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Sea la Luz

El primer día de la Creación, Dios dijo: Sea la Luz. Y fue la luz… En el transcurso del cuarto día, Dios creó el sol, la luna y las estrellas, elementos encargados para proporcionar luz. Muy bien: ¿Creó dos tipos de luces, Dios? ¿Creó dos veces la misma cosa? ¿Se tomó dos días para lo mismo? La misma Escritura se encarga de revelarle a usted que la primera luz, no es la que vemos con nuestros ojos naturales, sino la esencia, la sustancia misma de Dios, la que determina lo que luego podemos leer: Dios es Luz. O nosotros somos la Luz del Mundo. De otra manera, jamás podríamos entender esto.

Hay otra pista más, si es que todavía le quedan dudas; fíjese que en Génesis 1, en el marco de la Creación, el relato va detallando: “Creó Dios”, “Hizo Dios”, “Produjo Dios”, “Formó Dios”. Solamente en ese texto inicial de la primera luz creada, utiliza un término que habla de su propia e íntima sustancia y esencia. Él dijo sea LA LUZ. Pronunció una palabra que es el derivado de un verbo muy importante en la Biblia. “Sea”, del verbo “Ser”. ¿Ya ha visto la pista? SEA-SER-SOY. “Yo Soy”. Sustancia, intimidad, esencia, palabra encarnada. Verbo. Ahora sí vamos al punto.

(Juan 1: 1)= En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. (Lo primero que aparece es la Palabra)

(2) Este era en el principio con Dios.

(3) Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. (Aquí le dice a usted que todo fue hecho por la palabra de poder.)

(4) En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. (Aquí le está hablando de esa primera luz creada, no del sol y la luna. Dice que la luz es la vida porque es la esencia, la sustancia y la revelación del propósito de Dios.)

(5) La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Juan el apóstol tenía esa luz, la compartió y fue desterrado a la isla de Patmos. Todo porque testificó de la divinidad de Cristo a causa de la revelación recibida a causa de la luz. Quien predique revelación por luz, se expone a una especie de destierro del sistema organizado de la religión. Pero aún estando exiliado en Patmos, Juan tuvo más revelación y una visión de Cristo resucitado; y la luz que vio fue tan radiante e intensa que no la pudo soportar. No fue el único caso…

Óigame y entiéndame bien: la visión de Juan es un mensaje del Revelador de la Luz a los poseedores de esa Luz; un mensaje del que es la Revelación para los portadores de la Revelación. El mensaje es este: “Yo conozco tus obras”. “Sé lo fiel que eres al llevar la luz”. Aquellos que vencieren los problemas asociados con la Luz, recibirán grandes recompensas, pero los que descuiden mi palabra, perderán su Luz…

Hay cuatro interrogantes que el pueblo de Dios debe formularse en este tiempo 1)= ¿De cuánto valor es la comprensión espiritual? 2)= ¿Qué importancia tiene la verdad moral para una nación? 3)= ¿Cuán necesario es que la iglesia y las naciones conozcan a Dios en su realidad presente? 4)= ¿Cuán vital es tener una revelación fresca de su propósito?

Hace muchos años, por un trabajo periodístico, visité el interior de las hoy desactivadas minas de mineral de hierro de lo que fuera en Argentina, la empresa HIPASAM, (Hierro Patagónico Sociedad Anónima Minera), de la localidad de Sierra Grande, en el sur del país en la provincia de Río Negro. Estuve a más de trescientos metros de profundidad, en lo que ellos llamaban “El pique central”. El ingeniero que nos acompañaba como guía técnico, (Que casualmente tenía como apellido Mina), nos decía que, si se apagaban todas las luces, sabríamos por primera vez lo que verdaderamente significa la oscuridad total-total. Y que si además pasáramos tres días en esa oscuridad, perderíamos la visión y en una de esas, también la razón. Todos somos muy valientes, pero le puedo asegurar que de sólo pensarlo, llegué a estremecerme.

La total oscuridad, hace que los hombres anhelen la luz. Siempre ha sido así. Enoc sabía el valor de la luz y la siguió hasta que un día fue cambiado totalmente por ella; fue trasladado al cielo. Noé lo sabía y eso lo mantuvo firme durante el diluvio. Abraham lo sabía, y la luz lo llevó a buscar una ciudad cuyo Arquitecto y Constructor era Dios. José lo sabía y lo llevó de la casa de su padre a la prisión y después a ser el gobernador de Egipto. Moisés lo sabía cuando vio la zarza arder y la escuchó hablar de la salvación de millones de sus compatriotas. Jesús lo sabía, vino a un planeta en tinieblas para iluminarlo con el resplandor celestial de la gloria de Dios.

La revelación de Dios, es el fuego de la lámpara. Sin ella el pueblo se sume en la oscuridad, rodeado de peligros, en un sendero torcido, resbaloso e inexplorado; una compañía de insensatos vociferando y probándolo todo.

(Proverbios 14: 12)= Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.

Hay una pregunta que yo le hago hoy, pero que usted debería hacerse a menudo: ¿Para qué nos congregamos como pueblo de Dios? ¿Será, acaso, para escapar de la hostilidad del mundo? No. No somos escapistas. La razón es, – o al menos debería serlo -, porque hemos visto una Luz, el amor y la naturaleza de Dios. Hemos visto una visión y hemos llegado al Señor, la Luz del mundo. Tenemos ansias de estar en una atmósfera donde la luz brilla y la gloria del Señor es revelada. En síntesis: nos congregamos a causa de la presencia de Dios. Si en algún lugar de congregación, la presencia de Dios no está, no existe ningún motivo para congregarse. Si se lo hace, es pura religión hueca y vacía.

(Isaías 60: 2)= Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones, mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.

(3) Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.

Dios nos llamó de las tinieblas a su Luz admirable, de manera que podamos ver, con discernimiento en este mundo. Lo vemos a Él, a su Creación y uno al otro en la luz de su propósito.

Dice Hebreos 1:1 que Dios habló durante mucho tiempo y de muchas maneras a los antiguos, pero que hoy nos habla en su Hijo y que nosotros podemos conocerlo por la creación.

(Romanos 1: 18)= Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó.

(Verso 20)= Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,

(Verso 25)= Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.

Antes del comienzo, Dios ya estaba allí para crear todo lo que existe. La creación no sucedió por accidente; fue planeada y creada sistemáticamente por un ser soberano que llamamos Dios. Algo de eso podemos ver cuando ciertos científicos, con rostros muy circunspectos y poniendo cara de muy sabios, esgrimen increíbles hipótesis tales como la teoría del Bing-Bang, un universo creado circunstancial y casualmente por una antiquísima explosión que colocó, tipo sorteo de loterías, a todos los astros, estrellas y firmamentos en el sitio en el que se encuentran. Espectacular. Tan lógico como decir que una tremenda explosión en el interior de una vieja imprenta y el volar por los aires de todas las letras de plomo allí guardadas, dio origen a un diccionario. ¡Ahhhh! Cuanto más aprendemos de la Creación, más conocemos y creemos en nuestro Dios creador.

(Salmo 19: 1)= Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.

Dada la certeza y la verdad de esto, resulta más que obvio que nuestro Dios es infinitamente sabio y poderoso. Es soberano e inescrutable. La expansión de su dominio no se puede descubrir ni con el telescopio más potente. Los más recientes construidos, sólo revelan más estrellas y nuevos horizontes. Si nos volvemos de lo masivo a lo minúsculo, quedan todavía una infinidad de secretos por descubrir en las moléculas y los átomos. Los universos dentro de nuestro mundo son tan insondables como los que están fuera.

Hemos descubierto que las galaxias que están formadas de billones de estrellas tienden a agruparse en super-galaxias, y que éstas pueden constar de unas pocas hasta varios millones de galaxias en grupo, con cien billones de estrellas por galaxia.

Las galaxias dentro de un grupo pudieran estar a sólo ciento cincuenta mil años luz de distancia. Un año luz es la distancia que viaja la luz en un año a una velocidad de trescientos mil kilómetros por segundo. Si los cálculos que se han hecho son correctos, la luz puede recorrer 18 millones de kilómetros por minuto. Para conocer el espacio, la distancia recorrida por la luz en un año, usted no tiene más que poner los números en su calculadora. Allí va a ver que le sale una voz o un letrero que le dice algo así como: “No sea ingenuo… ¿Cómo pretende que yo le solucione esta operación?

El espacio es tan inmenso que los astrónomos agrupan las galaxias dentro de esas distancias. Las super-galaxias pudieran tener ciento cincuenta millones de años luz de distancia entre sí. Algún día, quizás, vamos a descubrir que estábamos viviendo dentro de la molécula de algo gigantesco.

Pablo dice con respecto al testimonio de la creación de Dios, que cuando los hombres que se dicen sabios ignoran al Dios de la Creación, caen en la oscuridad y en la decadencia social. Se vuelven insensatos y centran todo en la humanidad. Cuando la humanidad es exaltada se cae víctima de prácticas depravadas, de iniquidad, promiscuidad y todo tipo de violencia.

¿Cómo pueden, personas tan educadas, cometer tantos homicidios, la mayoría dentro de la familia? ¿Cómo pueden ingerir tanta droga y alcohol y tener tantos desórdenes mentales?

Simple: Porque La Creación no funciona sin su Creador. La Creación no es un campo de recreo para ilusos, ni una mina de diamantes para el vanidoso, ni un pozo de petróleo para los rebeldes. La Creación es la revelación de Dios Todopoderoso y está irritada, gime por ser liberada de las manos torcidas de los que están ciegos a la gloria de Dios. Espera la manifestación de los hijos (Huios) de Dios para que la gobiernen en representación fiel de Dios, que la aprecien como la obra y la gloria de Dios.

La Creación no es el producto de la ciencia, ni de la filosofía, ni de la tecnología o de la religión nominal. Es del Señor, lo revela a Él y Él es quien va a redimirla. Lo crea usted o no lo crea. Lo espere usted o no lo espere. La incredulidad atea de los hombres que niegan a Dios, no anulan el plan, propósito y voluntad de Dios. Exponen a aquellos hombres a juicio, nada más.

Dios nos habló también por medio de la ley. Vivimos en un tiempo en que la iglesia y la nación se han acostumbrado a desechar cualquier edicto que les niegue su gratificación personal. La ley es una declaración que emana de Dios y lo describe. Los capítulos 19 y 20 del libro del Éxodo y el 4 y 5 de Deuteronomio hacen numerosas menciones sobre la importancia de la ley como reflejo de la naturaleza de Dios.

En verdad, la Biblia está llena de referencias como estas. Dios le dice a Israel que si obedece la ley recibirá su herencia; que aceptar su ley es una bendición única para ellos y un reflejo del favor especial de Dios; que la ley los preservará como nación y así lo ha hecho durante tres mil cuatrocientos años.

La ley también nos dice que Dios es celoso: detesta los ídolos, no tolera el uso en vano de su nombre y requiere que el hombre trabaje productivamente durante seis días y descanse uno. Ordena que los padres sean honrados, que la vida sea respetada, que el matrimonio sea defendido y que el hurto, la mentira y la codicia sean prohibidos.

La ley no sólo es una declaración que viene de Dios, sino que nos dice cómo es Él y lo que espera de los que portan su luz. Jesús no vino para bajar el dechado de la ley. Por cierto que lo subió aún más.

(Mateo 5: 17)= No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.

(18) Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

(19) De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y loa enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos.

(20) Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Ninguna nación o iglesia pueden ignorar la ley y mantener su luz. El que camina entre los candeleros sabe si atesoramos la luz. Está atento a los que temen su nombre, lo adoran como Creador y guardan sus mandamientos. Él ha escrito sus nombres en Su libro.

Dios también nos ha hablado por medio de los profetas, hombres escogidos y sensibles a su voz, que vieron visiones y oyeron verdades de Dios que llevaron la luz a pueblos que de otra manera hubieran perecido en la oscuridad. Estos hombres fueron y son llamados para hablar lo que está en el corazón de Dios.

Elías, Jeremías, Eliseo y Daniel son esta clase de hombres. Isaías, por ejemplo, vio atrás desde antes del principio y adelante hasta el fin de este siglo, pero como los otros profetas, fue rechazado por Israel.

Jesús se refirió al rechazo y al odio de Israel por los profetas de Dios en la parábola de los viñadores malvados en Lucas 20:9-16. También en la parábola del hombre rico y Lázaro, Jesús vuelve a citarlo. Lázaro, el pobre, fue llevado al seno de Abraham y el rico cayó en el Hades. Desde allí vio a Lázaro y a Abraham y gritó para que enviaran a Lázaro a refrescar su lengua con la punta de su dedo mojado en agua.

Pero Abraham le dijo que no se podía, porque había un gran abismo que los separaba y nadie podía cruzarlo.

“Mándalo a mis cinco hermanos”, le rogó el rico, “para que no vengan a este lugar; ellos oirán a uno que ha vuelto de la muerte”.

Entonces Abraham respondió: “Ellos tienen a Moisés y los profetas. Si no los escuchan a ellos, tampoco se persuadirán si alguna se levantara de entre los muertos”.

La parábola se probó en la misma Jerusalén que mató a Jesús y lo rechazó aunque resucitó.

Dios le da gran importancia a sus profetas. Si los recibimos, lo recibimos a él. Las iglesias de nuestra generación quieren el brillo y no a los profetas. Así que son muy pulidos, pero nada proféticos. Oremos para que Dios levante los dones proféticos entre nosotros, para que podamos ser un mensaje de Dios para nuestra generación.

La expresividad de Dios está grabada en la infinitamente elaborada creación. Su profundidad se revela en la declaración de su ley que ha permanecido sin enmiendas por tres mil cuatrocientos años. El poder de sus pronunciamientos fueron promulgados por hombre santos de antaño, moviendo naciones, cambiando la historia y ejecutando hazañas milagrosas por la palabra que salía de sus bocas.

Pero la declaración suprema de Dios, su pronunciamiento más elocuente dentro del tiempo y en la eternidad de Jesucristo, el Verbo de Dios.

Cuando vemos afuera, vemos la Creación. Cuando vemos a Jesús, vemos al Creador. Cuando enfocamos el Éxodo y Deuteronomio, vemos la ley, pero cuando vemos a Jesús, vemos al dador de la ley. Conocer a Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, es conocer a los profetas, p4ero cuando conocemos a Jesús, tenemos la fuente y el cumplimiento de toda la profecía. El es el heredero de todas las cosas, el fulgor y representación exacta de Dios, el sustentador y redentor de todas las cosas.

Colosenses agrega que Él es el centro de nuestro universo social y que nuestro propósito es conocerlo y agradarlo. Él es la fuente de nuestra fuerza y quien nos ha otorgado el derecho de participar en su herencia. Él es nuestro libertador de las tinieblas y el perdonador de nuestro pecado; la imagen de Dios, el primogénito de una nueva raza, la cabeza de la iglesia y está preeminente en todas las cosas. Él es la plenitud del Dios manifestado; el reconciliador; el pacificador y en Él están ocultos todos los tesoros de Dios.

Si Dios nos hace responsables por la palabra de ángeles, de la ley y los profetas, ¿Cómo escaparemos si nos negamos a oír a Jesús? La creación es una pintura y Jesús es el artista. La ley es un libro y Jesús es su autor. Los profetas son siervos; Jesús es el Rey de reyes.

Jesucristo dice alas naciones que Él conoce sus obras y, si pueden, que oigan lo que el Espíritu está diciendo. Arrepiéntanse del humanismo secular y religioso. Arrepiéntanse del orgullo. Regresen a la ley de Dios o les quitaré su tenue luz.

A la iglesia le dice: Conozco tus obras. Si puedes oír, escucha lo que el Espíritu dice: arrepiéntanse. Apártense de las corrientes seculares. Humíllense. Reconozcan nuevamente a Dios como Creador. Acepten y guarden su ley. Escuchen a los profetas. Sírvanme sin que les de vergüenza. Profeticen a las naciones que el día de las tinieblas está cerca y una gran oscuridad las cubrirá. Declaren que nuestro Dios reina y su gloria caerá sobre su pueblo y que los reyes vendrán a su luz. Digan a los que vencieren e hicieren mi voluntad hasta el fin que yo les daré autoridad sobre las naciones.

Estas son las cosas que Dios está diciendo a su iglesia. ¿Qué le está diciendo a usted? Escúchelo en este mismo instante porque Él es la luz de su vida. En el día que se avecina el sol de justicia nacerá y en sus alas traerá salvación y la luz vendrá sobre los que aman la luz. Y las tinieblas caerán sobre los que la rechazan y caminarán en la oscuridad y se tropezarán en su necedad. Ellos mismos construirán su propia horca y serán sus propios verdugos.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez