En una congregación que conocí, una noche apareció un hombre al que habían traído para escuchar hablar de Dios y para que el Espíritu Santo lo tocara y lo llevara a la conversión. Ese hombre había sido ladrón y había salido de la cárcel pocos días anteriores a su visita a la iglesia. Vino una y otra vez y, finalmente, una noche pasó al frente y recitó la oración del pecador que lo transformaba en creyente. Empezó a congregarse sin que nadie lo molestara. Por el contrario, muy rápidamente se integró en algunos grupos y al poco tiempo parecía que hacía años que estaba allí. Hasta que alguien lo sorprendió robando y así pudieron saber que todos esos robos raros que habían padecido, tenían el mismo autor, que era ese hombre. Fueron muy duros con él, hasta que un líder salió en su defensa y, tomando su biblia, leyó en la primera carta a los Corintios, ese verso que dice que cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. Muchos abrieron sus ojos con sorpresa. Otros quedaron en silencio, sin saber qué decir. Al tiempo todo se fue olvidando y el hombre siguió congregándose como si nada; la Biblia lo había justificado. ¿De verdad te crees eso? Te invito a examinarlo.
Los distintos historiadores y comentaristas bíblicos han escrito diferentes enfoques casi personales respecto a la calidad espiritual y moral de la iglesia de Corinto. A ciencia cierta, cada uno de nosotros, a la hora de leer las cartas que Pablo les envía, estamos impedidos de tomar alguna posición al respecto, porque no hemos vivido todo eso ni tampoco podemos creer ciegamente lo que en algunos casos son meras hipótesis de hombres estudiosos o de teólogos prestigiosos. Lo que sí puedo observar, al ver su Primera Carta, es que aquellos hombres le habían escrito una o varias veces a Pablo haciéndole preguntas mucho más relacionadas con cuestiones morales que con las espirituales. Igualito a este tiempo. Ochenta por ciento alma, veinte por ciento espíritu. En ese tenor y en respuesta a alguna de esas consultas, se desarrolla el séptimo capítulo que hoy tenemos dirección de compartir y examinar. Un asunto delicado, sin dudas.
1 Corintios 7:1-2 = En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. Este tema, es notorio que Pablo tenía una visión muy personal y especial. La mala interpretación, o una interpretación sesgada a pensamientos sectoriales, dio origen a un celibato impuesto que no tiene nada que ver con ese don de continencia del que el apóstol hablará luego. Según el pensamiento de Pablo, al hombre espiritual le sería más bueno no relacionarse sexualmente con una mujer, que hacerlo dentro de una unión bajo pacto de matrimonio. Sin embargo, no podía pasar por alto los múltiples problemas surgidos de relaciones por fuera de toda unión matrimonial, lo que lo lleva a expresar que, antes de estar arriesgando todo por un pecado tan claro, lo mejor sería casarse y tener la forma de aliviar ese sentir. ¿Te suena como muy frío y apartado de toda pasión, amor o sentimiento? Sí, así es como suena, pero no dudo que él debió escribir esto para evitar males mayores.
Verso 3 = El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. Ciertos cristianos mojigatos, (algo que no tiene nada que ver con decencia), pretendieron expresar y hasta enseñar con valor doctrinal, que esto que leemos aquí tenía que ver con la provisión y la responsabilidad como jefe de hogar del hombre y como ama de casa de la mujer. Para nada, es más que obvio. Si sigues el contexto anterior, vas a ver que viene aferrado de la mano de la sexualidad matrimonial. Creo que es una advertencia a una negación que quizás se estaba dando en las parejas corintias por alguna razón determinada. En los matrimonios constituidos mediante arreglos de familia, los cónyuges estaban obligados por su formación a obedecer a sus padres y casarse con quien ellos decidieran. En estos casos, era casi habitual que, transcurrido un tiempo estimable, meses, un año o a lo sumo dos, lo único que los unía que era su sexualidad, se enfriara y cada uno se dedicara a lo suyo sin prestarle atención al otro. De otro modo, no se hubiera justificado una expresión así por parte de Pablo, ya que suena a fría, religiosa y hasta matemática, en un tema que de académico no tiene nada.
Verso 4 = La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. Este versículo, que sería profundamente coincidente con lo que es una relación donde se unen el amor, el respeto, la pasión y el deseo normal por parte de un matrimonio joven, sano y enamorado, ha dado lugar a cualquier clase de interpretaciones producto de falsos entendimientos. Esto, esencialmente habla de una entrega total del uno hacia el otro, pero voluntaria. De ninguna manera avala ni avalará jamás que alguien pretenda erigirse en propietario del cuerpo de otra persona. Eso no es Dios. Y el verso siguiente, es el que confirma lo dicho anteriormente respecto al verso 3: Verso 5 = No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia. ¿Hoy es necesario que alguien le diga esto a un matrimonio? No lo sé. Cada casa es una historia distinta y cada matrimonio una película exclusiva, personal e individual de cada uno. Verso 6 = Mas esto digo por vía de concesión, no por mandamiento. Listo. Es una sugerencia, un comentario, una opinión si quieres verlo así, pero no Palabra y mucho menos mandamiento divino. Aunque muchos lo hayan enseñado y obligado a cumplir como tal.
Verso 7 = Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro. Que fuesen como yo. ¿Y como era Pablo en ese punto? Soltero, tenía don de continencia, no necesitaba tener esposa. Pablo entendía que de ese modo podía cumplir mejor con su ministerio que teniendo una familia por la cual velar. Puede ser, no lo cuestiono, pero el catolicismo romano se tomó de esto para su celibato obligatorio. Y muchos buenos sacerdotes se vieron en figurillas a la hora de aconsejar a un matrimonio con problemas. No obstante, eso no dice que todos deban o tengan que ser así. Quien sienta, piense o crea que experimenta estas cosas tal como lo hacía Pablo, hará bien en llevar una vida como Pablo llevaba. Pero eso no dice que sea una doctrina que todos deban respetar. Pablo era así. Tú quizás eres lo opuesto, y pienso que el Señor puede usarte totalmente si eres fiel y entregas todo lo que te resta de tu vida a servirlo donde quieras y puedas en esas condiciones. Pablo lo reitera e incluso lo explica. Versos 8-9 = Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
Si a esto que termino de leer, lo hubiera escrito alguien contemporáneo, seguramente le estaríamos cayendo con críticas ácidas respecto a su acotada visión de la relación de pareja con fines matrimoniales, ¿Verdad? Pero resulta ser que lo escribió Pablo, entonces nuestra mirada se pone seria y se manifiesta un interés genuino por saber por qué es que dijo lo que dijo y, especialmente, por como lo dijo. ¿Solamente eso es un matrimonio? Le preguntarían. No. Un matrimonio no es solamente esto, es alta verdad, esa. Pero; ¿Qué sucede con un buen matrimonio cuando “eso” de lo que habla Pablo, no funciona? En el mundo hay tres respuestas posibles. 1.- Se separan, es decir, se divorcian. 2.- Se aguantan y siguen casi como hermanos hasta el final de sus días. Por los hijos o, porque de verdad se aman, o sencillamente por sus propios intereses económicos personales. 3.- Siguen unidos para mostrar al mundo su fortaleza, pero en el plano clandestino caen en adulterio. O uno de ellos, o los dos. En suma; Pablo sabe de lo que está hablando. Por eso les añade:
Verso 10-11 = Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. Si este verso, tomado en muchos lugares como mandamiento sin retorno ni cuestionamiento, no ha producido verdaderos sismos dentro de no pocas congregaciones, no sé lo que te digo. Y no podemos culpar a Pablo, ya que es el hombre el que interpreta lo que Pablo dice de acuerdo a como es su propio pensamiento, sentimiento o, incluso, situación personal. ¿Es bueno lo que dice Pablo? Sí, porque respeta a rajatabla el diseño de Dios para el hombre, pero…como en todo lo relacionado con mandamientos y cuestiones morales, aparecen atenuantes a tener en cuenta, la realidad los muestra. Jesús lo plantó distinto, cuando dijo que esto es así, salvo por caso de fornicación, cosa en el plano matrimonial se entiende como adulterio, ¿Recuerdas? Si la pareja tuvo un problema y desea, en conjunto, volverse a unir y seguir casados, todo estará perfecto. Pero si uno de ellos se separa, se va y forma una nueva familia, pareja o como le llames, el que queda, que generalmente será el cristiano, ¿Tendrá que seguirlo esperando de por vida, aún sabiendo que no regresará nunca? Dilema bravísimo, si los hay. No se puede generalizar ni globalizar algo tan delicado, tiene que ser caso por caso, inevitablemente.
Versos 12-17 = Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios. Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. La intencionalidad de Pablo es irreprochable. Intentar salvar siempre lo que está en riesgo, por encima de la idea facilista de destruirlo todo para volver a construir, es encomiable y digna de un ministro de altura. En mi experiencia personal, lamentablemente, tipo estadística, de cada diez casos de cristiano/a casado con no creyente, en uno o dos se habrá ganado al incrédulo, mientras que en los ocho restantes, fue el creyente el que abandonó la iglesia para salvar el matrimonio. Durísimo.
Comparto de punta a punta lo de los hijos inmundos o santos, pero con una aclaración que entiendo es ineludible para evitar confusiones trágicas. Hijos santos por cobertura de salvos santos, si. Hijos salvos por genética de salvos santos, no, jamás. El justo por su fe vivirá. Eso significa que ese hijo, santo por cobertura, sólo será salvo por decisión personal por Cristo. ¿Queda claro? MI Biblia dice que Dios añadía a los que iban a ser salvos, lo que me habla de Su Espíritu Santo. Ningún hombre hace salvo a otro. Hay que entender y aceptar que, mientras el pecado que conduce a la perdición va velozmente por una amplia avenida llena de luces de colores y viento de cola que lo impulsa a mayor velocidad, la fe transita por un sendero muy angosto, lleno de obstáculos, que cada tanto te regala la vista con alguna hermosa, flor, pero que mucho más seguido te rasguña la piel con filosas espinas. Y, por ese motivo, tu andar es lento y sólo con perseverancia y firmeza llegarás al final de ese camino, donde una luz enorme y enceguecedora te abrirá paso al único sitio donde se encuentra la recompensa soñada para el buen siervo y fiel. Está escrito.
Versos 18-19 = ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide. La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. Aquí, Pablo está hablando de algo que va más allá de un rito físico. Y lo digo y lo creo, porque de otro modo no sé de qué manera se podría volver a atrás de una circuncisión. Cuento conque sabes lo que es y como se realiza. Pablo eleva su comparación a lo espiritual. En primer lugar, para lo que tiene que ver con el judaísmo y, en segundo término, para todo y para todos los que de uno u otro modo han llegado a Cristo creyendo de otro modo o siguiendo otros ritos. Sabemos largamente que Dios observa y se guía conforme al corazón de cada hombre o mujer de su creación. Y lo sabemos con un ejemplo que, explicado con superficialidad, hasta puede echar por tierra un mandamiento legendario. Porque Dios decidió respaldar a David porque, -dijo- él tenía un corazón conforme al suyo. Pero nunca ocultó ni silenció que David había sido adúltero, y que de ese adulterio, llegó al mundo Salomón. De acuerdo, es Dios y su Soberanía es indiscutible. Pero esto no te da chapa para justificar todos los adulterios que existan en tu iglesia. Guarda los mandamientos. Esa es la expresión final. Y luego lanza la piedrecilla del escándalo comentado en el principio:
Verso 20 = Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. Dime, con una mano en tu corazón y la otra en tu Biblia, ¿Tú permitirías que un hombre que pasó algunos años en la cárcel por robo, cuando queda en libertad viene a tu iglesia, aparentemente se convierte y es aceptado como miembro sin más ni más y al poco tiempo le roba pertenencias a los hermanos, no sea condenado porque este verso así lo dice? En el caso lineal, Pablo está hablando del judío que acepta a Cristo. Y lo compara con el gentil y añade que cuando estamos EN Cristo, ninguna de esas cosas importa. Que lo que sí importa y mucho, es el corazón conforme al corazón de Dios, de alguien que está guardando sus mandamientos. No se si te interesa que siga machacando con aquel ejemplo, pero debería recordarte, por si te confundiste, que hay un mandamiento de Dios, de los antiguos, que es muy claro respecto al robo. No presenta vericuetos ni deja ningún espacio para la confusión. Dice sencillamente: No hurtarás. ¿Entiendes, ahora, por qué, a veces, los hombres del mundo nos miran como si fuéramos estúpidos? Ahora ya lo sabes; lo hacen y lo piensan porque dentro de nuestro pueblo, efectivamente, quedan algunos estúpidos dando pena y compasión. Y para colmo, algunos de ellos con mando y poder. Y eso no es todo, porque Pablo lo amplía.
Versos 21-23 = ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. Tan simple que da pudor explicarlo por si acaso alguien no lo entendió. Tú, que hoy casualmente me escuchas, ¿Eras esclavo del pecado? Terrible. Pero gloria a Dios porque un día llegaste a los pies de Cristo y Él te hizo libre para siempre, ¿Verdad? Pregunto: ¿Te sientes libre de toda libertad, hoy? Sí, pero por voluntad propia decides clavar tu oreja en un pórtico y hacerte esclavo de Jesucristo. ¡Aleluya por eso! Pero ten cuidado; la tentación por cualquier causa de convertirte en esclavo de hombre, será muy grande y poderosa. Pero no te llevará donde creías que iba, sino al lado contrario. Y lo remata con el paralelo que mi amigo el del ladrón utilizaba si alguien se lo cuestionaba: Verso 24 = Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios. Si eras ladrón, pide `perdón a Dios, reconócete delante de él como delincuente pecador, entrégale tu vida y no hurtes más. Así de simple.
Versos 25-31 = En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel. Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está. ¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte. Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar. Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa. Comprende algo que queda muy claro. Para Pablo, unirse a una mujer era apetecible y no lo niega, pero también motivo de aflicción en la carne. Se entiende que no es por alguna causa extraña, sino por la más simple de todas, que era en la que él creía firmemente: que el Señor regresaría muy pronto y que todo eso sólo sería una causa humana que llevaría al hombre a desear que esa venida se tardara para poder seguir disfrutando de su matrimonio.
Esa era la visión de Pablo en ese tiempo y momento y nadie podría hoy, con el diario el lunes, ponerse en juez petulante y arrogante y juzgarlo. Tienes que saber, si es que lo ignoras o no lo has terminado de ver, que el único hombre de carne y hueso perfecto que pisó este planeta, fue Jesús. Todo el resto, porcentaje espiritual para bendecir y porcentaje de carne para olvidar. Y estoy lejos de cuestionar a alguien o a algo. Él mismo tuvo la grandeza de declararlo. Y por eso es uno de los indiscutibles grandes del evangelio. Y en cuanto a las cifras porcentuales de carne o espíritu, las colocas tú acorde a tu propia vida. Versos 32-35 = Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer. Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.
Coincidirás conmigo que no le podemos censurar ni cuestionar absolutamente nada de esto que aquí dice Pablo. Todos sabemos que es así, tanto los solteros que me escuchan, como los casados que desean servir al Señor y también me están oyendo. Y no es malo ni negativo, porque si te casas y postergas a una familia que por decisión tú decidiste formar, caes en irresponsabilidad. Y aunque eso resienta el servicio al Reino, no tengo dudas que al Rey mucho esa irresponsabilidad no puede agradarle. Es muy cierto que los discípulos de Jesús eran todos gente soltera, y que el único que tendía esposa, es notorio que la fue dejando a un lado para cumplir con su trabajo espiritual. Sin embargo, esos eran tiempos y tareas distintas. Y un sano y delicado equilibrio, muy bien puede rendir buenos dividendos, tanto para lo familiar como para lo espiritual. Todo es cuestión de tener en cuenta trabajo y familia. Quizás debas postergar una salida a un cine o a un teatro con tu familia para ir a visitar un enfermo terminal o hablarle del Señor a un necesitado. Pero no vas a privarte de una salida familiar así, por ir a repartir tratados o cortarle el césped al jardín de la casa del pastor, ¿Soy claro?
Este, y no puede ni debe ocultarse, ha sido uno de los grandes problemas que ha afrontado la iglesia estructural durante finales del siglo veinte y lo que va del siguiente. Es mucha, pero muchísima la gente que ha sido confundida por discursos manipuladores y se han convencido de estar sirviendo al Señor cuando, en honor a la verdad, apenas estaban sirviendo a un señor con una jerarquía otorgada por la religión. Todos saben de lo que hablo. Lamentablemente, el hombre es así. Se desgarra políticamente las vestiduras proponiendo y defendiendo una democracia, pero, a la hora de sucumbir emocionalmente, siempre lo hace por otro hombre con calidad de líder, que en realidad pasa a ocupar el tremendo espacio vacío que un padre o una madre dejaron en esa vida que ahora, necesita de un nuevo “papá”. Si quieres mejor definición que esta para la tarea actual y moderna de un pastor, no la tengo. Y Pablo cierra este pasaje con una directiva que emana más de su corazón que de las escrituras o mandatos divinos.
Versos 36-40 = Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que quiera, no peca; que se case. Pero el que está firme en su corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia voluntad, y ha resuelto en su corazón guardar a su hija virgen, bien hace. De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor. La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. Pero a mi juicio, más dichosa será si se quedare así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.
Dentro del andamiaje cristiano en general, no conozco una sola pareja que se haya casado por razones espirituales como prioridad. Es más; hay unan tendencia cultural que tiene altísimo porcentaje de cumplimiento dentro de la iglesia, que un matrimonio solamente tendrá futuro sólido y duradero si existe amor genuino entre ambos cónyuges. La época donde los matrimonios legales se construían en base a una serie de negociaciones interfamiliares de intereses y anexos, ha quedado muy atrás en el tiempo. Debemos leer estas cosas conforme a lo que los tiempos nos van trayendo. El evangelio no cambia, la palabra de Dios tampoco, pero las actitudes de los hombres sí cambian a medida que los tiempos transcurren.
Me ha tocado conocer a hermanas que por distintos motivos no convivían con sus esposos legales desde mucho tiempo atrás. Algunas, prosiguieron con sus vidas, incluso en sus actividades dentro de la iglesia que congregaban, sin mayores problemas ni trabas. Pero otras, quizás tentadas por alguna otra persona que aparentemente llegaba a llenar ese espacio afectivo vacío por ausencia de quien fuera su esposo legal, vivían casi orando para que el anterior pasara a mejor vida, para de ese modo ellas poder volver a casarse. Así está escrito aquí. Así es en lo legal y así se ha enseñado y obligado a respetar en muchos sectores cristianos. Sin embargo, y aún a riesgo de que se me tome por negativo o algo peor, debo decir que ese punto legal ha terminado por constituirse en un canto al ridículo y la hipocresía. ¿Habrá que decirles a ellas que así como llegaron al Señor, que así se queden, porque Pablo dijo eso?
