Hay un viejo axioma en el mundo secular que, preponderantemente, es utilizado en el mundo de la política, y dice así: “Las mayorías, nunca se equivocan”. Muy bien; es tiempo, ya, que alguien se atreva a decir la verdad sin declamaciones insípidas; una verdad que puntualiza debidamente que ese dicho popular, encierra una simple y vulgar falsedad. Y mucha más falsedad representa cuando, en el colmo de una conversión invertida de los principios bíblicos, es adoptada para el funcionamiento de la Iglesia.
Muy conocido es, en este aspecto, aquel rústico elemento de definición que señalaba: Comamos estiércol; cinco millones de moscas no pueden estar equivocadas”. Lo cierto es que, las mayorías, lo único que pueden demostrar y asegurar, es exactamente eso: mayoría. Pero de ninguna manera garantizará razón o verdad. De otro modo, Dios así lo hubiera dicho. En cambio él dedicó mucho espacio al remanente, que es precisamente lo inverso de un todo, esto es: La Minoría.
(Isaías 10: 20)= Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el santo de Israel.
(21) El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte.
(22) Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él volverá; la destrucción acordada rebosará justicia.
(23) Pues el Señor, Jehová de los ejércitos, hará consumación ya determinada en medio de la tierra.
(24) Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos, dice así: Pueblo mío, morador de Sión, no temas de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará su palo, a la manera de Egipto.
Global y literalmente, vemos que a pesar del juicio de Dios en contra de su pueblo desobediente, éste nunca sería completamente destruido. Un remanente fiel siempre será preservado para mantener vivo el testimonio de la verdad divina y la esperanza sobre la venida del Mesías. Esto tiene exacta tipología en este tiempo. Dios también hoy está enviando a sus mensajeros a proclamarlo y preanunciarlo. Dios no es responsable si los hombres prefieren creer en la validez de cierta inmunidad a partir de la posesión de cargos, títulos y honores. El hombre puede empecinarse asegurando que aún en pecado, se va a al cielo. Pero lo cierto sigue siendo lo que Dios dijo: que Él no tiene comunión alguna con el pecado. Dice que nunca más estos fieles se apoyarán en el que los hirió. ¿Quién está hiriendo, hoy, a demasiados cristianos? La iglesia estructural, organizada y tradicional, no el diablo.
Y el final, le demanda a su remanente que no le tema a Asiria, porque a su debido tiempo liberará a sus fieles, tal cual lo hizo cuando Moisés y Gedeón, entre otros. Asiria, aquí, representa a la clase religiosa, esa que se cree propietaria de toda demostración religiosa y, lo que es mucho más grave, hasta se llega a creer dueña de Dios, suponiendo en su supina ignorancia, que Él estará siempre dispuesto a hacer lo que más les convenga y les guste a ellos. Y dice que alzará contra el remanente su ataque, “A la manera de Egipto”, lo que es lo mismo que decir que lo hará “A la manera del mundo”. Entonces muy bien vale preguntarnos y preguntar: ¿Cuántos saben que hay una parte de la iglesia que ha optado y elegido manejarse conforme a los rudimentos del mundo?
“Está bien, hermano, le entiendo, pero: ¿No es todo esto una simple imaginación suya, que suena muy bien y muy coherente, pero que no tiene demasiada base bíblica? Eso es lo que usted supone, no? Yo no voy a decirle nada más porque no estoy en la vida para vender un evangelio “sui géneris” casa por casa, timbre por timbre; estoy para proclamar el evangelio de la cruz, que es ese que habla y dice que el Reino de los cielos se ha acercado. Y sólo será conveniente que lea lo que sigue, y que deje que el Espíritu Santo lo ministre sabiamente y después, recién, saque sus propias conclusiones.
(Isaías 11: 11)= Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar.
(12) Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá a los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra.
(13) Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín. (14) sino que volarán sobre los hombros de los filisteos al accidente, saquearán también a los de oriente; Edom y Moab les servirán, y los hijos de Amón los obedecerán.
(15) Y secará Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su Espíritu sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pases por el con sandalias.
(16) Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.
Creo que ya no queda ninguna duda. Dice que es el remanente que quedó de Asiria, la que habíamos dicho, representaba al sistema religioso organizado, es decir: a la mayor parte de lo que hoy se denomina a sí misma, iglesia. Y añade que para ese remanente habrá un camino similar al que hubo para Israel el día que subió de Egipto. ¿Qué significa esto? Pues lo que usted ya sabe. En la tipología, Israel hoy es la iglesia y Egipto es el mundo. Por lo tanto, lo que aquí se dice es que el remanente fiel de Dios será preservado de un resto y también está dentro de las congregaciones, pero que no se diferencia en absoluto con el mundo secular, incrédulo y pecador. La referencia siguiente la encontramos en este mismo libro, en el sitio donde se habla de la caída de Lucifer.
(Isaías 14: 12)= ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.
(13) Tú que decías en tu corazón: subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré a los lados del norte; (14) sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al altísimo.
Cabe aclarar, aprovechando este texto, algo que no siempre los cristianos tienen en claro o conocen en cierta amplitud. Satanás fue un ángel llamado Lucero o al más corriente y conocido entre nosotros: Lucifer. El relato nos muestra que, enamorado de su propia belleza, cayó en el orgullo y en una sobreestimación de sí mismo. Esto muestra una definición y dos preguntas. Definición: Satanás no es esa cosa horrible que mayoritariamente nos han hecho creer con dibujitos horripilantes. Muy por el contrario, es un ser de tremenda belleza. Entonces, ahora la pregunta: ¿No ha visto usted a cristianos pensar de la misma manera que aquí se cuenta, pensó Satanás? Otra: ¿No ha visto usted a congregaciones enteras caer en ese mismo pecado?
Su rebelión se manifestó en cinco acciones dirigidas contra Dios ya que en cinco frases declara que está dispuesto y decidido a tomar el lugar del Altísimo. Pero ahora cuando se continúe leyendo, se verá que a Dios le pertenece la última palabra, ya que habrá de responderle con cinco precisas definiciones.
(15) Más tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.
(16) Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es este aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; (17) que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel?
(18) Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en su morada; (19) pero tú echado eres de tu sepulcro como vástago abominable, como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron al fondo de la sepultura, como cuerpo muerto hallado.
(20) No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la descendencia de los malignos.
Mire cómo le responde Dios a Satanás y sus pretensiones. Cinco puntos. 1) Serás echado al infierno.- 2) Te contemplarán. Esto significa algo así, como: “harán un espectáculo contigo”.- 3) Hablarán de ti. Esto quiere decir que se mofarán y le maldecirán.- 4) Serás echado de tu sepulcro como cadáver.- 5) Estarás solo.- Ahora, una vez más, apelaré a su capacidad de reflexión. Porque esta última palabra de Dios sobre Satanás aún resulta sumamente aplicable a cualquier reto que se intente contra el verdadero y genuino pueblo de Dios.
(21) Preparad sus hijos para el matadero, por la maldad de sus padres; no se levanten, ni posean la tierra, ni llenes de ciudades la faz del mundo.
Note que estos versículos tienen también una doble significación. Todavía forman parte del proverbio pronunciado contra el rey de Babilonia. El lenguaje, sin embargo, muestra que este es un prototipo de Satanás. El pecado fundamental de Lucero (O Lucifer), fue su ilimitada ambición, su deseo de ser igual o, incluso, estar por encima de Dios. Con referencia a Satanás, es mejor no intentar explorar cada detalle, sino tratar de comprender su simbolismo. En el tiempo futuro, se usa en cinco ocasiones. La caída de Satanás se debió a dos cosas: el orgullo que lo condujo a querer suplantar el reino de Dios por el suyo, y la autosuficiencia que lo hizo intentar independizarse del Altísimo.
Yo sé que esto puede producirle una sonrisa, a usted, en este momento, porque seguramente estará pensando: ¡Qué cabeza de tierra tiene este Satanás! ¿A quién, que tenga un mínimo de inteligencia, se le podría ocurrir vivir una vida supuestamente espiritual independizado de Dios? Bueno, mire; no se asombre demasiado por lo que voy a decirle, pero he conocido congregaciones, hasta denominaciones enteras, que tienen todas sus actividades tan bien organizadas, todo funciona tan aceitadamente, con gente puesta en cada sitio sabiendo lo que tiene que hacer y en qué momento lo tiene que hacer, que si un día Dios decide tomarse unas vacaciones, ni cuenta se dan. Quiero decir que han aprendido a conducir una iglesia independiente de la voluntad y el propósito de Dios. Y no sea religioso, no me responda con frases hechas o latiguillos bíblicos; yo le hablo de una realidad que usted conoce tan bien como yo, si es que no está formando parte de ella en este tiempo.
(22) Porque yo me levantaré contra ellos, dice Jehová de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y el remanente, hijo, y nieto, dice Jehová.
(23) Y la convertiré en posesión de erizos, y en lagunas de aguas; y la barreré con escobas de destrucción, dice Jehová de los ejércitos.
Dios es muy claro; Él va a golpear de manera contundente el nombre de Babilonia y a extraer de allí, indemne, a su remanente, llegando hasta los hijos y los nietos y a los que fueron fieles. En este mismo libro, Isaías, en 26:14, habla de este suceso cuando dice: Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo. Expresa naturalmente un lamento por lo sufrido bajo el yugo de sus opresores, un reconocimiento de la futilidad del camino de los incrédulos, (Aunque muchos de estos estén dentro de la iglesia), y una alabanza a Dios por su paciencia.
En este mismo sentido global se refiere el proverbio 10:7 cuando señala que: La memoria del justo será bendita; más el nombre de los impíos se pudrirá. El nombre se pudrirá. Esto quiere decir que si una, al menos, de las tantas denominaciones teóricamente cristianas, resultara ser impía, se pudrirá, no importa a qué importante personaje del ambiente evangélico pueda representar. Otra referencia: a la caída de Babilonia que se encuentra en Isaías 47:9. Allí se relata que: Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez; en toda su fuerza vendrán sobre ti, a pesar de la multitud de tus hechizos, (Que son manipulaciones) y de tus muchos encantamientos.
Dice, asimismo, más adelante, que convertirá el lugar en posesión de erizos, un tema que también vemos en Isaías 34:11: Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento. Llamarán a sus príncipes, príncipes sin reino; (Que viene a ser algo así como: pastores sin congregaciones) y todos sus grandes serán nada. (Se extinguirán todas las rutilantes “estrellas” del evangelio) en sus alcázares crecerán espinos, y ortigas y cardos en sus fortalezas; y serán morada de chacales. (Esto es: gente sin escrúpulos) y patio para los pollos de los avestruces. Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas, y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza también tendrá allí morada, y hallará para sí reposo. Allí anidará el buho, pondrá sus huevos, y sacará sus pollos, y los juntará bajo las alas; también se juntarán allí buitres, cada uno con su compañera.
La realidad del remanente, en lo histórico, tiene directa e íntima relación con la salida del pueblo del cautiverio de Babilonia. Hoy, en lo espiritual, Babilonia es la iglesia falsa y paralela, la imitación casi perfecta de la iglesia genuina. Pero que, a diferencia de esta, no tiene gozosas ovejas pastando en buenos pastos en un rebaño, sino a raquíticas cautivas en un opresivo redil. Aquí también: Remanente. Otro paralelo es Efraín. Dice la historia que las diez tribus norteñas, sus líderes y su gente prominente se convirtieron en ebrios, rehusando escuchar las advertencias de Jehová.
Fíjese un detalle que, de tan sutil, a nadie se le escapa donde ha sido pergeñado. Habla de que gente prominente se convirtieron en ebrios. La ebriedad, – todos lo sabemos -, es el resultado de un exceso alcohólico. Sin embargo, – y a esto también lo sabemos porque quizás hasta lo hemos experimentado -, en el shock espiritual, en muchos casos, puede sobrevenir una “borrachera” que no es alcohólica y que en casos, es la evidencia cabal de una presencia que inunda tanto nuestro ser que nos desequilibra en nuestros actos racionales. Eso es Dios y tiene un motivo: sacudir estructuras y despertar dormideras. La imitación satánica, obviamente, sigue estando fundamentada en el alcohol, al cual la gente no creyente (Y alguna supuestamente creyente, también) acude en búsqueda de evasión de las problemáticas cotidianas.
(Isaías 28: 1)= ¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín, y de la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está sobre la cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino! (Si usted quiere un versículo “loco”, ese es éste que ha leído. Es necesaria una unción fresca para tener revelación divina para entenderlo, si no se desea suponer, (Como muchos han hecho) de que se trata meramente de poesía hebrea. Habla de confusión entre las cosas de Dios con las cosas del mundo pagano)
(2) He aquí, Jehová tiene uno que es fuerte y poderoso; (¿A quién puede tener Dios como fuerte y poderoso? Proféticamente, aquí, y en sentido literal, Jesucristo, sin dudas. Es una palabra profética y mesiánica. Pero en el hoy vigente, en la actualidad contemporánea, esta palabra también tiene correlato, ya que se trata de los auténticos y genuinos de Jesucristo, los que no han doblado sus rodillas ante Baal, los que conforman el remanente santo y activo.) como turbión de granizo y como torbellino trastornador, como ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza derriba a tierra. (Es cierto; no hay ni puede haber en la Biblia una “teología de la caída”, en alusión a gente que cuando es ministrada se desploma. Pero sí está muy en claro la posibilidad de que, si al Señor le place, sea por los motivos que sean, derrumbar a alguien a tierra, pues lo hace y punto. Para eso es Dios Todopoderoso y Soberano.)
(3) Con los pies (Los pies significan autoridad, soberanía) será pisoteada la corona de soberbia de los ebrios de Efraín. (Lo de la corona de soberbia tiene que ver con que; así como Israel se gloriaba de la belleza de su capital Samaria y de las riquezas y el lujo que ella atesoraba, hoy hay una iglesia babilónica, falsa y mentirosa que también ostenta la misma corona a partir de la cantidad de miembros que exhibe, la rimbombancia y espectacularidad de sus cultos, la influencia política de sus ministros y todo el oropel de sus músicas y sus danzas. Será pisoteado por la autoridad y la soberanía que emanan de la autenticidad de la Palabra que los hijos fieles, el remanente, proclamarán aún con la oposición y el desagrado de esta estructura bastarda)
(4) Y será la flor caduca de la hermosura de su gloria que está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta temprana, la primera del verano, la cual, apenas la ve el que la mira, se la traga tan luego como la tiene a mano.
(5) En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo; (6) y por espíritu de juicio al que se sienta en juicio, y por fuerzas a los que rechacen la batalla en la puerta.
La referencia que aquí encontramos con relación a “aquel día”, tiene que ver con una constante que habrá que ver. La palabra “día” aparece muchísimas veces, pero es siempre teniendo que ver con los mismo. Se habla, por ejemplo, del Día de Jehová, un tiempo de juicio y divina justicia que llegará para todas las naciones. En aquel entonces, “todas las naciones” tenía que ver con todas las naciones vecinas a Israel, pero hoy la misma expresión incluye a eso que precisamente dice allí: todas las naciones. Es decir que el Antiguo Testamento, cuya lectura en muchos lugares es reducida una mera clase de historia hebrea, lanza una predicción que indudablemente llegará a nuestros días.
Los profetas del Antiguo Testamento invocan el Día de Jehová para referirse a un momento en la historia de la humanidad cuando Dios intervendrá directamente a fin de traer salvación a su pueblo y castigo a sus enemigos. Así restaura el orden perdido sobre la tierra. Como se ha dicho, los términos “ese día”, o simplemente “el día”, se usan a veces como sinónimos de la expresión completa: “El Día de Jehová”.
El cumplimiento de esta profecía debe verse, sin embargo, como un proceso en cuatro etapas: En tiempos de los profetas se puso de manifiesto, en acontecimientos como la invasión de Israel por potencias vecinas, las temibles plagas de langostas y el retorno de los israelitas de la cautividad. Esa visión profética tenía la virtud de fundirse con períodos escatológicos, de manera que ni aún los propios profetas eran capaces de distinguir siempre las varias ocasiones en que se cumplían sus profecías; de ahí que “ese día” se convirtiera en un concepto bíblico muy amplio. Los acontecimientos proféticos más cercanos a la época del profeta, se mezclaban con aquellos cuya consumación tendría lugar al final de los tiempos. La primera venida de Cristo y los inicios de la era de la iglesia inauguraron una nueva fase del Día del Señor.
Como protagonista de estos sucesos, la iglesia puede pedir al Cristo resucitado que aparte de su camino las fuerzas espirituales que obstaculizan la obra de Dios en el mundo actual y que la haga objeto de sus innumerables bendiciones. La segunda venida de Cristo inaugurará la tercera fase del Día del Señor, cuando su señorío universal de justicia restaurará el orden de Dios sobre la tierra. Por último, el Día del Señor, anuncia el arribo del mundo venidero, con su nuevo cielo y su nueva tierra. Los edomitas que invadieron Jerusalén bebieron y festejaron en el santo monte, tras el saqueo a la ciudad, profanando la Tierra Santa. Ahora, “todas las naciones2 serán obligadas a beber de la amarga copa del juicio divino. La autoridad del Señor no puede ser burlada sin pagar las consecuencias. Beberán hasta desaparecer, hasta llegar a ser como si no hubieran sido.
En tierras generales, entonces, vale muy bien la pena, y para evitar malos entendidos o feas acusaciones, aclarar y decir que el remanente, en lo literal, tiene que ver con aquellos que regresaban de la cautividad babilónica. Ahora, en sentido amplio, alude a la futura iglesia de Dios, que ya no es tan futura, sino que la estamos viviendo en este tiempo. Babilonia, aquí, es la iglesia tradicional, falsa, hipócrita. Llena de mensajes de aliento y voluntarismo, pero silenciosa en cuanto a sus propias corrupciones internas y el pecado entronizado en su interior.
