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Liberando Tu Tierra

Hay una duda que en forma de pregunta se desliza, en primer lugar porque lo conozco bien de cerca, en mi país, Argentina. Pero luego también se discurre hacia otros países latinoamericanos de igual condición. ¿Por qué razón, siendo estas tierras tan ricas en todo lo que se te ocurra buscar y extraer, hay tanta pobreza manifiesta en su gente? Y no estoy refiriéndome a énfasis políticos o ideológicos, que también los hay, ni a eufemismos disfrazados de respuestas, que también los hay. Me refiero a una realidad palpable y visible que nadie, por poco observador que sea, me podrá negar.

Y esta pregunta, que todavía no tiene respuesta concreta, me lleva a otra que también seguramente contará con testigos fieles y ciertos en muchos de ustedes. ¿Por qué, si en casi todas las iglesias cristianas se predica sobre el tema finanzas con bastante asiduidad, no se llega a una conclusión justa que nos permita, por lo menos, arrojar algo en favor de los que más sufren. ¿Por qué no llega ese avance de una manera tan sobrenatural como hemos visto crecer esas tierras?

(Salmo 72: 1) = Oh Dios, da tus juicios al rey, Y tu justicia al hijo del rey.

(2) El juzgará a tu pueblo con justicia, Y a tus afligidos con juicio.

(3) Los montes llevarán paz al pueblo, Y los collados justicia.

(4) Juzgará a los afligidos del pueblo, Salvará a los hijos del menesteroso, Y aplastará al opresor.

Claro, tú lees esto y no puedes menos que reflexionar sobre lo que verdaderamente significa la opresión, fuera de los postulados políticos o ideológicas que se han hecho y se seguirán haciendo. Hay un espíritu opresor con el que se mueve Babilonia, que podemos llamar Faraón, en memoria espiritual del rey de Egipto. Su misión es sojuzgar y oprimir, traer agravio y mantener a los pueblos en una terrible opresión. Y esto es lo que estamos viendo hoy en los distintos pueblos de Latinoamérica.

Mientras el pueblo estaba bajo Faraón, no podía ver ni imaginarse la libertad gloriosa de su Dios. Sin embargo, el clamor de esa gente llegó hasta los oídos de Dios, y Él respondió levantando al hombre que traería luego la mayor liberación al pueblo de Israel. Hoy, estamos otra vez en tiempos de gran liberación, donde Dios quiere hacer algo totalmente nuevo sobre estos pueblos. Son tiempos muy críticos a nivel político, y el pueblo de Dios se está levantando en una forma homogénea, aún sin conocerse ni tejer estrategia conjunta alguna.

Sin embargo, déjame decirte que no será la fuerza del hombre la que va a hacer esto. Dios está levantando hombres y mujeres que sacudirán este tiempo para hacer el Reino y la Justicia de Dios en esta tierra. Estas tierras han sido caracterizadas por opresión, por injusticia, y entonces dice que Él juzgará a los afligidos del pueblo. Claro que, cuando oímos la palabra juicio, (Y a esto ya lo he enseñado más de una vez), tenemos una connotación torcida de ella. Escucha: lo mejor que le puede pasar a un oprimido, es el juicio. Si alguien te está robando o está abusando de ti, lo mejor que te puede pasar es que tu caso vaya a juicio, y que el juez encarcele a tus opresores.

Quiero ser claro aunque tenga que ser reiterativo. Lo mejor que nos puede pasar, es ir a juicio delante de Dios. No le temas al juicio si estás plantado donde debes. La palabra juicio para el oprimido, es una palabra de bendición, de gozo. Mi caso, al fin, llegó a juicio de mi Padre celestial. Ahora se hará justicia. Y dice que juzgará a los afligidos del pueblo, salvará a hijos del menesteroso y aplastará al opresor. Y está usando la palabra afligido, la palabra menesteroso y opresor. Y luego dice;

(Verso 10) = Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; Los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.

Tarsis. ¿Sabías que Tarsis es España? Quieras o no, con todas las prerrogativas o argumentos que quieras, España fue la que oprimió en su momento a Latinoamérica. No podemos ver las cosas que nos ocurren solamente desde el plano, la óptica o el desarrollo de los últimos setenta años. Tenemos que ver desde el principio qué le dio lugar a la opresión, al robo, a la tierra que quedó maldita, por causa de tanta opresión, por causa de tanto derramamiento de sangre. Y dice que de Tarsis vendrán y de las costas traerán presentes los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.

(Verso 11) = Todos los reyes se postrarán delante de él; Todas las naciones le servirán.

Entonces, estamos hablando de un momento de justicia, un momento en que el Rey de reyes se levanta, para que los verdaderos reyes, que son los hijos del Dios Altísimo, ocupen los lugares que tienen que ocupar, en todas las áreas de la sociedad.

(12) Porque él librará al menesteroso que clamare, Y al afligido que no tuviere quien le socorra.

(13) Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, Y salvará la vida de los pobres.

Así como en algún momento salieron muchos hombres y mujeres de Dios a hablar de regiones de cautividad, ahora es evidente que están y estamos hablando de regiones de pobreza. Estamos hablando de una escasez que no se ha podido romper, y que necesitamos hacerlo. Y que esto tiene que ver con la opresión que viene primeramente de Egipto, espiritualmente hablando, pero que fueron usados los ejércitos españoles para sojuzgar, para robarse el oro y para oprimir al pueblo.

Y esto es más que evidente, cuando vemos que esa clase de opresión comienza en primer lugar a pulverizar la voluntad creativa del hombre. ¿Qué estoy queriendo decir con esto de la voluntad creativa del hombre? Cuando el hombre nace en libertad, cuando nace en una buena familia, con un buen pasar económico, sin sobresaltos ni estrecheces, tiene todo el derecho a soñar con grandes cosas. Es creativo en cuanto a sus sueños. Si desea ser un gran profesional o un gran empresario, todo se le facilita. Tiene derecho a ver su sueño, a ver su grandeza desarrollarse dentro de él.

Pero cuando un pueblo ha sido oprimido, se ve desmenuzada esa parte de la voluntad creativa, en la cual puede soñar grandes cosas para su vida. Hay demasiados antecedentes al respecto. Diferentes holocaustos, algunos con más prensa que otros, pero todos con un común denominador. Gente que estaba tranquila, confiada y hasta segura con sus negocios, empresas, posesiones e influencias. Hasta que de un día para el otro llega un opresor, empieza a minarle esa voluntad creativa, a hacerles perder sus sueños y rendirles a ellos su grandeza.

Allí es cuando esa parte del alma empieza a desmenuzarse, y la persona que ha vivido mucho tiempo en opresión sabe que esa opresión reprime dentro del ser y pulveriza dentro del ser, esa facultad creativa que te hace dueño de tus actos. El oprimido, siempre empieza, más tarde o más temprano, a conformarse con lo que tiene. En lugar de ser un soñador y creer en la grandeza que Dios le dio, empieza a considerarse y a ser un sobreviviente de sus circunstancias.

Por causa de la voz del opresor que ha echado iniquidad sobre el pueblo, el pueblo se adapta y se convierte en dócil y maleable. Y, para colmo, justificándolo con aquello de someterse a las autoridades. ¡Eso no es obediencia divina! ¡Eso es esclavitud voluntaria y hasta consciente! Y además, es miedo. Eso es lo que ocurre cuando viene a establecerse espiritualmente Faraón, rey de Egipto, sobre nuestras naciones. Para sojuzgar, para matar.

Y esto trajo tremenda maldición sobre la tierra. Y no solamente de parte de los españoles, sino del terrible rencor, la ira, la venganza acumulada en la sangre indígena nativa. Las experiencias de hermanos que han trabajado en reconciliaciones globales y territoriales, nos muestran que para los españoles, por ejemplo, les resultaba muy fácil arrepentirse y pedir perdón a los indígenas nativos por todo lo que les habían hecho, pero a la inversa no era lo mismo.

Cuando los indígenas debían arrepentirse de su rencor y de su odio, y decidir perdonar a los españoles, la resistencia era tremenda. Es que ellos, en nombre de la justicia, también habían cometido crímenes contra los españoles. Esta es la violencia de la opresión. Escucha y aprende: violencia y opresión, siempre van de la mano. Y el peso de esa violencia, el peso de la iniquidad, hoy reposa en nuestras manos, y pesa sobre la tierra. Y cuando la iniquidad, esa violencia, esa opresión interna que no ha sido solucionada por generaciones, sigue viviendo dentro de nosotros, está alimentando a Faraón, rey de Egipto. Y dice que: Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, Y salvará la vida de los pobres.

(Verso 14) = De engaño y de violencia redimirá sus almas, Y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos. ¿Leíste bien? Dice que redimirá sus almas de engaño y de violencia. O sea que el oprimido, es fácilmente engañado, y también el propio oprimido engaña fácilmente. El oprimido está sujeto a violencia, porque la opresión trae violencia y venganza interna. Y esto se va pasando como una iniquidad de generación en generación, y Dios la visita hasta la tercera y cuarta generación.

Entonces, tú ya conoces, supongo, las bases bíblicas elementales de la prosperidad. Tienes que diezmar, tienes que dar, tú ya lo sabes y gloria a Dios porque lo haces, pero no se trata de cambiar una cosa por otra. Es entender los principios. Pero aquí estamos hablando de una opresión generacional en tu tierra, que le da derecho legal al opresor. Y aquí dice que redimirá sus almas, que fueron sojuzgadas, que fueron oprimidas, que fueron pulverizadas de su facultad creativa.

El que es libre y tiene un negocio, empieza a pensar qué hacer y cómo hacer para que su negocio crezca y produzca más y mejor. Y, obviamente, me estoy refiriendo a negocios justos, legales, buenos. En cambio el oprimido piensa que, si bien tiene muy poquito, es mejor quedarse con eso. A lo sumo, va a vender baratijas a la esquina. Perdió su facultad creativa. Se le destruyó la facultad de conectarse con su grandeza. Y Dios, que es el Dios de lo imposible, está aquí, ahora, y está dispuesto a resucitar esa parte del alma que un día te fue cauterizada. ¿Lo puedes creer?

Y el problema con que nos encontramos para salvar esas tierras, para sacarlas, es que tenemos que redimir sus almas, de violencia y de engaño. De engaño y de violencia redimirá sus almas. Y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos. (Verso 15) Vivirá, y se le dará del oro de Sabá, Y se orará por él continuamente; Lo que le fue robado, lo que le fue usurpado, lo que le fue arrebatado a base de sangre. Lo que nos fue arrebatado a base de opresión y usurpación de bienes que eran para una nación, y se quedaron en los palacios unos pocos.

Y se orará por él continuamente, dice el cielo. Todo el día se le bendecirá, le dice el cielo a la tierra. ¡Latinoamérica! Dice el Señor: ¡Todo el día te bendeciré, y te será regresado el oro de Sabá! El valor de tus joyas y, lo más precioso de todo: el alma de tus habitantes.

(Éxodo 3: 9) = El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. 

Aquí te está diciendo que el clamor por la opresión del pueblo por causa de los egipcios, llegó hasta los oídos de Dios. Ese es el tiempo de la unción de Moisés. Ese es el tiempo en que Moisés regresa a la tierra, para hacer ver a Faraón sus plagas, y para rescatar al pueblo.

(Eclesiastés 5: 8) = Si opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos. 

 No te maravilles, porque la opresión de Babilonia, que es la causante de esa opresión, tiene un comando central. Sobre Babilonia está Faraón, rey de Egipto, pero uno más alto está sobre ellos: el Rey de Reyes y Señor de señores. El que rompe la esclavitud, el que saca el cautivo a prosperidad, el que libra al pobre, el que es el dueño de todo el oro y la plata del mundo. Vamos a ver el efecto de la opresión generacional.

(Jeremías 22: 13) = ¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo! 

Y aquí llegamos a otra potestad satánica. Esta es la forma como opera Tiro. Es la forma de hacer negocios que oprimen a otros, que le roban a otros, que tienen la pesa falsa, que tienen el salario falso, que abusan de su prójimo para enriquecerse. Que someten a los pueblos para extraer sus riquezas. Ese es Tiro.

(16) El juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová. (¿Juzgar la causa del inocente, del afligido, del menesteroso?)

(17) Mas tus ojos y tu corazón (Aquí le está hablando a un hombre llamado Conías) no son sino para tu avaricia, (Ese es Tiro. Ese es el corazón de Tiro, el que se enaltece en sus negocios) y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio. (Entonces, Dios le habla a este hombre)

(Verso 28) = ¿Es este hombre Conías una vasija despreciada y quebrada? (¿Qué es lo que vemos? ¿Cuál es el resultado de la opresión? ¿De la opresión de gobiernos de corrupción? ¿Cuál es la consecuencia? En Argentina sabemos lo que es eso. También sabemos qué es que nos opriman. Y que luego los unos dicen que los que roban son los otros. Y así por años.) ¿Es un trasto que nadie estima? (¿Los pobres de cada nación, diría? ¿Esos a los que, según otra franja social, habría que eliminar para poder mejorar?) ¿Por qué fueron arrojados él y su generación, y echados a tierra que no habían conocido? 

(29) ¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra de Jehová. 

(30) Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia, hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá.

¿Qué es lo que vemos aquí? Vemos una profecía tremenda sobre la tierra, y como la tierra no es sólo materia inerte, porque Dios mismo le dice a esa tierra: ¡Tierra! ¡Tierra! ¡Escribe! De ahí podemos deducir que la tierra debe tener manos para escribir, ¿Verdad? Tiene boca, porque dice que cierra su boca para no dar su fruto. Pero en este caso, la tierra tiene manos y escribe. La tierra es un organismo vivo. Tú mismo vienes de la tierra. Entonces le dice que escriba, que a este hombre privado de descendencia, nada bueno le sucederá ni podrá sentarse en el trono.

¿Y qué es lo que sucede con toda esta opresión? Porque estábamos hablando de opresión, ¿Recuerdas? Opresión por ambos lados: el que fue oprimido, y el que oprimió. La tierra escribe el engaño, la violencia del oprimido, el rencor del oprimido. Escribe, que desde siglos atrás, estas familias todavía no perdonan nada. Escribe, tierra, porque nada próspero les sucederá.

Entonces, la tierra empieza a ser un enemigo. O vienes de familia que a lo mejor tuvieron mucho dinero o lo que sea, pero ellos también oprimieron. Quizás algunos tuvieron balanzas injustas. O dieron salarios injustos. No miraron la necesidad de los pueblos. Y todo esto está en las raíces generacionales, y la tierra dice: ¡Tierra! ¡Tierra! ¡Escribe lo que pasó hace tantos años o hace pocos años!

Y la tierra se convierte en nuestro enemigo, para cerrar su boca y no darnos de su fruto. Y entonces es como un caso de infidelidad, ¿Entiendes? Suponte que un hombre traicionó a su mujer, se arrepintió, y va con Dios y le dice: Perdóname, Señor; fui un adúltero, caí en tentación; perdóname, no lo vuelvo a hacer, me arrepiento en polvo y en ceniza. Y Dios lo perdona. Pero ese hombre nunca le pide perdón a su mujer. Le pide solamente perdón a Dios, en secreto, pero no a la otra gran ofendida, la herida, su mujer. ¿A quién le tiene que pedir perdón, además de a Dios? ¡A su esposa!

Entonces, si la violencia de nuestras manos la hicimos pesar sobre la tierra, como dice el salmo 58, que dice: hacéis pesar la violencia de vuestras manos sobre la tierra. La violencia de nuestras manos, si el pecado que hemos cometido nosotros o nuestros ancestros, es violencia que pesa sobre la tierra, ¿A quién hemos herido? A la tierra. Entonces, le pedimos perdón a Dios por nuestros pecados, pero a la tierra a la cual herimos, jamás le pedimos perdón. Entonces, la tierra está en tu contra, igual que esa mujer engañada, que por más que el hombre le haya pedido perdón a Dios, esa mujer va a estar con cara agria toda su vida, hasta que el marido le pida perdón.

Lo que estoy queriendo decir con esto es que a la tierra, la tenemos que voltear, hacer girar, torcer a favor nuestro. Porque de la misma manera que pesa la iniquidad sobre la tierra, también la presencia de Dios y la unción de Dios pesan sobre la tierra, para que un hijo de Dios sea bendición sobre esa tierra. Dice que fueron echados a tierras que no conocían. Y ahí andan tantas personas, cristianos muchos de ellos, de aquí para allá, los echan de sus trabajos, les dicen que jamás les darán trabajo allí, y se amargan, se deprimen y no se dan cuenta que es la tierra la que los está vomitando.

La tierra vomita al fornicario, la tierra vomita al adúltero, la tierra vomita al engañador, la tierra vomita al violento, al ladrón, al asesino, al que habla mal de su prójimo, la tierra lo vomita. Te cierra la boca, porque el que odia es igual a un asesino, dice la Palabra. Entonces, la tierra dice “me cierro”, y Dios dice: “Escribe”. Así que, mientras no solucionemos ese problema, tendremos a la tierra en contra nuestra, y Dios necesita resolver esto, para que la tierra de su fruto conforme al diseño original y tal cual Él lo había establecido.

Porque si fuimos maldición para la tierra. Si nuestras fornicaciones, hechicerías e idolatrías hirieron la tierra, nuestra benevolencia, nuestro amor y nuestra unción pueden sanarla. Van a sanarla. ¡Podemos y debemos sanar nuestra tierra! No importa lo que diga la historia de tu país, las estadísticas y hasta las predicaciones proféticas de derrota. ¡Debes sanar tu tierra! ¡Es para eso que Dios te hizo nacer allí y no en la otra punta del planeta! ¿Lo estás entendiendo?

Es indudable que Dios va a juzgar a Tiro en toda el área de Latinoamérica, pero para que eso sea posible, primero deberemos evaluar y definir quién es realmente Tiro y quién no lo es. (Oseas 12: 7) = Mercader que tiene en su mano peso falso, amador de opresión, (8) Efraín dijo: Ciertamente he enriquecido, he hallado riquezas para mí; nadie hallará iniquidad en mí, ni pecado en todos mis trabajos. 

Aquí estamos viendo la operación, respecto a quién resistió dios de acuerdo con la historia de Efraín. Aquí vemos la operación de Tiro. De hecho, Dios no está en contra de que alguien tenga un negocio. Es más: hoy, Dios les está entregando buenos negocios a buenos creyentes. Y en la facultad creativa que cada uno posea, le van a llegar fórmulas, métodos, negocios, estrategias y administración, pero en justicia.

Escucha: Tiro, es Satanás. ¿Cómo hace negocios Satanás? Oprimiendo, a ver cómo te puede robar más, mejor y más rápido, a ver cómo te puedo estafar. ¡Ese es Satanás! Cuidado, no solamente del lado del empresario, del patrón. También del lado del empleado está Tiro, a veces. A ver cómo se puede robar algo de la empresa donde trabaja sin que nadie se dé cuenta. Con esas fórmulas, estás participando con Tiro. Y ni quiero mencionar a los que van a una congregación y en el menor descuido de sus líderes, se roban la ofrenda. ¿Qué? Existen, no tengas dudas.

Hay negocios justos, y ese es el oro que Dios quiere entregarte. Porque dice que Él redimirá sus almas de engaño. ¿Cómo opera Tiro? ¡Con engaño! Hoy día te bombardean con toda clase de publicidad. En algún momento y como complemento de trabajo, me tocó aprender algunos rudimentos de la publicidad. Se trata, eminentemente, de convencerte a ti por cualquier método, que debes comprar algo que tú no necesitas comprar, pero que sus fabricantes sí necesitan vender. ¡No les creas nada! ¡Te mienten, siempre!

La mayor parte de los mensajes publicitarios contienen pura falsedad, espejitos de colores. Está en nuestra calidad indígena no civilizada, todavía, el caer en esas trampas o no. El producto que se anuncia por la televisión no necesariamente es mejor que aquel que no se anuncia. Lo único que ha hecho es una inversión económica fuerte en publicidad. Las razones, mejor preguntárselas a los fabricantes, aunque no creo que te digan la verdad. La verdad en publicidad, es un bien en desuso.

Ese es Tiro. Yo redimiré al pobre, de engaño y de violencia. Y le daré el oro de Sabá, y será bendito todos los días de su vida, desde el cielo. De hecho, entonces, tengo que hacer la diferencia y ver en qué territorio me estoy moviendo. Porque si estoy alineado con Tiro, estoy alineado con una de las fortalezas de Babilonia. Babilonia se mueve con Faraón, rey de Egipto, se mueve con Farmakeia, controlando la mente y los cuerpos de la gente, se mueve con Tiro, controlando las finanzas, y se mueve con Jezabel, controlando la religión mediante seducciones o amenazas llenas de manipulación y hechicería, que a su vez son las encargadas de traer toda la idolatría. Entonces, es un organigrama de poderes muy tremendo el que se mueve desde Babilonia, que es la iglesia falsa, paralela, la imitación diabólica de la asamblea santa.

(Amós 3: 9) = Proclamad en los palacios de Asdod, y en los palacios de la tierra de Egipto, y decid: Reuníos sobre los montes de Samaria, y ved las muchas opresiones en medio de ella, y las violencias cometidas en su medio. 

(10) No saben hacer lo recto, dice Jehová, atesorando rapiña y despojo en sus palacios. 

Aquí estamos viendo cómo, desde los montes, (Que en el mundo espiritual son muy importantes porque son portadores de la paz real y genuina: Por eso decía en el salmo 72 que no terminamos de leer: Echad un puñado de granos sobre los montes, y habrá ruido en la tierra, y fructificarán y saldrán los hijos de Dios en justicia), de los montes, dice, se ven los palacios y su opresión.

(Isaías 58: 6) = ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? 

Aquí estamos viendo como la mano de Jehová viene a desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión y dejar ir libres a los quebrantados, rompiendo todo yugo. Qué obra magnífica de Dios, viniendo sobre la opresión. Y dice el Señor: venid a juicio, Latinoamérica; venid a mí, santos de mi Padre. Venid a mí porque hoy es un día de justicia para ustedes, porque hoy Dios los librará de engaño y de violencia. Porque hoy, el oro que está determinado para tu bendición, empezará a ser derramado.

Porque, de la misma manera en que salieron los hebreos de la tierra de Egipto, cargados con el oro de Egipto, así el pueblo de Dios saldrá con los tesoros del moderno Egipto, que es el mundo secular. Vendrá un desatamiento financiero antes de finalizar este año, pero no vendrá sobre todo el que dice Señor, Señor, ¿Está claro?

Porque la tierra puede estar en tu contra, diciendo que este no, que a este lo vomito, o que este no recibe nada. Pero qué delicia es cuando haces pacto con Dios. Cuando entras a la tierra y la tierra dice: ¡Qué deliciosos son tus pasos sobre mis lomos! Te abro mi boca y te bendigo, siervo del Altísimo. Porque cambié la maldición de la tierra, en bendición.

Lo primero que vamos a hacer, entonces, es pedir perdón por todo el engaño, por toda la opresión, por toda la violencia. Lo primero que tenemos que hacer, es asumir nuestras responsabilidades, y aceptar que en alguna parte de nuestra genealogía, pudo haber habido un opresor. O quizás tú mismo o tú misma hayas sido un opresor o una opresora, en su momento, tal vez antes de conocer a Cristo.

Y la opresión, será bueno que lo sepas, también trae muchas enfermedades. Cuando alguien creció bajo opresión; cuando alguien fue minado en ciertas áreas por causa de padres extremadamente fuertes, o hermanos demasiado fuertes, que te oprimieron. Y a esa opresión la vas cargando contigo. Y esa es una de las grandes causas de la obesidad.

¿Y por qué de la gordura? Porque minaron tu posibilidad de recibir dulzura. El alma se minó, y no puedes recibir dulzura. Estás seco. Y cuando tratas de hacer algo dulce y bueno por ellos, se retraen y huyen. Porque cuando quisieron ser dulces, los oprimieron. O quizás te oprimieron patrones, o jefes de tu trabajo. O cuando pasaste por el ejército. Y allí empezaste a desarrollar exceso de peso. Porque en tu alma dejaste de tener la capacidad de recibir dulzura. Y la dulzura ya no se procesa dentro de tus células, que es la forma natural de ser procesadas, sino que se acumula y se empieza a convertir en grasa y grasa y grasa, porque tu cuerpo no sabe procesar dulzura.

¡Es que no puedo bajar de peso! Analiza cómo procesas la dulzura. Analiza la opresión que hubo en tu vida. ¿Y cuál es la palabra que vengo usando desde que inicié este trabajo? Opresión. Trasciende; ponte en paz con tu padre, o con esa madre dominante, o con ese hermano. Habla en tu espíritu con ellos. Y si todavía viven, tranquilamente puedes hablar con ellos. Nada peor ocurrirá. Vamos a orar.

Padre te pedimos perdón, primero por nosotros mismos. Porque por la causa que haya sido, hemos oprimido a otros, hemos sido injustos con otros. Hemos hecho engaño a otros. Nos hemos dejado engañar sin consultarte, Señor. Te pedimos perdón, porque nosotros y nuestros padres hemos derramado sangre por causa de la opresión. Te pedimos perdón por nuestras fornicaciones, por nuestros adulterios. Nosotros y nuestros padres hemos pecado contra ti. Por nuestras hechicerías.

Hoy venimos a ti, tierra, porque nuestras maldades pisaron sobre ti. Y te fuimos maldición en un momento dado. Te pedimos perdón, y hemos recibido de Jesús la redención, y hoy queremos que tú también recibas esa redención. Y hacemos pacto sobre de ti, tierra Latinoamericana, para serte de bendición todos los días de nuestra vida. En el nombre de Jesús, tierra, recíbeme. Como un santo de Dios. Tierra, recíbeme y abre sobre mí tu boca.

Padre, venimos a juicio delante de ti y te decimos: mira nuestras opresiones. En este momento puedes añadir las opresiones de tu familia, de tu pueblo en específico, incluso de tu nación. Mira nuestras aflicciones. Y hoy venimos a pedirte justicia, Señor. Te venimos a pedir justicia sobre gobiernos de opresión. Te pedimos, Señor, que todos los opresores de Latinoamérica, los que han derramado sangre inocente en estas tierras. Los que se robaron lo que era del pueblo. Padre, venimos a juicio con ellos.

Para que ellos sean juzgados por sus maldades. Y escrito está, Señor: tú juzgarás mi causa, y mis pecados, Señor, serán clavados en tu cruz. Por lo tanto, me presento a ti, limpio, por la gracia inmerecida que recibo de la cruz del calvario. Pidiéndote la justicia sobre mi vida, sobre mi tierra. Porque hemos sido robados, porque hemos sido oprimidos. Y te pedimos tu justicia. Te pedimos, Señor, que rompas las ligaduras de impiedad en toda nuestra línea generacional.

Que rompas las ligaduras de impiedad de nuestros gobiernos. Que rompas las ligaduras de impiedad que han afectado nuestros negocios y nuestros trabajos y salarios. Que rompas los yugos de opresión que hoy se han levantado. Son levantados, y miríadas de ángeles descienden a llevarse los yugos de Latinoamérica. En el nombre de Jesús de Nazaret, es momento de abrir las prisiones de los quebrantados por la pobreza, de los quebrantados por la opresión, de los quebrantados por la falta de medios.

Libérate Latinoamérica de las prisiones de Egipto, de las prisiones de escasez. En cada uno de ustedes rompo, en el nombre de Jesús, con toda atadura generacional y emocional con la pobreza y la miseria. Te libero, Argentina, en el nombre de Jesús. Te libero.

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noviembre 13, 2018 Néstor Martínez