muy difícil ser ciudadano del cielo y mantener una identidad nacional. Ese es un grave problema, porque Dios no es un Dios nacionalista. Si uno pierde su identidad nacional para identificarse con el estilo de vida de la ciudad celestial, jamás podrá tomar herencia de esa ciudad.

Gobiernan sobre Naciones: Son los principados y potestades los que se encargan de la tonalidad de una cultura. Ellos la establecen. Por eso, nosotros no podemos ir a las naciones y someternos a espíritus culturales, ¿Entiendes? Ya sé que la mayoría de los Movimientos Misioneros enseñan otra cosa, pero es su problema; la Biblia es clara. Pregunto: ¿Si no ha sido Dios el que inventó a la cultura, qué es lo que haces tú sometiéndote a ella? Y si quieres comprobarlo, busca pistas en tu propia patria. La mayoría de nuestros países latinoamericanos, tienen su origen en algo satánico. O en algún brujo o en algún santo.

¿Y cómo se supone que yo voy a respetar esa cultura? ¡No se puede! Entonces, si Dios no establece la cultura, Dios la puede cambiar. ¿Tú quieres saber si tu cultura es establecida por Dios? Házte esta pregunta: ¿Reina la justicia en mi nación? ¿Glorifica a Dios mi cultura? El estilo de vida de mi pueblo, ¿Glorifica a Dios? Las palabras y las acciones de los ciudadanos de la que es tu tierra, ¿Glorifican a Dios? Si la respuesta es no, la decisión es básica: hay que atacar espiritualmente a ese sistema.

Yo ya sé perfectamente que tanto culturalmente como científicamente, está muy bien vista la independencia del hombre. Se le cantas loas a esa independencia. Pero escucha esto por favor: Dios te extrajo de un lugar para introducirte en otro. Dios no te extrajo para que fueras independiente. Fuiste comprado por precio.

En la República Argentina, lugar donde vivo, hay orgullo. Vanidad, soberbia y orgullo. En Brasil, mucha idolatría. En Venezuela hay violencia. Hasta los pastores venezolanos dicen que van a poseer la tierra aunque sea a los puñetazos! En México hay apatía y un espíritu de pena. Algo así como estar diciendo a cada momento: “Y…yo soy así…”. Conformismo. Hay excepciones, por supuesto, gracias a Dios; siempre las hay. Pero eso es un espíritu que ha sido moldeado por principados y potestades, porque el hombre no fue creado así…

Se manifiestan a través de las actividades naturales del hombre: Los principados y las potestades se manifiestan a través de los gobiernos y sus legislaciones. También se manifiestan a través de una iglesia pasiva. Una iglesia pasiva tiende a moldearse al espíritu presente. Ahora presta mucha atención y observa con cuidado cómo se mueve el gobierno de tu país. Y cómo ha reaccionado la iglesia, (Al menos la que se puede ver), a ese gobierno. ¿Lo aprueba? ¿Lo combate? O, lo más peligroso y negativo: ¿Forma parte activa y política de él?

El estilo de vida del reino de Dios es de presión, porque siempre vas a fastidiar a alguien cuando nades en contra de la corriente. Si el diablo no te ataca, es porque anda de su mano. Son las que nunca tienen batalla espiritual. Si estás haciendo las cosas de Dios, tendrás por lo menos, una batalla diaria. Cuando una iglesia no está dispuesta a militar en el espíritu y a enfrentarse a los poderes de las tinieblas, se comienzan a edificar fortalezas. Es que Dios está levantando una generación de guerreros ungidos, para hacer batalla espiritual, confrontando e introduciendo el reino de Dios en toda la tierra.

Convengamos en que las fortalezas no son necesariamente negativas. Tú puedes levantar, por ejemplo, una fortaleza de sanidad. Esto significa que no hay que esperar enfermarse. Hay que edificar esta fortaleza antes, de manera que la enfermedad no pueda entrar. ¿Nunca escuchaste algo así? Perdón…¿Dónde te congregabas o te congregas? ¿Qué Biblia utilizan allí?  En síntesis, tú caminas – por la Palabra de Dios -, en este caso, en salud divina, y no hay ni habrá quien te robe ese pensamiento. Tú caminas en prosperidad divina, y no hay ni habrá quien te robe ese pensamiento. ¿Será tan complicado?

Pero vamos a convenir algo muy importante: cualquier pequeña vivienda, cualquier casita, no es una fortaleza. Dios es torre fuerte. Tenemos que edificar una morada fuerte. Pero haciendo eso, que de alguna manera es manipular fortalezas, corremos el riesgo de también edificamos las negativas. Otro significado de fortaleza, es: “una morada vigorosamente defendida”. Profesionalmente defendida. Pronta para justificar su defensa en cualquier momento. Y nosotros protegemos ideas, convicciones, verdades, doctrinas, creencias, sentimientos, pensamientos.

Toda morada produce cobertura. Toda cobertura produce sombra. Toda sombra produce oscuridad. Y oscuridad trae los frutos de la carne. ¿Qué significa esto? Que cobertura sólo puede darte el Señor. No hay en la Biblia registro alguno de cobertura humana. Es posible construir una fortaleza de pensamientos, negativa, que termine convirtiéndose en morada para filosofías de demonios. Es posible vivir con el tormento permanente de esa fortaleza actuando en nuestras vidas y quitándonos hasta el oxígeno que necesitamos, y no darnos cuenta de ello. Es por eso que tanta gente padece y no sale. No es terca ni obcecada: ¡No lo está viendo!

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01 – La Batalla es en Tu Mente

Cuando apareció en el seno de las congregaciones cristianas, una práctica que reemplazaba el aconsejamiento pastoral tradicional, se levantaron voces a favor y en oposición. La denominada “Sanidad Interior”, contenía algunos aspectos que, para sorpresa de muchos, figuraban en todas las Biblias, aunque más de un anciano cabezón quisiera negarlo. Porque, como ya lo dije, convengamos, que esa supuesta “sanidad” no dejó de tener detractores. Algunos, con llamativa furia, no dudaron en catalogarla como “una expresión diabólica”. Y así lo hicieron saber públicamente desatando, obviamente, duras y enconadas polémicas y debates.

Mi opinión personal, que obviamente no interesará demasiado, ya que lo único que realmente bendice tu vida es la opinión de Dios escrita en la Biblia, me da para considerar que es válido dejar una pequeña reflexión emparentada con esa llamada “Sanidad Interior”, que es como decir: Sanidad del Alma. Una especie de reparación del viejo hombre. Aunque ya hemos enseñado que eso no existe. De todos modos, y yendo a lo práctico, pregunto: ¿Es necesaria, en este siglo veintiuno, la sanidad del alma herida? En un marco global y sin entremezclarlo con doctrina, creo que lamentablemente si, que lo es. Las congregaciones están repletas de gente lastimada, herida y hasta destruida por causa de hechos vividos en algún momento de sus vidas que aún no han podido resolver.

¿Es bíblica la sanidad del alma? En apariencia primaria y conforme a lo hecho por Jesús durante su ministerio terrenal, parecería que no. Sin embargo, los que apuestan a que sí, lo hacen desde la interpretación del texto que habla de dones de sanidades. Dicen que, si son “dones” y no un don, y habla de “sanidades” y no de sanidad, es porque hay más enfermedades que las físicas. Podría erigirme en biblista ciento por ciento y cuestionar el concepto, pero me detiene una realidad palpable: hay mucha gente en las iglesias que verdaderamente está enferma, y no físicamente, sino emocionalmente.

De todos modos, reitero, en ninguna parte de la Biblia se lo encuentra a Jesús practicando lo que nosotros denominamos como “El Ministerio de Aconsejamiento”, dando a entender con eso que, a Él, el alma no le preocupaba ni le quitaba el sueño en absoluto. Él apuntaba al espíritu del hombre. ¿Entonces deberíamos entender que Jesús era un desalmado para con el dolor ajeno? En absoluto. Lo que Jesús sabía, (Y eso era exactamente lo que enseñaba), era que, si el hombre entregaba totalmente su vida a Dios, Él se ocupaba de todos sus problemas. Así funcionó entonces, así funciona todavía ahora. ¿Entonces qué? Entonces los llamados cristianos de este siglo veintiuno, todavía no se han decidido a obedecer al Señor y escatiman su vida. La entregan parcialmente sin darse cuenta que, de ese modo, sólo pueden ser bendecidos parcialmente. ¿Alguien tiene alguna duda sobre esto, o puede acusarme de ser demasiado exagerado o tremendista?

Vamos a un hecho incontrolable pero cierto: si el hombre es lleno del Espíritu Santo, el hombre no necesita sanidad del alma, ya que su alma está sujeta al Espíritu Santo que mora en el espíritu del hombre. Si el hombre es pleno en el Espíritu, el alma ha sido crucificada. Y lo que está muerto no necesita sanidad. Lo mismo que el viejo hombre. El viejo hombre está para morir en la cruz y resucitar con Cristo, no para ser reparado. Pero resulta ser que el hombre, hoy, en gran mayoría, no está lleno del Espíritu, entonces el hombre necesita de ese “ministerio”. Y dentro de lo que ese “ministerio” realiza, encontramos un elemento de batalla que sí es bíblico: las fortalezas. Qué cosa son y como vencerlas o destruirlas, es lo que deseo compartir en este trabajo.

2 Corintios 10: 1-2 = Yo, Pablo, os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo, yo que estando presente ciertamente soy humilde entre vosotros, más ausente soy osado para con vosotros; ruego, pues, que cuando esté presente, no tenga que usar aquella osadía con que estoy dispuesto a proceder resueltamente contra algunos que nos tienen como si anduviésemos según la carne.

Quiero que entiendas que estamos hablando del apóstol Pablo. Y quiero que no olvides en ningún momento la calidad espiritual que emanaba de Pablo. Con esos elementos en tu mano, ahora entiende que Pablo dice aquí que algunos lo consideraban como a alguien que andaba según la carne. Entonces, comienza no a defenderse, sino a dar explicaciones. ¿Me has leído correctamente? ¡¡Pablo en la carne!! Eso le dijeron. ¿Y yo creeré que tengo derecho a ofenderme cuando me dicen lo mismo? ¡Por favor!

Verso 3 = Pues, aunque andamos en la carne, no militamos según la carne;

Es valiosa esta aclaración, ya que, a pesar de todos los tiempos transcurridos, esto forma parte de una confusión global que todavía desvela a mucha gente. Una cosa es estar viviendo conforme a rutinas de carnalidad y otra, muy distinta, no reconocer que, para vivir, debemos hacerlo en la carne. De no hacerlo, nadie podría vernos. Podemos, en la dimensión espiritual, andar en el espíritu, pero aquí en la tierra, para alternar con el resto de la población, en la carne, de otro modo no existes. Ahora bien; tan cierto como que andamos en un cuerpo compuesto de carne, es que no necesariamente militaremos según la influencia carnal o conforme al espíritu del mundo, que en suma es a lo que le llamamos carnalidad. No obstante, sí es verdad total que andamos dentro de un cuerpo de carne. Todos en la carne. Y Pablo no está diciendo que no milita; él dice que su estilo de milicia no se desarrolla según los principios terrenales. Sin embargo, no deja de decir que sí, que efectivamente, hay milicia.

Versos 4-6 = Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

Vamos a ver; la Palabra nos dice, en Efesios capítulo 8 y versículo 12, que nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra principados, potestades, gobernadores y huestes en lugares celestiales. Te aclaro que son tres niveles distintos y graduales de entidades espirituales. Pero vamos a ver, primero, por qué Pablo escribe esta carta. En 1 Corintios y en el primer capítulo, en los versos 11 y 12, se relata la historia de una división entre los hermanos de la iglesia de Corinto. El tema de la discusión, era lo que nosotros interpretaríamos hoy como falta de cobertura; quien iba a cubrir a quien. En realidad, de lo que se trataba allí era de una santa lucha de poderes personales. Unos decían que eran de Pablo, otros decían que pertenecían a Apolo, otros que seguían a Cefas y otros no querían pertenecer a nadie y decían que pertenecían a Cristo. ¿Puedo llamarlo control? Eso era.

Nada distinto a lo que hoy podría estar sucediendo en cualquier congregación evangélica de cualquier lugar de la tierra. Se sobreentiende que cuando accedes a una membresía eclesiástica, con las diferencias que cada denominación pueda establecer para tu ingreso, automáticamente quedas bajo la cobertura del líder del lugar, ya sea pastor, obispo, anciano o como se le llame. Si un día te trasladas de una congregación a otra, ya sea por razones de cercanía o de trabajo, pasas a tener la cobertura del nuevo líder de la nueva congregación. Esto, te advierto, no sólo no tiene base bíblica clara, sino que, por el contrario, es una manera de ejercer un control sobre tu persona por parte de ese líder. No puedes hacer nada, ni siquiera en lo privado, sin pedir autorización a esa jerarquía humana.

El tema central, de hecho, es ver quien se hace cargo de la gente. Allí ya estaba empezando, la concepción humana, a tomar terreno por sobre la idea primaria de Dios para su iglesia. Todos sabemos muy bien que esto que hoy vemos como “iglesia”, dista mucho de serlo tal cual Dios lo pensó. En este capítulo que estamos leyendo de la segunda carta a los Corintios, son precisamente aquellos individuos que no querían relacionarse con nadie y que decían que su jefe era Cristo y que no necesitaban a otro, los que estaban causando problemas. Eso es lo que todavía hoy, mueve a desconfianza a la gente con respecto a los que sí están realmente tomados de la mano del Señor. Puede ocurrir, es verdad, pero también habrá que consignar que, como quiera que ellos sean, lo que dicen es cierto. Mucho más que lo que dice el liderazgo.

Verso 7 = Miráis las cosas según la apariencia. Si alguno está persuadido en sí mismo que es de Cristo, esto también piense por sí mismo, que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo.

Pablo tenía a todos este en este asunto total y absolutamente claro. Si había un líder que decía ser sólo responsable ante Cristo y no ante hombre alguno, de acuerdo. Pero a la hora de tomar acción, ese hombre tenía que pensar que cualquiera de aquellos sobre los cuales aspiraba a influir, también responderían solamente ante Cristo. Esa es una falencia absolutamente actual. Control. Y todo control de un hombre para con otro, es manipulación. Y toda manipulación, se lleve a cabo por la vía que se lleve a cabo, es hechicería. El control no es otra cosa que un espíritu inmundo proveniente del reino de las tinieblas. El diseño de Dios es para que seas un hombre o una mujer absolutamente libre, dando cuentas de tus actos solamente ante el Dios de todo poder, ante su Hijo Jesucristo y ante su Espíritu Santo. Nadie más. Pero absoluta y definitivamente, nadie más. 

Nota que los que están causando el problema y divulgando que Pablo andaba en la carne y que era menos atrevido en presencia que en ausencia, eran los que decían responder ante Cristo, pero que al mismo tiempo aspiraban a liderar a otros hombres que no tendrían ese derecho. Sin caer en ninguna maliciosa intencionalidad, ¿No te suena familiar eso? Vamos a confirmarlo un poco más adelante, mira el verso 12: Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos… Nota que una de las condiciones que poseen aquellos que pretenden depender de Cristo y no se lo permiten a los demás, es alabarse a sí mismos. Algo así como ¡No soy ególatra, lo juro por mí!

Sigue diciendo: Pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos. Pero nosotros (Hablando de los apóstoles), no nos gloriaremos desmedidamente… Atención: dice “desmedidamente”. Eso significa que si pueden gloriarse en la medida que Dios les ha dado. Gloriarme por algo que Dios ha hecho por mi intermedio, es no parar de reír o de llorar de emoción y gozo. Gloriarme desmedidamente sería omitir el resto del mensaje y ponerme a hablar de todas mis experiencias exitosas, callando proverbialmente todas en las que hice el ridículo o cosas parecidas.

…sino conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida, – Esto significa que ellos tenían una regla, autoridad o dominio delegado. Tenían una medida de autoridad delegada por Dios en ciertos perímetros o ciertos lugares que muy bien podrían haber sido, incluso, iglesias. Pese a que todavía son muchos los que oyen lo que voy a decir con no disimulado escepticismo, lo cierto es que muchos siervos que ministran, incluso, tienen unción y autoridad geográfica donde pueden fluir, en ciertas naciones y en otras no. ¿Por qué? Simple: porque Dios no les ha dado autoridad en esas áreas. En una ocasión, conociendo algunas cosas hermosas que habían sucedido en reuniones conducidas por mí, me invitaron a una iglesia de las más ortodoxas y conservadoras. No ocurrió absolutamente nada. ¿Es que perdí la unción? No, me moví por mi cuenta; Dios jamás me envió a ese lugar helado y lleno de incredulidad.

Verso 14 = Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el evangelio de Cristo.

¿Qué significado podría tener, si tenemos en cuenta que Pablo lo escribe a los Corintios en su segunda carta, el hecho de que hubieran sido los primeros en llegar allí con el evangelio? Solo uno: que tenían derecho a ejercer alguna clase de autoridad sobre esa iglesia. ¡Como no vamos a tener problemas hoy si ya los había en ese entonces!

Versos 15-16 = No nos gloriamos desmedidamente en trabajos ajenos, sino que esperamos que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre vosotros, conforme a nuestra regla; y que anunciaremos el evangelio en los lugares más allá de vosotros, sin entrar en la obra de otro para gloriarnos en lo que ya estaba preparado.

Ellos tenían muy en claro que existían perímetros muy determinados que Dios otorgaba a cada hombre que era llamado al servicio. De allí que es más que evidente en este párrafo que ellos tenían mucho cuidado con no violar ese perímetro de su dominio espiritual otorgado por Dios. A esta altura de mi vida, tengo absoluta certeza que el Señor puso en mis manos la responsabilidad de llevar palabra genuina, en primer término, a mis hermanos de Argentina, y luego por la vía del audio y las redes, al resto del planeta hispano. Pero eso no me habilita a vivir arriba de aviones viajando a todo el mundo sin otra motivación que ser muy halagado, muy respetado y muy remunerado.

Un ministro (No me gusta llamarlos “líderes”, creo que ya sabes por qué), tiene la autoridad espiritual delegada por Dios, ya sea sobre una obra, ya sea en un mensaje y no tenerla en otro mensaje. Hay predicadores de un mensaje. Hay predicadores enviados a una nación donde quiera que se encuentre. Nación en el concepto de pueblo específico. Hay también, y netamente en el ámbito espiritual, autoridades geográficas, donde operan y funcionan ciertos hombres en una unción mayor que la que pueden desarrollar en otras partes. De allí que gente exitosa en la batalla en ciertos lugares, resulte inoperante en otros.

Entonces, la carta fue escrita corrigiendo el tema de su misión y su gestión. El tema de la destrucción de fortalezas está dirigido al razonamiento de estos individuos. Estamos leyendo el texto, porque no queremos hacer injusticia en la palabra de Dios, sin extraer una porción para irnos a un extremo. Porque toda verdad, si es en extremo, para a ser herejía. El tema de la destrucción de las fortalezas está dirigido a este razonamiento, a este tipo de disposición mental, a esta suerte de filosofía. En suma; a esta opinión que tiende a exaltarse sobre los mismísimos principios establecidos en la Biblia.

Verso 4 = Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para destrucción de fortalezas.

Noten que estas son palabras de combate: “Poderosas para destrucción”. En los originales, dice: Para demoler, cautivar, apresar o desmenuzar… Hay una honesta preocupación en muchos ungidos siervos del Señor con respecto a la guerra o batalla espiritual, en lo concerniente al énfasis que se le otorga. Se observa más inefectividad que triunfo, pese a que sabemos cuál es la voz de Dios al respecto. Pero una vez más, el cuerpo de Cristo como un péndulo, se extiende a ambos extremos: unos que se resisten a recibir la verdad establecida, y otros que abortan todo lo conocido para correr con la verdad que acaba de llegar, produciendo de esta manera dos extremos, que, a pesar de ser incorrectos, no invalidan la verdad.

Canciones militantes dirigiendo nuestros puños hacia el cielo; sin embargo, el avance satánico continúa en nuestra sociedad. Algo está aconteciendo. Pablo decía: No quiero que vayan a golpear el aire; quiero que sepan lo que están haciendo cuando lo hacen; el porqué de las cosas Vamos a hacer un estudio, aunque no demasiado extenso,  profundo. Al mismo tiempo deberá ser sencillo y se basará en el fundamento de esto que hay que destruir, para localizarlo y, si está a nuestro alcance, entonces eliminarlo. Vamos primero a una ilustración física y concreta: la palabra fortaleza, es la palabra OCUROMA. Significa: “Fortificar, Defender vigorosamente”. Entonces tenemos que, ahora, fortaleza, es un lugar fuerte.

En 1 Samuel, capítulo 22, versículo 4, vemos lo que se conoce como La Cueva de Adulam. Es el sitio en donde David fue refugiado y se le llegan a él una congregación de Endeudados, Afligidos y todos destrozados. La Cueva de Adulam significa “El refugio o el Ancla para el Alma”. Cueva o fortaleza es algo que sitia, que rodea, que cubre, positiva o negativamente algo. Otras definiciones son la palabra: Edificación. Es una morada fuerte. Es una fortaleza. Tiene que ser una casa fuerte. Está muy relacionado con aquel viejo castillo medieval con murallas de nuestros cuentos infantiles.

Si trajéramos esta explicación a la esfera del espíritu, estaríamos hablando de una morada espiritual, de un refugio o de un ancla para el alma o para los pensamientos. Ahora bien: ninguna casa se edifica con un solo bloque. A esto se lo puede confirmar cualquier mediano constructor. Hace falta más de un ladrillo para edificar una casa. Y si la casa va a ser fuerte, vamos a tener que hacer un cimiento sólido, un fundamento muy concreto y muchos ladrillos para edificarla. Toda casa tiene un fundamento. De manera que podemos asumir que toda fortaleza también tiene su fundamento.

Aquí, en esta porción bíblica, como nos habla de que derribamos argumentos, todo pensamiento que se levanta contra el conocimiento de Cristo, podríamos decir entonces, que para construir una fortaleza, vamos a necesitar dos cosas: 1)= Localizarla. Porque no está en el cielo, está en la mente de una persona. 2)= Para edificar una fortaleza en tu mente, primero tendrás que echar un fundamento. Fortaleza, no siempre es una aseveración negativa. Hay fortalezas positivas o negativas.

Verso 4 = Porque las armas de nuestra milicia, (Atención; está hablando de nosotros), no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos. (La palabra “argumento” significa: “reflexiones que preceden a una próxima acción. Un razonamiento es una reflexión que antecede a una acción)y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Se dice que se derriban fortalezas, derribando primero las imaginaciones de nuestra propia mente carnal, o nuestras propias reflexiones que, en corto lapso, se convierten en acciones. Primero imaginamos algo, luego reflexionamos sobre su validez y, finalmente, lo hacemos.

Y toda altivez, u orgullo, u obstinación, o rebeldía, o imaginación o pensamiento que se levanta en contra del conocimiento de Dios. ¿Y qué hacer con todo este verdadero paquete de problemas? “Llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo”.

Verso 11 = Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.

Por favor, ten en cuenta lo que sigue, porque en ello te va la vida espiritual. Dice que, si ignoramos o desconocemos las maquinaciones, esto es: la manera que Satanás opera, entonces él consigue ventaja sobre nosotros. ¿Podemos asumir que, si no somos ignorantes, él no tendrá ninguna ventaja?

2 Corintios 11: 3 = Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.

Aquí vemos que la serpiente, más conocida como Satanás, sí que tiene astucia. No tiene dominio ni potestad; fuimos liberados de la potestad, pero él no perdió su sabiduría, sólo la corrompió. Entonces Pablo dice aquí que teme que con la astucia de Satanás podamos ser engañados y él tome ventaja. Es decir que: si no somos ignorantes del modo en que él opera, jamás tendría ventaja, de modo que no habría fortalezas para derribar. ¿Comprendes ahora por qué gastamos algunos espacios de Web y otras redes para hablar del diablo? No porque lo publicitemos, sino para informarte de sus maquinaciones y métodos.

Y es precisamente sobre esta parte de este texto en que vamos a movernos. Vamos a identificar a partir de todo esto, precisamente el modo en que él opera. Y para poder efectuar eso, vamos a traer ciertas definiciones. ¿Qué son las Fortalezas? En primer término, son patrones o ideas que gobiernan a un individuo. Escucha bien y con sumo cuidado porque esto es muy importante para nuestra vida personal. En segundo lugar, vemos que son patrones de pensamientos que son regidos o controlados por poderes edificados en tu mente. Son especulaciones, razonamientos, filosofías, creencias, ideas. Cualquier orden de pensamiento que te dicta tu estilo de vida.

En Efesios 6, donde se dan a conocer las jerarquías del reino de Satanás, dice que luchamos contra principados y potestades. La palabra principado, en griego, es la palabra ARCHE, (Que se pronuncia “arque”) y significa “principio” o “diseño”. Esto es muy importante porque el principado, no siempre es un demonio, de allí que Pablo tiene que aclarar “…de las tinieblas”. De esta palabra nace la nuestra conocida arquitecto o arquitectura.

Por ejemplo, en Colosenses 1:18, dice: El, (Hablando de Cristo), es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia, él que es el principio (Esta palabra es “principado”), el primogénito de entre los muertos. (Y usa, obviamente, en griego, la palabra ARCHE). En la carta a la iglesia de Laodicea, en el capítulo 3 y versículo 14 del libro del Apocalipsis, dice: He aquí, (Hablando de sí mismo), el amén, el testigo fiel y verdadero, el principio (O el ARCHEde la creación de Dios.

Apocalipsis 1:8, cuando se introduce Cristo en el libro del Apocalipsis, dice: Cristo se llama el Alfa y la Omega, el principio (Es ARCHE. Él se llama, entonces, el Principio o el ARCHE, porque Él es el fundamento, el diseño, el origen eficiente de toda la creación. Estoy hablando de principados con la intención de ilustrar hasta donde se pueda, cual es el fundamento de una fortaleza. Y Cristo es el fundamento de toda la creación. Ahí estamos entendiendo entonces que no todo principado es negativo. El Arcángel, por ejemplo, es un príncipe o principado de Dios.

Juan 1:3, dice: Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Muchos grupos cristianos enseñan sobre Cristo a partir del nacimiento de Jesús. Jesús nació de María, en Belén, correcto, pero Cristo estaba desde el principio. Hebreos 1:10, diceTú Señor fundaste la tierra y los cielos; son obra de tus manos. Vemos indiscutiblemente que el principio o el fundamento; la piedra de ángulo de toda materia que existe, es Cristo Jesús, el hijo del Dios viviente. Vale la pena mencionar que todo sigue existiendo por el poder de su Palabra.

ARCHE significa “El extremo”, “el dominio” o “el primer dominio”. El que inicia o la raíz de toda actividad. ARCHE es, -reitero-, de donde derivamos nuestra más conocida palabra Arquitecto. Porque el arquitecto es el que traza el primer diseño, que se convierte luego en una fortaleza. El principado, o el ARCHE diseña – Y esto es muy importante porque el hombre piensa en diseños -. Tu no ves palabras en tu mente; tú ves figuras, diseños, que luego expresarás con palabras. Tú dices “sopa” y, lo que ves, es un plato humeante, no la palabra “sopa”. ¿Entiendes?

Esto es muy importante porque, para construir una fortaleza en tu mente, todo tendrá que comenzar con un diseño, con una especie de boceto producido por un Arquitecto, sin interesar que sea negativo o positivo. Es el mismo principio de la levadura. Ahora bien: siempre que en la Biblia aparecen Principados, hay un amiguito que anda con él: Potestades. Principados nunca anda solo. Al igual que un Arquitecto, necesita un Ingeniero. El Arquitecto no hace la construcción por sí mismo ni trabaja jamás solo.

La palabra Potestad es la palabra EKOUSIA, en griego, y significa “El Permiso”, “La Autoridad” o “El Derecho”. La libertad, – Y esto tiene sentido -, porque sin el Ingeniero, el Arquitecto no tiene derecho a implementar su diseño. Tiene que ser aprobado. Es el poder que ejerce el diseño. Este poder, en funcionamiento, siempre niega la presencia de obstáculos. Es decir que: una vez sellado, se establece. Es la capacidad. La potestad es la habilidad, el potencial o el derecho a ejercer una acción.

La potestad es la combinación de derecho y autoridad que produce una fuerza que ejerce. Esto es muy importante también. Allí donde dice que Cristo nos libertó de las Potestades, noten que no nos libertó de los principados. La Biblia no se equivoca. Nos liberto, – dice -, de las Potestades, “de las tinieblas”, (Tiempo pasado), al reino, (Algunos están esperando llegar algún día lejano), de su Hijo. ¿Nos libertó de qué? Del permiso o del derecho. Satanás no tiene derechos, pero es porfiado y usurpa su derecho si le abres la puerta.

EXOUSIA o Potestades, denota al Poder Ejecutivo. Es aquel que ejerce el patrón de pensamiento. Mientras que el ARCHE es el fundamento o autoridad que permite que el Poder Ejecutivo fluya. Es como el dueño de una Empresa derivando determinadas funciones en sus Gerentes Ejecutivos. Estos, (Principados y Potestades), existen en más de una dimensión y en más de una esfera. Y tienen responsabilidades distintas y no siempre son satánicos. Ya vimos que Cristo es Príncipe. Es más: tú eres un príncipe.

Ejemplo: vimos que Cristo es un Principado. Por eso Pablo oraba y decía: “…Que los ojos del entendimiento del Pueblo de Dios fuesen alumbrados…” No sabíamos que el entendimiento tuviera ojos. Mucho menos orar para que fueran abiertos, ¿No crees? Piensa por un momento si, por alguna de esas grandes “casualidades” que tiene la vida, no estaremos demasiado pobres en oración. Son muchas las ocasiones en que ni siquiera sabemos por qué orar. Son mayoría las veces que no salimos de: “…Señor…bendíceme a mí, a mi esposa, a mi hijo, a mi perro y mi gato…”

Pablo no se preocupaba por nada de eso. Él oraba para que fueran abiertos los ojos del entendimiento. Todavía gran parte del Pueblo de Dios no sabe que la cabeza tiene ojos. Y él ya andaba orando por la visión de la cabeza. El entendimiento debe ser alumbrado porque en las tinieblas habitan los demonios. “Bueno, hermano, está bien, pero…una vez que uno es salvo…” No interesa tu teología. No interesa la doctrina denominacional que te hayan enseñado. No interesan las tradiciones y costumbres de tu iglesia: en las tinieblas habita y gobierna Satanás.

Lucas 2:35 habla de que Cristo sería una espada, para que los pensamientos de los corazones, (¿Desde cuándo los corazones piensan?), fuesen revelados. Piensa en la importancia de la venida de Cristo y de las oraciones de Pablo comparadas con nuestras preocupaciones actuales. Otro ejemplo: hay Principados naturales, en la dimensión terrenal y natural. En Tito 3:1 habla de “estar sujetos y obedecer a gobernantes y autoridades”. Y en griego dice ARCHE y EXOUSIA. Los gobernantes diseñan, las autoridades ejercen.

Romanos 13:1, dice: ”…Someteos a las autoridades superiores…” Aquí vuelve y usa las dos palabras en esos tres primeros versos de romanos 13. ¿Qué es someterse a las autoridades superiores? Eso: someterse a quienes van a ejercer lo diseñado por los Principados. ¿Títulos? Para nada: autoridad divina. No hay otra. Quien quiera que se arrogue una autoridad que no responde a la autoridad de Cristo, es falso. El mandato de Pablo es válido para toda autoridad sujeta a autoridad, ya que, de otro modo, pasará a ser esclavitud, y Dios no creó al hombre para que sea esclavo de otro hombre.

Válido también para todo lo que un creyente viva o haga en el plano del mundo secular. ¿Eres empleado de una empresa? Sé responsable en tu trabajo, cumple con tus horarios y con todo aquello que, desde el principio del contrato, te ha sido dado como obligación laboral. Eso sería someterse a autoridades superiores. Sólo un detalle: si un día tu jefe o tu patrón, te ordena hacer o decir algo que es a todas luces un pecado ante Dios, tu obediencia llega a su fin. El Señor respaldará tu fidelidad, así seas despedido. Y si tienes temores o dudas, recuerda el título: la batalla contra el reino de las tinieblas, está en tu mente. Allí es donde comienzas a vencer o a tener derrota.

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¡Esto es el Reino!

Hace más de veinte años que vengo hablando del Reino. Y todavía hay mucha, pero muchísima gente de la que me escucha, que no ha entendido lo que es el Reino y lo que significa. Yo podría hacer la más fácil y decir que eso es culpa de toda esa gente, por no escudriñar y ser ignorante, pero la verdad es otra. Somos una generación nacida en un sistema de gobierno llamado Democracia. Con todos los claros y oscuros que cada democracia tiene en cada país, pero democracia al fin. Lo poco que conoces sobre reinos, tiene que ver con los pocos que todavía existen, pero sólo figurativamente.

Sus reyes son reyes, pero no gobiernan. Generalmente en esos países que te menciono, hay democracias que operan bajo el sistema de legislaturas. Primeros ministros son los que gobiernan, los reyes sólo están para ir a fiestas y celebraciones. Nuestro Reino no es eso, y cuando te de las pautas que lo sostienen, por momentos se te van a caer las medias del impacto. Y algunas cosas no te van a gustar, como no me gustaron a mí al principio, cuando conocí esta verdad. Pero es mi deber transferirte lo que he aprendido, aceptado, creído y puesto por obra. Es mi oración que al final, tú vayas y hagas lo mismo.

Escucha. Jamás le hablo a mis oyentes de manera directa, pero hoy tengo mandato y dirección de hacerlo. Y es para decirte que no me sorprende que justamente hoy y justamente tú, estés allí dispuesto o dispuesta a escucharme. Con una paz y una expectativa distinta a las de otras veces. ¿Sabes por qué no me sorprende? Porque lo que estoy a punto de enseñarte, es el mensaje más importante que existe sobre la tierra. Pero cuidado, porque también es el más peligroso. Es el único mensaje al que Satanás le teme. Cuando oye que alguien lo enseña, se hace presente en persona para procurar borrarlo de la mente de quien lo reciba. Toma toda tu autoridad en Cristo, ahora, y no se lo permitas.

Y a eso supongo que deberemos probarlo. Vayan con sus biblias a Mateo capítulo 13. Quiero explicar por qué esto está pasando ahora. En este capítulo, Jesús cuenta una historia, acerca de un agricultor, un sembrador. Mucha gente ha predicado sobre esta historia. Y lamentablemente debo decirte que, en muchos casos, lo que han predicado no ha sido verdad. No, al menos, la verdad completa. ¿Cómo se supone que yo sé esto? Porque yo mismo decía las mismas cosas que esos que te estoy mencionando, decían. Era lo que había aprendido. Así que, para evitar errores, yo quiero que tú leas lo que Jesús dijo de esta historia.

Él cuenta la historia de un sembrador que sembraba semillas. Y todos ustedes conocen de esta historia. Así que ni siquiera la voy a leer. De todos modos, lo que sí quiero es que leas una parte de lo que acaba de suceder aquí. Son muchos los que han usado de esta parábola, resaltando la importancia del perdón. Y no son pocos los que usan este pasaje para incentivar una mayor ofrenda. Porque dicen que, si siembras dinero, cosecharás dinero. Prosperidad le llaman. ¡Y eso no es verdad! ¡Eso no es lo que Jesús dijo aquí! ¿De qué trata, entonces, esta parábola? Hay muchas parábolas que Jesús no explicó.

Pero en esta, no hace falta preguntarse qué es lo que Él quiso decir. Es una de las pocas parábolas que Él sí explicó. Observa el verso 10. Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? Y Él explica por qué. Alguna vez me llegará la orden de explicar lo que Él explicó, porque me llevaría una enorme cantidad de tiempo hacerlo. Pero vayamos al verso 16. Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. (17) Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. 

¡Wow! ¿Sabes lo que les acaba de decir? Lo que te estoy enseñando, la mayoría no lo entendió. Amós no lo entendió. Isaías no lo entendió. Jeremías no lo entendió. Ezequiel no lo entendió. Pero ustedes sí lo están entendiendo. ¿De qué estaba hablando, Él? Él está a punto de explicar la parábola. Verso 18. Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: O sea que a esto no hay que adivinarlo, hay que entenderlo. Te lo explicaré. Así que, leamos. Verso 19. Él dice: esto es lo que significa esta parábola. Cuando alguno oye la palabra del reino Subraya eso, por favor. Porque tú puedes oír muchos mensajes; fe, sanidad, bautismo, unción, poder, prosperidad.

Pero esto no tiene nada que ver con todo eso, esto es diferente. El Reino. Cuando alguno oye el mensaje, del Reino, y a la palabra del Reino no la entiende, viene el malo. Cuando estás a punto de predicar el Reino. Cuando se toca este tema, Satanás no envía demonios. Jesús dijo: Él viene en persona. Cuando alguien oye el mensaje del Reino, el mismo Satanás viene. Muchos predicadores vendrán y predicarán buenos mensajes. De unción, prosperidad, poder, sanidad, milagros. Pero Él dice que cuando empiezas a predicar el Reino, Satanás no envía demonios para interferir, viene él mismo, en persona.

¿Y por qué viene? …y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. ¡Viene para arrebatarlo! Para volverte incrédulo. Para destruir el momento ungido que estás viviendo. Para apagarte la luz del entendimiento. Por eso es que no me sorprende que hoy estés casualmente allí, oyéndome. Porque seguramente Satanás también hoy anda por allí, rodeándote y procurando que no entiendas nada. ¿Por qué? Porque el mensaje del Reino es el único que predicó Jesús. Jesús nunca predicó sanidad. ¡Sanaba a la gente! Nunca predicó resurrección. ¡Resucitaba a la gente! Nunca predicó liberación. ¡Liberaba a la gente! ¡Sólo predicó el Reino!

Así que ahora quiero que tomes tu biblia, porque vamos a hablar del Reino, del poder y de la gloria. Es un paso tendiente a establecer el Reino, el poder y la gloria de Dios en la tierra. Porque eso es exactamente de lo que trata el Reino. Es el establecimiento de la gloria y el gobierno del Reino de Dios en la tierra. La pregunta que cabe, es: ¿Por qué necesita la tierra el Reino de Dios? 1.- El más grande problema en la tierra es, el mundo. Es una declaración bien importante, esta. El mundo entero se está desmoronando. Las economías están colapsando. El mundo, con todo su aparente esplendor, en realidad se está desintegrando.

Las economías se están desmoronando. ¿Por qué? Porque el mundo está colapsando. Dios creó la tierra, con un mundo. Y ahora escúchame con cuidado. Porque si no logras entender esto, nunca entenderás a Dios. Dios hizo una tierra, y sobre esa tierra, puso un mundo. Y hoy tenemos dos mundos, en una sola tierra. Dios creó una tierra, con un mundo. Pero hoy, tenemos una tierra con dos mundos. Si no comprendes esto, nunca entenderás la biblia. ¿Qué es mundo? ¿Cuál es la diferencia entre el mundo y la tierra? La palabra tierra, en la biblia, es una palabra hebrea en la que tierra, significa polvo de la tierra.

Tierra física. La palabra mundo, es diferente. Así que el mundo y la tierra, son diferentes. La tierra, es el planeta físico. El polvo, los montes, los árboles, los ríos, las plantas, los animales. Esa es la tierra. Es el planeta físico. Es la mayor tierra. Pero el mundo es diferente. La palabra mundo, en la Biblia, es la palabra kosmos. Así que al leer tú la Biblia debes ser muy cuidadoso. Cuando tú lees estas dos palabras: Mundo y Tierra. Hay una diferencia. ¿Qué significa la palabra Kosmos? 1.- Significa poderes de autoridades. 2.- sistemas que controlan. 3.- Sistemas de control. 4.- Pilares o columnas de influencia.

Ahora te doy la más importante. Mundo en la tierra, Kosmos en la tierra, significa influencia de gobierno. Así que la palabra Mundo, Kosmos, significa, Sistema de gobierno. La tierra, entonces, es el planeta. Pero el mundo, entonces, es el sistema que produce influencia en el planeta. No hay nada malo con la tierra. ¡La tierra es inocente! La tierra es perfecta. ¿Qué anda mal con la tierra? El mundo. No hay miseria en la tierra. ¿Dónde está la miseria, entonces? En los sistemas del hombre. No hay criminalidad en la tierra. Las plantas jamás atacarán a los animales. Los árboles, jamás atacarán a los océanos.

Entonces, ¿De dónde viene el crimen? De los sistemas del hombre. El mundo. Dios creó a la tierra para ser regida por el cielo. Nunca fue la intención de Dios que la tierra fuese regida o gobernada por la tierra. Dios creó la tierra para ser regida por el Reino de los Cielos. Dios quiso regir o gobernar lo visto, desde lo no visto. Él quiso regir lo natural, desde lo no natural. Su plan fue dominar lo visible, desde lo invisible. El Reino de Dios, es invisible. Y es más real que la tierra. ¿Por qué? Porque la tierra fue creada por el Cielo. Y la tierra necesita, el mundo del Cielo.

El Cielo necesita que la tierra funcione. Sin el Cielo, la tierra no tiene propósito. Y el primer país que existió, no fue sobre la tierra. Escucha con cuidado. El primer país que haya existido, fue un país llamado El Cielo. El Cielo es un país. Es invisible. Es sobrenatural. Pero es más real que la tierra. Y el país del cielo, produjo la tierra. Por eso es que el cielo es más real que la tierra. ¿Por qué creó los cielos a la tierra? ¿Por qué el Reino de Dios creó la tierra? Tengo la respuesta. La tierra fue creada para ser una colonia del cielo. El Reino de los Cielos, es el primer Reino que haya existido.

Pero el Reino de los Cielos, es invisible. Es espiritual. La tierra es física. Lo visible es temporal. Más lo invisible, es eterno. Lo visible fue creado por lo invisible. Lo visible fue creado y fue diseñado para ser regido por lo invisible. Lo natural fue creado para ser gobernado por lo sobrenatural. El cielo fue creado para gobernar la tierra. Esto es básico, fundamental. Nunca fue la intención de Dios que la tierra estuviese sola. Nunca fue intención de Dios que la tierra fuese gobernada por un gobierno terrenal. ¿Por qué creó Dios la Tierra? Busca en tu Biblia, en Isaías capítulo 45 y mira el verso 18. Allí nos dice Dios por qué creó la tierra.

Dice: Porque así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro. Él no creó la tierra para que estuviese vacía. Él la formó para que estuviese habitada. ¿De qué estamos hablando? ¡Estamos hablando de gobierno! Dios dijo: Yo hice los cielos; ese es mi territorio. Ese es mi país. Ahí es donde vivo. Es invisible, es sobrenatural, es perfecto, es poderoso, todo está en orden. No hay crimen, no hay depresión, no hay pecado, no hay enfermedad, no hay dolencia, no hay temor, no hay guerra. ¡Cielo! Es donde vivo.

Los cielos. El cielo es mi país, así que yo soy el Rey del Cielo. Así que el Cielo es el Reino de Dios. Y Dios decidió: Voy a crear un planeta, y lo formaré. No para que esté vacío. La Tierra, es el único planeta, dice Dios, que sería habitado. Así que el hombre, que anda enviando cohetes y naves espaciales por todo el espacio, están buscando vida. Viajan a la Luna, a Marte, a Venus, a Júpiter buscando vida. Y siempre regresan con el mismo reporte: no hay señales de vida. ¿Por qué? Porque están invirtiendo millones de dólares tratando de probar que es Dios el que está equivocado.

La Tierra, dijo Dios, será habitada. ¿Por qué? La Tierra será mi colonia. Hoy vivimos bajo gobiernos democráticos y estamos acostumbrados a ellos. Pero tengo que advertirte que las democracias no colonizan. Ninguna democracia coloniza. Sólo los Reinos colonizan. Y el primer Reino que existió, es el Reino de los Cielos. Y el Rey del Cielo, dijo: quiero colonizar. Así que creó un planeta llamado La Tierra. Luego dijo: habitaré este planeta. Cuando quieres colonizar un país o un territorio, tienes que enviar allí a tus conciudadanos. Así que años atrás, hubo un reino, en Europa, España. Un reino poderoso. Entonces el Rey Fernando, dijo: Quiero colonizar. Y lo mismo, en alguna medida, dijeron los reyes de Gran Bretaña, Portugal y Francia. La gran pregunta, entonces, es: ¿Por qué colonizan los reyes? Porque la gloria del rey es territorial. Mientras más territorio tenga un rey, más gloria tiene. Por eso es que todos los reinos, se expanden. Colonizan.

Así que los portugueses, un día llegaron a lo que hoy día es Brasil. El reino de España, vino a Argentina, Colombia, México y varios lugares más. El reino británico vino a lo que hoy son los Estados Unidos. Así que mi Argentina, es un resultado de la colonización. Ahora, la otra pregunta: ¿Cómo colonizaron? Miren; nunca se coloniza con las personas que ya viven en ese territorio. Envías ciudadanos de tu propio reino para vivir en el territorio a colonizar. Así que Dios dijo: ¡Quiero colonizar la tierra! ¡Necesito ciudadanos de mi Reino, allí! Que sean iguales a mí.

Pero tuvo un problema. El problema de Dios fue que no había ninguno como Él en el Cielo para enviar a colonizar la tierra. Había ángeles, Serafines, Querubines, pero ninguno como Él. Y Dios dijo: para que yo pueda colonizar al planeta Tierra, necesito ciudadanos tales como yo. La vida ya había sido creada. Génesis capítulo 1. En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Ahora Dios necesita ciudadanos. ¿Por qué? Quiere colonizar. No tiene ciudadanos. Así que Dios dice, en Génesis capítulo 1, verso 26: El planeta está listo, hay vida en el planeta, hay plantas, animales, oxígeno, todo está listo, ¡Pero ahora necesito ciudadanos!

¡Quiero que mi Reino se expanda! Verso 26. Entonces dijo Dios. hagamos al hombre a nuestra imagen y conforme a nuestra semejanza. Tal como nosotros. ¿Por qué? ¿Para qué? Para que señoree en la tierra. ¿Por qué creó Dios al hombre? No lo creó para que viva un tiempito, se tome un par de cervezas. se muera y se vaya al cielo. A los religiosos les fascina ir al cielo. ¡Aman irse al cielo! Pero la gente de Reino, ama sojuzgar la tierra. Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza. Ningún ángel, en la Biblia, tiene la imagen de Dios ni tampoco su semejanza. Nosotros, ¡Ustedes que me están escuchando ahora! Son las únicas criaturas en existencia que tienen la imagen y la semejanza de Dios.

Ustedes son igualitos a su Padre, Dios. Tú no viniste de la tierra. Tú fuiste enviado a la tierra. Tal como aquel rey de España envió a miles de ciudadanos españoles a Sudamérica. Y ellos sojuzgaron, que es como decir que dominaron a Sudamérica. Así Dios te envía a ti a la tierra, a dominar la tierra. Porque tú existías antes de la tierra. La Biblia dice que tú estabas en Él, antes que empezara la tierra. Tú estabas en Él. Tú estabas dentro de Dios. Él estaba embarazado con la raza humana, antes que Él hiciera la Tierra. Tú existías antes que la Tierra. Porque la Tierra fue hecha para ti. Salmo 90. Versos 1 y 2, dice: Señor, tú nos has sido refugio De generación en generación. Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.

Ahora escúchame con mucho cuidado. Dios te produjo a ti, antes de haber creado la Tierra. Y creó la Tierra, para que tú la tengas. Para que Él pudiera colonizar la tierra. Con sus propios hijos, sus propios ciudadanos. Todos habitantes del Reino de los Cielos. ¿Por qué es esto importante? Porque tú y yo hemos estado buscando extraterrestres. Y el problema es que tienes a varios cerca de ti allí donde estás. ¡Porque tú no eres de la Tierra! Tu viniste a la tierra, desde el cielo. Tú estabas dentro de Dios y Dios te puso en la tierra para colonizarla, para dominarla. Para los cielos.

Escucha, por favor. ¿Cuál es el propósito de la colonización? Sencillo. Transferir tu cultura. Tu gobierno. Tu idioma. Tu comida. Tu forma de vestir. Tu estilo de vida. Todo eso a un territorio lejano. Colonización. Dios dijo: quiero colonizar la tierra con el Reino de los Cielos. Así que tendré unos cuantos hijos. Los llamaré hombres. Como especie, no como género. Y los pondré en el planeta. Eres un extraterrestre. No eres de aquí. Fuiste enviado acá. Para hacer que la tierra sea exactamente como es el Cielo. Permíteme ahora darte diez componentes de lo que es un Reino. Anótalos, porque esta es tu tarea. La mía la estoy cumpliendo ahora.

Así es como tú traes el gobierno de Dios a tu país. 1.- Todos los reinos tienen territorio. 2.- Lenguaje. 3.- Leyes. 4.- Símbolos. 5.- Constitución. 6.- Códigos morales. 7.- Valores compartidos. 8.- Costumbres. 9.- Normas sociales. 10.- Cultura. Cada país consiste en estas diez cosas. De manera que, si tú quieres definir un país, primero debes reconocerlo como un territorio. El cielo tiene territorio. Se llama el cielo. El cielo tiene un idioma, se llama lenguas. Si tengo el don de lenguas, salvo que haya alguien con el don de interpretación, no me puedes entender. ¿Por qué? Porque es el lenguaje nativo.

Cuando el hombre cayó, perdió su idioma. Perdió su tierra. Perdió sus leyes, su constitución, perdió sus valores, sus códigos morales. Perdió todos sus valores sociales. Perdió su cultura. El Reino de Dios no es una religión. Es un país. Tiene un rey, tiene territorio, tiene leyes, tiene una constitución, tiene una cultura. Dónde el Reino colonice, se habla el mismo idioma, se come la misma comida, de la misma cultura. Por eso a quien lo cree, lo acepta y se lo pide, Dios le da el don de lenguas. ¡Forma parte de la colonización, eso! Pero no todos lo creen, no todos lo aceptan y muy pocos lo piden. Ese es el hombre por fuera del Reino.

Y esto es lo mismo que nos sucede aquí en Sudamérica o incluso en Norteamérica. No necesitas decirme de dónde eres. Cuando te oiga hablar y escuche en qué idioma lo haces, sabré de qué reino eres consecuencia. Mis antepasados, puedes darte cuenta por mi apellido, vinieron de España. Yo nací hace muchos años en Argentina, igual que mis padres y abuelos, pero hablo el idioma de aquellos parientes lejanos que vinieron de lo que aquí solíamos llamar “La Madre Patria”, España. Soy un producto de aquella colonización. Así que Jesús dijo: Id por todo el mundo, predicad el evangelio del Reino y todo aquel que creyere, será salvo. Hablarán nuevas lenguas.

¿Y por qué nuevas lenguas? Porque cuando vuelves al Reino de los Cielos, cuando vuelves recibes al Espíritu Santo, y Él te devuelve tu idioma original. Por eso es que, al hablar yo en lenguas, no necesitas preguntarme de donde soy. Cuando hablas en lenguas, tú dejas expuesto el país de donde eres. Si ahora me pusiera a hablar en lenguas, salvo que exista alguien que tenga el don de interpretarlas, ninguno de ustedes sabría lo que estoy diciendo. ¿Sabes por qué? Porque ustedes (Y yo también, obvio) hablamos normalmente en un idioma foráneo llamado español.

El español es un idioma nuevo para el cielo. Porque tu idioma original, son las lenguas. Por eso Pablo dijo: le doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos ustedes. Porque cuando hablo en lenguas, mi mente queda sin fruto. Pero le hablo directo a Dios. Y el me entiende al toque, mucho antes que yo mismo sepa de qué estoy hablando. Y ahora déjame ir diciendo esto. La expresión más poderosa de un país, es su cultura. ¿Y qué es cultura? Jesús dijo: cuando oren, no oren para ir al cielo. La religión dice que cuando oren, oren para irse al cielo. Jesús dijo: cuando oréis, no oréis para ir al cielo.

Es por eso que, a veces, tus oraciones no tienen respuesta. ¡Señor! ¡Ya no aguanto más todo lo que está pasando aquí! ¡Por favor! ¡Sácame de aquí y llévame contigo al cielo! ¿Te suena conocida esa oración? Es la oración de todos los religiosos. Hinduismo, budismo, islam y cristianismo. ¡Esa no es la oración de Jesús! Los discípulos se acercaron a Jesús. Ellos eran religiosos. Dijeron: Maestro, enséñanos a orar. Y enséñanos por qué hay que orar. ¿Por qué cosas debemos orar? Jesús dijo: Está bien, les enseñaré. He aquí como deben orar.

Padre nuestro. ¿Padre? Nuestro padre. Primero dijo: nunca vengas a orar nada más que por ti mismo. ¿Sabes como ora la mayoría? ¡Padre MIO! ¡Tengo problemas! YO necesito MI sanidad y que ME arregles todos MIS desaguisados. ¡No ores así! Dijo Él. Padre Nuestro. Cuando entres a orar, trae a toda la comunidad que conoces contigo. Eso es tan incorrecto como los movimientos carismáticos o de la prosperidad. Oran por bendiciones privadas. Oran por prosperidad personal. En el Reino, no oras por ti mismo. Oras para que todos prosperen. Que todos crean, que todos sean bendecidos. Cuando oréis, orad así: Padre Nuestro.

Padre. Es una palabra hebrea que se pronuncia Abba. ¿Sabes lo que significa? Fuente. ¿Y quieres algo más impactante, todavía? Abba no es una persona, es una función. Dios es tu fuente. Padre Nuestro. Que estás en los cielos. No en la tierra. Él está en su país. Él está en nuestro país de origen. Santo es tu nombre. Venga a nos tu Reino. Hágase tu voluntad. Venga a nos (A nosotros) tu Reino. Él dice: oren, no para irse al cielo ustedes, sino para que venga su Reino y se haga su voluntad. ¿Dónde? En la tierra, así como se hace en los cielos. Él dijo: oren, para que lo que está sucediendo en los cielos, comience a suceder aquí también en la tierra.

Venga a nos tu Reino. Venga a nos tus leyes. Venga a nos tu idioma. Venga a nos tu constitución. Venga a nos tus valores morales. Venga a nos tus normas sociales. Venga a nos tu cultura. En la tierra, así como es en el cielo. En el cielo no hay enfermedad, no hay dolencia, no hay pecado, no hay hogares rotos, no hay depresión, no hay crisis económica, no hay miseria, no hay temor. A la tierra. Por eso es que Jesús nunca predicó sanidad. Por eso es que Jesús nunca predicó prosperidad. Por esta razón es que Jesús nunca predicó liberación.

Si. tú tienes hambre y yo te doy una manzana, tú te la comes, pero dentro de un rato vuelves a tener hambre. Pero si yo te doy un manzano, o sea: una planta llena de manzanas, eso es otra cosa. Pedirle a Dios sanidad, es pedirle UNA manzana. Pedirle a Dios que venga a nosotros su cultura, es salud. Pedirle a Dios dinero, es una manzana. Pedirle a Dios que venga la cultura del cielo, es riqueza. Jesús nunca sanó y luego predicó el Reino. Primero predicó el Reino, y luego sanó. Eso significa Poder. Si el Reino de Dios ha vuelto a la tierra, entonces la cultura del Reino volvió a la tierra, y en esa cultura, no hay enfermedad. Eso significa que un milagro, es una sencilla evidencia de que la cultura está presente.

Ya fue dicho y enseñado: Dios creó una especie llamada Hombre. La palabra hombre, en ese verso, es plural. Eso significa que Dios no estaba haciendo una sola persona, estaba creando toda una especie. Hombre. Y decidió crearla a Su imagen. Y la palabra imagen, no significa verse igual, sino que significa tener el mismo carácter. Características. La misma naturaleza. Eso quiere decir que todo lo que Dios posee, esta criatura creada lo poseerá. Dios tomó partes de Él mismo para crearlo. Eso significa que lo que hay en Dios, está en nosotros. Misma naturaleza, características. Y luego dijo que sería a Su semejanza. Y semejanza no quiere decir que nos parecemos a Dios. La palabra del original da a entender que funcionará como Dios.

Así que tenemos la naturaleza de Dios, el carácter de Dios, sus características y funcionamos al igual que Dios. ¿Por qué? Porque de Dios salimos. ¿Cómo funciona Dios? Él funciona por fe. ¿Y qué es fe? Fe es creer algo que no estás viendo, hasta que lo veas manifestarse. Tú fuiste diseñado para vivir por fe. Cuando tú no funcionas en fe, funcionas en temor. Y la biblia dice que en Dios no hay ningún temor. Así que, al temer, estas luchando en contra de tu propia naturaleza. Luego dijo Dios: ¿Para qué he creado esta especie llamada Hombre? Y esta es la gran pregunta. ¿Por qué Dios te creó a ti? No tienes que preguntarte el por qué. Él nos dice por qué.

Aquí es donde la religión te juega una mala pasada. Porque si le preguntas a un religioso por qué cree que fue creado, te va a responder lo que medio mundo religioso suele responder: “¡Para adorar a Dios!” ¡Eso no es lo que Dios dice! Suena bonito, pero no es verdad. ¿Por qué Dios te creó a ti? Leamos lo que dice: Y señoree, (O sea que tenga dominio) sobre los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. ¡Aquí te está diciendo por qué te creó! ¡Para tener dominio, multiplicación, procreación, autoridad y gobierno sobre la tierra!

Entonces, si tú quieres saber por qué y para qué existes, vas a tener que descubrir qué cosa es dominio. Si tú no sabes qué es dominio, no vas a poder saber por qué fuiste creado. Ahí te lo explico. En el Antiguo Testamento y en este verso, te daré la palabra original usada por Dios. Señorear, en hebreo, es Rada. O sea que lo que Dios dijo, es que el hombre tenga rada. ¿Y qué es rada? Te la daré en español. La palabra rada, es en español, la palabra Reino. Que tengan Reino, eso dijo. Que también significa, Gobierno Soberano.

Y te diré algo. El gobierno de Argentina, no es un gobierno soberano. Porque sólo un Reino tiene un gobierno soberano. ¿Dónde está la diferencia? En que una democracia, es un gobierno del pueblo, eso significa el término griego demos-cracia. Pero en un reino, no hay democracia alguna. Es el gobierno del rey. Eso quiere decir que en democracia, el pueblo es soberano. El pueblo hace las leyes. Pero en un reino, el rey es soberano. Y el rey hace las leyes. Muy diferente. Así que Dios dice que el hombre tenga rada, Reino, gobierno soberano sobre la tierra.

Ahora míralo desde esta óptica. Dios te hizo a ti, un rey. Pero, atención, porque un rey no puede ser rey sin territorio. No se puede ser un rey de la nada. Dios es llamado el Rey del Cielo, ¿Verdad? O sea que el cielo es un lugar real, de realeza. Es un territorio, es invisible, es sobrenatural, pero es real. Y Él es el Rey del Cielo, por eso es que el suyo es llamado el Reino de los Cielos. Luego, Dios tuvo hijos. Y los llamó Hombre. Y seguramente tienes alguno allí cerca para saludar como parte de tu familia real. Tengo un principio de Reino para darte. Bien importante.

Cuando leo la Biblia, trato de leerla desde la óptica de un Reino, no desde una democracia. Jesús no es un presidente ni tampoco un primer ministro. Jesús, Jesucristo, ¡Es Rey! Y Jesús no tiene democracia. Jesús tiene un Reino. Y un Reino no es una religión, es un país. Así que cuando leo la Biblia, veo que la Biblia trata acerca de un Rey. Y de un Reino. Y de una familia real. No de una democracia. No tratamos a Jesús como a un presidente. A Jesús no hay que votarlo para que acceda a gobierno y autoridad. Un Rey nace como rey.

Y algo tan importante como esto. Cuando un rey tiene hijos, se les llama príncipes o princesas. ¿Sabes por qué un rey llama príncipe o princesa a un hijo o hija? Príncipe, en hebreo, significa primero. Así que cuando un rey tiene un hijo, es llamado Primero. Suena medio extraño, ¿Verdad? ¿Y qué quiere decir esto? Que es primero o primera en línea para el trono. El primero en la línea para asumir el trono. ¿Y cuándo un príncipe llega a ser rey? Al momento en que el rey muere. Ahora tenemos un problema. Dios es rey, y tiene hijos que son príncipes. Pero no pueden llegar a ser reyes si Dios no se muere. ¡¡Y Dios no se morirá nunca porque es eterno!

Entonces nos encontramos con otro principio. He aquí como es que operan los reinos. Si un rey quiere que su hijo llegue a ser rey mientras él está con vida, tiene una sola manera: tiene que remover al hijo de su territorio y ponerlo en un territorio distante. Y al estar en el territorio distante, puede llegar a ser rey sobre ese territorio distante. Entonces ahora, el rey se encuentra con que, siendo todavía rey en su territorio, en otro territorio también tendrá un hijo que sea rey. Mientras ese hijo se mantenga alejado del territorio del rey, puede ser rey.

Y entonces Dios, que es un Dios tan bueno, dice que quiere que sus hijos sean reyes tal como lo es Él. Pero como el cielo es su territorio, tiene que sacarlos de allí. ¡Fuera del cielo! Así que ahora ha creado un planeta llamado Tierra y allí los enviará, a que sean reyes de esa tierra. Y así Dios no sólo será el rey del cielo, sino también será el Rey de reyes y Señor de señores. Él en los cielos, nosotros sus hijos reinando en la tierra. Esta es la razón por la cual Dios se llama a sí mismo Rey de reyes y Señor de señores. Y que ellos señoreen, rada, dominio, Reino. Gobierno sobre la tierra, no el cielo.

Sólo un problema. Esto pasa. Alguien dio un ejemplo muy claro respecto a esto. El rey de Portugal no permitía que ninguno de sus hijos fuera rey porque él todavía estaba con vida. Pero ellos querían ser reyes. Entonces envió a uno de sus hijos a Sudamérica, concretamente a lo que hoy es Brasil. Y allí fue rey. Y su padre, allá en Portugal, era llamado rey de reyes. El único problema que tenía ese hijo suyo era que, cuando volvía a Portugal de paseo, ni bien llegaba allí, volvía a ser príncipe, porque el Rey allí era su padre. Eso quiere decir que en Sudamérica ese joven tenía poder, autoridad, control, era rey. Pero cuando viajaba a Portugal abandonaba todo eso y estaba sometido a su padre, el único rey válido en ese lugar.

Dios dijo: que señoreen, que tengan dominio, poder, autoridad, gobierno, sobre la tierra. Así que, cuando vayas al cielo, no tienes poder. Hay dos títulos que Dios te da. Reyes y príncipes en la tierra. Eso está en Apocalipsis. ¿Y eso qué quiere decir? Que, si estás en la tierra, eres un rey, pero si estás en el cielo, eres un príncipe. ¿Qué prefieres, sumisión o poder? Jesús dijo: Padre, no te pido que los saques del mundo, sino que los guardes del mal. Muchos cristianos, hoy, aquí y ahora, están orando al revés. Están tan abrumados por todo lo malo que ven en derredor que piden a Dios que se los lleve de aquí.

Mi pregunta, es: ¿Cuál de estas dos oraciones será respondida por el Padre, la de Jesús o la de esos cristianos? Basta. Déjate de hacer planes para irte de esta tierra, mejor haz esos planes para cambiar esta tierra. El Reino de Dios es la entrada del gobierno de Dios en la tierra. Así que su plan fue extender el cielo a la tierra. Colonizar a la tierra con el cielo. Llenar la tierra con la gloria del cielo. Eso dice el salmo 115:16: Los cielos son los cielos de Jehová; Y ha dado la tierra a los hijos de los hombres. Dios dijo: el cielo es mi territorio. La tierra, es territorio de los hombres.

¿Cuándo vino el Reino de Dios a la tierra? Jesús nos dice cuando vino. Mateo 25.:34: Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. No una mansión. No ropa de primeras marcas. No autos de última generación. ¿Qué dice Jesús que has heredado desde la fundación del mundo? ¡El Reino! Y nota esto; no usó la palabra tierra. Usó la palabra mundo. Sistema. Cuando Dios puso a Adán en el jardín, el Reino estaba allí. Luego, en el tercer capítulo de Génesis, lo perdimos. ¿Cómo?

Con una declaración de Independencia. La colonia, declaró su independencia del Reino. Adán le dijo a Dios: “Quiero ser independiente”. Y eso es, exactamente, lo que todas las colonias hicieron en Sudamérica. 9 de julio de 1816, Argentina declara su independencia del reino de España. Hasta hubo enfrentamientos armados, guerras por esa causa. ¿Sabes tú como se le llama a eso en idioma real? Rebelión. ¿Sabes tú lo que significa esta palabra, rebelión, en el hebreo? Pecado. Dios, entonces dijo: Adán, has pecado contra mí. Pecado. Rebelión.

Cuando la colonia hace su declaración de independencia del Reino, se le llama rebelión. Eso es lo que le hizo lo que hoy es Argentina, a España en 1816. Cuando se independizó, entonces creó su propio gobierno. Reitero para que se entienda: cuando tú resuelves independizarte del Reino, creas tu propio gobierno. Adán le dijo a Dios: “Ya no te quiero más para gobernar sobre mí”. Pecado. Así que, de allí en más, la tierra desarrolló un nuevo sistema de gobierno. Creado por el hombre. Y el primer acto del nuevo gobierno, fue violencia doméstica.

El esposo atacó a su esposa. Y la culpó a ella por lo que él había hecho.  Y eso mismo sigue sucediendo hoy en muchísimos lugares, incluida mi Argentina. Cuando un hombre comete adulterio, culpa a la esposa. Cuando un hombre no puede pagar las cuentas, culpa a la esposa. Cuando un hombre no puede proveer para sus hijos, culpa a la esposa. Adán; violencia doméstica. El segundo acto de aquel nuevo gobierno, crimen de hermano contra hermano. Nuevo gobierno; un hermano asesino a su propio hermano. Caín a Abel. ¿En cuantos lugares de Latinoamérica se están matando entre hermanos por causa de supuestas ideologías que en realidad, todos sabemos, esconden otros intereses?

Cuando el hombre se gobierna a sí mismo, se destruye a sí mismo. Así que Dios dijo: todos ustedes se han ido como ovejas. Cada uno por su propio camino. Independencia. Hay camino que al hombre le parece derecho en su propia opinión, pero su fin es camino de muerte. Su fin es destrucción. Eso porque, al pecar Adán y romper su relación con el cielo, Dios hizo una promesa. En el capítulo 3 de Génesis, Dios no entró en pánico. Tenía un plan. Dios le dijo a Adán: ¿Dónde estás tú? ¿Qué pasó? ¿Por qué te independizaste del cielo? Y Adán dijo: ¡Esta mujer que me diste, fue la causante de todo!

Y la mujer dijo: ¡El diablo! ¡La serpiente! Ahí fue cuando la serpiente miró para un costado y no encontró a nadie más a quien culpar. Y luego Dios hizo una promesa. Dios le habló al diablo. Y le dijo: Satanás; te hago una promesa. La misma mujer que tú usaste para destruir mi colonia, yo la usaré para mi gloria. Entraré al vientre de ella y vendré al planeta tierra, legalmente y te pisotearé la cabeza, legalmente. Y voy a retomar la autoridad y el gobierno, y se lo voy a devolver a los hijos. Cuatro mil años después, llegó un ángel a una mujer y le dijo: María, necesito prestado tu vientre.

Necesito que incubes un cuerpo para mí. Isaías dice: Porque un hijo nos es dado, un niño nos es nacido. El niño, es el cuerpo, el hijo es el Espíritu. El niño es Jesús, pero el Hijo es el Mesías. El niño es el humano, pero el hijo es Cristo. Isaías 9:6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. No dice que viene como una religión. Tampoco que viene como UN gobierno, sino que dice que viene EL gobierno.

¿Por qué es tan importante esto último? Porque Dios siempre tiene un solo gobierno. El que perdió Adán. Y cuando el Mesías llega, trae con Él el gobierno que Adán perdió. Y concluye el verso 7: Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. De lo dilatado de su gobierno, no habrá fin. Y Él reinará, sobre el trono de David y, sobre su Reino, sosteniéndolo con justicia. ¡Es la promesa! ¡Justicia!

Cuatro mil años después, aquí viene Jesús. Su primo, Juan el Bautista, que le dice: He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, no de la tierra. Del sistema. No le dice LOS pecados, le dice EL pecado. ¿Cuál pecado? Él viene para destruir la rebelión y volver a unir el cielo con la tierra. Mateo 3:1-2: En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Mateo 4:17; Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 

Jesús dijo: han esperado durante cuatro mil años. Antes de venir, yo envié profetas, jueces, patriarcas, y ninguno pudo hacer el trabajo. Así que he descendido a la tierra por mí mismo. Y he venido para restaurar mi colonia hacia el Reino de los Cielos. Porque la colonia ha sido salvada. El gobierno está otra vez en la tierra. Por eso es la gran pregunta que nos resta: ¿Qué fue lo que Jesús vino a restaurar? ¿Por qué Él siempre habló de Reino y no de religión? De hecho, eso te tiene que dejar como alguien que vino aquí para gobernar, no para sobrevivir. Estás aquí nada menos que como un embajador del cielo.

Han llegado a decirme que predicar sobre el Reino, hoy, es estar a la moda, porque es lo que se usa en la iglesia. ¿Ah, si? ¿Quién inventó esa barbaridad? Hace veintitrés años que, de una u otra manera, con menor o mayor volumen de conocimiento, estoy predicando sobre el Reino porque eso fue exactamente lo que hizo Jesús durante su ministerio en la tierra. Y si voy a imitar a alguien que admiro y amo, no será a ningún hombre por brillante que sea, será a Jesús. Y eso es lo que trato de hacer cada día, es mi trabajo, es mi visión y mi misión.

¿Y sabes qué? A mí nadie me predicó el Reino cuando me convertí. Me hablaban de la fe, de la sanidad, de la familia, del amor y de todo eso que la religión tiene altas credenciales para hablar, incluido liberación, ya cuando eres un poco más maduro. Pero del Reino, nadie. No te digo poco o escaso: te digo NADIE. Por mi antigua profesión pude entrevistar a famosos teólogos y ellos me confesaron que no existía seminario ni universidad teológica que enseñara sobre el Reino. Increíble. Tanto como que tampoco hay ninguna enseñanza sistemática respecto a la revelación del Espíritu Santo. ¡No puede haberla! Hasta que un día, allá por los años noventa, apareció alguien hablando del Reino. Fue novedad, impacto y guía.

Y fue revelación. Revelación es darte cuenta un día que estás en este planeta como embajador del Reino de los Cielos. Si soy embajador, solamente respondo ante mi autoridad territorial. Un rey es alguien que tiene dominio sobre un territorio. Hay que aclarar, aunque no creo que haya alguien que no lo sepa, que un Reino no tiene nada que ver con una democracia. Es más; un reino es algo opuesto a una democracia. Un reino no es una república. Y Jesús vino predicando un reino, no una república ni una democracia. En una democracia, con tu voto, eliges a tu líder. En un reino, es el líder quien elige a sus ciudadanos.

En una democracia, su constitución, (todos los países la tienen), es el resultado de los pensamientos del pueblo. En un reino, en cambio, es la palabra del rey la que se convierte en su constitución. En una democracia, el pueblo crea la ley, por eso pueden cambiarla. En un reino, la palabra del rey define la ley, y nadie puede cambiarla. En un reino, la autoridad no está en un gabinete ministerial, está en una persona. En democracia, un referéndum puede cambiar una ley. En un reino, el rey define la ley y nadie puede cambiarlo. Por eso Dios dice en mi biblia que su palabra permanece para siempre.

Hoy vemos que la religión, matices más o menos, se ha convertido en una democracia. No es esto lo que Jesús quería. De hecho, el cristianismo se ha convertido desde hace mucho tiempo en una religión. Y es más que claro y notorio, desde los propios hechos, que eso jamás estuvo pensado así. Cuando un rey dice algo, ese algo no puede ser cambiado. Si Jesús dijo que la fornicación es un pecado, tú como iglesia no puedes votar para cambiar ese decreto, no tienes autoridad alguna para hacerlo. La palabra de Dios dice que la homosexualidad es abominación. No puedes juntar a setenta líderes y votar en contra de eso. Será democrático, pero no es propio de Reino.

El que cambia las leyes del Reino es un cristianismo convertido en una institución religiosa. Y hasta se pueden dar el lujo de aclarar que lo hacen porque Dios no está actualizado y lo que dice en su Palabra ya quedó anticuado. Que no está al tanto de todos los cambios que están ocurriendo en la sociedad. Es como decir que, porque en nuestra sociedad tenemos problemas culturales, o problemas emocionales, u hormonales, entonces lo correcto es actualizar nuestras biblias, ya que como están escritas, desentonan con todos los cambios modernos. Y es como si un grupo de teólogos se reunieran con Dios y le dijeran que no están de acuerdo con lo que Él dijo hace dos mil años y van a proceder a modificarlo. Lo hemos sometido a votación y una mayoría decidió el cambio. Es lo que nos exige nuestra gente y a ellos nos debemos.

Dale, de acuerdo, no tengo dudas que como quiera que lo mires, esos teólogos están diciéndole a Dios una verdad, pero eso no es un Reino, eso es una absoluta manipulación ejercida por hombres que han hecho de ella, su metodología cotidiana de operaciones. Así que no tenemos que enojarnos ni atacar o injuriar a liderazgos que construyen iglesias de las más distintas modalidades. Ellas funcionan dentro de una religión llamada cristianismo, pero no tienen absolutamente nada que ver con el Reino de los Cielos. El problema más grande de los hijos de Dios en la tierra, hoy, es como se ha perdido y bastardeado el concepto de Reino.

Fíjate que toda civilización y todo reino que surgió desde la caída de Adán, nunca tuvo el prototipo del Reino de los Cielos en su interior. Todo gobierno, desde la caída de Adán, nunca tuvo el programa que Dios había planeado para el hombre. Y te doy un ejemplo. Cada vez que los Asirios, los Babilonios, los Griegos o los Caldeos y todos los demás reinos que siguieron tras la caída de Adán, invadían un territorio, sometían a la gente, luego los desarraigaban y se los llevaban a sus países para convertirlos en esclavos. Ese era el estilo de guerra y el estilo de los reinos humanos. Todos los reinos hicieron esto, con excepción del Imperio Romano.

El Imperio Romano fue el primer reino que, cuando sometía a un pueblo, nunca se llevaba a la gente de su país. Los dejaban en sus tierras, pero enviaban a un gobernador desde Roma a ese lugar, para que trabajara logrando que ese país fuera como Roma. Pilatos era eso. Por eso fue que el Imperio Romano se convirtió en el imperio más exitoso de la historia. Porque su sistema de gobierno era una imitación al del Reino de Dios. Mantenían su sede en Italia, en Roma, y enviaban a sus gobernadores a todos los territorios, para hacer que esos territorios fueran como Roma. Y lo consiguieron. Entrabas a ciertos territorios dominados por los romanos, y era como si entraras en Roma. España, Inglaterra, fueron reinos que procedieron de la misma manera. Imitaciones humanas de algo divino.

Entonces nos encontramos con la escritura que dice que, en la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo. De hecho, la plenitud del tiempo, no significa un tiempo en un reloj, significa establecer. Todo está colocado en su lugar. Así que lo que Dios vio, fue un prototipo del Reino de los Cielos en la tierra, donde tienes a un rey gobernando en la tierra a través de gobernadores, no elevando al pueblo. El Imperio Romano se construyó sobre ese concepto. Lo que fuera que se manifestaba en Roma, debía manifestarse en cada lugar donde ellos gobernaban. Y así gobernaron el mundo entero por doscientos años. Era un sistema perverso, pero les funcionó porque era una imitación del sistema de Dios.

La intención de Dios no era realmente venir a la tierra. Su intención era que lo que sucediera en el cielo, sucediera en la tierra. Él quería colonizar la tierra como el cielo a través de sus hijos. Es decir que, lo que sea que sea el reino que coloniza, esa colonia se convierte en un calco del reino padre. Cuando le preguntaron a Jesús como debíamos orar, Él respondió: oren así: Padre nuestro que NO estás en la tierra, santo es tu nombre. Venga tu reino y hágase tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo. Un reino no es una religión, un reino es la influencia de un rey sobre un territorio, interactuando con su voluntad, su intención, su propósito.

Por eso es que hoy hay tanta impotencia en la iglesia. En muchos casos, por el simple hecho de ser miembros de una religión cristiana, nos volvemos soberbios. ¿Recuerdas a quien puso como modelo de fe, Jesús, cuando estuvo en la tierra? No fue a un israelita, precisamente. Era un hombre que representaba a un reino, un romano. Porque un reino no es una religión. Este centurión que Jesús conoció, tenía un problema. Y vino a Jesús, no porque fuera un hombre religioso. Vino a Cristo, porque sabía que era un hombre de Reino.

Por eso le dijo que no era necesario que fuera a su casa, porque en los reinos, de la misma manera que su Pilato tenía el pulgar de César, podía dar la vida o podía quitarla, porque cuando representas a un reino, la autoridad de ese rey se distribuye a través de sus siervos. Así es que no necesitas ir a la sede central para que las cosas se hagan. Conque digas la palabra, conque des la orden, mi siervo estará sano. Eso dijo el centurión que impactó a Jesús, que lo colocó como modelo de una fe que sus paisanos todavía no evidenciaban poseer.

Para ser sanado o liberado, no necesitas ir al Cielo a entrevistarte con Dios. Eres un embajador del cielo en la tierra. Y un embajador no es una persona religiosa. El de embajador es un nombramiento político. Todos ustedes que me escuchan hoy, son embajadores de Cristo. La Biblia, que es la constitución del Reino de los Cielos, dice eso, que somos embajadores de Cristo. Eso significa que hemos sido nombrados por el gobierno del cielo, para representar al Reino de los Cielos en la tierra.

Un embajador no es una persona, un embajador es la encarnación de un país. El no lleva consigo a un país, el ES el país. Y esto es muy importante conocerlo, porque te ayuda a ver cuan grande es tu poder. Si eres un legislador o un ministro de un país, no eres tan grande. Un embajador es más grande que tú. Yo elegiría ser embajador, si se me permitiera. Porque cuando nombras a un embajador, conviertes a esa persona en un país andante. Tomas control total de sus vidas. Un embajador no paga ninguna factura. En el momento en el que un gobierno te nombra embajador, se hace responsable de tu comida, ropa, transporte, autos, casas y hasta la matrícula del colegio de tus hijos.

Dicho de otro modo, tu vida se convierte en propiedad del gobierno. ¿Recuerdas cuando Jesús dijo por qué nos preocupábamos por lo que íbamos a comer o a vestir? De eso hablaba. La última. Si soy un ciudadano de un país y alguien me da una bofetada, eso se considera como una agresión o un insulto. Pero si soy embajador de ese país y alguien me da una bofetada, eso se entiende como un incidente internacional. ¿Te das cuenta lo que es ser un embajador del Reino de los Cielos en la tierra? Eso soy. Eso eres. Eso somos. ¿Has podido entenderlo? ¿Fui lo suficientemente claro como para mostrarte que esto es el Reino?

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3 – Cuando La Obra es de Dios

Efesios 6:18 = Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

Ezequiel 36:37 = Así ha dicho Jehová el Señor: Aún seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto; multiplicaré los hombres como se multiplican los rebaños.

Isaías 62:6-7 = Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra.

Cuando Dios obra, lo hace siguiendo una ley precisa y un principio definido. Aunque Él podría hacer lo que quisiera, con todo nunca obra descuidadamente. Todo lo que Él hace está siempre de acuerdo a una determinada ley y principio establecidos por Él. Sin duda alguna, Él puede trascender todas estas leyes y principios, porque es dios y es muy capaz de actuar conforme a lo que le plazca. Sin embargo, descubrimos en la Biblia un hecho maravilloso que a pesar de su infinita grandeza y de su habilidad para obrar de acuerdo a su voluntad, Dios siempre actúa siguiendo la línea de la ley o del principio que Él ha establecido. Parece como si Dios, de manera deliberada, se haya sometido a la ley para ser controlado por su propia ley. Así pues, ¿Cuál es el principio que regula la obra de Dios? La obra de Dios se ajusta a un principio básico: Él quiere que el hombre ore; desea que el hombre coopere con Él por medio de la oración.

En cierta ocasión un cristiano que sabía orar muy bien, declaró esto; que todas las obras espirituales incluyen cuatro escalones, El primer escalón es que Dios concibe un pensamiento, el cual es su voluntad. El segundo escalón es que Dios revela su voluntad a sus hijos por medio del Espíritu Santo, haciéndoles saber que Él tiene una voluntad, un plan, una demanda y una expectación. El tercer escalón es que los hijos de Dios devuelven la voluntad de Dios ofreciéndole oraciones, pues la oración es la manera como respondemos a la voluntad de Dios. Si nuestro corazón es uno con su corazón, nosotros expondremos naturalmente en nuestra oración lo que Dios intenta hacer. El cuarto escalón es que Dios llevará cabo esta misma cosa.

Aquí nosotros vamos a poner nuestra atención no en el primer escalón ni en el segundo, sino en el tercero: cómo tenemos que devolver la voluntad de Dios ofreciéndole oraciones. Fijémonos bien en la palabra “devolver”. Todas las oraciones de valor contienen en ellas este elemento de “devolver”. Si nuestra oración tiene solamente el propósito de lograr nuestro plan y nuestras expectaciones, en el terreno espiritual no podemos decir que esta oración valga mucho. La oración debe tener su origen en Dios, y a nosotros nos toca contestarla. Esta es la oración efectiva, pues es la oración que controla la obra de Dios. Cuántas son las cosas que el Señor desea hacer y, sin embargo no las lleva a cabo porque su pueblo no ora. Dios esperará hasta que los hombres se pongan de acuerdo con Él, y entonces obrará. Este es un gran principio de la forma como Dios obra, y constituye uno de los principios más importantes de todos los que se encuentran en la Biblia.

Lo que se dice en Ezequiel 36:37 que leímos en el inicio, es sorprendente. El Señor dice que tiene un propósito y es que Él multiplicará los hombres de la casa de Israel como se multiplican los rebaños. Esta es la determinada voluntad de Dios. Lo que Dios ha ordenado, Dios lo hace. Sin embargo, Dios no lo va a realizar instantáneamente, sino que esperará un plazo. ¿Cuál es la razón de la espera?  El Señor dice: Aún seré solicitado por la casa de Israel, para hacerles esto; Él ha decidido aumentar los hombres de la casa de Israel, pero debe esperar hasta que los hijos de Israel se lo soliciten. Vemos que aunque Él ha resuelto llevar a cabo ciertas cosas, no las realizará inmediatamente. Esperará hasta que los hombres muestren su acuerdo antes de que Él obre. Cada vez que Dios obra, nunca procede inmediatamente sólo por el hecho de que eso es su voluntad; no, esperará, si es necesario, para que su pueblo exprese su acuerdo en oración antes de que Él obre. Ciertamente que esto es un fenómeno sorprendente.

Tengamos siempre presente esta verdad: que todas las obras espirituales son decididas por Dios y deseadas por sus hijos. Todas son comenzadas por Dios y aprobadas por sus hijos. Este es un gran principio en las obras espirituales. Aun seré solicitado por la casa de Israel, dice el Señor. La obra de Dios espera la petición de los hijos de Israel. Y un día los israelitas en efecto pidieron y sin tardanza Dios procedió a hacerlo para ellos. ¿Nos damos cuenta de este principio en todas las obras de Dios? Después que Dios ha comenzado algo, se detiene en la ejecución hasta que nosotros oremos. Desde el día de la fundación de la iglesia, no hay nada que Dios haga en la tierra sin la oración de sus hijos. Desde el momento que Dios tiene sus hijos, todo lo hace de acuerdo a la oración de los suyos. Todo lo sujeta a las oraciones de ellos. No sabemos por qué obra de esta manera, pero sabemos que esto es un hecho. Dios ha querido descender a la posición de deleitarse en cumplir su voluntad a través de sus hijos.

Hay otra ilustración de esto en Isaías 62, que también leímos. Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. Dios intenta poner a Jerusalén por alabanza en la tierra. ¿Cómo va a hacerlo? Pone guardas sobre los muros para que clamen a Él. ¿Cómo tienen que clamar? No reposéis, ni le deis tregua. Tenemos que clamar a Él incesantemente y no darle reposo. Hemos de seguir orando hasta que Dios realice su obra. Aunque el Señor ya ha deseado poner a Jerusalén por alabanza en la tierra, sin embargo, Él pone guardas en los muros. De acuerdo a las oraciones de ellos obrará Dios. Los urge a que oren no una sola vez, sino que oren sin cesar. Sigamos orando hasta que se haga la voluntad de Dios. En otras palabras, la voluntad de Dios es gobernada por las oraciones del hombre.

El Señor espera a que nosotros oremos. Ente4ndamos claramente que por lo que se refiere al contenido de la voluntad de Dios, es Dios mismo quien lo decide; nosotros no hacemos la decisión, ni siquiera tomamos parte en ella. Sin embargo, por lo que se refiere a hacer la voluntad de Dios, eso está gobernado por nuestra oración. Y aquí recordaba a ese hermano que dijo que la voluntad de Dios es como un tren y nuestras oraciones como las vías para que ese tren funcione. Un tren puede viajar a cualquier lugar, pero siempre y cuando haya vías para que transite. El Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. El tren tiene una fuerza tremenda para ir hacia el este, el oeste, el sur y el norte, pero sólo puede ir a los lugares donde las vías están colocadas.

Y esto es así no porque Dios no tenga poder, (Dios, como el tren, tiene poder, gran poder) pero como Dios elige ser gobernado por la oración del hombre, por lo tanto, todas las oraciones válidas, (Como las vías para ese tren), abren el camino a Dios. Consecuentemente, si nosotros no tomamos la responsabilidad de la oración, estamos impidiendo el cumplimiento de la voluntad de Dios. Cuando Dios creó al hombre, le dio una voluntad libre. Así es que en el universo existen tres voluntades diferentes, a saber: la voluntad de Dios, la voluntad de Satanás, el enemigo, t la voluntad del hombre. La gente podrá preguntarse por qué el Señor no destruye a Satanás en un momento. El Señor podría, pero no lo ha hecho. ¿Y por qué? Porque Dios quiere que el hombre coopere con Él en enfrentarse a Satanás. Así resulta que Dios tiene su voluntad, Satanás la suya, y el hombre también tiene la suya. Dios busca tener la voluntad del hombre unida a la suya. Dios no destruirá a Satanás por sí mismo. Nosotros no sabemos enteramente por qué Dios ha escogido esa manera, es decir, el que Dios no actuará independientemente; Dios busca la cooperación del hombre. Y esta es la responsabilidad de la iglesia en la tierra.

Cuando el Señor quiere hacer una cosa, primero pone su pensamiento en nosotros por medio del Espíritu Santo. Y solamente después que nosotros hayamos convertido ese pensamiento en oración, el Señor lo pondrá por obra. Así es como se hacen las obras de Dios; Dios no hará nada de otra forma. Él necesita de la cooperación de nosotros los hombres. Él necesita una voluntad que sea una con la suya y que esté de acuerdo con Él. Si Dios hiciera las cosas sin involucrarnos a nosotros los hombres, entonces no hay en absoluto ninguna necesidad de que nosotros estemos aquí en la tierra, ni necesitamos saber cuál es la voluntad de Dios. Sin embargo, toda voluntad de Dios debe ser hecha por nosotros, puesto que Él exige que nuestra voluntad sea una con la suya propia. Por lo tanto, el primer paso al hacer nosotros la voluntad de Dios es que expresemos su voluntad en oración. La voluntad de Dios será expresada por medio de nuestra oración.

Aquí podemos ver que la oración es realmente un trabajo. No hay ningún trabajo que sea más importante que la oración, porque la oración cumple y al mismo tiempo expresa la voluntad de Dios. Por esto, toda oración que viene de nuestra propia voluntad es inútil. Las oraciones que están de acuerdo con la voluntad de Dios, se originan en Dios, se nos revelan a nosotros por el Espíritu Santo, y vuelven a Dios por medio de oraciones. Cualquier oración que está de acuerdo con la voluntad de Dios debe empezar con la voluntad de Dios, los hombres simplemente responden y transmiten esa voluntad. Todas las que comienzan con nosotros, son oraciones sin ningún valor espiritual. Al leer la historia de la iglesia, podemos notar que todos los grandes avivamientos han venido siempre de la oración. Esto demuestra cómo la oración capacita al Señor para hacer lo que Él quiere hacer. Nosotros no podemos pedirle que haga lo que no quiere hacer, aunque ciertamente podemos retrasar lo que Él quiere hacer. Con todo, cuando somos llamados a ser canales de su voluntad, podemos sin duda bloquear la obra de Dios si no cooperamos con Él.

Por esta razón nuestra oración nunca debe ser pedir al Señor que haga lo que Él no tiene deseo de hacer o tratar de cambiar su voluntad. Debe ser simplemente una oración según su voluntad, que por tanto lo capacita para hacer lo que Él desea hacer. En el caso de que pidamos insistentemente con la esperanza de forzarlo a hacer lo que Él no tiene intención de hacer, estaremos desperdiciando nuestros esfuerzos, pues nuestra oración no servirá para nada. Si Dios no quiere actuar, ¿Quién podrá hacerlo actuar? Una cosa solamente podemos hacer, y esa es el orar por lo que Dios ha deseado. Entonces Dios nos llevará a cabo su obra porque nosotros somos uno con Él. Tomemos como ejemplo la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés. Cientos de años antes del día de Pentecostés, en el tiempo de Joel, Dios ya había mencionado esta venida. Pero el Espíritu Santo vino solamente después que muchos discípulos se habían reunido y habían orado.

Aunque el advenimiento del Espíritu había sido determinado por Dios mucho antes, no se hizo realidad hasta que los hombres hubieron orado. El Señor es capaz de hacer muchas cosas; sin embargo, le gusta hacerlas después que los hombres han orado. Dios espera nuestro consentimiento. Dios mismo ya quiere, pero desea que nosotros también queramos. Cuantas son las cosas que él ha decidido hacer, y sin embargo espera, porque nosotros no le hemos expresado nuestro acuerdo. Debemos darnos cuenta que aunque no podemos forzar a Dios a hacer lo que no quiere hacer, sin embargo sí podemos pedirle que haga lo que sin duda alguna Él quiere hacer. Con frecuencia perdemos bendiciones espirituales porque fallamos en expresar en la oración la voluntad de Dios.

Si surge alguien y se dedica exclusivamente a la obra de la oración, qué cosa tan excelente será. Dios está esperando a estas personas para que trabajen unidas a Él y así lo capaciten para terminar su obra. Algunos cristianos podrán preguntarse por qué el Señor no salva a más pecadores, por qué no hace que los creyentes sean vencedores. Yo creo sinceramente que Dios, sin duda alguna, haría tales obras, con la sola condición de que el pueblo orase. Dios no está opuesto a llevar a cabo la obra, simplemente desea obtener primero personas que trabajen junto a Él. Siempre que esas personas comienzan a trabajar con Él, Dios inmediatamente actúa. En todas las obras espirituales, el Señor está esperando siempre una expresión del deseo de sus hijos. El que la obra se haga o no se haga depende de cómo sus hijos oren. Por lo tanto, nosotros debemos declarar nuestra cooperación con Él. Dios está esperando para bendecirnos. La cuestión ahora es: ¿Oraremos nosotros?

Los que no conocen a Dios podrán replicar de esta forma: Si Dios quiere hacer algo, ¿Por qué no lo hace? ¿Por qué ha de desear que los hombres oren? ¿No lo sabe Dios todo? La mucha oración, ¿No llegará a molestar a Dios? Tengamos presente, sin embargo, que nosotros los humanos somos seres con una voluntad libre. Así como el Señor no puede negar su propia voluntad, tampoco forzará la nuestra. Dios nos esperará si nosotros no oramos según su voluntad, Con todo, ¿No desea Dios que su voluntad se haga en la tierra como se hace en el cielo? Entonces, ¿Por qué no sigue adelante Dios y la realiza? ¿Por qué pide el Señor a sus discípulos que oren? Padre nuestro que estás en el cielo…que se haga tu voluntad, como en el cielo, así en la tierra Si Dios quiere que su Reino venga, ¿Por qué no viene de manera automática? ¿Por qué los discípulos tienen que orar que venga tu Reino?

¿Por qué, si Dios sin duda desea que su nombre sea santificado por todos los hombres, no hace Él mismo que sea santificado en vez de requerir que los discípulos oren? Santificado sea tu nombre. Todo esto no tiene más razón de ser que el hecho de que Dios no desea hacer nada independientemente, porque Dios elige que los hombres cooperen con Él. Dios tiene el poder, pero necesita que nuestras oraciones pongan la vía para que corra ese tren de su voluntad. Cuantas más vías pongamos, más abundantes serán las obras de Dios. Por lo tanto, nuestras oraciones deben servir el propósito de poner una inmensa red de vías espirituales, Y cuantas más sean, mucho mejor.

¿Cómo debemos nosotros poner las vías para la voluntad de Dios? La respuesta está en Efesios 6:18: Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu. Nuestra oración debe tocar en muchas direcciones. Debemos orar constantemente. Hagamos oraciones específicas y precisas, y también oraciones generales. Muchas de nuestras oraciones, por abarcar mucho, son demasiado imprecisas; presentan demasiados agujeros por los que Satanás puede entrar con toda facilidad. Si nuestras oraciones fueran completas y bien protegidas, Satanás no tendría ninguna oportunidad de hacer estragos. Por ejemplo, cuando un hermano sale a predicar, debemos poner la vía para que la voluntad de Dios se cumpla en él. Si solamente oramos unas pocas palabras en una oración general, pidiendo al Señor que lo bendiga, que lo proteja, y supla sus necesidades, esa red de oración es demasiado delgada. Si queremos orar por una persona en particular, debemos extender una red muy cerrada para que Satanás no encuentre ningún agujero por donde colarse.

Entonces, ¿Cómo debemos orar? Cuando ese hermano se prepara para salir, debemos orar por su salud, por su equipaje, por el tren o el avión en el que viajará, hasta por el horario de su viaje o su vuelo, por su descanso y por la comida que le brinden durante ese viaje, además de por toda la gente con la que comparta ese viaje. Debemos orar también por todo lo que se relacione con él cuando haya llegado a su destino: orar por el lugar en que se quedará, orar por los vecinos, incluso por las cosas que él leerá o verá en las redes o la televisión, orar también por su trabajo: por el tiempo que le tenga que dedicar y por todas las otras cosas que se relacionan con el trabajo. Si oramos por él así de extensamente, será muy difícil que Satanás encuentre una abertura por la que pueda atacarlo. El trabajo de la oración es por lo tanto un verdadero trabajo. Los que son perezosos, necios y descuidados no pueden hacer este trabajo. Con todo, cuán a menudo vemos que, cuando hay personas que oran por una determinada cosa con seriedad y por extenso, la cosa se cumple.

Hay otra lección que debemos aprender aquí. Satanás está tan lleno de engaños, que para nosotros es realmente difícil defendernos de sus tretas. Nosotros somos incapaces de orar hasta por el último detalle y, por lo tanto, solamente podemos orar de esta manera: “Oh Señor, que tu preciosa sangre responda a lo que venga de Satanás.” Démonos cuenta que la preciosa sangre de Cristo es la contestación a todas las obras del enemigo. Esta es la mejor oración que podemos presentar contra él, para que no pueda colarse por esta red para asaltar a los hijos de Dios. Cada vez que oramos, necesitamos ver tres aspectos: primero, debemos ver a quien estamos orando; segundo, debemos conocer a aquel por quién ramos; y tercero, debemos darnos cuenta de quién es contra el que oramos. Frecuentemente sólo nos acordamos de dos aspectos de la oración: el que se refiere a Dios, (A quien oramos), y a los hombres, (Por quienes oramos).

Y así hemos pasado por alto el aspecto a que se refiere el enemigo. En este asunto de la oración debemos conocer no solamente a quién oramos, sino también contra quien oramos. Debemos conocer por quien oramos, pero debemos también conocer que hay un enemigo que está al acecho para herirnos. Nuestra oración se dirige a Dios, por los hombres y contra Satanás. Si tenemos en cuenta estos tres aspectos, es seguro que Dios obrará a nuestro favor. Todos los que verdaderamente trabajan para el Señor deben extender la red de la oración de tal manera que Dios pueda obrar por medio de esa persona. Dios no está en absoluto opuesto a obrar: simplemente está esperando que las personas oren. Que ansiosamente espera el Señor que los hombres tengan una vida de oración, como la voluntad divina espera las oraciones de los hombres. Muchas veces, sin que de antemano hayamos destinado un tiempo para la oración, sentimos una urgencia para orar. Esto indica que hay un asunto en la voluntad de Dios que requiere nuestra oración.

Oremos cuando sintamos la urgencia de la oración; esto es orar de acuerdo a la voluntad de Dios. Es el espíritu Santo quien nos constriñe a presentar la oración que está de acuerdo con la voluntad de Dios. Cuando el Espíritu Santo nos urja a orar, debemos orar. Si no oramos, sentiremos un ahogo interno, como si hubiéramos dejado de hacer algo. Y si a pesar de todo no oramos, nos sentiremos todavía más oprimidos. Por fin, si decidimos no orar, el espíritu de la oración y la urgencia de la oración quedarán tan embotados, que nos será difícil recobrar este sentimiento y hacer después la oración de acuerdo a la voluntad de Dios.  Cada vez que Dios pone un pensamiento de oración en nosotros, su Espíritu Santo primero nos mueve a tener una urgencia de orar por ese asunto en particular. Tan pronto como recibamos ese sentimiento, inmediatamente debemos entregarnos a la oración. Debemos pagar el precio de orar bien por ese asunto.

Cuando el Espíritu Santo nos mueve, nuestro propio espíritu al instante siente una urgencia como si nos hubieran puesto un peso en el corazón. Después de haber orado, nos sentimos aliviados, como si nos hubieran quitado de encima una pesada piedra. Pero en el caso de que no hagamos la oración, experimentaremos el sentimiento de que hemos dejado de hacer algo. Si no hacemos la oración, no estamos en armonía con el corazón de Dios. Si somos fieles a la oración, es decir, si oramos tan pronto sintamos la urgencia de hacerlo, la oración no se convertirá en un peso, sino que en vez de ser así, se convertirá en algo suave y gustoso. ¡Qué lástima que sean tantos los que en este punto apagan el Espíritu Santo! Ahogan la sensación de que el Espíritu Santo da para moverlos a orar. Después, serán muy pocas las veces que vuelvan a experimentar esa sensación. Porque ante el Señor, ya no son vasos útiles.

El Señor no puede lograr nada por medio de ellos, porque ellos ya no pueden expresar en la oración la voluntad de Dios. Si caemos en el estado de ya no sentir la urgencia de la oración, nos habremos hundido en una situación muy peligrosa, porque habremos perdido la comunión con Dios y Él ya no puede usarnos en su trabajo. Por esta razón hemos de ser extremadamente cuidadosos al tratar los sentimientos que nos da el Espíritu Santo. Cuando sintamos una urgencia en la oración, inmediatamente debemos preguntarle al Señor: Dios mío, ¿Por qué cosa quieres que ore? ¿Qué quieres llevar a cabo que necesita que yo ore? Y si nosotros oramos por eso, la vez siguiente, Dios volverá a confiar en nuestra oración. Pero si no obedecemos la primera urgencia, seremos incapaces de recibir la segunda llamada. Piramos al Señor que nos haga fieles en cooperar con Él en la oración. Tan pronto como sintamos el peso, descarguémoslo en la oración.

Si la carga se hace demasiado pesada y no podemos aliviarla con la oración, entonces debemos ayunar. Cuando la oración no puede aliviar la carga, debe ser seguida por el ayuno. Por medio del ayuno, la carga de la oración puede aliviarse rápidamente, puesto que el ayuno puede ayudarnos a descargara la más pesada de las cargas. El que continúe haciendo el trabajo de la oración, se convertirá en un canal de la voluntad de Dios. Cuando el Señor tenga algo que hacer, buscará a esta persona. Deseo decir esto: que la voluntad de Dios está siempre buscando una salida. El Señor está siempre a la búsqueda de alguien o de algunas personas que sean la expresión de su voluntad. Si son muchos los que se adelantan a hacer este trabajo, Dios hará muchas cosas a causa de sus oraciones.

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Una Palabra Confirmada Actual

Hace muchos años, publiqué en mi web una enseñanza profunda, no convencional y crítica sobre la diferencia entre el espíritu, el alma y el cuerpo en el ser humano, haciendo hincapié en la relevancia del alma y en cómo su poder ha sido mal comprendido, manipulado o incluso suprimido tanto dentro como fuera de la Iglesia. En tiempos donde la lectura ha mermado por carencia de tiempo o de posibilidades de concentración, creo necesario compartir una síntesis de ese trabajo tan valioso, en momentos en que se ha vuelto estrictamente necesario.

La diferencia entre el espíritu, el alma y el cuerpo es conocida por la mayor parte de los creyentes. El espíritu nos conecta con Dios, a partir de lo que llamaríamos conciencia divina. El alma nos da auto conciencia, que es como decir identidad, voluntad y emociones. El cuerpo, en tanto, nos conecta con el mundo físico a través de los cinco sentidos. Salvo las excepciones determinadas por patologías inherentes a cada uno de esos cinco sentidos, la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído son los elementos básicos para la vida normal de cualquier ser humano.

El problema mayor que afronta la iglesia de este siglo veintiuno, es la tremenda confusión en la que muchos de sus miembros han caído. No son pocos, puedo asegurarte, los cristianos que no terminan de distinguir entre lo que es el alma y el espíritu. Eso, obviamente, ha permitido y sigue facultando diversos engaños espirituales, falsificaciones de la figura del Espíritu Santo y distintas manifestaciones sobrenaturales que, en realidad, provienen del alma o, incluso, como sucede en la mayoría de los casos, de fuerzas malignas que siempre están atentas para aprovechar estas ignorancias. Mira este texto:

Apocalipsis 18: 2-3 = Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. 

Versos 11 al 13 = Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías; mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hierro y de mármol; y canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres.

Lo que aquí la visión de Juan nos muestra es que las almas de los hombres han llegado a ser mercancía comprada o vendida al mejor postor. De hecho, esto tiene parentesco directo con lo que en muchas congregaciones se realiza hoy, donde se comercia con las almas de sus miembros ignorando el verdadero propósito espiritual. Ante la proverbial pregunta de cómo salirse de todo este andamiaje satánico, bien vale reproducirte el verso 4 de este mismo capítulo 18 e este libro, que dice: Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; 

Sabemos, porque así ha sido escrito, que Adán fue creado con capacidades extraordinarias, tanto en lo intelectual, como en lo espiritual y físico. Basten dos ejemplos para confirmarlo. Se le ordenó darles nombre a cada uno de los animales creados y así lo hizo. Obviamente, no eran dos o tres, eran miles y miles. Luego, él podría recordarlos a uno por uno sin errores. Memoria sobrenatural. Se le ordeno labrar la tierra del Edén, a él solo. Si el Edén estaba conformado por esos cuatro ríos mencionados, el Edén no era un pequeño parque ni una placita de pueblo, eran miles de hectáreas. Lo hizo. Enorme capacidad física y mental. Todo esto estaba en su alma. Al producirse su caída, toda esta capacidad quedó congelada, confinada. Pero ese poder no desapareció, sino que quedó latente en toda la humanidad posterior.

Aquí es donde caemos necesariamente en la realidad del título que Nee otorgó a su trabajo. Porque, indefectiblemente, el alma humana contiene un poder tremendo que proviene de Adán. Un poder que si bien es de corte original, sin embargo, no es necesariamente divino, pero si “sobrenaturalmente natural”. ¿Qué hace Satanás al respecto? Busca liberar ese poder para respaldar sus fines, utilizando imitaciones espirituales y emociones muy intensas, desviando de ese modo a los creyentes y llevándolos a depender de todas estas sensaciones anímicas y corporales, abandonando de manera automática lo espiritual, que es la base de lo que Dios nos dejó para manejarnos en esta tierra con la guía de su Espíritu Santo. Tremendo.

La advertencia es más que clara. Muchas de las manifestaciones aparentemente espirituales que se experimentan en las modernas congregaciones evangélicas, podrían tranquilamente provenir del alma, mediante el manejo consciente o inconsciente de las emociones, la sugestión y aún de ciertas manipulaciones que todos hemos podido observar. A veces, con la sana intención de motivar a creer más y mejor, pero no en dependencia a la guía del Espíritu Santo. Esto, obviamente, eleva al carácter de urgencia utilizar el discernimiento que nos ha sido entregado, para determinar el verdadero origen del poder manifestado.

Por eso es que casi de manera permanente, en la mayoría de nuestros ambientes cristianos, se llame a todos los creyentes a no vivir conforme a sus emociones, sus razonamientos intelectuales, De sobremanera si se trata de sitios conformados por profesionales) o voluntad propia. Se les enseña o advierte de procurar vivir conforme al espíritu, en permanente comunión, (Que es comunicación directa) con Dios y recuperando el diseño original que tenía Adán antes de la caída. La gran pregunta que surge de inmediato y que me ha tocado escuchar y responder muy a menudo, es: ¿Es factible fácilmente eso? La respuesta, es que no, que no es fácil ni sencillo porque forma parte de una guerra espiritual, pero que es posible, ya que de otro modo Dios no nos hubiera ordenado hacerlo.

Todo esto es un llamado a reevaluar profundamente la teología cristiana tradicional sobre la naturaleza humana. Plantear que en el alma reside un poder inmenso que, si no está sometido al espíritu y el espíritu no está sometido al Espíritu de Dios, puede ser sin dudas una terrible fuente de engaño espiritual, especialmente en estos tiempos finales. La restauración del hombre pasa por entender esta dinámica y caminar en el espíritu, no en la carne ni en lo meramente almático. ¿Te cabe alguna duda que esto, que fue pensado y escrito hace muchísimos años es, exacta y puntualmente lo que hoy se vive en la mayor parte d lo que denominamos como iglesias cristianas?

Lo cierto y evidente es que existe un poder latente en el alma humana, heredado desde Adán, que quedó confinado tras la caída. Muchas religiones y prácticas espirituales (Por ejemplo el budismo, hinduismo, taoísmo, algunas técnicas de la psicología, parapsicología, etc.) buscan liberar este poder a través de medios ascéticos o mentales. Sin embargo, este poder no proviene de Dios, y su activación puede llevar a manifestaciones sobrenaturales engañosas que son instrumentos de Satanás. El tema central de todas las religiones del mundo, (Y es mi deber de honestidad incluir algunas estructuras evangélicas sencillamente sectarias), buscan subyugar el cuerpo para liberar el alma y su poder. Reitero: no es exclusivo del cristianismo, pero en ciertos y puntuales casos, lo incluye.

Lo que ocurre, hay que decirlo con franqueza, es que las multitudes se impactan cuando ven manifestaciones de poder genuinas y no armadas tipo comedia dramática. Porque, -también a esto hay que decirlo-, el poder que esas multitudes ven, es real, pero ignoran que es engañoso. Las manifestaciones tales como milagros, sanidades, predicciones, pueden ser reales, no lo dudo, pero no provienen del Espíritu Santo, como se nos dice, sino de almas humanas influenciadas por espíritus malignos, eso que conocemos vulgarmente como demonios. Son muchos los cristianos, (Me resisto a decir creyentes), que confunden estos poderes con dones espirituales genuinos. La falta de discernimiento permite el engaño y, la infiltración de prácticas ocultistas, además de psíquicas en las iglesias teóricamente cristianas.

La ciencia, a través de la psicología, propone estudiar la psique, que es el alma, pero su enfoque es natural, no espiritual, y pueden tranquilamente abrir la puerta al uso indebido del alma. Y ni hablar de terrenos espinosos como el de la propia parapsicología. Lo cierto es que Jesús, desde su vida misma, y no tanto en lo que dijo, no vi9no a potenciar el alma caída, sino a reemplazarla con vida espiritual nueva a través del Espíritu Santo. Mateo 10:28 es, de alguna manera, una muestra de eso cuando dice: Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Jesús vivía hablando del Espíritu. Si aquí es capaz de separar al alma del cuerpo físico, entonces el respaldo a esta enseñanza es notorio y válido.

Si te detienes a observar con absoluto criterio bíblico y despojado de toda antinomia que puedas guardar, vas a comprobar que una enorme mayoría de congregaciones evangélicas, hoy, están operando con directa vinculación con el alma y no con el espíritu. Los temas que se hablan, mayoritariamente tienen que ver con las distintas necesidades que cada hombre o mujer puedan estar padeciendo. Cosa que no estaría mal, sino fuera que desde hace ya mucho tiempo ha reemplazado a lo que la iglesia del Señor debería ser: una propagadora del evangelio del Reino y de sus bases escriturales para vivirlo. Esto, pone a todas esas congregaciones en estado de vulnerabilidad al engaño y, por tal motivo, sencillamente se han apartado del diseño divino.

A todas luces, quien quiera que se esmere un poco podrá ver cómo Satanás se las ha ingeniado para promover el uso de este poder con la simple idea de suplantar el evangelio. Para eso, él te presenta una falsa espiritualidad por fuera de la cruz, sin tener en cuenta a la sangre y, esencialmente, sin dependencia al Espíritu Santo. ¿Y sabes qué? Hasta ahora le está dando buenos resultados. Si instalo una carpa donde alguien va a enseñar el significado del evangelio del Reino, y a su lado otra donde un solo hombre orará        y tal vez en algunos casos sanará a los enfermos, es muy probable que la primera esté casi vacía y la segunda sobrecargada de gente. Y, como puedes suponer, no estoy hablando de gente incrédula, esto dicho desde una óptica eclesiástica, aunque en el fondo, tengo mis dudas que no lo sean, aunque ocupen bancos en un templo.

Creo que no te descubro nada nuevo si te digo que estamos en una guerra espiritual entre la fuerza del alma, también denominada psiquis, y la del espíritu, al que ahora conocemos como pneuma. La única defensa es una unión real y vivencial con Cristo, no un conocimiento superficial como dejan en evidencia poseer una innumerable cantidad de cristianos. Es indudable que debemos hacer un urgente llamado al discernimiento, a renunciar al uso del poder del alma y a vivir guiados por el Espíritu Santo. Solamente así la iglesia genuina podrá resistir la gran apostasía que ya se h a puesto en marcha y el engaño que prepara el camino para la manifestación del anticristo. Lo quieras creer o no, lo hayas podido ver o no, ya comenzamos a caminar en esa dirección equivocada. Y no hablo de ti o de mí, que muy probablemente estamos viendo la realidad de la verdad, me estoy refiriendo a Babilonia, que hoy por hoy tiene más miembros de la iglesia genuina.

Una vez más, te recuerdo que esas capacidades extraordinarias que le fueron dadas a Adán, no se perdieron tras la caída, sino que quedaron latentes y aprisionadas en su carne. Este poder psíquico, si me dejas llamarlo así, porque psiquis es alma, te recuerdo, ha sido ocasionalmente manifestado a lo largo de la historia, incluso por gente no creyente, y ha sido objeto de estudio por esa dudosa ciencia denominada parapsicología. Es obvio que Satanás, absolutamente consciente de ese poder en el alma humana, desea fervientemente controlarlo para sus propios fines. Piensa en magias, hechicerías y brujerías varias y dime si no lo ha estado logrando. La caída del hombre fue su intento inicial de lograrlo, pero ese poder quedó inactivo bajo el dominio de la carne, frustrando su plan. Desde entonces, Satanás ha estado trabajando para liberar ese poder latente, especialmente al final de los tiempos, usándolo para engañar, confundir milagros, y oponerse al plan de Dios.

Convengamos en que el Espíritu Santo obra a través del espíritu regenerado del hombre, tras el nuevo nacimiento en Cristo. Satanás, en cambio, obra a través del alma no regenerada o del poder psíquico, que aún pertenece a la vieja creación. Es vital discernir entre lo espiritual y lo psíquico, pues muchos fenómenos religiosos aparentemente «milagrosos» pueden proceder del alma y no del Espíritu Santo. Las oraciones psíquicas (Enviadas no a Dios, sino a otras personas) pueden tener efectos reales, pero no son de Dios, y se asemejan más a hechicería o manipulación. Muchos cristianos bien intencionados podrían estar usando este poder sin saberlo, influenciando, oprimiendo o dañando a otros creyendo que están “ministrando”. Ejemplos incluyen: orar con un deseo egoísta, predicar usando técnicas emocionales repetidas, o hacer campañas evangelísticas buscando resultados numéricos como métrica de éxito. ¿Habrás visto algo así en tus cercanías, últimamente? ¿Sugerencias prácticas? No le pidas oración quien no conoces. No ores por quien no conoces si no tienes dirección clara del Espíritu para hacerlo.

El verdadero poder del Espíritu Santo, entiende, regenera al creyente, re – genera, esto es: vuelve a generar algo que estaba degenerado. Todo a partir del nuevo nacimiento sin el cual no puede haber regeneración. Además, habita en el espíritu del hombre para producir fruto espiritual y viene sobre él para darle el poder del testimonio, de ninguna manera para manipularlo. Este poder, quiero que lo sepas, es incontrolable, mientras que el poder del alma sí puede ser manipulado, que es lo que lo hace espiritualmente peligroso si se lo confunde con lo espiritual. Por todo lo expuesto, existe una línea muy sutil pero al mismo tiempo crucial entre el uso del alma y el uso del espíritu. El alma caída puede ser fuente de milagros, señales y emociones falsas, que desvían al creyente de la obra verdadera de Dios.  El mensaje llama a los creyentes a examinarse con honestidad, discernir con claridad y no ser engañados por lo “espectacular”, lo “emocional” o lo “milagroso” si no procede del Espíritu de Dios. Cuidado: no sea que por buscar lo espectacular te pierdas lo divino.

Quien haya pasado por alguna experiencia personal de sentirse espiritualmente débil, ha entendido que el verdadero poder espiritual no se siente ni se basa en emociones. Obedecer a Dios sin sentir nada especial, es más importante que buscar sensaciones o poderes invisibles. Conocí a muchos “hermanos” que, en el final de cada culto, servicio o reunión, la evaluaba conforme a lo que le hubiera hecho sentir. NO sé si te puede servir mi testimonio, pero puedo asegurarte que cuando mas me ha tocado recibir del Señor, ha sido cuando menos he sentido en lo corporal o emocional. Asimismo, he conocido gente que en un culto experimentaba ataques de risa, temblores, caídas al suelo donde permanecían largo tiempo que, en la semana siguiente, estaban exactamente igual que en la anterior a todo eso. Dios nos creó con emociones, pero nos ordenó no vivir conforme a ellas, sino a su Espíritu.

Y, precisamente, es a partir de eso que muchos predicadores utilizan recursos psicológicos o emocionales, tales como gritos, cánticos o historias conmovedoras, para manipular a sus oyentes. Tengo una experiencia personal que quiero compartirte. Cuando me ha tocado dar una tremenda revelación que el Espíritu Santo me trajo en el momento en que estaba hablando en público, generalmente no ha sucedido nada en lo visible. Aquellos que tuvieron oídos espirituales para oír y la recibieron, apenas quedaron en silencio, conmovidos por lo que estaban viendo por primera vez. Cuando he utilizado algún recurso de oratoria, tal como hacer énfasis en determinadas palabras, generalmente he recibido aplausos y aclamaciones de mis receptores. Muy bonito, pero mi calidad de vocero de Dios estuvo en lo primero, mientras que en lo segundo sólo se movió mi carnalidad al ritmo de mi alma con influencia adámica.

De ninguna manera se deberá confundir el poder del Espíritu Santo con el poder del alma o el poder psíquico. Porque esto es muy similar al poder de la sugestión o, lo peor, al del hipnotismo. Me conmueve mucho más una multitud en silencio, abrumada por el peso de la gloria de Dios descendiendo sobre ellos, que otra que grita, aclama y se convierte en un desorden tal como el que podría suceder en las gradas de un estadio deportivo ante una anotación del equipo local. Eso es emocionalismo. No es censurable, Dios nos creó con eso. Pero eso no es sinónimo de presencia de Dios en un lugar, que se entienda. Y esto de ninguna manera niega que existan milagros verdaderos, pero sí se cuestiona el origen de muchos fenómenos que se presentan como divinos. Todos sabemos que hay prácticas dentro de ciertas iglesias que, aunque generen resultados tales como sanidad, emociones fuertes o incluso lenguas, no provienen de Dios sino del poder humano mal canalizado.

Para que te queden claras las enormes diferencias entre una auténtica fe cristiana y ciertas prácticas psicológicas. Meditar largo rato pero sin referencia bíblica, así como buscar sentirse bien o experimentar fenómenos corporales, no garantiza de ninguna manera una verdadera experiencia con Dios. Y ni hablar de obedecer algún mandato de “no pensar en nada o dejar tu mente en blanco”. ¡NI se te ocurra hacerlo! Estarás invitando cordialmente a una legión de demonios para que entre en tu mente y te destruya. Un cristianismo auténtico se basa en la fe, en la Palabra de Dios y en una vida interior dada por el Espíritu Santo. De ninguna manera en sentimientos o manifestaciones externas. Y mucho menos en la calidad o no del templo al que asistas cada semana. ¡Por favor! ¡No me confundas ser creyente con ser miembro de una religión cristiana!

Es que, si se caen en estos usos tan singulares de orden psíquico, el cristianismo tradicional que conocemos no se diferenciará en nada con otras religiones que lo practican, tales como el Islam, el hinduismo o diversas sectas tales como la llamada Ciencia Cristiana. Estas similitudes alertan sobre la posibilidad de que algunos cristianos estén operando bajo fuerzas que no vienen de Dios, aunque ellos crean lo contrario. Lo que sucede es que hay tantos cristianos necesitados de milagros y sensaciones que aceptan cualquier experiencia espiritual sin discernir su fuente. Se insiste en que el verdadero sentir de un creyente radica en perder el ego y unirse a Dios, no en buscar experiencias o señales externas. El mensaje central de todo esto es una llamada de carácter urgente al discernimiento espiritual, advirtiendo que no todo lo que parece milagroso o poderoso viene de Dios. Se enfatiza la necesidad de vivir por fe, obediencia y comunión con Dios, y no dejarse llevar por emociones o manifestaciones superficiales.

Los puntos considerados como claves en todo este trabajo son: Ataques espirituales y opresión psíquica. Muchos creyentes experimentan opresión espiritual durante reuniones, oraciones o lecturas bíblicas. Esta opresión, según el texto estudiado, proviene de Satanás y no debe confundirse con la presencia de Dios. Luego viene el discernimiento entre lo espiritual y lo psíquico. Existe la necesidad de diferenciar entre el poder que proviene del Espíritu Santo t el que proviene del alma humana, especialmente en ambientes religiosos donde se manipula la emoción o la multitud para generar una experiencia supuestamente espiritual. A eso se le suman los milagros y señales falsas. Hay suficiente en nuestra Biblia respecto a advertencias sobre prodigios mentirosos realizados por el anticristo y sus agentes. Estos milagros son reales, pero su origen es satánico y buscan engañar.

Contar con una multitud no es sinónimo de tener victoria espiritual. Hay grandísimas congregaciones en donde no sucede absolutamente nada desde lo espiritual y, por contrapartida, vemos que tanto el propio Jesús como luego también Pablo, trabajaban con grupos muy reducidos en momentos claves. De todos modos, me parece muy atinado compartirte algunos ejemplos prácticos de lo que es el poder psíquico disfrazado de espiritual. En primer término, en lo que tiene que ver con el evangelismo personal. Es muy frecuente que, cuando se usan estos rudimentos, alguien pueda directamente leer los pensamientos de otra persona o usar intuiciones naturales en lugar de depender del Espíritu Santo de Dios. Otro tanto ocurre en las llamadas reuniones de avivamiento. Allí nos solemos encontrar con ambientes cargados de emoción colectiva, que suele confundirse muy fácilmente con poder del Espíritu Santo.

Se suma a todo esto algunos cánticos y músicas especiales. Hay que convenir que el excesivo uso de la música para inducir el fervor emocional, produce resultados aparentemente muy bulliciosos, pero absolutamente carentes de un verdadero impacto espiritual. Los frutos de toda esa gente nos permite reconocerlos. No hay que perder de vista a los estudios bíblicos basados en interpretaciones de la palabra sustentadas en el intelecto o, en otros casos, en diversas necesidades humanas, pero sin fruto alguno de carácter espiritual. Y finalmente, también es clave la alegría forzada. Un ejemplo, la conocida risa santa. Son manifestaciones emocionales sobre enfatizadas y exageradas que, muy fácilmente, se confunden con la obra del Espíritu Santo. El autor llama a la sobriedad y al discernimiento espiritual. Los creyentes deben buscar equilibrio en su crecimiento: conocer la Biblia, avanzar espiritualmente, evangelizar y confiar en Dios con fe viva. No se condena lo sobrenatural, sino su falsificación a través del alma humana manipulada por Satanás.

En resumen, el texto de Nee es una advertencia contra el engaño espiritual moderno, que mezcla emociones, manipulaciones humanas y aparentes milagros, sin verdadera obra del Espíritu Santo. Llama a los cristianos a vivir en dependencia de Dios y discernimiento espiritual profundo. Te deja en evidencia pequeñas desviaciones que luego traerán grandes consecuencias. Comienza citando una metáfora: dos líneas apenas separadas al principio, pueden estar a kilómetros de distancia si se prolongan. Esto ilustra como un error pequeño en el inicio espiritual puede terminar en un gran desvío con el tiempo. Sería muy extraño si no hubieras visto algo así en tu vida de creyente. De hecho, el problema no es la emoción, sino el enfoque equivocado del corazón al buscar sensaciones y no al Espíritu Santo en sí mismo. Muchos han confundido liberación emocional del alma con una obra del Espíritu. Y no lo fue.

Hay además muy serias advertencias para con distintos sueños o visiones. Está probado que muchas de estas experiencias no vienen de Dios, sino de una mente debilitada y una voluntad pasiva. Se diferencia entre una visión espiritual, que las hay y existen, con una creada por la imaginación o el alma. Conozco matrimonios entre cristianos formalizados en base a estas últimas formas. Fracasaron rotundamente hasta el grado de divorcio. Habría que preguntar, tanto a un hombre como especialmente a una mujer, por serlo, cuando dicen “ver” a Jesús, ¿Qué rostro están viendo? En lo personal, he tenido respuestas que, si no representaran el riesgo que tienen, habrían sonado hasta graciosas. Recuerden que el alma puede estar viva, tener emociones y también fortaleza, pero no puede dar vida. El Espíritu, en cambio, sí que transmite y vivifica la vida verdadera de Dios. Muchas son las obras de la iglesia que están basadas en el alma. Emocionan, conmueven, pero no transforman. El quebrantamiento de espíritu, tan necesario para nacer de nuevo, no tiene nada que ver con una fuerte emoción del alma, aunque externamente se parezcan.

En cuanto a las técnicas evangélicas para sus reuniones, algunas suelen estar llenas de estrategias humanas. Atmósfera emotiva, coritos, historias conmovedoras, de esas que hacen llorar a los más sensibles, o sea: manipulación emocional apta para asumir e involucrarse con todo lo que se les dé. Pero atención, estos métodos producen efectos pasajeros, pero de ninguna manera generan vida espiritual verdadera. Es como una especie de morfina espiritual, alivia temporalmente, pero no sana. Porque la verdadera vida espiritual nace de la resurrección de Cristo, no sólo de su nacimiento. La regeneración es recibir la vida que no muere, o sea, la vida que vence a la muerte. Vendría a ser algo así como un roble que rompe un sepulcro de mármol, porque tiene vida.

Recuerda que Jesús dijo que quien aborrece su vida, (que es como decir su alma), la guardará para vida eterna. Usar nuestras propias habilidades humanas, nuestros talentos o nuestras emociones, no sólo que no aporta nada de bendición, sino que en casos puede llegar a bloquear la acción de Dios. Para que haya fruto espiritual, acuérdate, el grano de trigo, que es justamente el alma, debe caer e y morir. El que dice es obrero de Dios debe renunciar a su propia fuerza y depender completamente del Espíritu. Es mucho más valioso morir al Yo que usar elocuencia, carisma o conocimiento humanos como herramientas espirituales. Sólo se consigue hacer gente religiosa. Todo este antiguo trabajo es una fuerte advertencia contra el engaño espiritual que proviene de operar desde el alma en lugar del espíritu. Exhorta a buscar a Dios con un corazón puro, sin buscar experiencias emocionales, discernir el origen de los fenómenos espirituales, morir a uno mismo para que el Espíritu Santo pueda obrar y rechazar cualquier método humano y depender totalmente de Dios.

El poder debe ser obtenido en base a la resurrección. Resurrección es vivir más allá de la muerte. Lo que necesitamos no es de mayor poder sino de muerte más profunda. Precisamos resistir a todo poder natural. Aquel que no pierde su vida del alma, no conoce nada de poder. Sin embargo, aquel que pasó por la muerte, se halla en poder de la vida. Cualquiera que pierde su vida del alma, a semejanza del grano de trigo que cae en tierra y muere, crecerá en la vida de Dios y producirá mucho fruto. Creo que muchas personas son tan ricas y fuertes que no dan oportunidad para que Dios obre. Frecuentemente recuerdo las palabras “desamparado y desesperanzado”. Debo decirle a Dios: “Todo lo que tengo eres Tú; yo mismo nada tengo. Fuera de Ti estoy verdaderamente desamparado y desesperanzado”. Debemos tener una actitud de dependencia para con el Señor, como si no pudiésemos inhalar y exhalar sin Él. Cualquier cosa que tenemos viene de Él. ¡Cómo se deleita Dios viéndonos llegar a Él desamparados y desesperanzados!

Hace pocos días un hermano me preguntó: “¿Cuál es la condición para que obre el Espíritu Santo?” A lo que le respondí: “El Espíritu Santo nunca se enreda en ayudar el poder del alma. El Espíritu Santo necesita llevarnos primero al lugar donde no podemos hacer nada por nosotros mismos”. Aprendamos a rehusar todo aquello que viene de nuestros egos naturales. Sea milagroso o común, debemos rehusar todo aquello que no viene de Dios. Él entonces demostrará Su poder para realizar aquello que pretendió hacer. Habrás oído y visto, al igual que yo, decenas de reuniones multitudinarias donde se hace énfasis en el poder del Espíritu Santo manifestado allí. Mientras, se le rinden honores, aplausos, glorias y aleluyas al predicador que ha desatado todo eso. Lamento decepcionarte. Allí no está, ni estuvo, ni muy probablemente estará presente el Espíritu Santo de Dios, sino el poder que tan bien describe W. Nee en este trabajo. Porque el Espíritu Santo se manifiesta, solamente, para glorificar a Cristo, y no a hombre alguno.

El Ejemplo del Señor: Juan 5:19: Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. El Hijo no puede hacer nada por Sí mismo. En otras palabras, de todas las cosas que el Señor realizó, ninguna de ellas Él hizo por Sí mismo. Esta es la actitud continua del Señor. Él nada hace por Su propio poder o según Su propia idea. Él rehúsa cualquier cosa que pueda venir de Él mismo. Sin embargo, ¿existe algo errado con Su alma? ¿Su poder del alma no es bastante utilizable? Siendo que Él no tiene el menor indicio de pecado, para Él no sería pecaminoso usar Su poder del alma. Aun así, Él afirma que el Hijo nada puede hacer por Sí mismo. Si un Señor tan santo y perfecto como Él se rehúsa a usar Su propio poder, ¿qué en cuanto a nosotros? El Señor es tan perfecto, y aun así en toda Su vida Él demostró ser desamparado y desesperanzado en Sí mismo, dependiendo sólo de Dios. Él vino al mundo para hacer la voluntad del Padre en todas las cosas.

Nosotros, que somos apenas una partícula de polvo, en verdad no somos nada. Debemos poner a un lado la fuerza psíquica y rehusar cualquier cosa que venga del poder del alma, antes que podamos trabajar con fuerza espiritual y producir mucho fruto. Que Dios nos bendiga. Muy bien; reacomoda tu cerebro, que seguramente ha quedado desparramado por la validez y contundencia de esta enseñanza. Eres libre de tomarla, aceptarla, creerla y ponerla por obra, o de dejarla a un costado y ser, uno más, de los que consideraron a Watchman Nee como un hereje. No es mi intención alterar tu doctrina ni mucho menos, crear alguna nueva. Lo que sí quiero, es que tengas suficiente serenidad de discernimiento para cumplir con el consejo paulino: examinarlo todo y rescatar lo bueno. Eso es válido para este trabajo. Al llegar a este punto, quiero sugerirte que lo leas completo, está en mi Web, es el número 5 de la ventana de “Palabra Confirmada”. Sólo una cosa puedo añadirle después que lo leas: Ahora ya lo sabes. Ahora ya no puedes hacerte el distraído y decir que lo ignorabas.

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El Punto Clave de la Creación

Alguien me dijo hace muchos años que tratara de leer y escudriñar el Génesis. Que, si un día lograba entenderlo de verdad, todo el resto de mi Biblia tomaría un sentido que todavía no le estaba viendo. No llegué todavía a ese nivel, pero maduré mucho desde ese tiempo hasta hoy, y por eso me atrevo, aun estando a mitad de camino, a asegurarte que lo que me dijeron, es absoluta verdad. Porque, veamos, ¿Qué es lo que sabemos con cierta profundidad sobre el Génesis? No me repitas lo que dicen los comentaristas o historiadores bíblicos, dime lo que te dijo hoy o a lo sumo ayer, el Espíritu Santo. ¿Lo estás viendo?

Te enseñaron, como a mí, que Dios creó todo lo que vemos en seis días y al séptimo descansó. Y eso es verdad, pero parcialmente. Es una gran verdad, pero no toda la verdad. Y te lo explico. ¿Qué dice el verso 1 del capítulo 1? En el principio creó Dios los cielos y la tierra. ¿De qué principio habla? Del modelo, del patrón, del croquis, del diseño. Nada que ver con inicio o comienzo. Y luego te va detallando una por una las cosas que Dios creó. Y cuando digo Creó, estoy diciendo el original bara, que significa algo producido de la nada. Creación sobrenatural y espiritual. Invisible, todavía.

¿Estás de acuerdo conmigo que producir algo de la nada es crear? Eso es estrictamente espiritual, todavía no había nada físico y material. Eso vendría después, y te lo voy a demostrar. Cuando llegamos a los versos 26 y 27, llega la base central de todo este trabajo. Allí dijo: Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

¿Me estás siguiendo? ¿Recuerdas que dijimos que esto que Dios está creando es todo lo que conocemos pero no vemos porque todavía es espiritual? En ese tenor es que Dios dice: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; ¿Eso significa que allí crea a un hombre con vello, barba, bigote, gran musculatura y ganas de salir a tomarse una cerveza? No. Porque la palabra Hombre, aquí, es la palabra Adam, que, si bien se parece al que luego será un nombre propio, su significado es concretamente Humanidad, Especie. Dios está creando un espíritu con el rótulo de Hombre, que unifica toda una especie destinada a gobernar el planeta en Su Nombre. Ese fue el diseño.

Y hay algo muy importante que se debe decir de inicio: los espíritus no tienen género. En ningún lugar de nuestras Biblias encontraremos alguna referencia a un espíritu masculino o femenino. Eso no existe. Recorran sus biblias de principio a fin y nunca encontrarán una referencia a un espíritu masculino o femenino. Reitero, no existe, porque los espíritus no tienen género. Por eso es que los espíritus no se casan. ¿ es que alguien leyó en su Biblia algo parecido a una boda entre espíritus invisibles?

Una vez le hicieron una pregunta a Jesús. Los saduceos estaban tristes porque no creían en la resurrección. Entonces, un día, Jesús estaba hablando sobre la resurrección y ellos se acercaron y le dijeron: Maestro, disculpa, tú crees en la resurrección. Y discutieron y le hicieron una pregunta. Dijeron: hay una ley en nuestra cultura, que dice que si una mujer se casa con un hombre y él muere, entonces debe casarse con su hermano. Y luego, si él muere, se casaría con el otro hermano. Y si él tuviera siete hermanos, se casaría con todos ellos y ellos morirían. No sabemos si esta mujer mató a todos esos hombres, pero ellos se murieron, todos. La pregunta que le hicieron a Jesús, fue: ¿Con quien de ellos estaría casada ella en la resurrección?

¿Recuerdan esa pregunta que le hicieron? Y su respuesta fue importante. Él dijo: ¡Qué ignorantes son! ¡Qué tontos son! ¿No leyeron las escrituras? Dijo: miren, en el mundo espiritual no hay matrimonio ni se dan en matrimonio. ¿Por qué? Porque son como los ángeles, no hay género. Tú eres hombre. Por eso, cuando la Biblia te habla, Dios no le habla a varón o hembra. Lean la Biblia con atención. Él le habla a los hombres. Si algún hombre quiere venir tras de mí. Si algún hombre escucha mi voz. Si algún hombre se aparta. Si algún hombre viene. Hombre. Humanidad. Especie.

Le está hablando a toda la especie. Esto es muy importante. Hombre es el nombre que Dios le dio a la especie y la especie no tiene género. La asignación física que Dios dio, se la dio a un ser espiritual. ¿Cuál es la asignación física? Que tengan dominio sobre la tierra. El problema es que la tierra es física. ¿A quién le está hablando? Al hombre. El hombre es un espíritu. Porque estamos hablando del primer capítulo del Génesis, y ese nos habla de la creación espiritual, no de la física. Le está dando a un espíritu una asignación física. Ahora, aquí está el problema. Un espíritu está en un reino diferente al mundo físico. De hecho, un espíritu no puede apreciar las cosas físicas.

Puedo probarlo. Nosotros corremos físicamente tras el oro, pero Dios pavimenta las calles con él oro. Científicamente sabemos que el oro y la plata se extraen de la tierra, pero no proviene de la tierra, viene de algo exterior. Tú mueres por un diamante, Dios lo usa como alfombra alrededor de su trono. ¿Estás viendo? Dos conceptos diferentes. Así es que Dios le dio a un ser espiritual una asignación física. Aquí está el problema. El hombre no puede llevar a cabo la asignación porque está en el reino sobrenatural con Dios. Entonces, ¿Qué hace Dios? Dios, ahora, realiza un segundo proceso creativo que se encuentra en el capítulo 2 de Génesis.

En los primeros tres versos de este segundo capítulo, se le da el cierre a todo lo creado en el mundo espiritual en el anterior. Pero lee con atención el verso 4 y vas a ver algo que seguramente no siempre has tenido en cuenta: Dice: Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos. Aquí vemos que, en referencia a lo anterior, lo denomina como orígenes, pero que luego habla de lo que viene y ya no dice que fueron seis días, sino uno. El día en que Dios hizo (Ya no dice creó) los cielos y la tierra. Por eso vemos muchas repeticiones. Primero fue lo espiritual, ahora es lo físico. Lo primero se creó, lo segundo se hizo, se formó y se construyó.

Te explico desde lo que vemos en el primer capítulo. Dice: Así que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y los hizo varón y hembra. Así que ahora está haciendo algo diferente. Miren las primeras palabras en el versículo 26. Y dijo: hagamos al hombre. Miren el versículo 27. Y creó Dios al hombre. Anoten esas dos palabras. Hacer y crear. Dos palabras diferentes. Dos palabras completamente diferentes en la Biblia y muy importantes. La primera palabra, Hacer, es la palabra hebrea Asa y significa formar algo que ya está presente. Significa formar algo a partir de algo que ya existe. Asa significa hacer.

La segunda palabra, Crear, es una palabra diferente en el hebreo, es la palabra bara. ¿Qué significa esa palabra, crear? Significa formar algo a partir de la nada. Así que la Biblia dice que Dios te creó y te hizo, Él hizo dos cosas diferentes. Se usaron dos palabras hebreas diferentes. ¿Por qué una parte de ti vino de algo y una parte de ti vino de la nada? ¿Qué parte vino de la nada? Es la parte en la que Él se habló a sí mismo. No usó material a su alrededor para crear el espíritu del hombre. Fue dentro de su propio espíritu y sacó una parte de su propio espíritu. Y la llamó Hombre. Aprende: cuando Dios dice que somos imagen y semejanza suya, no utiliza una licencia poética, ¡Dice una verdad! Aunque cueste creerla.

¿Se entiende? Esto es demasiado serio. En otras palabras, Dios te creó. No usó ningún material a su alrededor. Dios te habló y dijo: ¡Hombre, sal! Por eso dijo hagamos que éste salga. Así que saliste de Dios, por eso tienes la misma esencia de su naturaleza. No tienes un espíritu, eres un espíritu. Y eres exactamente como la naturaleza de aquel de quien saliste. Por eso, cuando Cristo murió por ti, el precio por ti no fue realmente para mejorar tu valor. El precio que Él pagó por ti fue el precio exacto de lo que valías. Cristo no murió por ti para mejorar tu valor. Murió por ti porque eso es lo que vales.

Él te creó de su propio espíritu, no usó ningún material. Pero ahora te dice que hagas un trabajo relacionado con gobernar un planeta que es físico. Así que ahora tiene que hacer algo, con algo que ya está allí. Entonces, en el capítulo 2 y versículo 7, dice que el Señor Dios va al suelo y forma del polvo un traje de tierra. Llama al traje de tierra Varón y pone al Hombre creado dentro del Varón formado. Por eso tuvo que hacer esto. Y entonces, la tierra se llenó con el hombre. Pero el hombre es plural. Quiero que entiendas esto. No serás jamás el mismo, o la misma, si entiendes esto. Dios hizo un solo traje de tierra del suelo, nunca regresó a hacer otro.

Hoy hay millones y millones de trajes de tierra y cada uno de quienes me escucha ahora está sentado sobre uno de esos trajes. O de pie apoyado en sus extremidades. Él sólo hizo uno. Aquí está el por qué. Porque Dios hizo un traje de tierra del suelo y luego sopló al hombre. El espíritu que Dios sopla en su nariz, es el espíritu llamado Hombre, Humanidad, Especie. La especie dentro de un traje de tierra. Así que teníamos un cuerpo con todos dentro. Así que Dios tomó a todos, los puso en un cuerpo y llamó a ese cuerpo, varón. Así que tenemos al varón con el hombre. Todo hombre está en ese cuerpo. Ahora, ¿Cuál es el problema?

Lo que el cuerpo hace, todos lo hacen. Así que Dios tiene ese cuerpo con todos y empieza a hablarle a ese cuerpo. Si leen sus biblias, saben que Dios le dice a un cuerpo. El tomó el cuerpo con todos y lo primero que hizo fue lo que vemos en el capítulo 2 y versículo 15. Dice que el Señor Dios tomó. Miren el verso 8, primero. Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Verso 15: Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Tomó al varón que tiene a todo hombre dentro y lo primero que hizo fue ponerlo en este jardín. Así que el primer lugar donde Dios puso al varón, fue en el jardín del Edén. En otras palabras, Edén significa momento o presencia.

Por eso no pueden encontrar el Edén hoy en día. Edén no es un lugar, es un entorno de la presencia de Dios. El primer lugar al que Dios llevó el cuerpo del varón con cada hombre dentro, fue a su presencia. Eso significa que el primer lugar en donde un varón necesita estar no es en la presencia de una mujer como muchos piensan. Si dejas la presencia de Dios para ir a buscar un varón o una mujer, has descubierto un varón o a una mujer que no funcionan correctamente. Eso significa que un varón o una mujer a los que no les gusta adorar, son varones o mujeres peligrosas. Ahora miren el versículo 15, y la ley de Dios empezó a hablarle a ese cuerpo.

Le está hablando al cuerpo con todos. Lo que le dice al cuerpo, se lo está diciendo a todos. Ahora, Dios le da a este cuerpo todas estas instrucciones. Lo pone en el jardín del Edén. Verso 15, la primera declaración es Trabaja. La primera cosa que Dios le dijo a este hombre, es que trabajara. Eso significa que un varón necesita trabajo, antes que una mujer. Luego le dijo que cultivara. La palabra cultivar significa hacer fructífero, sacar lo mejor y poner orden. Eso significa que la primera responsabilidad de un varón es la presencia de Dios. La segunda, es conseguir un trabajo y la tercera es desarrollar todas sus habilidades para el desarrollo de todo lo que toque.

Dios le dice al varón que guarde el jardín, que lo proteja. Eso significa que el varón fue instruido por Dios con cada hombre dentro. Y ese varón lo hizo. Miles de hectáreas. Tienes que ser un protector. Dios hizo a este varón con todos dentro. Y Dios le está diciendo a este varón cuales su rol conforme a las instrucciones. Le está diciendo al varón: Aquí está tu propósito. Tu propósito es permanecer en mi presencia. Proteger mi presencia. Cultivar mi presencia. Y debe ser el que, constantemente, traiga a otros ante mi presencia. Esa es la primea asignación del varón. Si un hombre ama la presencia de Dios, jamás podrá insultar, golpear, ni maldecir a nadie.

De allí que esa primera tarea para un hombre, es mantener la presencia de Dios en la casa. Ahora, aquí está mi punto. Todo esto queda claro antes que Dios haga la siguiente declaración. Entonces Dios dice; No toques el árbol. Dios le dio al varón el mandato. La mujer ni siquiera estaba aquí, todavía. O sea que le dio al varón su palabra, muy importante. No hay lugar en las escrituras donde encontremos que Dios le haya dicho alguna vez a Eva sobre el árbol. Y eso es porque la intención de Dios, su propósito, era que el varón fuera el que transmitiría y enseñaría a su familia la palabra y las leyes de Dios.

Pablo dijo a los hombres que amaran a sus esposas como Cristo ama a su esposa, que es la iglesia. Y les dice como Cristo ama la iglesia y luego les añade que de ese mismo modo cada uno de ellos deberá amar a su esposa. Él ama a su esposa lavándola con el agua de la palabra. Así que, se esperaba que un varón amara a su esposa lavándola cada día con el agua fresca y pura de la Palabra. Ahora, tenemos a este varón con todos adentro y todas sus instrucciones. Ahora miremos el versículo 18. Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. Entonces Dios dijo: no es bueno que este varón hombre, el hombre en el varón, esté solo. Anota esta palabra, “solo”. Su significado real es todo en uno. Entonces, ahora no es bueno que el hombre esté todo en un cuerpo.

Dios dice que tiene a todos esos hombres dentro y eso ahora no es bueno. Pero están atrapados, están atrapados en un cuerpo. Así que Dios dice: le haré a él alguien que lo ayude a salir. No es bueno que el hombre esté todo adentro, así que le haré algo. Ahora no le está hablando al espíritu, le está hablando al cuerpo. Le haré una ayuda que le ayude a llenar la tierra con los cuerpos de los hombres con los que está atrapado. Ambos serán el medio por el cual yo domine el planeta. Ambos serán dominadores, socios en el señorío.

Así que Dios hizo dormir al varón. Lo que te estoy diciendo es que Dios fue dentro del varón y sacó de él, una parte. La palabra original hebrea que se lee allí, no significa costilla. La a veces incomprensible simpleza de los traductores nos llevaron a llamarla costilla, pero lo que dice es simplemente eso: una parte. Sin lugar para conjeturas humanas. Permítanme contarles un misterio de Dios. Aunque en realidad no es un misterio, porque es científicamente sólido. ¿Ustedes sabían que cada célula de sus cuerpos tiene otro tú, dentro? Los cromosomas y el código de ADN en cada célula, codifican una réplica exacta de ti.

Por eso se habla tanto de la clonación. Porque cada célula de tu cuerpo, tiene un código genérico completo para obtener otro tú. De lo que tienes que ser capaz, es de dividir los átomos en los cromosomas, para que puedan comenzar una multiplicación por fusión nuclear, para producir una célula completamente duplicada, que comience a multiplicarse hasta que se convierta en un embrión. Así que lo que Dios hizo, fue entrar y sacar un pedazo y Dios dividió los átomos. Lo que significa que Eva era un clon exacto de Adán. Si leen el capítulo, el capítulo dice que Dios formó al hombre.

Esto es, capítulo 2, versículo 7 y versículo 15. Pero cuando lees los versículos 23, 24 y 25, dice que Dios hizo, o sea: construyó. El varón fue formado, pero la mujer no fue formada, fue construida. La palabra hebrea es diferente, son dos palabras diferentes. Al varón Dios simplemente lo formó y terminó. Pero, cuando se trataba de esta otra criatura, Dios la construyó. Esa es la palabra hebrea; Él construyó una hembra. ¿Y por qué construyó esto? Fue porque tuvo que hacer algunos ajustes. Ella era una réplica completa de él pero, debido a su propósito, tuvo que hacer algunos ajustes mientras la construía.

Así que tuvo que hacer algunos de esos ajustes que no es necesario mencionar, para que ella pudiera, por ejemplo, suministrar nutrientes, y luego hace algunos ajustes en los genitales, para que ella pueda llevar y tener un útero. Es decir que, por fuera de todos estos ajustes que te estoy detallando, ella era exactamente como Adán. Pero me gustaría añadirle algo que no es menor. Dado el lugar de donde fue sacada para construirla, la mujer está destinada a estar siempre al frente del hombre, no a sus espaldas, algunos pasos más atrás como algunas culturas lo han determinado. No fue sacada de allí, fue sacada de su frente.

Así que Dios la construyó y luego se la trajo a él, lo despertó y miren el versículo que dice que Él, Dios, se la presentó. La palabra presentar, es importante. Dios nunca le dijo “te casarás con ella”. Dios no elige a tu cónyuge. Lo que Dios hace, es permitir que haya un desfile de prospectos ante ti. Así que salir a decir que Dios ha dicho que alguien debe casarse con alguien por tal o cual motivo, es espiritualmente una falsedad, aunque suene muy religioso. Los frutos de esos supuestos mandatos proféticos, están a la vista. Yo, en lo personal, conozco tres divorcios como consecuencia de esta clase de matrimonios. Supongo que tú también habrás visto alguno. Deseo de todo corazón que no sea el tuyo, uno de ellos.

¿Nadie se detuvo a pensar, (Y hablo de serios liderazgos, no de cristianitos inconscientes) que si algo saliera mal en un matrimonio supuestamente ordenado por Dios, sería Él el responsable mayor de ese fracaso? La palabra dice que Él la presentó al hombre. Y si lees el verso siguiente, verás que fue el hombre el que empezó a hablar, no Dios. Dios dice: la presenté para que la tomaras. Adán dijo: esto es hueso de mis huesos, justo como mi hueso, clon perfecto. Y carne de mi carne, justo como mi carne. Clon perfecto. Cuando la miró mejor y vio las diferencias, dijo que como ella tenía un útero, la llamaría mujer-hombre. Eso es Varona.

Y luego dice: Por esta causa, ¿Qué causa? Que ella es un hombre, una especie, con útero. Por esta causa, ya que ella no es como yo, el varón debe dejar a su madre y a su padre y unirse a esta mujer y ser una sola carne con ella. Porque ella no es como yo. Está diciendo que la única razón por la que debes dejar tu casa, es porque has encontrado a alguien que no es como tú. A ella no le dijo eso. ¡A él se lo dijo! Y no pretendo meterme en los asuntos de nadie, pero si alguien es como tú, no puedes dejar tu casa. Dile esto a toda esa gente que conoces, amas y deseas que sean felices, tú sabes de lo que te hablo. Se unirá a ella, y serán una sola carne.

Si no pueden consumar, no pueden cohabitar. El varón necesita a la hembra, para que el hombre se manifieste. Dios hizo al varón y a la hembra. Hombre y mujer, son lo mismo. Pero varón y hembra son diferentes. Lo repito: Hombre y mujer son lo mismo, porque son espíritus. Pero en varón y hembra, las casas son diferentes. Por eso es importante entender a la hembra. El varón y la hembra, son iguales. Peo son diferentes. El varón y la hembra son trajes de tierra para el hombre y la mujer. ¿Está claro? O sea que tu esposa y tú, son lo mismo espiritualmente, pero físicamente son completamente diferentes.

Por eso es importante entender la diferencia. Varón y hembra son iguales, pero diferentes. Varón y hembra, se complementan. El varón y la hembra son ambos líderes, pero lideran de manera diferente. Y el varón y la hembra responden diferente a la vida, porque son diferentes. Una hembra responde emocionalmente, un varón responde lógicamente. Cuando una hembra oye palabras, tiene una experiencia emocional con ellas. Cuando un varón oye palabras, sólo escucha información. Son diferentes. Así que cuando le hablas a un varón, todo lo que oye es información. Pero cuando le hablas a una hembra, ella está sintiendo las palabras que dices.

¡Ni se te ocurra que a partir de esto me voy a poner en consejero espiritual sobre la unión matrimonial! Creo que, de eso, en las iglesias evangélicas ya hemos visto demasiado. Así como anteriormente lo vimos en la iglesia católica, donde sacerdotes célibes daban consejos para la relación de pareja que teóricamente no conocían, en la iglesia evangélica, luego, también había líderes que hasta daban conferencias exclusivas para matrimonios, siendo que, en muchos casos, los suyos propios eran un desastre total. Lo mismo ha sucedido y sigue sucediendo con la crianza de los hijos. Hay un solo manual apto para que cada hijo de Dios tenga un matrimonio y una paternidad positiva: leer atentamente lo que dicen nuestras biblias al respecto.

Esto de hoy no tenía esa intención. Tal como te lo dije en el principio, recibí dirección para dejarte este aporte que, seguramente, te posibilitó conocer algo más sobre el libro del Génesis. Si te sucede lo mismo que me sucedió a mí cuando pude ver esto tal como lo muestro, volverlo a leer, sobre todo en lo que tiene que ver con el hombre como creación fundamental, te va a dar nuevas visiones y panoramas respecto a todo lo que implica ser un hijo de Dios y parte de una especie llamada hombre, divididos en dos casas llamadas cuerpos, que son los encargados de poblar el planeta y dirigirlo conforme al mandato hacia su destino final de Reino.

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2 – En Su Misma Voluntad

1 Juan 5:14 = Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

Salmo 119:147-148 = Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra. Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, Para meditar en tus mandatos.

Daniel 10:1-21 = En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión. En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas. Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz.   Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud.

 Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando.

 Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días. Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza.

¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento. Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. Él me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.

Esta última escritura nos muestra de qué manera oraba Daniel. Y que, a partir de esa oración, nosotros, hoy, podemos desarrollar dos puntos esenciales en ella que serán de enorme ayuda para tu vida de fe hoy y ahora. El Primer Punto que se debe notar es que todo aquel que verdaderamente ora es una persona que no solamente acude a Dios con frecuencia, sino que también pone muchas veces su voluntad en la voluntad de Dios; es decir, su pensamiento muchas veces penetra en el pensamiento de Dios. Este es un principio importantísimo de la oración. Hay una clase de oración que se origina totalmente de nuestra necesidad. Aunque a veces el Señor escucha estas oraciones, sin embargo, Él obtiene de ellas poco o nada. Mira lo que dice el Salmo 106:15 al respecto: Y él les dio lo que pidieron; Mas envió mortandad sobre ellos. ¿Qué significa este pasaje? Cuando Israel clamó a Dios con el deseo de colmar su avidez, el Señor le contestó dándoles lo que pedían, sin embargo, el resultado fue que ellos se debilitaron ante el Señor.

Efectivamente, algunas veces Dios escuchará nuestras oraciones y las contestará solamente para satisfacer nuestras necesidades, aunque su divina voluntad no se haga. Podemos ver que esta clase de oración no tiene mucho valor. Pero hay otra clase de oración que nace de la necesidad de Dios. Es de Dios y es iniciada por Dios. Y esta oración es valiosísima. Para tener esta oración, el que ora no solamente tiene que aparecer con frecuencia personalmente ante Dios, sino que también tiene que permitir que su voluntad penetre en la voluntad de Dios, y que su pensamiento penetre en el pensamiento de Dios. Puesto que esta persona vive habitualmente en la presencia del Señor, le es dado a conocer la voluntad y los pensamientos de Dios. La voluntad y los pensamientos divinos se convierten en forma natural en sus propios deseos y, entonces, él los expresa en su oración.

¡Cuánto deberíamos aprender de esta segunda clase de oración! Aunque somos inmaduros y débiles, con todo, podemos acercarnos a Dios y dejar que su Espíritu haga que nuestra voluntad penetre en la voluntad de Dios y nuestro pensamiento en el suyo. Al apropiarnos un poco de la voluntad y del pensamiento divinos, llegamos a entender un poco más cómo obra el Señor y lo que pide de nosotros. Así, en forma gradual, la voluntad y el pensamiento de Dios que hemos conocido y en los cuales hemos penetrado, se convierten en nuestra oración. Y esta oración es de gran valor. Daniel, habiendo penetrado en el pensamiento de Dios y habiendo palpado su voluntad y su propósito, encontró en el propio corazón de él el mismo deseo de Dios. El anhelo de Dios se reprodujo en Daniel y se convirtió en el deseo de Daniel. Por esto, cuando con gritos y gemidos él expresaba este deseo en la oración, lo que hacía era presentar el deseo de Dios. Esta clase de oración es la que necesitamos, pues ella toca verdaderamente el corazón divino. No necesitamos más palabras; lo que necesitamos es palpar más la mente del Señor. Que el Espíritu de Dios nos haga penetrar los planes del corazón de Dios.

Por supuesto que aprender esta clase de oración requiere tiempo. Al comienzo de este proceso de aprendizaje no busquemos más palabras ni más pensamientos. Nuestro espíritu debe estar descansado y en calma. Podemos traer ante el señor nuestra situación presente y considerarla a la luz de su presencia, o podemos olvidar nuestro estado presente y simplemente meditar ante Dios en su Palabra. O podemos simplemente vivir ante Él y tratar de tocarlo con nuestro espíritu. En realidad, no somos nosotros los que nos adelantamos al encuentro de Dios, sino que es Dios el que está ahí esperándonos. Y ahí, en su presencia, percibimos algo y tocamos la voluntad de Dios. La verdadera sabiduría viene en realidad de esta fuente. Mediante esto, nuestra voluntad penetra dentro de su voluntad y nuestro pensamiento penetra en su corazón. Y desde ahí, nuestra oración se levantará hacia Él.

Cuando traemos nuestra voluntad y nuestro pensamiento a Dios, la voluntad y el pensamiento divinos comienzan a reproducirse en nosotros, y luego se convierten en nuestra voluntad y nuestro pensamiento. Esta clase de oración es valiosísima y de mucha autoridad. Recordemos lo que Jesús dijo de la oración tal como lo relata Mateo 6:9-10 = Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. Estas no son solamente tres peticiones para que las repitamos. Estas palabras, que descubren la voluntad y el pensamiento de Dios, tienen que ser reproducidas en nosotros cuando el Espíritu de Dios lleva nuestra mente a Dios. Y cuando se convierten en nuestra voluntad y en nuestro pensamiento, la oración que luego elevamos es valiosísima y de mucha autoridad.

Es posible hacer dos clases diferentes de oración sobre exactamente el mismo asunto. Una clase tiene su origen en nuestra propia voluntad. Se basa en nuestros propios pensamientos y en nuestras esperanzas. El Señor puede escuchar y responder nuestra oración, pero esta oración, por sí misma, tiene muy poco valor. En cambio, si ponemos el mismo asunto ante Dios y dejamos que Su Espíritu una nuestra voluntad con la de Él y nuestro pensamiento con el Suyo, descubriremos en nosotros un deseo vehemente que es en realidad una reproducción de la voluntad y el pensamiento divinos. Supongamos que el Señor está triste y apesadumbrado por la muerte de los hombres. También nosotros sentiremos paulatinamente la urgencia de desear que ni siquiera una sola alma perezca. Y esto es una reproducción del corazón de Dios que nos hace capaces de orar con suspiros interiores.

O si el Señor está ansioso y herido a causa del fracaso de sus hijos, esta misma carga se reproducirá en nosotros, con el resultado de que sentiremos las mismas ansias de no querer ver que un hijo de Dios caiga en el pecado y en las tinieblas. Entonces brotarán de nuestro interior la oración y la intercesión. Entonces confesaremos, abogaremos por el perdón y pediremos a Dios que purifique a sus hijos. Por lo tanto, una clase de oración es presentada de acuerdo a nuestra propia voluntad; la otra clase la formulamos como la voluntad de Dios que ha sido reproducida en nosotros y se ha convertido en nuestra voluntad. Qué diferentes son estas dos clases de oración. En el segundo caso, cuando cualquiera creyente se presente ante Dios, la voluntad de Dios se reproducirá en él. Se convertirá en su aliento y en su suspiro. Y la oración que se hace de acuerdo a esta voluntad, tiene valor y autoridad.

Dios tiene que hacer muchas cosas en la tierra, tocante a muchas áreas. ¿Cómo, entonces, podremos orar siguiendo nuestro propio sentir y pensamiento? Debemos acercarnos a Dios y dejarle que imprima en nosotros lo que Él desea hacer, para que así podamos interceder con gemidos. A veces, cuando nos acercamos a Dios, Él pone en nosotros su voluntad de propagar el evangelio; esto, pronto se convertirá en nosotros en una urgencia. Y cuando oremos de acuerdo a esta urgencia, experimentaremos como si nuestro propio aliento estuviera divulgando la voluntad de Dios. El Señor puede poner en nosotros muchos de sus deseos o reproducir muchas de sus cargas. Pero cualquiera que sea el deseo o la carga, cuando se reproduce en el corazón de una persona, esa persona puede hacer de la voluntad del Señor su propia voluntad y orar en consecuencia. Cuando, en el caso de Daniel, él vino ante Dios, presentó cierto asunto; y entonces vimos que oró por eso con hondos gemidos. Qué preciosa y sustancial es esta clase de oración. Puede santificar el nombre de Dios, traer el Reino de Dios, y hacer que la voluntad de Dios se haga en la tierra como en el cielo.

El Segundo Punto que hay que notar es, que cuando hacemos esta clase de oración, ésta revolverá el infierno y afectará a Satanás. Por esta razón, justamente Satanás se levantará para impedir esta oración. Todas las oraciones que vienen de Dios tocan a los poderes de las tinieblas. Aquí se plantea un combate espiritual. Satanás nos atacará, quizás en el cuerpo físico, en la familia, o en cualquier cosa que te pertenezca. Siempre que surge esta oración, viene el ataque satánico. El enemigo ataca con la intención de que nuestra oración cese. Incluso es posible que trate de lanzar al aire algún obstáculo que retrase la respuesta a la oración. Esa oración debe recibir una rápida respuesta; sin embargo, la respuesta parece estar suspendida en el aire. De este mismo modo, la respuesta a la oración de Daniel se retrasó durante veintiún días, aunque Dios lo escuchó el día que él comenzó a orar. En esta situación, ¿Qué hizo Daniel? Se arrodilló ante Dios y esperó hasta que la respuesta a la oración llegó.

Consideremos esto: ¿Nos preguntamos alguna vez por qué nuestra oración queda sin respuesta? Quizás está suspendida en alguna parte, ¡Todavía dentro del plazo de los veintiún días! Es posible que la respuesta ya haya salido del trono, pero que haya encontrado oposición y, por lo tanto, esté suspendida en el aire. ¿Por qué? Espera más oraciones en la tierra: necesita personas que paciente y humildemente esperen ante Dios. Acerquémonos a la presencia de Dios, tengamos calma ante Él, apartemos nuestros propios pensamientos y entremos en su pensamiento. Entonces nos daremos cuenta del significado de la oración y veremos en cuantos asuntos está Dios esperando a que nosotros oremos. Hay cosas alrededor del mundo entero que han de ser motivo de nuestras oraciones, y asuntos de toda clase han de recibir nuestras oraciones.

No oremos de acuerdo a nuestros propios sentimientos; en vez de eso, traigamos el deseo de nuestro corazón al deseo del corazón de Dios, y dejemos que su voluntad sea nuestra voluntad, nuestro gemir y nuestra esperanza en el universo. Nada procede de la voluntad de Dios que no pase por el hombre, y nada de la voluntad de Dios que haya pasado por el hombre se ve libre de un ataque del poder de Satanás. Para que se cumpla la voluntad de Dios se necesita de la oración, para vencer la oposición de Satanás se requiere oración. Ejercitemos la autoridad de la oración desatando lo que haya que desatar y atando lo que haya que atar. No oremos según nuestra propia voluntad. Acerquémonos a Dios y oremos de acuerdo a la voluntad que Él h a reproducido en nosotros. Cuando Dios dice que hay que hacer una cosa, también nosotros decimos que hay que hacerla. Cuando Dios dice que algo no debe existir, también nosotros decimos que no debe existir. Debemos olvidarnos de nosotros mismos, tocar la voluntad de Dios y expresar su voluntad actual por medio de la oración.

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1 – ¿Qué es La Oración?

La oración es el acto más maravilloso del plano espiritual y también algo que encierra un gran misterio. La oración es un misterio, y después que hayamos considerado unas cuantas preguntas referentes a este asunto, creo que apreciaremos todavía más el carácter misterioso que rodea a la oración, pues son preguntas muy difíciles de contestar. Con todo, esta observación no se hace para sugerir que el misterio de la oración es incomprensible, o que los varios problemas envueltos en la oración son inexplicables. Es sólo para indicar el hecho de que son muy pocos los que realmente saben mucho acerca de estos problemas. Como consecuencia, son muy pocos los que en oración pueden realizar mucho para Dios. El poder de la oración está, no en lo mucho que oremos, sino en el grado que nuestras oraciones sean conformes con el principio fundamental de la oración. Solamente las oraciones de esta clase son de verdadero valor.

Las preguntas principales que se hacen son: ¿Por qué orar? ¿Cuál es la utilidad de orar? ¿No es Dios omnisciente y omnipotente? ¿Por qué tiene Dios que esperar hasta que nosotros oremos antes de comenzar a obrar? Puesto que Dios ya lo sabe, ¿Por qué tenemos que decírselo todo? Puesto que Dios es todopoderoso, ¿Por qué no obra directamente? ¿Qué necesidad tiene Dios de nuestras oraciones? ¿Por qué solamente los que piden, reciben; solamente los que buscan, encuentran y solamente a los que llaman, se les abre? ¿Por qué dice Dios que no tenemos porque no pedimos? Hay tres textos a tener muy en cuenta para consolidar esto que hemos dicho. Filipenses 4:6 = Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Mateo 7:7 = Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Y Santiago 4:2 = Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.

Después de haber hecho estas preguntas debemos continuar la reflexión del modo siguiente: ¿Es la oración contraria a la voluntad de Dios? ¿Cuál es la relación entre la oración y la justicia? Sabemos que Dios nunca hace nada contra su propia voluntad. Si la voluntad de Dios es abrir puertas, ¿Por qué tiene que esperar a que nosotros llamemos para abrirlas? ¿Por qué no las abre, sencillamente, tal como es su voluntad, sin exigirnos que llamemos? Puesto que Dios es omnisciente, sabe que necesitamos tener las puertas abiertas; entonces, ¿Por qué tiene que esperar a que llamemos para abrírnoslas? Si es necesario que la puerta se abra, y si el abrir puertas está de conformidad con la voluntad de Dios y, además, Él sabe que necesitamos que esa puerta se abra, ¿Por qué espera a que llamemos? ¿Por qué no la abre directamente? ¿Qué ventaja obtiene Dios de que nosotros tengamos que llamar?

Además, tenemos que hacer todavía estas preguntas: Ya que la voluntad de Dios es abrir la puerta, y ya que el abrir la puerta está dentro de lo justo, con todo, ¿Abrirá Dios la puerta si nosotros no llamamos? ¿Preferirá Dios que su voluntad y la justicia se retrasen y no se cumplan, a fin de esperar nuestras oraciones? En realidad, ¿Permitirá Dios que su voluntad de abrir puertas quede restringida porque nosotros no llamamos? De ser así, ¿No estaríamos nosotros limitando la voluntad de Dios? ¿Es Dios realmente todopoderoso? Si es todopoderoso, ¿Por qué no puede abrir la puerta por sí mismo? ¿Por qué, en vez de ser así, tiene Dios que esperar que llamemos? ¿Puede Dios realmente cumplir su propia voluntad? Pero si en realidad puede, entonces, ¿Por qué el hecho de que Dios abra las puertas, (Tal como es su voluntad), depende de que nosotros llamemos con oraciones de hombres?

Al hacer todas estas preguntas nos damos cuenta que la oración es un gran misterio. Pues aquí vemos un principio del modo en que Dios obra, y es el siguiente: que el pueblo de Dios tiene que orar antes de que el mismo Dios se mueva y obre. Su voluntad se realizará solamente a través de las oraciones de los que le pertenecen. Las oraciones de los creyentes hacen que se cumpla la voluntad de Dios. Dios no cumplirá su voluntad solo; la cumplirá solamente cuando sus fieles le demuestren su apoyo por medio de las oraciones. Siendo la realidad así, puede decirse que la oración no es sino un acto del creyente que trabaja junto con Dios. La oración es la unión del pensamiento del creyente con la voluntad del Señor en el cielo. La oración no es expresar nuestra súplica para que Dios nos conceda lo que pedimos y satisfaga nuestro deseo egoísta. No es forzar al Señor a cambiar su voluntad y que haga lo que no quería hacer, No, la oración es simplemente expresar la voluntad de Dios por medio de la boca del creyente. Ante Dios, el creyente pide en la oración que se cumpla la voluntad del Señor.

La oración no cambia lo que Dios ha determinado. La oración nunca cambia nada; simplemente logra lo que Dios ya ha determinado de antemano. Sin embargo, la falta de oración sí que produce un cambio, porque Dios permitirá que muchas de sus resoluciones se suspendan, debido a la falta de cooperación de parte de su pueblo en cuanto a la oración. Mateo 18:18 = De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. Conocemos muy bien estas palabras del Señor. Sin embargo, debemos darnos cuenta que estas palabras se refieren a la oración. Y van seguidas inmediatamente por esta afirmación de Cristo: Verso 19 = Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.

Aquí se muestra claramente la relación entre la oración y la obra de Dios. Dios en el cielo atará y desatará solamente lo que sus hijos en la tierra hayan atado y desatado. Muchas cosas hay que necesitan atarse, pero Dios nos las atará por sí solo. El quiere que su pueblo las ate en la tierra primero, y entonces Él las atará en el cielo. Muchas cosas hay también que deben desatarse; pero de nuevo, Dios no quiere desatarlas por sí solo: Él espera hasta que su pueblo las desate en la tierra y entonces Él las desatará en el cielo. ¡Pensemos en esto! ¡Todas las acciones del cielo están gobernadas por las acciones de la tierra! Y de la misma forma, ¡Todos los movimientos del cielo están limitados por los movimientos en la tierra! Dios se recrea grandemente poniendo todas sus obras bajo el control de su pueblo. Sin embargo, hay que señalar que estas palabras en Mateo no están dirigidas a hombres carnales, ya que estos no están capacitados para entenderlas.

Aquí debemos llevar mucho cuidado para que no intervenga la carne, porque de suceder así, ofenderíamos a Dios en muchos aspectos. Hay un pasaje en Isaías en el que hallamos el mismo pensamiento que encontramos en el de Mateo. Isaías 45:11 = Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos. Al considerar estas palabras debemos ser verdaderamente piadosos, no permitiendo que la carne intervenga furtivamente. ¡Dios desea que hombres humildes como nosotros le den órdenes a Él! ¡A nuestro mandato, Él comienza a hacer su obra! Cualquier acción que Dios tome en el cielo, sea para atar o desatar, todo lo hace siguiendo las órdenes que nosotros damos en la tierra.

Antes que el cielo ate, la tierra debe atar primero; antes que el cielo desate, primero tiene que desatar la tierra. Dios nunca hace nada contra su voluntad. No es que, porque la tierra haya atado algo, entonces el Señor esté forzado a atar lo que se quería atar. Eso nunca sucederá. Él ata en el cielo lo que ha sido atado en la tierra, simplemente porque la voluntad de Dios siempre ha sido atar lo que la tierra por fin ha atado. Él espera hasta que su pueblo en la tierra ate lo que el cielo ha aspirado atar, y entonces Él escucha la orden de sus hijos y ata para ellos lo que le han pedido. El mismo hecho de que Dios quiera escuchar el mandato de su pueblo y atar lo que ellos han atado, es evidencia de que Él ya quería atar, pues todos los deseos de Dios son eternos. ¿Por qué no ata Dios antes? Puesto que su voluntad es atar y su voluntad es eterna, ¿Por qué no ata antes lo que debe atarse de acuerdo a su propia voluntad?

¿Por qué tiene Dios que esperar que la tierra ate antes de que Él ate en el cielo?  ¿Es verdad que lo que no se ata en la tierra no puede atarse en el cielo? Si hubiera retraso en atar en la tierra, ¿También habrá retraso en el cielo? ¿Por qué tiene Dios que esperar a que la tierra ate, antes de atar lo que desde hace una eternidad ha querido atar? Deseo decir que, al responder estas preguntas, el creyente puede hacerse más útil en las manos de Dios. Ya sabemos la razón por la que el hombre fue creado. Dios crea al hombre para que éste se una a Él para derrotar a Satanás y sus obras. Como el hombre es creado con libre voluntad, se espera que use su voluntad para unirse a la voluntad de Dios y oponerse a la voluntad de Satanás. Este es el propósito de la creación y también el propósito de la redención. La vida entera de Jesús demuestra este principio. Aunque no sabemos la razón ni el por qué, sin embargo, sí sabemos que Dios no obrará independientemente.

Si el pueblo de Dios falla en mostrase concorde con Él sometiendo su voluntad a Dios y expresando con sus oraciones que desean lo mismo que Él, Dios preferirá esperar y retrasará su obra. Dios no quiere obrar solo. El Señor exalta a su pueblo pidiéndole que obre con Él. Aunque Él es todopoderoso, se recrea en tener su omnipotencia limitada por sus hijos. Por muy celoso que Dios sea de su propia voluntad permitirá por un tiempo que Satanás esté a la ofensiva, si el pueblo de Dios se olvida de la voluntad divina y falla en mostrar su acuerdo cooperando con el Señor. ¡Oh! ¡Si los hijos de Dios no fueran hoy tan fríos como evidentemente son, si estuvieran más dispuestos a negarse a sí mismos y a someterse a la voluntad de Dios, teniendo más interés en la gloria divina y guardando la palabra del Señor! Entonces se realizaría rápidamente lo que Dios ha deseado eternamente con referencia a esta época.

 La iglesia no estaría en la confusión en la que está, los pecadores no se endurecerían tanto, la venida del Señor y de su Reino se apresuraría, Satanás y sus fuerzas serían arrojados mucho antes al abismo sin fondo, y el conocimiento del Señor se extendería más rápidamente sobre sobre toda la tierra. Debido a que los creyentes se ocupan demasiado de sus propios asuntos y fallan en trabajar unidos a Dios, muchos enemigos y mucho crimen continúan sin ser vencidos, muchos pecadores permanecen en su esclavitud y muchas gracias dejan de concederse. ¡En qué medida tan grande la tierra impone restricciones al cielo! Ya que Dios nos respeta tanto, ¿No podemos nosotros confiar en Él en la misma forma? ¿Cómo atamos nosotros lo que Dios intenta atar? ¿Y como desatamos lo que Dios intenta desatar? La respuesta de Jesús, es esta: Pónganse de acuerdo en la tierra acerca de cualquier cosa que pidan. Esto es oración; la oración del cuerpo de Cristo.

El punto culminante de nuestro trabajo en unión con Dios está en pedir, todos de común acuerdo, que Dios haga lo que Él desea hacer. Para el que ora, el verdadero significado de la oración es orar por el cumplimiento de la voluntad de Aquel a quien él ora. La oración es la ocasión en que expresamos nuestro deseo por la voluntad de Dios. La oración significa que nuestra voluntad está de acuerdo con la de Dios. De no suceder así, no hay verdadera oración. ¿Cuántas oraciones, hoy día, expresan la voluntad de Dios? En nuestras oraciones, ¿En qué medida nos olvidamos completamente de nosotros mismos y buscamos solamente la voluntad del Señor? ¿Cuántos creyentes trabajan realmente en unión con Dios en la oración? ¿Cuántos de nosotros declaramos diariamente ante Dios su voluntad y derramamos nuestro corazón en la oración para que Él haga su voluntad, cualquiera que sea, tal como Él nos la ha dado a conocer?

¡Reconozcamos claramente que el egoísmo es tan evidente en la oración como en las demás áreas! ¡Qué numerosas son las peticiones para nosotros mismos! ¡Qué fuertes son nuestras opiniones, deseos, planes y propósitos! Estando tan llenos de nosotros mismos, ¿Cómo podemos esperar poder olvidarnos completamente de nosotros y buscar la voluntad de Dios en la oración? La negación de uno mismo hay que ponerla en práctica en todas partes. En la oración es tan esencial como en la acción. Nosotros los redimidos, debemos saber que nuestro deber es vivir para el Señor, para Él, que murió por nosotros y ahora vive para nosotros. Debemos vivir enteramente para Él y no buscar nada para nosotros mismos. En nuestra vida de consagración, la oración es una de las cosas que tenemos que consagrar.

Con referencia a la oración, en nuestro normal modo de entender prevalece un serio error, que es el de que con frecuencia pensamos en la oración como en una oportunidad para expresar lo que nosotros necesitamos, que es nuestro grito a Dios pidiendo ayuda. No vemos que la oración es el pedir a Dios que llene sus necesidades. Debemos entender que el plan de Dios no es el de permitir a los creyentes que logren sus propios fines por medio de la oración, sino que es Dios el que debe lograr sus propósitos por medio de las oraciones de los creyentes. Con esto no se quiere decir que los cristianos nunca deben pedir al Señor que supla sus necesidades. Sólo quiere indicar lo importante que es que primero entendamos el significado y los principios de la oración.

Siempre que un creyente tenga una necesidad, en primer lugar debe preguntar: ¿Afecta a Dios mi necesidad? ¿Quiere el Señor que yo esté en necesidad? ¿O es su voluntad suplir mi necesidad? Cuando veamos que la voluntad de Dios es suplir nuestra necesidad, entonces podemos pedirle que cumpla su voluntad supliendo lo que necesitamos. Tan pronto como conozcamos su voluntad, ya podemos orar de acuerdo a la voluntad de Dios que ya conocemos. Entonces oramos para que Él haga su voluntad. Ahora la cuestión ya no es que nuestra necesidad sea satisfecha, sino que la voluntad de Dios se haga. Aunque ahora nuestra oración no sea muy diferente de la del pasado, sin embargo lo que ahora buscamos es que la voluntad del Señor en este asunto personal nuestro se haga, y no que nuestra propia necesidad se supla. ¡Cuantos errores hay aquí! Los creyentes con frecuencia dan prioridad a sus propias necesidades y aunque saben que la voluntad del Señor es suplirlas, con todo, en sus oraciones, no pueden olvidarse de mencionar primero sus propias necesidades.

No debemos orar solamente por nuestras necesidades. En el cielo y en la tierra sólo hay una oración que es legítima y aceptable a Dios: la de pedir al Señor que cumpla su voluntad. Nuestras necesidades deben desaparecer en la voluntad de Dios. En cuanto veamos cuál es la voluntad de Dios con referencia a nuestra necesidad, inmediatamente debemos dejar a un lado la necesidad y pedirle que haga su voluntad. Pedir directamente al Señor que supla nuestras necesidades, cualesquiera que sean, no puede considerarse oración del nivel más alto. La oración por las necesidades personales se debe hacer indirectamente, pidiendo primero que se haga la voluntad del Señor. Este es el secreto de la oración, la llave de la victoria en la oración. El propósito de Dios es que estemos tan llenos de su voluntad que olvidemos nuestros propios intereses. Él nos llama a que trabajemos junto con Él en el cumplimiento de su voluntad.

Por esta razón Dios quiere que sepamos cuál es su voluntad con referencia a todas las cosas, para que así podamos orar de acuerdo con su voluntad. La verdadera oración es realmente un trabajo. Orar de acuerdo con la voluntad de Dios y orar sólo por su voluntad es verdaderamente un trabajo en el que nos negamos a nosotros mismos. A menos que estemos completamente vacíos de nosotros mismos, sin ningún interés propio, viviendo completamente para el Señor y buscando solamente su gloria, no querremos lo que el Señor quiere, ni buscaremos lo que Él busca, ni oraremos por lo que Él quiere que oremos. Ciertamente que el trabajar para Dios sin ningún interés propio, es muy difícil; pero orar para Él sin ningún interés propio, es todavía más difícil. Pero, aún así, todos los que viven para Dios, deben hacer esto.

En las generaciones pasadas el Señor no hizo muchas cosas que puede y quiere hacer, por la falta de cooperación de sus hijos. El error no está en Dios, sino en su pueblo. Si revisamos nuestra historia personal, veremos el mismo triste estado. Si hubiéramos tenido más fe y más oración, nuestra vida no habría sido tan ineficiente. Lo que el Señor busca ahora es que sus hijos estén dispuestos a unirse a su voluntad y a declarar esta unión por medio de la oración. Ningún creyente ha experimentado nunca completamente la grandeza de lo que se puede lograr por medio de la unión con la voluntad de Dios. Un siervo del Señor ha dicho muy bien: “La oración es la vía para la obra de Dios” En efecto; la oración es para la voluntad de Dios lo que la vía es para el tren. La locomotora es una máquina de gran potencia, puede recorrer miles de kilómetros por día. Pero si no hay vía, no puede avanzar ni un metro. Si trata de ponerse en marcha sin vía, se descarrila y se atasca en la tierra.

Tiene la capacidad de recorrer grandes distancias, pero con todo, no puede ir a ninguna parte si primero no le han puesto la vía. Y así es la relación entre la oración y la obra de Dios. No creo que sea necesaria una explicación más detallada, porque espero que todos hayan podido darse cuenta del significado de esta comparación. Sin duda alguna Dios es todopoderoso y obra poderosamente, pero no puede obrar y no obrará si tú y yo no nos esforzamos mano a mano con Él en oración, si no preparamos el camino para su voluntad y si no oramos con toda oración y súplica, como les recomienda Pablo a los efesios, con el fin de lograr para el Señor la condición necesaria para obrar. Son muchas las cosas que Dios quiere hacer y le gustaría hacer, pero a veces tiene las manos atadas porque sus hijos no le dan apoyo y no han orado para prepararle el camino. Permíteme decir a todos los que se han entregado completamente a Dios: examínense a sí mismos para ver si en este asunto han estado limitando al Señor día tras día.

Por lo tanto, nuestra labor más importante es preparar el camino del Señor. No hay ningún trabajo que pueda compararse a este trabajo. Para Dios hay muchas posibilidades; pero se convertirán en imposibilidades si los creyentes no abren caminos al Señor. Así pues, nuestras oraciones acordes con la voluntad de Dios deben aumentar considerablemente. Oremos exhaustivamente, es decir, oremos hasta la certeza de la respuesta, hasta el fondo, en todas direcciones, para que la voluntad de Dios prospere en todos los aspectos. Aunque nuestras actividades entre los hombres son importantes, el que trabajemos con el Señor por medio de las oraciones que le ofrecemos, es mucho más importante. La oración no es un intento de restaurar los designios del cielo. Es una idea muy equivocada la de creer que como Dios es inflexible, necesitamos, por medio de la oración entrar con Él en combate para subyugarlo y hacerle cambiar de decisión.

Cualquier oración que no esté de acuerdo con la voluntad de Dios carece de toda fuerza. Hemos de contender ante Dios como si estuviéramos en desacuerdo, sólo porque su voluntad está bloqueada por hombres o por el diablo y, por lo tanto, deseamos ardientemente que Él ejecute su voluntad para que los designios divinos no se retrasen por causa de la oposición. Deseando así que se cumplan los designios divinos y orando, sí, y hasta luchando contra todo lo que se opone a su voluntad, preparamos el camino para que Él lleve a cabo sus designios, sin permitir que nada que venga del hombre o del diablo prevalezca temporalmente. Es cierto, parece que estamos luchando contra Dios, pero en realidad la lucha no es contra Dios, como si lo obligáramos a cambiar su voluntad para acoplarse a nuestros deseos; en realidad la lucha es contra todo lo que se opone a Dios, para que Él haga su voluntad. Por lo tanto, debemos darnos cuenta que no podremos orar como colaboradores de Dios a menos que sepamos realmente cuál sea su voluntad.

Habiendo entendido algo el verdadero significado de la oración, seamos doblemente cautos no sea que la carne entre subrepticiamente. Démonos cuenta que si Dios enviara por sí mismo a los trabajadores, entonces ¡Cristo no nos habría ordenado orar al Señor de la mies que enviara trabajadores! Si el nombre de Dios fuera santificado espontáneamente, si su Reino viniera sin necesidad de nuestra cooperación, y si su voluntad se hiciera en la tierra en forma automática, el Señor nunca nos habría enseñado a orar de la manera que nos enseñó. Si Él mismo fuera a volver sin necesidad de que su iglesia lo pidiera, el Espíritu del Señor no habría movido al apóstol Juan a reclamar a gritos su pronta vuelta. Si Dios Padre fuera a hacer que todos los creyentes fuesen uno en forma espontánea, ¿Habría orado nuestro Señor a su Padre para que esto se realizara? Si trabajar de acuerdo con Dios no fuera esencial, ¿Cuál sería la utilidad de la continua intercesión de nuestro Señor en el cielo?

¡Oh! ¡Comprendamos que la oración acorde con la voluntad de Dios es más vital que ninguna otra cosa! Porque Dios puede obrar solamente en los asuntos en que sus hijos le han dado apoyo. Dios rehúsa obrar en aquellas áreas en que no hay oración y donde la voluntad de su pueblo no está unida a su voluntad. La oración con unidad de voluntades es verdadera oración. El motivo más alto de la oración no es obtener la respuesta. Es unir la voluntad del hombre con la de Dios para que el Señor pueda obrar. Puede que algunas veces pidamos en forma incorrecta, y por eso nuestra oración quede sin contestar; más con todo, si nuestra voluntad está unida a la de Dios, el Señor aún ganará, pues aprovechando  nuestro acuerdo con Él, todavía podrá el Señor llevar a cabo su voluntad.

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Definiendo al Anticristo

Una de las palabras muy comunes en nuestros ambientes espirituales es la palabra anticristo. Y la menciono porque tocar el tema que quiero examinar sin mencionar en algún momento esa palabra, es imposible. De hecho, cuando digo anticristo, de ninguna manera te estoy sugiriendo que pienses en un determinado hombre, se llame como se llame y haya cometido las barbaridades o los desatinos que se te ocurran. Es importante que entiendas que no estamos enseñando este tema desde una plataforma de temor, como se hacía en tiempos pasados y muy tradicionales.

Yo de lo que quiero hablar es de la posición, de la postura correcta para una iglesia prevaleciente en este milenio que estamos viviendo. ¿Cuál es el estilo de vida de la iglesia, actualmente? Somos mayordomos de las declaraciones proféticas. Estos son temas que mayoritariamente no se hablan. la mayoría de los predicadores han sido enviados a recalar sobre temas relacionados al comportamiento eclesiástico. Sin embargo, dentro de lo que es la decisión soberana de Dios por encima de todas las cosas, es necesario que la iglesia como cuerpo, sepa para donde va, única manera de prepararse convenientemente para lo que viene.

Ya no podemos, en esta instancia post pandemia, seguir encerrándonos entre las cuatro paredes de un templo o salón, e ignorando las realidades concretas en todas las fases, que se está viviendo afuera. Así que no estamos hablando de temor ni queremos investigar quién es el anticristo, o qué persona, o qué computadora, o que sistema mundial pueda llegar a identificarse como tal. No es eso lo que estamos haciendo. Sino que dentro de las escrituras, queremos sacar las características de cómo operan estos tiempos, en contra del avance de la iglesia. Para que entonces, extraído de lo negativo, de la hostilidad que está profetizada, recalemos en lo bueno. Pero sin orar por nada que no tengamos dirección divina. Muy mal haríamos en orar por algo que Dios está permitiendo como parte de su maravilloso plan perfecto.

Hay gente que todavía anda orando para que los reinos del mundo se salven, escucha; van a caer. Porque el hecho de que se nos dice que oremos por el presidente, no significa que oremos por el sistema. El sistema se va a caer. Si ese hombre es bendecido por nuestra oración y alcanza a salirse del sistema y conocer la Verdad, se salvará. De otro modo, aún con nuestras oraciones, se caerá con el sistema. Hay gente que se cree que el Reino es salvar literalmente los reinos del mundo, no. Ese es un mensaje exagerado, extremista y fuera de contexto. El único Reino que prevalece es el de Dios.

Pero prevalece dentro de mundos agitados, calientes y complicados. Y es más que obvio que con un mundo agitado, caliente y complicado, se va a hacer más que difícil la vida en la tierra, porque la iglesia, aunque esté conectada a lo que es divino, en la tierra tiene que interactuar con los sistemas terrenales. Cuando estos sistemas empiecen a caer, seremos más y más independientes de todos los sistemas humanos. Y mientras más nos tengamos que independizar de los sistemas, más tendremos que depender de Dios. La iglesia que no esté preparada para lidiar con esto, va a sufrir, aunque todo lo que venga no sea para la iglesia.

Recuerda que las primeras tres plagas en Egipto, afectaron de la misma manera a Israel. No estaban diseñadas para Israel, pero la afectaron igualmente que a Egipto. Israel vivió en Egipto por un tiempo, pero llega el momento en que Dios viene y te separa de Egipto. Este es el día de victoria para la iglesia, pero es el mismo día de venganza para Egipto, o sea: si no sabes vivir en Egipto en un día de venganza, puedes ser lastimado por la venganza. Porque duele para todos: el pobre, el rico, el negro, el blanco. Lo que tenemos que crear es una iglesia que viva en un ambiente de Gozén. Y a eso lo crea el hombre, no lo crea Dios. De eso se trata este tema. Y no es algo que venga por observación, deberás meditar en ello.

Yo te voy a dar cuatro puntos de vista del mismo tiempo en la Biblia. Vamos a ver el concepto de Daniel, el concepto de Pablo, el concepto de Juan como discípulo y el concepto de Juan desde Patmos, en Apocalipsis. Y vamos a ver cuáles son las posiciones para con el espíritu del anticristo. Cuatro conceptos de ese espíritu que predomina en este siglo. Ya está operando en nuestro medio, pero si no lo disciernes, puedes ser víctima de eso. No es algo que va a ocurrir, es algo que ya está sucediendo y aumentando cada día más. Y vamos a leer bastante escritura, así que te pido que me acompañes porque después de ella vamos a extraer los condimentos necesarios para esta guerra.

Daniel, capítulo 7. En esta primera parte quisiera describir los conceptos del anticristo visto a través de cuatro pares de ojos ungidos en la Biblia, que lo ven a través de distintos tiempos, pero hablando de la misma cosa pero vista de otra forma. Esto es para tener una idea completa de qué espíritu se trata. O sea que si tenemos que describir al anticristo, no podemos leer Apocalipsis. También tenemos que leer a Juan. Tenemos que hablar con Daniel, porque toda esta gente tuvo un panorama de cómo opera este espíritu en los últimos días, entonces, resumiendo lo que ellos destacaron, podemos sacar algunas conclusiones de cuáles son los factores prevalecientes que tenemos que vencer.

(Daniel 7: 1-28) = En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto. Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. (Fíjate que el mar siempre habla de multitudes en la Biblia) Y cuatro bestias grandes, (Bestias siempre habla de poderes, no son animales) diferentes la una de la otra, subían del mar. (O sea que salen de la humanidad) La primera era como león, (Dice que era “cómo”, es una analogía. No es que era un león, era “como” un león, semejante a) y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, (A manera de hombre. Nota que este poder se asemeja a algo que es humanista) y le fue dado corazón de hombre.

Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne. Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio. Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos. Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas.

Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo. Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. (¿Quién es ese? Ese es Cristo Jesús. ¿Venía bajando o subiendo? Venía bajando, veamos.

(Verso 9) = Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, (¿Quién es el Anciano de días? Dios. ¿Dónde está Dios? Sentado en su trono. Cuidado; anciano por supervisor, no por vejez. De días habla de experiencia, no de años vividos.) Verso 13: Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. ¿Venía bajando o subiendo? Subiendo. Sé que algunos dudaron, pero eso es porque por causa del exceso de doctrina, a veces no sabemos leer. El Anciano de días está arriba, Él venía subiendo. Daniel también está arrebatado, está mirándolo de arriba hacia abajo. Se acercó al trono, donde quiera que sea eso. Y le fue dado dominio, (¿Cuándo subió o cuando descendió? Cuando subió) gloria y reino, (¿Cuándo subió o cuando descendió? Cuando subió) para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; (¿Cuándo, en el milenio o cuando subió? Cuando subió) su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, (¿Cuándo? ¿Desde mañana o desde que subió? Desde que subió)  y su reino uno que no será destruido. (¿Desde cuándo? ¿El Reino está aquí o viene mañana? Ya está aquí. ¿Viste qué fácil es leer la palabra?)

Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron. Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas. Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.

Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies; asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande que sus compañeros. Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.

Dijo así: La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará. Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a tres reyes derribará. Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.

Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán. Aquí fue el fin de sus palabras. (¿Cuál fue el fin de sus palabras? Que sepamos que todos los reinos nos servirán. Victoria) En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón.

En medio de todo esto que hemos leído que parece espantoso, acá dice que ganamos. No te está dando detalles de la derrota, ¡Ganamos! Lo que sí necesitamos aprender, es como atravesarlo. Si tú no te atreves a atravesarlo, ya habrá otro que sí lo hará. Y el final será el mismo: ¡Ganamos! A Daniel se le turbó el espíritu al saber esto, pero no se amedrentó. Al final venció. Ahora vamos a extraer algunos principios de lo que leímos. Aquí vemos algunas descripciones físicas en el verso 5, hasta el verso 7. Vemos personalidades, aspectos de carácter y formas de operación de esto que llamamos: el espíritu de los tiempos finales. Las características de la bestia, en los versos 5 y 6, también en el 7 y 8, todo eso que desglosamos sobre las cuatro bestias. Y no quiero enfatizar qué significa, que representa o como se manifiesta.

Lo que queremos saber es el modus operandis. (Es decir, modos o formas de operación) A través de sus características. Cuando la Biblia nos muestra un sistema por medio de una bestia, espera que nosotros conozcamos el animal. Si te dice que es como un oso y tú conoces las características del oso, entonces tú ya sabes cómo opera el sistema. Está usando cosas naturales para hablarte de cosas invisibles, porque a las naturales se supone que las entiendas. Si te dice que es como un león, pues entonces tú ya sabes que el león es así o no es así, y así entonces es ese sistema que está representado en la Biblia por un león. Entonces, nada que ver con un león, así que tampoco nada que ver con un dragón. Todo lo que asusta más a la gente respecto al dragón, es su boca, así que tiene que ver con algo que vocifera. Tiene que ver con algo que blasfema.

Y esto puede venir de gente, no de un dragón. El poder del dragón, es su boca. La Biblia usa este tipo de símbolos, para que tú puedas identificar el tipo de poder que se va a manifestar en los últimos días. Entonces, dentro de lo que estamos buscando, vemos la personalidad o los aspectos del carácter, o la forma de operación de estos espíritus que son vigentes en los tiempos finales. O sea que no estamos buscando un determinado líder o tirano actual, estamos buscando como discernir los tiempos, para saber cómo actuar dentro del tiempo. De eso tú eres responsable, de lo demás, olvídate. Ganamos. Ahora bien; en medio de las bestias levantándose, vemos que el Reino de Dios está poseyendo los reinos. Y dice que tal o cual reino se levanta, pero…es absorbido por el Reino de Dios. Y así con una serie de cosas, que dice que harán esto, aquello y lo otro, pero…será el Reino de los Cielos el que finalmente tome el control de todo.

Fíjate; dentro de toda la polémica de algo negativo, vemos una victoria constante, no solamente al final. En el mismo tiempo y en la misma zona geográfica, mientras que es día para algunos, es noche para otros, y viceversa. Escucha: el Día de Venganza, el Día de Tabernáculo, el Día del Señor, el Día de Retribución, todos estos días son el mismo día. Porque la mañana y la noche es un solo y mismo día. El día de la victoria de Israel, fue el día de la derrota para Egipto. A la misma hora. En las doctrinas atrasadas a esos días los separaron, pero no le hace. Es así porque así está escrito. En esto vemos siempre una notoria tensión. Porque el enemigo siempre trata de hacer estas cosas en tiempos en los que Dios le está dando autoridad a la iglesia. Creo firmemente que es una maniobra de distracción típica de una guerra.

Mientras te arrojan una inofensiva bomba de humo amarillo por acá, en medio de esa ceguera temporaria que eso produce, te están bombardeando tu arsenal mayor por allá. Y el enemigo, lo que hace en un tiempo en que la iglesia está poseyendo Reino, comienza a vociferar y a decir cosas grandes para distraer al Reino de lo que en verdad está aconteciendo. O sea que la inercia del tiempo final, no es derrota sino victoria. Pero dentro de ella, como el enemigo ve que la victoria está avanzando, empieza a hacer alboroto. La mentalidad que durante mucho tiempo tuvo la iglesia era todo lo contrario: querían irse lo antes posible en una gran fuga o rapto, porque de quedarse no iban a poder sobrevivir. Mucha de esa enseñanza todavía es sufrida por mucha gente. Y nadie se daba cuenta, y ahora tampoco, que el enemigo está haciendo mucho ruido porque está viendo que la iglesia genuina, aunque en minoría, está peleando y peleando bien.

Claro está que, dentro de una iglesia que sobrevive, puede haber gente cautiva que no ha aplicado los principios. Obviamente entonces que, al que pueda devorarse, se lo devora. Por eso es que enseñamos esto, que todos los dominios finalmente cederán ante el dominio de Dios. Dentro de lo que es esa maniobra de distracción, lo que sí es cierto y no varía, es que el Reino de Dios se establece. Desde que Él subió al Anciano de Días. Es la misma piedra que Él vio en el capítulo 2, que fue cortada sin manos, que es Cristo, que vino y vio los pies de la estatua que Él vio, que era el Imperio Romano, que todavía estaba cuando Cristo vino. Y que esa piedra comenzó a rodar en la tierra, hasta que hoy se ha convertido en un monte. La palabra monte es aquí la palabra Reino que llena toda la tierra, Su iglesia. O sea: vino a quedarse, no se va.

En ningún momento vemos que la piedra que fue cortada sin manos sea detenida. Comienza a rodar y hacer trizas todo lo que toca. Hasta que se convierte en un gran monte que llena toda la tierra. La mínima medida de levadura que empieza por una esquina, y leuda toda la masa. Es la simiente que se siembra, insignificante y que se convierte en un árbol que produce sobra para todo lo que existe. El Reino de Dios, donde se siembra, mientras más lo atacan, más crece. Es esa clase de simiente que, mientras más cachetazos le das, más produce. Es que mientras más se acercan los tiempos finales, más vociferante se volverá el enemigo. Pero nada más, es el mismo poder que siempre ha tenido, su boca. Ver todo esto así, es el resultado de verlo desde arriba, con la mente divina y no dejándonos cautivar por la letra de aquí abajo.

¿Qué está pasando hoy? Lo que hay, es una gran decepción. La mayoría ni siquiera se atreve a mirar las posesiones que Dios le está dando al Reino. Todo el poder de la bestia, está en la boca. Si lees bien, te está describiendo un monstruo que tiene toda su autoridad en su boca. ¿Y tú dónde tienes la tuya? ¡En la boca, también! ¿Dónde dice que está el poder de la vida y la muerte? En la lengua. ¿Y dónde es que está diseñada la lengua? ¡En la boca! Hay algunos principios para ver. Aquí vemos los cuernos en Daniel. El concepto de Daniel serían los cuernos, él los vio como cuernos. Como principados detrás de gente. Te recuerdo que un principado es un poder tras un principio. Ni tú ni nadie puede eliminar un principado sin cambiar antes la doctrina de la gente. Tú atas al demonio, pero mientras la gente crea en ese principio, ese demonio tiene derecho legal.

Por eso es que digo que la forma más efectiva de eliminar un principado no es mapeando la ciudad, sino cambiándole la mentalidad a la gente. Pablo entró a Éfeso, y en lugar de reprender a Diana o hacer una conferencia de guerra espiritual en contra de Diana, articuló una tremenda estrategia que derribó todo el poder de Diana en Efesios. Lo que hizo fue persuadir y razonar con los creyentes, nunca dijo nada en contra del demonio, ni lo reprendió. El poder de Diana se cayó cuando se produjo una tremenda rebelión popular en contra de sus defensores y servidores. Cambiando la mentalidad de doce personas, él liberó a toda una ciudad. Aprender o aprender. No se necesitan miles, sino una cantidad de personas con una reforma mental manifiesta. Es muy importante que los creyentes entiendan esto. Se puede. El enemigo no es invencible, obvio.

Ahora bien; ¿Cuáles son las características de lo que vio Daniel? Él vio orgullo, vio arrogancia y vio palabras vociferantes. Ese será el común denominador de lo que será la iglesia en estos tiempos futuros. Según los ojos de Daniel, esos serán nuestros principales enemigos. Este sería el ambiente espiritual de la iglesia en estos caminos de este siglo veintiuno. En el verso 8, dice que tiene ojos como un hombre. Eso quiere decir que el poder de la bestia es humanista. O sea: el poder de su discernimiento, es intelecto humano. Esto no tiene nada de divino. Eso nos muestra que vamos a estar luchando contra una gente intelectual, que tiene alta inteligencia, pero inteligencia terrenal. Y si quieres, súmale la artificial. Y sabemos que el antídoto para eso, es sabiduría. No se puede prevalecer en este siglo, sin penetración profética, como discernimiento.

Joel dijo que, en los últimos días, que son estos días, el sol dejará de alumbrar y las estrellas se caerán, y que tus hijos y tus nietos profetizarán. Él hablaba de lo que, en ese tiempo, las estrellas y el sol, eran los que marcaban la dirección para el pueblo. En ese tiempo, para saber para dónde ir, ellos miraban las constelaciones, las estrellas. Lo que Joel te está diciendo, aquí, entonces, es que en los últimos tiempos vendrá una instancia donde nadie sabrá en quien confiar, donde aquello que nos marcaba dirección para la comunidad, ya no lo marca. Donde confiábamos en el poder político y ahora estamos viendo que ya no nos dirige bien. Donde confiábamos en la economía bancaria, pero eso tampoco es seguro ya. Donde confiábamos en médicos y en muchas ocasiones vemos que quedan tildados sin saber qué hacer con ciertas patologías nuevas y raras.

En este tiempo, entonces, es una demanda que nuestras hijas y nuestros hijos sean proféticos y tengan visión clara de lo que viene. Luego dice que estas bestias harán guerra contra los santos. Ahí vemos que la guerra en los tiempos finales, es una persecución a los creyentes genuinos, únicos destinatarios genuinos de la palabra “santos”. Va a ser normal. Vamos a tener que crear una iglesia que no se queje ni pida oración por persecución. Va a ser normal, va a ser nuestro jardín de existencia. Sintetizando: persecución y guerra contra los santos, en los tiempos finales, será algo normal. Puedes seguir pidiendo oración a tus hermanos por diversas causas, pero no deberías hacerlo por causa de alguna persecución que tengas en tu trabajo, eso es normal. Hay gente que quiere dejar su trabajo porque el ambiente no es santo. ¿Y para qué crees que te metieron allí? ¡Para cambiar ese ambiente!

A esa gente que se queja porque tiene un trabajo donde al ambiente es horrible y sueña con trabajar en un lugar donde sean todos cristianos. Ten cuidado, a veces son peores…En Daniel 7:25 dice que va a desear cambiar los tiempos y la ley. Hay tiempos de Dios, los llamados kairos. O sea: tiempos específicos y tiempos de decretos de Dios que te ayudan en contra de los que quieren detenerte, anularte o eliminarte. La idea central de la iglesia como tal, es procurar prolongar esos tiempos, para que la iglesia pueda hacerlo fuera de tiempo. Una de ellas, es la teoría del Milenio. Mientras posponemos al Milenio para mañana, nos perdemos de establecer el kairos de Dios hoy. No te enojes, eres una víctima más de los que nos enseñaron que la Biblia era algo futurista siempre. Que mañana pasa esto, que mañana sucederá aquello.

Hay un detalle en el que muy pocos han prestado atención. De cuando escribieron que lo que iba a suceder sería mañana, pasaron más de dos mil años. ¿A nadie se le ocurrió pensar que algo de lo escrito podría haber sucedido ya? Que la Biblia se tiene que acabar, un día, porque lo que apuntaba para mañana, un día tiene que llegar. Si no, no es cierta la Biblia. Tenemos que tener ese espíritu que dice: Esto es aquello, porque yo lo decreto y se acabó. Y le arranca el manto a promesas futuristas que no han sido encarnadas, y las encarna. ¿Cuándo se encarnarán? Cuando tú le proveas un diente a Dios. Porque Él, lo que está buscando, es alguien dispuesto a encarnarla. Pero mientras nosotros seguimos calculando el precio para encarnar, seguimos diciendo que es para mañana. Y para mañana y mañana, le vamos pasando el balón a otra generación.

Fíjate que hoy se está levantando una generación que dice: yo voy a hacer esto, hasta que acabemos el libro. El enemigo, el contexto en que eso se va a hacer, es una oposición. Cada vez que un mensaje salga y diga: hoy se cumple esta escritura en tu medio, va a salir más que urgente una masa religiosa vociferante a decir que eres un hereje. Ese va a ser el contexto cotidiano de la iglesia. Entiende; está cambiando la forma operativa de la iglesia. Estamos mirando el fin. El fin se crea, no se espera. Se está levantando una gente que está decodificando la escritura y estamos llegando a entender como finalizarla. Y cuando comenzamos a decretar lo que no está decretado, se va a levantar una masa de gente a decir que eso no puede ser. Ese es un espíritu, trabajando a través de gente cristiana ignorante.

Y tú vas a tener que discernir si la mayoría tiene razón. En la Biblia nunca la tuvieron. Y en lo natural, tampoco, porque las mayorías siempre buscan no tener la presión de la responsabilidad personal. Van a perseguir a los santos, para que la tierra sea gobernada por los sistemas del mundo y tú estás procurando establecer el sistema de Dios. Pero para que se establezca, tiene que haber gente que diga: Esto es aquello que dijo Pedro, y con la autoridad de Cristo, yo digo que soy se cumple y se acabó. Los que todavía adhieren a la teoría del arrebatamiento, no pueden entender esto. Ellos entienden que tú estás allí sentado en tu casa y de pronto sales volando. Es genuino y verdadero, pero tiene un proceso previo. Yo estoy hablando del proceso. Cuidado; no estoy cancelando el evento, te estoy asegurando que para que el evento venga, tiene que haber un proceso.

La Biblia es algo que tú posees, no puede estar en un nivel de santidad por encima de ti, tú tienes que poseer la Biblia. Tienes que tragártela completa y, fundamentalmente, encarnarla, vivirla, ponerla por obra. De otro modo es religión, sólo letra muerta. Más o menos como aquel “haz lo que yo digo y no lo que yo hago”. Mentira. Hipocresía. La Biblia no es para ponerla sobre almohadones rojos y adorarla, la Biblia es un manual. Dios es una persona, y sólo se puede manifestar a través de otra. La Biblia es un atajo, para que tú te conviertas en la persona que la Biblia representa. Ejemplo: Dice la Biblia que el que confiese a Cristo como su Salvador, será salvo. ¿Eso es futuro? Para algunas personas, quizás sí, pero tengo la certeza que para ti no lo es. Hay escrituras que te muestran lo que está sucediendo y otras algo que ya ocurrió. A esta ya la encarnaste, la pusiste por obra y la viviste. ¿Y el resto?

Todas las profecías que faltan; ¿Quién las va a encarnar? Tiene que surgir una generación que diga que esto es aquello, que le arranque el manto futurista y lo encarne ya mismo. En Daniel 8:23 la Palabra dice: Y al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas. Aquí vemos intimidación. Enigma, que es una palabra que en su origen tiene que ver con maquinaciones y artimañas. O sea que son estrategias satánicas que están fuera de nuestra percepción. Van a ver maquinaciones operando más allá del alcance del discernimiento natural. Maquinaciones. Llenas de enigmas, que no son sino maniobras de distracción para realmente dar el golpe más fuerte no necesariamente donde tenemos puesta nuestra atención. Para desviar nuestros ojos, porque lo que está haciendo está más allá de nuestra vista natural.

¿Qué te estoy describiendo? El ambiente operativo de la iglesia en este tiempo y el venidero. Cuáles son las cosas que prevalecen. Yo me imagino que tú has llegado de tu trabajo, has sintonizado esto y hasta puede sonarte algo aburrido, porque no es el clásico mensaje con la clásica y tradicional dinámica que muestran las iglesias cristianas del planeta. Pero déjame decirte algo antes que hagas un clic y me apagues o te vayas. Sin esto de lo que estamos hablando, no prevalecemos ni ganamos. Sin entender los tiempos, jamás llegaremos a ser efectivos dentro de los tiempos. Si realmente somos y nos sentimos iglesia genuina y no babilonias fiesteras, esto nos incumbe. Y no porque te lo diga yo, te lo diga quien sea que te lo diga, traerá un mensaje que te dará dirección para el futuro. Tú lo sabes porque el Espíritu te lo confirma. Eso tranquiliza.

Esas mismas maquinaciones son producidas por el espíritu de iniquidad, o sea que el enemigo va a trabajar sobre la rebelión del pueblo. De la falsa definición. A quien va a usar, es a la gente que no le gusta someterse. Y recuerda que, para caer en rebelión, no se necesita hacer alboroto para definirse. Una gran rebelión puede ser silenciosa. Es simplemente no obedecer. Daniel está en medio de la bestia. ¿Qué bestia? Te olvidaste, ¡Daniel está en medio de Babilonia! Y en medio de Babilonia, también, movió al arcángel más fuerte de Dios. Daniel representa a la iglesia de los últimos días. Que está en la Jefatura General de Satanás, y que tiene una visión más precisa de los tiempos finales. Que puede vivir en el trono de Satanás y, desde allí, mueve con una sola oración, al ángel más fuerte de Dios.

Si la santidad hoy estuviera asumida como hace muchos años atrás, esto no hubiera sucedido jamás, porque tengo bien presente que se nos ordenaba separarnos del mundo totalmente, para que recién allí pudiéramos ser santos de verdad. Un error total no sólo de concepto, sino también de principios casi en oposición al diseño de Dios, que nos envió al mundo a derrotarlo, y nunca nos dijo que huyéramos de él. Sólo que tuviéramos cuidado. La santidad en los tiempos finales, se define de la siguiente manera: ese que está justo sentadito en las faldas de Satanás y no se contamina con nada de lo que él ofrece, ese es santo. Aquel que está como José, con los ojos pintados y usando faldas, pero no es gay. Que, dentro de las operaciones de Egipto, y responsable para que ellas se manifiesten, todavía estaba siendo usado por Dios.

Construyendo todo lo que la iglesia prohíbe construir, pero sin embargo siendo usado por Dios, porque en todo ese proceso, nunca perdió la visión. Daniel. En la Jefatura de Satanás, vive en Babilonia, vive en el cuartel general y trabaja para Satanás, personalmente. Nabucodonosor representa a Satanás en la Biblia. Y dentro de eso, todavía ora para Jerusalén, no pierde su visión, le cambian el nombre, tal como era la costumbre y la tradición allí, para que todo el mundo fuera llamado por un nombre babilónico, y el énfasis es que en el nombre están las características que definen a la persona. A él le pusieron el nombre babilónico, y todavía le tenían que llamar Dani. No podían llamarlo con otro nombre. Sólo que su carácter era más fuerte que el nombre que le pusieron. Por eso ellos decían: “¡No se parece al nombre que le pusimos, se parece a un Dani!” Es que era Dani, no contaminado.

Así es que el Reino se recibe en una verdad que está escondida detrás de un error en los tiempos finales. No viene como observación, es por discernimiento. La gente demasiado simple no lo ve, no lo entiende, ni lo percibe. En Daniel 7:27 leemos: y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán. Nota que la entrega del Reino está dentro de un contexto global, no es algo que pasa en una iglesia. O sea: entiende que lo que Dios va a hacer en los últimos días es global, de manera que la gente creyente tiene que tener una mentalidad global. Y a eso ya lo podemos ver en el mundo secular, donde todo el mundo es global de pensamiento.

Por causa de internet, las redes o lo que sea, todo hoy es alcanzable, se achicó el globo terráqueo. Reitero: la iglesia tiene que trabajar dentro de una mentalidad global en los últimos días. Nada de lo que tú hagas puede ser independiente de lo que Dios está haciendo en el planeta. El Reino se entrega global. Dios mantiene su dominio pese a la persecución de esta bestia. Este es el ambiente operativo de la iglesia de este tiempo. Vamos ahora a ver el concepto de Pablo, como lo vio Pablo. 2 Tesalonicenses. Estas son cosas necesarias porque te ayudarán a ver las condiciones predominantes, en qué áreas te tienes que preparar, qué tipo de ministerios debemos estar creando, cuáles son las canciones que debemos estar escribiendo, qué tipo de mensajes debemos estar predicando, que tipo de enseñanzas se debe estar enseñando, cuáles son las metas y los roles que como familia debemos tener. 0000000000000000000000000000000000

Todo eso depende de lo que Dios está por hacer y no de nuestras ambiciones. Una gente de Reino, vive dentro de la burbuja que se llama Plan de Dios. No trates de añadir a Dios a tu vida, sino que tu vida esté perdida dentro de Dios. Jóvenes de Reino deberían estar en la Universidad estudiando lo que va a estar en demanda en el mañana y no lo que sus padres querían que ellos fueran. Hay gente, hoy, en la Universidad, que está por graduarse de cosas que ya son obsoletas. Porque persiguieron su ambición y no tuvieron en cuenta lo que la iglesia está haciendo para prepararse para el mañana. El verdadero estudiante de Reino, investiga qué es lo que va a estar en demanda en el futuro. Y que ore para poder estudiar, rendir y aprobar y, cuando egrese, que sea la iglesia la que tenga esa demanda. ¡Eso es Reino! El resto es solamente una predicación y un sueño.

Si no ponemos estrategias firmes con los pies en la tierra para que nuestros teóricos mensajes se conviertan en realidad, soñaremos dos mil años más. El problema es que, sin preparación, en este tiempo se enfría la gente. Lo dice la Palabra, que muchos se enfriarán. ¿Por qué? Tal vez porque no esperaban estar presentes en este tiempo final. Y ya ven que todavía estamos aquí. Y esto es evidente, ya no es supongo.

(2  Tesalonicenses 2: 1-11) = Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. (Ya Pablo lo decía en ese tiempo y todavía hoy algunos siguen pensando lo contrario) Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, (Estos son nombres o títulos que se les dan a distintas personas en distintos tiempos. Judas fue llamado hijo de perdición. El hombre de pecado es un hombre multimiembro. Eso es igual que la estatura del varón perfecto. No es un varón, es un multimiembro hombre. Es corporal, no es uno solo.) el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?

Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien (Pronombre personal)  al presente lo detiene, hasta que él (Pronombre personal) a su vez sea quitado de en medio. (Si no entiendes la gramática te pierdes la revelación) Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, (Hablando mentiras, ya te lo dije, no tiene otra) y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. (Es decir que, si tú no conoces la verdad, eres engañado por lo que esa o esas bocas vociferan). Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, (Es simple: si no decides creer en la Verdad, seguramente te creerás la mentira).

Estas son las fuerzas que vienen en contra de la mente del creyente. Estamos viendo personal e impersonalmente qué lo detiene y qué no lo detiene. Hay algunos principios aquí, fíjate. Apostasía, revela hombre de pecado. Recuerda que, en la Biblia, cada vez que se habla del hombre, se refiere a un hombre multimiembro, no a uno solo. La Biblia dice que solamente hay dos hombres en la tierra: el primer hombre Adán y el segundo hombre, Cristo. Perdón… ¿Y todos los hombres que existieron entre Adán y Cristo, qué son? No son hombres, son una extensión del primer hombre. Hay solo dos hombres en la tierra. Hay un hombre corporal que se llama Adán y otro hombre corporal que se llama Cristo. Por eso está el cuerpo de Cristo y el cuerpo del anti-Cristo. Dos hombres. Satanás no va a poder hacer a través de un hombre, lo que no ha podido hacer a través de un espíritu que permea la tierra. Lo lindo sería que tú estuvieras pendiente de un hombre para descubrir cómo es que engaña al resto del planeta.

Entonces, ¿Usted me está queriendo decir que el anticristo no vendrá por medio de un solo hombre? No lo sé, nadie lo sabe. Lo que sí puedo decirte es que, por estar aguardando la aparición de un hombre y vigilando aquí y allá para no dejarnos engañar por él, mientras tanto el espíritu puede estar haciendo desastres influenciando y actuando a través de miles de hombres, eso digo. De hecho, lo importante no es quien es, sino lo que está haciendo. Esa es la sideral diferencia entre doctrinas y principios. ¿Cómo vas a operar? ¿Por doctrinas o prevaleciendo en tu vida cotidiana? Apostasía, entiende, no es que se apostata de la fe. Apostasía es que un hombre y yo somos socios, somos hermanos y fluimos juntos en el mismo ministerio. Mientras yo comienzo a meterme en unos terrenos profundos, mi socio no está de acuerdo o tal vez le pesa perder algo de reputación pública porque no puede y no quiere identificarse con el mensaje. Entonces rompe su sociedad conmigo, para evitar padecer sobre sí mismo una persecución personal como ve que sucede conmigo. Apostasía. Y eso, está sucediendo hoy en muchos lugares con muchos creyentes, ministros o no.

Hay mucha gente cristiana, fiel y sincera, que no quiere saber nada con identificarse con este ministerio, por causa de la palabra que está predicando y enseñando este ministerio. Eso es la apostasía, no es que dejan de creer en Dios. Simplemente apostatan de la persona que está trayendo el mensaje. Así que el hombre de pecado es una expresión corporal. Cuando la gente se separa de la verdad por causa del peso que la verdad tiene, esa gente que se separa, es la evidencia del hombre de pecado. Eran los que estaban contigo que nunca fueron tuyos. Que salieron de nosotros, pero no eran de nosotros. Eran los que podían existir mientras no se dijera la pura verdad, pero que cuando comenzó a decirse la pura verdad, no pudieron esconderse, entonces se separan.

Es como cuando tú tienes gente en tu ministerio que es leal a ti hasta que tú explicas bien lo que es lealtad. Porque cuando comienzas a enseñar lo que es la verdadera lealtad, ven que la de ellos no llega a la demanda establecida y entonces se rebelan como gente que en realidad no está contigo. Esa es una de las manifestaciones del hombre o multimiembro hombre de pecado. Hay gente que está en error. Pecado no es fumar marihuana, pecado es no dar en el blanco, incluye fumar marihuana, pero está muy por encima de eso. Por eso el pecado reina en el pueblo blanco, en el negro, en el amarillo, en el poderoso, en la clase media y en la pobreza. El pecado tampoco hace acepción de personas. Así que la gran siega, que incluye la gran separación, porque no hay siega sin que primero se separe la cizaña, que es la manifestación del hombre inicuo.

Después vemos y tenemos posiciones falsas dentro de la iglesia. Acuérdate que quien está escribiendo este pasaje que leímos, es Pablo. Pablo es el que dice que tú eres el templo. Pablo es el que dice que tú eres la casa de Dios. Pablo es el que te dice que Dios está edificando una casa que crece, edificados sobre fundamentos apostólicos y proféticos, para convertirse en morada de Dios en el espíritu. Pablo es el que te dice estas cosas y Pablo es el que te está diciendo que esta cosa se sienta en el templo. ¿De qué templo está hablando? La iglesia. Sería la única vez que habló del templo y no se refería a ti. Esa es la manera de hablar de Pablo. Que confundía a los otros apóstoles, porque ellos todavía estaban buscando que la casa fuera en Jerusalén.

La iglesia no ha cambiado. Dice que se sienta en el templo y se hace pasar por Dios. Son cosas que hacemos en la iglesia que parecen ser Dios, pero que no tienen nada que ver con Dios. Que insisten con un poder obsoleto que impide a la iglesia terminar. Que nos mantiene a todos ocupados, pero que sin inercia divina no vamos a ninguna parte. Que nos mantiene activos, pero nunca terminamos y podríamos pasarnos en esa misma actividad por otros dos mil años más. Se sienta en medio. Daniel lo vio como algo global. Pablo lo ve como un orden religioso. Sigue siendo el mismo anticristo, pero ahora operando en dos dimensiones diferentes. ¿Qué estamos describiendo? en qué atmósfera va a trabajar la iglesia en los próximos tiempos. Y me refiero a la iglesia, no a Babilonia. Babilonia va a caer y va a arrastrar en su caída a todos los que no quieren militar en la iglesia porque no les conviene.

Señores, esto ya está pasando. Para los que están en una verdad más pesada que la que proclaman otros, esto es cotidiano, esto no es nuevo. Posiciones que son reveladas por falsos standard. Otra cosa que Pablo explica es que este espíritu es esa cosa de iniquidad. Hay desgobierno, porque iniquidad es falta de sumisión. Alguien que se maneja sin gobierno, sin ley. Fíjate que dice que esto es un misterio.  Esta rebelión opera en un ámbito mucho más allá de la habilidad que tú tengas o no para percibirlo. La rebelión que Pablo describe como iniquidad, opera en un ámbito más allá de tu capacidad para darte cuenta. Es un misterio. Misterio es algo que funciona, pero que no se detecta. Hay que tener sí o sí discernimiento.

Y dice que esto que opera en misterio, será destruido por el soplo de la boca de Dios, que sale desde su templo a través de los hombres. Muchos han dicho que va a descargarse fuego del cielo y destruirá al anticristo. El anticristo se destruye con palabra como esta. Porque ahora que tú sabes cómo opera, cuando miras hacia tus lados, sabes enseguida donde está. No tiene como esconderse, porque lo estamos revelando. O sea: con esta clase de mensaje, en tu ámbito, él no debe operar, porque si lo hace, tú lo vas a ver. Lo que te libera es el entendimiento que trae. La palabra que conocerás, ella te hace libre. No la que ya viste o la que entendiste, la que se te revele. El verso 9 de este pasaje dice: inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, Fíjate, son mentiras.

Es un misterio que opera por mentiras. O sea: cuando tú no recibes la Verdad, por medio del método de la mentira, él empieza a operar en tu vida. Y se sienta en el templo, y se hace Dios. Esa palabra verdad no es cualquier palabra. Es la palabra aletehia, y significa “la sustancia que está detrás de algo”. Es como si yo te proyecto una figura en una pared, pero la sustancia es la que está en el aparato que uso para proyectarla. Lo que ves en la pared, es un reflejo, la verdad está en el proyector. O sea que, aunque lo que tú estás viendo es aquello, la verdad está acá. Dentro de lo que se dice, eso es la sustancia encarnada de lo que se dice es lo que hay que recibir. Porque la gente, por lo regular, por llamarle palabra de Dios, te recibe el mensaje. Y se van diciendo “amén”. Pero no reciben la sustancia, porque no la aplican.

Entonces, en los últimos días, el que no apropie el mensaje, es candidato ¿A qué? A apropiar mentira. Es como dice Santiago, que se mira en el espejo y se olvida. El espejo es la palabra y, si se te olvida no la apropias. Entonces ya no necesitas enemigo, porque tú mismo te estás engañando. En este tiempo, Dios está trayendo énfasis en los versos de los tiempos finales. Los que no aman la verdad, dice la Palabra. Y esto es como decir que no amaron la sustancia. Si no aman hacer lo que escucharon, la iglesia cae en decepción. Ejemplo: una iglesia que ama la manifestación del Espíritu y no se involucra en el mover del Espíritu, es un engaño. Una iglesia que ama que venga un profeta y le profetice, pero no apropia una dimensión profética, y vive proféticamente en la tierra, también es un engaño.

Ama que los mensajes apostólicos le enseñen, y aman la palabra con profundidad, pero no viven apostólicamente, como si hubieran sido enviados a cada situación terrenal. Como si fueran pioneros, con un espíritu de mártir. Como si fueran a morir a su reputación diaria, para dejar florecer el Reino de Dios. Les gusta la revelación y reciben del apóstol su palabra, pero no la sustancia. Que todo eso te impulse a ser pionero, que en medio del caos que sea, tú te sientas enviado a resolver el caos, y no a huir del caos. Apostolado es repartir todo lo que se recibe sin guardarte nada. Cuando un apóstol viene, deja todo eso y se va, lo que queda de él, no es el recuerdo del don, sino la Gracia. La gente ama el don, pero vive engañada porque no agarra la sustancia.

Eso es cuando nos gusta la manifestación, pero no hay transformación personal. Nos gusta ser sacudidos por el poder de Dios, pero no nos transformamos. El espíritu este que estamos expresando aquí, le gusta agarrar a la gente que le encanta la manifestación, pero no toma la sustancia. Eso es lo que manifiesta el misterio de la iniquidad. Están viviendo en engaño. Toda su vida vivieron así, así que se les hace fácil vivir así. El que siempre fue transparente y nunca estuvo satisfecho, ese no cae en engaño, porque anda buscando otra cosa. La iglesia vive en un mundo de apariencia que niega la sustancia que manifiesta la apariencia. Eso tiene que cambiar, es una esencia desconectada de la realidad. La manifestación desconectada de una transformación personal.

Vamos a verlo ahora desde los ojos de Juan. 1 Juan 2: 18-20: Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; (Muchos anticristos. Nota que anticristo es una condición, no necesariamente un hombre, aunque en algunos casos lo incluya) por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, (¿De dónde salieron? De nosotros, de nuestros grupos, de la iglesia. No son mundanos, son cristianos. O dicen serlo) pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. 

La palabra anticristo, significa “uno que se opone a” o “se para en lugar de”. Y la forma más eficiente que él tiene para vencer en lo que es su propósito, es parándose en lugar de Cristo, porque en contra de Cristo nadie vence. Entonces su modus operandis es impersonal. Ahora, la única forma que se puede ser impersonal con Cristo es a través de falsos ministros. Ya sea por ignorancia, mala doctrina o exprofeso, es así como Satanás se nos infiltra. Y lo hace a través de mensajes que parecen construir una verdad, pero carecen de la dinámica operativa para terminar la obra. Recuerda que mientras no se termine, Satanás tiene tiempo. Y lo único que lo destroza y lo elimina, es que terminemos. Entonces, mientras nuestras doctrinas no mantengan presente una inercia que promete terminar algo, todavía Satanás vence.

Fíjate como estamos. La gente tiene actividades independientes de un proceso que promete terminar algo. La gente se está entreteniendo mientras supone y cree que Cristo viene. Pero resulta ser que Cristo no viene si la iglesia no termina algo. Dice que salieron de nosotros. Es lo mismo que con la apostasía, al separarse se vio que no eran de nosotros. Ninguna mentira procede de la verdad. ¿Quién es mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es el anticristo. Porque todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. Si no confiesa al Hijo, tampoco tiene al Padre. Cristo ya no es una entidad separada de la iglesia. Si tú no le das forma a Cristo, Cristo no tiene ninguna forma. Tú eres la forma de Cristo. Tú eres el cuerpo de Cristo, literalmente.

Cuando Jesús estaba en carne y hueso él dijo: Es necesario que yo me vaya, porque de otro modo, aquello que viene a vivir en ti, no podrá venir. No es que había dos personas allí arriba, y él se fue y mandó a un amigo. Es que él se fue en forma sólida y vino en forma gaseosa. Son distintas expresiones de un solo Dios. Distintas manifestaciones. El que subió, fue el que bajó, en forma espiritual, o como me gusta decirlo, en forma gaseosa. Y no es ni herejía ni blasfemia. El agua se evapora y luego viene líquida, pero es la misma agua, no son dos cosas diferentes. Entonces donde hoy está Cristo es en ti, no allá. Y si viene, lo hace a través de ti. si tú no lo manifiestas, él nunca llega.

Por eso se dice que es Cristo en nosotros, la esperanza de doxta, de Gloria. La expresión de aquel que se fue. Y es esperanza porque anda adentro, no lo hemos mostrado. Él les dijo a algunos de sus discípulos que no iban a probar muerte hasta que no vieran al Hijo de Dios venir. Bueno; Él vino, en Hechos 1:8. Y no lo vieron. Era el Hijo de Dios, sólo que en otra forma. Por eso era necesario que él se fuera, porque estando en la tierra, el Espíritu Santo no podía venir. Es un símil de un parto. Cuando un niño nace, si es un parto normal, lo primero que sale es la cabeza, y luego sale su cuerpo. Pero no nacen dos niños, es uno solo, es el mismo. Cabeza y cuerpo. Él es la cabeza, nosotros el cuerpo, pero somos uno solo.

Cuando tu mensaje tiene directa vinculación con el Reino de Dios, te das cuenta que no todos los que dicen ser cristianos están en condiciones para recibirlo. Mira Colosenses 2: 8-23: Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios. Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: ¿No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.

Mira el capítulo 1 y los versos del 17 al 23:  Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.

¿En su cuerpo de qué, dice? De carne. Nota que él es la deidad, él es la cabeza y nosotros el cuerpo, pero cuando yo me refiero a que es una sola entidad, quiero decir que Cristo en el espíritu no tiene forma, si tú no lo representas como su cuerpo, nadie podrá manifestarlo en tu lugar. Por eso, la venida de Cristo es dúplex, tiene que ver con su venida literal cuando se aparezca en tu cuerpo en la manifestación de sus días. Duplicado. Eso se llama Paroussia. Por eso, entonces, el concepto de Juan, es que salió de nosotros, pero que era uno con el Padre. Por eso dijo que el que lo negaba a Él, negaba al Padre, o que, si lo habías visto a Él, habías visto al Padre. En síntesis, lo que procura es que no seamos engañados. Es algo que opera en engaño.

El concepto de Juan, es que hay gente o vasos humanos, que cargan dimensiones de su Espíritu. Que hay vasos humanos que son agentes de este sistema. que hay vasos humanos que son vendedores de este programa y llevan la carga del propósito del anticristo. Ya vimos que Daniel lo vio como algo global, sistemas y poderes. Lo vemos a través de Pablo, como algo alterno a la iglesia, como que viene a tomar el lugar de la iglesia y aquí en Juan lo vemos como vasos individuales que cargan el mismo propósito que el sistema de aquello que parece ser iglesia. Y son tres puntos de vista distinto del mismo espíritu, visto en distintos tiempos. ;ora 1 Juan 4: 1-3:  Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.

O sea que no es algo venidero, es algo que ya está. Es algo que se parece a la verdad, porque nos incentiva a probar los espíritus. si todos los espíritus fueran buenos no habría que probarlos. Es decir que la venida de este espíritu, que en realidad es aparición, que recién lo llegas a ver, aunque él siempre estuvo. Satanás trabaja mientras puede estar oculto. Cuando lo descubres, comienza su caída. Él trabaja en tinieblas, que es el reino de la ignorancia. Donde hay verdad establecida, él ya no puede operar. Y donde hay luz, es visto. O sea que su mayor poder radica en que tú no lo veas. Ese es el engaño, que él está operando en tu vida y tú no te has dado cuenta. Por eso es que la luz de la aparición de Cristo, lo revela. Así que él ya está en el mundo. Y el mundo del que se habla aquí, no es el mundo secular, sino el mundo que habita en la iglesia.

Tú mundo es todo lo que tu mueves, haces y dices cada día. Alguien puede vivir a tu lado y estar por conducta y comportamiento, en otro mundo, ¿Se entiende? ¿Qué utiliza? Engaño dentro de lo que es la doctrina de Cristo. También tiene como estrategia moverse con manifestaciones de verdades que no son verdades, porque carecen de sustancia. Es algo así como una ilusión muy fuerte que hace estrago en corazones débiles. Es un orden profético falso, que obviamente incluyen a falsos ministerios. Y no son falsos porque vengan con maldad, sino porque no son reales. Operar por fuera de un llamado de Dios, ya te hace falso, aunque lo que hagas sea bueno. No es una fuerza de política exterior, más bien una corrupción interna en la iglesia.

¿Y cómo lo vio Juan a través de Apocalipsis? Mira el capítulo 13 desde el verso 1 hasta el 7. Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; (Dos aclaraciones. Una, que vuelves a ver que el gran poder del enemigo está en lo que habla, no en lo que hace. Mientras más gritas, más mientes. A sabiendas o engañado, da lo mismo. Otra, para que alguien tenga capacidad para blasfemar, primero tiene que haber conocido a Cristo. El incrédulo dice cualquier barbaridad, pero no se le cuenta como blasfemia.)  y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.

(Versos 8 al 10) = Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. (Entiende: adoraron al anticristo todos los moradores de la tierra, pero los del cielo, no) Si alguno tiene oído, oiga. Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos. Aquí estamos viendo a blasfemadores, que invaden todos los aspectos de la vida. Vemos que es un demonio transcultural que no respeta grupos étnicos. Es un sistema de creencia que se ha entregado al sistema del mundo, dentro de la iglesia. Allí te habla de la marca en la frente y la mano y la gente anda por allí diciendo cualquier cosa que le han inventado para que tenga asidero racional.

Hay tres versos que hablan del tema este de tener marcas en las manos, donde jamás se le ocurrió decir que iba a hacer otro tipo de sello. Así que me pregunto, ¿Por qué el de la bestia tiene que ser un sello? Mira Éxodo 13. Recuerda que el Apocalipsis está escrito en idioma del Antiguo Testamento. Juan está preso en la isla de Patmos, exiliado por causa de su mensaje, y comienza a escribir cartas para que la iglesia se libere de la tribulación que estaba vigente en su día. Y para asegurarse que las cartas les llegaran a ellos, las escribía con códigos de un idioma de Antiguo Testamento, que solamente la iglesia podía entender y no sus carceleros romanos, que lo consideraron loco y permitieron que sus cartas salieran a sus destinatarios. Pero toda la iglesia sabía de qué se trataba. La que no siempre lo sabe, es la iglesia actual.

Por eso es que él dice que esa es la revelación de Jesucristo y cosas que van a suceder pronto. No mañana, pronto. Mira lo que dice Éxodo 13:16: Te será, pues, como una señal sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos, por cuanto Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte. Aquí vemos que cuando Dios saca a su pueblo de Egipto, lo hace con una señal sobre su mano. Pero fíjate que ninguno de ellos tenía ninguna clase de marcas. Esta es la visión del espíritu del anticristo según Juan en Apocalipsis. Y eso nos está llevando a lo que llamamos “últimos tiempos”, porque allí encontraremos las claves que nos quedaron pendientes hasta aquí. Acompáñame a Mateo 24, capítulo singular y puntual si los hay. Tú dices Mateo 24 y la enorme mayoría de cristianos sabe de qué estás hablando. Del día final, de “ese” día.

(Mateo 24: 1-4) = Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Observa: cuando pidieron señales relacionadas con el fin del siglo, En este capítulo de Mateo 24, Cristo cuatro veces les dice la palabra Engaño. Cuidado con el engaño, cuidado que no te engañen. Por eso dice en el verso siguiente: Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. ¿Quién vendrá en su nombre? La iglesia. Porque la única que usa el nombre de Cristo es la iglesia. Yo soy la verdadera iglesia, te dirán. Cuidado; el engaño viene a través de cristianos, no de mundanos.

La palabra Engaño, en su vocablo original griego, significa hacer vagar, desviar, sacar del rumbo como un velero o desviarte de la verdad. Mira el verso 9: Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. (10) Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. (11) Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; (12) y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. (13) Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. ¿Más el que persevere hasta cuándo? ¿Hasta que el arrebato se lo lleve? No, hasta el fin, a través de todas estas cosas. Aquí hay una presión natural y espiritual, que está identificada por iniquidad y por frialdad en la iglesia.

El verso 23, dice: Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. (24) Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Esto te deja algo muy en claro: no existe ninguna garantía que los ministerios que portan señales y prodigios sean sí o sí respaldados por Dios. Y cuidado, porque dice que, si le dan la más mínima oportunidad, va a engañar hasta los escogidos. O sea que, cuando tu anhelo por una manifestación es mayor al anhelo por apropiar la sustancia, la manifestación te engañará. Cuando tu búsqueda por una manifestación es superior a tu búsqueda por apropiar un principio, serás engañado.

Verso 27: Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Esto te dice que la manifestación va a ser global, no americana, ni hispana, ni europea, ni asiática ni africana. Global. Dice la Palabra que la gloria de Dios llenará la tierra como las aguas cubren el mar. Eso te muestra que tiene que haber tanta gloria en China como en USA, como en Argentina, por acá en lo último del planeta, casi en el extremo del mundo, donde habitamos nosotros. ¿Sugerencia? No te limites a la escala humana de lo profético, porque esa siempre te dirá que lo más importante vendrá desde los países más importantes, y ya estamos viendo que no es ni será así. Porque no tiene que ver con quienes hacen más eventos. No respondas a eventos, cáusalos.

Luego nos encontramos con el espíritu de martirio. En Apocalipsis capítulo 2, versos 12 al 17:  Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto: Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

Aquí vemos que vamos a morar dentro de un ámbito donde la gente va a tener una oposición o una presión para negar la expresión de la fe que cree. El reconocimiento es que, viviendo dentro de ese ámbito, no negó su fe. Sin embargo y a futuro, lo normal en ese día será que la gente lo va a negar. Por la presión. O sea que lo que le espera a la iglesia es que las presiones externas lleguen para que abortes el mensaje. Por eso yo siempre le digo a quien quiera escucharme, que no puede tener un mensaje, sino que el mensaje lo tiene que poseer. Porque si tú traes un mensaje, te lo compran. Si tienes un punto de doblez, ahí te van a doblar. Toda palabra que decretemos, será probada por el Espíritu y desafiada por Satanás. Dice que al que venza ese tipo de presión, Él le va a dar revelación, que es escondida. Sólo se la puede dar al que vence esa presión, porque nadie se la va a comprar.

En Hechos 1:8 dice que la venida del Espíritu es con poder, para que sean testigos. La palabra testigo es mártir. O sea que el Espíritu Santo no vino para ser utilizado en un servicio carismático en una iglesia. A eso fue a lo que se lo redujo, a un montón de gente hablando en lenguas a los gritos y nadie entendiendo ni interpretando nada, sólo haciendo mucho ruido. Y a eso se le llamaba gran unción. Puede ser, pero lo cierto es que nadie reveló nada y nadie aprendió nada ni recibió nada más que calor, risa y lenguas. Nadie niega la presencia del Espíritu Santo allí, pero te puedo asegurar que no vino a eso. El Espíritu, en su contexto inicial, vino para traerle a la gente una mentalidad pionera y de mártir, con la cual penetraban naciones. Y allí fue donde se la redujo a una actividad en la iglesia.

Es decir que había algo en la atmósfera que tenían los apóstoles, que diariamente estaban entregados a situaciones de las cuales sólo Dios los podía librar. Por causa del propósito de Dios. Y a esto no se lo puede encarar con temor, porque en definitiva es algo normal. El entenderlo es lo que nos libera. Toda la gente de la cual se habla bien detallado en Hebreos, hicieron y vivieron todo eso por algo que se llama La Promesa. Había algo que se llama La Promesa que era más grande que su vida, por eso entregaron sus vidas como mártires. Y vencieron dimensiones de la tierra, que la iglesia con todo su espíritu no ha empezado a romper. Con una fe mucho antes que llegara el Espíritu Santo. Ellos vencieron reinos, de los cuales nosotros nos estamos escondiendo. Sin embargo, dentro de todo este caos, seguimos poseyendo el Reino.

Por eso en el capítulo 11 y versos 39 y 40 de Hebreos, dice: Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. O sea que tenemos una gente que dio su vida como mártires, por algo que no van a recibir si tú no te unes a ellos. Invirtieron en una dimensión que es más grande que sus vidas. Y no van a ser perfeccionados sin que esta mentalidad se vuelva a manifestar en la tierra. Por eso el capítulo siguiente, el 12, comienza diciendo: Por tanto, (Y esto es un resumen) nosotros también, (Creo que está hablando con nosotros, ¿No te parece? Dios, gracias por tu entusiasmo. ¡Está hablando con nosotros!) teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, (Esa nube de testigos es una nube de héroes mártires. Y esta palabra nubes, se traduce de una palabra que es la misma que se usó cuando se habla de la nube que se llevó a Jesús, y la nube en la cual regresa) despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,

Él se llevó cautiva la cautividad, se llevó los espíritus de los muertos en Cristo, y se fue en una nube como esta, de testigos. De espíritus vivos. Y regresa con todos los muertos en Cristo, que parecen tumulto, en una nube. Pero son los testigos que están esperando que Jesús termine para ellos recibir la causa por la cual entregaron la vida. Esa es la nube en la que vienen, no es una nube blanca llena de agua. La nube de testigos, de tus compañeros mártires. Ese es el ámbito de esta iglesia de este siglo. Donde anda por ahí el tío David, con el hermano Pablo. Y más allá está el abuelito Noé, que está diciendo: “No te atrevas, estoy esperando hace siglos terminar”. Tenemos que entrar en su labor, dicen las parábolas. Fuimos enviados a cosechar, pero no lo vamos a hacer si no entramos en su labor.

Tenemos que entrar en las dinámicas operativas que ellos comenzaron, para poder terminar lo que ellos empezaron, y no la visión independiente que tiene la iglesia hoy. Es entrar en el edificio que ellos comenzaron a construir, para terminar el único edificio que Dios está edificando. Y no tener una actividad independiente de la labor de la gente que dio su vida por el fundamento de un edificio que les quedó incompleto. Debemos arrojar de nosotros todo peso innecesario, a correr con perseverancia, enfocarnos en Cristo, considerar fortalecer nuestras manos y perseguir santidad. Todo esto está en la escritura y es para nosotros, no para el mundo secular. 2 Tesalonicenses 3: 7 Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, Nota que los últimos tiempos se caracterizarán por sostener orden divino. La única manera de contrarrestar el espíritu de iniquidad, es con un espíritu de obediencia y de orden divino.

(1 Corintios 2: 6-7) = Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, No para la gloria de Dios, sino para nosotros. Verso 8: La que ninguno de los príncipes de este siglo conoció, porque si la hubieran conocido, no hubieran crucificado al Señor de gloria. Aquí vemos que lo que domina esta edad, este tiempo, es no ver dentro del misterio. Porque los que no ven dentro del misterio, se matan a sí mismos. De manera que la forma de predicar va a ser como la de Jesús. Va a ser una predicación que atrae al que tiene sed por la verdad y deja desentendido al que no tiene ninguna intención de obedecer.

¡Es que no, hermano! ¡Tiene que predicar más sencillo para que todo el mundo entienda! Es que tú igualmente no entiendes lo que estamos enseñando y haciendo. Él ya es y está preparando la siega. Si no ves dentro del misterio, vives incorrectamente. Eso se llama discernimiento. Hay un espíritu de iniquidad que nos muestra la corrupción interna, en medio de la precisión de la iglesia. Está dentro de la estructura del Reino y, dentro de esa estructura, muchos serán engañados. La Palabra dice que los que practican iniquidad son piedra de tropiezo, y encima se ofenden. Mira Mateo 13. Esto ha liberado a mucha gente que pensaba que las cosas eran diferentes. Mateo 13 nos habla de la parábola de la cizaña, es la parábola del trigo. Y dice el verso 37 que el que siembra la buena semilla es el hijo del hombre, Cristo, y dice que el campo es el mundo.

Y que la buena semilla son los hijos del Reino, o sea los creyentes, y que la cizaña son los hijos de Satanás. ¡Bueno! ¡Pero Satanás no se procrea! Entonces, ¿Cuáles son los hijos de Satanás? Los que en sus vidas operan tras los principios de Satanás. Cristo les dijo a los fariseos que ellos eran de su padre el diablo, libres y dedicados a la obra. Como fariseo, nadie más dedicado que él, sincero hasta los codos, pero sinceramente equivocados. Por eso dice aquí el verso 39: El enemigo que la sembró es el diablo, la siega es el fin del siglo y los segadores son los ángeles. De la misma manera que se arranca la cizaña y se quema después, así termina este siglo. O este sistema si lo quieres más claro. Enviará el Hijo de Dios a sus ángeles. Los ángeles de Cristo son los mensajeros, los predicadores, los que están alineados con Él. Los ángeles de Dios son esos que vuelan, creaciones espirituales.

Son dos cosas diferentes. Los ángeles de Cristo son los ministros de fuego, son oráculos de Dios. Y van a recoger de en medio de Su Reino, a todos los que sirven de tropiezo. ¿Dónde estaban esos? ¡En Su Reino! Y a los que hacen iniquidad. Luego que haya esa separación, es cuando los hijos de Dios resplandecen. La apostasía es la hoz que separa la siega. Además, también es un tesoro escondido que un hombre encuentra, y va, vende todo lo que tiene y compra ese campo. El campo era el mundo. Cristo, cuando vio que la revelación de la iglesia estaba en la tierra, pagó todo el precio que correspondía y fue y compró el campo, compró la tierra. ¡La tierra nos pertenece! ¡No existió ningún tiempo en que la tierra le perteneciera a Satanás! Es nuestra dos veces; por creación y porque la pagó con un precio.

Así que entregarle la tierra al enemigo y no perturbarlo, es darle una bofetada en el rostro al plan de Dios. Es como decirle que su plan no funciona, que mejor te venga a buscar y arregle todo Él. Es como decirle que todo lo que te dijo que iba a pasar, en realidad no va a pasar. ¡Eso es una blasfemia! No es de lo que estamos hablando. Estos son los mensajes que no van a cambiar. Así que tenemos que estar comprometidos a ser una gente de orden divino, para poder echar afuera de la iglesia todo lo que es desorden o rebelión o falta de sumisión y visión. Y por último, doctrina. ¡Hay tanto para hablar de doctrina!

(1 Juan 2: 18-20) = Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.

(Verso 27) = Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

Vemos aquí que hay una unción que existe dentro de nosotros. Por eso el verso 24 dice:  Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Nota que lo que Dios nos da es constante y permanece desde el principio. Algo que es válido en la vida de Cristo que se nos ha dado, que es constancia. Hay algo en nuestro interior que es como una antena que nos dice cuando algo se nos predica si eso es cierto o no. No permitas que tu mente analítica las ahogue. Son muchos los que saben, sin que nadie se los haya dicho antes, que todo lo que aquí estamos hablando, va a suceder. Pero entonces viene la doctrina y ahoga eso, y nos hacemos los desentendidos y pasan dos o tres años y quedamos al borde de la destrucción por no haber hecho nada al respecto.

Porque la verdad no se anula por la ignorancia. Hay un sistema de alarma instalado en ti que es el que lo busques o no, te enseña todas las cosas. Si todavía sigues pensando que nada de esto es cierto y que sólo debes esperar que Cristo te venga a buscar, recuerda que la propia Palabra dice: Ocupaos mientras él regresa. ¿Y ocupados en qué vamos a estar? Entre otras cosas, en difundir esta Palabra. No necesariamente haciendo cinco cultos por día sin otra atracción que buenos cantantes, cuerpo de danzas y teatro de niños. No tengo nada que decir contra eso porque es bueno, pero no es de ninguna manera nuestra ocupación principal como hijos de Dios.

(2 Timoteo 1: 13-14) = Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús. Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo que mora en nosotros. Nota lo que te está diciendo el apóstol. Si Dios nos está hablando a nosotros, es porque nosotros podemos. Mira Eclesiastés capitulo12 y versos 9 al 11: Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios. Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad. Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.

Ahora lo sabes. Haz con todo esto lo que el Espíritu Santo te guíe a hacer. De ninguna manera voy a arrogarme jamás la autoría de esto como si hubiera salido de mi sabiduría personal. Acabo de cumplir un rol de ángel de Jesucristo, esto es, de mensajero suyo. O, si lo quieres más pomposo, de profeta, que es como decir de vocero del Rey. Eso es Cristo, eso es Ungido, eso es Mesías. Cualquier otra cosa en contraposición con esta, es anticristo. Tú eliges. Vives o mueres por esa elección.

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8 – Sobre lo Poco, Sé Fiel

 Finalmente, y ya comenzando a cerrar todo esto que hemos venido compartiendo semanalmente, llegamos al punto clave de nuestra pertenencia al pueblo santo, que es nada menos que cumplir con la misión que a cada uno se le ha dado. El último capítulo del evangelio de Mateo nos habla de eso: Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy. Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.

 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. Algunos lo adoraban, pero otros dudaban. Escucha; somos muy religiosos y estrictos a la hora de medir a los demás. Y entonces decimos: Pero ¿Cómo puede ser? ¿Tres años acompañándolo y ahora no van a creer que resucitó? Obvio; tú lo dices sentado cómodamente en tu casa y con todo sucedido y relatado cien veces. ¿Y qué tal si eso mismo te sucediera a ti, hoy, con un amigo que era evangelista, un día se murió, lo velaste, lo lloraste y de pronto se te presenta, medio raro y te dice que resucitó? ¿Lo creerías de inmediato, sin dudar nada?

Pero lo que a mí más me impacta es cuando Jesús, ya resucitado, les dice que le ha sido dada toda potestad, que es autoridad, no sólo en el cielo, de donde es oriundo, sino también en la tierra, nuestra residencia temporaria. Y luego los envía, no a predicar la salvación o invitar a ir a un templo. ¡Los envía a hacer discípulos, que es lo mismo que Él vino a hacer en su tiempo! Como historia, seguramente te agrada y te inspira, pero… ¡Y qué tal si te digo que es a ti, a mí y a todos los que lo aceptamos como Salvador y Señor de nuestras vidas al que nos envía a hacer discípulos?  

Pregunto: El pueblo de Dios y cuerpo de Cristo en la tierra, hoy, ¿Realmente está haciendo eso? ¡Gloria a Dios si donde tu resides se está haciendo así! Por estos lugares no lo estoy viendo, precisamente. Cristianos y gente que va a iglesias, muchísimos. Discípulos de Jesucristo, me parece que son muchísimos menos. Pero no desmayemos, porque en el final nos dice que estará con nosotros todos los días hasta el fin del sistema religioso y secular. ¿Leíste bien? ¡Todos los días! Incluso esos donde muchos alguna vez llegamos a suponer que Dios se había olvidado de nosotros…

Definitivamente, todos los seres humanos, al ser creados, son dotados de ciertos y determinados talentos llamados naturales, pero que sin embargo son divinos y espirituales, aunque muchos de esos hombres y mujeres jamás lo sepan ni los usen en beneficio del Reino de los Cielos. Sólo los que acepten a Cristo como Señor y Salvador y por su Gracia sean salvos, podrán convertir todos esos talentos en dones y utilizarlos al servicio de la misión que le haya sido encomendada desde antes de la fundación del mundo. ¿Ejemplo? Mi propio testimonio.

Provengo de un núcleo familiar con personas apenas un escalón por encima del analfabetismo. Sin embargo, fui dotado de talento para escribir, hablar y enseñar. Cuando el Señor llegó a mi vida y de verdad le entregué todo para que hiciera con todo eso lo que se le antojara, Él hizo lo que ya tenía planificado para conmigo desde antes de la fundación del mundo. Convirtió todos esos talentos en dones, y aquí me tienes, usándolos para su gloria. Obviamente; quien no se convierte, sólo usará esos talentos para su propio beneficio y, en casos, para abusar de otros que dependen de ellos. Tú tienes una misión para cumplir. ¿Quieres saber cuál? Examina tus talentos o dones. Tienen que ser los que necesitas para llevar a cabo esa misión. Sólo Él y tú lo saben; obedece.

De todos modos, siempre rige y regirá la conciencia plena respecto a que Dios proveerá. Desde aquel legendario maná hasta hoy, decenas de miles, o incluso millones, pueden dar fe de la realidad de esta palabra. Nada que ver con los que pretenden vivir gratuitamente, sin esfuerzo alguno de su parte, y lo argumentan con este texto. Dios proveerá, es cierto, pero solo a aquellos que están yendo al frente y pelean por sus objetivos celestiales. A todos los otros, los que se sientan cómodamente a esperar esa bendición sin hacer nada espiritual, les advierto que pueden estar sentados toda su vida esperando algo que nadie les va a traer.  

Dios es amor y todopoderoso, pero no es ni tonto ni necio, y nadie va a engañarlo con lindas palabras. Por esa razón, y por muchas otras más que sería largo enumerar, lo principal de todo esto y clave como base sustancial, es mantener una unidad en Cristo que sea visible y notoria. Y que conste que no estoy hablando de juntarse una vez por semana o por mes, en alguna de las iglesias participantes, a tomar una infusión o un refresco, hablar de tonterías inconsistentes y luego retornar cada uno a su sitial sin haber acordado nada en conjunto, en unidad que es como decir, en hermandad genuina.

Conté en alguno de mis libros publicados una anécdota de un hecho del que fui testigo ocular y presencial. Era una época en que la iglesia evangélica batallaba duro para captar nuevos convertidos, entonces el concepto de andar en unidad comenzó a efectivizarse con algunas reuniones que se cumplimentaban en distintos templos de distintas denominaciones evangélicas e, incluso, dando participación a ciertos sectores del catolicismo romano. En una de esas reuniones, mientras esperábamos que llegaran todos los asistentes, yo estaba hablando con un pastor cuando en un momento, pasó uno de sus ayudantes y dijo: “¡Ahí vienen los idólatras!”.

 Salí del lugar y justo me encontré con un sacerdote católico al que conocía por mi trabajo secular. Mientras estaba saludándolo, otro sacerdote se acercó y le dijo: “Ya podemos entrar al salón de reunión, los herejes llegaron recién”. Unidad. Si a eso le añado que para los bautistas los pentecostales eran “los loquitos de los demonios” y que, para estos, los bautistas eran ·Los helados con gusto a nada”, ahí tienes completo el cuadro de unidad que había. No existe la unidad humana. Los egos e intereses comandan todo e impiden acuerdos. La única unidad posible es en Cristo, pero esa sólo se consigue con gente que lo haya aceptado como Señor, no que sólo se limite a contar historias de su vida.

El infaltable Pablo lo entendió de un modo muy claro cuando al escribirles a los Efesios, en el cuarto capítulo de su carta, dice: Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

 De hecho, fui llamado por mi vocación. Eso, en mi caso personal, es absolutamente cierto, visible y comprobable, ninguna fantasía híper mística. Pero la bendición tiene una condición: andar como es digno usando esa vocación. Yo no puedo usar una página Web para criticar a gente con sus nombres y apellidos, aunque sea gente que está cometiendo delitos amparados por barnices religiosos. No puedo, no es mi trabajo, no vine a eso. Y, además, lo que haga debo hacerlo sí o sí con humildad. Pero con humildad real, no con rostro de humildad o ropas de humildad y escondiendo apetencias de vanidad y ego que nada tienen que ver con esa humildad sugerida.

Pablo esgrime como puntal del testimonio, la mansedumbre. He visto, conocido y tratado a muchos cristianos de todas las denominaciones y doctrinas. Buenas personas, eficientes, fieles, sinceros y guerreros, pero… ¿Mansos? Los menos. De acuerdo, nadie llega a los extremos mundanos del insulto, pero toda la previa de una buena pelea de una noche estelar de boxeo, créeme que sí. Es difícil la carne enojada para sujetarla al señorío de Jesucristo, pero mucho más complicado se vuelve cuando a esa carne desobediente y egocéntrica, debes sumarle la actividad sumamente eficiente de un fiero demonio de ira.

 Lo único que debemos conducir con precaución y eficiencia, es la delgada ruta que circunda entre la mansedumbre y la idiotez. Créeme que no estoy exagerando nada, es muy sutil la línea divisoria. Así lo veía un hermano mexicano que, con su gracejo y humor de su cultura solía decir, predicando, que una cosa era ser manso y otra muy distinta ser menso, que es justamente como ellos definían a la estupidez. Creo que es la misma diferencia cristiana entre ser pacífico a ser pasivo. O entre ser creyente y ser crédulo. O, en el ambiente masculino, de ser respetuoso y educado, a ser afeminado. Sonríe si quieres, pero no podrás negarme que de todas estas cosas tú y yo hemos visto bastante. Y no en el mundo secular, precisamente.

Soportándonos entre nosotros con paciencia. Todos nosotros, creyentes muy versados y bíblicos, sabemos que la paciencia es uno de los frutos del Espíritu Santo. Y no sólo lo sabemos, sino que además se lo enseñamos a los más nuevos y lo predicamos en cada ocasión que se presenta, hasta el cansancio. Propio y de los oyentes. Ahora, cuando se nos desmoronan nuestras estructuras cotidianas por alguna tribulación imprevista, lo que supimos, enseñamos y predicamos queda a un lado del camino y navegamos entre los ataques de ansiedad o de pánico, directamente.

Paciencia. Gracias Señor porque nos la diste, pero, ¿Puedes decirme qué cosa realmente es la paciencia? Primero, es la capacidad interior de padecer o soportar algo sin alterarte. O la habilidad para hacer cosas pesadas o minuciosas. También es la facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho. Pero, y aquí está la clave, es la virtud que ejerce Dios mismo cuando, en lugar de castigar sin atenuantes a aquel que decide confrontarlo o desobedecerlo, opta por darle misericordia, amor y espera a que recapacite y cambie. Vuelvo al principio. ¿Qué dice Pablo? Que nos debemos soportar entre nosotros, (No está hablando del mundo incrédulo, está refiriéndose a nosotros, los hijos del Dios Altísimo) con paciencia.

Luego les va a entregar el elemento clave para que la iglesia sea iglesia y no una babilonia falsa más de las tantas que se han instalado. Unidos en el Espíritu y en el vínculo de la paz, siendo UN cuerpo y UN Espíritu. Esto que puede parecerte un simple un simple discursillo teológico, es absolutamente clave y base de lo auténtico que viene del cielo. Porque estar unidos en el Espíritu Santo, implica pensar igual, desear las mismas cosas y entregarlo todo. Porque si el Espíritu Santo es uno, como lo es, no puede tener una guía diferente para ti y para mí.

Es posible que esa guía se adapte a nuestra forma de conducirnos, pero el objetivo no será diferente, ya que el mensaje que baja del cielo es el mismo para todos. En base a eso es que nos dice que debemos ser UN cuerpo, además de andar en UN Espíritu. Porque si nos ufanamos de ser parte del cuerpo de Cristo en la tierra, implica y obliga a que de ninguna manera nos podemos enemistar y ni siquiera cuestionarnos entre nosotros mismos por la razón que sea. Eso sería como aceptar que tu mano derecha se pelee con tu oreja izquierda y la castigue con violencia. Ambas cosas, aunque distintas, son parte del mismo cuerpo y, te guste o no aceptarlo, tienen que funcionar en equipo conforme a lo que la cabeza haya ordenado.

Y lo concluye con un firme concepto de lo que es una adhesión formal pero genuina al Reino. un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Un Señor. ¿Quién es el Señor? Jesús el Cristo, porque Dios es el Padre y su Espíritu es el Santo. Son los tres en uno, pero dividiendo las tareas. Jesucristo es el Señor, dice mi Biblia. Sólo Él, la cabeza de la iglesia y, por consecuencia, tuya y mía. Una fe. Nada de ritos, nada de imágenes, nada de cosas o personas en las cuales depositar tu fe, así se te presenten como santos de toda santidad. Dice que una sola fe, y esa fe tiene que estar fundamentada en el Hijo de Dios.

A eso también lo dice mi Biblia. Un bautismo. ¿Un bautismo? ¿Uno solo? ¿Cuál es el correcto, el de aspersión o el de inmersión? Tranquilo, no te está hablando de chapuzones en piscinas, ríos o mares. Eso está bueno y es conveniente, pero aquí te está hablando del único bautismo del que Jesús habla a sus discípulos, que no es precisamente el de Juan. Bautismo en el Espíritu Santo. O, si lo prefieres, el significado de la palabra baptismo, que es sumergir. Sumergirte EN Cristo, morir y resucitar con Él. Un solo Dios y Padre de todos. ¿De todos? Sí, de todos, salvo que cada hombre o mujer, decida que no quiere ser su hijo. En ese caso Él es respetuoso y lo deja en libertad. O en esclavitud, como quieras llamarlo.

Ya lo tienes. En la primera mitad de este trabajo, está el desarrollo del sermón más completo y maravilloso que puedas haber leído o escuchado, el que llaman Del Monte, más que por haber sido pronunciado en una determinada montaña, porque lo fue desde un lugar muy alto en el espíritu. Traté, con el mayor de los respetos y cuidados, de interpretarlo bajo la guía del Espíritu Santo, a veces saliéndome un poco o bastante de nuestras enseñanzas tradicionales de la religión evangélica o católica romana, según hayan sido nuestras vidas. No sé si lo conseguí a pleno, pero sí sé que, en todo ese contexto, algo ungido tienes que haber recibido.

Porque ese fue EL SERMÓN al que hago alusión en el título. Dando a entender que es el máximo, el mejor, el único incuestionable y el más maravilloso punto de partida para todo lo que pretendamos o deseemos llevar adelante con el evangelio de la cruz como bandera, con el evangelio del Reino como doctrina y con el evangelio de Jesucristo como base para nuestra salvación eterna. Aprendí, mientras lo estaba estudiando, que replicar lo dicho por otro hombre y analizarlo, para mi ejercicio profesional no es complicado, pero hacerlo con algo dicho por el Hijo Unigénito de Dios, es otra cosa. Una mezcla de reverencia, temor santo y alta responsabilidad se sumaron para darle un contenido puntual y sin la menor participación mía como intermediario circunstancial.

En la segunda mitad, mientras tanto, y sumamente inspirado y motivado por esa primera, te comparto mi sermón. Nada fuera de serie ni extraterrestre, apenas varias menciones sobre aspectos de la vida del creyente, de su integración al Reino de Dios y todas las circunstancias que pude encontrar con la finalidad de advertirte por donde conviene y por donde no conviene transitar. Normalmente suelo hace dos clases de trabajos. Están los que toman un texto y lo desmenuza de ida y de retorno. Con cada palabra y su significado, o su traducción desde los originales, descubrimos cosas valiosas que no siempre hemos aprendido en las escuelas clásicas y tradicionales.

 Y luego los otros, donde me niego a llenarte de capítulos y versículos y te digo lo que tengo dirección para decirte, tomando a la Biblia como un contexto global y no con expresiones aisladas, que podrán ser muy bonitas para armar frases célebres o los acotados de las redes sociales. Esos son, si quieres llamarlos así, mis sermones más corrientes. Lo que sí me ha sucedido en algunas ocasiones, aunque no siempre, es que arranco con una enseñanza de cualquiera de estas dos expresiones y de pronto, ¡Zas!, el Espíritu Santo, con mi permiso, toma el comando de mi espíritu y mi mente y me lleva a volar por alturas desconocidas para mí. A estos los selecciono porque no forman parte de mis rutinas personales, sino que son sermones divinos dichos por intermedio de un hombre vulgar llamado Néstor.

Y si te compartí EL Sermón y luego aporté un pequeño grano de arena con Mi sermón, ahora es tiempo y momento de entregarte el tuyo, para que se complete el título, Tu sermón. No sé si alguna vez has hablado en público, no interesa qué cantidad sea, da lo mismo hablar para dos o tres que para diez mil. Si tienes unción, lo que aflore de tus labios será de tremenda bendición para todo el que te oiga con ganas de oírte. ¿Por qué aclaro que sea con ganas de oírte?

Porque es mucha la gente que asiste a una iglesia por diversos motivos que, a la hora del sermón, quisiera estar en cualquier parte menos allí porque sabe que va a aburrirse como una ostra. Que es una muletilla utilizada en muchas partes, porque en realidad nadie sabe si una ostra es capaz de aburrirse o no. Y cuando esa gente que fue al templo por algún interés que no es precisamente el de saber más de Dios Padre, de Jesucristo el Hijo o del Espíritu Santo, comienza a oír al predicador de turno, mentalmente comienza a volar por alturas de distracción y dispersión, mientras el sueño comienza a invadirlo al punto de que, no es demasiado raro que, en algunas ciertas y determinadas congregaciones, el predicador desgrane su sabiduría en medio de bostezos, cabeceos y hasta algún santo ronquido.

Eso sucede, justamente, porque una enorme mayoría de predicadores de todos los calibres, no tienen unción divina para convertirse en profetas, que es como decir, en voceros del Reino de los Cielos. Entonces no tienen mejor idea que apelar a sus personales dotes histriónicas, unos más, otros menos, y con eso procurar entretener a la gente para que estos no se cansen y simplemente se pongan de pie y salgan por la puerta principal con la idea de no retornar por bastante tiempo. Hoy por hoy, no sé cómo serán las cosas donde tú resides, pero te puedo asegurar que por estas tierras, ninguna congregación del calibre o nivel que sea, se puede permitir el lujo de perder miembros.

Y así sobreabundan los sermones que, más que sermones espirituales, son verdaderas piezas del stand up con barniz religioso. Anécdotas personales jocosas del predicador destinadas a hacer reír a sus oyentes, relatos de testimonios impresionantes ocurridos en remotos lugares e imposibles de comprobar y una retahíla de palabrerío de todas las tinturas que pretenden, sin demasiado éxito, reemplazar la simple unción del Espíritu Santo, único factor que te puede tener atrapado escuchando a alguien por el tiempo que al Espíritu se le antoje. He estado en cultos de una hora que me parecieron eternos y en conferencias donde alguien habló por cuatro horas y caí en cuenta el tiempo transcurrido cuando me levanté y salí a la calle. La unción es la diferencia. Y no se la puede comprar en ningún lugar. ¡Gloria a Dios que es así!

¿Quieres dar tu propio sermón, aunque más no sea a esa pequeña iglesia que es tu propia familia? El Sermón del Monte es un excelente bosquejo. Eso y la guía inefable del Espíritu Santo, es tu mejor opción. Lo que hayas visto en el mío, te puede ser útil como anexo, como informe. Pero el epicentro de lo que vayas a decir saldrá de la fuente inagotable que es el Espíritu Santo o no saldrá de ninguna parte. No es difícil, créeme. Sólo tienes que hacer lo que se denomina como retrospectiva, esto es: mirar hacia tu adentro. No te estoy sugiriendo que hagas lo que he oído decir a algunos predicadores reconocidos o de prestigio, en el sentido que ellos, dicen que se paran frente al púlpito sin saber de qué van a hablar y allí mismo el Espíritu Santo los visita y salen tremendos sermones.

No lo sé, puede que sea así, no soy yo quien lo pondrá en duda, pero también creo que ese no puede ser un método para todos por igual. Lo más cercano a eso que me tocó vivir, fue una noche en una congregación a la que había sido invitado. Preparé un tema con tiempo, en mi casa y lo resumí en algunos apuntes en una hoja para impresión. La doblé y creí colocarla dentro de mi Biblia. No fue así, me la dejé olvidada en mi casa y, cuando abrí mi Biblia en el púlpito, el bosquejo no estaba y yo no recordaba ni por asomo el tema del que iba a hablar.

 Asustado y avergonzado oré y le pedí al Señor que me ayudara. Inmediatamente vino a mi mente un salmo y decidí leerlo. A medida que lo iba leyendo, me iban brotando palabras y conceptos que, según alguien me dijo después, conmovió las estructuras de muchos. Esa noche a ese lugar me acompañó un hermano de la que todavía era mi iglesia y con el que compartía clases bíblicas. Cuando regresábamos, me dijo con cierto asombro y no poca admiración que no sabía que yo conocía todas esas cosas que había enseñado a partir de ese salmo. Mi respuesta fue lacónica pero puntual: yo tampoco…

La gran duda, es: ¿Somos imitadores de Cristo o no? ¿Dice o no dice la Palabra que debemos serlo? Lo dice. ¿Y entonces? ¿Por qué no tomamos el modelo Jesús para hacer todas esas cosas que eclesiásticamente nos seduce hacer? Creo que es porque, entre otras cosas, Jesús nunca dijo todo lo que dijo esperando aprobación, ovaciones, aplausos o gritos de júbilo. Él vino a decir lo que el Padre le había ordenado decir. Eso es un vocero genuino. En una etapa de mi trabajo secular, estuve en una institución estatal dedicada a la defensa de los derechos de las personas. Esa institución tenía un jefe y yo era su vocero de prensa. ¿Me preparaba lindos discursos para quedar bien con todos y no arriesgar nada con nadie?

 No. Yo acudía a la oficina de mi jefe, él me delineaba con el mayor detalle que podía todo lo que deseaba hacer conocer a la opinión pública y, luego, en mi oficina me armaba un detalle con ritmo informativo y con eso salía al aire por emisoras de radio y canales de televisión. Pero siempre hablando de lo que mi jefe me había ordenado hablar. De ninguna manera inventando algo que me permitiera lucirme. La persona más importante de la institución, era su jefe. Lo mío, mientras más bajo perfil, mejor. ¿Quieres que te diga algo? Cuando predicamos, somo voceros del Señor. ¡Guay de no decir lo que Él nos ordena y, en lugar de ello, hablar palabrerío a favor de nuestro lucimiento o intereses!  

Y hay un detalle que no es menor, aunque debería examinarse con mucha cautela, precisión y respeto. La predicación eufórica que conocemos esencialmente en el ministerio de los evangelistas, nace con la gente que prosiguió con el punto inicial que inauguró Jesús. Por lo que nos cuenta la escritura, Jesús sólo alzó la voz, que es como decirte que habló a los gritos, cuando se enojó feo con los que hacían comercio en el templo. Aquel asunto de la mesa de los cambistas y eso. De todos modos, aunque Él lo haya hecho, eso no nos da chapa a nosotros para hacer lo que se nos antoje como santo.

No podemos irnos al hall de ingreso o salida de un templo o salón congregacional y desparramar las mesas de los que venden desde buenos libros cristianos y algunos infiltrados que no tanto, pasando por elementos de música cristiana y también de otras no muy cercanas y terminando en aceites de la unción en pequeños envases, paños recortados en pequeños cuadrados sobre los cuales, se promociona, ha orado el pastor y a partir de allí se consideran ungidos. Y no es porque no se lo merezcan, sino porque no tenemos nosotros el mismo grado de autoridad que tenía Jesús. No porque no nos pertenezca, ya que sí nos pertenece, sino porque en gran mayoría, no estamos lo suficientemente limpios de esas cosas como para encararnos con las ajenas.

Soy consciente de las inmensas necesidades que gran parte del pueblo cristiano tiene en aspectos relacionado con sus almas, muy por encima de lo que creen necesitar para su espíritu. Muy pocos han leído a Watchman Nee, literatura muy completa y precisa sobre el funcionamiento del cuerpo, alma y espíritu humano y, por consecuencia, necesitan que al menos una vez a la semana alguien les arroje algunas cuerdas de donde aferrarse para salir el vacío en que se encuentran. Problemas emocionales, sentimentales, físicos y pecado, abundante pecado como costo básico de ignorar ciertos aspectos relacionados con su ser interior del que muy poca gente se ocupa.

Si un predicador tiene que tomarse el trabajo semanal de recordarles a un grupo de personas auto denominadas como cristianas que no deben mentir, robar, adulterar o fornicar, mucho me temo que eso deja de ser un sermón para enrolarse en la categoría de leche materna, que es como decir, alimento para recién nacidos. El dilema se produce cuando a este alimento infantil lo consume gente a la que ya se considera adulta. Sin embargo, tú recorres una decena de congregaciones de distintas denominaciones y comprobarás que, en absoluta mayoría cercana al ochenta por ciento, los sermones giran en derredor de estos aspectos del alma y no sobre el espíritu.

Es mi oración, como producto de mi deseo personal y ministerial, que este trabajo te inspire y te motive a producir sermones de alto alimento al espíritu. Tengo certeza total que, si tu espíritu humano está fuerte y consolidado en lo que cree, será indefectiblemente lleno del Espíritu Santo de Dios. Y si contiene esta plenitud incomparable, no será necesario recalar sobre aspectos de tu alma, ya que ella se sujetará sí o sí a tu espíritu pletórico del Espíritu de Dios, y de ese modo su conducta y comportamiento será siempre acorde a la voluntad y el propósito divino para con el hombre en su diseño. Durante los últimos veinte años he estado enseñando conceptos de cierta profundidad. Me he ido por encima de lo clásico y tradicional.

Eso ha determinado que muchos cristianos no muy comprometidos me hayan tildado de pesado o plomizo y se hayan aburrido leyéndome o escuchándome, pero también han surgido muchos otros que, habiendo despertado a este nuevo amanecer de fe, han tomado una y cada una de esas enseñanzas, las han hecho suyas, las han puesto por obra en sus vidas y luego, como no podría ser de otra manera, han utilizado sus propias redes sociales para repetirlas, enriquecidas con lo que el mismo Espíritu Santo les da por encima de lo que yo haya escrito o hablado. Así es como funcionó para los continuadores de las enseñanzas de aquel Sermón del Monte. Así sigue siendo hoy con cada uno de nosotros.

Telón. Siempre que concluyo un trabajo pienso que es el último. Es más, hasta hace muy pocos días, estaba convencido que por muchas razones no iba a producirlos más en este envase gráfico. La gente, y principalmente la gente joven, ya no lee como leíamos en algunas generaciones atrás. Hoy todo está digitalizado y es mucho más práctico, rápido y llevadero que detenerse a leer algo extenso. Sin embargo, todavía los hombres no terminamos de aprender que, aunque sean cosas muy lógicas y bien intencionadas, la última palabra en todo esto la tiene siempre el Señor. Y si Él envía a su Espíritu Santo a despertarme por la madrugada para poner en mi corazón la necesidad de estudiar y escribir sobre todo esto, no seré yo quien a esta altura de mi vida decida ser desobediente a su mandato.

Sé que esto te habrá bendecido e inspirado. Y no lo sé porque estime que soy un escritor brillante o súper ungido. Lo sé porque este ha sido un trabajo ordenado por dirección divina, y como sé que todo lo que viene del cielo alimenta, bendice y respalda con poder y gloria, el simple hecho de obedecer y ser intermediario, es lo mínimo que como hijo obediente habré realizado. Te bendigo con toda bendición celestial y extiendo eso a todos los que amas y te aman. Esa es tu iglesia. Sé honroso pastor de ella y en el final del camino habrá un Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. ¡Así será! Que es la verdadera traducción de ¡Amén!

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¿Por Qué Vive Un Justo?

Quiero que sepas que este trabajo no tiene nada que ver con lo que generalmente estamos acostumbrados a enseñar o a escuchar. Es producto de una palabra del Señor que, a partir de la versión NTV de la Biblia, (Nueva Traducción Viviente) deberemos traer a nuestro hoy lo que vivió hace siglos el profeta Habacuc. La realidad es que no sabemos mucho acerca del profeta Habacuc, porque su nombre no se menciona en ningún otro libro de la Biblia. Dado que profetizó la llegada del ejército babilónico y su destrucción de Judá, profetizó algún tiempo antes de esa invasión.

Muchos piensan que Habacuc ministró en algún momento durante el reinado del rey Joacim, quizás alrededor del año 607 a.C. Pero, lo cierto es que es difícil decir con certeza cuándo profetizó Habacuc. Como habla de Dios levantando a los babilonios, podemos suponer que escribió en el período de 25 años entre el tiempo en que Babilonia conquistó Nínive y el Imperio Asirio y el tiempo en que Babilonia conquistó Jerusalén. Eso, como para entrar en tema a partir de la historia. Pero el mandato es traeré esa historia a un hoy que, ya lo vas a ver, de acuerdo como esta versión lo relata, no está demasiado alejada de la nuestra actual. Ahí vamos, síguenos con toda atención.

Habacuc 1: 1 = Este es el mensaje que el profeta Habacuc recibió en una visión. (2) ¿Hasta cuándo debo pedir ayuda, oh Señor? ¡Pero tú no escuchas! ¡Hay violencia por todas partes!, clamo, pero tú no vienes a salvar. Vivo en una región de Latinoamérica. Dime: ¿No es parecido todo esto a lo que cualquier cristiano de cualquier punto de este sector del mundo podría decirle al Señor? Donde tu vives, hoy, ¿No hay violencia por todas partes? Aquí en Argentina, la hay, y demasiada. Y todavía no parece que Dios se decida a venir a salvar a mi país. Obviamente que debe ser por algún motivo que solamente Él sabe y que es exactamente lo que debe hacer, pero…nosotros todavía no lo sabemos, y clamamos.

(3) ¿Tendré siempre que ver estas maldades? ¿Por qué debo mirar tanta miseria? Dondequiera que mire, veo destrucción y violencia. Estoy rodeado de gente que le encanta discutir y pelear. Cuando veo algunos hechos delictivos y ciertas zonas marginales, suelo preguntarme lo mismo. ¿Por qué tengo que ver tanta maldad? ¿Por qué tanta miseria y no sólo de dinero? Y cuando me meto en las pomposamente llamadas “redes sociales”, soy testigo lector u oidor de mucha, pero muchísima gente a la cual le seduce y parece encantarle discutir y pelear. En casos, son verdaderas cloacas nauseabundas de insultos, agresiones y groserías de todos los colores.

Esta era y es una excelente pregunta. ¿Por qué Dios nos permite ver iniquidad y problemas, en nosotros mismos o en los demás? Por qué Dios nos permite ver la iniquidad en nosotros mismos: Para mantenernos humildes. Para mantenernos sumisos a Él en la hora de la angustia. Para hacernos valorar más la salvación. Por qué Dios nos permite ver la iniquidad en los demás: Para mostrarnos lo que nosotros mismos podríamos haber sido. Para hacernos ver la maldad del pecado, para que podamos pasarlo de largo y odiarlo, y no caer en él nosotros mismos. Para hacernos admirar la gracia de Dios cuando salva a los pecadores.

(4) La ley se ha estancado y no hay justicia en los tribunales. Los perversos suman más que los justos, de manera que la justicia se ha corrompido. Pidiendo perdón con absoluta honestidad a todos los creyentes fieles y sinceros que son jueces o abogados de los diferentes poderes judiciales terrenales, humildemente pregunto: ¿Cuántos de ustedes creen que en nuestros tribunales hay absoluta justicia? ¿Cuántos dan por cierto que hay mucha perversidad con títulos enquistada en esos sitiales supuestamente sagrados? ¿Y cuantos dan por real y genuino que, a partir de negociaciones de distinto calibre, hay un alto grado de corrupción en esa justicia? ¿Cuántos pobres le ganan juicios a gente rica? ¿Cuántos hombres de a pie le ganan juicios a gente poderosa? Siglo veintiuno, en más de un sitio del planeta.

(5) El Señor respondió: Observen las naciones; ¡mírenlas y asómbrense! Pues estoy haciendo algo en sus propios días, algo que no creerían aun si alguien les dijera. ¿Qué estamos viendo hoy en la mayor parte de las naciones? ¿Qué cosa nos están asombrando de ellas? A partir de eso, el Señor dice que va a hacer algo con esas nación es que no lo vamos a poder creer cuando lo sepamos o veamos. ¿Hará él algo bueno? ¿Permitirá que suceda algo malo como fruto del pecado ambiente en esas naciones? Creo que el verso siguiente da una pista. (6) Estoy levantando a los babilonios, un pueblo cruel y violento. Marcharán por todo el mundo y conquistarán otras tierras. Babilonios. Oriundos de Babilonia, ¿Te suena conocido?

Esto está más allá de una ciudad antigua o de un símbolo abstracto. Esto es algo visible ya y ahora donde quiera que fijemos nuestra mirada. La mentalidad babilónica consiste en tres puntos básicos y centrales para su operatividad. Política, Economía y Religión. Una sola ideología, que en realidad es una conjunción de intereses de grupos poderosos. Programas económicos que llevan a un país a situaciones límites para sus clases sociales más carenciadas. Una sola religión, la que se propone desde el poder, con sanciones y proscripciones para quienes no la profesen. Esto no es nuevo.

Donde no opera es porque todavía la democracia funciona lo suficientemente apartada de los grandes monopolios y eleva al poder a hombres con otro sentido. De hecho, duran muy poco porque el dinero que se mueve en las redes y en los medios de comunicación imparten adoctrinamiento que lleva a su expulsión. Dentro de la iglesia, también opera el sistema babilónico, que se vende como iglesia genuina sin serlo. Hay una forma de conducción política, donde la oposición no tiene acceso. Hay un factor económico, donde gobiernan la iglesia los diezmos más altos y las donaciones más jugosas. Y hay una sola religión, la que la doctrina denominacional impone, coincida o no con la palabra de Dios.

(7) Son reconocidos por su crueldad y hacen lo que se les antoja. Observa con atención naciones e iglesias donde sus liderazgos hacen de la crueldad y la carencia de empatía un emblema. Examina si alguna de esas personas en algún momento ven decrecer su poder por causa de alguna injerencia de la justicia. Ni por asomo. Literalmente es lo que dice aquí: hacen lo que se les antoja. Y, mayoritariamente, casi siempre lo que se les antoja, contiene una alta dosis de crueldad. (8) Sus caballos son más veloces que guepardos y más feroces que lobos al anochecer. Sus jinetes arremeten desde lejos. Como águilas, se lanzan en picada para devorar a sus presas. 

Sin importar la supuesta ideología, (La izquierda y la derecha a veces se fusionan), Hay gobiernos que hacen de la ferocidad su estandarte. Las águilas, en este caso, no son las que debemos imitar los creyentes, sino las enviadas por el reino de las tinieblas a robar, matar y destruir. Mira a tus alrededores y vas a ver, por cercanía o por información fidedigna, más de una nación que está viviendo esto. No existe ningún problema con la gente rica, pero siempre y cuando hayas hecho su fortuna con trabajo duro, inteligente y fructífero. Pero, lamentablemente, en los regímenes babilónicos, estos no son justamente la mayoría. Mucha riqueza proviene de fraude, corrupción, abuso y negrerismo laboral. Cierta frustración e impotencia produce holgazanería y vagancia, la cual es mostrada como argumento discriminatorio.

(9) Vienen sin tregua, decididos a la violencia. Sus multitudes avanzan como el viento del desierto, barriendo cautivos a su paso como si fueran arena. (10) Se burlan de reyes y príncipes y menosprecian todas sus fortalezas. ¡Simplemente hacen rampas de tierra contra las murallas y las toman por asalto! (11) Arrasan como el viento y desaparecen. Pero son profundamente culpables, porque hicieron de su propia fuerza un dios. Sin tregua. ¿Has visto cuando te llega una crisis, es como si todo se juntara y se pusiera de acuerdo para asfixiarte? La pobreza no da tregua, el dolor no da tregua, la enfermedad no da tregua. ¿Observas que es lo que barre todo esto? A los cautivos. Y como no son tiempos de guerras convencionales, esos cautivos son del pecado, no hay otros. A ellos no se les da tregua.

Se burlan de los gobernantes. A primera lectura, daría la sensación de que está hablando de grupos subversivos, terroristas o guerrilleros. Es cierto que estos atacan a los gobernantes y mucho, pero no tanto como para burlarse de ellos. ¿Y entonces? Está hablando de los más poderosos, que si bien no han sido elegidos por nadie para ejercer ningún tipo de función pública, por su poderío económico, sus influencias y sus mecanismos comunicacionales logran, sin dudas, burlarse de los gobiernos constituidos y llevar adelante sus planes a despecho de lo que la mayoría que quizás haya elegido otra cosa, no puede impedirles. Dinero, logias, grupos oscuros, elige el que mejor te cuadre, pero lo cierto es que son el verdadero poder. Sólo tienen respeto por el dios que ellos mismos fabricaron y adoran, el de su propia fuerza.

(12) Oh Señor mi Dios, Santo mío, tú que eres eterno, ¡no puede ser que estés planeando acabar con nosotros! Oh Señor, nuestra Roca, tú has enviado a los babilonios para corregirnos y castigarnos por nuestros muchos pecados. En primer lugar, nadie está dispuesto a pensar que Dios desea extinguirnos o aniquilarnos. Pero sí considera la posibilidad de que permita algo que nos atribule con la intención de corregir nuestras irregularidades y sancionar correctamente conductas pecaminosas. Sería como clamar a Dios sobre el estado de la iglesia y escuchar a Dios responder diciendo: “Solucionaré el problema con una invasión enemiga a tu país”. Podríamos decir: “¡Espera un minuto, Señor, el problema es malo, ¡Pero tu cura es peor que la enfermedad!”. (13) Pero tú eres puro y no soportas ver la maldad. ¿Serás indiferente ante la traición de ellos? ¿Guardarás silencio mientras los perversos se tragan a gente más justa que ellos? Aquí está el gran meollo de toda oración genuina. Orar para que Dios elimine la traición malvada y la perversidad presuntuosa de quienes pretenden adueñarse de lo que es del Padre.

Y aquí vienen las preguntas de las cuales ya conocemos las respuestas, pero que igualmente formulamos cuando la desesperación y la desesperanza comienzan a dejar en evidencia que nos ganan la batalla: (14) ¿Somos tan solo peces para ser capturados y matados? ¿Somos simples criaturas del mar que no tienen quien las guíe? NI somos peces que alimentan panzas engordadas, ni tampoco criaturas indefensas. Somos hijos del Dios Altísimo y no podemos firmar nada por menos. (15) ¿Tenemos que terminar ensartados en sus ganchos y atrapados en sus redes, mientras ellos se alegran y celebran? Si quieres jugar al religioso, puedes decir ¡Oh! ¡Estos hermanos no deben pensar así! De acuerdo, pero si quieres verlo como Dios lo ve, entonces el panorama cambia y se comprende.

Sin embargo, lo que a mí me produjo un crash en el cerebro, (Y nota que no dije un “clic”, dije un “crash”, es leer que dice que los impíos babilónicos, incrédulos y pecadores, están atrapados en sus redes. ¿De qué redes está hablando? Si te remontas a lo literal e histórico, tu respuesta puede ser cualquiera y nadie podrá decirte que está equivocada. Pero si te dejas guiar por la dulce revelación impactante del Espíritu Santo, entonces no puedes menos que recorrer tu teléfono y reflexionar un momento. ¿Cuál es la máxima esclavitud humana en este tiempo, independientemente de la legendaria esclavitud del pecado? La esclavitud a las redes sociales. Ponle el nombre que quieras o el que más se adapte a tu persona, pero ahí están, casi comandando tu vida. ¿No es eso adoración? No lo sé, sólo lee lo que sigue:

(16) Entonces adorarán a sus redes y quemarán incienso frente a ellas. ¡Estas redes son los dioses que nos han hecho ricos!, exclamarán. No soy yo el que inventa versículos inexistentes, es lo que dice una versión bíblica llamada NTV, Nueva Traducción Viviente, que tiene muchos cultores por estimarla como seria y con lenguaje muy preciso respecto a los originales. Entonces, si lo quieres más al día de hoy, fíjate como lo concluye. Dice que las redes son los dioses que han hecho ricos a muchas personas. Pregunto, tomándolo como redes sociales: ¿No ha sucedido eso, acaso? Es más: ¿No se han promocionado inteligentemente a personas no del todo idóneas para gobernar países, sólo por una tarea psicológica y  manipuladora ejercitada desde las redes sociales? No me digas que soy un fantasioso, entonces, sólo piensa en la cualidad y calidad de lo que dice y digo, y verás que no estoy tan lejos de la verdad.

(17) ¿Permitirás que se salgan con la suya para siempre? ¿Tendrán siempre éxito en sus conquistas despiadadas? Esto, en mayor o menor medida, es el clamor en casos hasta escondido en un tímido murmullo que se oye en todo el planeta. Cuando no sabes qué hacer o no hacer o como conducirte en situaciones como las actuales, recuerda estos principios. Primero, detente a pensar. Antes de hablar de algo o de alguien, piénsalo muy bien. Luego reafirma esos principios básicos que has aprendido como firmes y sólidos. Mientras piensas en el problema, lo mejor que puedes hacer es no comenzar tú con el problema. Vuelve atrás a los principios básicos acerca de Dios y de su trato con el hombre. Aplica esos principios al problema. Ahora piensa en tu problema, pero a la luz de estos principios básicos. Finalmente, encomienda el asunto a Dios con fe, ya sea qué sepas lo que tienes que hacer, o no.

Habacuc 2: 1 = Subiré a mi torre de vigilancia y montaré guardia. Allí esperaré hasta ver qué dice el Señor y cómo responderá a mi queja. 

Le has hecho dos preguntas importantes a Dios, pero las hiciste con una actitud apropiada. Anticipaste una respuesta de Dios y estuviste dispuesto a estar de guarda, es decir, a esperarla.  Y digo esto porque, a menudo, cuando cuestionamos a Dios, no esperamos que nos responda, pero aquí, Habacuc sí lo hizo. Otras veces no solo esperamos que Dios responda, sino que le exigimos que responda, y que responda según nuestro horario. Por eso este es el modelo de abordar esto con la actitud correcta. ¡Cuán a menudo llegan las respuestas de Dios y descubren que nos hemos ido! Hemos esperado un rato y, pensando que no había respuesta, hemos seguido nuestro camino, pero cuando hemos doblado la primera esquina, el correo ha entrado.

Cerramos la computadora y el mail llegó. Silenciamos el teléfono y justo el WhatsApp apareció en pantalla.  Los barcos de Dios tocan en nuestros muelles; pero no hay quien los descargue… No basta con dirigir la oración a Dios; mira hacia arriba y mira hacia afuera, hasta que la bendición descienda sobre tu cabeza. Además, por fuera de todo esto, la actitud más correcta que existe, es esperar que te corrija.  De esto vemos que no le haces esta pregunta a Dios porque pienses que Dios está equivocado y tenga que explicarse. Lo haces porque sabes que estabas equivocado y necesitabas ser corregido. Tus preguntas eran tu invitación a Dios diciendo: “Dios, no entiendo lo que haces, pero sé que tienes razón en todo. Por favor háblame y corrígeme”.

(2) Entonces el Señor me dijo: Escribe mi respuesta con claridad en tablas, para que un corredor pueda llevar a otros el mensaje sin error. Es exactamente lo mismo que si alguien te hubiera dicho que escribas tus cosas para construir una biblia, ya que ese modo, un ministro, aquí llamado corredor, pueda llevarles a otros el mensaje divino con precisión y sin errores. Pero tendrás que ordenarte correctamente. Primero, tienes que ver la visión. Nunca jamás harás que alguien pueda ver lo que todavía no estás viendo tu mismo. Luego, entonces si, puedes darla a conocer. Y tendrás que hacerlo de todas las formas posibles, destinadas a que sea bien entendida, sin confusiones ni errores. Y no lo tienes que hacer una o dos veces, suponiendo que eso es suficiente. Tienes que hacerlo siempre, de manera permanente.

Además, lo tienes que dejar muy claro.  Algunas veces he pensado que ciertos ministros creían que era su deber elaborar el mensaje, ir al fondo del tema y remover todo el barro que pudieran encontrar allí, hasta que no pudieras verlos, ni que ellos pudieran ver su propio camino en absoluto…. Le cuentan a la gente todas las dificultades que han descubierto en la biblia, dificultades de las cuales la mayoría de sus oyentes nunca habrían oído hablar a menos que sus ministros se las hubieran dicho. ¿Eso es bueno? No, en absoluto. Tienes que ministrar de modo tal que la claridad ingrese en cada vida que te oye, conjuntamente como antes habrá llegado a la tuya. Y, finalmente, tendrás que hacerlo bien práctico. Que corra el que leyere en ella. Cuidado. No dice, “que el que corra lo lea”, sino “que corra el que leyere en ella.” El correr – la actividad y el progreso – proviene de la palabra de Dios.

(3)  Esta visión es para un tiempo futuro. Describe el fin, y este se cumplirá. Aunque parezca que se demora en llegar, espera con paciencia, porque sin lugar a dudas sucederá. No se tardará. Ten cuidado. Es a Habacuc a quien se le dice que esta visión es para un tiempo futuro, no a ti. Tú tienes ese tiempo en tus manos, hoy. (4) ¡Mira a los orgullosos! Confían en sí mismos y sus vidas están torcidas. Pero el justo vivirá por su fidelidad a Dios. Cuando vemos a toda esa gente reventando de orgullo y soberbia, no podemos menos que preguntarnos por qué, una iglesia falsa y paralela, que llamamos Babilonia, diez veces más pecaminosa que nosotros. Ha sido utilizada por Dios para traer juicio a la iglesia genuina, dejando en evidencia que, verdaderamente, el juicio comienza por su casa. Simple: porque el Señor tiene necesidad de encontrar almas rectas, que no son las que abundan, en el aquí y ahora.

El orgullo está en todas partes y toma todo tipo de formas. Está en el hombre rico, orgulloso de lo que él tiene. Está en el hombre pobre, orgulloso de su “honra” al tener menos. Está en el hombre talentoso, orgulloso de lo que puede hacer. Está en el hombre de pocos talentos, orgulloso de su arduo trabajo. Está en el hombre religioso, orgulloso de su religión. Está en el incrédulo, orgulloso de su incredulidad. Está en el hombre establecido, orgulloso de su lugar en la sociedad. Está en el hombre contracultural, orgulloso de su condición de “marginado”. Está en el hombre docto, orgulloso de su inteligencia y saber. Está en  el hombre sencillo, orgulloso de su sencillez. Por eso me resisto a seguir con esa costumbre de denominar con el eufemismo de humilde a la gente carenciada de dinero. Nada que ver. Hay gente que no puede salir de su miseria por causa de su orgullo.

Si hay un pecado que es universal, ese es este, el orgullo. ¿En dónde no se encuentra? Examina entre los más altos y elevados del mundo, y allí lo encontrarás; y luego ve y busca entre los más pobres y los más miserables, y allí también lo encontrarás. Puede haber tanto orgullo dentro de los harapos de un mendigo como en la túnica de un príncipe; y una ramera puede ser tan orgullosa como un modelo de castidad. El orgullo es una criatura extraña; nunca se opone a su alojamiento. Vivirá bastante cómodamente en un palacio, y vivirá igualmente a sus anchas en una choza. ¿Hay algún hombre en cuyo corazón no aceche el orgullo? Puede ser especialmente peligroso entre el pueblo de Dios. Una vez, un hombre se acercó a un famoso predicador después de su mensaje y le dijo que había predicado un excelente sermón.

“Llegas demasiado tarde”, le respondió. “El diablo me dijo eso antes de bajar del púlpito”. Satanás puede decirle al hermano que ora que se sienta orgulloso de su habilidad para orar, al hermano en crecimiento que se sienta orgulloso de su crecimiento, e incluso al hermano humilde que se sienta orgulloso de su humildad. ¿Y sabes qué es lo más triste? Que se lo creerán. El asunto es que dondequiera que se encuentre el orgullo, siempre es odioso para DiosPorque el orgullo es incluso odioso para los hombres. Los hombres no pueden soportar a un hombre orgulloso; y por eso es que un hombre orgulloso, al que le queda algo de sentido común, ve a menudo que es así, y por eso trata de fingir modales de modestia. Parecerá humilde, cuando en realidad no lo es, si tiene la sospecha de que todos a su alrededor lo detestarán si saben que es orgulloso. Pero Dios no puede soportar el orgullo; es parte de su ocupación diaria derribar a los orgullosos.

Y en el final leemos: Pero el justo vivirá por su fidelidad a Dios.  Aquí sí te voy a retrotraer a la versión clásica y tradicional Reina Valera, porque este es un pasaje central del evangelio. Allí dice simplemente:  Mas el justo por su fe vivirá: En contraste con el orgulloso, está el justo. El principio de su vida es la fe, en lugar del orgullo que mira hacia sí mismo. La verdadera fe mira fuera de sí mismo, hacia el Señor, mientras que el orgullo siempre mira hacia uno mismo. Esta breve declaración del profeta Habacuc es una de las declaraciones más importantes y citadas del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento. Pablo lo usó para mostrar que el justo vive por fe, no por la ley. Estar bajo la ley no es el camino para ser justo delante de Dios, solamente el vivir por fe. Si eres declarado justo – es decir, aprobado – ante Dios, lo has hecho por una relación de fe. Si tu vida se trata de vivir bajo la ley, entonces Dios no te encuentra aprobado.

iii. En hebreo, la parte importante del versículo tiene solo tres palabras: “el hombre justificado”, “por su fe” y “vivirá”. Cada palabra aquí es importante, y el Señor la cita tres veces en el Nuevo Testamento solo para resaltar la plenitud del significado. Romanos 1:17, hablando del hombre justificado, dice: El justo por su fe vivirá. Hebreos 10:38, cuando se habla de la fe, repite: El justo por su fe vivirá. Y en Gálatas 3:11, al referirse a la vida cristiana, lo reitera por tercera vez: El justo por su fe vivirá.  Antes de su audaz declaración de la verdad del evangelio, Martín Lutero era un monje agustino. Como monje peregrinó a Roma y al cruzar los Alpes cayó gravemente enfermo. Mientras yacía enfermo sintió una gran agitación, tanto física como espiritual, y le vino a la mente un versículo que antes lo había conmovido: El justo por su fe vivirá.

Cuando Lutero se recuperó, se fue a Roma e hizo las cosas de turista que hacían todos los peregrinos. Un día llegó a la iglesia de San Juan de Letrán, donde hay una escalera que se dice que es del salón del juicio de Pilato. Era costumbre de los peregrinos subir esta escalera, pero nunca de pie, subían dolorosamente un escalón a la vez de rodillas, rezando y besando los escalones donde se creía que había caído la sangre de Jesús. Lutero llegó a este lugar y comenzó a hacer lo mismo que todos los peregrinos, porque el Papa prometió una indulgencia a todos los que subieran los escalones de rodillas y rezaran. Mientras hacía esto, Lutero recordó las palabras de Habacuc: El justo por su fe vivirá. Se dice que cuando recordó esto se detuvo, se puso de pie, caminó y se fue directamente a su casa en Alemania.

Algunos dicen que la Reforma comenzó en esas escaleras. Antes de que estas palabras vinieran a mi mente, decía Lutero, yo odiaba a Dios y estaba enojado con él porque, no contento con asustarnos a los pecadores con la ley y con las miserias de la vida, aumentaba aún más nuestra tortura con el evangelio. Pero cuando, por el Espíritu de Dios, entendí aquellas palabras: “¡El justo por la fe vivirá!”, “¡El justo por la fe vivirá!”, entonces me sentí nacido de nuevo como un hombre nuevo; Entré por las puertas abiertas al mismísimo Paraíso de Dios. Somos llamados a vivir por fe, y nada más. Algunos cristianos viven por devociones. Otros viven por obras. Otros por sentimientos. Y otros más según las circunstancias. Cada uno de estos no tiene sentido y quizás sea peligroso sin fe.

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¿Vencedores de Qué?

Este ministerio lleva, desde su inicio, el nombre legado de Tiempo de Victoria. Suena lindo, se ha introducido en el corazón de todos aquellos que nos acompañan y, estoy seguro, en más de un caso forma parte positiva de sus oraciones. Sin embargo, hoy toca examinar y dejar bien en claro su significado. Si tomas tu diccionario tradicional del idioma español, te dirá que Victoria, es la superioridad demostrada en una lucha al vencer a un rival. Vencer, mientras tanto, que es la natural consecuencia mencionada, es derrotar, rendir el enemigo o adversario. También aventajar o superar en algún aspecto a los demás. Y por si eso no fuera suficiente, vencer es, asimismo, dominar las pasiones, impulsos o sentimientos. Nada menos.

Pablo les dice a los Romanos, en el octavo capítulo de su carta y en el verso 37: Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Eso es una estricta verdad y no creo que exista un minúsculo cristiano que se atreva a ponerlo en duda. Es lo que permanentemente nos baja de todos los púlpitos de predicación como manual de vida inamovible. En Cristo somos más que vencedores. Nadie osaría siquiera poner en duda una parte de esta palabra. De acuerdo, pero…¿Estamos como iglesia viviendo realmente esa palabra en nuestras vidas? No me respondas. No estoy aquí para intercambiar lamentos o quejas que sólo sirven para glorificar al diablo y sus demonios.

Lo que sí quiero, desde nuestra misma Biblia, esa que tal vez leemos todos los días, pero entendemos lo escrito sólo una vez a la semana, mostrarte algunos elementos que, estoy seguro, aportarán no sólo enseñanza, sino también unción que se manifieste en poder activo, elemento básico para obtener victoria en lo que se necesite. Para ese fin, voy a incursionar en un libro que lamentablemente no es justamente el más leído en nuestro pueblo: el de Apocalipsis. Se nos ha enseñado, de manera errónea, obviamente, que es un libro que sólo es conveniente que lo lean los maduros, porque a los más novatos puede confundirlos. No. Puede hacer que el Espíritu Santo los toque y les abra los ojos, que es distinto.

Apocalipsis 2: 7 = El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios. 

La primera pregunta que surge en un cristiano promedio, es: ¿Al qué venciere en qué cosa? ¿Qué es lo que debemos vencer? Usualmente, ya sea por lo que nos ha predicado por años y también de acuerdo al lugar en donde hemos oído esta palabra, la respuesta gira en torno a dos elementos considerados clave: vencer al pecado, o al menos a la tentación de pecar. O, en su defecto y ya entrando en terrenos de cierta mayor profundidad en lo sobrenatural, que generalmente va por fuera de esas enseñanzas de lo sobrenatural con razonamientos racionales que todavía se usan en muchos lugares, vencer en una guerra espiritual contra Satanás y sus demonios.

Si bien estos dos factores son reales y conforman un baluarte erigido en contra de nuestra fe, hay un punto más que creo Jesús también tuvo muy en cuenta. Vencer la incipiente frialdad de nuestros corazones, siempre proclives a alejarnos de nuestro primer amor. No vive su fe del mismo modo alguien que se convirtió hace una semana, que el que lleva más de veinte años asistiendo a una congregación cristiana. Habrá excepciones y gloria a Dios por ellas, pero todos sabemos que en gran mayoría, esto es así. Por eso es que el Espíritu Santo proclama este mensaje especialmente dirigido a las iglesias, que es como decir a las asambleas de representantes de Dios en la tierra. El cuerpo de Cristo, si así lo prefieres.

¿Y qué les dice? Que, si vencen, lo que sea de todo eso que hemos mencionado, les dará de comer del árbol de la vida. Cuidado; no está hablando de inmortalidad, si es que en un principio pensaste en eso. Te está diciendo que si vences, te permitirá vivir como se vivía en su maravilloso Edén, con la seguridad intacta, aquí sí, de acceder a la Vida Eterna, que hoy por hoy, conforme al vértigo de nuestra sociedad, sigue siendo la máxima duda a futuro de una gran parte de hermanos, aunque suene feo y pobre. También se refiere a quedar liberados de la maldición antigua que, como humanos, recibimos por causa de la caída de Adán. Ese simbólico árbol, está en el paraíso de Dios. El jardín de deleite donde Dios vive. ¡Nada menos!

Verso 11 = El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte. 

Si eres uno de los tantos lectores “formales” de la Biblia, que son aquellos que la leen por cumplir con un requisito que se les ha enseñado, les sirve para no quedar fuera de la consideración de Dios, cuando leíste este pasaje debes haber quedado pensativo un buen rato. ¿Segunda muerte? Sí, segunda muerte. Y no te lo voy a enseñar yo, sino tu propia Biblia. Vete a Apocalipsis 20:14: Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. ¿No terminas de verlo con claridad? Da vuelta la página y mira en el capítulo siguiente, el 21 y verso 8: Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Listo. ¿Ahora sí? La segunda muerte es el infierno. Y aquí te dice que si vences todo eso que mencionamos, no sufrirás ningún daño de esa segunda muerte.

Habría que añadirles a esas victorias que vimos anteriormente, el vencer las persecuciones. De acuerdo; los cristianos que viven en occidente no padecen persecuciones, como si les sucede a los que viven en algunos lugares de oriente. Pero eso es en lo literal. En lo espiritual, todos los creyentes padeceremos persecución del mismo modo. Cada uno, acorde a lo que haga o viva para el Reino. En lo personal, ninguno de ustedes tiene una mínima idea de lo que nos toca vivir cada semana para hacerles llegar todo este material. Desde innumerables hackeos informáticos, que en muchas ocasiones nos hicieron caer las páginas, hasta ataques sutiles pero visibles desde lo técnico u en otras áreas, siempre con la intencionalidad de quitarnos la paz y el tiempo para escudriñar, aprender y compartir en enseñanza. Es el precio a pagar y se paga. Ese también es un enemigo a vencer.

Verso 17 = El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe. 

Al que venciere. ¿Pecado? ¿Demonios? ¿Persecución? Sí, pero aquí concretamente se habla de una batalla permanente que libramos absolutamente todos los creyentes a la hora de nutrirnos, de alimentarnos. Nadie puede poner en duda que existe una altísima proporción de falsa enseñanza, matizada con un voluminoso porcentaje de inmoralidad, que se coloca casi de modo automático al servicio de lo falso. Esgrimir la genuina palabra de Dios, aunque fastidie y produzca heridas en doctrinas, adoctrinados y ministros no competentes, tiene que ser derramada porque, cuando eso sucede, es como si otra vez cayera del cielo aquel maravilloso maná que, en protección a lo que es verdadero, está escondido para cuando haya que alimentar a los vencedores.

Luego te dice que si vences, te dará una piedrecita blanca. ¿Qué es eso? En aquellos tiempos, eso se hacía como señal de amistad, como una especie de boleto para participar de un determinado evento, como señal de absolución de un tribunal en algún juicio o, lo más conocido, como premio especial a quienes hubieran resultado vencedores, tanto en lo guerrero y deportivo, como para soldados que retornaban de alguna expedición de conquista. No sería aventurado ni extraño entender que Jesús debió haber tenido algunas de estas cosas en su mente, cuando lo dijo. Lo concreto y verdadero es, que como quiera que fuese su concreción literal, de una manera u otra significaba una bendición, no algo malo. Lo más valioso y espiritual de esto, es lo que tiene que ver conque esa piedrecita sería dada con un nombre grabado en ella.

Y die que sería un nombre que nadie conocería, salvo quien recibiera el presente obsequiado. Hipótesis y conjeturas sobre esto, hay muchas. Que el nombre era el nombre de Dios. Que es el nuevo nombre que en el mundo espiritual tiene el creyente. Esta es muy sólida porque no es el único lugar donde se vislumbra eso. Una especie de nombre de relación íntima entre el Señor y cada uno de nosotros. Algo así como esos cariñosos apodos que las parejas de enamorados suelen adjudicarse uno al otro, y que sólo conocen ellos. Y el final, que tampoco es para omitirlo, es la idea de que ese nombre es el que tendremos en la eternidad, reemplazando al carnal y terrenal que utilizamos hoy. Ese nombre nos estaría esperando en aquel sitio final y definitivo, para sernos dado en el momento de arribar a él.

Versos 26-28 = Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana.

Aquí aparece otra cosa importante para vencer: la inmoralidad. No debemos de desanimarnos por completo debido a la inmoralidad que está a nuestro alrededor, aun entre los cristianos. La obra de Dios seguirá por medio de sus vencedores. Y en cuanto a darte autoridad sobre las naciones, ¿Significa que deberás participar en política para ser electo y gobernar? Ni lo sueñes. Amo la democracia, porque la alternativa a ella es la tiranía, pero el gobierno del cielo es espiritualmente monárquico; hay un Rey y el resto somos todos sus súbditos. La vara de hierro con que se gobernará, no tiene nada que ver con represión, carencia de empatía o soluciones parecidas surgidas más desde los recónditos pasadizos de las finanzas que del amor por un pueblo.

Vara de hierro es, exactamente eso que deja en evidencia. Amor fraternal, misericordia y entrega total hasta la propia vida, por aquellos que caminan por la senda del amor fraternal, de la misericordia y de la entrega total hasta la propia vida. Pero para los que eligieron los fáciles caminos de la trampa, el delito y la perversión, vara de hierro, que es como decir: justicia implacable. Salvo un pequeño porcentaje de gente que puede experimentar algún tipo de enfermedad que bloquee su entendimiento, en una gran mayoría, cada hombre y cada mujer sabe perfectamente si lo que va a hacer es bueno o malo. Si elige lo bueno, tendrá recompensa abundante aquí, ahora y después. Si elige lo malo, sabrá que lo más justo es que pague lo que corresponda pagar por ello. La estrella de la mañana que recibirán los buenos, es el mismo Jesús. Apocalipsis 22:16, dice: Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. 

Apocalipsis 3:5 = El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. 

Aquí, el vencedor será alguien que vivió de un modo que no se permitió jamás manchar sus vestiduras blancas, que son las que Jesús mismo le había dado, conforme a lo que dice el verso anterior.  La diferencia entre la mayoría muerta con obras imperfectas (Pero que tienen buena reputación) y las pocas personas que estaban agradando a Dios con pureza, es la cercanía con Jesús, que siempre está relacionada con la pureza. La muerte y la fachada espiritual de la mayoría de los cristianos está relacionada con vidas impuras, y con el compromiso con el pecado del mundo que los rodea. Es difícil decir si la muerte viene antes de la impureza, o la impureza viene antes de la muerte; pero, seguramente, están relacionadas.

Jesús explicó la absoluta necesidad de ser vestidos por Dios con ropas de pureza y justicia en la parábola de la fiesta de bodas. Allí dice, en Mateo 22:11-14: Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos. La verdadera justicia es recibir la cobertura de Dios, en lugar de intentar cubrirnos a nosotros mismos. Adán y Eva trataron de cubrir su propio pecado haciéndose delantales, pero Dios les proveyó una cobertura posterior que vino del sacrificio.

Y nos dice que si vivimos así, no borrará nuestro nombre del libro de la vida. Por esto es que, los vencedores, tienen asegurada su ciudadanía celestial. En el mundo antiguo, cuando alguien recibía una condena a muerte o la pena capital, las autoridades podían borrar el nombre de use antiguo ciudadano del libro de la ciudad, que era el registro de la ciudad. Y todo quedaba como si jamás hubiera vivido. El Cristo resucitado está diciendo que, si deseamos permanecer en ese libro, como ciudadanos de Dios, debemos de mantener la llama de nuestra fe viva. Ahora bien. La gran pregunta que surge automáticamente después de ver esto, es: ¿Alguien puede perder su salvación? ¿Esto significa que alguien es salvo un día, y su nombre está inscripto en el libro de la vida, y que si al día siguiente cae, su nombre es borrado y deja de ser salvo?

No es un tema menor y no hay ni habrá un genuino ministro del Señor que no escudriñe a fondo para explicarlo con corrección. Necesitamos ver primero el contexto de este texto de Apocalipsis 3:5. El enfoque es la “garantía”, así que no debemos pensar que los nombres están siendo constantemente borrados y vueltos a escribir conforme a sus conductas cotidianas. El enfoque aquí no es que Jesús está sentado en el cielo con un borrador. Al mismo tiempo, debemos de considerar lo que dice la Palabra sobre el libro de la vida. Hay un libro de la vida, y estará abierto y se hará referencia a él en el Día del Juicio. Esto significa que el libro de la vida es real, y será leído. Apocalipsis 20:12 lo detalla así: Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 

No es necesario que hagas trabajar tu imaginación si la tienes, pero es indudable que existe un libro de la vida. Si es literal, simbólico, digital o virtual, no lo sé, pero que lo hay, no tengo dudas. Y si existe un libro así, es porque en algún momento de nuestra existencia o post existencia, habrá quien lo consulte para determinar que destino tomará nuestra alma. Apocalipsis 20:15 hablar de algo así cuando dice: Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Hay un libro de la vida, y conocer que nuestros nombres están en él, es motivo de indescriptible gozo. Lucas 10:20 se refiere a esto. Mira lo que dice: Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

Yo sé que cuesta mucho a hombres con cierta preparación intelectual, por sinceros que sean al creer en Cristo, imaginar o entender esto. Pero lo cierto es que hay un libro de la vida, y hay cinco referencias diferentes acerca de que la gente es borrada del libro de la vida. Esto significa que la idea de ser borrado del libro de la vida debe de ser tomada en serio. Quizás sea simplemente un símbolo, no lo descarto, y ese nombre de la persona nunca estuvo allí para empezar. Aun cuando ese fuera el caso, el Señor quiere que lo tomemos con seriedad, porque hay algunos que por mera apariencia humana son salvos, pero no estarán en el cielo. A esto último, aunque nos estremezca por dentro y por fuera de sólo pensarlo, todos sabemos que indefectiblemente es y será así. Un viejo pastor dijo algo una vez que me quedó para siempre. “Ustedes no se imaginan cuanta gente que no esperaban encontrar en el cielo estará allí. Y cuanta que daban por hecho hallarlas, no estarán”.

En Éxodo 32:32-33 …hay algo más: que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.  Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a este raeré yo de mi libro. También hay una mención en el Salmo 69:28: Sean raídos del libro de los vivientes, Y no sean escritos entre los justos. Y, finalmente, leemos lo que nos dice Apocalipsis 22:19: Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. En las genealogías de la Biblia, hay dos libros mencionados: El libro de la genealogía de Adán. Génesis 5:1: Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo.

Luego tenemos el libro de la genealogía de Jesucristo. Mateo 1:1: Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Es muy importante saber que el nacer de Adán no garantiza que nuestros nombres estén escritos en el libro de la vida. Pero el nacer de nuevo —nacer de Cristo Jesús— nos da esa seguridad. ¿Entiendes ahora, aunque más no sea parcialmente, el significado espiritual y para nada religioso de estar EN Cristo? Y finalmente dice: Confesaré su nombre delante de mi Padre: Esta es una sorprendente promesa. Tiene sentido que nosotros estemos dispuestos a confesar el nombre de Jesús. ¡Pero es sorprendente que Él no se avergüence de confesarnos! Es importante para nosotros aceptar a Jesús; pero es mucho más importante saber que Jesús nos acepta. Es importante para nosotros que Diops nos use, pero mucho más importante es que Dios nos apruebe.

Verso 12 = Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. 

A los vencedores se les dice que serán una columna en el templo de mi Dios. Las columnas son ilustraciones de fuerza, estabilidad, y de una digna belleza. La antigua ciudad de Filadelfia sufría de terremotos constantes. Cuando un edificio se derrumbaba en un terremoto, muy a menudo todo lo que quedaban eran esas grandes columnas. Jesús nos ofrece la misma fuerza, al permanecer firmes en Él cuando todo a nuestro alrededor sucumbe. La columna sostiene al edificio. Lo único que sostiene al pilar es el fundamento. Las verdaderas columnas en la iglesia sostienen a la iglesia, y ellos ven a Jesús como su fundamento de soporte. El vencedor tendrá un lugar de permanencia y estabilidad con Dios, en contraste con un lugar no seguro en este mundo.

El vencedor también recibiría muchos nombres (de Dios, de la Nueva Jerusalén, y el nuevo nombre de Jesús). Estos nombres son marcas de identificación, porque muestran a quien le pertenecemos. Estas son marcas de intimidad, porque muestran lo privilegiados que somos al conocerle a Él de maneras que otros no le conocen. Esto funciona bien con la imagen de una columna. En el antiguo mundo, se tenía una columna especial, con una inscripción, la cual era añadida a uno de los templos para honrar a un siervo fiel de la ciudad, o a un sacerdote distinguido. Filadelfia honraba a sus hijos ilustres al poner sus nombres en las columnas de los templos, para que cuando todos vinieran a adorar pudieran ver y recordarlos.

Apocalipsis 21:7-8 = El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.  Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

Aquellos que vencen (por medio de la fe en Jesús, disfrutan de una relación especial con Dios (Yo seré su Dios, y él será mi hijo). 1 Juan 5:5 dice: ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Pero los apóstatas y los que rechazan a Jesús tiene prohibida la entrada a la nueva Jerusalén. ¿Es suficiente la cobardía para mandar a una persona al Infierno? Juan no está hablando de la timidez natural; sino de la cobardía que, en su último recurso, hace que el hombre se escoja a sí mismo y a su seguridad antes que a Cristo. ¡Wow! ¿Alguien piensa estar por encima de esta tentación? Cuídate. Alguien habló de estos infieles cobardes, que entierran sus cuernos en cada montón de hierba que les toca, que tienen miedo de cada nuevo paso. A eso, lamentablemente, hoy también lo estamos viendo. No te preocupes ni te ocupes de ellos. Examínate a ti mismo, a ti misma, y luego ve si hay en ti lo que el Señor ha dicho que debe haber.

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07 – Primicias de Tu Cosecha

Si hoy pudiera dirigirme a todos los pastores y líderes de buena voluntad, fieles de toda fidelidad y deseosos de cumplir con la voluntad del Padre, por encima de la suya propia, me limitaría a leerles lo que dice Pedro en su Primera carta, en el capítulo 5 los diez primeros versos. Mira: Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, (Anciano, aquí, es el equivalente a lo que hoy denominamos como pastor de una iglesia) y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente;

 (¿Estás enterado? No puedes obligar a nadie que se te sujete o te obedezca ciegamente. A eso te lo tienes que ganar) no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; (Ganancia deshonesta, te advierto, sería por ejemplo manipular emocionalmente a la gente mediante exhortaciones fuertes desde el púlpito, minutos antes de levantar las ofrendas) no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. (Tener señorío sobre alguien, es arrogarse la autoridad hasta para decidir con quien se debe casar esa jovencita o ese muchacho, lo he visto)

Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, (Jesucristo) vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, (¿Entendido? Es unos a otros, no todos a algunos) revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.  Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; (Alguien con soberbia para un espíritu con discernimiento normal, es chocante. Pero si estás parado frente a un púlpito, directamente es inadmisible) echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

(La ansiedad, más allá de lo que diga la psicología, es una muestra de falta total de fe y confianza) Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, (El diablo no es un león, es cómo un león) anda alrededor buscando a quien devorar; (No se te mete adentro a menos que tú le abras la puerta, porque dice que anda alrededor) al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. (Ya lo sabes. NI te lamentes ni te enojes, no eres el único que está en guerra)

Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. (Ahora ya lo sabes. Sólo será por un poco de tiempo) Todas estas inclemencias dejan su huella en cada hombre o mujer del planeta. Y también lo hace con los cristianos. La gran pregunta que todos nos hemos formulado alguna vez, es: ¿Cómo obtengo descanso para las luchas que me propone la vida? Hay algunas escrituras que conviene examinar respecto a esto.

Una está en Hebreos 4:9-10 y dice: Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. El clásico de los clásicos en esto lo tiene Mateo 11:28, donde el propio Jesús dice algo que todos conocemos, pero que muchas veces olvidamos: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Y una última, si la necesitas, en Apocalipsis 6:11, donde leemos: Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos. Es decir que, el reposo y el descanso, no son palabras ausentes del evangelio del Reino. Muy por el contrario, aunque a los religiosos no les agrade, forman parte de su diseño.

El otro punto muy valioso que nos queda, es el de la consideración de la cruz como lo que es y no como lo que quieren hacernos ver que es. No me molesta que haya tanta gente en el mundo que lleva en su cuello colgada una cadena con una cruz. Teniendo en cuenta que una gran mayoría lo hace porque cree en esa cruz como vehículo de salvación, están disculpados. Pero no así los que la lucen porque les queda estéticamente bien o porque desean dar una imagen espiritual que no es real en sus vidas. La gran pregunta que siempre me he hecho, es:

¿Cómo podría sentirse un padre al cual le han asesinado un hijo de un disparo con una pistola calibre nueve milímetros? Horrible, Muy triste, ¿Verdad? ¿Y cómo crees que se sentiría si ve a mucha gente con una réplica pequeña de una pistola nueve milímetros, igual a la que mató a su hijo, colgada del cuello en una cadena de oro? Bueno; me temo que Dios es antes que ninguna otra cosa, Padre. Y Jesús, el que fuera colgado injustamente en una cruz hasta morir, su Hijo unigénito. Ahora piensa y haz lo que quieras, pero no te olvides nunca de este ejemplo. Y mientras tanto, plantéate la pregunta: ¿Amas el mensaje que transmite la cruz?

La cruz es un indiscutible símbolo del cristianismo, de eso nadie tiene dudas. Pero debo reiterarte la pregunta: ¿Amas el mensaje que transmite la cruz? Lucas, en el capítulo 14 de su evangelio, relata una expresión de Jesús que se lee en el verso 27: Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Obviamente, esto no se trata de una cadena con una pequeña cruz colgada como símbolo, sino la amplitud total de las inclemencias que cualquier vida pueda padecer. Persecuciones, enfermedades, injusticias, traiciones, son algunas de las cruces metafóricas pero apremiantes que cada uno puede recibir.

 Por eso Pablo añade en su primera carta a los Corintios, en 1:18: Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. ¿Cuántas veces te trataron de loco por ser cristiano? A mí, varias; pero luego supe que lo nuestro les parece locura a los que están perdidos. No le hace, Dios sigue siendo Dios, aunque todo el ateísmo lo niegue. Antes, Jesús dijo que quien no toma su cruz no puede ser su discípulo, pero en Mateo 10:38, dice que el que no hace eso no es digno de Él. Jamás deberás adorar la cruz. Adoración merece el que fue a esa cruz para que tú vivas eternamente.

En todos estos años de creyente raso y luego de ministro, he llegado a la conclusión que, a pesar de hablar y hablar respecto a que debemos creer para tener bendición y victoria, el punto ese, creer, es el que más trabajo nos cuesta asumir. Hablamos de creer, enseñamos como creer, predicamos respecto a creer y damos gracias a Dios por creer, pero te puedo garantizar que, a la hora de creer, una multitud de cristianos viven sus propias batallas. Aunque por pudor la mayoría de las veces no digan nada. Quiero que se entienda que el creer no es un tema menor.

Que el Señor nos conoce, sabe lo que hay en nuestros corazones y no vacilará, llegado el momento, de tratarnos con la mayor misericordia, tal como lo hizo en su momento con un discípulo suyo llamado Tomas. Juan 20:24-29:  Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

 Quiero que lo leas y lo entiendas. No te quedes con el clásico “la Biblia dice”. La Biblia dice, es verdad, pero más allá de lo que la Biblia dice, es lo que tú entiendes sobre lo que la Biblia dice. No te condenes por tu lucha por creer. Tomás era uno de los doce. Lo acompañó muy de cerca en todos los milagros que Jesús hizo. ¿Y aun así no pudo creer que era Él resucitado, siendo que se los había anticipado antes que así sucedería? El tener guerra para poder creer, es exactamente eso: guerra. Y tú tienes una armadura y todas las armas para pelearla. Eso es lo que debes hacer, no deprimirte ni condenarte.

De todos modos, hay un algo llamado Gracia, y es la de Jesús la que nos capacita y fortalece. Pablo se los dice con mucha claridad a los Corintios en su segunda carta 9:8-9. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. Está claro; tenemos esa Gracia porque Dios es Todopoderoso. Y es esa Gracia la que nos permite tener todo lo suficiente para que, en base a esa disposición, abundemos en buenas obras.

 Y, de hecho, no te recuerdo el verso anterior a estos, que es donde Pablo les dice que Dios ama al dador alegre porque no me gusta hablar de dar, de ofrendas, de diezmos y de todo eso que tantos y tantos delitos y estafas han producido dentro del pueblo y lo ha dejado susceptible a cualquiera mención. A los Romanos, el apóstol elige hablarles de la justicia, y les dice en su carta 14:4: ¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme.

La palabra nos cuenta que, en su momento, Dios repudió, (Que quiere decir divorció), a Israel por causa que ella fornicaba con dioses extraños. Es el único motivo y causa por la que Dios toma una decisión de este calibre. Y más que con la idolatría de su esposa-pueblo, lo que Dios sentencia es la infidelidad. Una infidelidad siempre es a partir de una atracción fatal. Salomón ya tenía idea de esto cuando el Proverbio 14:14: De sus caminos será hastiado el necio de corazón; Pero el hombre de bien estará contento del suyo.

El que ha vivido una vida de excesos y fiesta, sabe muy bien que, en algún momento, llega un hastío y hartazgo tal, que en muchos casos ha sido factor de suicidio. El hombre de bien es el obediente al Señor. Job 24:15 lo dice con mayor contundencia: El ojo del adúltero está aguardando la noche, Diciendo: No me verá nadie; Y esconde su rostro. Es muy cierto que el que peca, así diga ser ateo, cree que nadie lo verá. Pero no sabe que, al aguardar la noche, la oscuridad, lo que espera es a los demonios. Y Hebreos 13:4 le pone el broche final: Honroso sea en todo el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.

Ayer era el vino, hoy también, pero además la cerveza, el gin y cuanta bebida alcohólica haya aparecido y se ponga de moda entre la gente más joven. Los motivos para una borrachera son incontables, aunque en gran mayoría se los estima como emocionales, psicológicos o sentimentales. Eso para el mundo globalizado. Para nosotros, la borrachera es caer en las garras de un demonio que no se detendrá hasta que no te vea sentenciado y ejecutado. Salomón supo algo de esto y lo escribió en el Proverbio 23, del 29 al 35.

¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, Y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar, O como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; Me azotaron, mas no lo sentí; Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.

Mira con mucha atención las seis preguntas iniciales. Trata de salirte del molde literalista histórico que tienen los teólogos de rutina y enfócate en un hoy algo diferente en cuanto al marco social de aquella época, pero no muy distinto a lo que Satanás y sus demonios logran a partir de la ingesta de alcohol. Para quien será el ay. No muy lejos de mi domicilio hay un pequeño comercio de expendio de bebidas y es más que anormalmente normal ver a hombres y algunas mujeres de distintas edades sentados en el suelo, con una botella a su lado y completamente borrachos. ¡Y a cualquier hora del día! Ay.

Esa gente es lo que es porque tuvo, tiene y tendrá multitud de dolores, rencillas con quienes se crucen en sus caminos, una serie de quejas donde se sienten víctimas de distintas injusticias y una serie inacabable de heridas emocionales sin cerrar. Todo eso, les otorga un rostro mortecino surcado por oscuras ojeras que los hacen asemejar más a un cadáver que a alguien rebosante de vida. Eso es el vicio. Eso es el alcohol. Y ni hablar de las drogas o cualquiera de esas cosas que consumen argumentando estar de fiesta. Nuestras fiestas, tienen que ser otras, aunque con cierto cuidado y detalle.

Una de las festividades que se ha modificado totalmente en estos últimos años ha sido, precisamente, la de la Pascua de resurrección, lo que vulgarmente se denomina como la Semana Santa. Hoy todo se limita a recordar la muerte de Jesús y rendirle culto en las distintas miradas de contenido cristiano. Hace unos cuantos años atrás, y recuerda que resido en un país de absoluta ascendencia católica romana, esa celebración tenía características muy distintas. En principio, el día viernes santo, estaba absolutamente prohibido comer carne vacuna.

Si bien era una condición que sólo abarcaba al pueblo católico, curiosamente la prohibición se extendía a todo el resto que no lo era. Contrariarlo era sacar chapa de impío, pecador, blasfemo y opositor a Jesucristo. Como la única carne que estaba permitida era la de pescado, esos días eran de tremenda rentabilidad para los negocios de ese rubro. El bacalao era el más consumido y había mucha gente que, siendo incrédulo y ni siquiera interesado en misas o santos, esperaba esa celebración solamente para conseguir buen bacalao y guisarlo de todas las maneras posibles.

No se podía cantar o tararear canciones de moda, así como tampoco contar chistes o hacer bromas que despertaran risas. Eran -nos enseñaban- días de duelo. Las emisoras de radio emitían sus programas habituales con un cambio sustancial. En lugar de ser ambientados por la música secular de esos tiempos como lo eran normalmente, durante el viernes y sábado, sólo se podía emitir música clásica, opera, de cámara, conciertos. Indudablemente, en esto había una enorme incidencia de la inmigración itálica residente en Argentina, así que se cumplía a rajatabla sin dudar ni cuestionar nada.

 Tuvieron que transcurrir muchos años e ir perdiendo poder el catolicismo para que, con el ingreso de la iglesia evangélica, esta festividad fuera tomada conforme a los rudimentos bíblicos y no como un ritual por momentos casi pagano. De todos modos, esa incidencia antigua todavía tiene raíces y fuertes. Se habla mucho más de la crucifixión y muerte de Jesús que de sus tres días de guerra espiritual contra el infierno y luego de su resurrección triunfal. Es como si la cruz fuera más fácil de creer que una resucitación, resurrección y ascensión. Sigue siendo religión, aunque tenga chapa de Biblia.

Eso es lo mismo que tomar actitud de extrema santidad y negarse a recibir recompensas por algo que haya sido realizado en favor del Reino. ¿Sabes qué? No se trata de hombres que las exijan a esas recompensas, que indudablemente los hay infiltrados entre nosotros y muchos, se trata de algo que Dios mismo ha decretado y prometido. Jesús fue a la cruz por lo que eso significaba, está dicho y escrito. Y Salomón en su tiempo de alto nivel espiritual no lo desconocía ni lo ignoraba. En su Proverbio 23 y en los versos 17 y 18 lo expresa así: No tenga tu corazón envidia de los pecadores, Antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo; Porque ciertamente hay fin, Y tu esperanza no será cortada.

Generalmente soy una persona que tiene buen humor. Y en muchas ocasiones, ante la vista de alguien a quien la fortuna lo ha dotado de todo lo que se pueda imaginar, y no sólo en dinero, suelo repetir en broma, pero como resistencia al pensamiento carnal, aquello de “¡Casi resbalaron mis pies!”. No es personal, sé perfectamente que no resbalaría por nada de lo que el mundo secular me ofrezca, pero lo digo porque sé perfectamente que hay muchos cristianos todavía en gran lucha contra todas estas cosas. ¡Calma! Eres humano. Convertido, hijo de Dios, salvo por eternidad, pero todavía carne demasiado viva. Sucede aún a los más pretendidamente encumbrados.

Las tristezas y los enojos no son patrimonio de los creyentes sólidos. Se nos enseña a no enojarnos ni reaccionar con ira ante alguna injusticia o agresión verbal. Y enfatizo en “verbal”, porque es algo que se puede manejar sin caer en reacciones de tono animaloide. Si la agresión es física e injusta, nadie puede impedirte que te defiendas lo mejor que puedas, pero cuando hay una brecha por donde convertirlo en un diálogo de paz, es por allí que debe tomarse. Santiago, en el primer capítulo de su carta y versos 19 al 21, lo observa así:

Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Absolutamente cierto. Alguien me dijo una vez que la mejor prédica que se le puede hacer a alguien no creyente atribulado, es darle un abrazo lleno de afecto y contención y luego, recién cuando esa persona se sienta verdaderamente acompañada en su sufrimiento, leerle algo bíblico y hablarle del Señor. Eso sería ser pronto para oír y tardo para hablar.

He visto a mucha gente, -Tal vez tú también-, probablemente muy bien intencionada, pero absolutamente desubicada y falta de empatía a la hora de enfrentarse con el dolor ajeno. Agarran al pobre hombre o mujer desesperado por la razón que sea y, en lugar de escucharlo y darle contención, toman una actitud de fariseo de toga y estola y sacando sus Biblias como si fuera una ametralladora, empiezan a dispararles capítulos y versículos con la idea que eso los hará convertir. Escucha hermana, hermano; una conversión no llega a la vida de un incrédulo por causa de tu acción biblista o teológica.

Alguien acepta a Jesucristo y cae quebrantado a sus pies, sólo si el Espíritu Santo produce en su interior convicción de pecado. De otro modo, puedes leerle toda tu Biblia y sumada la concordancia Strong y no sucederá absolutamente nada. Es Dios quien lo hace, no nosotros. Nos va a usar, seguramente, pero siempre y cuando pensemos, digamos y hagamos lo que su Espíritu nos guía a pensar, decir y hacer. ¿No has leído que tu Biblia dice que Dios añadía a los que iban a ser salvos? No te enojes cuando debes modificar algo que creías saber perfecto. Me ha sucedido no menos de diez veces, y en todas sufrí una enorme frustración, aunque en mi caso personal, seguida de nuevas fuerzas para seguir adelante y por la senda correcta.

Lo que ocurre es algo que la gente del mundo secular nos suele decir a menudo casi a modo de insulto, pero que, si examinas con cuidado la Palabra, le encuentras un claro significado. ¿Cómo nos llama el grueso de ese mundo secular incrédulo, impío, pagano y ciento por ciento pecador? No lo sé respecto a tu lugar de residencia. Aquí somos, generalmente, “los locos de la Biblia” o, más preciso en cuanto a grupo o sector, “los locos evangelistas”. No le hace, es casi lo mismo, salvo por hacer mención a uno de los sectores nutridos del cristianismo en la tierra.

 Nunca te enojes con ellos, ni te sientas injuriado, lastimado o agredido. Mira lo que les dice Pablo a los Corintios en su primera carta, capítulo 1 y verso 18: Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Listo. Cuéntamela como quieras o mejor te agrade, pero lo cierto es que aquí te está dando los reales motivos por los cuales la gente no creyente nos ve, nos considera y nos mira como locos. La palabra de la cruz sigue siendo una locura, pero para los que se pierden. Para los que se salvan, esto es, nosotros, es poder de Dios manifestado.

Entonces aquí es donde alguien alguna vez me ha argumentado: “¡Es que el pastor me dijo que saliera a predicar, así como estaba y yo debía obedecerle por sujeción!” Sí, de acuerdo, pero sujeción siempre es a alguien que, a su vez, está sujeto a la misma autoridad. De otro modo, sujeción es esclavitud a hombre, y eso no sólo no es bíblico, sino que además es pecado. Del superior, por falsear la palabra divina y de quien le obedece, por convertirse en cómplice por ignorancia, omisión, temor o conveniencia. Pregunto: ¿Quién te piensas que es tu jefe real?

Mira lo que Pablo les dice a los Colosenses en el tercer capítulo de su carta: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Yo tengo que llevar a cabo mi actividad en la iglesia no para satisfacer al líder de turno, sino al Señor. Pero fuera del templo, también tengo que efectuar mi trabajo secular como si el Señor me lo evaluara, no el hombre o la mujer que sean mis jefes terrenales. Mi único jefe es el Señor. ¿Recuerdas lo que les dijo María a los sirvientes en el milagro de las Bodas de Caná? Juan 2: Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. Punto. Ahora ya sabes quién es tu jefe y quien paga o hace pagar tu salario.

Esto de ninguna manera modifica o anula cualquier buena organización que gente fiel y genuina al servicio del Reino disponga. Como pensamiento estrictamente personal, yo puedo garantizarte que obedecer y estar sujeto a alguien que está sujeto al Señor de pies a cabeza, no es ningún esfuerzo ni sacrificio. Muy por el contrario, esto ha sido para mí cuando me tocó vivirlo, un verdadero privilegio. Que, naturalmente, no tiene absolutamente nada que ver con la lamentable cantidad de hombres y mujeres singulares que todos hemos conocido.

Líderes o referentes que, amparándose en estas palabras divinas, han convertido a mucha gente en sus esclavos personales, llevándolos incluso a diversas formas de pecado bajo la amenaza de ser duramente castigados por Dios si no se sujetan a sus autoridades superiores. Esto, que lo he visto en más de un caso y en más de un sitio, sucede por varias razones, pero esencialmente porque una gran cantidad de cristianos eligen no leer sus Biblias y en lugar de ello, aceptar todo lo que en nombre de ella le digan, sin fijarse si lo que le están diciendo es realmente así. Allí es donde surge aquello de que es menester obedecer a Dios antes que a los hombres. Aunque estos hombres se ofendan, se enojen, te amenacen y hasta te agredan de alguna manera. No le hace, sigue siendo así.

Necesitamos tanto de una espiritualidad profunda que, en muchas situaciones, convertimos a un simple y casi tradicional rito en una especie de salvoconducto a la eternidad. El justo por la fe vivirá, es lo que está escrito. Cualquier persona que pretenda enseñarte que ejecutar un ritual, por santo que éste sea, con la intencionalidad de que ese acto te permita entrar al cielo, es mentir. Y toda mentira, aunque parezca cristiana, simplemente pasa a ser una argucia religiosa utilizada en beneficio de algo o de alguien. Uno de esos rituales, es lo que comúnmente llamamos “La Santa Cena”. El texto que generalmente se lee antes de practicarlo, es el que se encuentra en 1 Corintios 11:23-29 y dice:

 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo, tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.  De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

No sé cómo en lo físico y natural la has tomado tú. Por causa de haber sido invitado a muchas congregaciones distintas y de distintas denominaciones, alguna vez me ha tocado participar con dos modelos diferentes. Una bandeja con un trozo pequeño de pan, miembro por miembro, (En algunos lugares, sólo si ya está bautizado), y luego otra bandeja con pequeñas copas con vino, también una por cada persona. En otros sitios, lo he visto más rústico, un pan grande, tipo hogaza, que se va cortando en trozos, con las manos, para darlo a cada asistente. Y una copa de vino grande, de la cual cada uno va bebiendo un sorbo.

La tercera cuestión distinta que vi, fue en un sitio que era muy celoso de las antiguas leyes y, en lugar de vino, la celebraban con jugo de uva. Allá cada uno, pero lo que Jesús bebió con sus discípulos y en las bodas de Caná, fue vino, que, de haberlo tomado en abundancia, los hubiera emborrachado. Obvio que Él jamás hizo eso, pero había muchos hombres de su tiempo que sí. El jugo de uva sin alcohol para no tentar a los más jóvenes, me parece más una actitud religiosa que espiritual. He podido ver a muchos de esos jóvenes reprimidos en sus templos, salir con “hermanos” en el fin de semana y bajarse varias latas de cerveza, como los demás no creyentes que salen de fiesta. El dominio propio pasa por la presencia del Espíritu Santo en una vida, no por prohibiciones legalistas.

En lo espiritualmente conceptual, la gran mayoría de cristianos sabe, a la hora de comerse el pan y beberse el vino, principalmente un elemento que considera clave: hacer eso en su memoria y anunciar la muerte del Señor hasta que Él venga. Ha sido tan reiteradamente enseñado que no creo que haya alguien, (Salvo excepciones, que de honrosas no tienen nada), que lo ignore. Lo que muy poco se habla a la hora de este recordatorio profético, es de lo que se nos dice en la parte final de este texto. Que, si alguno de los que están en las bancas, (O incluso en posiciones de mayor relieve), participara de esto de manera indigna, (Que sería estar en alguna forma de pecado consciente), será culpado nada menos que de la sangre derramada y del cuerpo martirizado del Señor.

 ¿Puedes entender eso? La situación de ese indigno o indigna, vendría ser al menos similar a la del propio Poncio Pilatos o el mismísimo Caifás. Esto no es ninguna broma, te lo aseguro. Es muy serio. ¿Has observado como finaliza ese texto? No me lo hagas repetir. Por causa de esas indignidades cometidas porque nadie se encargó de enseñarlo, hay mucha gente viviendo situaciones diversas que, de haber conocido todo esto como se debe, podrían haberse evitado. En conclusión: La querida Santa Cena es mucho, pero muchísimo más que comer un trocito de pan y beber un sorbo de vino, mientras una música al tono le da clima espiritual al tradicional rito.

Más o menos lo mismo sucede con la celebración de lo que ha dado en llamarse “las fiestas navideñas”. Ardillas, uvas, conejos y cuanto invento mundano se te ocurra se ha incorporado a esta conmemoración de lo que, en suma, es nada menos que el nacimiento de Jesús en Belén. Ya lo sé, no es seguro en absoluto que todo eso haya sucedido en las fechas en que se lo celebra, ya que hay una serie de indicadores que así lo prueban, pero partiendo de la base de querer celebrarlo, la figura central, siempre, es Jesús y no un arbolito con regalos para los niños o todas esas historietas que podrán sonar muy bonitas e inofensivas, pero que indudablemente el enemigo las plantó en el cerebro humano simplemente para evitar que se recuerde al que más odia: Jesús.

 He sido testigo; en las iglesias cristianas cuesta mucho trabajo llevar a cabo esta celebración sin caer en rudimentos mundanos que sobreabundan. Ya fue profetizado por Isaías, cuando en el capítulo noveno de su libro, leemos: Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Clarísima la división que no todos han entendido. El que nace no es Cristo, es Jesús. El que el Padre celestial nos da, no es Jesús, es Cristo. ¿Entendimiento correcto? Jesucristo, o Jesús el Cristo, que sería como decir Jesús, el Ungido, o Mesías.

Que es el mismo que, cuando Pedro se lanzó a caminar sobre las aguas, con ese ímpetu que lo caracterizaba, y que luego fue perdiendo en razón del temor a hundirse que lo invadió, le dijo simplemente que no temiera, que Él estaba allí para ayudarlo. Jesús estaba repitiendo lo profetizado por Isaías, cuando en el capítulo 43 de su libro, comienza diciendo esto: Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

 Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. Todavía no puedo entender como existen grupos auto denominados como cristianos, que aseguran que los milagros ya quedaron atrás, en el pasado, y que hoy sólo valen la Biblia, la oración y nuestras buenas obras. ¿Sí? Mírame. Tú piensa lo que quieras, pero que yo sea salvo y esté ministrando naciones, es un milagro, te lo puedo asegurar…

Usa tu imaginación y piensa: ¿Cómo se supone que podría vivir Jesús hoy, de ser nuestro contemporáneo? No me gustan las hipótesis para incorporarlas a una enseñanza tan valiosa e importante como es la de la palabra de Dios, Me limitaré a expresar lo que ya fue dicho por gente que de esto sabía bastante más que tú y yo juntos. Pablo a los Colosenses les dice en el segundo capítulo de su carta: Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.

Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. Queda más que claro. Desoír filosofías inconsistentes y llenas de huecas sutilezas que respetan más las viejas tradiciones que la palabra revelada. Así hubiera vivido Jesús, hoy mismo. Así deberemos vivir tú y yo si es que aseguramos ser sus representantes, su cuerpo en la tierra.

A los creyentes de Galacia, Pablo les da otra visión respecto a cómo estaría viviendo Jesús hoy y ahora. Dice en el segundo capítulo de esa carta: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Un pasaje que cada uno de nosotros debe haber leído y repetido oralmente decenas de veces, ¿Verdad? De acuerdo; lo expresamos y hasta lo creemos, pero, ¿Lo ponemos por obra? ¿Estás juntamente crucificado con Cristo? ¿Ya no vives más tú, sino que es Cristo el que vive en ti? ¿Se puede ver a simple vista, eso?

 Lo que hoy vives en tu carne, ¿Realmente lo vives en la fe del Hijo de Dios? Finalmente, a Timoteo en su segunda carta, le dice algo que es más que corriente para cualquiera que no sea un religioso calienta bancas: le dice lo que leemos en el capítulo tercero de esa epístola: Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; Queda claro: no eres perseguido por ir a un templo una vez en la semana. Eres perseguido cuando vives espiritualmente EN Cristo, que es como decir que eres un mismo espíritu con Él. Nada menos. Cualquier otro modelo, no es preocupación para Satanás y su gente.

De todos modos, el llamado es un punto de inflexión entre la nada de dejarse ir en busca de un futuro incierto, a pasar a militar ardientemente en una vida con claro propósito. Hay una pequeña historia en el sexto capítulo del libro de Nehemías que, de alguna manera, deja traslucir el objetivo del que te estoy hablando. Cuenta el profeta que cuando se edificó el muro, los enemigos reaccionaron de diferente manera. Unos proponían una casi protocolar reunión, detrás de la cual se escondía la idea de atacarlo. Este respondió que hacía esa obra en beneficio de todos y que no podía detenerla, a lo que ellos mostraron sus dudas y preocupación ante la posibilidad de que fuera declarado rey.

 Argumentaban que ciertos profetas lo proclamaban a viva voz, cosa que el propio hombre de Dios da como falsa e invento destinado a descalificarlo. Igualito a estos tiempos con la prensa y las redes como intermediarias politizadas a sueldo. ¿Sabes que respondió el profeta a eso? Dijo textualmente: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? Como solía decir mi abuela materna: “Más claro, échale agua”. Había un propósito y nada lo haría apartarse de él. Ese es el punto fijo al frente de todos los que, como tú y yo, también procuramos tener vidas con un propósito y no sólo con el ánimo de sobrevivir.

Por ese mismo motivo es que Pablo, cuando les escribe a los romanos, les da un panorama en el que les deja bien en claro que todo esfuerzo humano es inútil y que solamente se puede vencer sin una resistencia imbatible bajo el poder de Cristo. Por las nuestras ni valdrá la pena intentarlo. Les dice concretamente en el final del octavo capítulo de la carta. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó. ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.

¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.  Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Repetimos como papagayos que a los cristianos todas las cosas nos ayudan a bien, pero omitimos lo que Pablo dice aquí, que eso sólo es factible si somos gente que ama a Dios. Así es que, antes de hablar por hablar, haz una retrospectiva y piensa: ¿Amas a Dios o sólo acudes a Él cuando te las ves mal?

Luego dice que nos predestinó para ser hechos conforme a la imagen de su Hijo. ¿Esto me dice a mí que la doctrina de la predestinación personal es genuina? No, esto me está diciendo que lo que está predestinado es el cuerpo de Cristo en la tierra, o sea Su iglesia genuina. Tú también lo estarás si es que formas parte de ese cuerpo, que no es sinónimo de asistir a celebraciones religiosas como quiera que se llamen. Y que allí será cuando Cristo sea el primogénito entre muchos hermanos. ¿Entiendes ahora el significado del calificativo de hermano, tan en boga en nuestros ambientes?

Es sólo para aquellos que, por todo lo que te dice aquí, son considerados hermanos menores de Cristo, no para todo el planeta pagano, impío, incrédulo y pecador. A ellos se los ama y se los trata de traer a la verdad, pero no forman parte todavía de esa hermandad. Luego añade que los predestinados también han sido llamados, justificados y glorificados. Y allí es donde se formula la pregunta que ha sido convertida en un clásico de la guerra espiritual: Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros? Presta atención; tiene un condicional, como casi todas las bendiciones divinas. Si Dios es por nosotros, aclara. Porque Dios es por nosotros cuando nosotros somos auténticamente por Él. De otro modo, le impedimos que sea por nosotros y, en ese caso, cualquiera se plantará contra nosotros.

Allí añade que, si Él no dudó en entregar a su propio Hijo en nuestro beneficio, mucho menos dudará en darnos todo lo que necesitamos. Una vez más, aparece la condición básica sin privilegio alguno: ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Nunca te han predicado de manera voluntarista para darte un aliento que no es real, que nadie te puede acusar de nada siempre y cuando vayas a la iglesia todos los fines de semana? A mí sí me predicaban eso. ¿Sabes qué? Dice que nadie acusara a sus elegidos. Y todos sabemos que sus elegidos son aquellos que tienen un corazón conforme al suyo, nada menos.

Nada que ver con niveles, cargos, posiciones o prestigios eclesiásticos. Un prominente líder con millones de seguidores podría no ser uno de los elegidos, mientras que el más anónimo de sus servidores, ese al que nadie le presta demasiada atención porque no tiene formación intelectual valiosa, pero está siempre firme al pie del cañón, tal vez sí lo sea. El evangelio actual y su consecuencia en la eternidad, deparará innumerables sorpresas. Sólo es nuestra responsabilidad evitar ser nosotros una de esas sorpresas y no precisamente de las buenas. Pero, ¡Ánimo! Sigue siendo verdad que, EN Cristo, somos más que vencedores.

¿Y eso que nos impone? Algo muy sencillo, agradable y fuente de gozo: vivir para Cristo. Suena lindo, pero… ¿Es posible eso para un hombre imperfecto y lleno de carnalidad? En absoluto. O lo haces EN Cristo o apenas harás lo que todavía anda haciendo una nada despreciable cantidad de cristianos: simularlo. Pablo, cuando le escribe a los Gálatas, en el final del segundo capítulo les muestra la ruta a seguir si es que desean vivir esa experiencia. Les dice:

Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo. Si tú objetivo es vivir para el Señor, la antigua ley no te tiene que preocupar. Estás bajo la Gracia. ¿Pero no estamos todos bajo la Gracia? Eso dicen, pero aquí Pablo te lo deja más que claro: es si vives para Dios, no si vives para tus antojos, caprichos y ocurrencias personales.

Con Cristo estás juntamente crucificado. Eso significa que ya fuiste crucificado con Él, no es algo que un día vas a hacer, es algo que ya se hizo. ¿Lo crees? Lo tomas. ¿No lo crees? Jamás lo verás ni disfrutarás. ¿Y entonces? Si de verdad crees que con Cristo has sido crucificado, ya no puedes vivir la vida que te da tu regalada gana. Porque si aceptaste ser juntamente crucificado con Él, también serás juntamente resucitado con Él y luego, también juntamente, sentado con Él en lugares celestiales. Y si estás en ese nivel y esa posición espiritual, ¿Puedes hacer otra cosa, hoy, que no sea vivir íntegramente para Cristo?

 Y pon mucha atención, porque esto está muy lejos de ser un palabrerío evangélico más de los tantos que tú y yo hemos escuchado en nuestros años de calentar bancas en los templos. Esto es estricta verdad y, como toda verdad, tiene consecuencia. Una vida victoriosa sobre el reino de las tinieblas y un canal de bendición e ingreso al Reino de los Cielos es esa consecuencia. ¿Te interesa? Ahí la tienes. No está en promo ni en oferta. Tiene un precio y no es barato. Pero vale más que la pena resignar toda recompensa carnal por una bendición plena aquí y ahora y una eternidad a su lado. Ahora ya lo sabes.

De hecho, todo esto es de alguna manera lo que nos corresponde como hijos del Dios Altísimo y miembros de Su Reino, darle siempre lo primero y lo mejor a Él, por encima de cualquiera cosa que nos pueda parecer merecedora aquí en la tierra. Sólo así no caeremos en el legendario engaño de la idolatría. En Deuteronomio capítulo 26 se lee: Y ahora, he aquí he traído las primicias del fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y lo dejarás delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de Jehová tu Dios. En el otro libro del pentateuco, el del Éxodo, en el capítulo 22 se reafirma esto con otra mirada:

No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos. Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás. Y me seréis varones santos. No comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis. Yo tengo que decirte que esto te bendice. Es mi obligación como ministro del Señor enviado a la enseñanza de Su Palabra. Si tu pensamiento se voló hacia alguno de los miles de fraudes y engaños delictivos con todas estas cosas, hoy, puedo comprenderte. Pero ese siempre será el hombre, y nada de lo que haga el hombre puede alterar el plan de Dios. Ahora lo sabes. Usa discernimiento y obedece. Si. escuchas al Espíritu Santo, no te equivocarás ni serás engañado.

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6 – No Somos Pavos Reales

Alguien dijo alguna vez, con cierto humor, que independientemente del impacto que producía Jesús con sus palabras, también había que darle un reconocimiento a quien le preparaba los bosquejos… Obviamente, no se podría encontrar a alguien más completo que ese libretista especial y singular que el Señor tenía para sus predicaciones, por entonces denominadas como sermones. El utilizaba permanentemente elementos inductivos, esto es: un método de raciocinio que consiste en alcanzar un principio que se deriva lógicamente de unos datos o hechos. Él usaba la narrativa, las preguntas, los diálogos, las parábolas, las analogías, las imágenes y las experiencias comunes a todos los seres humanos.

Nunca le habló a ninguno como si fuera un ser extraterrestre o fantasmagórico. Algunos predicadores modernos hacen eso, esperando lograr fama. De hecho, Él siempre enseñaba con parábolas para ser entendido por la gente de la calle, esto es, como decimos en estas tierras, para los ciudadanos de a pie, no en exclusividad para los potentados o millonarios. Sin irnos demasiado lejos, las parábolas más pequeñas, (Que estoy estudiando ahora para publicarlo próximamente), eran las que llevaban a grandes ideas.

Como adelanto puedo decirte que la parábola del Buen Samaritano es un sermón en su composición. El Hijo Pródigo enseña sobre el perdón, y la de los Talentos instruye sobre responsabilidad personal, etc. Cuando Jesús predicaba la narrativa, que es la habilidad o la destreza para narrar o contar las cosas, tomaba todo el peso del mensaje. Por ejemplo, la analogía, que es la relación de semejanza entre cosas distintas, era la técnica favorita de Jesús.

Cuando hablaba de luz, sal, roca, arena, pastor, ovejas, aguas vivas, viñas, puertas y muchas más, sus oyentes podían entender lo que en realidad les estaba enseñando. Un maestro lo es cuando lo que enseña, se entiende sin problemas. Cuando una enseñanza se enreda demasiado o se complica, el oyente la deja a un lado y, si estima al maestro, piensa que este es demasiado brillante, en tanto que él mismo es demasiado tosco. No es así. Jesús nunca enseñó para lucirse, sino para que quienes lo oían, aprendieran. Confiaba en que el Espíritu Santo haría lo restante, por eso repetía permanentemente que quien tuviera oídos para oír, que oyera.

Una de las geniales particularidades que tenía Jesús era la de comparar y contrastar permanentemente imágenes que les resultaban familiares a quienes lo oían. El sabio y el necio, las ovejas con las cabras, la luz con la tiniebla, el rico con el pobre, el joven con el viejo y así sucesivamente con todo lo que pudiera formar parte del escenario de vida de cada uno de esos aldeanos hambrientos de justicia, amor y paz. Si bien no relataba proezas personales ni anécdotas propias, aprovechaba esa experiencia para referirse a lo que por mayoría ocupaba a sus oyentes.

Cuarenta y nueve veces habló de ovejas, en concordancia con la enorme cantidad de pastores que formaban su audiencia, veintisiete veces a asuntos de agricultura, como sembrar y también cosechar, de lo que habló en veintidós ocasiones. Y luego la interacción permanente con esa gente. Esto siempre ha sido y sigue siendo lo más complejo, porque por cada uno que responde o formula preguntas interesantes y de edificación, hay por lo menos cincuenta que solo buscan trascendencia o, lo peor, descalificar al maestro. Los evangelios registran ciento cincuenta y tres preguntas que Jesús les formuló a sus oyentes.

Si alguien se atreviera a analizar técnicamente los sermones o enseñanzas de Jesús, definiría que sus enseñanzas casi siempre comenzaban por algo sumamente conocido y puntualmente concreto, en lo personal, para terminar, guiando a quien lo escuchara a asuntos más abstractos y universales. Esto nos permite aprender de Él que, si deseamos ser profundos, lo que debemos hacer es buscar revelación y luego posterior guía del Espíritu Santo. De intentarlo en la carne, sólo lograríamos ser complicados, rebuscados e inentendibles.

 Dicho con claridad, se trata de comenzar por lo simple y luego, cuando lo simple está bien entendido, recién introducirnos en lo complejo. Recuerda que toda enseñanza profunda y genuina, transita por una delgada línea entre lo profundo y verdadero con lo ultra místico o fantasioso. La otra particularidad muy suya, era la de involucrar a quien lo oía con lo que tenía para decir. ¿Cuántas veces lo leíste u oíste decir “oísteis que fue dicho”? Otra vez les dijo que le contaran a Juan lo que habían visto, que se fijaran en una cierta mujer a la que luego iba a sanar de un flujo de sangre y hasta preguntarles a ellos, luego de un ejemplo, quien era el siervo fiel del que Dios hablaba. No era un monólogo, era un diálogo en espíritu y verdad.

Alguien se ocupó de elaborar ciertas estadísticas respecto a esto. De allí que sabemos que Jesús en sus enseñanzas, usaba mucho el “tú”, el “ustedes”, hablando directamente con sus oyentes. En los evangelios se registran ciento veinticinco incidentes de Jesús comunicándose con su audiencia. Absolutamente nada que ver con la oratoria griega, basada antes que nada en la uniteralidad del orador. Fíjate que un cincuenta y cuatro por ciento de estos incidentes, servían para que sus oyentes iniciaran un diálogo. Lo que te digo, es nada menos que justamente el Hijo de Dios en más de la mitad del tiempo, dejaba que su audiencia estableciera la agenda de sus enseñanzas.

¿Alguien recuerda el significado genuino de la palabra humildad? Ausente sin aviso en la mayoría de nuestras reuniones actuales, ¿Verdad? Él no tenía drama en responder en medio de sus enseñanzas todas las preguntas, objeciones y dudas que esa gente pudiera tener. Sus mensajes no tenían influencia palaciega, sino de pueblo, de Su pueblo. Él estableció la premisa que nos dice que la gente aprende por experiencias por inducción, mucho más que por decretos. Y, finalmente, se gratificaba si era escuchado con atención, pero ese gozo era total cuando esa gente lograba poner por obra al menos una parte de lo aprendido. Coincido. Imito. Me gozo exactamente en lo mismo. Muy lejos de ser Jesús, obvio, pero muy cerca de ser un seguidor más suyo.

Hoy, la mayoría de las predicaciones tienen muchísimo más que ver con el alma que con el espíritu. Cuidado; Jesús no fue impasible ante esas necesidades humanas, pero sólo las trató con la asistencia del Espíritu de Dios y, por tanto, toda mención a temas del alma o del cuerpo, encerraban enseñanzas tan magníficas que todavía se pueden usar sin riesgos de error. Habló del adulterio, de la ira, de la ansiedad, de la avaricia, la muerte, las deudas, la eternidad, las dudas, la fe. Del ayuno, de las críticas, del dar, de la codicia, de la honestidad, de la hipocresía, del gozo, de la bondad, del conocimiento, de la ley, del legalismo, de la vida, de la lujuria, del matrimonio y del dinero.

También de los juramentos, de la paternidad, de la oración. De las apariencias, del respeto, de la responsabilidad, de las recompensas, de las reglas, del sexo, de las calumnias, del hablar y de administrar. Se refirió a los impuestos, a la confianza, a la crueldad, a la virtud, a la sabiduría y al celo. Celo de guardar lo divino, no celo de celar a tu esposa. ¿Cuántas mencioné? Cuarenta y dos, creo. Y me quedaron algunas sin citar, pero creo que como elementos pesados de digerir por aquella audiencia y también por las actuales, es más que suficiente, ¿No te parece?

En lo personal, he predicado una gran cantidad de estos temas, pero con una diferencia abismal respecto a como lo hizo Jesús. En Él había una enorme pureza, santidad y unción respecto a cada uno de estos puntos, cosa que en mí no era así de ninguna manera. Un simple e imperfecto hombre, con la mejor predisposición y entrega fiel al Dios de todo poder, pero con el porcentaje de carnalidad que es el factor clave de aquella fantástica buena batalla de la que nos habló Pablo. De todos modos, pastores y líderes que semanalmente predican en sus respectivas congregaciones, procuran de sobremanera, (Y estoy hablando de los bien intencionados y fieles, obviamente), ayudar a sus oyentes a mejorar sus vidas en todas las áreas posibles.

 Hacen muy bien en repetir una y otra vez la imposibilidad que tiene el cristiano para cometer pecados abiertamente negativos para un despertar espiritual. Eso, fundamentalmente a los recién convertidos, les resulta indispensable para acomodar sus vidas cada día y evitar caer en tentaciones o engaños que seguramente les traerían costos más elevados. Sólo un detalle: Si todas las semanas, esos pastores o líderes se ven en la necesidad de repetir que no se debe mentir, robar, fornicar o adulterar, entonces me temo que el crecimiento y la maduración de esa gente tardará siglos…

Durante mucho tiempo, al menos en lo que a mí me tocó recibir de mis primeros ministros, estuve convencido que a los diez mandamientos antiguos de Éxodo 20, no había que prestarles demasiada atención ya que, -me enseñaron-, era imposible cumplirlos, y sólo estaban allí para que el hombre no se apoyara en la ley sino en la Gracia de Jesucristo. De acuerdo, algo de eso era verdad, pero no todo. Hoy ya no rige aquella ley porque nuestra vida sólo es posible aferrados a la Gracia del Señor. Sin embargo, esos diez puntos que recibe Moisés, siguen siendo vigentes en cuanto al modelo de vida al que un cristiano debe adherir.

Es muy cierto que resulta muy complicado, sino imposible, cumplirlos a todos, pero no podrás negarme que por lo menos la mitad de ellos, son posibles sin demasiado esfuerzo. No matar, no robar, no adulterar, no codiciar bienes ajenos y no fabricar imágenes y adorarlas, creo que no necesita que se lo explique o repita cada semana. Si eres un hijo de Dios por la cruz de Cristo, ya lo sabes y ahora es tu batalla diaria conservarte puro. Es una de mis asignaturas pendientes el hacer un estudio mucho más profundo y concreto respecto a esos mandamientos, pero en el mientras tanto, cumplirlos al máximo de nuestras posibilidades, no es una opción ni un mérito, es una obligación.

La otra asignatura, son las parábolas. Las de conducta, porque nunca estará de más conocerlas más a fondo, y esencialmente las del Reino, que son las que menos estudios han recibido. Todos somos conscientes que es mucho más sencillo hablar de las cosas del Reino, e incluso enseñar postulados sobre Él, que vivir realmente en su dimensión. Hay gente que lo ha conseguido y sus testimonios son de peso y formación. En principio, para saber y entender que, si ellos que son tan humanos como tú y yo pudieron, no veo el impedimento para que tú y yo no podamos lograrlo.

De hecho, vivir en la dimensión del Reino de los Cielos, es vivir al revés de lo que vive el mundo secular. Y, en principio, eso es bastante complicado porque, aunque en lo individual podamos conseguirlo, en lo corporal y también en lo social y familiar, te coloca en una posición difícil, ya que entras a caminar en contra de los postulados de un sistema que, lo aceptemos o no, termina por condicionar nuestras vidas, tal como si fuéramos uno más de los millones de incrédulos que lo construyen, respetan y ejecutan.

Durante siglos, para la sociedad secular en su conjunto, independientemente de las culturas donde cada una se desenvolviera, los cristianos éramos nada más que un grupo de personas oscuras, vestidas casi rozando el ridículo, malhumorados, jueces de todo y de todos, ingenuos rozando la idiotez e incapaces de sentirse felices o participar de celebraciones familiares o de otra índole. Mira; nadie va a decirte que te vistas como multimillonarios o actores de televisión, tampoco que andes por la vida riéndote a carcajadas de cualquier grosería ambiente, que seas permisivo con cualquier acto pecaminoso o promiscuo, que seas astuto o rápido para engañar por anticipado al que quiere engañarte.

Pero convengamos, aunque nos duela reconocerlo, que, como iglesia estructural, ese mundo secular no ha exagerado demasiado en su definición. Creo que es tiempo de tomar la túnica simbólica de Jesús y vivir una vida cotidiana normal, como la de todos tus congéneres de la sociedad en la que te ha tocado residir, aunque sin caer en ninguno de sus pecados habituales. Sin hacer alarde de ello, sólo permitiendo que te vean vivir y comprueben que lo que hablas, piensas y predicas, es un reflejo de tu vida. Eso sería darle curso moderno y activo a una parte importante de ese Sermón del Monte que aquí nos ha ocupado.

Y, ya en el final de todo este compendio compartido, quiero dejarte algunos puntos valiosos para nutrir tu palabra. Cuando se nos dice que debemos predicar el evangelio a toda criatura, no se nos está exigiendo ser uno de esos predicadores con escenario, luces, cuerpo de danza, coro y show. Se nos demanda compartir nuestro testimonio y entregar algo que alimente, libere cautivos y consolide cristianos nuevos. Te voy a sugerir unos cuantos temas que te pueden ser muy útiles, así como las escrituras que los respaldan. Todo para que lo uses en tu trabajo, en el colegio, con tus amigos o conocidos, e incluso con familiares que aún están fuera del pueblo santo.

Leerles capítulos y versículos ha conseguido logros simplemente porque Dios es bueno, misericordioso y lleno de amor para poner todo aquello que a nosotros nos falta, pero para los que no saben nada de nada de todo esto, la Biblia les resulta aburrida y es nuestro deber darle vida activa, dinámica y esencialmente práctica para que realmente les sirva como manual de ingreso, consolidación, restauración, redención y vida abundante. Pero, para que eso sea posible, en primer término, tendrá que ser una realidad diaria bien visible en cada uno de nosotros.

En primer lugar, creo que es indispensable transmitir con nuestras vidas, conductas, gestos y actitudes, lo que significa el poder del amor de Dios en nuestras vidas. El legendario Juan 3:16 es insustituible: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Lucas en el capítulo 15 y versos del 3 al 7, hay mirada de lo mismo: Entonces él les refirió esta parábola, diciendo: ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.

Luego, un asunto que, cuando te llega, se te hace bastante cuesta arriba aceptarlo y ni te cuento de cumplirlo, y es el de dar gracias a Dios aún en tus días más oscuros. Para pedir o, incluso, dar gracias por bendiciones recibidas, no tenemos demasiados impedimentos o cuestionamientos, pero para dar gracias a Dios por una de esas calamidades que cada tanto a todos los seres humanos les toca vivir, se pone medio denso y complicado. Hay un pasaje en Daniel 6:10 que dice: Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.

 El otro es mucho más conocido, ya que está en el Nuevo Testamento y es, de alguna manera, el que jamás deberíamos olvidar y mucho menos cuestionar o descreer. 1 Tesalonicenses 5:18, Pablo dice: Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. ¿Estás tomando dimensión de esto que dice aquí? Dar gracias en todo. Escucha. Todo, nada, siempre y nunca, son términos eternos, así que, cuando la palabra te dice que des gracias en todo, significa exactamente eso: en todo.

Todos lo sabemos, aunque por diversas razones lo disimulemos o aparentemos ignorarlo. Es imperativo contar con un enfoque preciso hacia un objetivo divino, no humano. Es indispensable para cumplirlo, tener fe y además mucha fuerza. Y esencialmente, dejar a un lado las incontables y atractivas distracciones de la vida. Es revelador leer lo que dice en Nehemías 6:1-14: Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y los demás de nuestros enemigos, que yo había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas en las puertas), Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de Ono. Mas ellos habían pensado hacerme mal.

Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros. Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera. Entonces Sanbalat envió a mí su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano, en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey;  y que has puesto profetas que proclamen acerca de ti en Jerusalén, diciendo: ¡Hay rey en Judá!

Y ahora serán oídas del rey las tales palabras; ven, por tanto, y consultemos juntos. Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas. Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos. Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.

Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré. Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado. Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que pecase, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado. Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de Noadías profetisa, y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo.

¿Hemos creído que nada puede separarnos del amor del Padre? Deberíamos, pero somos conscientes que no siempre. Ministrando a personas he oído a muchas de ellas expresar su tristeza y hasta depresión porque creen que por sus pecados Dios los ha dejado de amar. Pablo, tal vez con algún episodio similar, se los recuerda a los Romanos, cuando en 8:38-39 les dice: Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Está claro, ¿Verdad? Sin ese amor y sin Dios, todo es simple ilusión. Eclesiastés 1:2 lo dice desde el pensamiento de Salomón: Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. Como casi todo lo que dijo, (No tanto lo que hizo) Salomón, está más que claro. ¿Qué cosa es la vanidad? Una ilusión. Es creer que por nosotros mismos podemos conseguir cualquier cosa. Muchos lo han hecho, es cierto, pero un día algo fuerte les golpeó la vida y todo lo construido como indestructible se les desmoronó en mil pedazos inservibles.

Por eso no terminamos de entender a nuestro Dios de amor. Y mucho menos, si te digo que nosotros, tú y yo, somos hijos del amor. Dicho así, suena a romanticismo de pareja, pero no lo es. Amar con el amor de Dios, es inspirar a otros a amar y así sucesivamente. ¿Te imaginas que mundo tendríamos? Por eso Juan, en su primera carta, capítulo cuatro, dice lo que leemos del 7 al 12:  Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. ¿Lo leíste bien? ¿Lo entendiste? Ahora piensa y dime: ¿Cuántos cristianos llenos de esa clase de amor has conocido…?

Alguien dijo que Jesús era una casa abierta para todos los necesitados de amor y de perdón. Tal cual. Cuando hacía mi programa radial y enseñaba más o menos al estilo de lo que son mis audios más extensos, entre los llamados telefónicos que recibí al final de un programa en el que había hablado justamente del amor y del perdón, un llamado de una mujer que dijo ser prostituta, pero que lo que yo había dicho la había conmovido y que quería asistir a una iglesia para buscar eso: amor genuino, no sexual y fundamentalmente el perdón de Dios por todos sus pecados.

 La invité a la que por entonces era nuestra congregación y hablé con una hermana, mujer de edad madura, para que la recibiera y la ayudara a integrarse y luego a ser una creyente sólida. Todo funcionó bien, pero muchos de los miembros de la iglesia, cuando se enteraron de su testimonio, comenzaron a discriminarla. Recuerdo que un día dijo: “¿Qué temen, que la prostitución sea contagiosa? Estoy salvada, restaurada y redimida.” No pudo soportarlo por mucho tiempo y terminó yéndose, espero que a otra congregación más llena de amor y no nuevamente al prostíbulo.

Nunca supe más de ella, pero lo de “mis hermanos” me entristeció y mucho. Lucas 15:1-2: Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. Lucas 50-32: Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Allí está el nudo de todo esto.

Nuestras congregaciones se esmeran tanto en mostrarse con excelencia a los ojos de la gente de afuera, que no se pueden permitir que ingresen personas que -según sus elucubraciones-. Le harían mermar ese atractivo. ¿Sabes qué? En primer lugar, no entendieron nada. En segundo término, están procediendo exactamente a la inversa de lo que lo hizo Jesús y, por ende, a lo que el mismo Dios Padre nos demanda. ¿Qué clase de cristianos son esos? Religiosos y carnales. No los necesitamos. El Sanedrín no salvó a nadie. Una cruz con la que ellos colaboraron, fue la que lo hizo.

Ha sido dicho que en el mundo tendremos aflicción, pero también que tengamos ánimo, pues nuestro Señor ha vencido al mundo. Sin embargo, en el mientras tanto, hay una guerra que consiste en una determinada cantidad de batallas. Sólo Dios sabe cuántas. Nuestro deber es tener muy en cuenta que, en las batallas de la vida, debes revestirte con la armadura de Dios. Enseñanzas sobre este elemento hay tantas que encararlo son una dirección clara y específica del Espíritu Santo, es ir a más de lo mismo y sin garantía alguna de victoria genuina.

 De todos modos, esa armadura existe y está a nuestra disposición. Pablo la muestra en Efesios 6:1018: Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

Obviamente, no podríamos cometer la osadía de determinar alguna pieza de esta armadura más importante que otra. La esencia es usarla completa. Pero el yelmo que cubre nuestra mente y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios, son claves y básicas. Quedan los otros rudimentos, pero si la mente está fresca y entregada y la palabra de Dios anida en nuestras vidas, la victoria es más cercana. En otro orden, todos los creyentes anhelamos estar llenos del Espíritu Santo. Te pido que cada vez que escribo o digo creyente, no me lo ubiques en gente que va a una iglesia cristiana. Creyente es exactamente eso: creyente. A veces, ni siquiera asiste a un lugar determinado, tal como lo hacían Jesús y sus discípulos. Pero, lo que es seguro, que no tiene nada que ver con alguien que profesa una religión con todas sus tradiciones, estatutos, ordenanzas, rituales y costumbres.

Si entre estos hubiera algún creyente, por favor que alguien le avise que eso no tiene nada que ver con el Dios en el que cree. Ahora bien; si de verdad estoy lleno del Espíritu Santo, ¿Qué cosa cambia en mi vida? Mira lo que le dice Pablo a los Gálatas en 5:22 de su carta: Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, ¿Qué te enseñaron respecto a esto? Que, si tienes al Espíritu Santo, tienes que tener sus frutos, que son amor, gozo, paz, etc. A mí me enseñaron eso. Es un error. No te dice que los frutos del Espíritu Son. Te dice que El fruto del Espíritu Es. ¿Y qué es? Amor, y como consecuencia de ello, todo lo demás. O sea: Si no tienes El fruto de Amor, te será imposible tener gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad y fe. ¿Soy claro?

En el hablar del idioma español, al menos como se habla aquí en Argentina, porque en España es bastante diferente, a la palabra gozo solamente se la utiliza en los ambientes cristianos. En el ámbito secular, si la oyes o la lees, indefectiblemente será afectada a la sexualidad, pero no a la vida diaria. Aquí se habla mucho más de la alegría. Que, si bien suena como sinónimo de gozo, hay un algo que las diferencia. Mientras que el gozo genuino solamente puede tener origen espiritual y divino y viene siempre desde adentro hacia afuera, la alegría puede darse en cualquier ámbito, incluso hasta para llegar a hacer bromas en cuanto a lo alegre que se pone alguien cuando bebe alcohol y te llega siempre desde afuera hacia adentro.

Lo cierto es que, independientemente de cómo se produzca, tanto el gozo como la alegría genuina, solamente son posibles con Dios. De otro modo no existen. Pablo se lo demanda a los Filipenses en el 4:4 de su carta: Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! ¿Recuerdas lo que dije anteriormente sobre la palabra todo? Esto es lo mismo. Siempre. Que significa justamente eso: siempre. En Nehemías 8:10 hay otra pintura de esto:  Luego les dijo: Id, comed grosuras, y bebed vino dulce, y enviad porciones a los que no tienen nada preparado; porque día santo es a nuestro Señor; no os entristezcáis, porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza.

Hace muchos años, y en medio de una crisis monumental por aspectos de mi vida de hombre recién convertido, aterrizó en mis manos un libro que si mal no recuerdo se titulaba: “Cuando lo que Dios hace no tiene sentido”. Si no era ese exactamente el título, pido perdón, pero a mi memoria que no es mala ni mucho menos, a esta altura de mi vida no le puedo pedir más esfuerzo. El caso es que este libro me ayudó muchísimo a entender cuestiones que sin conocer algunas cosas que allí estaban escritas, jamás hubiera podido entenderlas.

 Me gusta el audio porque comunica y trata mano a mano con el oyente. No tanto el video, que es más distracción o lucimiento que aporte. Pero, por mi talento original de cuna, soy un enamorado de la gráfica, es decir, de todo lo escrito. Porque si tienes un problema no vas a ponerte a buscar un audio ni un video, pero sí es muy posible que acudas en búsqueda de algo escrito que sabes que te puede ser útil. Para la jurisprudencia, muy eventualmente audios o videos son pruebas válidas para alguna causa, pero si lo es lo escrito. Por algo será.

El caso es que, en muchas ocasiones, Dios hace o permite cosas que ninguno de los que suponemos conocerle, podemos entender. ¿De qué se trata eso? ¿Es que Dios tiene tácticas o estrategias imposibles de entender para la mente del hombre? En parte sí, pero creo que el tema pasa por la genética de Dios con respecto a la nuestra. De hecho, no estoy inventando nada ni hablando de algo de lo que nadie escuchó hablar. Muy por el contrario, Juan en el capítulo 13 de su evangelio y verso 7, recoge unas palabras de Jesús respecto a esto. Fue cuando terminó de lavarle los pies a Pedro y éste se mostró sorprendido por esa actitud.

 Y ahí fue donde le dijo que él era quien era y cómo podía ser que Él le lavara los pies, cuando en lo teórico debía ser a la inversa. Jesús habla: Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; más lo entenderás después. Sencillísimo como enseñanza práctica. ¿Estás viviendo algo que no sabes por qué te sucede y te sorprendes que Dios no haya hecho nada para impedirlo o ahora mismo para liberarte? Respira hondo, siéntate o arrodíllate y ora dando gracias. Y luego espera. Más adelante entenderás por qué ocurrió todo esto que ahora no entiendes. He vivido eso.

…Llevamos años pidiéndole cosas al Señor y esperando respuestas positivas. Cuando no llegan, nos frustramos, nos deprimimos y en algunos casos hasta nos enojamos. Cuando sí llegan, damos gracias y al día siguiente ya estamos renovando el pedido un paso más allá de lo del día anterior. Eso somos. Mejor dicho, debí decir que eso éramos, no que somos. Pero a esto lo diría si el cambio fuera notorio y evidente. Pero, déjame confesarte que, conforme a lo que me ha tocado ver, que creo no debe ser muy distinto a lo que tú has visto, coincidiremos en que eso no siempre está así. Allí es donde, en los más fieles y sinceros, surge la pregunta crucial:

¿Cómo puedo retribuirle al Señor todas sus bendiciones, su amor y su misericordia? ¿Hay alguna manera de llevarlo a cabo? El Salmo 116 parece tener, al menos, una respuesta posible. Dice: ¿Qué pagaré a Jehová Por todos sus beneficios para conmigo? Tomaré la copa de la salvación, E invocaré el nombre de Jehová. Ahora pagaré mis votos a Jehová Delante de todo su pueblo.  Pagar mis votos no es encender velas ni caminar muchos metros de rodillas. Pagar votos Es sencillamente cumplir el objetivo para el cual Dios me ha enviado. ¿Cómo puedo saberlo? Observando los talentos luego convertidos en dones que he recibido desde la cuna y sin mérito alguno de mi parte.

En el segundo capítulo del libro de Josué, hay una historia maravillosa que tiene que incentivarnos a la reflexión cierta y sobria. Dos hombres enviados por Josué a Jericó buscan refugio nada menos que en la casa de una ramera llamada Rahab. Ella, jugándose la vida ante sus gobernantes, los esconde y confunde a quienes los buscaban enviándolos lejos, fuera de las puertas de la ciudad. Transcurrida esa noche, los hace descolgar por una ventana y les da todas las posibilidades para que escapen y vuelvan a dar cuenta a Josué de lo que han visto. Sólo les pone la condición de que, cuando la ciudad sea atacada, su casa y la de sus familiares será respetada.

 Así fue. Ahora bien; en épocas en donde la discriminación, el racismo, el clasismo y el odio a ciertos sectores pobres de la sociedad parecería ser un indicador del que no queda excluida la iglesia, el pueblo de Dios va a obtener batalla y victoria a partir del trabajo y sacrificio valiente de una prostituta. ¿Tú crees que más de un líder perfumado y vestido como actor de Hollywood se hubiera atrevido a hacer algo similar? Y ahora prepárate, porque viene lo más impactante, algo que tal vez hayas conocido, pero que no siempre recordamos a la hora de discriminar.

Te comparto una extensa genealogía que está en Mateo 1 desde el verso 5 al 16. Léela con atención y cuidado y piensa en todo lo que te rodea. Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. 

Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. O sea: en lo carnal y humano, Jesús es descendiente de una prostituta. ¿Necesitas algo más para no seguir ufanándote como un pavo real porque eres un exquisito y fino cristiano del siglo veintiuno?

Por eso es que, cuando hablo de cristianos exquisitos, no me estoy refiriendo a gente que pretende excelencia en todo lo que hace o recibe. No, eso es correcto y atendible ciento por ciento. A lo que voy es que nuestras exquisiteces indefectiblemente se llevan nuestro ego hacia arriba. Y cuando el ego se nos remonta a volar, no va a frenarse ante nada. Y si puede, en su carnalidad sustentada por libretos del infierno, no dudará en subirse por encima de la altura de nuestro Dios, si puede. Un día llega una prueba, que, si bien nadie puede enseñar que las pruebas son obligatorias, tampoco puede olvidar o disimular que son ciento por ciento posibles en esta vida terrenal que transitamos.

Y muy pocos son los que se atreven a dar gracias por ellas y buscar, dentro de lo oscuro y negativo que haya, una luz y una salida para tornarla en bendición. Lee los dos primeros capítulos del libro de Jonás. ¿Es o no es, toda una señora prueba ser tragado por una ballena? De acuerdo, en ningún lugar dice ballena, sólo dice gran pez, pero no es descabellado ni imposible que ese gran pez haya sido una ballena. ¿Qué habrá pensado este buen hombre cuando andaba a los tumbos por la panza de ese bicho cuidándose que sus jugos gástricos no se lo digirieran? Y luego fíjate como va a terminar su historia. Ese es el para qué de una prueba. Dios no tiene culpa si tú clamas pidiendo que te diga el por qué.

Ahora bien; todos los que alguna vez hemos pasado por diferentes pruebas, lo sabemos: en cualquiera de ellas, es cuando más notoria y notable se hace la inmensa misericordia de nuestro Dios. Son esas instancias donde por un momento piensas: “¡Bueno! ¡Parece que hasta aquí llegué! ¿Será mi tiempo de partir con Él?” Allí es donde es como si su voz te dijera que no, que todavía tienes mucho por hacer aquí y que de ninguna manera te irás con Él. No todavía. Y un día sales de esa prueba y allí es cuando te cae la ficha y te das cuenta la maravilla de su amor y su respaldo.

Si bien hay toda una tipología de la crucifixión, muerte y resurrección de Jesús, los tres días que Jonás anduvo dando vueltas por el estómago del gran pez, tuvo ese auxilio divino que nunca lo dejó en el aire y sin apoyo. Yo sé que, como episodio literal, el de Jonás resulta muy complicado de aceptar, pero también sé que el evangelio no tiene absolutamente nada que ver con la lógica griega, sino que, por el contrario, se precia por ser espontáneo, improvisado y sujeto a lo que el Espíritu Santo decida hacer o no hacer.

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¡Esto es Babilonia!

Hoy tenemos mucha biblia y libro complicado para estudiar. Quiero referirme a Babilonia, pero sin caer en lo histórico ni en lo teológico. Quiero indagar y escudriñar a qué se refieren los capítulos 17 y 18 del Libro de Apocalipsis sólo con lo que el Espíritu Santo me entregue. Si así fuera, serás bendecido con revelación. Si así no fuera, habrás perdido algunos minutos de tu tiempo y yo el mío para construir otra cosa de implementación divina.  Te recuerdo que Juan recibió toda esta revelación estando en absoluta soledad, en una isla y por fuera de toda organización eclesiástica tal como hoy la conocemos.

Apocalipsis 17: 1 = Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; (2) con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación. Algo muy importante y a tener en cuenta: esta ramera ya ha tenido sentencia, eso significa que no deberemos juzgarla porque ya lo ha sido y no por hombre, sino por Dios. Está sentada, (Esto instalada como sacerdocio que ha concluido), sobre muchas aguas, que indudablemente significa muchedumbres, multitudes. Los líderes de la tierra han utilizado sus servicios prostituidos, y no de sexo, precisamente, sino de otra forma de prostitución.

(3) Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos. (4) Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación; (5) y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA. Primer punto a tener muy en consideración: Babilonia es rica, no es menesterosa, tiene poder, riquezas y ornamentos que hablan de lujo, de exhibición, de ostentación y conductas de gente de éxito.

 (6) Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro. (7) Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos. (8) La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será. Si está ebria de la sangre de los santos, es porque se la ha absorbido, explotándolos. Y eso, hasta donde sabemos, jamás se hace fuera de las estructuras tradicionales.

 (9) Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, (10) y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. (11) La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición. (12) Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Esto siempre se ha enseñado a futuro, por lo que esos siete reyes iniciales, más la bestia y los diez reyes posteriores, serían gente que se encargaría de proyectarla mundialmente. No obstante, ya empieza a resultar evidente que muy bien podría representar cualquier estructura religiosa que ha abandonado la fidelidad a Cristo, promoviendo prosperidad, control, y corrupción espiritual.

(13) Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. (14)  Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles. (15) Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. Los gobiernos de la tierra, tendrán todo un mismo propósito, y para llevarlo a cabo, dice que entregarán todo su poder, que necesariamente será mucho, a esta mujer. Quiero recordarte que decir mujer, en la Biblia, casi siempre es decir iglesia. No veo la razón por la que no lo sea en este caso. Pelear contra el Cordero, queda claro, es pelear contra Cristo. Ya lo sabes.

 (16) Y los diez cuernos que viste en la bestia, estos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego; (17) porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios. (18) Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra. Aquí nos queda en claro el rol que cumplirán esos diez líderes de esas diez naciones que, finalmente, derrotarán a esta mujer que simboliza un poder distinto y demoníaco.

Apocalipsis 18: 1 = Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. (2) Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. (3) Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. A esta caída, Juan la ve en visión a futuro. Lo que cae tiene gloria humana de alto calibre, pero luego se puede observar que está plagada de demonios y espíritus inmundos. Y que son incontables las naciones que se han contaminado con ella y han pecado bajo sus rutinas.

(4) Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; (5) porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. (6) Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble. Como quiera o lo que sea que sea esta mujer, el pueblo de Dios genuino y verdadero, tiene que salirse de su cercanía. Si es una mentalidad, cambiarla. Si es un imperio, abandonarlo. Si es una iglesia, salirse de ella. Quedarse es correr el riesgo de caerse junto con ella.

(7) Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto; (8) por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga. (9) Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio, (10) parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio! Ha vivido en deleites, actúa como reina y dice tener esposo. Será destruida, esto es profético. ¡Ay del que esté junto a ella!

(11) Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías; (12) mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hierro y de mármol; (13) y canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres. Vendría mercadería. Entre otras cosas, incienso, vino, aceite, trigo y almas humanas. Lo que me habla de adoración, revelación, unción, palabra y cautivos sometidos. Todo falso. Por mucho menos Jesús desparramó la mesa de los cambistas, ¿Recuerdas?

(14) Los frutos codiciados por tu alma se apartaron de ti, y todas las cosas exquisitas y espléndidas te han faltado, y nunca más las hallarás. (15) Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido a costa de ella, se pararán lejos por el temor de su tormento, llorando y lamentando, (16) y diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad, que estaba vestida de lino fino, de púrpura y de escarlata, y estaba adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas! (17) Porque en una hora han sido consumidas tantas riquezas. Y todo piloto, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se pararon lejos; (18) y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad? La humanidad toda tomará nota de su caída. Que dice que será en una hora, aunque esto no implica tiempo sino instante, momento elegido por el Padre para cumplirlo.

(19) Y echaron polvo sobre sus cabezas, y dieron voces, llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los que tenían naves en el mar se habían enriquecido de sus riquezas; pues en una hora ha sido desolada! (20)  Alégrate sobre ella, cielo, y vosotros, santos, apóstoles y profetas; porque Dios os ha hecho justicia en ella. (21) Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada. (22) Y voz de arpistas, de músicos, de flautistas y de trompeteros no se oirá más en ti; y ningún artífice de oficio alguno se hallará más en ti, ni ruido de molino se oirá más en ti. Habrá muchísima gente muy desesperada con la caída y habrá lloro y crujir de dientes. Dios hizo justicia en ella, nada para cuestionar. La que la derriba a Babilonia, es una piedra, o una Roca, si quieres llamarla así.

(23) Luz de lámpara no alumbrará más en ti, ni voz de esposo y de esposa se oirá más en ti; porque tus mercaderes eran los grandes de la tierra; pues por tus hechicerías fueron engañadas todas las naciones.  Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra. Ya no habrá luz divina que por misericordia antes estuvo allí. Tampoco el esposo dirá más nada, porque jamás fue oído ni obedecido. Porque vivió toda su vida haciendo negocios para su enriquecimiento personal y sectorial. Logró trascendencia y credibilidad mediante sutiles manipulaciones. Los pueblos fueron seducidos por ella. Y en ella se encontró sangre de Profetas y voceros genuinos, que fueron eliminados en su interior.

Fin de los dos capítulos que Juan destina a esta palabra profética. Momento de evaluar si todo esto sólo ameritó para una reseña histórica con el Imperio Romano como protagonista o, si como estamos en certeza, Juan lo recibió como revelación a un futuro que iría mucho más allá de su tiempo. Esa mujer ramera como talo, no existe en lo literal. Es un símbolo adoptado para de3finir a una iglesia que se vende por dinero o por posición de poder, tal cual lo haría una ramera de baja condición. Y lo digo así no por desprecio o descalificación, sino porque las rameras consideradas VIP tienen, además de distintas tarifas por sus servicios, también diferentes ambiciones para con sus futuros, al momento de abandonar su antigua profesión por naturales razones de edad.

Esta ramera es la descripción de lo que luego será llamada Babilonia, una ciudad con historia propia, pero que aquí es sólo tipología de lo que luego entenderemos como la de una iglesia falsa, paralela e imitadora de la genuina, pero con conductas y ambiciones muy distintas. Dice que es morada de demonios, lo cual de ninguna manera se puede poner en duda, y que por lo tanto, sirve como guarida para espíritus inmundos. Que por esa razón ha corrompido a las naciones a partir de su lujuria e idolatría y enriquecido a los comerciantes de la tierra. ¿Una iglesia haciendo eso? Durante mucho tiempo, no fueron pocos los que la entendieron y así lo enseñaron respecto a la Iglesia Católica Romana. Sin embargo, con el correr de los tiempos, y aun por parte de personas como nosotros, sin ninguna vinculación con Roma, pudimos observar que otros sectores del denominado cristianismo se convertían en puntos de observación mucho más precisos con respecto a ser Babilonia.

A partir de esto es que el Señor llama a sus hijos genuinos que, por la razón que sea, todavía se refugian en ella, a huir de allí y abandonarla. ¿Motivos? Simples: no ser partícipes y, por consecuencia cómplices, de sus pecados. Y a partir de allí comienza a anunciarse su juicio, fuego, muerte, hambre y completa destrucción. De hecho, todas estas cosas mucho más radicadas en lo espiritual que en lo natural. Y luego, cuando se habla de quienes lamentarán su caída, se hace especial hincapié en reyes, lo que implica líderes de naciones y comerciantes, lo que hoy definiríamos como empresarios. Curioso, pero a babilonia no la lloran las personas humildes y sencillas. No me queda ninguna duda, entonces, y supongo que a ti tampoco, que Babilonia representa a un sistema global corrupto, tanto en lo religioso como en lo económico, teniendo como punto en común, un mal entendido concepto de la política terrenal.

El segundo capítulo muestra la caída como un acto de juicio divino, que es justo y definitivo. ¿Crees que ya sucedió eso? No, va a suceder. ¿Cuándo? Observa a tu alrededor, recién se está armando lo que luego cae. No olvides que a esa caída la lamentarán gobiernos y empresarios que estaban altamente comprometidos con el sistema. Porque Babilonia, mi amado amigo, amiga, hermano o hermana, es un sistema que tiene base en una mentalidad tomada y utilizada por demonios. Por eso es el llamado a los creyentes que, ya sea por ignorancia o, en el peor de los casos, por conveniencias personales, todavía formen parte de ese sistema diabólico. Está destinado a caer y, en esa caída, sería muy triste que arrastrara a creyentes sinceros y fieles, aunque equivocados y sin discernimiento.

Algunos estudiosos la quieren ver a Babilonia como un sistema religioso y político mundial anticristiano futuro, pero es mi deber advertirte que Babilonia es hoy todo sistema que se opone a Dios, que corrompe la fe y que persigue a los genuinos. Por tanto, los capítulos 17 y 18 de este Libro de Apocalipsis,  forman un llamado profético a discernir los sistemas que se oponen a Dios, a no comprometer la fe con el poder, la riqueza o la idolatría del mundo, y a confiar en el juicio justo de Dios. El mensaje sigue siendo vigente: Salid de ella, pueblo mío, una invitación a vivir con fidelidad en medio de un mundo corrupto. ¿LO estás viendo? ¿Lo estás entendiendo? Tu mente educada con raciocinio y lógica, ¿Rechaza esto como una fantasía o, por el contrario, lo empieza a ver como algo que se está armando hoy mismo? Profundicemos un poco más.

Hay todo un movimiento que ha comenzado a ver a Babilonia como a un sistema religioso de orden mundial que será utilizado por el sistema político, (Aquí presentado como La Bestia), durante un determinado tiempo, ya que cuando deje de convenirle, el sistema mismo no dudará en destruirlo. ¿Puedo darte un ejemplo de todo esto, que seguramente conoces o alguien te lo ha mencionado? El llamado Ecumenismo. Cuidado; cuando se reúnen representantes de credos cristianos que hacen de Cristo la cabeza indiscutible de sus actos, estamos hablando de otra cosa. Pero cuando se practica un ecumenismo sin Cristo, que es como decir una espiritualidad por fuera de las verdades bíblicas, entonces estamos cayendo en la trampa que han impulsado y siguen impulsando ciertas y determinadas figuras culturales o sencillamente políticas.

A tener en cuenta es que Babilonia, aunque se muestre de otro modo, representa a un sistema mundial sustentado en lo económico, lo político, lo cultural y religioso que, en principio, aunque sea sutilmente, se opone al diseño de Dios. Que seduce de una mil maneras a las masas humanas y que, por consecuencia natural y casi lógica, termina persiguiendo a los justos, que como bien sabemos, se refiere a los obedientes al Dios Todopoderoso Creador de todo lo que existe y vemos, y también de lo que no vemos. ¿Cuáles son sus propuestas más abundantes o conocidas? Idolatría. Por esa causa suelen ser prácticamente adorados hombres de carne y hueso que lo único que hicieron es conseguir una credencial de una famosa estructura. El hedonismo, con un sobre enfatizado amor a sí mismo. Materialismo, donde todo tiene un costo9 o un precio, incluido cualquier servicio de carácter espiritual y, finalmente, el absoluto desprecio por la verdad de Dios, que, si le pones una mayúscula, es nada menos que Cristo mismo.

Siempre pensé y creí que, si bien la presencia de lo que la Biblia denomina Anticristo sería real y no simbólica, ese poder no estaría necesariamente en un solo hombre, tal como parecería ser y tal como ha sido mayoritariamente la enseñanza que todos hemos recibido. Par5to desde la base que anticristo es todo lo que se opone a Cristo, ¿Verdad? Y si aparece un sistema que incluye una religión espiritual mancomunada con los poderes económicos y políticos, necesariamente esa religión no podría ser seguidora de nuestro Cristo, sino de todo lo contrario. Ahí lo tienes. No sería ni extraño ni raro que un grupo de líderes de países con peso en todas las áreas, hagan una alianza con esta forma de religión, al menos hasta el tiempo en donde saquen lo que desean sacar, para luego hacer lo que siempre hacen, moverse a un lado y dejar a quien los ayudó pataleando en el aire. Así sería como caería Babilonia. Así está profetizado.

La aplicación práctica, si es que prefieres llamarla así, de estos dos capítulos citados de Apocalipsis, tiene para los creyentes de este tiempo una profundidad y urgencia que no siempre se alcanza a divisar. Aunque estos capítulos utilicen imágenes simbólicas, su mensaje y actualidad, es muy claro: los sistemas del mundo, tanto el político, como el económico, como el social e incluso el religioso, pueden corromper (De hecho, ya lo han hecho en parte) seducir, (Lo está haciendo) y luego perseguir a los fieles genuinos. Por esa razón y ya como conclusión de todo esto, quiero compartir contigo cinco aplicaciones concretas y definitivamente actuales, todo con base bíblica y reflexión práctica.

En primer término, hay una obligación absoluta de discernir entre fidelidad y falsa espiritualidad. Recuerda que la mujer ramera en cuestión, ha sido descripta como lujosa y religiosa, pero al mismo tiempo llena de abominaciones. Por ello es importante definir si todo lo que vemos como “espiritual” o “cristiano”, verdaderamente viene de Dios. No es ninguna novedad en este tiempo que existen muchos sectores cristianos que promueven el éxito personal, la riqueza, la fama o el bienestar emocional, como si fueran el mismísimo evangelio, pero omitiendo dos palabras que son claves: arrepentimiento y obediencia. Sin ellas no hay evangelio posible alguno. Entonces, se necesita discernimiento para no ser seducidos por una fe superficial, de corte popular, pero espiritualmente vacía. La pregunta que cada hijo de Dios debe formularse hoy mismo, es: ¿Estoy siguiendo a Cristo o a un sistema religioso cómodo y adaptado al mundo?

Lo principal que debemos tener muy en cuenta, es el no enamorarnos del sistema del mundo. ¿Sucede? Si, y demasiado para mi gusto, no sé para el tuyo. Ya está escrito aquí, en el capítulo 18 y verso 3, cuando nos dice que las naciones se han embriagado con la riqueza y la inmoralidad de Babilonia. Lo que ocurre es que el mundo moderno ofrece placeres, entretenimiento, poder y consumo, todo en los considerados como excelentes niveles y, en muchas ocasiones, llega a mezclarlo con lo que ellos te venden como “espiritual”. Sin embargo, el sistema babilónico, aunque se te presente como sumamente atractivo, indefectiblemente terminará en juicio y ruina, íntimamente lo sabes. Todos los creyentes lo sabemos. Que algunos simulen que no, es otra cosa. El creyente tiene que vivir con una visión eterna, no atrapado en lo pasajero. Hoy mismo tienes que preguntarte si no te sientes demasiado cómodo o cómoda con las modas, el dinero, las redes sociales o el estilo de vida que el mundo propone. De tu propia respuesta, depende tu futuro. El terrenal y el eterno, nada menos.

Por todo eso, creo que ha llegado el momento o el tiempo de responder a ese antiguo llamado de Dios: ¡Salid de ella, pueblo mío! Esa no es una simple expresión. Viniendo de quien viene, es un llamado de carácter urgente a todos los creyentes. Lo que se le está diciendo es que salgan de Babilonia para que no sean partícipes de sus pecados, como mínimo, por omisión. Porque no se trata sólo de una separación física, sino de una de corte moral y espiritual. No se trata de irte de un templo a otro, va mucho más allá de eso. Se trata, en principio, de no comprar el sistema de valores del mundo secular e incorporarlos a tu vida de cristiano. Juan dijo que es posible estar en el mundo, pero no ser parte de ese mundo. Cuando compartimos tiempos y lugares debemos preguntarnos a nosotros mismos si verdaderamente estamos viviendo separados del pecado o, si por el contrario, estamos mezclados con él en nombre del amor o la tolerancia. Cuidado.

Aquí se nos dice que el juicio vendrá en un solo día, ¿Verdad? Eso quiere decir que tenemos que vivir esencialmente con esperanza. Dios no va a pasar por algo la injusticia ambiente en la tierra, la idolatría manifiesta, incluso en ambientes que pretenden ser suyos y el enorme gado de corrupción que habita en todas las esferas que componen nuestra sociedad, incluida cierta porción de la considerada espiritual. Pero jamás deberemos olvidar que, en el final de las cosas, Dios reinará y juzgará con justicia. No podemos ni tampoco debemos saber el cuándo, con el ES, será más que suficiente. Esto, indefectiblemente nos llama a la santidad y a la paciencia, confiando siempre en que Cristo vencerá. Nuestra mayor responsabilidad como hijos de Dios y como miembros del cuerpo de Cristo en la tierra es preguntarnos si esa corrupción mundana no nos está desanimando o haciéndonos perder la fe en la justicia de Dios. Tal vez tu primera respuesta casi automática a esto es un no, pero te ruego que te examines bien y luego respondas.

En principio, déjame sugerirte que nunca comprometas una verdad por simple aceptación a una imposición sin base, aunque provenga de credenciales prestigiosas. Aprende que, como quiera que se ejecute o pretenda, ningún sistema del mundo secular podrá tolerar por mucho tiempo la verdad de Cristo. Si lo quieres definir así, va en contra de sus intereses particulares. Aunque ya lo hemos visto o padecido, ser fiel absolutamente a Jesús, te puede traer rechazo, burla o incluso persecución, aunque más no sea de corte social. El primer precio a pagar por ello, es el de la pérdida de tu propia reputación personal. No te olvides que el auténtico llamado es a ser testigos valientes, tal como aquellos santos lo fueron hasta la misma muerte. Entonces, todavía en la comodidad temporaria de una pertenencia tranquila y sin riesgos, ¿Eres capaz de preguntarte si estás dispuesto a perder tu reputación, tus amigos o tu comodidad actual por el simple hecho de ser fiel a Cristo y a Su Palabra?

De acuerdo. Todo esto que te he compartido es lo que vulgarmente le llamamos Babilonia, y que muchos todavía se toman casi en broma, mientras otros, con mucho menos humor, lo interpretan como un ataque a la iglesia. ¿Alguien puede suponer que durante veintitrés años cumplo una tarea full time construyendo, grabando y difundiendo material para atacar a la iglesia? Te aviso que Satanás es mucho más sutil, práctico y veloz cuando usa a alguien para atacarnos. Entonces, por favor, presta mucha atención a estas recomendaciones que evitarán que Babilonia te succione y te incorpore a sus filas. Primero, no aceptar todo lo que se dice “cristiano” sin evaluarlo con la palabra escrita. Segundo, vivir en santidad, esto es, separado del mundo y sus sistemas corruptos en todos los órdenes. Tercero, confiar en que Cristo habrá de juzgar todo con justicia y reinará, sobre todo. Cuarto, estar dispuestos a sufrir por la verdad y no negociar la fe. Entiende que el libro de Apocalipsis no es sólo para el futuro. Es una advertencia y una guía para los creyentes de hoy.

Finalmente, donde quiera que residas, cualquiera sea la nación o país donde vives, observa con prolija atención a tu alrededor. Si lo que allí se auto denomina como iglesia, se dedica a proclamar el evangelio, sanar a los enfermos y liberar a los oprimidos por las tinieblas, gloria a Dios y a pelear la buena batalla junto a ella. Si, por el contrario, hay una iglesia que participa activamente en la política gubernamental del lugar, presentando candidatos bajo rótulos de distintas fuerzas políticas y dando un mensaje como que esa es la única religión válida, entonces ten cuidado. Es muy posible que estés siendo testigo de una maniobra más de las tantas que Babilonia puede ejecutar mediante el engaño. Un creyente no puede formar parte de ideologías que sustentan el aborto o el matrimonio homosexual, pero tampoco ser cómplice de otras ideologías que conducen al hambre y la destrucción de los más carenciados.

Es mi obligación ministerial advertir a mis hermanos que Babilonia ya está infiltrada en muchas naciones, que no son precisamente desconocidas o intrascendentes. Cada creyente es dueño de su libertad para decidir qué puede o debe hacer, Dios lo creó así, libre. Pero, atención con esto: también nos advirtió que en los últimos tiempos podrían ser engañados aun hasta los elegidos. Y estos son parte de esos últimos tiempos. Nadie nos engañará en forma grosera con pecados bien conocidos. Pero sí se corre el riesgo de padecerlo de modo sutil y, para colmo, haciéndonos creer que le estamos haciendo un bien a la humanidad. ¡Esto es Babilonia!

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¿Dónde Estamos Plantados?

Es indudable que las emociones constituyen la sensación espiritual más ligada a los sentidos físicos. Casi que son el sensor de los sentidos físicos. De la misma manera que el espíritu se une con el alma a través de la voluntad, hay un puente similar entre el alma y el cuerpo, a través de los sentidos y de las emociones. Hay un pasaje que está en la carta a los Hebreos, capítulo 5 y versos 13 y 14, que es clave para esto que vamos a ver hoy y que también puede ser clave para cambiar tu vida, hoy mismo.

Hebreos 5: 13-14 = Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Está claro que cuando dice la leche, habla de nuestro alimento espiritual. Pero también es muy notorio, que luego, se refiere a los sentimientos, de las emociones. Dice que el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez.

Eso significa que, en lo concerniente a la madurez espiritual, es algo que se alcanza. No te llega desde los aires, casi mágicamente. Ahora; ¿Cuántos de ustedes, pueden decirme con certeza absoluta, qué cosa es la madurez espiritual? Me gustaría saber que son todos, porque un ministerio siempre apunta a perfeccionar, que es madurar, a los santos. Pero soy realista y, en función de la enseñanza, aspiro a que todos aquellos que no lo tengan muy claro, hoy se les explote el cerebro, corazón y espíritu.

En principio, debo advertirte que la madurez espiritual no tiene absolutamente nada que ver con tu edad. No tiene nada que ver con tu antigüedad en la iglesia y, mucho menos, con cualquier posición jerárquica que puedas ocupar dentro de cualquier organización cristiana. Espiritualmente, la madurez tiene que ver y mucho con el ejercicio de las emociones. Y te doy un ejemplo que alguna vez ya me tocó compartir cuando hablábamos de estos temas.

Si tú vas cruzando una calle y, de pronto, un vehículo te frena a tu lado, con un chillido de frenos, además de hacer sonar su bocina, o claxon, tu reacción automática no será en el espíritu, ni en el intelecto, sino en tus emociones. ¿Qué podría pasar a través de esa reacción emocional tuya? Varias cosas. Puedes quedarte paralizado, dar un brinco, disculparte con el conductor del vehículo por andar distraído, o, por el contrario, enojarte mucho con él, al punto de desear darle cuatro o cinco golpes santos…

Así es la vida del creyente. Tu reacción ante determinadas circunstancias, marcan tu madurez espiritual, tu dominio propio. “¡Es que tengo el Espíritu Santo, hermano!” ¿Ah, sí? ¿Y tienes dominio propio? Por eso es que te dice que el alimento sólido, es para los que han alcanzado madurez. Y después dice que para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados. La madurez espiritual, tu relación con Dios, producirá, como fruto, que tus sentidos estén ejercitados.

La mente se renueva, la voluntad se somete a Dios y, entonces, las emociones se ejercitan. Una cosa es ser espontáneo, lo cual es bueno, y otra cosa es no tener dominio propio. Yo puedo ser espontáneo, pero si tú me envías un correo o un comentario diciéndome que no estás de acuerdo con algo que yo dije y yo, como respuesta, por poco te insulto, porque no me gusta que me digas eso, podré ser muy espontáneo, pero no tengo dominio propio. Y puedo llegar a ser hasta injusto. Además de necio, porque por allí tú tienes razón y yo me pongo tozudo y terco pensando que la única verdad la tengo yo,

La mente se renueva por la palabra, oyendo el logos de Dios. O sea, oyendo a Cristo. La voluntad se somete a Dios. No existe esa oración de: “¡Señor, cámbiame! ¡Señor, renuévame!”, para luego sentarte cómodamente en el sillón más mullido de tu casa a esperar que el Señor venga y te cambie y te renueve. Nadie puede pedirle a Dios que haga, lo que Él dijo, puntualmente, que tenemos que hacer nosotros. Romanos 12:2, que es un clásico de la literatura bíblica, no dice: “permitidme que os renueve”, dice ¡Renovaos!, que pasado al idioma popular moderno, es algo así como ¡Ey! ¡Hijos! ¡Renuévense!

Tú no puedes pedirle a Dios, amor. Porque el amor no se pide, el amor se decide. Tú amas a todos aquellos a los que has decidido amar. Por eso es que el amor es una orden. Tú amas a quien decides amar, odias a quien decides odiar y le guardas rencor a aquellos a quienes has decidido guardarle rencor. Pero la palabra dice: amarás a tu prójimo. ¡No es una sugerencia! …Si te queda bien, hijo, yo te aconsejo, te sugiero, te pido, casi, que ames un poco a tu prójimo… ¡No! ¡No es así! Es: ¡Amarás a tu prójimo! Contundente. Con la contundencia que encierra el amor justo, de nuestro justo Dios. Es una orden.

Entonces, los sentidos se ejercitan. ¿Cómo? En el discernimiento del bien y del mal. ¿Qué quiero decir con esto, que las emociones son malas? ¡No! Creo que ya lo dije. En absoluto. Las emociones son divinas, las puso Dios allí. Y todo lo que puso el Señor, es bueno en gran manera. Puede ser mal utilizado, eso sí es verdad. Pregunto: ¿Durante cuanto tiempo has tenido al sexo como un tabú? Porque así se ha venido enseñando, incluso hasta dentro de muchas iglesias cristianas. Y es lo que muchos aprendieron desde niños.

Pero resulta ser que al sexo lo dio Dios, y dijo que era bueno. Que después se haya pervertido, modificado y alterado, ese es otro problema. El tema central es qué hacemos con lo que Dios nos da. Por allí el Espíritu Santo te regala un precioso don, y tú lo utilizas para enriquecerte, ¿Qué diremos? ¿Qué ese don es malo? No. ¿Qué Dios se equivocó al dárselo a esa persona? No. Simplemente ese don que fue dado de gracia y por gracia, fue usado de otra manera.

El asunto es que Dios puso esas emociones allí, bajo patrones diferentes al que nosotros vivimos. De hecho, vivimos en un mundo que actúa por emociones, y las emociones están muy lejos de ser confiables. No es bueno que te dejes guiar nada más que por tus emociones. Las emociones están tan ligadas al mundo exterior, que terminan siendo engañosas. Por eso es que, cuando la biblia dice que engañoso es el corazón del hombre, se está refiriendo al alma. Engañosa es el alma, eso dice.

En la literatura hebrea, decir corazón era decir alma. Porque el alma, a través de las emociones, recibe contacto con el mundo exterior, no interior. Nunca escuchaste a gente decir algo así como: ¡Ah, no! ¡Yo, lo que siento, lo digo! O, dicho de otro modo: “Yo soy honesto, ¿Eh? Lo que siento lo digo. Quizás tú mismo lo hayas dicho alguna vez. ¡Yo lo he dicho! Así nos ha resultado, después. No te confundas. Dios no nos ha enviado a decir “lo que sentimos”, nos ha mandado a decir lo que debemos.

Pero el alma, enseguida, dice, dice y dice. Pero en la biblia leemos que el que calla, es sabio. Aun si el que calla es necio, igualmente, ahora, es sabio. Hay veces que hay que callar. Y te lo estoy diciendo yo, no sé si me entiendes. ¿Sabes por qué? Porque las emociones, generalmente, hieren. Cuando tú reaccionas emocionalmente, estás hiriendo a alguien. Ojo, porque hay veces que cuando uno reacciona en el espíritu, también hiere. Pero eso es algo que luego vamos a tratar con mayor profundidad.

Ahora: ¿Por qué se hiere cuando se reacciona así? Porque hiere el YO. Hiere el alma. Porque el alma no sabe mandar. El alma no sabe actuar. Por eso es que el mundo está como lo vemos a diario. ¿De dónde vienen las guerras? ¿De dónde vienen los pleitos entre ustedes? Que combaten en vuestros miembros, dice. Vienen de adentro de nosotros. El mundo, vive como vive, porque se guía por las emociones. Por ese motivo es que, en el plano jurídico penal, hay una figura jurídica que se denomina “emoción violenta”.

Y puede llegar, como figura legal, hasta justificar de alguna manera, un homicidio y hasta atenuar su condena. Incluso hasta un asesinato, si es que ha sido ejecutado por influencia emocional. Por eso es que te digo que no son confiables las emociones. Por eso es que, también, muchos creyentes han recibido a Cristo, su espíritu está lleno de Dios, pero siempre viven sacudidos y vapuleados por sus emociones. Tienen sueños, tienen revelaciones, sienten cosas que creen que viene de Dios y andan viviendo un mundo no ya místico, porque místicos somos. De momento que creemos en algo invisible, somos místicos.

Pero esos no viven de algo místico, sino impregnados de misticismo, que vendría a ser el exceso, el sobre énfasis. La religión, que es una manera que inventó el hombre para acercarse a Dios, en sí misma, quizás no es mala. Lo malo es el exceso, que es tal vez lo que hoy se vive en muchas partes, la religiosidad. Donde es más importante la estructura y el rito, que el receptor de ese rito. Y también que el que dio origen a la estructura. Esto es lo mismo. El ser místico, no es malo, es lo correcto. El misticismo, es la exageración.

Esto no se diferencia a la meditación trascendental, esa que vemos por allí. Gente que se pasa en las nubes 24/7, pero que después va y se acuesta con la mujer del vecino. ¡Débil es la carne!, te dicen. Obvio, si la dejas a la intemperie sí, es débil nomás. Porque a la intemperie es donde viene el lobo y te la come. En la carta a los Efesios, capítulo 4 y verso 11, dice: Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos ¡Un momento! ¿Para qué dice que constituyó Dios estos cinco ministerios? Para perfeccionar a los santos.

Ya sabes que la palabra perfeccionar, en la biblia, no significa sin error, tal como nosotros la usamos. Significa madurar. O sea que Dios ha dado ministerios para madurar a sus hijos. ¿Y cómo se madura? Dejando que la palabra de Dios sea la que en nosotros opere y nos guíe. Ningún ministro puede cometer la barbaridad de decir que en un lugar en el que está ministrando, hay mucha gente inmadura. Porque si es verdad que la hay, ese es un problema mío, no de mi vecino. Y cuando digo mío, hablo del maestro, pero también del apóstol, del profeta, del evangelista y del pastor.

Porque si realmente hemos sido levantados por Dios, eso ha ocurrido para que hagamos todo lo que sabemos para madurar a los santos. De hecho, en los creyentes que están creciendo en madurez, hay una característica sobresaliente. ¿Sabes cual es? Que son personas que no son heridas fácilmente. Porque cuando a una persona cualquier cosa lo hiere con facilidad y eso afecta su vida. Una mirada dura, una palabra torpe, un trato indiferente o cosas parecidas, aunque esa gente lleve años congregándose, e incluso, hasta liderando, todavía no es gente que esté siendo guiada por la palabra de Dios, sino por sus emociones. No ha madurado.

¿Qué otra cosa puede ser una persona a la que le dices algo y enseguida lo afecta? Por eso hay tanto conflicto dentro de la iglesia. Tienen problemas en sus hogares, nunca crecen, viven amargados, se congregan, pero esa actitud semanal se les termina volviendo una tortura. ¿Sabes por qué? Porque son emocionales. A veces hemos visto que una persona, con una sola palabra ha afectado más la vida de una enorme cantidad de personas que con mil quinientos mensajes. Escuchan la palabra de Dios, viven el poder de Dios, hablan en lenguas, reciben la bendición, se gozan con el culto y están plenos.

Sale del templo, llega a la esquina y ese hermanito que nunca falta en ninguna congre, lo mira medio mal, lo saluda con un gesto de burla o algo parecido, o simplemente se encuentra con otro creyente que es peor que él y, en un instante, se le desmorona toda la gloria que traía. ¿Por qué? Porque su vida está recibiendo información emocional y no está recibiendo información espiritual. Y murmuran como tantas veces lo he oído. ¿Quién se cree que es, ese? Como dice la gente de hoy, ¡No existe! Yo no sé quien se creerá que es, ese, pero lo que sí sé, es que te sacó de la gloria, de la bendición y, en una de esas, hasta del camino del Señor, como he visto en más de una ocasión.

Con una sola mirada o gesto, te mandó de ese décimo piso donde andaba tu espiritualidad, a la planta baja o incluso hasta el cuarto subsuelo, sin paradas intermedias. Cero creyentes a partir de allí. ¿Cómo puede suceder eso? Simple. No te has dejado perfeccionar. No te has dejado madurar por la palabra. Dios nos ha sacado, a todos, de lugares que van desde lo horrible, hasta lo mediocre, hasta lo tenebroso y hasta lo que tú quieras, porque he oído a gente con testimonios realmente estremecedores. Cada uno de nosotros, y especialmente los que nos hemos convertido de adultos, sabemos muy bien dónde estábamos y donde, gloria a Dios, podemos estar hoy.

Dios nos sacó de allí, nos ha perdonado, nos ha puesto sobre la roca, nos ha lavado, nos ha hecho una nueva criatura, hasta allí todo bien. Pero luego, no nos dejamos influenciar por la palabra, y nos paramos al lado de otro creyente, o de una persona que no es creyente y, una mirada o un gesto de alguna de esa gente, nos afecta para el resto de nuestra vida. ¿Por qué? Porque no estamos viviendo según el espíritu. Estamos viviendo según las emociones. El gozo y la alabanza, cuando nos comportamos así, brota de nuestras vidas, de acuerdo a cómo nos vayan las cosas.

Si nos aumentaron el salario, que sería un milagro en estos tiempos, ¡Gloria a Dios! Alabanza tras alabanza. Si nos recortan el salario, que es lo que está creciendo en esta época, nos inundamos de lamentos y quejas. ¿Y la alabanza? ¡Es que no hay motivo! ¡No hay motivo emocional!  Pero espiritual, sí lo hay. ¿Dónde vas a vivir? ¿En qué plano o dimensión vas a vivir? ¿Sabes cual es un creyente maduro? Aquel que marca una línea de conducta, pese a las circunstancias de la vida. Aquel que permanece, que ora a tiempo y fuera de tiempo.

Sirve tanto en la alegría como en la angustia. ¿Sabes cómo se madura? Sentado, quieto, en paz y dejándote ministrar por la palabra. No yendo de aquí para allá buscando aconsejamiento, oración de otros y que te digan qué es lo que tienes que hacer. Y no me opongo a esto, no está mal quien lo haga y quien lo reciba, estoy hablando de otra cosa, de otro nivel. Porque eso no es la prioridad. La prioridad, insisto, es quedarte quieto y dejarte ministrar por la palabra.

Fíjate Jesús. Todavía no había nacido, y ya quisieron abortarlo. Querían apedrear a la madre, era como abortarlo. Apenas nació, se lo tuvieron que llevar urgente, porque sino lo asesinaban. Herodes. Anduvo dándole de comer a todos los necesitados, sanando a los enfermos y liberando a los oprimidos. ¡Y lo crucificaron! ¿Por qué Él pudo permanecer? ¿Por qué Satanás no pudo encontrar en Jesús ningún punto de doblez como para desmoronarlo del ministerio? Porque Jesús nunca reaccionó emocionalmente. Al contrario, siempre reaccionó conforme a la palabra de Dios.

De la lectura de todos los evangelios, la reacción más emocional que podemos encontrar en Jesús, una, fue la que tuvo con los cambistas del templo, otra cuando les dice esas hermosas bellezas que les dice a los fariseos. Pero más allá, no. Porque las emociones son la fuente de información que Satanás recibe para hacerte, después, un feroz contraataque a tu vida. Tus emociones son el terreno donde Satanás tiende sus trampas, que a veces son mortales. Tus reacciones emocionales, de conflicto, de ira, de dolor, denotan exteriormente tus áreas de debilidad. ¿Por qué? Porque es de acuerdo a como reaccionaste.

¿Quieres algo gracioso pero trágico al mismo tiempo? Imagínate que los demonios lleven una planilla por cada uno de nosotros, donde tienen muy bien detalladas nuestras áreas de debilidad. ¡Que batifondo nos pueden armar! ¿No? Pero, a medida que la palabra de Dios va actuando en nosotros, y nosotros vamos sujetando nuestras emociones a la palabra de Dios, nos volvemos impredecibles. Porque ya no vamos a reaccionar según la carne. Porque dice la Biblia que, el que es nacido del Espíritu, es como el viento, que nadie sabe de dónde viene ni para dónde va. Cuando nosotros tenemos el Espíritu de Dios, , nosotros, no vamos a reaccionar según Yo, sino que vamos a reaccionar según Él.

Escuché una vez una expresión que me gustó mucho. Decía que “Un buen soldado, aprende a ignorar el dolor”. ¡Obvio! ¡Mira si en una guerra y en medio de un fragoroso combate, un soldado se va a deprimir porque le duele un poco una herida que, sabe, no es mortal! Es un punto de crisis. Pero, más debajo de la muerte, todo es bueno para un soldado, sea lo que sea. Si no está muerto, ¡Gloria! Como creyentes, tenemos que entender que vivimos en dos mundos: un mundo físico, y un mundo espiritual. Nosotros le llevamos una ventaja al mundo que no tiene a Cristo, porque podemos vivir en el mundo terrenal y en el espiritual, mientras que el que no conoce a Dios, sólo puede vivir en un mundo terrenal, atados y hasta esclavizados por las emociones.

¿Sabes por qué digo y sostengo que las emociones no son confiables? Porque las emociones son manipuladoras. ¿Nunca te fijaste que, por medio de las emociones, se puede manipular? De hecho, no voy a venir a decirte que llorar sea algo malo, todo lo contrario. En muchos casos, llorar es bueno. Las lágrimas son buenas, por algo están allí. Jesús lloró. Son un elemento de escape. Sirven. Algo pasa dentro de todo nuestro ser cuando lloramos. Hay una química que nos hace sentir diferentes. Jesús lloró. Es el verso más corto de la Biblia, pero también un indicador de que, si Él lloró, cualquiera de nosotros también puede hacerlo.

Pero está la contrapartida de todo esto, y tú lo sabes muy bien. Y es cuando las lágrimas se vuelven un elemento de manipulación. ¿Sabes lo que es la manipulación? Manipulación es ejercer una acción tendiente a conseguir imponer nuestra voluntad por sobre la de otra persona. Emocionalmente, es una de las técnicas, por medio del ocultismo, es otra de las técnicas, pero el resultado es el mismo: manipulación. Que, traducido al idioma bíblico, ¿Sabes que nombre tiene? Hechicería. Hay creyentes monosilábicos a la hora de solucionar un conflicto. Te dicen “si”, “no”, y nada más. ¿Sabes que son estas personas así? Personas que no han sujetado sus emociones al Espíritu Santo.

Cuando un hijo de Dios tiene un problema, habla y busca ir al fondo del problema. Ora, lo comparte, es transparente. Si tiene que levantar la voz y volverse eufórico en lo que busca, lo hace. Pero no usa nunca las emociones para manipular a otro. ¡Está bueno esto! ¿No? Y ni hablar de los que todavía suponen que con sus lágrimas pueden manipular la voluntad de Dios mismo. Creen, en su sincera ignorancia, que llorando en un altar o delante de otros, van a tocar el corazón de Dios. No te confundas. A Dios no lo tocan ni tus lágrimas, ni tus lamentos, ni tu desesperación. Tú puedes estar muriéndote, y con tu muerte, no vas a tocar el corazón de Dios. ¿Sabes lo que si toca el corazón de Dios? Justamente; un corazón arrepentido y humillado, no una actitud emocional manipuladora.

¿Sabes por qué? Porque Dios no se mueve por lástima, Dios se mueve por fe.  Cuando alguien se convierte y todavía anda medio perdido entre la fe auténtica y las tradiciones de la religión, normalmente camina más por lo emocional que por lo espiritual. Después, con el paso del tiempo, esa persona madura un poco y empieza a darle preferencia a las cosas del espíritu, por sobre las del alma. Pero resulta ser que había gente que andaba contigo, que no creció, que se quedó donde estaba al principio. ¿Sabes qué le dicen? ¡Pero hermano! ¡Usted no tiene sentimientos! Sí que los tengo, hermana, sólo que ahora ya no me guío más por los sentimientos. He aprendido a ponerle punto final a ciertas partes de mi ignorancia.

Hay una historia muy clara que tal vez pueda romperte las estructuras de costumbre que puedes tener. Y está en la Biblia. Cuando Samuel oraba por Saúl, para que Saúl cambiara, ¿Recuerdas? Para que se transformara. ¿Recuerdas lo que le dijo Dios? No ores más, porque yo ya lo deseché. Entiende; cuando las personas persisten en permanecer lejos de Dios, guiadas por sus emociones, por lo que les parece, tomando decisiones sin orar, y después traen toda esa mugre espiritual a las iglesias, para que alguien se las arregle, algo no anda bien. Cualquier iglesia debe tener sus puertas abiertas para los hombres más miserables. Promiscuos, prostitutas, borrachos, drogadictos, lo que sea.

Si llegan allí, les van a dar vida, palabra y todo el apoyo que se pueda. Pero la palabra de Dios está pensada para que funcione y opere en aquellos que se quieren someter a ella. De otro modo, no tiene sentido. Hay que madurar. No ores más, porque yo lo deseché. La gente quiere que uno reaccione ante la circunstancia. ¿Sabe una cosa, hermano? Satanás nunca va a hacer nada en su vida, sin que Dios se lo avise primero. ¿Cuántas veces te han dicho esto? No sé si lo creíste, o no, pero te lo preguntaste. ¡Entonces falló Dios! ¡No! ¡Fallamos nosotros!  A veces, Dios te manda a alguien para que te advierta de algo, pero como somos tan susceptibles, por ahí reaccionamos emocionalmente y repetimos la historia del pueblo: matamos al profeta.

No me digas que nunca sentiste incomodidad, o cierta forma de ofensa, por algo que yo pueda haber dicho aquí. No es porque yo sea infalible y no me equivoque. Si estoy dándote palabra y trato de no irme de allí, no te ofendas. Conocí a un tremendo profeta del Señor, un voluminoso moreno que solía decir siempre: “Si te ofendes, estás vivo”. A veces Dios te habla, pero no necesariamente a través de gente importante. A veces usa a gente muy humilde, para que tú también te humilles. Inclinad tu oído, dice la palabra. Significa no desoír lo que dice alguien que está por debajo de tu nivel. Ahora; si en lugar de eso eliges ser necio y no oír, ya no vas a poder cargarle la culpa a Dios por tus problemas.

Hay un salmo que habla de David, que era un hombre que tenía una revelación tremenda en lo espiritual, David. Por ser un adorador de primera clase, era un hombre que tenía una revelación espiritual increíble. Mira la expresión que David usa en este salmo. El 103, Salmo 103. Bendice, alma mía, a Jehová, Quiere decir que se está hablando a él mismo. Quiere decir que el espíritu le está diciendo al alma, le está predicando. Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Rhema. Eso es rhema. Tan rhema que quedó en la Biblia. (2) Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. Es decir que, al alma, hay que estar predicándole todos los días. ¡Ey! ¡Alma! ¡No te olvides de ninguno de los beneficios de Dios! ¿Eh?

Allí se levanta el espíritu a la mañana, y dice: ¡Vamos! ¡A orar, a cantar! Todos los días hay que predicarle al alma. Y parece que David también había entrado en esa. Pero él se predicaba. Mira lo que dice en el verso 3: Él es quien perdona todas tus iniquidades, Está hablando con el alma. Desde el principio vemos que David está hablando con su alma. Entonces, ¿Dónde están tus iniquidades? En el alma. Él mismo se está hablando. O sea que se paró frente a un espejo, que dicen que ya existían, y se empezó a predicar a sí mismo, a su alma. Y le dice que Dios la perdona, a su alma, todas sus iniquidades. Y por allí David las tuvo, ¿No es verdad? No las suyas, las del alma. No las iniquidades del espíritu. Las del alma.

En el espíritu no hay iniquidad. Y le sigue hablando, y le dice: El que sana todas tus dolencias; (4) El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; (5) El que sacia de bien tu boca Allí le está hablando también al cuerpo. De modo que te rejuvenezcas como el águila. No importa qué clase de creyente te crees que eres. Como quiera que seas, tienes que hacer razonar a tu alma. Es más; la tienes que hacer reaccionar. Tienes que predicarle a tu alma. ¡Tienes que evangelizar tu alma!  Hay un pasaje que está en la segunda carta a los Corintios, que nos arroja luz sobre esto. Si. partimos de la base que en el alma están los razonamientos, vamos a leer este pasaje, y vamos a entender algo muy importante.

2 Corintios 10: 3 = Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; (4) porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, (5) derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, (6) y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta. Aquí, Pablo nos está hablando de que a pesar de estar en la carne, no podemos ni debemos militar en la carne. A ver; ¿Andamos en la carne? ¡Obvio! Porque para estar en este mundo tenemos que andar en la carne. Pero no militamos, no vivimos según la carne.

Andamos en la carne, porque de otro modo nadie nos podría ver, el espíritu es invisible.  Pero no vivimos según la carne. ¿Y como vivimos? Vivimos según el espíritu. Porque las armas de nuestra milicia no son carnales. Buen momento para preguntarte: ¿Cómo estás viviendo? Aquí te voy a decir algo que, en una de esas, es la primera vez que lo escuchas. Las armas de Satanás, no son espirituales, son carnales. Las armas que Satanás usa contra tu vida, no son espirituales, son carnales. ¿Sabes por qué? Porque Satanás no puede atacar tu espíritu. Satanás sí que puede atacar tu alma. Pero, para llegar a tu alma, primero te tiene que entrar por los sentidos. Ahora, si en tu espíritu mora el Espíritu Santo, ¡Todas tus puertas están cerradas! ¡El no puede entrar allí!

Peo es que Satanás sabe más la Biblia que nosotros… ¡Sí!, ¡Pero de memoria y la letra! Pero jamás podrá acceder ni siquiera a una coma de revelación. Porque el que da la revelación es el Espíritu Santo, y como puedes imaginarte, ¡Satanás no lo tiene morando en su espíritu! Satanás puede empujarte al pecado, pero para lograrlo, va a utilizar cinco vías. ¿Sabes como se llaman esas vías? Tacto, Oído, Olfato, Vista y Gusto. Dame cualquiera pecado que se te ocurra y te puedo asegurar que le vamos a encontrar el hilo conductor a alguna de estas cinco avenidas de acceso al alma. Porque Satanás, para afectar tu alma, tiene que usar cosas carnales. ¿Cómo lo atacó a Jesús? Si postrado me adorares, los reinos de la tierra te daré. Por los ojos…

No fue un arma espiritual, fue carnal, a través de la vista. Uno de los cinco sentidos. Haz que estas piedras se conviertan en pan. ¡Cuarenta días sin comer y que venga uno a hablarte de aromático pan recién horneado! El Gusto, o Sabor, o como le llames. ¿Lo estas viendo? Satanás tiene que materializar las cosas para entrar a tu vida. Porque él no puede entrar a tu espíritu, directamente. No tiene derecho legal a tu espíritu. Ese derecho legal sólo lo tiene el Espíritu Santo. Él nada tiene en mí, dijo Jesús. Porque yo no tengo naturaleza de pecado. Tú puedes decir lo mismo. Puedes tener hábitos o hasta programas de pecado, si quieres, pero no tienes naturaleza de pecado. Porque dice la Biblia que el que hace pecado, no es de Dios.

Nosotros podemos llegar a tener, y obvio que ocurre, algunos hábitos de pecado, que son esos que estamos evangelizando. Pero no tenemos naturaleza de pecado, de momento en que estamos EN Cristo. ¡Tenemos naturaleza divina!  Somos, ah ora, a su imagen, en nuestro espíritu. Entonces, lo que Pablo está diciendo aquí, es que nuestras armas tienen gran ventaja sobre Satanás, porque son espirituales. Y te diré algo: Ninguno de nosotros tiene un arma natural o carnal que pueda con Satanás, que pueda conmoverlo y mucho menos derrotarlo. Nuestras armas, para vivir una vida victoriosa en este mundo, tienen que ser espirituales, no hay otra. ¿Y para qué nos dice? Para la destrucción de fortalezas. Y el verso 4, te dice qué cosa es una fortaleza.

Y te lo explica sencillo: derribar argumentos. ¿Tú te crees que cuando nosotros hablamos de las cadenas diabólicas, cadenas satánicas, estamos hablando de un muñeco grotesco de piyama rojo y cuernos? ¡No! ¡A esa te la vendió Walt Disney! Las armas que Satanás usa en tu contra, son argumentos. Y a eso le llaman fortalezas. Argumentos, pensamientos, teorías, métodos. ¿Cómo fue el ataque de Satanás a Jesús? Y tengo que volver a ese modelo porque es EL modelo. ¡Una guerra de argumentos! Dime que te diré, dime que te diré y, cuando Satanás no pudo decir más nada, se fue. No vino con un palo queriendo romperle la cabeza a Jesús. ¡No! Satanás trabaja con argumentos. Si postrado me adorares… ¡No te adoro nada! Le dijo Jesús

¿Convierte esas piedras en pan? ¡No sólo de pan vivirá el hombre! ¡Súbete al templo y arrójate! Y que esto y lo otro. El que tuvo el argumento más fuerte, ganó. Por eso es que todas las cosas en la vida de fe, necesitan de la revelación de la palabra. Esa y no otra cosa, es la clave de nuestras vidas. No es la iglesia a la que asistas ni el pastor que tengas, es la revelación de la palabra en tu vida. ¿Por qué muchos creyentes no viven en victoria? ¡Porque no leen la Biblia! Y si no leen la Biblia, no van a poder tener revelación de la palabra. ¡Es que yo tuve un sueño, vi una visión! Eso es otra cosa y puede ser de Dios, no lo discuto, pero hay una revelación que sólo viene por la palabra. Muchos andan permanentemente con una Biblia debajo de su brazo, pero está sucia, sus páginas pegadas y algunas ilegibles. Y no tienen victoria.

¿Sabes por qué? Porque la usan como amuleto. ¿Cuántos han escuchado hablar de la quiromancia? Es un arte del ocultismo que ejercita el hablar a través de las líneas de la mano. La cartomancia, es la que practican aquellos que te adivinan arrojándote naipes. Quiromancia, cartomancia y, entre muchos cristianos, bibliomancia. ¿Tú sabías que hay muchos creyentes que practican brujería? Hay cristianos que van a orar por un endemoniado y se van con la Biblia. Pero no para leérsela al endemoniado, sino como un escudo material, como si fuera una pata de conejo, que les asegura la victoria sobre los demonios. Muy similar a algunos símbolos que se deben usar para lo que algún sector ha denominado como exorcismo.

Algunos han hecho un ídolo tan grande de la Biblia como libro, como objeto en sí, que hasta la guardan en vitrinas entre almohadones rojos. El libro, es un conjunto de papeles, con letra escrita y tinta.  La revelación que emana de lo que dice el libro, es el factor de adoración. ¿Tú te crees que Satanás podría tenerle miedo a un pedazo de cartón con tinta impresa? ¡Cuidado que no se me arruine la Biblia! ¡Compra otra! Satanás no es impactado por las letras que están escritas en un papel. Satanás es impactado por la palabra que está escrita en tu corazón. ¡Ay, pastor, amo a mi biblia! ¡Mire que hermosa es con sus páginas que parecen nuevas! Y el pastor, que tiene un corazón de amor, porque de otro modo no podría ser pastor, no le dice lo que piensa. Porque lo que piensa es que si esa Biblia está en esas condiciones, es porque no ha sido muy utilizada.

Otros hacen sonar las páginas de sus Biblias cuando buscan una cita, y producen un sonido como el de papas fritas friéndose. Bibliomancia. Usan la Biblia como amuleto. A esto lo ha predicado mucha gente y otros lo han confirmado. Y parece, te diría, que es un espíritu. Hay otros que en sus casas, abren sus biblias en un lugar determinado y la mantienen así, abierta, siempre, en la misma página. ¡He visto cada cosa! No tenemos idea de las barbaridades que se pueden ver dentro del mundo que llamamos cristiano. Déjame que te diga algo: si no vas a abrir tu biblia para leerla, estudiarla, escudriñarla y buscar revelación de la palabra, mejor no la abras. Porque cualquier cosa que hagas como costumbre, como tradición o como cábala, ¡Es brujería! ¡Hechicería! Disfrazada de Biblia. La realidad auténtica es que, más de la mitad de los creyentes que no tienen victoria, es porque además de estar haciendo todas estas cosas, jamás llegaron a leerla seriamente.

Y al no leerla, al no estudiarla, carecen de argumentos para batallar. Viene Satanás con el argumento más estúpido, ¡Y los desparrama!  Hace dos mil quinientos años que Satanás anda con el argumento ese de “vaya a saber si es cierto”. Y le da resultado, porque hay un montón de creyentes que le dan entrada a ese vaya a saber si es cierto, porque no tienen un argumento sólido con el que refutarlo. ¿Cuánta gene no actúa espiritualmente con autoridad, sencillamente porque tiene miedo? Tengan la posición, la jerarquía o el cargo que se te ocurra, no tienen autoridad. ¿Sabes por qué? Porque nadie tiene autoridad sin revelación. La autoridad de Dios te la da la revelación de saber lo que estás haciendo, tener la certeza de lo que estás esperando y la convicción de lo que no estás viendo.

Te das cuenta perfectamente cuando una persona está hablando en el Señor. Hay gente que anda por la vida dándole profecía alegremente a medio mundo, y nadie se atreve a decirle nada. ¿Sabes por qué? ¡Porque no saben!  La revelación te libera. Mira Juan, cuando tuvo la revelación de Cristo. Tú sabes que la palabra apocalipsis, significa correr el velo, el telón. Era un término que se usaba en el teatro griego. El exacto era apokalupto, que nominaba la acción de la gente al correr la cortina. Y cuando nosotros hablamos de la revelación de la palabra de Dios, de lo que estamos hablando es que Dios le descorrió el velo, el telón, la cortina a Juan. Y él pudo sacarse de la mente todas las ideas equivocadas que tenía respecto a Cristo y tuvo una nueva revelación. No te olvides que Juan había sido apóstol, pero no había tenido una revelación sobre el Hijo de Dios.

En la carta a los Efesios, capítulo 1 verso 17, dice: para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él. Para que Dios te de ¿Qué cosa, dice? Revelación. ¡Abre tu mente! ¡Recíbela! ¿Cuántos quieren tener victoria real en sus vidas, hoy? Levanta tu mano, aunque yo no te vea, Él es quien tiene que verte. Esa victoria no va a depender de la oración que cualquiera de nosotros podamos hacer por ti. La victoria viene, cuando Dios te da una revelación. Por eso es que el Padre, para salvar al hombre, reveló su palabra al mundo, en la persona de Jesucristo. Siempre, (Entiende esto y anótalo por allí) , que Dios va a dar victoria, primero, da revelación. Romanos 8:16, dice: El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Hoy hay una revelación, que la vienen predicando muchos hijos.

Hay una reforma. La primera fue de Jesús, en el marco de los fariseos. La segunda fue de Lutero, en el marco de la iglesia más ortodoxa y esta es de los que tienen revelación de la palabra, en el marco de la iglesia religiosa. Se trata de morir a la carne y vivir EN Cristo. Se dice que un día un grupo de hombres llegó a la casa de Lutero a conocerlo. Golpearon y cuando ese hombre salió, le preguntaron: ¿Aquí vive Martín Lutero? ¡Y era él el que los atendió! ¿Sabes que le respondió? No. Martín Lutero murió, ¡Cristo vive aquí, ahora! ¿Cuántos podremos decir lo mismo?

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5 – Un Nuevo Estilo de Vida

Hay textos bíblicos que, cuando los lees, no puedes evitar quedarte unos segundos con la mirada fija en la nada tratando de entender si lo que has leído, es exactamente lo que se te quiere enseñar. En algunos, necesitas apenas comprensión de textos, pero en otros, que son la mayoría, lo que necesitas sí o sí, es discernimiento y guía del Espíritu Santo para no mal interpretar y equivocarte.

Mateo 7: 21 = No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Mucho cuidado y suma atención con este pasaje. Antes de examinar y examinarte a su luz, recuerda lo que Pablo les dice a los Corintios en el capítulo 12 de su primera carta. Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. ¿Crees que cuando aceptaste a Cristo fuiste sellado con el Espíritu Santo? ¿Crees que cuando pediste ser bautizado en el Espíritu Santo, lo fuiste y por eso oras en lenguas y hablas la palabra de Dios con denuedo? Entonces aprende. Si tienes al Espíritu Santo morando en tu espíritu humano, jamás podrías dudar que Jesús es el Hijo de Dios venido en carne y no un separado, maldito o apartado del evangelio, que es el significado de anatema.

 Y, lo más importante de toda esta esencia tan singular que rodea a estos ámbitos, es la presencia del Espíritu Santo en tu ser el que te permite llamar a Jesús Señor, sin dudarlo. Todos aquellos que lo llaman de otra manera, aunque no sea ni mala ni ofensiva, hay que examinar si tienen morando a ese Espíritu de Dios en sus vidas, o no. Y ahora lo más contundente de este verso. Si Jesús dice que no todo el que le dice Señor entrará al Reino, no está hablando de mundanos o escépticos, está hablando de gente que se autodenomina como cristiana y que por el Espíritu ha podido llamarlo Señor. ¡Tremendo! ¿Entiendes hasta que grado llega la sutileza del enemigo?

Porque de lo que Jesús está hablando aquí es de una confesión verbal apropiada, porque estos que menciona llamaron a Jesús, Señor. Esto es vital, desde luego, pero nunca suficiente por sí mismo. De hecho, que debemos usar el lenguaje de Señor, Señor, porque no llegaríamos a ser salvos si no lo hiciéramos. Pese a que también los hipócritas y simuladores lo hagan, nosotros no debemos avergonzarnos de decirlo. De todos modos y lo diré una vez más: con esto por sí solo, no es suficiente. Esta advertencia de Jesús se aplica a las personas que le hablan a Él o dicen cosas acerca de Él, pero que en su fuero interno no están hablando en serio.

 No es que crean que Jesús es un demonio, es que dicen las palabras adecuadas, pero de modo muy superficial. Sus mentes están en otro lugar, pero creen erróneamente que con esas palabras vacías aprovecharán su valor y lograrán engañar a Dios. Esa es una actitud religiosa, sin corazón, sin alma, sin espíritu, sólo palabras vacías y pensamientos que se desvanecen en el aire. Esta advertencia, entonces, va aplicada a las personas que dicen “Señor, Señor” y, sin embargo, su vida espiritual no tiene nada que ver con su vida diaria.

Van a una iglesia, y tal vez una buena, grande y medianamente bien conceptuada. Es muy probable, asimismo, que cumplan con ciertas obligaciones religiosas o con lo que le piden sus líderes. Sin embargo, están pecando contra Dios y el hombre como cualquier persona que no va a ninguna parte, ni cree en nada. Alguien dijo alguna vez que hay supuestos cristianos que hablan como ángeles, pero viven como demonios. Que tienen la lengua suave como Jacob, pero las manos ásperas como Esaú. Ya lo adelanta Oseas cuando en el capítulo 8 de su libro dice: A mí clamará Israel: Dios mío, te hemos conocido. Israel desechó el bien; enemigo lo perseguirá.

Sin fruto visible. Clamó a Dios, pero al desechar el bien lo desestimó. Jesús habla de esto en la parábola de las vírgenes, cuando en Mateo 25 dice: Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. ¡Horrible que el Señor les diga que no las conoce! Mira lo que dice Hechos 19: Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Es como si yo quisiera liberar a alguien y le dijera al demonio que lo echo fuera en el nombre del Jesús, ese en el que cree el pastor de la iglesia…

(22) Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿No profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? (23) Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. 

¿Entiendes lo que Jesús les dice? ¿Tú crees que eso le sucedió solamente a Él en lo personal, y que hoy no ocurriría algo parecido? No me toca a mí juzgar a nadie, no vine a este mundo para eso. Dios es quien conoce el corazón de cada uno, el que ve en lo secreto y el que tiene la infalibilidad para decir este sí o este no. Mi obligación y responsabilidad, es vivir una vida tal que le dé a mi Señor la posibilidad de recriminarme nada y mucho menos desconocerme. Errores sí, muchos, demasiados si quieres, pero actitudes hechas con malicia y propósito de desplazar a Dios para ubicar a un hombre en su lugar, de ninguna manera.

Es asombroso, de todos modos, que Jesús afirme que Él es a quien las personas deberán enfrentar en el día del juicio, y que Él es correctamente llamado Señor. Este maestro oscuro en una parte estancada del mundo, afirmaba ser el juez de todos los hombres en aquel día. Al decir en aquel día, Jesús llama nuestra atención al día venidero de juicio para todos los hombres. Entonces, la pregunta es: ¿Cuál es el objeto principal de tu vida? ¿Pensarás tanto en él en aquel día como lo haces ahora? ¿Te considerarás entonces sabio por haberlo perseguido tan fervientemente?

Te agrada poder defenderlo ahora, pero ¿Podrás defenderlo en ese día, cuando todas las cosas del mundo y el tiempo se hayan derretido a nada? Aunque…cuidado, ¿Eh? Porque esas personas a las que les habla Jesús habían tenido grandes logros espirituales, ¿Entiendes? Habían profetizado, habían echado fuera demonios, habían hecho muchos milagros y todos en Su nombre. Es notorio que habían sido de enorme impacto para todos quienes los habían visto, pero…estas son cosas maravillosas, indudablemente, `pero no significan nada sin una comunión verdadera o una conexión genuina con Jesús.

 Ahora presten atención a este detalle que no es menor. Jesús no pareció dudar en ningún momento que ellos hubieran hecho todo eso en Su nombre. El no dijo que no habían profetizado, ni echado fuera demonios, ni hecho toda clase de milagros. Esto nos lleva a entender que a veces los milagros son concedidos por medio de creyentes falsos, recordándonos que, en el análisis final, los milagros de última no prueban nada. Cuando Moisés convirtió una vara en una serpiente, los magos de Faraón hicieron lo mismo. Claro, luego la serpiente de Moisés se tragó a la de los magos, pero esa es otra historia.

Es indudable que todos ellos hicieron todas estas cosas en el nombre de Jesús, a eso nadie lo puso en duda. Sin embargo, nunca tuvieron una relación de amor y de comunión con Él. Es como si hubiera dicho lo que un escritor cristiano dejó plasmado: “Por mi amor a las almas de los hombres yo bendije tu predicación; pero a ustedes nunca podría estimarlos porque fueron desposeídos del espíritu de mi Evangelio, impíos en sus corazones e injustos en su conducta”. Tremendo. Tristemente real en muchos casos, todos lo sabemos. Si el predicar salvara al hombre, Judas no hubiera sido condenado. Si el profetizar pudiera salvar al hombre, Balaam no hubiera sido un náufrago. 

Al final, hay una base de salvación; no es una mera confesión verbal, ni “obras espirituales”, sino conocer a Jesús y ser conocido por Él. Es nuestra conexión con Él –por medio del regalo de la fe que nos da– lo que asegura nuestra salvación. Conectados con Jesús estamos seguros; si no estamos conectados con Él, todos los milagros y obras buenas no prueban nada. ¡Qué palabra tan terrible! ¡Qué separación tan horrorosa! ¡Aléjense de MÍ! Desde el mismo Jesús a quien has proclamado estar en unión con quien solo se puede encontrar la vida eterna. Porque, unidos a Cristo, todo es el cielo; y separados de Él, todo es un infierno. Además, estas no son personas que perdieron su salvación. Sino que, nunca la tuvieron realmente (Nunca os conocí).

(24) Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. (25) Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. (26) Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; (27) y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

Afina tu oído espiritual. No está diciendo que todos los que van a sobresalir en el Reino, escuchen y sigan sus palabras. Dice cualquiera. Y hasta donde yo sé, en mi Argentina, cuando alguien dice cualquiera, significa precisamente eso: cualquiera. No sé cómo será en otras latitudes, aunque quiero pensar que es exactamente igual. ¿Sabes qué dice mi diccionario de español respecto a esta palabra? Que significa persona, animal o cosa indeterminado. Persona vulgar o poco importante. Para mí, esto es más que suficiente para entender que Jesús jamás les habló a los capacitados, importantes, prestigiosos o luminarias del evangelio. Él, indudablemente, le habló a cualquiera.

Yo era y sigo siendo un cualquiera. Y un cualquiera no se encarama bien alto para hacerse ver, ni arroja besos a las damas presentes, ni tampoco acepta ser presentado como el gran siervo de Dios. Si realmente es siervo, es pequeño, no grande. No firma biblias a la salida del salón o auditorio, ni mucho menos regala fotos suyas autografiadas. Cualquiera es esto que trato de mostrarte: cualquiera. Alguien que de pronto sale de una multitud sin rostro, escucha lo que Jesús está diciendo, lo pone por obra y pasa a ser considerado en alta estima por el propio Dios Padre. Bien. Dice que, si cualquiera que oye sus palabras y las hace, (Con escuchar solamente no alcanza), será comparado a un hombre prudente. No a una estrella súper, sólo a un hombre prudente.

¿Cuántos audios míos llevas escuchado? Gracias, pero me gratificaría mucho más que hubieras podido poner por obra, aunque más no sea uno solo de ellos. ¿Amén? ¿Y qué dice luego que hace ese hombre prudente? Edifica su casa sobre la roca. A esto, desde lo literal, solamente lo entiende la gente que vive en lugares rocosos, con poca tierra. No es el caso del setenta y cinco por ciento de mi país, donde lo más normal del mundo es edificar sobre la tierra. Se cavan zanjas profundas llamadas cimientos y se comienza a edificar desde abajo, para que lo que luego sobresalga a la superficie quede firme. Pero en lugares como los que habitaba Jesús, edificar sobre la roca era símbolo de prudencia.

En la ilustración de Jesús de los dos cimientos, ambas casas se veían igual por fuera. El fundamento real de nuestras vidas generalmente está oculto y solo se demuestra en la tormenta, y podríamos decir que las tormentas vienen del cielo (lluvia) y de la tierra (ríos). El artículo es usado para denotar no una roca individual, sino una categoría, un cimiento rocoso. Tanto el hombre sabio como el insensato se dedicaron precisamente a las mismas ocupaciones, y en una medida considerable lograron el mismo diseño; ambos se comprometieron a construir casas, ambos perseveraron en construir y ambos terminaron sus casas. La semejanza entre ellos es muy considerable.

Después dice que descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa: Una tormenta (lluvia, ríos y vientos) era el poder más grande para las generaciones que no tenían armas nucleares. Jesús nos avisa que el cimiento de nuestras vidas será golpeado en un tiempo u otro, pero ahora (por las pruebas) y en el juicio final ante Dios. El tiempo y las tormentas de la vida demostrarán el poder del cimiento de cada persona, aun cuando está oculto. Tal vez nos sorprendamos cuando veamos quienes han edificado sobre un buen cimiento.

Alguien recordaba que al final, cuando Judas traicionó a Cristo en la noche, Nicodemo lo profesó fielmente en el día. Es mejor que probemos el cimiento de nuestra vida ahora que después, en nuestro juicio delante de Dios cuando sea demasiado tarde para cambiar nuestro destino. Dice mi Biblia en el Proverbio 10 que: Como pasa el torbellino, así el malo no permanece; Mas el justo permanece para siempre. En lo estrictamente espiritual y como clara tipología, edificar sobre roca es edificar sobre Cristo. Edificar sobre arena es sincretismo puro, ya que la arena está conformada por pequeñas partículas de roca, (Cristo) mezclada con tierra, que es carne, ego, naturaleza, humanismo.

Y concluye diciendo que cualquiera que le oye estas palabras y no las hace: Simplemente escuchar la palabra de Dios no es suficiente para proveer un cimiento seguro. Es necesario que también seamos hacedores de su palabra. Si no lo somos, cometemos el pecado de no hacer nada, y será grande nuestra ruina. ¿En qué consistía la locura del segundo constructor? No en buscar deliberadamente un mal cimiento, sino el no pensar en el cimiento…Su falla no fue un error de juicio, sino desconsideración. No se trata, como se supone comúnmente, de dos cimientos, sino de mirar y descuidar de mirar al cimiento.

Su miseria y calamidad será aún más grande, por cuanto sus esperanzas han sido más fuertes, las decepciones de sus expectativas añadiendo a su miseria. Sin embargo, nadie puede leer esto sin ver que no las ha hecho, no las hace y que nunca hará estas palabras por completo. Aunque las hagamos en un sentido general (En el cual deberíamos), la revelación del Reino de Dios en el Sermón del Monte nos regresa una y otra vez como pecadores necesitados a nuestro Salvador. “El Monte de la enunciación ética revela la necesidad del Monte de la cruz.

(28) Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; (29) porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

Fin del sermón más valioso e importante de todos los sermones construidos y por construirse. Para esa gente, la forma de predicar de Jesús fue toda una novedad. Ellos estaban sumamente acostumbrados a escuchar hablar de Dios y de sus cosas y de la Ley, pero siempre por parte de escribas o maestros que, mayoritariamente, citaban a otros rabinos como autores de frases hechas o palabras anexas. Jesús se plantó ante ellos y habló de parte de sí mismo y con un altísimo grado y nivel de autoridad.

Una autoridad de tal calibre que, por poco discernimiento que esas personas tuvieran, algo en su interior les sacaba toda duda y sabían que sabían que lo que estaban oyendo venía directamente de parte del Dios en el cual habían creído toda su vida y que siempre les había sido presentado como alguien muy lejano y feroz en cuanto al respeto de la ley. Esto era otra cosa y no podían dejar de escucharlo, aunque se lo propusieran. Indudablemente, esto iba mucho más allá de un grado de carisma o una buena voz o algunas de las cuestiones que hoy hacen a un predicador atractivo o no. Esto era como estar escuchando a Dios mismo, y eso atraía multitudes y hacía enojar por celos y envidia a todo el núcleo fariseo.

Aquellos maestros hablaban con autoridad basando todo lo que decían en tradiciones de lo que había sido dicho antes. Jesús, mientras, les habló con una autoridad que nacía, si lo puedo decir con sinceridad, de su propia alma. Un alma, claro está, entregada a la dirección de su espíritu, que por consecuencia estaba lleno del Espíritu del Padre. Se dice que los sorprendió con dos cosas palpables: la sustancia de su enseñanza y la manera en que lo decía. Ellos, en realidad, nunca habían escuchado esa doctrina antes. Los preceptos que había dado Jesús eran bastante nuevos para sus pensamientos.

Pero lo que más los asombró fue la manera que enseñaba. Él tenía una certeza, un poder, un gran peso, como nunca le habían visto antes a nadie. Mira; cuando la Palabra de Dios es presentada como lo que realmente es, con su poder inherente, no te quepan dudas que va a asombrar a la gente y se va a distinguir de lo que normalmente son opiniones de hombres. Yo tengo fijos en mi memoria, los mensajes de dos o tres hombres y mujeres de Dios a los que escuché hace muchísimos años. Por el contrario, no puedo ni siquiera recordar uno solo de los centenares que les oí a quienes nos predicaban todas las semanas. Unción. Esa es la maravillosa diferencia: unción.

Hay algo que es real. Cuando verdaderamente entendemos a Jesús en este Sermón del Monte, deberíamos estar admirados del mismo modo que se admiraron aquellos que lo escucharon en vivo. Debo decirte que, si no nos produce admiración lo que Él dice en este maravilloso y único Sermón, es porque probablemente no hemos entendido lo que ha dicho. En mi caso personal, el impacto siempre fue tan notable que, desde hace mucho tiempo deseaba tener el permiso de mi Padre celestial y la guía de su Espíritu Santo para poder desarrollarlo como lo he hecho. En aquel momento, el tener a sus oyentes admirados, fue algo bueno.

Pero no sería tan bueno si ese era el alcance total del efecto. Un buen predicador, de esos que vienen enviados desde el cielo, siempre quiere hacer mucho más que solamente admirar a sus oyentes. ¿Quieres que te cuente qué fue lo que más me frustró de mi experiencia como predicador ante público? Lo que me sucedió una noche en una iglesia que tenía prestigio de albergar a creyentes muy maduros y profundos. Cuando terminé, se acercó una mujer de edad madura y, saludándome, sólo me dijo: ¡Que hermosa voz que tiene, hermano! Gracias, pero yo no había estudiado por espacio de un mes para preparar un sermón de cierto nivel para recibir esa respuesta. No me puse a llorar por vergüenza, pero deseos no me faltaron.

Un señor llamado Mohandas Karamchand Gandhi, más conocido como el Mahatma Gandhi, un día recibió como regalo una Biblia. Con sumo interés y no poca curiosidad, prácticamente se la devoró en muy pocos días. Cuando leyó las enseñanzas insertas en este Sermón del Monte, su expresión fue que le llegó directo a su corazón. La enseñanza de Jesús acerca de “poner la otra mejilla” dio una idea a Gandhi sobre el antiguo concepto hindú de no herir y no matar. Gandhi más tarde refinó esta enseñanza en fuerza política en Satyagraha, su uso de la no cooperación no violenta con los gobernantes británicos.

Varias décadas de satyagraha resultaron en la independencia de la India de Gran Bretaña, de una manera en gran parte pacífica. La enseñanza de Jesús desencadenó todo esto. Además, en sus distintos recorridos y visitas, en cierta ocasión pronunció una sentencia que no sé qué repercusión habrá tenido en otros cristianos, pero a mí te puedo asegurar que me hizo tambalear y reflexionar muy seriamente en un auto examen espiritual. Gandhi dijo a quien quisiera oírlo: Me gusta mucho Cristo y lo respeto, pero no así a los cristianos porque no se le parecen…

Nunca leí el Sermón del Monte completo como locutor. Lo he leído para mí, estudiándolo y repasando cada detalle, pero no en público. Dicen los que se han tomado el trabajo de controlarlo, que se tarda entre quince y veinte minutos para hacerlo, los tres capítulos de Mateo, todo dependiendo de la calma o la ansiedad con que lo hagas. No lo sé, pero si así fuera, el contenido me resulta más conmovedor y estremecedor, todavía. Soy del tiempo en que un predicador que hablara menos de una hora, era considerado principiante, liviano o superficial. En la década de los años noventa, cuando hubo un enorme despertamiento en mi país, las iglesias de mi ciudad invitaban casi todas las semanas a distintos hombres considerados como muy prestigiosos internacionalmente.

No hago nombres para no endulzar a nadie ni tampoco descalificar a los que no mencione, pero he oído excelentes trabajos que nunca estaban por debajo de una hora de duración, hasta los que predicaba alguien que marcó notablemente mi vida, que casi siempre rondaban en los noventa minutos o más. También me tocó escuchar a alguien que estuvo hablando sin detenerse por espacio de tres horas. Era muy profundo y de buen contenido, pero allí descubrí que la mente humana, por mejor atendida que esté, no logra concentrase cuando pasa un determinado tiempo. De hecho, cuando lo que se oye es súper ungido, el tiempo no cuenta. Pero sólo cuando está ungido de verdad. Lo correcto, que no sé cuántos lo hacen, es hablar todo el tiempo que te demande decir lo que Dios te dijo que dijeras, sin añadirle nada tuyo ni cortar nada de lo que Él te ordene compartir.

Transcurrido el tiempo, estas palabras inmortales han creado una impresión imborrable en la mente y el corazón de muchas personas. Recién mencionaba a Gandhi, y recuerdo que él las llamó las mayores palabras de toda la literatura y puso todo su esfuerzo para cumplirlas. Lamentablemente, nunca llegó a aceptar a su autor como Salvador y Señor, al menos de manera comprobable que nos lleve a pensar que encontró la vida eterna. No podemos saberlo porque ninguno de nosotros está en el corazón de ninguna persona y en especial cuando siente de cerca la llegada de la muerte. Sólo Dios sabe quién es salvo o no. Ningún soldado muere ateo en una guerra.

 Nosotros nos dejamos llevar por lo externo, por lo que vemos. Es un fiero error, sobre todo si se opina al respecto tomando posición de juez. De todos modos, si llegáramos a considerar que Gandhi, con todo lo que fue y significó, nunca pudo imaginar lo que iba a perderse si no aceptaba a Cristo, también debemos reconocer que el cristianismo también se perdió a una enorme figura al no contar con su presencia física y participativa. De allí se aprende una vez más que Dios no está deseoso de llevarse a los capacitados y talentosos, sino que prefiere capacitar y regalarle dones a los que va a levantar. No es algo que vaya en contra de la teología, ni tampoco de sus seminarios, clínicas, universidades e institutos. Todo eso ayuda y mucho, pero no es el pasaporte a la eternidad con Cristo, de ninguna manera.

Después, nos encontramos con la historia de Nietzsche, el llamado “filósofo loco” de Alemania. Fue el que protestó furiosamente contra este Sermón del Monte, al que llamó “la moralidad de los esclavos”. Para rematar su presuntuosidad plasmó para la posteridad la legendaria frase Dios Está Muerto. Al enterarse de esto, Martín Lutero le respondió con un simple Nietzsche está muerto, añadiendo seguidamente, “Busquen los cadáveres”, y que ese Sermón de Jesús era imposible vivirlo, y que fue dado por Dios solamente para mostrarnos nuestra extrema necesidad de la Gracia.

Peor le fue a Tolstoi, que tuvo toda la sana intención de practicarlo, pero sin adorar a Jesucristo como Salvador. Obviamente, como no podía ser de otra manera, fracasó. Creo que ninguno de estos hombres acertó a encontrar el verdadero significado de este monumental sermón. Jesús había dicho que quien oyera sus palabras y las hiciera, sería considerado hombre prudente y edificaría su casa sobre la roca. Lo que no dijo, pero quedó implícito, es que además de escucharlo y ponerlo por obra, había que entenderlo y aceptarlo como proveniente de lo divino, de lo espiritual, de lo invisible.

Lo importante y valioso para tener muy en cuenta, es que el Sermón del Monte no es de ninguna manera un código de ética para la acción política a cargo de hombres no creyentes, o sea: no regenerados por el Espíritu Santo. Ni lo sueñes. La realidad concreta nos muestra que es todo un manifiesto de Cristo, que describe el carácter de los que son salvos por su sangre, y nacidos de nuevo por su Espíritu Santo, y que por consecuencia pertenecen a Su Reino.

Esto está muy lejos de ser una colección de reglamentos y normas, como algunos legalistas a ultranza quisieron entender o interpretar y lo metieron como con calzador en ciertas doctrinas destinadas al fracaso porque se oponen directamente a la voluntad de Dios y a su propósito. El Sermón es una revelación nítida de la disposición de los que han sido trasladados del reino de las tinieblas al Reino del Hijo de Dios. Es decir, es una nueva posición donde tiene el máximo peso reinante en la Gracia de Dios por siempre redentora. Lo que sí es este tremendo sermón, es la ética básica del creyente genuino, que luego será largamente explicada y hasta ensanchada por el resto del Nuevo Testamento.

Es totalmente apropiado que, teniendo en cuenta la cronología de los hechos de Jesús, el Sermón del Monte se proclame después de que Jesús nombra a los doce apóstoles. Después de todo, este sermón iba dirigido a sus discípulos y no a la multitud, como erróneamente se cree. Porque es una suerte de instrucciones que son dadas a aquellos que administrarían su iglesia durante el primer siglo. El Sermón del Monte es probablemente la enseñanza más compacta que cubre la experiencia cristiana que se encuentra en el Nuevo Testamento.

También es registrado por Lucas en una variación diferente que sugiere que este era el corazón de la predicación de Jesús y puede haberse repetido en varias ocasiones y de diferentes maneras. A eso no lo sabemos, pero si nos queda para la reflexión el hecho de ser predicado exclusivamente para sus discípulos y no para la muchedumbre. Ahora nos falta responder la pregunta necesaria e impostergable: ¿Somos nosotros, hoy mismo, parte de esos discípulos o apenas parte de otra muchedumbre? Si eres discípulo, como quiero creer, lo harás tuyo y lo pondrás por obra en tu vida. Es lo mínimo que necesitas para ser considerado parte del Reino de los Cielos.

Las Bienaventuranzas, como una enorme mayoría las llaman, describen la actitud y el espíritu de alguien que había sido liberado de la Ley y ahora estaba motivado por la Gracia, habilitado por el Espíritu Santo y guiado por la Palabra de Cristo. Es exactamente lo que deseamos suceda aquellos que procuramos seguir Su línea. ¿De qué otra manera podría el manso ser feliz, heredar la tierra o regocijarse en persecución? Lo que Jesús describe en este sermón es la vida de alguien que vive en el Reino, que aún no había llegado, pero estaba a punto de establecerse con Su muerte y resurrección. El Sermón en el Monte es un adelanto de la esencia de la iglesia genuina y su vida.

 Por ese motivo es que se impone una declaración bíblica relacionada con la obediencia que le debemos al Señor en términos de todos los mandatos que él establece en el Sermón: 1 Juan 2:3-6 lo sintetiza a la perfección cuando dice: Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

Es en este sermón donde Jesús les plantea a sus discípulos la concepción y puesta en marcha de una nueva forma de vida, de un nuevo estilo. Por eso es que me vas a escuchar siempre decir o escribir que el Evangelio del siglo veintiuno es, antes que ninguna otra cosa, un nuevo estilo de vida. Y es aquí en donde Él compara los patrones de comportamiento adheridos a la Ley de Moisés, que es como decir La Torá, que son los primeros cinco libros de la Biblia, con los nuevos parámetros de comportamiento basados en los dos grandes mandamientos que nos dejó.

Enfatizando con el amor a Dios sobre todas las cosas y el amor al prójimo como a nosotros mismos. Él nos invita con la natural paciencia de quien sabe muy bien lo que cuesta abandonar la religión hueca y fría para vestirse de creyente genuino, a dejar el yugo de la ley y recibir Su yugo, que es fácil. Nos invita a diferenciar la antigua Ley que hay que obedecer, con el evangelio que hay que vivir. En este sermón Jesús delineó una nueva cultura, decididamente opuesta a la de entonces y con seguridad que también a la actual, se resida en el lugar del planeta que se resida. El ser humano, de una u otra forma, busca lo correcto, lo que tiene verdadero significado, lo que transciende.

Sin embargo, tiende a buscarlo en los lugares equivocados. Porque el primer lugar en donde debería ir a buscar es en la iglesia del Señor, obviamente en la genuina, no estoy hablando de Babilonia y es normalmente el primero que ignoran, pues la iglesia que encuentran, es la misma que a través de los tiempos se ha ido alineando con el mundo y se ha conformado y adaptado para no discrepar o ser apartada comunitaria o socialmente. Eso es lo que yo llamo Babilonia, la iglesia falsa y paralela que opera para ser aceptada e incorporada a los rudimentos del mundo secular, no para cambiarlo y traerlo de verdad a Cristo.

En la medida en que esa iglesia se conforma al mundo, y las dos comunidades le parecen al espectador como dos versiones de lo mismo, la iglesia contradice su verdadera identidad. Ningún comentario podría ser más hiriente para un cristiano que el contenido de las palabras, cuando le dicen: “Pero tú no eres diferente de los demás”. Porque el tema esencial de toda la Biblia, del principio al fin, es que el propósito histórico de Dios es llamar a un pueblo hacia sí mismo; que este pueblo es un pueblo “santo”, apartado del mundo para pertenecerle y obedecerle y que su vocación debe ser congruente con su identidad, es decir, ser “santo” o “diferente” en toda su apariencia y conducta.

¿Cuál y quienes eran la audiencia primaria del sermón? Dice que Jesús, antes de impartir el sermón se sentó. Esta era la actitud que solían adoptar los rabinos o maestros religiosos cuando enseñaban. La ubicación en lo alto de un monte trae a la memoria la promulgación de la ley de Moisés en el monte Sinaí. No puedo menos que, llegado a esta instancia, establecer una comparación con lo que hoy denominamos como Plataforma, que es casi el escenario visible desde gran distancia, donde se ubica el predicador, casi como si fuera una estrella o luminaria que necesariamente tiene que ser vista por todos. No era esa la esencia primaria de Jesús. A Él le interesaba que lo oyeran, no que lo observaran.

Coincido a pleno con esta práctica y la llevo a cabo en mi vida. En nuestras plataformas se instala el púlpito, y creo que vale la pena hacer un paréntesis para hablar exclusivamente de él. En la mayoría de los idiomas europeos, el púlpito todavía está íntimamente relacionado con su nombre pagano original, que era Ambo, que proviene del latín ambón. Porque el púlpito, será importante que lo sepas, precede al cristianismo y tiene un origen totalmente pagano. El sacerdote pagano, en el templo también pagano, se desplazaba en un pasillo que tenía a sus lados una especie de pasamanos, y dirigía sus comunicados a los espectadores y curiosos que asistían. A eso era a lo que se le llamaba Ambo.

Y fue de esta manera en que aquellos primeros edificios denominados como cristianos, continuaron con esta práctica pagana. Porque ellos terminaron instalando un ambo dentro de la construcción, en lo alto, encima de una de las columnas. Siglos después, cuando los protestantes tomaron el norte de Europa, (Que lo hicieron a pura espada, y no evangelizando), heredaron cientos de miles de templos, denominados por la población como iglesias. Los protestantes derribaron aquel lugar elevado e inaccesible donde los sacerdotes llevaban a cabo su misa mágica. Sin detenerse ahí, literalmente desencajaron al ambo de la columna y lo centraron y lo trajeron al frente. Le colocaron después una Biblia sobre ese ambo, o púlpito, con la idea de simbolizar la prioridad de la predicación de la Biblia por sobre el énfasis católico sobre la misa.

 La palabra púlpito, en tanto, también nos llegó del latín, en este caso, pulpitum. En su origen significaba plataforma o andamio. Incluso hoy en día el arponero que se sitúa delante, bien fuera del barco ballenero, está situado en un lugar denominado púlpito. Al igual que la mayoría de lo que hacemos en la actualidad y sin saberlo, el uso del púlpito tiene sus orígenes en el paganismo. Por tanto, será muy interesante tener esto en mente la próxima vez que alguien te diga con esa voz grave y moralista que tantas veces he oído: «¡Aquí estamos, tras el sagrado púlpito santo, predicando obediencia a la Palabra de Dios!» Incoherente. Ignorante. Inconsistente y falso, además de hipócrita.

El caso es que, tal como lo mencionamos, Jesús dirigió ese sermón a aquellos que ya eran Sus discípulos y por eso también ciudadanos del Reino de Dios e hijos de la familia de Dios. Las altas normas que fijó son apropiadas sólo para ellos, pero por una natural consecuencia generacional y no por una mera ocurrencia mía, también para los que se derivaron de ellos. Como estas normas son prácticamente inalcanzables para cualquier ser humano, debemos entender que no podemos alcanzar la condición de “hijos” cumpliendo con estas normas. Sencillamente no se puede. Antes bien, al alcanzar sus normas, o al menos acercarnos a ellas, damos evidencia de que por la libre Gracia y don de Dios ya poseemos aquella condición.

Aunque el sermón es de lectura rápida, (Ya te dije que se demora entre quince y veinte minutos escucharlo y algo menos en leerlo), el Señor lo estructuró de tal forma que en él se cubren todos los aspectos del comportamiento del discípulo de Jesús. Allí se detalla nada menos que el carácter del cristiano genuino, muy válido para tenerlo hoy en cuenta y así evitar sorpresas, frustraciones y hasta engaños. Por eso las denominadas bienaventuranzas, acentúan ocho señales principales del carácter y de la conducta que se espera del cristiano, especialmente en relación con Dios y con los hombres, y la bendición divina que descansa sobre aquellos que exhiben estas señales.

Habrás observado que todas las bienaventuranzas empiezan con la palabra bienaventurado, que como te dije, significa dichoso, feliz o digno de ser felicitado. Varias de las bienaventuranzas en este sermón son paradojas: es decir, afirmaciones que parecen contradecir el sentido común, pero que aquí expresan los verdaderos valores del Reino de Dios. Alguien me dijo alguna vez, después de hablar de esto, que, en definitiva, el Reino de Dios estaba al revés de todo. Le respondí que no, que lo que está al revés, es el mundo secular al cual todavía estamos demasiado apegados. Por eso las bienaventuranzas tienen que ver con las personas que se describen allí, las cualidades que se elogian y las bendiciones que se prometen.

Asimismo, exponen la naturaleza equilibrada y multicolor del pueblo cristiano. No detallan a ocho grupos separados y distintos. Antes bien, describen la concepción de Jesús de lo que, en esencia, debe ser cada cristiano. Todas las cualidades deben caracterizar a todos y cada uno de sus seguidores. El alcanzarlas debe ser nuestro anhelo. No podemos huir de la responsabilidad de desearlas todas. Pese a que El Sermón del Monte, es un instructivo de vida, las cualidades que se elogian allí son de orden espiritual. No podemos ignorar que, tal y como dijo Jesús, el exterior no es otra cosa que reflejo de lo interior, que la boca habla de lo que hay en el corazón, que nuestra vida aparente es un espejo de nuestra vida espiritual.

Jesús puede atestiguar desde este mensaje, más allá de toda duda, que existe una conexión íntima entre la santidad y la felicidad, o entre la entrega al Señor y Su paz. Las ocho cualidades describen, idealmente, a cada cristiano, así como las ocho bendiciones también se otorgan a cada uno. Las ocho cualidades juntas constituyen las responsabilidades y las ocho bendiciones los privilegios de ser ciudadano del Reino de Dios. Las bienaventuranzas llevan a un pobre de espíritu a ser un reconciliador y como resultado de eso… un inadaptado. Todas ellas proponen valores que son contrarios a los valores del mundo.

Como resultado de ello Dios exalta a los humildes y humilla a los orgullosos. Llama a los primeros, últimos y a los últimos, primeros. Atribuye grandeza al que sirve e insensatez al que desea ser servido. Declara a los mansos herederos y a los agresivos perdidos. Proclama perdonar los golpes y amar al agresor. En el Sermón del Monte, y a través de las bienaventuranzas, Jesús muestra con claridad de video, que la cultura del mundo siempre va a estar en contienda con la contracultura de Cristo.

Nos llama a diferenciarnos del mundo al que queremos influenciar. Nos llama a cambiar primero nosotros, para poder ayudar a cambiar después a los demás. Las dos metáforas de la sal y la luz indican la influencia para bien que los cristianos ejercerán en la vida, siempre y cuando mantengan su carácter distintivo, tal y como se retrata en las bienaventuranzas. Sólo así. Sin esto, ni lo intentes. Porque si las bienaventuranzas describen esencialmente el carácter de los discípulos de Jesús, las metáforas de la sal y la luz indican su influencia bienhechora en el mundo.

Podríamos ser un poco escépticos y pensar que el carácter descripto en las bienaventuranzas es muy débil para cambiar al mundo, sobre todo si consideramos que, en adición a esa “supuesta” debilidad, los verdaderos seguidores de Jesús siempre serán una minoría. Más aun, según las bienaventuranzas, esa minoría será perseguida (E incluso segregada) por el mundo donde habita. Todos aprendimos a transitar los distintos niveles y estaciones posteriores a nuestra conversión. De intentar hablarles hasta las piedras de los primeros meses, a hacer funcionar nuestro dominio propio y sobriedad para esperar la guía del Espíritu Santo en cada situación, puede haber transcurrido toda una vida, pero no fue inútil.

Jesús se refirió a ese puñado de aldeanos de Palestina como la sal de la tierra y la luz del mundo, así de extenso era el alcance que tendría su influencia. Esto, para muchos cristianos modernos y eminentemente occidentales, les resulta casi imposible de entender y, por lógica consecuencia, también de creer. ¿Aldeanos palestinos? ¿Sal y luz del mundo? ¿Están seguros? ¿Pero y las grandes potencias? ¿Y el impacto de Centroamérica? No lo sé, no me lo digan a mí, yo vivo por allá abajo, cerquita del fin del planeta.

 Pero según dice mi Biblia, te diría que fue así, sin dudas. La verdad básica detrás de estas metáforas es común en ambas. La iglesia de Jesús y el mundo en que ella habita, son comunidades diferentes. Por una parte, existe “la tierra” y por la otra “vosotros”, que sois la sal de la tierra. Por una parte, existe “el mundo” y por la otra “vosotros” que sois la luz de ese mundo. Ciertamente las dos comunidades se relacionan entre sí, pero su relación depende de su distinción. El mundo es un lugar oscuro, carece de luz, por lo tanto, requiere de fuentes externas para iluminarse.

Así mismo el mundo se corrompe y se descompone rápidamente y necesita de un elemento que detenga esa descomposición. Y como la sal detiene la descomposición de los alimentos, a todas luces resulta no sólo necesaria para ese mundo, sino casi imperativamente urgente. La iglesia de Jesús ha sido colocada en el mundo para detener u obstaculizar su corrupción y para traer luz a las tinieblas. Por eso es nuestra batalla contra Babilonia, la iglesia paralela y falsa que hoy por hoy, es la que predomina, al menos en cantidad de miembros.

Es por esto por lo que los seguidores de Jesús no podemos conformarnos al mundo, porque seríamos como la sal que pierde su sabor o como la luz que es puesta debajo de una vasija. Tanto esa sal como esa luz, ¡Son inútiles! Según dice el Señor, si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. La luz escondida se apagará dentro de la vasija sin haber cumplido con su objetivo. Al ser luz y sal, serviremos para que los hombres vean nuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

La interpretación de la ley de Moisés que daba Jesús elevaba el estándar de cumplimiento. La justicia tiene que ver con la actitud del cristiano de cumplir la ley moral de Dios. La entrada en el Reino de Dios era imposible sin una justicia mayor que la de los escribas y fariseos quienes habían acomodado la escritura a la tradición reafirmando la autoridad de las Escrituras. En el Sermón del Monte, Jesús ha detallado el carácter del cristiano y la influencia que tendrá en el mundo si exhibe ese carácter y esa combinación de carácter e influencia lo lleva a las buenas obras.

Ahora nos habla de esas obras en términos de justicia, o sea del cumplimiento de las ordenanzas. La justicia ya ha sido mencionada dos veces en las bienaventuranzas, es una de la cual el cristiano tiene hambre y sed y otra que es la razón por la cual es perseguido. La justicia del cristiano debe ser enfocada a cumplir con la ley moral de Dios. Es hacer lo que es justo ante Dios y debe aventajar a la justicia de los escribas y fariseos. Estos eran en realidad los más cuidadosos en el cumplimiento de la Ley. Peo, después llegará nuestra Biblia con sus capítulos y versículos y todo entrará en una confusión en la que todavía hoy, es mucha la gente que no ha podido salirse.

Recuerdo cuando alguien me dijo, antes de pasar al frente a predicar por primera vez en mi vida, que no me olvidara de leer un párrafo de la Biblia antes de comenzar. Yo obedecí, naturalmente, pero ni recuerdo que fue lo que elegí leer, que por supuesto no iba a tener nada que ver con lo que después sentí el impulso de decir. Es que esa práctica formó hasta tal punto parte de nuestras vidas eclesiásticas que, recién hoy y muy a duras penas la mayoría puede imaginar o escuchar un mensaje cristiano de cualquier otra manera que no respete esa. Sin embargo, ¿Sabes qué?

¡Eso también sigue siendo pagano en su origen! Cuando el orador pagano pisaba un escenario de un anfiteatro griego o romano llevaba a cabo un ritual bastante extraño, pero supongo que reconocible. Primero caminaba hacia el centro del escenario, daba la espalda a la audiencia, y se ceñía una toga de orador. Luego se daba la vuelta, encaraba a la audiencia y abría un pergamino. ¿Un pergamino? Sí, un libro. ¿Qué libro? Normalmente era uno de los escritos de Homero. ¡Resulta que los escritos de Homero y otros escritores populares de la literatura grecorromana habían sido meticulosamente divididos en capítulos! ¡Cada frase de ese capítulo tenía un número! ¿Te suena familiar? ¡¡¡Sí!!! ¡¡Capítulo y versículo!!

El dividir el Nuevo Testamento en capítulos y versículos nació con esta práctica grecorromana, y también la práctica de leer la Escritura antes de predicar el sermón. Todo esto se infiltró en la fe cristiana hacia el año 400-500 d.C. Alguien nos desafió a Intentar traer hoy un mensaje desde un púlpito de raíces paganas, con el concepto pagano de un coro detrás tuyo, y una muda audiencia laica sentada en bancos también de inspiración pagana, y entonces, con todo eso, intenta predicar sin leer primero algún capítulo y versículo del Nuevo Testamento. En algunos sitios la gente se te levantará y dejará la iglesia (Que en realidad es el edificio también paganamente inspirado) porque no estás tú siendo verdaderamente bíblico antes de predicar tu sermón de oratoria también de influencias grecorromanas.

La práctica de leer las Escrituras antes de un sermón encuentra sus raíces en hábitos grecorromanos de discursos paganos formulados en los anfiteatros griegos y romanos. ¡Piensa en ello, querido miembro de iglesia súper bíblica! ¿Qué nos atrevemos a decir del capítulo y del versículo? Algún día nuestros hijos puede que digan que quizás fuera el mayor daño de todos. ¿Por qué? Esta práctica pagana de despedazar cartas vivientes en capítulos y frases numeradas nos ha hecho perder todo el sabor de la literatura cristiana del primer siglo. Y, además, de lo que espiritualmente y por revelación del Espíritu Santo tienen en su contexto.

El tema central, entonces es que, en su relación con Dios, los cristianos no deben asemejarse ni a los fariseos en su despliegue hipócrita, ni a los paganos en su formalismo mecánico. La relación con Dios del cristiano tiene que distinguirse sobre todo por su realidad, por la sinceridad de los hijos de Dios que viven en la presencia de su Padre celestial. Anteriormente en el Sermón, Jesús se había referido a la justicia del cristiano desde el aspecto estrictamente ético y moral, ligando los conceptos de bondad, pureza, honestidad y amor.

Ahora la ve desde la perspectiva del relacionamiento con su Dios a través de la limosna (Tengo que aclarar que, así como la ofrenda era sacrificial, la limosna era amorosa), y con la oración y el ayuno. Jesús pasó de la justicia moral a la justicia espiritual. Es importante reconocer que, según Jesús, la justicia cristiana tiene estas dos dimensiones: moral y espiritual. Algunos hablan y se conducen como si su deber principal como cristianos yace en la esfera de la actividad religiosa (ir a la iglesia) o en privado (orar o estudiar la Palabra). Otros han escogido el camino de la acción social sin la “religión”. La estación menos visitada, obviamente, es la espiritual, sin socialismo y sin religiosidad.

Esto también divide las aguas entre la religión y la política, o la ideología, pero seguramente van a aparecer en cualquier momento y en cualquier país, ciertas fuerzas que se encargarán de volver a unirlas. Porque para estos últimos que mencioné, la iglesia o congregación, la oración y el estudio de la Palabra, han sido sustituidos por un encuentro de amor con su prójimo. No hay necesidad de escoger entre “amor a Dios” y “amor al prójimo”, puesto que Jesús nos enseñó que la justicia cristiana auténtica los incluye a ambos, y así lo mandó.

En ambas esferas de la justicia, Jesús nos mandó a ser diferentes. Nos mandó a ser una comunidad cristiana verdaderamente distinta en su vida y práctica. La diferencia esencial radica en que la auténtica justicia cristiana no es solo una manifestación externa, sino una manifestación de lo íntimo del corazón. Debemos distinguirnos de los no cristianos en nuestras aspiraciones y ambiciones. Es imposible adorar a Dios y al dinero, hemos de escoger entre ambos. Nuestra ambición suprema debe ser la Gloria de Dios y no nuestra propia gloria ni nuestro propio bienestar material.

La cuestión es definir qué cosa buscamos primero. En la primera mitad de Mateo 6, Jesús describe la vida privada del cristiano “en lo secreto” (Que vendría a ser el orar, donar, ayunar), en la segunda mitad, se interesa en nuestro comportamiento público “en el mundo” (Aquí entran los asuntos de dinero, posesiones, comida, bebida, vestido y ambición). El Señor une ambas clases de actividades, es decir: las que hacemos en privado o sea las “espirituales”, así como las que hacemos en público, que serían “las materiales”.

Ambas deben tener la misma motivación en el cristiano, la gloria de Dios a través de la conciencia de Su presencia y Su voluntad. Dios está igualmente interesado en ambas dimensiones de nuestra vida, la privada y la pública, la espiritual y la material, porque tu Padre ve en lo secreto y tu Padre celestial sabe que tenéis necesidad. En ambas esferas se oye la misma convocatoria de Jesús a “ser diferentes”. Diferentes de la hipocresía del religioso y ahora diferentes del materialismo del irreligioso.

Jesús nos invita a renunciar al sistema de valores de los gentiles. De hecho, coloca la alternativa a escoger ante nosotros: Hay dos tesoros, uno en la tierra y otro en el cielo. Hay dos condiciones del cuerpo, luz y tinieblas.  Hay dos señores, Dios y las riquezas. Hay dos preocupaciones, nuestros cuerpos y el Reino de Dios. El Señor, al obligarnos a elegir entre dos opciones, excluye una a favor de la otra, no podemos ubicarnos en medio de ambas. Una vez que nos hemos relacionado adecuadamente con Dios, el resto de nuestras relaciones se ven afectadas. Se crean nuevas y las antiguas cambian.

No debemos juzgar a nuestro hermano, sino servirlo. Pero es imperativo comprobar que se trata efectivamente de hermanos y no de gente con la que estamos obligados a confraternizar sin estar en un mismo sentir. Debemos permanecer en oración con nuestro Padre celestial y guardarnos de los falsos profetas que impiden a la gente llegar a Dios. Una vez analizado el carácter, la influencia, la justicia, la “religión” y la ambición del cristiano, es evidente que debemos pasar a sus relaciones. Porque la contracultura no es un asunto individualista sino comunitario y las relaciones dentro de la comunidad y de ella con otros, son de suprema importancia.

Jesús, en el marco de estas relaciones, regula nuestro comportamiento con varios tipos de poblaciones. Nos ubica en el cómo relacionarnos con cada uno. Él nos detalla cómo debemos relacionarnos con nuestro hermano, en cuyo ojo podemos percibir una astilla, a quien tenemos responsabilidad de ayudar y no de juzgar. O a algún grupo designado sorprendentemente como “perros” y “cerdos”. Se trata de gente común y corriente, pero es tal su naturaleza animal que se nos dice que no compartamos el evangelio de Dios con ellos.

También con nuestro Padre celestial, a quien venimos en oración confiados de que nos dará solamente buenas cosas. Todos en general, porque la regla de oro debería guiar nuestra actitud y conducta hacia los demás. Nuestros compañeros de peregrinaje, que andan con nosotros por este mundo hostil, donde somos peregrinos (Que es estar de paso) y extranjeros (Que no pertenecemos). Los falsos profetas, a quienes debemos reconocer y de quienes debemos guardarnos. Jesús, nuestro Señor, cuya enseñanza estamos obligados a escuchar con atención y a obedecer.

Debemos ser coherentes entre nuestra actitud respecto a lo que decimos y lo que hacemos, con base en las instrucciones de Jesús. De esta entrega depende nuestro destino eterno. Solo el hombre que obedece a Cristo como su Señor es sabio. Jesús nos muestra que ya no está más interesado en añadir más instrucción, si no en asegurarse que su sermón fue entendido. El Señor, pasa de los falsos profetas a los falsos profesantes, de los maestros insanos a los oyentes insanos.

No son solo los falsos maestros los que hacen difícil encontrar el camino angosto y aún más difícil transitarlo. También un hombre puede estar penosamente auto engañado. Jesús nos enfrenta consigo mismo y coloca ante nosotros la elección radical entre obediencia y desobediencia y nos llama a una entrega incondicional de mente, voluntad y vida. La forma en que lo hace es advirtiéndonos que hay dos opciones inaceptables; una confesión de fe meramente verbal y un conocimiento de las Escrituras meramente intelectual.

Resumiendo, si es que la Palabra de Dios resistiera un pretencioso resumen humano, hay diez contenidos visibles en esta pieza oratoria de Jesús que conviene tener muy en cuenta. No sólo para repetirlo una y otra vez como enseñanza, sino esencialmente para vivirlo. Nuestro carácter. Sabemos que esta palabra encierra un conjunto de cualidades psíquicas y afectivas que condicionan nuestra conducta o incluso la de todo un pueblo. Es como nuestra condición, nuestra índole o naturaleza, al tiempo que conlleva nuestra firmeza, energía y genio.

El mundo tiene que vernos sí o sí de este modo. De otra manera, seguirá pensando y sosteniendo que la única diferencia con ellos es que los domingos en lugar de ir a beber cerveza con los amigos nos metemos en un templo. Eso, es más que lamentable, directamente es tristísimo. Sobre todo, si, aunque nos esforcemos. no podamos demostrar lo contrario. La iglesia del Señor puede hacerlo. Su peor enemiga no es las tinieblas o la mundanalidad. Su peor enemiga es Babilonia. El mundo cree que Babilonia es la iglesia y nos mide conforme a ella. Lo triste es que muchos supuestos cristianos creen lo mismo.

El otro punto valioso es la atención suma que debemos dedicarle a las personas que Él describe en su relato. En esos ejemplos tomados casi como patrón o modelo, están las condiciones que luego redundarán en las cualidades que allí mismo son elogiadas. Me agrada de sobremanera refugiarme con toda la fe de la que pueda ser capaz, en las bendiciones que allí se prometen. Dios no es un dios falso de promesas falsas o engañosas. Dios es Dios de todo el universo y, cuando dice que hará o no hará algo, ponle la firma que así será.

 Todo esto, será factor clave para poder, al fin, tener realmente influencia en el marco social en el que vivimos, cosa que hoy parece imposible. Hacer prevalecer nuestro sentido divino de la justicia, que es muy diferente a todo lo conocido y por conocerse. Dejar a un lado todo lo que suene a religión o ambición individual y cuidar con mucho cuidado y prolijidad nuestras relaciones. Si a todo eso le añadimos una entrega total y sin condicionamientos, las diez premisas del Sermón del Monte serán nuestro manual cotidiano de vida.

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