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PANDEMIA

Cuando era recién convertido, solía asistir a reuniones a un templo perteneciente a una congregación pentecostal. Ellos hacían mucho hincapié en el “Cristo viene ya” y tenían como versículo de cabecera, el de Mateo 24:7: Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.  Pestes. Es la palabra de moda, ¿No es así? ¿Qué dice tu diccionario de lengua española al respecto? Que Peste es una enfermedad contagiosa y grave que produce mucha mortandad, también se le llama así a un hedor, un olor intenso y fétido y a cualquier enfermedad mortal. Eso entre otras acepciones que son utilizadas como adjetivos. Pero lo básico es lo que te mencioné.

Como maestro del Señor, yo tengo la obligación ministerial de ir más profundo en el conocimiento, por encima de la palabra profética, pastoral, evangelista y apostólica, que en todo caso es el alerta, el aviso, el mandato de estar en guardia y acatar las órdenes divinas, entonces decido recurrir a otras versiones de la Biblia para ver si encuentro algo que me sirva de indicador. Lo que encuentro, me sorprende. Salvo en la versión más antigua de la Biblia que encontré, que es la llamada Reina Valera Antigua 1602 (Biblia del Cántaro), donde en lugar de Pestes se lee Pestilencia, (Que en su acepción significa más o menos lo mismo), en la mayor parte de las otras más actualizadas, esa palabra Peste, ha sido eliminada, y sólo se menciona al Hambre y los Terremotos.

¿Qué es lo primero que se le ocurriría a un estudioso? Suponer que las versiones antiguas estaban equivocadas o mal traducidas y que las actuales son las que definen correctamente el texto. Sin embargo, mi concordancia muy completa no me estaría diciendo eso. La palabra Peste, está escrita diez veces en todo el texto bíblico. Nueve en el Antiguo Testamento, (Éxodo 5:3 – Deuteronomio 32:24 – 2 Samuel 24:13 y 24:15 – 1 Crónicas 21:12, 21:14 y 21:17 – Salmo 91:3 y Ezequiel 12:16) De hecho, el único versículo del Nuevo Testamento en el que esta palabra está inserta, es el que hemos mencionado, Mateo 24:7. ¿Y qué dice nuestra mejor concordancia? Que la palabra utilizada para Pestes, allí, es la palabra griega Loimós, y su traducción completa señala: De afín incierto; plaga (Literalmente La Enfermedad, o figurativamente Una Peste) Peste, Pestilencia, Plaga. ¿Está claro, verdad?

Mi duda sapiencial, hoy, cuando tanto incrédulos como creyentes vivimos las alternativas de una Pandemia denominada Coronavirus, es: ¿Por qué fue eliminada de las versiones bíblicas modernas? Alguien seguramente con mayor conocimiento que yo, podrá develarme ese misterio. Mientras tanto, y quizás dejándome llevar por mi viejo oficio de periodista de investigación, no puedo evitar pensar que los traductores de esta época supusieron que la ciencia estaba tan avanzada que ya sería imposible preanunciar la existencia de pestes o plagas, ya que cualquier amenaza de ese orden, sería rápidamente eliminada y la Biblia quedaría desactualizada, pero que con el Hambre si se podría continuar porque el Hambre todavía es posible en muchas regiones del planeta, lo mismo que con los imprevisibles Terremotos. ¿Será muy fantasiosa esta suposición?

¿Habrá sido algo así? No lo sé. Lo único que sé, es que hoy hay una Peste de tránsito mundial que va creciendo en cada región donde ingresa mediante un contagio impresionantemente letal y que amenaza con inundar todo el ambiente humano con un virus que, si bien para las edades menores resulta más o menos controlable, no lo es así para las edades adultas y muy adultas, donde en casos se presenta como ingobernable. Eso es lo que brota de cada mensaje televisivo, radial, gráfico o cibernético a través de las redes sociales o todo el bagaje informático que proporciona Internet.

¿Qué debemos hacer los creyentes ante tamaña emergencia? Lo más obvio: orar, batallar en guerra espiritual, pedir perdón por el y los pecados de toda una humanidad viviendo en otra cosa y tratar de brindar ayuda al que la necesite, pero… ¿Con eso alcanza? Desde lo social, humano y asistencial, tal vez sí, pero desde lo espiritual profundo me temo que no. Entonces ahí es donde, una vez más, debemos recalar en el tremendo Salmo 91 y hacerlo definitivamente nuestro para el aquí y el ahora.

  1. El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.
  2. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.
  3. El te librará del lazo del cazador, De la peste destructora.
  4. Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; Escudo y adarga es su verdad.
  5. No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día,
  6. Ni pestilencia que ande en oscuridad, Ni mortandad que en medio del día destruya.
  7. Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.
  8. Ciertamente con tus ojos mirarás Y verás la recompensa de los impíos.
  9. Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación,
  10. No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada.
  11. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos.
  12. En las manos te llevarán, Para que tu pie no tropiece en piedra.
  13. Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.
  14. Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
  15. Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.
  16. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.

En el nombre del Señor: te sugiero que no lo repitas sin pensarlo como si fuera un abracadabra mágico. Te demando en el nombre del Señor que LO CREAS, LO ACTIVES Y LO PONGAS POR OBRA EN TU VIDA Y LA DE LOS TUYOS. Este será tu mejor barbijo, un barbijo espiritual ¿Amén? ¡¡Amén!!

Esto no concluye aquí. Desde este momento y ante el silencio casi increíble que hay en nuestros ambientes respecto a esto, es mi obligación y la de todos los que han sido bendecidos con un ministerio, ponerse a trabajar en esto para llegar a encontrar el arma espiritual justa para derrotar lo que hoy parece imbatible. Que así sea.

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marzo 17, 2020 Néstor Martínez