A lo largo de este estudio dedicado a la mítica figura de Melquisedec, hemos venido hablando bastante respecto a la presencia de Dios y lo que verdaderamente significa. Hemos desestimado muchos de los grandes mitos que confunden y equivocan a los cristianos al respecto.
También hemos hablado de cómo, en aras de cierta clase de ritualismos rutinarios y religiosidades diversas, podría perderse. Aquí vamos a hablar de los modos, de las formas y de los tiempos y sazones para recuperar esa presencia.
(1 Crónicas 13: 3)= Y traigamos el arca de nuestro Dios a nosotros, porque desde el tiempo de Saúl no hemos hecho caso de ella.
(4) Y dijo toda la asamblea que se hiciese así, porque la cosa parecía bien a todo el pueblo.
(5) Entonces David reunió a todo Israel, desde Sihor de Egipto hasta la entrada de Hamat, para que trajesen el arca de Dios de Quiriat Jearim.
La vengo mencionando hace varios capítulos pero no te he dado ninguna referencia informativa sobre Quiriat Jearim. El término se traduce como”«ciudad de bosques”. Originalmente era una ciudad gabaonita.
Situada en los límites de Judá y Benjamín, vino a pertenecer a Judá. El arca, restituida a los israelitas por los filisteos, fue depositada en Quiriat jearim, donde estuvo veinte años, hasta la segunda batalla de Eben ezer, y quizá más tiempo.
Una parte de los habitantes de Quiriat-jearim volvió del cautiverio babilónico. Esta misma ciudad recibe también el nombre de Quiriat o Quiriat-baal. Eusebio la sitúa a unos 15 Km. de Jerusalén, en el camino de Lida.
(6) Y subió David con todo Israel a Baala de Quiriat Jearim, que está en Judá, para pasar de allí el arca de Jehová Dios, que mora entre los querubines, sobre la cual su nombre es invocado.
(7) Y llevaron el arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo; y Uza y Ahio guiaban el carro.
¿Y quien era Abinadab? Su nombre significa “padre de abundancia”, y era un hombre de Quiriat Jearim. Tal como se ve en el texto bíblico, el arca devuelta por los filisteos estuvo veinte años en su casa. Su hijo Eleazar fue encargado de su custodia.
(8) Y David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos, arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas.
(9) Pero cuando llegaron a la era de Quirón, Uza extendió su mano al arca para sostenerla, porque los bueyes tropezaban.
(10) Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió, porque había extendido su mano al arca; y murió allí delante de Dios.
(11) Y David tuvo pesar, porque Jehová había quebrantado a Uza; por lo que llamó a aquel lugar, Perez-Uza, (El quebrantamiento de Uza) hasta hoy.
Uza. Cuyo nombre se traduce como “fuerza”. Era hijo de Aminadab, de tribu desconocida. Durante el transporte del arca a Jerusalén sobre un carro tirado por bueyes, Uza tocó el arca para evitar que cayera. El arca hubiera debido ser llevada a hombros de levitas. La muerte de Uza fue para dar evidencia a todo el pueblo de la santidad del arca.
(12) Y David temió a Dios aquel día, y dijo: ¿Cómo he de traer a mi casa el arca de Dios? (¿Cómo voy a hacer eso si me matas la gente?)
(13) Y no trajo David el arca a su casa en la ciudad de David, sino que la llevó a casa de Obed-Edom geteo.
(14) Y el arca de Dios estuvo con la familia de Obed-Edom, y en su casa, tres meses; y bendijo Jehová la casa de Obed-Edom, y todo lo que tenía.
Obed Edom significa: “siervo de Edom”. Fue una persona de origen discutido. Si provenía de la ciudad filistea de Gat, es probable que perteneciera a la guardia personal de David; pero si era originario de Gat-rimón, ciudad levítica de la tribu de Dan, entonces Obed-edom era levita.
Vivía entre Quiriat-jearim y Jerusalén, cerca del lugar donde murió Uza por haber tocado el arca. David ordenó que el arca fuera depositada en la casa de Obed-edom, donde estuvo durante tres meses. Jehová bendijo a Obed-edom y a su familia.
Si Obed-edom era levita, se debe asimilar con Obed-edom coreíta. Los coreítas pertenecían a la familia de los coatitas, a la que se había asignado la ciudad de Gat-rimón. La mención de la bendición de Dios parece relacionarse con 1 Crónicas 13:14 y 2 Samuel 6:11.
Quiero que tú veas con la mayor claridad de la que seas capaz, que David tenía los principios de reforma en su corazón: comandar, conducir, ponerse al frente de la gente, darle acceso y luego perfeccionarla.
Entonces ¿Qué hizo? Sencillamente eso: lo hizo. Buscó su gente, se regocijó, se puso las dos unciones y salió porque su corazón estaba perfecto. Las buenas intenciones no adelantan el reino de Dios.
Hay algo que quizás ya he dicho, pero a riesgo de parecer repetitivo, voy a reiterar una vez más para que se te grabe: el Reino de Dios tiene principios y patrones que, si tú llegas a violarlos, por mejor que sea tu corazón, tú violas la ley.
(1 Crónicas 15: 1)= Hizo David también casas para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y le levantó una tienda.
Ya está cambiando radicalmente el asunto. Porque primero, él iba a buscar el arca, ¿No es cierto? ¿Y adonde la iba a meter? La primera vez que intentó buscar el arca estaba muy contento, porque iba a buscar el arca. Pero no tenía donde llevarla.
RAZONES ECLESIASTICAS
Así hay mucha gente hoy, créemelo. Anda extremadamente contenta porque ha recibido un mensaje. Entonces no tienen mejor idea que salir a compartirlo con aquel que primero se les cruza en el camino. ¿Y que ocurre?
Ocurre que le gritan: ¡Sal ya mismo de Babilonia! Error. Supongamos que el otro lo hace, piensa, reflexiona: ¿Adonde lo vamos a enviar? ¿Adonde los vamos a llevar? Si primero no preparas una casa, o al menos conoces adonde se encuentra una, no puedes enviar a nadie a ninguna parte.
Convengamos algo: tú no puedes, de ninguna manera, hacer que el arca de Dios regrese a una nueva iglesia, si antes no preparas una nueva iglesia. Y eso no significa que tú alquiles el salón donde estaba la verdulería que quebró. Estoy hablando de otra cosa en un nivel de gente madura.
¿Sabe qué, hermano? Es que yo… pensaba que iban a cambiar, ¿Entiende? Lo siento mucho, pero no le hace en lo más mínimo. No van a cambiar aunque los mates, ¿Te das cuenta? Espero que te quede bien claro así no haces esfuerzos estériles e inútiles.
¿Y que es una iglesia, en realidad? Estoy seguro que te lo han explicado mil veces y que, al igual que yo, te lo has olvidado mil una. Por esa causa es que todavía tú y yo nos seguimos equivocando y diciendo iglesia cuando deberíamos decir otra cosa.
El término viene del vocablo griego EKKLESIA, del verbo “EK KALEO, que quiere decir “llamar fuera de”. En los estados griegos recibía este nombre la asamblea de los ciudadanos, convocada por un heraldo para tratar y decidir los asuntos públicos.
La LXX traduce como EKKLESIA el término hebreo KAHAL, que designa a la asamblea o congregación de Israel. Es en este sentido que Esteban habla de “la congregación” que estuvo con Moisés en el desierto.
El Señor Jesús emplea por primera vez en el Nuevo Testamento el término iglesia, que va a recibir un tratamiento tan corriente en el Nuevo Testamento. Señalemos ya aquí que este término no designa jamás un edificio ni un lugar de culto, como sucede en la actualidad.
En esencia, la Iglesia es la comunidad de todos los creyentes del Nuevo Testamento que han sido unidos por el lazo de la fe y de la acción regeneradora del Espíritu Santo, de una manera vital, a Jesucristo. Esta Iglesia espiritual es el cuerpo místico del Señor, del que se llega a ser miembro por el bautismo del Espíritu, y en este sentido sólo es discernida por los ojos de la fe.
Es “universal” por cuanto todos los hijos de Dios de todos los países y procedencias forman parte de ella, comprendiendo también a todos los rescatados ya recogidos en el Señor. Si bien en cierto sentido es “invisible”, es al mismo tiempo “visible”, pues se halla en la tierra manifestada por medio de miembros vivos y activos, para que el mundo pueda ver su amor fraternal, constatar sus buenas obras, y comprender su fiel testimonio del Señor.
Asimismo, es también “local”, ya que en el Nuevo Testamento la comunidad cristiana de cada localidad era considerada como una iglesia, lo que permite emplear asimismo el término “iglesias”.
La relación entre Cristo y la Iglesia queda maravillosamente ilustrada en el Nuevo Testamento. Cristo es la Cabeza, el Jefe del Cuerpo de la Iglesia; es el Esposo celestial, que se ha unido tan íntimamente a ella que los dos ya no son más que una sola carne.
Es la piedra cabecera del ángulo del templo del Señor, cuyas piedras vivas son los creyentes individuales edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas; es así como se debe interpretar Mateo 16:18, siendo que Pedro fue el primero en confesar claramente el nombre del Salvador, siendo en este sentido la primera piedra individual puesta sobre el fundamento. Cristo es asimismo el sumo sacerdote que encabeza el regio sacerdocio constituido por todos los miembros de la Iglesia.
La unidad de la Iglesia es un don de Dios y un milagro conseguido por la obra de la Cruz y de Pentecostés, reuniendo en uno solo a los hijos de Dios que estaban esparcidos. Así se cumple la oración intercesora de Cristo, pidiendo para los suyos una perfecta unidad de naturaleza, semejante a la del Padre y el Hijo.
La base séptuple de esta unidad queda indicada en Efesios 4:4-6; esta unidad existe entre aquellos que adoran y sirven al Dios uno y trino, que han venido a ser miembros del cuerpo de Cristo, la Iglesia, por el bautismo del Espíritu, teniendo la sola fe que salva y la esperanza viva del retorno de Cristo.
Fuera de esta base, es ilusoria toda búsqueda de unidad. De todas maneras, no tenemos que hacer, ni organizar la unidad, que es espiritual, mediante nuestros esfuerzos, sino guardarla en el vínculo de la paz.
Esto demanda un constante esfuerzo de los creyentes, y debe llevarnos a la confesión de que todos hemos pecado gravemente a este respecto. ¡Se debería prestar más atención a la severa advertencia de 1 Corintios 3:16-17!
En el Cuerpo de Cristo cada miembro recibe uno o varios dones del Espíritu, para capacitarle a actuar en bien del resto de los miembros. Una enumeración de los dones y ministerios posibles se halla en 1 Corintios 12:7-11, 28-30; Romanos 12:4-8; Efesios 4:11.
Por cuanto todos los miembros del cuerpo de Cristo son así dotados y llamados al sacerdocio, no existe jerarquía en la Iglesia, ni división entre clero y laicos. Lo que sí existe es una armónica distribución de los dones y ministerios, ejercidos en mutuo amor y sumisión los unos a los otros.
En la Iglesia del Nuevo Testamento los apóstoles ejercieron un papel que era, en un sentido, irrepetible; los obispos (En griego “supervisores”), llamados también ancianos, estaban encargados de velar sobre el rebaño y de asegurar la predicación y la enseñanza; los diáconos ejercían un ministerio de servicio.
Éstos eran cargos siempre establecidos por la irreemplazable autoridad de los apóstoles bien personal, bien delegada expresamente, lo cual es evidencia de que no eran establecidos por las iglesias mismas.
Había también profetas, evangelistas, pastores y maestros. Éstos son constituidos por la autoridad directa del mismo Señor, cabeza de la Iglesia, ejerciendo sus ministerios en comunión con toda la Iglesia pero no, ciertamente, comisionados por ella, sino por el mismo Señor para edificación mutua.
Es además un ministerio plural, y no reducido a un solo hombre, como sucede tan frecuentemente hoy en día. Las actividades y la autoridad quedan así en el seno de la Iglesia, de manera que en el Concilio de Jerusalén las decisiones son tomadas en nombre de los apóstoles, ancianos, hermanos y, finalmente, de toda la Iglesia, bajo la dirección del Espíritu Santo.
En esta tierra, la Iglesia es aún imperfecta, incompleta y menospreciada; no es del mundo y marcha, como su Señor, por el camino de la cruz. Su tarea es dar testimonio de Jesucristo y ganar almas para Su nombre.
Tiene que crecer en la santidad; es inminente el momento en que se cumplirá el número de los elegidos y en que Cristo hará comparecer ante Sí a su esposa perfecta, gloriosa e irreprensible. Para ello, su esposa habrá sido arrebatada al cielo al encuentro de su Señor, purificada y unida a Él en las Bodas del Cordero.
Sentada con Cristo en su trono, reinará con Él por los siglos de los siglos. Entonces aquellos que han sido salvos por la fe del Evangelio, gozarán de su felicidad sin adversidad alguna, en la presencia del mismo Dios, en aquella ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios, gozando de una comunión entrañable con Cristo y con el Padre en una unión eterna por el Espíritu.
Las últimas palabras de la Biblia retumban con la esperanza de la Iglesia alimentada por el Espíritu: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven… El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén, sí, ven, Señor Jesús”.
(2) Entonces dijo David: el arca de Dios no debe ser llevada sino por los levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para que lleven el arca de Jehová y le sirvan perpetuamente.
(3) Y congregó David a todo Israel en Jerusalén, para que pasasen el arca de Jehová a su lugar, el cual le había él preparado.
(Verso 11)= Y llamó David a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, asarías, Joel, Semanas, Eliel y Aminadab, y les dijo: vosotros que sois los principales padres de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado; pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová vuestro Dios nos quebrantó, por canto no le buscamos según su ordenanza.
CONOCIENDO EL PROTOCOLO DIVINO
Precisamente lo que estamos diciendo aquí: para traer el arca, hay que regresar al protocolo divino. El carro que usó David, por ejemplo, representa varias cosas que, con gusto, vamos a detallar debidamente:
Número Uno: Movilidad sin responsabilidad. Es decir: traer a Dios sin ser responsable por ello. Eso fue lo que le hicieron los filisteos; pusieron el arca en un carro. Y David pretende hacer lo mismo. Te está hablando de un ministro que no quiere hacerse responsable de su gloria.
Por ese motivo tan especial y singular es que no deseamos estar tan involucrados a lo que Dios está haciendo. Masivamente, tengo que decirte que es así. ¿Y por que? Simplemente porque el precio a pagar por ello, es demasiado grande.
Número Dos: El carro representa avivar errores de antaño. El error es que los filisteos lo habían hecho. ¿Qué haces ahora haciéndolo tú? Cien años antes, los filisteos pusieron el arca en el carro. Entonces estamos repitiendo errores del pasado.
Igual que la iglesia, hoy: tiene conceptos mesiánicos; errores del pasado. Conceptos de reconstruir el templo de Jerusalén: errores del pasado. Buscando las cenizas de la vaca sagrada: errores del pasado.
Vendiendo agua del Jordán: errores del pasado. Usando mitras, mantos, capas y cruces de Drácula: errores del pasado. Demonios que Martín Lutero sacó a puntapiés en el año 1600. ya la historia nos dice que eso no funciona; ¿Qué haces tú reavivándolo ahora? ¡Una reforma no viene repitiendo errores del pasado!
Número Tres: El carro representa un ministerio con actividad, que hace las cosas fáciles para el pueblo. No tiene por qué llevarla al hombro, yo la pongo en un carro. Te estoy viendo el rostro e imaginando lo que estás pensando.
Dices algo así como: “Este hombre saca todo esto para darle de garrotazos a Fulano de Tal o a Mengano de Cual.” No te cargues. Soy creyente íntegro. Trato de abrir mi boca sólo para bendecir. Levanta tus ojos del mundo natural.
(Números 4: 1)= Habló Jehová a Moisés y Aarón, diciendo: toma la cuenta de los hijos de Coat, de entre los hijos de Leví, por sus familias, según las casas de sus padres.
Algo está claro y salta a la vista en este pequeño pasaje: había una tribu, entre las que componían el pueblo, que tenía la responsabilidad concreta de cargar el arca. Y había tres clanes de los cuales el de Coat, era el primero.
La división en tribus se halla en numerosos pueblos antiguos, como entre los edomitas, ismaelitas, árabes, etc.. Las doce tribus de Israel fueron fundadas por los doce hijos de Jacob, con la excepción de José, de quien surgieron dos tribus, al adoptar Jacob como hijos a sus nietos.
Así, hubo en realidad trece tribus, quedando doce en el reparto de la tierra al quedar considerada la de Leví como tribu dedicada al sacerdocio, y sin territorio propio, quedando esparcida por todo Israel. En la misma época de Jacob, la expresión “las doce tribus de Israel” incluía aún a Leví, en tanto que Efraín y Manasés eran consideradas como una sola tribu, bajo el nombre de José.
Al hacerse la división de la tierra, los hijos de José recibieron territorios distintos, en tanto que Leví recibía al mismo Señor como herencia. Desde el punto de vista material, Leví recibió su parte con la entrega de una porción de los sacrificios y de los diezmos, y, por otra parte, recibió 48 ciudades con sus aldeas, repartidas entre todas las tribus.
La organización tribal estaba tan profundamente arraigada, que resistió todo el turbulento período de los Jueces, y sobrevivió al establecimiento de la monarquía. Los ancianos y los príncipes de las tribus ejercieron una gran influencia en la elección de ciertos reyes; los soberanos los consultaban para los asuntos de importancia.
El cisma nacional tuvo como marco la estructura tribal, y fue dirigido tanto contra la prepotencia de Judá como contra un rey impopular. Cuando tuvo lugar la caída de Israel, y durante el exilio, los ancianos siguieron desempeñando un importante papel, si bien la misma organización tribal había quedado quebrantada debido a la destrucción de ambos reinos.
Las tribus de Israel son mencionadas en las visiones proféticas de Ezequiel 48 y de Apocalipsis 7:1-8; 21:12. Jesús dijo a Sus apóstoles que en la renovación de todas las cosas ellos se sentarán en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
(3) De edad de treinta años arriba hasta cincuenta años, todos los que entran en compañía para servir en el tabernáculo de reunión.
(4) El oficio de los hijos de Coat en el tabernáculo de reunión, en el lugar santísimo, será este: cuando haya de mudarse el campamento, vendrán Aarón y sus hijos y desarmarán el velo de la tienda, y cubrirán con el arca del testimonio.
(5) Cuando haya de mudarse el campamento, vendrán Aarón y sus hijos y desarmarán el velo de la tienda, y cubrirán con él el arca del testimonio; y pondrán sobre ella la cubierta de pieles de tejones, y extenderán encima un paño todo de azul, y le pondrán sus varas.
Esta gente era la que se encargaba del velo. Este clan tenía que mover el velo. La cosa no era fácil. Dios dijo: “cuando nos vayamos a mover, esta va a ser la manera: el clan de Coat, se encarga de las cortinas. Cada vez que tengamos que movernos no quiero saber nada: el clan de Coat se encarga de los muebles y el velo. Había que trabajar. Mira el verso 21:
(Verso 21)= Además habló Jehová a Moisés, diciendo: toma también el número de los hijos de Gerson según las casas de sus padres, por sus familias.
(Verso 23)= De edad de treinta años arriba hasta cincuenta años los contarás; todos los que entran en compañía para servir en el tabernáculo de reunión.
(24) Este será el oficio de las familias de Gersón, para ministrar y para llevar: llevarán las cortinas del tabernáculo, el tabernáculo de reunión, su cubierta, la cubierta de pelos de tejones que está encima de él, la cortina de la puerta del tabernáculo de reunión, las cortinas del atrio, la cortina de la puerta del atrio, que está cerca del tabernáculo y cerca del altar alrededor, sus cuerdas, y todos los instrumentos de su servicio y todo lo que será hecho para ellos; así servirán.
Todo lo que era las cortinas de arriba, las cortinas de los lados, el techado, la de atrás, estaban a cargo de esta gente. Los primeros tenían todos los muebles, el arca, el velo, el candelero, la mesa con los panes, todo a cargo de los coatitas. Pero los personitas estaban encargados de todas las capas exteriores del templo.
Además de las alusiones a los velos que llevaban las mujeres (costumbre muy extendida por Oriente) y de la instrucción bíblica a las mujeres a cubrirse la cabeza en oración, el velo se usa simbólicamente en las Escrituras en aquello que esconde la gloria de Dios.
Así fue literalmente cuando Moisés descendió del monte; su rostro resplandecía debido a la gloria que había visto, y el pueblo no podía soportar este resplandor; por ello, cubrió su rostro con un velo. Este velo permanece sobre los corazones de los judíos en la actualidad cuando leen la Ley.
No pueden ver la gloria de la que la Ley daba el tipo; pero a su debido tiempo Dios quitará el velo, y verán a Cristo bajo las sombras de la Ley, y recibirán entonces a Aquel a quien ahora rechazan. En contraste con aquella ministración, en la que la gloria tenía que ser velada debido a la incapacidad de Israel de contemplarla, los cristianos pueden ahora contemplar la gloria del Señor, cuyo rostro está sin velo, y ser cambiados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Espíritu del Señor.
(29) Contarás los hijos de Merari por sus familias, según las casas de sus padres.
(30) Desde el de la edad de treinta años arriba hasta el de cincuenta años los contarás; todos los que entran en compañía para servir en el tabernáculo de reunión.
(31) Este será el deber de su cargo para todo su servicio en el tabernáculo de reunión; las tablas del tabernáculo, sus barras, sus columnas y sus bases, las columnas del atrio alrededor y sus basas, sus estacas y sus cuerdas, con todos sus instrumentos y todo su servicio; y consignarás por sus nombres todos los utensilios que ellos tienen que transportar.
El Tabernáculo de Reunión era el “lugar de encuentro de Jehová con Su pueblo”. Se trata de una tienda provisional en la que el Señor se encontraba con Sus siervos. Después de la erección del becerro de oro, Jehová se alejó del pueblo.
Moisés levantó entonces, al menos por un tiempo, el Tabernáculo de Reunión fuera del campamento, para simbolizar esta excomunión. Se desconoce de qué tienda se trataba, pero parece haber sido el centro de administración del campamento.
Allí, según parece, administraba justicia Moisés y trataba los casos más graves. El libro del pacto fue, según parece, depositado allí provisionalmente. Los temas bajo litigio eran presentados ante el Señor.
Jehová se encontraba allí con Su pueblo en la persona del mediador, Moisés cuando la columna de nube descendía a la entrada de la tienda. Esta tienda no era el Tabernáculo descrito en el Sinaí; no estaba en él el arca ni era servido por sacerdotes.
Josué se cuidaba de esta tienda, y no Aarón, como sí fue el caso para el Tabernáculo propio. La nube descendía sobre esta tienda cuando Moisés entraba para consultar a Jehová. En cambio, la nube permanecía sobre el Tabernáculo, y la gloria del Señor lo llenaba, y el mismo Moisés no podía entrar en él.
Es posible una cierta confusión por parte del lector, por cuanto tanto el Tabernáculo propio como el anterior reciben el nombre de “Tabernáculo de la Congregación”, o “de Reunión”, y es preciso ejercer cuidado en la lectura para distinguir entre ambos.
Entonces Dios decía: Todos los tubos, todos los palos, todos los remaches, de eso te encargas tú y tu gente, Merari. Y había un orden específico para moverse. No era fácil. Había que trabajar. Vamos a ver tres claves de la tribu de levitas involucradas en el mover del tabernáculo.
TESOROS DE HUMILDAD
(7: 1)= Aconteció que cuando Moisés hubo acabado de levantar el tabernáculo, y lo hubo ungido y santificado, con todos sus utensilios, y asimismo ungido y santificado el altar y todos sus utensilios, entonces los príncipes de Israel, los jefes de las casas de sus padres, los cuales eran los príncipes de las tribus, que estaban sobre los costados, ofrecieron; y trajeron sus ofrendas delante de Jehová, seis carros cubiertos y doce bueyes; por cada dos príncipes un carro, (Estaban buscando el carro; lo encontramos) y cada uno un buey, y los ofrecieron delante del tabernáculo.
(Verso 4)= Y Jehová habló a Moisés, diciendo: tómalos de ellos, y serán para servicio del tabernáculo de reunión; y los darás a los levitas, a cada uno conforme a su ministerio.
(Verso 6)= Entonces Moisés recibió los carros y los bueyes, y los dio a los levitas.
(7) Dos carros y cuatro bueyes dio a los hijos de Gersón, conforme a su ministerio, y a los hijos de Meran dio cuatro carros y ocho bueyes conforme a su ministerio bajo la mano de Itamar hijo del sacerdote Aarón.
(Verso 9)= Pero a los hijos de Coat no les dio, porque llevaban sobre sí en los hombros el servicio del santuario.
Este fue un tiempo en que la gente decía: ¡Que pesada es esta carga! Entonces, fue cuando le rogaron a Moisés que fuera un poco más fácil. ¿Cuántos saben que las cortinas pesan y mucho? Entonces se hicieron unos carros con la intención de alivianar el trabajo. Carros, entonces, significa: alivianar el trabajo.
¡Sí, como no, hermano! ¡Yo lo invito a predicar a mi iglesia con todo gusto! Pero lo único que le pido, es que no traiga algo demasiado…profundo, demasiado elevado, ¿Entiende? Mi congregación está formada por gente muy sencilla, humilde, ¿Sabe?
Vamos por partes; la palabra Humilde no tiene nada que ver con inteligencia. Conozco a muchísima gente que es muy sencilla y muy humilde, pero al mismo tiempo es muy inteligente. No son cosas incompatibles.
También conozco a gente que no tiene ni la menor intención de expandir el panorama de otra gente. Gente cómoda, perezosa, que quiere las cosas fáciles. Cristiandad vivida dentro del ambiente de los carros de los bueyes. No queremos eso. ¿Humildad?
Es aquella actitud que reconoce el propio lugar bajo la condición de criatura de Dios, opuesta a la presunción, afectación u orgullo. La persona humilde reconoce su dependencia de Dios, no busca el dominio sobre sus semejantes, sino que aprende a darles valor por encima de sí mismo.
Dios mismo atiende a los humildes, y les da gracia. A su tiempo, Dios exaltará a los humildes sobre los soberbios que los oprimen. El Señor Jesús es el paradigma de la humildad, pues siendo Dios de gloria, se humilló asumiendo naturaleza humana, y dio en todos sus pasos el verdadero ejemplo de humildad en todos sus tratos con los que le rodeaban.
La verdadera humildad se distingue de la forma falsa de humildad que lleva a una hipocresía. Se trata, más que de un voluntario desprecio de uno mismo, de una honesta valoración de uno mismo como criatura y de la adquisición de la conciencia de que nada somos ni tenemos que no nos haya sido dado por Dios, y que todo ello es a fin de que podamos servir con la actitud de corazón regida por el Espíritu Santo, y descrita, bajo el nombre de “fruto del Espíritu”, en su multiformidad en Gálatas 5:22, 23.
Ningún hombre tiene la autoridad de dirigir a Dios. Hubo una vez en que Israel metió el arca en medio de la congregación. Iba gente adelante, el arca al medio y gente detrás. Y Dios dijo: ¡Nadie tiene la autoridad de dirigirme a mí!
En muchas ocasiones, estando presente en alguna campaña de sanidad o milagros, de esas que son tan abundantes en nuestra América Latina, me pareció ver en el predicador una especie de soberbia que le permitía darle órdenes a Dios sobre cuando sanar, a quien sanar y de que manera. Pobrecillo…
Eso es como cuando en cualquier denominación, cuando Dios se aparece, entonces no falta uno que le diga: Haz lo que quieras, Señor, pero hazlo así y así porque en esta denominación acostumbramos a hacerlo así. Son condiciones que no queremos si es que deseamos realmente regresar el arca.
PREPARANDO SU CASA
Número Cuatro: El asunto de la preparación del lugar. En crónicas capítulo 13 vimos que Uza murió cuando extendió su mano para tocar el arca porque se había desbalanceado, ¿No es así? Ahora vamos a ver otras cosas.
(1 Crónicas 15: 1)= Hizo David también casas para sí en la ciudad de David, y arregló un lugar para el arca de Dios, y le levantó una tienda.
(Verso 3)= Y congregó David a todo Israel en Jerusalén, para que pasasen el arca de Jehová a su lugar, el cual él había preparado.
Aquí nos encontramos con dos palabras en las cuales tenemos que prestar atención: ARREGLÓ y PREPARADO. Esto es muy importante, porque el punto que estamos viendo es la preparación del lugar. Un lugar para el arca. La palabra es KUUN. Significa traer a alguien a su aposento con el entendimiento de que su existencia será permanente.
Y no me refiero a alguna de esas personas que, cuando las visita el pastor y les toca la puerta, comienzan a correr por la casa y esconder la tierra debajo de la alfombra. Porque eso dura un momento y, cuando el pastor se va, a esa tierra tienen que sacarla más que pronto de allí.
Porque, de otro modo, llegaría el momento en que la alfombra, por grande que fuera, no le alcanzaría ya para ocultarla. Muchos, en la iglesia, hacen lo mismo cuando Dios llega. Pero hay un problema. Dios llega para quedarse y, a la larga o a la corta, va a encontrar la basura debajo de la alfombra.
La palabra KUUN significa poner las cosas en orden para su venida. Esto habla de la vida personal de la iglesia. Si tú quieres traer la presencia de Dios, tienes que preparar un lugar para que venga a quedarse. No tiene que haber “jezabeles” escondidas.
Si Dios viene a la casa, se involucran los ministros y la masa. Tú eres la casa de Dios y, si el arca de Dios viene a la casa a quedarse, no viene para mezclar su gloria con cosas que neutralizan su propósito. Una reforma, es un ataque letal, directo y hostil contra toda posición errática y política en la iglesia de Dios.
Nosotros hablamos de casa y hay que aclarar que una casa en aquellos tiempos, no siempre estaba destinada a vivir en ella o ser habitada, sino a ofrecer solamente refugio contra el sol abrasador y la lluvia y a ser el lugar de dormir, cuando no se dormía al raso en el tejado/azotea.
La casa, casi siempre de un piso, constaba de un solo espacio amplio, construido con piedras y adobes (la madera era un material de importación muy caro). El revoque y el suelo eran ordinariamente de barro; en vez de ventanas había unos pocos calados (sin cristal).
Las casas con varias habitaciones eran raras; cuando esto sucedía las habitaciones daban todas a un patio, lo mismo que los establos y los almacenes. En este patio se hallaban los hornos y las cisternas. En la era helenístico-romana se construyó un tipo de casa que podía tener una sala en el piso superior.
Las comunidades domésticas, a las que ante todo pertenecían los que vivían en la casa (incluidos los esclavos), fueron de especial importancia en el primitivo cristianismo. Las asambleas de la comunidad tenían lugar entonces en las casas.
Toda la comunidad es “edificio de Dios”; los cristianos son “domésticos/familiares de Dios”. Las instrucciones a los cristianos sobre los diversos estados de vida llámanse deberes domésticos. No obstante, en la Biblia y desde lo espiritual, “casa” es siempre iglesia.
Lo primero que significa, entonces, preparar la casa, o la tienda, o el lugar para que Dios venga a quedarse, es eliminar asociaciones incorrectas para el tiempo. Los jebuseos eran los reyes de la montaña. Imbatibles en ese terreno.
Nadie podía con ellos. David dijo: ¡Fuera relaciones falsas! Quiero ese lugar para fortaleza de Dios. Y la tomó, con jebuseos y todo. No es con ejército ni con espada. El arca, la presencia, no va a venir hasta que tú no prepares un lugar donde Él se pueda quedar.
(2 Samuel 5: 6)= Entonces marchó el rey con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que moraban en aquella tierra; los cuales habaron a David, diciendo: tú no entrarás acá, pues aún los ciegos y los cojos te echarán. (Queriendo decir ¡David: no puedes entrar acá!)
Mira esto: los jebuseos tenían tanta fama de buenos guerreros que, envanecidos, le dicen a David que ellos ni siquiera van a necesitar mandar soldados a combatirlo, que con los rengos y los ciegos se bastarían para echarlo de allí.
(7) pero David tomó la fortaleza de Sión, la cual es la ciudad de David.
(8) Y dijo David aquel día: todo el que hiera a los jebuseos, suba por el canal y hiera a los cojos y ciegos aborrecidos del alma de David. Por esto se dijo: ciego ni cojo entrará en la casa.
(9) Y David moró en la fortaleza, y le puso por nombre la ciudad de David; y edificó alrededor desde Milo hacia adentro.
Nota como edifica David: de afuera hacia adentro. Fortificándose hacia adentro. No como mucha gente que tiene mucha más fuerza por fuera que sustancia por dentro. David era lo que alguna vez hemos enseñado como básico ministerialmente hablando: principio témpano.
Por si no has tenido ocasión de oírlo o leerlo en otras oportunidades, un témpano gigante de los que abundan en los mares helados de la Antártica, son voluminosos por fuera, pero directamente gigantes debajo del agua. Ese es el ministerio de Dios.
Había dos tipos de gente allí que debían ser echados. David dijo: échalos, porque yo los aborrezco. Los ciegos y los cojos. Los cojos son los indecisos. ¿Voy o no voy? Y los ciegos, gente sin visión. Elimínalos; aborrezco a ese tipo de gente, dice David.
Número Cinco: Introdujo patrones de alabanza y adoración. Recuerda que nunca antes de este tiempo, la gente había tenido oportunidad de expresar su amor, sumisión y admiración de corazón a Dios. Lo único que había como sonido en el tabernáculo, eran dos trompetas de metal, color plata. Que se usaban para congregar y dirigir.
Esto era lo único que había para alabanza. Y fíjate que nos deja dos principios fundamentales: la alabanza debe servir para congregar y para dirigir. Pero David puso un Standard que permitía que todo el mundo pudiera expresar su corazón a Dios.
Entonces, de ese modo y por esas circunstancias, la reforma lo que le da, es la habilidad de tener una alabanza donde tú eres libre para expresar a Dios tu corazón. No tiene nada que ver con ritualismos de canciones.
Las canciones son simplemente un vehículo, pero si no está expresando la admiración de su corazón, su sumisión y su amor a Dios, a través del cántico, no está adorando. No puedes adorar a Dios estando consciente de ti mismo.
(1 Crónicas 15: 11)= Y llamó David a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, y les dijo: vosotros que sois los principales pares de las familias de los levitas, santificaos, vosotros y vuestros hermanos, y pasad el arca de Jehová Dios de Israel al lugar que le he preparado; pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza.
(Verso 16)= Asimismo dijo David a los principales de los levitas, que designasen de sus hermanos a cantores con instrumentos de música, salterios y arpas y címbalos, que resonasen y alzasen la voz con alegría.
Cuando él establece la alabanza, requiere cierta calidad de alabanza. Él no puso un cantor para dejarlo hacer lo que quiera. Le dijo: “¡Okay! Eres el director de alabanza, pero aún no mandas aquí!” Se debe hacer lo que Dios quiere y, en la música, que la música se identifique con el mensaje.
La palabra ALEGRÍA implica necesaria y puntualmente GOZO. La palabra GOZO es la palabra RENOUNA, y significa “Canción que expresa la tendencia futura de Dios”. Esto significa que expresa la dirección a seguir.
David exigía que los cánticos nos dijeran cual es la próxima fase en la agenda de Dios. Tú no podías cantar allí cualquier cosa. Tenías que ser coincidente con el mover presente de Dios. Imagínate que hoy, por ejemplo, es posible cantar canciones con muy buena letra, con exquisita música y con excelente calidad por parte de quienes la ejecutan, pero están totalmente equivocadas y al margen de lo que Dios está haciendo hoy. Lo que nos identifica en la ciudad, es el sonido de la tribu.
Hay canciones muy bonitas, pero que no tienen esa sustancia. No es la música ni la letra, es la sustancia, un fluir silencioso, algo que no se oye, pero se siente. Primero: todos tenemos que estar adorando, no oyendo cantar a un grupo.
Hay congregaciones que se destacan por poseer tremendas bandas de música. Lo previo, allí, es de campanillas, realmente. Pero la adoración fluye, aún a capella. La banda será muy hermosa, pero en la adoración en espíritu y en verdad, es totalmente secundaria.
La primera canción, cuando la reforma, se la dio David. ¡Mira tú que cosa! Te voy a dar un ejemplo de lo que te estoy diciendo. Y que el resto de las canciones sean como esta. Él les dio la primera canción. El rey participó de la alabanza.
(Verso 21)= Matatías, Elifelehu, Micnias, Obed-Edom, Jeiel y Azazías tenían arpas afinadas en la octava para dirigir.
Aquí, OCATAVA, es la palabra SEMINITH, y significa: “La fuerza de un oráculo varonil”. No más canciones románticas y matriarcales. No más canciones femeninas, emocionales y amorosas. Oráculo del varón perfecto. Los que cantaban en Israel, eran hombres, no lo olvides.
Hay gene que, emocionalmente, se pone tan sensible ante cierta música, que se pierden la adoración por estar nadando en un mar de lágrimas. Eso no es adoración. Porque la que está siendo ministrada, aquí, es la persona y su alma, y adoración es ministrarlo a Él. Mira otra vez el verso 19:
(Verso 19)= Así Heman, Asaf y Etan, que eran cantores, sonaban címbalos de bronce. (Puso tres cantores. Mira lo que significaban sus nombres: ASAF: Uno que remueve el reproche.- HEMAN: Uno que es leal y fiel.- ETAN: Establecido en alabanza.-)
(Verso 22)= Y Quenanías, principal de los levitas en la música, fue puesto para dirigir el canto, porque era entendido en ello.
La palabra CANTO, aquí, es La Carga Profética. No es una canción. Y este individuo, Quenanías, era un personaje diestro y equipado para hacer lo que estaba haciendo. Es decir: tú tienes que tener la combinación de ser profesional, porque de esa manera sabes lo que estás haciendo y, de ser sensible, puro y tocar en el Espíritu.
No es un profesional tocando con el espíritu o un espiritual que no tiene profesión. Tiene que ser alguien diestro que sepa llevar al pueblo adonde lo quiere llevar. No alguien que tiene buena voz. Necesita la voz, de acuerdo, pero más necesita saber como dirigir al pueblo al nivel de la Palabra.
Hay alguien, en tu iglesia, que ya es director de alabanza, encuéntralo. Pero tiene que haber nacido para eso. Que para él, sea natural hacerlo. Hay gente que sabe hacer esto. Y otra gente que lo hace porque se metió allí sin haber sido llamado.
Tiene que tener la combinación de saberlo hacer, tener la voz, saber el pentagrama, saber lo que está haciendo y, a la misma vez, ser espiritual y rendido a Dios para que Dios use su talento, no que él interponga su talento estorbando la dirección de Dios.
Antes decíamos: “¡No importa como suena, es para Dios! ¡Lo que importa es el motivo, no la calidad! Lamento mucho tener que comunicarte que no es así en absoluto. ¡Decidida y definitivamente no! Si tú no sabes cantar mejor de lo que lo haces… ¡¡Siéntate!!
Si tú no sabes ejecutar ese instrumento mejor de lo que lo haces, por favor… ¡¡Siéntate!! “¡Pero pastor! ¡Yo quiero aprender a tocar para el Señor!” – Sí, hijo, como no. Aprende todo lo que quieras allá, en el cuarto de atrás, adonde no te oiga nadie. Pero aquí, en la plataforma, ¡Vas a subir cuando hayas aprendido y tengas excelencia! Esto, sucede en todas partes.
Para allá vamos. David exigía la palabra CANTAR. En el verso 22, esa palabra es la palabra MASA. Significa “Carga Profética”. Es igual a una carga que tú tienes por la palabra que Dios te da y que si no compartes, te parece que vas a explotar.
(1 Crónicas 25: 1)= Asimismo David y los jefes del ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, de Heman y de Jedutún, para que profetizasen con arpas, salterios y címbalos. (Nota que los instrumentos son los que profetizan; eso es fluir de Dios)
(1 Crónicas 16: 7)= Entonces en aquel día, David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos: (Y comienza a cantar la primera canción él mismo)
El gobierno de la casa, está involucrado en la alabanza. Es más: la alabanza expresa la cultura de la casa. Estas son las condiciones que rodean el traer el arca. Que están a nuestro alcance; podemos hacer algo con la alabanza. Podemos hacer algo preparando la casa y eliminar las relaciones que no son viables para que Dios se quede.
No desear un liderazgo que quiera las cosas fáciles. Regresar a los patrones divinos. Tener el corazón de David: en libertad. Dar acceso a la perfección y seguir a los verdaderos apóstoles de Dios que involucren a las masas. Estos son los principios para traer el arca, que es ni más ni menos que regresar a la iglesia la presencia de Dios.
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