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La Palabra Viviente

Por mucho tiempo hemos limitado la Palabra de Dios a un folleto, a un mensaje, o a un Libro de 66 tomos. De la Biblia hemos dicho que es la brújula del navegante, que es el mapa que nos lleva a la vida eterna en Cristo; y le hemos dado muchos títulos y adjetivos que realmente han estado muy apartados de lo que verdaderamente es la Palabra de Dios.

Es más, muchos creyentes tienen un estante lleno de polvo, en el cual guardan muchos libros y recuerdos de la antigüedad; y entre todo ello está la Biblia. Y para muchos de ellos la lectura de la Biblia es tediosa, fastidiosa y cansada.

¿Por qué? ¿A que se debe esta falta de interés por la Palabra de Dios en la Biblia? La verdad es que para muchos la Biblia se ha convertido solamente en un libro de historia o, incluso, de historietas, donde encontramos la historia de personajes celebres y famosos de los cuales se habla en la escuela dominical, y en algunas otras reuniones.

Pero así como ellos murieron, pensamos, que así lo fue también con sus experiencias y principios. La verdad es que si creemos o pensamos así, estamos muy equivocados, y es en mayor parte nuestra culpa, debido al nivel de Religiosidad o Ceguera espiritual al que hemos estado involucrados, pues no hemos dejado que Dios nos guié a través de sus diferentes medios dados por su Espíritu Santo.

Lo primero que tengo que decirte en cuanto a la Biblia es que: la Biblia no es Dios. La Biblia es un medio por el cual Dios nos ha hecho llegar sus Palabras y sus enseñanzas. La Biblia es mucho más que un libro común y corriente, donde se han recopilado historias verídicas de personajes que dieron inicio a la nación Judía, y como su cultura espiritual se ha relacionado e involucrado hasta los confines del planeta y de las naciones.

La Biblia también contiene muchos mensajes que Dios a dado a los pueblos, naciones y lenguas; a personas descritas en la Biblia a través de las cuales por su situación, sus hechos y sus palabras, podemos entender algo en esencia del corazón de Dios.

Pero, por favor, no limites ni encajones la sabiduría eterna  del Omnipotente, y su palabra o mensaje para nosotros, a un libro que consta de sesenta y seis tomos al cual el hombre, le ha puesto por rimbombante y religioso título: Santa Biblia.

Pero en verdad, Dios nunca llamo así el libro. Sin embargo, la Biblia es una fuente que nos da bases muy fuertes y poderosas para conocer al Todopoderoso y eterno Dios. Una pregunta, si el gobierno recogiera todas las Biblias en la nación, y tuvieras una necesidad muy fuerte; ¿A donde irías a escuchar la palabra de Dios que Él tiene para tu necesidad específica?

¿Acaso tendrías que irte a otra nación dejando todo lo que Dios te ha dado, por seguir la Palabra de Dios (que solo limitas a la Biblia), que en tu nación el gobierno ya no dejó circular y mandó incautar? Este es un ejemplo que ha pasado en otros tiempos y en otros lugares.

Tenemos que aprender a caminar con Dios en esos niveles y dimensiones, en los cuales muchas veces no tenemos la Biblia a la mano, pero sí su Presencia, su guía y su unción divina. Tenemos que desmitificar al libro y llevarlo a su justa dimensión. La misma Biblia lo dice.

(1 Juan 2: 20) = Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.

(21) No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad.

(22) ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.

(23) Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.

(24) Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.

(25) Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.

(26) Os he escrito esto sobre los que os engañan.

(27) Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

Con la unción del Santo, que nos ha sido dada debemos permanecer y caminar en Él, según esa gracia y unción crece y se desarrolla en nosotros.  A través del caminar de esta vida, nos daremos cuenta que hay momentos en los cuales pasamos por diferentes experiencias, a veces desconcertantes y a veces descorazonadoras, de las cuales la Biblia nos da muy poca luz o nos da muy poco entendimiento acerca de ello.

Es en esos momentos cuando debemos hacerle mucho caso a Su Presencia y Unción que nos ha sido dada, y que nos ayuda a permanecer en Él.  La verdad es que pasamos por experiencias y tiempos en que la Biblia nos ayuda muy poco.

Entendamos esto: La Biblia es un compendio que nos ayuda a conocer y a entender más de Dios, pero no es Dios mismo. Con esto, lo que estoy queriendo decirte es que de  ninguna manera aceptes doctrinas que te llevan a rendirle culto o adoración al libro, como objeto sagrado. Sólo es un libro. Tinta y papel. Lo valioso está encerrado en sus páginas y necesitas del Espíritu Santo para encontrarlo.

La Biblia al igual que muchos libros que transmiten sabiduría, conocimiento y entendimiento, deben ser consumidos, acabados, terminados y absorbidos en su totalidad. Y cuando esto sea así, entonces Dios nos lleva al siguiente paso o nivel de su Espíritu.

Pero la verdad es que lo que se describe en Génesis 4 hasta Apocalipsis, es el resultado de Génesis 3. Y desde Génesis hasta Apocalipsis se nos intenta trasladar a lo que hubiese sido el permanecer en la Presencia Divina, implementando el Reino de Dios a la vida diaria con Él, después de Génesis 2.

Solamente cuando absorbamos este Libro o Manual que llamamos Biblia, seremos capaces de ser guiados por el Espíritu y vueltos a esa vida del Reino descrita en Génesis 2. Porque ese es el epicentro del evangelio de Jesucristo: que puedas ver y posteriormente acceder al Reino de los Cielos. Todo lo demás, por más excelente o ungido que te parezca, es accesorio.

En tiempos antiguos, de los diez mandamientos, de la Ley de Moisés,  de las tradiciones, y demás cosas rituales; se hicieron unos rollos (libros), manuales de conducta y comportamiento, los cuales constaban de un montón de ritos y de mandamientos de hombres, los cuales todos se interpretaron como si fueran palabra de Dios. Todo eso en su totalidad se interpretó como si fuera palabra de Dios.

Es verdad que la Biblia es el patrón, es el manual, pero no lo es todo; hay más. Cuando vino Jesús, él consumió, acabó, terminó y absorbió el Libro en lo que respecta a hacer y vivir en lo que realmente era la Palabra de Dios en su tiempo.

El Libro fue consumido y terminado por Jesús, y todo el que verdaderamente se acerca a Dios, lo Consume y termina por medio del Espíritu de Cristo que habita en su corazón. Hoy a nuestro alrededor, el hombre ha hecho de las experiencias de Jesús y de los Apóstoles, un libro o manual que consiste de ritos, de mandamientos y doctrinas de hombres, los cuales no perfeccionan la conciencia, y tampoco tienen valor y poder alguno contra los apetitos de la carne.

Sin embargo repito: Jesús consumió y terminó con toda la Palabra de Dios que había en el Libro; y por medio de Él nosotros también lo logramos, y tenemos entrada a esa dimensión del Espíritu que se describe en Génesis 2.

Tenemos que aprender a caminar con Dios en esos niveles y dimensiones, y tarde que temprano, la Palabra de Dios se irá encarnando poco a poco en nuestras vidas; y nos pasará como un día aconteció: La palabra de Dios se hizo carne.

(Juan 1: 1) = En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

(2) Este era en el principio con Dios.

(3) Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

(4) En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

(5) La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

(Verso 9) = Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

(10) en el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

(11) A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

(12) Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; (13) los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

(14) Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre) lleno de gracia y de verdad.

Este es un principio o una verdad muy importante: Dios quiere encarnar sus Palabras en sus hijos, los cuales no son nacidos de carne ni de sangre, ni de voluntad de varón sino de Dios. Tenemos que llegar al nivel donde la Palabra de Dios se encarna en nuestras vidas.

Debemos llegar a ese nivel donde el mensaje de Dios a las naciones, pueblos o colonias, somos nosotros. Nuestra forma de vida, pensamientos y expresión. El creyente es la palabra de Dios al mundo. El mundo en su totalidad no llegará a conocer a Dios por medio de un libro lleno de ritos y tradiciones de hombres, sino a través de experiencias prácticas diarias con personas que conocen a su Dios.

(Daniel 11: 32) = Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; más el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará.

(2 Corintios 3: 2) = Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; (3) siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

Cuando uno se convierte en el libro de las palabras de Dios, notará y verá como Dios habla a través de la vida de uno mismo, de las circunstancias que le rodean; y también tendrás permanencia en él. Permanencia sobre todo tipo de adversidad y emocionalismo.

(Mateo 24:35) = El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

Cielo: todo tipo de experiencia con Dios. Tierra: Todo tipo de experiencia terrenal. Solo quedará lo permanente: Carácter Cristiano o de Fe.

Puede que a los 70 años de tu partida de esta tierra, tus nietos tengan algunas fuertes dificultades; y el testimonio que sembraste para tu generación, y por la Palabra de Dios que encarnaste para tu familia, le llegue, y le haga volver de su error.

Tenemos que entender que solo tenemos a Jesús como ejemplo a este nivel. – Una pregunta: ¿Porqué Jesús en sus 3 años y medio de ministerio no participó en los ritos, sacrificios u holocaustos, que la demás gente ofrecía?

Al Señor, muy pocas veces lo vemos en el templo, y cuando esta en el, no hace como los demás. Los demás ofrecían sacrificios (porque solo entendían la sombra de las cosas y no la realidad). Pero Jesús conocía la realidad; y por ello no ofrecía sacrificios.

Porque él entendía que él era el sacrificio que Dios quería. Todos los demás conocían las sombras, Jesús conocía la realidad, Él es la realidad. Hemos llegado a un nivel, donde el ser hijo de Dios no se limita solamente a traer una Biblia debajo del brazo, a cantar un canto o canción cristiana y terminarla hablando en lenguas.

Muchas de las cosas que se han recibido de Dios con el tiempo el hombre tienden a convertirlo en un rito mecanizado. Por ejemplo: Muchas veces se lee la Biblia por costumbre, y en los 3, 5, o 10 capítulos, se balbucea mecánicamente, y no se capta nada del mensaje de Dios para nuestro estilo de vida y familia.

Cuando nos reunimos para convivir o tomar la cena del Señor, ya muchas veces se hace con fines diferentes, y no genuinos del Agape.  –Muchas veces en lugar de ser luz en medio de esta oscuridad, nos disfrazamos de luz, mezclándonos con las tinieblas en su ignorancia y corrupción.

–Muchas veces nuestro devocional diario (Y lo llamo así para que sepas de qué estoy hablando, aunque esa terminología no existe ni por asomo en la Biblia, compuesto de oración, lectura bíblica, ayuno, etc.) en lugar de ser comunión con Dios, es algo metódico y ritualístico en donde no  fluye la vida de Dios sino solamente religiosidad.

Tenemos también que saber conocer y reconocer lo que es sombra y lo que es realidad. Pues la Biblia dice en Hebreos 10:1. Porque la Ley teniendo la sombra de los bienes venideros, no la representación (imagen, sustancia, realidad) misma de las cosas nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, nunca puede hacer perfectos a los que se acercan.

Es muy importante notar que: Todo lo que es Ley solo tiene la sombra. La sombra nunca puede hacer perfecto a nadie. Las sombras son cosas que se realizan cada año, sin llegar a la realidad. Y vemos que la Biblia dice de Jesús: Que es el resplandor de su gloria, y la fiel representación (Imagen, Sustancia, realidad) de Su ser real.

Jesús es la realidad y no es la sombra. El sacerdote del A. T, y aún del tiempo de Cristo, servía a las sombras, y no a la realidad. Pero hoy, por medio de Cristo Jesús; el real sacerdocio, la nación santa, y el linaje escogido que es la Iglesia de Dios, debe de trabajar en la realidad de las cosas, y no en las sombras, por ejemplo: -El sacerdote antiguo trabajó mucho con el altar del sacrificio (Sombra).

Jesús entendió que él era el sacrificio, y por lo tanto no participo nunca en un sacrificio de su parte, excepto  la cruz, donde se ofreció como ofrenda voluntaria a Dios. Nosotros hoy como real sacerdocio, tampoco debemos de tomar parte en los sacrificios sombra.

Hablemos un poco sobre esto. Cuando uno aprende a tener comunión con Dios y no religión, aprende a conocer el corazón de Dios, y Dios le revela cosas y secretos. Esto fue lo que le sucedió a David. David fue un hombre conforme al corazón de Dios, y tenía comunión y amistad con Dios. Y Dios le reveló y le dijo:

-¿Sabes una cosa David?  -Si Señor, dime. –Las gentes por muchos años han estado ofreciendo sacrificios tras sacrificios, y holocaustos tras holocaustos, pero no han cambiado su forma de vida, su forma de pensar y de ver las cosas; y siguen tras la misma mediocridad de siempre. //Ya no quiero sacrificios//.

Por favor, entiéndelo David: Ya no quiero sacrificios, ya no quiero holocaustos. –Los sacrificios que me agradan son el espíritu quebrantado; y al corazón contrito y humillado no lo despreciaré. Recuérdalo David, para cuando pases por una situación difícil, no ofrezcas sacrificios.  –Oh Señor, gracias por mostrarme esto (Salmo 51:16-17).

Dios no quiere sacrificios. Y por muchos años el hombre se ha empeñado, se ha afanado en hacer sacrificios; aún cuando el Señor Jesús nació, las gentes seguían sacrificando. –Hoy en estos días ya han pasado más de 2000 años  desde que Jesús murió, y muchos siguen haciendo sacrificios, aunque de diferente forma:

No tengo ganas de orar, ni de levantar las manos… pero voy a hacer un sacrificio.

No tengo ganas de adorar o alabar al Señor, pero lo haré de todos modos.

No tengo ganas de diezmar, pero haré el sacrificio para que Dios esté contento.

¡Nó! No tienes que hacer sacrificios. Si no quieres ir a la reunión, no vayas. Si no quieres levantar las manos ni orar, ¡no las levantes, no ores! –No hagas las cosas por sacrificio. Ni tampoco hagas de las cosas un sacrificio.

Recuerda: Al corazón contrito y humillado, Dios no lo despreciará. Cuando hagas algo, hazlo de corazón voluntario.

(Colosenses 3: 17) = Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

(Verso 23) = Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.

En Las cosas que son hechas a la fuerza no está el Espíritu de Dios Por eso es que Romanos 8:14, dice: Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Esto fue lo que les pasó a Caín y Abel.

Uno, del fruto de la tierra trajo ofrenda a Jehová (solo que la actitud del corazón no era la correcta. Caín era un resentido, un desequilibrado emocional y sin dominio propio. Lo vemos claramente en lo expresado en Génesis 3:5-9.

Y Abel, era todo lo contrario a su hermano. Él ofreció una de sus ovejas, pero no cualquiera, fue una de entre los primogénitos y de lo más gordo de ellas (pero sobre todo, lo hizo con la actitud correcta de corazón, y en fe.

La actitud de corazón es muy importante; es aquí donde se denota la diferencia entre el trigo y la cizaña, entre los Egipcios que no tienen luz, y los hijos de Dios que sí tenían luz en sus corazones. Entre los que son Israelitas (hoy cristianos) simplemente, y los que temen a Dios.

Te diré algo muy valioso e importante: cuando la persona ha entendido que lo que Dios quiere no es tener religión con el hombre sino comunión; las cosas que se hacen para Dios y con Dios: Ya no son más un sacrificio, son un gusto, un honor y placer.

La oración, entonces, ya no es tediosa ni religiosa, sino es comunión con Dios, como la comunión con alguna amistad íntima o familiar. Ya no es sacrificio el cantar o el levantar las manos, sino que es vida el hacer estas cosas para Dios, es vida el caminar con Él e ir juntos a una reunión donde quiera que esta sea.

Ya todo tiene significado y sentido.  – Te has puesto a pensar en el recién nacido. Como su miradita se pierde en el espacio (es que todo está cobrando significado y sentido para él). Esto va aumentando conforme al tiempo y madurez.

Y todo eso ¿por qué? Porque, ya hemos dejado a tras la sombra del altar del sacrificio. Ya ir al lavacro (sombra) no es necesario; ahora cuando leemos la Biblia o algún otro libro, o vemos una película, le decimos al Señor: Señor Jesús, tú eres la Palabra por excelencia, tú eres la Palabra de Dios que se hizo carne, tú eres el Emanuel, se también en todo momento conmigo, y encarna tu Palabra en mi vida.

Señor, ahora háblame a través de los árboles, sus hojas, del viento, las nubes, y todo lo que tú quieras. –Oh mi hermano y amigo, ¡Qué hermosa es la Palabra de Dios! No la sombra del lavacro, ¡La Palabra de Dios! No me confundas otra vez palabra de Dios con discurso de hombre, por favor.

¿Por qué crees que el Salmista decía? Deseables son más que el oro, y  más que mucho oro afinado; y dulces más que la miel, y que la que destila del panal (Salmo 19:10).

Podrás decir: Bueno, aquí se está hablando de la Ley de Jehová, del testimonio de Jehová, del precepto, del temor y de los juicios de Jehová.  –Sí, tienes razón, pero la verdad es que David (como lo notarás desde el versículo 1 en delante de este  Salmo), aprendió a escuchar y ha tener comunión con Dios más allá del libro y de las leyes religiosas impuestas por el hombre.

Todo esto y más, lo entenderás al ir caminando en la realidad de Dios, no dependiendo de las sombras de la religión. El poeta secular escribió que no hay camino esperando, sino que se hace camino al andar. ¡Y él no conocía los principios del Reino, pero los detalló como si los conociera!

También tenemos la sombra del Lugar santísimo. Aquí es el lugar donde el sacerdote entraba una vez al año, llevando sangre e incienso.  –Hoy por medio de la puerta  que es Jesús, tenemos entrada continuamente a la realidad del Lugar Santísimo que es la Presencia Manifiesta de Dios.

Acerquémonos pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro. Acerquémonos con corazones sinceros, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

Y al estar diariamente en su Presencia las veinticuatro horas al día como se nos dice en 1 Tesalonicenses 5:17; continuamente le escucharemos y veremos como hace señales en nuestra vida, y muchas otras cosas más.

Todo esto acontecerá en la Realidad de su Presencia, y no en la sombra del Lugar santísimo, donde uno entra a su Presencia una vez al año, y otros solo cada domingo.  Amados, tenemos que aprender a vivir más allá de las sombras de la religión, y hacer de las realidades de Dios el pan nuestro de cada día, y de nuestra existencia.

Cuando aprendamos a vivir y andar en estos niveles de la realidad de Dios es cuando verdaderamente comenzaremos a conocer la Palabra de Dios, y ella se irá encarnando en nuestras vidas, y seremos verdaderamente sus discípulos mostrándolo con nuestro estilo de vida, y no solo a través de la religión.

Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervo porque el siervo no sabe lo que hace su Señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.

Pero vosotros tenéis la unción del santo, y conocéis todas las cosas…  –Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

Y seréis todos enseñados por Dios.         Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.   –Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

Esta fue una recopilación para nada estructurada u ortodoxa de varios textos, entre los que puedo citarte a Juan 15:14-15. 1 Juan 2:20, 27, Juan 6:45, 16:13 y 14:17. Y no te fastidies por eso, la palabra de Dios no necesita capítulos, versículos o números. La palabra de Dios resuena en tu ser más íntimo sólo cuando su Espíritu Santo abre los ojos y oídos de tu entendimiento.

 

 

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septiembre 9, 2015 Néstor Martínez