Gente Para Dos Funciones

Hay algo de lo cual no podemos tener ni albergar ninguna duda, y es sobre nuestra calidad de herederos divinos. En el contexto de toda la Biblia lo dice. Luego de leerlo en uno y otro ámbito, llegamos a esa conclusión: somos un pueblo de herederos reales.

Ahora bien; aceptado esto como válido y sin discusiones, nos llega la inmediata pregunta: ¿Por qué? La respuesta también  está bastante clara: porque por la potestad que nos es dada a partir de creer que Jesús es el Cristo y que resucitó de los muertos, somos declarados hijos de Dios por esa fe.

Y también lo somos porque, además, somos considerados como un pueblo de reyes y sacerdotes, esa realza que nos constituye, no sólo en herederos, sino también en herederos reales, que no es lo mismo que herederos a secas.

(1 Pedro 2: 4)= Acercándoos a Él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, (¿Nosotros también, qué? Desechados por los hombres, pero escogidos, aprobados y agradables a Dios. Así que si pensabas ser aplaudido y reconocido por tus hermanitos, ya mismo olvida y abandona esa expectativa) como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. (¿Qué es un sacrificio espiritual? Crucificar el Yo, por ejemplo)

SACRIFICIOS EN LA HISTORIA

Para entender mejor lo escrito, habrá que ahondar en la historia de la humanidad y sus concepciones religiosas con la finalidad de establecer, en primer término, que cosa era un sacrificio ritual, (De eso hablamos) y hasta donde tiene vigencia en alguna área espiritual, hoy.

Como término técnico religioso, Sacrificio designa todo aquello que, habiendo sido dedicado a un objeto religioso, no puede ser reclamado. En la generalidad de los sacrificios ofrecidos a Dios bajo la Ley se supone en el ofrendante la conciencia de que la muerte, como juicio de Dios, estaba sobre él. Por eso, se había de dar muerte al sacrificio para que le fuera aceptado de parte de Dios. De hecho, el término Sacrificio se usa en muchas ocasiones para denotar el acto de dar muerte.

El primer sacrificio mencionado en la Biblia de una manera expresa es el efectuado por Abel, aunque haya una indicación claramente implícita de la muerte de unas víctimas en el hecho de que Adán y Eva fueron vestidos por Dios con túnicas de pieles después del pecado de ellos.

Es indudable que Dios dio instrucción al hombre acerca del hecho de que, siendo que la pena por la caída y por su propio pecado, es la muerte, sólo podría allegarse a Dios de una manera apropiada con la muerte de un sustituto limpio de ofensa, en las escrituras dice claramente que fue por la fe que Abel ofreció un sacrificio más excelente que el de Caín. Dios tuvo que decir a Caín que si no hacía bien, el pecado, o una ofrenda por el pecado, estaba a la puerta.

Los sacrificios del Antiguo Testamento muestran la base y los medios de allegarse a Dios. Todos ellos son tipologías, careciendo de valor intrínseco, pero constituyendo sombras o figuras, de Cristo que, como Antitipo, las cumplió todas.

Los principales sacrificios son cuatro: el holocausto, la ofrenda, la ofrenda de paz y la ofrenda por el pecado, a la que se puede asociar la ofrenda de expiación por yerro. Este es el orden en que aparecen en los capítulos iniciales de Levítico, donde tenemos su significado presentado desde el punto de vista de Dios, empezando tipológicamente, desde la devoción de Cristo a la gloria de Dios hasta la muerte, y llegando hasta el significado de su provisión para la necesidad del hombre culpable.

Si se trata del pecador allegándose a Dios, la ofrenda por el pecado tiene que ser necesariamente la primera: La cuestión del pecado tiene que quedar solucionada antes de que el que se allega a Dios pueda estar en la posición de adorador.

Ciertas declaraciones de los profetas han servido de pretexto a los críticos para emitir la afirmación de que no tenían conocimiento de la ley de los sacrificios dada por Moisés en el Sinaí. Es cierto que, dirigiéndose a une época de decadencia espiritual, donde las ceremonias y sacrificios se habían convertido en una rutina meramente legalista, los profetas se expresan con vehemencia contra este género de piedad hipócrita.

  Porque “obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros”, y dios aborrece la multiplicación de los holocaustos cuando las manos de sus ofrendantes están manchadas de crímenes.

Sin embargo, en este mismo pasaje, el Señor rechaza toda otra forma de religiosidad desprovista de sinceridad; las asambleas santas, las ofrendas, el incienso, las fiestas solemnes, los días de reposo, las oraciones.

No hay duda que es en este sentido que Oseas afirma: “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocausto”. Miqueas  y David dan a entender con una claridad meridiana que antes que todo otro sacrificio Dios desea lo que es condición previa indispensable: un corazón contrito y humillado.

 Ello no impide en absoluto a David desear ser purificado con hisopo, que servía para la purificación por la aspersión del agua de la vaca alazana y de la sangre de la expiación; asimismo, promete al Señor holocaustos dignos de ser aceptados. Dios demanda si el pueblo le había ofrecido sacrificios y ofrendas durante los cuarenta años en el desierto.

Dios no habría dado a los israelitas ninguna orden acerca del tema de los holocaustos y de los sacrificios a su salida de Egipto, sino que les habría demandado que anduvieran en Sus caminos. Es decir que, si hubieran sido medianamente obedientes, los sacrificios jamás hubieran existido.

Los sacrificios no eran el fin que Dios tenía en mente, sino la obediencia de corazón de ellos. Esta interpretación está apoyada en todas las confirmaciones que da Jeremías de la revelación transmitida al pueblo por Moisés. Menciona la salida de Egipto con sus portentos, la ley, el sacerdocio, el arca del pacto, el pacto mismo, la persona de Moisés, la ordenanza del sábado, el año sabático, etc.

 HERENCIA DE REALEZA

. (Verso 6=) Por lo cual también contiene la escritura: he aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo; y piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.

Esto está más que claro: dice que van a tropezar y, los que van a tropezar, lo harán con la palabra que se está predicando. Y no hablo de mensajitos extraídos de libros de la biblioteca o de refritos de los viejos bosquejos de Spurgeon, hablo de palabra fresca, genuina y ungida de HOY.

Entiende esto, por favor. No quiero exagerar ni dramatizar diciendo que te va la vida en ello, pero no puedo ocultarte que entenderlo te llevará a una vida de victoria aquí en la tierra que, de otro modo, sería más que complicado obtener.

Cristo es una roca, ¿Sí? Y la roca es el fundamento, ¿Me sigues? Normalmente nosotros decimos que aceptamos al Señor, nos convertimos, somos salvos y ya tenemos el fundamento, pero déjame decirte que eso no es así.

Cuando tú aceptas a Cristo, tú te conviertes y pasas a ser salvo, es cierto. Pero como no eres salvo POR (méritos, ciencias, obras) sino PARA (Un favor de Dios para…) entonces así es como ingresas al Reino.

¿Y para que se supone que tú entras al Reino de Dios? Pues a pertenecer a él sirviéndole. ¿Y como es que le sirves? Poniendo por obra el fundamento de la roca que es algo que se va formando progresivamente en tu vida. Y la roca de Cristo nos llega por pedazos de revelación.

¿Por pedazos de revelación? ¡Nadie nunca me lo había mostrado así! Ya lo sé. Te habían dado a entender que esos fundamentos tú debías ir a buscarlos a los mejores seminarios e institutos cristianos donde, mediante el pago de un módico arancel por la matrícula, tú accederías…¡¡¡Basta!! Estamos hablando de Dios, no de un taimado e inescrupuloso comerciante.

Y cada vez que Dios se decide a hablarnos algo fresco que nos revela quien es Él, hay quien lo rechaza y para él, esa piedra se transforma en tropezadero. Pero esa piedra no es otra cosa que un mensaje, porque dicen que tropieza con la palabra.

No son gente que odia a Cristo. Son gente que ama a Cristo, pero tropiezan con la revelación de Cristo. Porque aceptan de Cristo solamente lo que les gusta. De esto está repleto el medio ambiente de los cristianos.

El asunto es que, cuando Cristo comienza a decirnos quien es en verdad Él, las cosas se empiezan a complicar y mucho. Porque si no has perdido la memoria, ya sabes que Cristo nunca dijo solamente que Él era amor y misericordia, también dijo que era guerrero.

Concretamente sus palabras, fueron: No vine a traer paz, sino una espada. Claro está que esa espada no es de acero ni con empuñadura de oro. Esa espada es la Palabra de Dios. Y cuando entró en la casa de Dios y les desparramó todas las mesas a los cambistas se mostró en una faceta que nadie predica. Si no comes mi carne, no eres digno de seguirme.

Lo mismo que pasó en lo natural, está pasando ahora, en este tiempo presente, en el espíritu. Ya conocimos al Cristo de amor. Gloria a Dios y amén por Él. Ahora estamos conociendo el gobierno de Cristo, y no nos termina de gustar.

Igual a como lo dijo Él mismo en los evangelios. ¿Qué? ¿Ustedes se quieren ir también con él? ¡No! ¡Si tú tienes palabra de vida eterna! – Hay gente que se siente ofendida con lo que Cristo está mostrando que es Él hoy. Dicen que tropiezan. Es una roca que hace caer porque tropiezan con la palabra siendo desobedientes.

(Verso 9)=  Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, (Allí está la combinación. Una vez que Cristo entra en el orden de Melquisedec, no reconoce sacerdocio que no tenga esa combinación. En ignorancia nos permitió lo que fuera, pero ahora te lo está revelando a ti y no lo permite más. Sacerdocio sin gobierno y gobierno sin sacrificio. Ambos operando en un solo hombre.

Tremendo. Una combinación nunca antes vista en un solo hombre. Porque antes era distinto: o tú eras una cosa o eras la otra, pero las dos juntas no.) nación santa, puedo adquirido por Dios, para que anunciéis (Esta palabra, ANUNCIAR, es la palabra PROCLAMAR.

Una vez que tú entras en ese orden de Melquisedec, tu adoración ya no se limita a canciones, sino a verdaderas y genuinas proclamaciones. Sales del nivel civil y entras en el nivel de un rey. Son declaraciones, son decretos, son proclamaciones. Hay un puño silencioso detrás de las palabras que es reconocido en el mundo del espíritu).

 (Hebreos 7: 1)= Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente rey de justicia, y también rey de Salem, esto es; rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principios de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.

(4) Considerad, pues, cuan grande era este, a quien Abraham el patriarca dio los diezmos del botín.

¡Como será de grande la influencia de este hombre que aparece quinientos treinta años antes de la Ley e introduce algo que no comenzará hasta dos mil años después de la Ley! Tan grande, que el propio sacerdote levítico, en Abraham, invierte con el diezmo en la destrucción de su sacerdocio por medio del orden de Melquisedec. Impresionante. Un hombre que sólo hace una aparición en la Biblia y afecta a dos mil años de generaciones.

 (5) ciertamente Los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque estos también hayan salido de los lomos de Abraham.

(6) Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.

(7) Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. (Estos son principios que muy pronto van a darse en la iglesia. Y la gente va a reconocer a los mayores, más allá de los títulos)

(8) Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.

(9) Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; (¡El sacerdocio Melquisedec es tan grande que le traen los diezmos aquellos que reciben los diezmos!) …porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.

(11) Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico.

Algo es claro: el motivo por el cual hay reforma, es la perfección. Si el primer orden hubiera logrado perfeccionar, no hubiera hecho falta reforma. Es necesaria la reforma porque es necesario un sacerdocio que sí perfeccione. Si el orden levítico lo hubiera hecho, Melquisedec no habría tenido razón de ser.

Sin embargo, creo que debo aclararte algo que quizás ya has aprendido en algún otro estudio, pero que por las dudas así no fuera, tendré que repetir para que se entienda debidamente. Cuando la Biblia dice Perfeccionar, lo que está diciendo no es sin errores, sino Madurar.

Y a todas luces sabemos y observamos que en modo alguno el pueblo de Dios está maduro con el sacerdocio que lo ha conducido. Los templos son verdaderos centros de ministración del alma, cuando en verdad la iglesia fue creada para ministrar el espíritu.

Es más que obvio que eso es exactamente lo que se ha pretendido hacer, pero son tantas las necesidades del alma que la gente tiene (sentimentales, emocionales, intelectuales), que no se pudo conseguir el primario objetivo y todavía estamos operando en el último.

Lo que hay que indagar y escudriñar, (Aunque el Señor ya dijo cual es la solución), es cual es la solución para terminar con esas necesidades almáticas. Un hombre lleno del Espíritu Santo no sufre por amoríos engañosos ni adulterios físicos. Allí está la salida. Hace mil años que está escrita: andar en el Espíritu y no en la carne. Simple, pero complicado de lograr. ¿No es así?

Cambia el sacerdocio y, tal como ya lo hemos consignado, también cambia la ley. Pero tenemos un problema: la ley antigua, todavía sigue estando. Y presenta todas sus antiguas connotaciones, obligaciones, sanciones, reprimendas y represiones.

Entonces el problema que tenemos hoy es que, encontramos a decenas o cientos que cambian sus títulos, y creen ser parte del nuevo ordenamiento sacerdotal, pero no han cambiado en lo más mínimo las leyes sobre las cuales operan sus ministerios.

Escucha: yo no quiero convocar a un encuentro internacional de salidos de Babilonia y luego tener que lidiar con miles de hombres y mujeres que lo único que hicieron fue dejar de ir a la iglesia los domingos, no sé si me entiendes.

 (1 Pedro 2: 9)= Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

El orden de Melquisedec, te comunico, no e suna entelequia teológica. Es un ser vivo, es una combinación divina de dos oficios en un solo hombre. Es un clásico sacerdote que intercede, suplica, ruega y clama, pero también es un rey que decreta, declara y ordena.

Su ubicación geográfica, de más está aclararlo, es aquí en la tierra, con sus pies pegados al piso, pero su conexión espiritual es directamente vía cielo. Esto es un principio que no cambia jamás: cuando tú no eres leal a lo eterno, eres leal a lo temporal.

¿DE QUIEN ES ESE MINISTERIO?

Cuando se producen cambios, y cambios de fondo, importantes, tú te transformas, lo quieras o no, lo busques o no, lo sepas o no, en un objeto de reforma. Porque estás mucho más atado s los tiempos de loo que tú te crees.

Entonces, cuando los tiempos cambian, tú te pones terco, obcecado, porfiado o como quiera que se diga a eso en tu país, y no quieres cambiar nada. La lealtad siempre es con Dios, con una denominación, con tu pastor, con tu doctrina, con tu mensaje o con tu ministerio. Eso es ser leal a eternidad.

Veamos las cosas de este modo: a mí, Dios me está usando HOY. Ahora bien; si mañana, Él decidiera no hacerlo, yo tendría que quedarme calladito la bocaza. Aunque arda en deseos humanos muy atendibles de ministrar, hablar, saltar, brincar, predicar o lo que sea, calladito la bocaza.

Porque si yo llego a insistir en quedarme aferrado como una garrapata al ministerio que tenga, o al púlpito de mi congregación, yo mismo paso a ser un terco, porfiado y obcecado al que también hay que reformar, ¿Lo vas viendo?

Tenemos una enorme confusión en este punto. Y no hablo de gente que se sienta en un banco, hablo de ministros. Creemos que nuestra obligación es saber manejar nuestro ministerio, cuando en realidad lo que debemos ser es mayordomos de ese ministerio.

Por eso no existe la expresión “mi ministerio”. El ministerio no es ni será nunca tuyo. Es del Señor que por misericordia, confianza o lo que sea lo ha puesto temporariamente en tus manos. ¿Temporariamente? Sí. Si no te das cuenta de eso y pretendes hacerte dueño de él, Dios tendrá que retirarte el piso y quedarás pataleando en el aire hasta empezar a caer, caer y caer.

Veamos esto: a mí se me ha conferido por gracia y misericordia llevar adelante y administrar con mi leal saber y entender el ministerio del maestro. Y no es una función pedagógica producto de haber tomado clases de enseñanza en la esfera secular, es uno de los dones ministeriales establecidos en la iglesia.

El maestro es exhortado a ocuparse de la enseñanza. Y la enseñanza es la exposición inteligente de la verdad mediante el Espíritu Santo. Y esto que te he dicho, no deja ni el más mínimo espacio para doctrinas teológicas denominacionales, ocurrencias de una mente afiebrada u opiniones personales.

Pablo dejó a Timoteo en Efeso para que ordenara a algunos que no enseñaran otra doctrina que lo que enseñaban los apóstoles, y de los que persistían en enseñar de manera diferente dijo que estaban envanecidos, no sabiendo nada, y estaban delirando, etc.

Esto es evidencia de que ninguna otra enseñanza más que la apostólica podía ser de Dios, así, la moderna fórmula por la que se concuerda en diferir en puntos vitales de la doctrina no puede ser reconocida.

Por el contrario, el apóstol dijo: Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.

También se nos dice que no nos hagamos muchos maestros porque tendremos mayor condenación. Ello se debe a la mayor responsabilidad implicada. El mismo término (DIDASKALOS) aparece en el texto donde el Señor manifiesta que es verdaderamente el Maestro, título que frecuentemente le daban los discípulos. Su enseñanza era de autoridad directa, y no como la de los escribas.

Con todos estos elementos, yo procuro enseñar lo que sé o lo que recibo de parte del Señor, procuro exhortar y acompañar a los más lentos a que sus ojos puedan ser abiertos, pero jamás me he sentido ni podré sentirme propietario de este trabajo. Eso es del Señor y yo lo administro y lo ministro en tanto y en cuanto esté en obediencia a Él y no me envanezca y procure arrimar aguas para mi molino.

Que no te quepan dudas, hay mucha gente que está esquizofrénica. ¿Por qué digo esto? Porque predican una cosa, pero viven otra. Eso es técnicamente esquizofrenia, no necesitas a un psiquiatra. Deberá bastarte con Jesucristo resucitado señoreando en tu vida.

Pero aquel personaje del cual nos estamos ocupando, Melquisedec, no era en modo alguno esquizofrénico. Él estaba del lado de la eternidad, no andaba confundido en lo más mínimo y quizás lo más esencial que a tantos cristianos les falta: sabía quien era.

Hay gente, adentro de la iglesia, que tiene dos naturalezas. Porque asumen que están restaurados, pero cuando tú los rascas y los fastidias un poco, enseguida saltan y les sale lo religioso. Y no estoy hablando de uno o dos, son muchos más de los que supones.

Sin embargo, lo que Dios quiere, en realidad, de nosotros, es que seamos agentes terrenales, personas con una mentalidad divina. Prevaleciendo en el mundo natural las veinticuatro horas del día y no en las dos horas de un culto.

Ahora, cuidado con esto: cuando decimos que somos imagen, semejanza y sustancia de Dios, siempre hay uno que no oye bien que dice: ¿Qué fue lo que dijo? ¿Qué nosotros somos Dios? ¡Ahhh! ¡Blasfemia! ¡Herejía! ¡Eso es Nueva Era!

Oye: entiende bien, por favor; Nueva Era dice que el hombre ES Dios. ¡Y lo que yo estoy diciendo es que el hombre tiene que vaciarse de él mismo, de su propia naturaleza pecaminosa, carnal y anímica y dejarse llenar por Dios! No es lo mismo…

Pregunto: ¿A cuantos, que leen esto ahora, les gustaría aparecer en un sitio una sola vez y que nadie se olvidará nunca más de ustedes? ¿A ti no te gustaría aparecer en algún lugar una sola vez, una única vez, y que de allí en más nadie te olvidara y todos los días alguien hablara de ti? Melquisedec no tiene papá, no tiene mamá, ni tiene parientes.

Nadie sabe adonde se graduó, ni siquiera saben con cierta certeza de donde viene. Los hombres más grandes de la Biblia, vinieron de la nada. ¿Lo estás entendiendo bien, no es así? ¡De la nada! Aparecieron un día sin que nadie supiera muy bien de donde, por que, cuando, para que cosa y como.

Hoy, están esperando llegar a ser tan grandes como aquellos, hombres que han comenzado a auto promocionarse, hasta incorporando alianzas con la denominada “prensa cristiana”, mucho antes de haber hecho algo verdaderamente útil para el Reino.

El caso es que él, Melquisedec, se plantó firme frente a Abraham, y el patriarca, aún sin saber quien era, le dio todo. Porque, mi amado hermano o hermana, para tener autoridad no es necesario tener volumen. Autoridad no es voz fuerte o gritos.

Basta con que tú desaparezcas precisamente de todos los sitios en los que todos desean aparecer y listo, ya tienes autoridad. Pero para desaparecer de esos lugares, tú tienes que ser humilde. Y eres humilde cuando haces lo que Dios te dice aunque te cueste la vida.

¿Y que es esa vida, morirse? ¡No! Tu vida es tu reputación, las amistades que tienes en los círculos religiosos, es el mismo precio que pagó Cristo, que no tuvo ningún pacto con los círculos religiosos de su tiempo. ¿Habías prestado debida atención a esto último, verdad? ¿O te lo escondieron?

Esa fue su mayor aflicción. ¿Y sabes que? También hoy es la mía. Su aflicción no fue la cruz, ese fue el motivo. Su aflicción fue que no pudo asociarse con ninguno de los líderes de su tiempo porque no lo entendían. ¿Sabes que? Seguimos igual.

Y murió fuera de la ciudad, fuera de la fortaleza, fuera del mover de la fe, fuera del mover profético, fuera de la iglesia Pentecostal, fuera de la iglesia Bautista, fuera de las Asambleas, de los Nazarenos, de los Hermanos Libres, de los Metodistas y de todos esos nombre que no son más que fortalezas de gente leal a tiempos temporales y no a la perspectiva eterna de Dios.

SACERDOCIOS REALES

Ser sacerdocio real, mi amado hermano y hermana, es tu herencia. Porque la palabra dice …Estamos siendo edificados para ser. En el momento en que tú entras en una posición de realeza, dice Pedro, la alabanza se convierte en decreto. Dice: …Eres real sacerdocio para anunciar…

En el momento en que tú entras en algo llamado Real Sacerdocio, la adoración carismática termina en tu vida. Tu adoración cambia. Ya no está asociada con el orden de culto. Tres canciones de alabanza, una de adoración o a la inversa.

Media hora de alabanza y quince minutos de adoración si tu cultura es afecta a la fiesta y el bullicio o a la inversa si tu idiosincrasia es más amante de la música suave. Todo conforme al lugar en que estás y tal como se hace en ese sitio desde siempre por disposición…¿De quien?

En este orden se termina todo el ritualismo previsible y rutinario. Tú entras en un orden gubernamental de alabanza. Un orden que no es carismático ni amoroso. Porque los reyes proclaman y ordenan. Aprende: los reyes jamás sugieren o ruegan.

Cuando tú estás en posición y en autoridad de Real Sacerdocio, los demonios respetan tu adoración y tu alabanza. Cuando tú cantas, los demonios se callan la boca porque te respetan. Si tienes la posición.

Si no la tienes, aunque cantes la alabanza más ungida, los demonios ni se dan por enterados que tú estás cantando. Al que respetan, en todo caso, es al cantante si está ungido, no al que repite lo suyo como un papagayo.

Es tiempo que sepas e incorpores esto a tu sentir: cuando la adoración es algo que verdaderamente emana de tu corazón, las palabras son solamente el elemento que la transporta. Y lo mismo es válido para la música.

Hay mucha gente que dice: ¡Ah, sí! Usted tendrá razón, pero yo adoro en silencio, ¿Sabe? Sí, yo sé. Y lo que sé es que lo que realmente están haciendo ellos, es disimular su incapacidad de adoración. Es decir que no están comportándose con orden, sino que están atados.

Porque verdaderamente, la adoración en silencio es, sin dudas, la expresión más alta, pero solamente tiene valor después que tú te has pasado toda tu vida transitando todas las etapas de la expresión coral, vocal y hasta corporal.

Aún aquellas expresiones que puedan haberte mostrado casi como un alegre payaso en la iglesia. Cuando ya no te quedan techos para andar colgado y pataleando, tratando de mostrarle a Dios cuanto le amas, entonces sí; te quedarás en silencio y simplemente pensarás: “Padre… tú ya sabes cuanto te amo…”

 (Apocalipsis 1: 6)= Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea la gloria e imperio por lo siglos de los siglos, Amén.

Nota que en el contexto del Nuevo Testamento, Dios sólo reconoce sacerdocio cuando está unido con realeza. Esto no es futuro. Esto es el tiempo actual de la iglesia. Nos hizo reyes y sacerdotes. Y de esto no puede caberte ninguna duda a ti ni a nadie.

(Apocalipsis 5: 8)= Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos, y cantaban un nuevo cántico, (¿Quién cantaba? La iglesia) …Diciendo: digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado. Y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre… (¡Ah, ya sé! ¡Sobre una nube! ¿Eh? ¿No? Y entonces, ¿Cómo dice?) …sobre la tierra.

Lo que verdaderamente quiere decir esto, es que Dios no reconoce ministerios sin la combinación de estas dos funciones. Cristo, en el Nuevo Testamento, considera que el sacerdocio tiene que tener realeza.

Ahora bien; los reyes son de Judá; los sacerdotes son de Leví, es decir que estamos hablando de una combinación de dos tribus. Por eso es que el fariseo se preguntaba como ese hombre podía funcionar como sacerdote, si ni siquiera era levita.

Incluso, parece que los que estaban por allí cerca, declararon al periodismo de la época que llegaron a decirle algo más o menos así: “¿Cómo vas a ejercer la función del sacerdocio si no tienes el título que otorga el Consejo de…? Es falso, claro; allí no había periodistas. ¿Pero no me dirás que es descabellado, no?

 (Hebreos 8: 1)= Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó (Esto significa que tomó posición), a la diestra del trono de la majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no el hombre. (Está hablando del sacerdote de la iglesia; del nuevo templo que está levantando el Señor, la nueva Jerusalén; la morada de Dios)

(Verso 3)= Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también este tenga algo que ofrecer.

(4) Así que, si estuviese sobre la tierra, (¿Recuerdas que Cristo dijo: estoy en la tierra pero en realidad no estoy? Él dijo: el que subió, el que descendió, pero que está en el cielo. La Escritura dice que si estuvieres sobre la tierra, no puedes ser sacerdote. Él estuvo sobre la tierra, pero no estuvo. Porque Él caminaba por la tierra, pero era leal a una dimensión llamada Cielo.)

Entonces dice: si llegas a estar sobre la tierra, no serás sacerdote porque no eres levita y en la tierra los levitas son los sacerdotes. Es decir que, el sacerdocio que Dios quiere que tú tengas, no es terrenal. ¿Crees que a esto lo puede entender un  doctor en teología?

Más claro y simple: tú no puedes operar en este sacerdocio del que estamos hablando, con una mentalidad terrenal. ¿Está claro, ahora? Y por si no sabes cual es esa mentalidad terrenal, te doy un par de ejemplos: ¡Ay Señor! ¡Mira lo que me pasó! ¡Por favor, ora por mí!

¿Verdad que has escuchado diez, cien o mil veces algunas de estas expresiones de labios de hermanos fieles, sinceros y amados? Es habitual, no me caben dudas. Pero es mi deber decirte hoy, aquí y ahora, que con esa filosofía, ni tú ni nadie puede entrar en esto.

Porque “esto” es una guerra persona, que en contra de muchos cristianos demasiado ortodoxos y conservadores, se sigue llamando porque lo es, guerra espiritual. Que en realidad tendríamos que aclararte que más que espiritual, en lo práctico es decididamente carnal.

Porque tú no andas a los puñetazos con demonios fieros, grotescos y repugnantes, tú andas peleándote con las demandas de tu propia carne. Y cuando digo carne, ya lo sabes, estoy hablando de tu cuerpo, la libido y todo eso, pero mucho más estoy hablando de tu alma, con sus emociones, sentimentalismos y riquezas intelectuales.

Guerra espiritual, entiende, es cuando tú estás avanzando el Reino de Dios sobre el reino de las tinieblas. Fuera de eso, indefectiblemente esa guerra es carnal, es tuya. Nadie puede pelearla por ti. Por eso Cristo, al respecto, dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos…

…Ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presenten las ofrendas según la ley; (Pero Cristo, – Ya lo sabes -, no presentó ninguna ofrenda. Él vino operando de una forma determinada antes de morir.

Yo quiero que tú entiendas que el Nuevo Testamento comienza después que Cristo muere, no en el primer capítulo de Mateo como se les ocurrió plantarlo a los teólogos expertos traductores. ¿Por qué? Porque sin sangre, no hay pacto posible.

¡Pero no, hermano! ¡Usted no p’uede venir en este siglo veintiuno a decirnos eso! ¡Llevamos años tomando por válido lo que nos muestra materialmente la Biblia! Además…¡Fíjese quien dividió la Biblia! ¿No merece nuestro mayor respeto? Lo siento. No me interesa. Sin sangre, no hay pacto.

Y Nuevo Testamento, que yo sepa y haya estudiado y aprendido, es Nuevo Pacto, ¿No es así? Es decir que estamos hablando de la misma cosa. Antes del Nuevo Testamento, Cristo aparece haciendo caso omiso a la ley levítica.

Esto es: aparece operando en otro sacerdocio. Los levitas no trabajaban los sábados, ¿Recuerdas? Pero Cristo sí. Ellos leían el rollo de Isaías como una historia ocurrida allá lejos y hace tiempo. Él dijo: ¡Hoy se cumple esto! Ellos contestaron: ¡No, no y no! ¡Déjame enseñarte bien! ¡Esto no se cumple hoy, ya pasó!

Este es precisamente el sacerdocio que Él intenta que tenga la iglesia. No como el levítico, que se sabe de memoria sus ritos, sus tres alabanzas, sus cuatro coritos, se levanta la ofrenda, se cuentan dos testimonios aunque sean viejos, alguien recita un poema, alguien canta una canción, alguien lee un versículo que nadie recuerda luego de treinta segundos de leído, sus reuniones especiales, y no te olvides tú de la Santa Cena el último domingo de cada mes.

¿QUE SON LAS COSAS CELESTIALES?

Él no funciona como el sacerdocio levítico. Él dice: …Estos que trabajan según la ley…(5) los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, (No que están en otra parte; son de otra dimensión. Figura y sombra de las cosas celestiales.)

 (Hebreos 9: 23)= fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.

¿Qué dice que fue purificado con mejores sacrificios? Las cosas celestiales. Pero, veamos, entonces: ¿Quiénes fueron purificados por este sacrificio? Nosotros. ¿Ah, sí? Entonces, ¿Quiénes son las cosas celestiales? Nosotros. ¡Ohh!

Y nosotros decíamos: Y no, que Cristo fue al cielo y regó el cielo de sangre. Se llevó la sangre y la echó allá en el propiciatorio que está en el templo de Dios, en la nueva Jerusalén, con las calles de oro.

Vamos a verlo otra vez. Todavía hay dos o tres demonios mascota en la iglesia… (Un demonio mascota es uno que ya lleva tanto tiempo acompañándonos que uno termina por creer que es una mascota…Y además también es uno al que cuando llegamos, saludamos, le damos un abrazo y llamamos “hermanito”…)

(8: 5)= Los cuales sirven (Está refiriéndose al orden levítico. Son sombras, tipologías. Sólo son figuras de algo más importante que ellos) a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: mira; haz todas las cosas conforme al modelo que se le ha mostrado en el monte.

Vamos de nuevo: ¿Qué es lo que dice que fue, entonces, lo que se le enseñó a Moisés? Las cosas celestiales. ¿Y quienes te dije que eran las cosas celestiales? Nosotros. ¿Quiénes son el modelo, entonces? ¡¡Nosotros!! Otra vez: ¡¡Ohh!!

Tú has sido escogido en él desde antes de la fundación del mundo. Recién ahora, a lo mejor, te estás dando cuenta, pero ya fuiste escogido, elegido. Oye: Dios no trabaja por sorpresa. Él ya terminó el plan. ¿Cómo? Que ya terminó el plan. ¿Y entonces?

Entonces, mi amado hermano y hermana, lo que ahora Él está buscando es a alguien que lo manifieste. El modelo mostrado a Moisés no es otra cosa que la imagen de la iglesia terminada, la cual está descripta en Apocalipsis, como la Nueva Jerusalén.

Con fundamentos apostólicos, de piedras grandes y fundamentales, como esto que se está predicando. Pero mucho cuidado en como lo entiendes. Digo fundamentos apostólicos reales, no hablo de gente ordenada por gente, en casos, por una suma de dinero como “ofrenda de amor”.

Tiene doce puertas, que son los ministerios apostólicos. Tiene lo mismo de ancho que de largo, es decir que es una casa balanceada. Son ciento cuarenta y cuatro mil que tiene que ver con la plenitud del número escogido por Dios para la iglesia.

Las calles son de oro. Tu fe será tratada como el oro. La perla es la puerta de entrada. Es el único animal que, para obtener una perla, tiene que morir. Cristo. La puerta. Él dijo: Yo Soy la puerta. Es la perla. Pero para tomar la perla, Él tuvo que morir. Es el animal que para tomar el fruto tiene que morir. ¡No es una perla del cielo! ¡Es Cristo! ¿Cuántos entraron por la puerta?

 (6) Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

(7) Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, (Y volvemos al mismo verso).

(7: 11)= Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (Porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿Qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?

(8: 7)= Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

La razón, entonces, por la cual hay una reforma, es porque aquello que estaba operando, se ha mostrado ya con defectos. Aquello que respondía a nuestras necesidades, ya dejó de hacerlo. Aquello que satisfacía la sed de la humanidad, ya no lo satisface.

Y no te estoy diciendo que sea malo ni mucho menos, te estoy diciendo que todo empieza con Dios, llega un momento en que hay un cambio y deja de satisfacer. Entonces es cuando Dios trae una reforma. Así es como Él va de gloria en gloria.

Dios suele usar a menudo a ciertos competidores para ciertos tramos de la carrera. Cuando al piloto se le extiende demasiado el trayecto, es normal que se vaya cansando y que su performance deje de ser excelente. Como Dios lo sabe, entonces es allí donde reforma.

Cuando Cristo vino a la tierra, los fariseos estaban organizados muy aceitadamente en lo suyo. Los sacrificios, el cordero, la sangre. Los sacerdotes cumplían debidamente con el rito y la gloria de Dios llenaba el lugar.

Ahora bien; el día que Cristo fue a la cruz, el gran día que toda la cristiandad recuerda de mil formas, era el día de la Pascua. Y mientras Él colgaba del madero, los sacerdotes seguían con sus rituales de siempre: el sacrificio, el cordero, la sangre.

Sólo que esta vez, claro, la gloria de Dios no apareció. Repitieron los ritos y se preguntaban: ¿Qué está pasando con Dios? ¿Es que está ausente que no viene a su santuario y a la sangre del cordero derramada?

Una y otra vez se reiteraba la escena: ritos rutinarios, sacrificios rutinarios, dudas consecuentes y preguntas lanzadas al aire: ¿Por qué no aparece Dios como siempre lo hizo? Ellos no podían verlo, pero Dios sí estaba presente, aunque con el otro Cordero…

Esto quiere decir que, llega un momento en que lo que tú estás haciendo y hasta hoy te funcionaba, de pronto te deja de funcionar. Te des cuenta tú de eso o no te des cuenta. No funciona más. ¡Ehh! ¿Qué está pasando aquí? ¿Es que se ha retirado la unción?

El que se ha retirado es Dios. Él simplemente se fue y ahora está glorificando otra cosa. Y si tú no te das cuenta, Él se va y tú te quedas solo con tus viejos y ahora inútiles ritos. Y si no eres sensible y haces las cosas por costumbre y no por mandato, mucho menos te vas a dar cuenta. ¿Te suena familiar?

El sacerdote es el agente de Dios para la reconciliación. Eso, obviamente, no le otorga supremacía ni mando sobre nadie, apenas intercesión por pasión por el evangelio y compasión por los perdidos, sean estos inconversos o supuestos cristianos incrédulos.

El rey, por su parte, es la autoridad gubernamental de Dios. Lo que Dios quiere en este tiempo (Y no sólo que quiere, sino que lo está llevando a cabo sin solicitarle autorizaciones a nadie), es unir estos oficios. La autoridad gubernamental con la reconciliación con Dios. Nada menos.  Melquisedec.

Porque el antiguo sacerdote, era aquel que traía la expiación del hombre. Era el mediador para unir al hombre con Dios. El rey, por su parte, era el brazo derecho de Dios porque implementaba el gobierno. El nuevo orden aúna ambas cosas y deja de ser intermediario para ser acompañante idóneo.

El sacerdote es intercesor, mientras que el otro es un gobierno que tiene dominio. Deseamos que esto opere unido. Un intercesor gubernamental, de gobierno de intercesión. Todo en un solo hombre. En una sola figura.

No que haya gobierno de intercesores o intercesores gubernamentales. Lo que verdaderamente estamos buscando conforme al orden de Melquisedec, es que todos seamos intercesores y gente con dominio sacrificial.

¿Y que cosa viene a ser el dominio sacrificial? Un dominio porque nos auto gobernamos de tal forma hasta el punto del sacrificio personal. Y en la medida en que nosotros menguamos, Él se hace más grande en nosotros produciendo lo que tiene que ser SU gobierno, no el nuestro.

Ahora es momento de colocar algo en claro: cuando yo hablo de autoridad, hablo de algo reconcomio en el mundo del espíritu que, al mismo tiempo, muy pocas veces es reconocido en el mundo de la iglesia.

Porque, aquí también vale la pena puntualizar algunos conceptos importantes al respecto, estamos hablando obviamente de las cosas que cambian la eternidad. De ninguna manera nos estamos refiriendo a las cosas que impresionan a las muchedumbres ansiosas de entretenimiento místico.

Estamos hablando de un gobierno bajo la orden de una ley que es sacrificial. Y mientras más sacrificial es, más gobierno es. Pero siendo gobierno es reconciliador, no teniendo excesos de señorío. Alguien que puede ser padre de muchos y dueño de ninguno. Creo que está claro, ¿Verdad?

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enero 1, 2015 Néstor Martínez