La pregunta que muchos creyentes se hicieron o hacen en algún momento de sus vidas: ¿Realmente Dios es Justo? Creo que la respuesta la tenemos en este pasaje de 2 Samuel que quiero compartirte: Capítulo 12 desde el 7 al 12: Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol.
Te queda claro: Dios perdonó a David su pecado, pero mira las bendiciones que se perdió David por la caída. Mira de lo que se privó por su aventura con Betsabé, el costo oculto que pagó por desviarse del camino que Dios puso delante de él. Dios le dijo: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. Es decir que Dios estaba esperando derramar bendiciones que David no había siquiera imaginado, bendiciones que anhelaba derramar sobre su siervo. Bendiciones que podrían haber sido más grandes que todas las cosas que Él había hecho por David en el pasado. Sin embargo, a causa de su pecado, David viviría y moriría sin saber cuales eran estas bendiciones Y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más, dijo Dios.
Hay algo que seguramente ya sabes porque así se enseña en todos los sitios cristianos, pero que no siempre nos queda retenido en nuestro pensamiento diario. Nada le agrada a Dios más que a colmar a sus hijos con bendiciones maravillosas. El cielo está lleno de gloriosas misericordias a la espera de ser derramadas sobre sus siervos que permanecen fieles, siervos que abrazan el pacto que Dios ha creado para aquellos que permanecen fieles a la voluntad y el propósito que Él pone delante de ellos. Y esas bendiciones no están reservadas sólo para los reyes y guerreros, sino para ti y para mí. Para cualquier persona que llama a Dios Padre. Pero, cómo y cuando vienen esas bendiciones depende totalmente de nosotros. Es nuestra obediencia la que las libera de la mano de Dios y las trae a nuestras vidas. Podemos vivir en la voluntad de Dios y experimentar su misericordia cada día, o podemos caminar por nuestro propio camino y perderlas.
Pablo sabía por propia experiencia todo esto, y así se los escribió a los Efesios, cuando en el capítulo 3 y verso 20 de su carta leemos: Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros. Entonces, vuelvo al inicio: ¿Dios es Justo? Lo es; le otorga a cada uno conforme a lo que ha sembrado. Al obediente, justicia y victoria. Al desobediente arrepentido, perdón y restauración. Al no arrepentido, libertad para que haga con su vida terrenal lo que quiera, aunque luego en la eternidad deba pagar lo justo por su desobediencia y rebeldía. Eso es Justicia. Cualquier otra cosa parecida, que tantos han enseñado por cuenta propia, es permisividad, adaptación al sistema del mundo secular y hasta complicidad. Te pregunto y quiero que pongas tu mano en tu corazón: ¿De verdad crees o piensas que Dios será cómplice de uno más pecados, simplemente porque es bueno y aguanta todo lo que tú le hagas?
