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El Mejor Cirujano Facial

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     En una oportunidad, David declaró con audacia: Pues lo he de alabar otra vez ¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios! (Salmo 42:11). Y repite la misma declaración en el Salmo 43:5. La mejor traducción del hebreo original de estos dos versículos es: «¡Dios es la salvación de mi cara!» Perdón… ¿De mi cara? ¿Estamos hablando de su faz, de su rostro?

     Yo creo que David está diciendo algo importante aquí: su cara, su rostro, es un cartel que anuncia lo que está pasando en su corazón. Toda la alegría o la confusión que lleva dentro se reflejan en su rostro. Cuando hablo de rostro, estoy hablando de la expresión facial, lenguaje corporal, tono de voz.

     Por ejemplo, cuando tu mente está cargada con las preocupaciones de tu familia, o el trabajo, o las finanzas, o las relaciones, muchos tienen la tendencia a encorvarse. Lucen preocupados, su frente se arruga, algunas personas incluso les dicen que lucen tristes. ¿Nunca te pasó?

     A esto lo contaba un enorme hombre de Dios, hoy ya en la presencia del Señor, y sirve como ejemplo de lo que quiero decir: “Un día estaba caminando por la calle, totalmente absorto en asuntos de la iglesia y, probablemente, muy encorvado. Me encontré con una casa de crack donde una mujer se sentó en la entrada con una sonrisa de oreja a oreja. Yo podía ver que estaba hundida en el crack. Ella vio que yo me le aproximaba y mientras más me acercaba, ella dijo: «Señor, no puede estar tan mal.» ¡Quede pasmado! Y pensé: «Aquí está esta mujer llevada por el crack y aquí estoy yo, un hombre de Dios. Ella sonríe y luce bien y yo estoy encorvado otra vez, como si no tuviera esperanza. «¡Fue un reproche para mí!”

     Doy gracias a Dios todos los días por Su gran salvación –por redimir nuestra alma, nuestro espíritu e incluso nuestro cuerpo. Sin embargo, es innegable algo que vemos a diario: ¡Muchos de nosotros necesitamos lograr la salvación de nuestra cara, de nuestro rostro! Necesitamos que El Espíritu Santo nos haga una cirugía facial, porque ¡Tu cara está dando el mensaje equivocado al mundo!

     He visto personas atribuladas por distintas calidades y cantidades de pecado, entrar a un proceso de discipulado personalizado. El primer día, las he visto con sus rostros color ceniza, atribulados y pálidos. Semanas después, y ya en franca recuperación, no sólo han recuperado su color facial, sino que además sus rostros expresan vida y gozo, aunque todavía no esté todo solucionado.

     ¿Qué fue semejante cambio de rostro? La Sabiduría del hombre ilumina su rostro y hace que la dureza de su rostro cambie. (Eclesiastés 8:1) Tomo «sabiduría» en este verso para significar a Jesucristo. De hecho, ¡La presencia de Cristo en tu corazón tiene un impacto directo en tu rostro! Esto afecta tu caminar, tu hablar y hasta el tono de tu voz. ¿En tu iglesia congregan algunos legalistas? Observa  sus rostros. ¿No lucen como si hubieran desayunado con una mezcla de vinagre y limón? De esto estamos hablando.

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febrero 6, 2018 Néstor Martínez