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Una Relación Precisa

La Palabra de Dios es muy clara con respecto a la condición para la salvación. Dios nos muestra que somos salvos por la fe y no por las obras. Hemos leído suficientes versículos de las Escrituras y hemos visto suficientes razones claras por las cuales nuestras obras no pueden considerarse.

Debido a que hemos creído en la obra de Dios por medio de Su Hijo, no debe de haber obras de nuestra parte. Pero, algunos que no entienden las palabras de la Biblia han venido a mí, preguntándome: “¿No es verdad que el libro de Santiago nos dice claramente que el hombre no es justificado por la fe, sino por las obras?

¿Es posible que Santiago y Pablo se contradigan uno al otro? ¿Y es posible que el hombre sea justificado por la fe y las obras?” Piensan que Santiago y Pablo no están de acuerdo el uno con el otro. Piensan que los libros de Romanos, Gálatas y Santiago también no están de acuerdo el uno con el otro. Tengo que usar la expresión de Pablo: “¡Claro que no!” Vayamos al libro de Santiago y veamos lo que Santiago mismo tuvo que decir.

Cuando leemos el libro de Santiago, debemos tener cuidado de una cosa. Solamente podemos leer lo que se dijo; no podemos agregarle nuestros propios pensamientos. Lo que cuenta es lo que Santiago dijo. Lo que uno agrega a eso no cuenta. Al leer uno no debe proyectar sus propios pensamientos en el libro de Santiago. Debe ver lo que Santiago dijo y no lo que no dijo.

Leamos Santiago 2: 14-26. Pero antes de leer este pasaje, quiero hacer una pregunta: ¿Cuál es el contexto de estos versículos? Pablo tenía un tema en mente cuando escribió el libro de Romanos. También tenía algo en su mente al escribir Gálatas.

Romanos dice que el hombre es justificado por la fe; Gálatas dice que el hombre no es justificado por las obras. Romanos habla del lado positivo; Gálatas habla del lado negativo. Romanos declara positivamente cómo el hombre es justificado; Gálatas argumenta negativamente cómo ser justificado y cómo no ser justificado.

Por lo tanto, los dos libros, Romanos y Gálatas, se complementan el uno al otro. El tema de estos libros es estrictamente la justificación. Tratan específicamente con el problema de la justificación. Uno trata con el problema desde el lado positivo; el otro trata con él desde el lado negativo.

Muchas personas sienten que Santiago 2 es un capítulo difícil. ¿Cuál es el tema de Santiago 2? El tema de Romanos es la justificación, y el tema de Gálatas también es la justificación. Pero, ¿cuál es el tema de Santiago 2?

El tema de este capítulo abarca por lo menos la misericordia y la ayuda para otros. ¿Qué dicen los versículos anteriores a ésta porción? Comenzando desde el versículo 6 Santiago dice: “Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

¿No blasfeman ellos el buen nombre por el cual habéis sido llamados? Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.

Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero tropieza en un solo punto, se hace culpable de todos. Porque Aquel me dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no haga misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio” (vs. 6-13).

El tema de estos versículos es la muestra de la misericordia. Santiago nos dice que no adulemos al rico, sino que cuidemos del humilde y mostremos misericordia con el pobre. Esto es lo que los versículos 1 al 13 dicen. Además, el versículo 1 es una continuación del capítulo uno.

El último versículo del capítulo uno dice: “La religión pura e incontaminada delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (v. 27).

Este es el tema de Santiago. Si un hombre dice que es un cristiano piadoso, su piedad debe manifestarse en su cuidado y sus ofrendas a los huérfanos y a las viudas. No debe invitar a los que visten ropa espléndida para que se sienten en el mejor lugar y pedirles a los huérfanos, a las viudas y a los pobres que se sienten bajo su estrado.

Debe cuidar de ellos, mostrarles misericordia, y dar a los despreciados. El tema de Santiago es la religión pura e incontaminada. La religión pura y sin mácula se manifiesta hacia el pobre, el humilde y el despreciado.

Después de 2: 14, continúa hablando acerca de las ofrendas: “Y si un hermano o una hermana no tienen ropa, y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?” (vs. 15-16).

Al final del capítulo uno, el tema de Santiago es dado, es decir, cuidar de los huérfanos y de las viudas. Al final de la primera parte del capítulo dos, dice que debemos mostrar misericordia a otros, que debemos dar al pobre, y que no debemos despreciarlo.

En la segunda sección del capítulo dos, Santiago nos dice qué debemos hacer cuando vemos a un hermano o a una hermana sin vestido y sin el sustento diario. Todas estas palabras tienen que ver con las ofrendas para otros, mostrar misericordia hacia ellos, no despreciar al pobre y ayudar a otros.

Los versículos 14 al 26 solamente hablan de la justificación de una manera casual. El asunto de la justificación se menciona solamente de una manera casual. Ya que la misericordia, las ofrendas y el cuidado por los huérfanos y las viudas es el tema, la justificación se menciona solamente de una manera casual como un medio para lograr la meta de desarrollar su tema. Por lo tanto, vemos que Santiago en su libro, no está enseñando el asunto de la justificación.

El tema de algunos trabajos anteriores en este tenor, ha sido la salvación de Dios. Pero suponte que durante este período me levanto el día del Señor en la mañana y doy un mensaje, no acerca de la salvación, sino acerca de vencer, o sobre el reino o acerca de cómo reinar con el Señor Jesús en el milenio. Ese sería el tema de mi mensaje.

Mientras hablo, puedo mencionar ocho o nueve oraciones con respecto a la salvación de una manera casual. Si tú quieres entender la doctrina de la salvación, ¿No considerarías los otros mensajes que di durante semanas anteriores? ¿Ignorarías todo lo que se habló en esas semanas y solamente tomarías las ocho o nueve oraciones que has escuchado en este mensaje?

Romanos y Gálatas tratan específicamente de la justificación, mientras que Santiago solamente menciona unas pocas palabras acerca de la justificación. Su tema no es la justificación, ni es su propósito enseñar la justificación.

Su propósito es exhortar a otros a dar; el asunto de la justificación solamente se menciona de una manera casual. Una persona no puede derribar Romanos y Gálatas con las pocas palabras de Santiago acerca de la justificación. Entonces, ¿está Santiago en conflicto con Romanos y Gálatas?

En un momento verás que no es así. Pero desde el comienzo, quiero que de una manera precisa comprendan el tema de Santiago. Santiago no estaba hablando acerca de la justificación. Él estaba hablando acerca de la misericordia, acerca del cuidado y acerca de lo que uno debe hacer por los huérfanos y las viudas.

El versículo 14 dice: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? Nótese que Santiago no dice que este hombre tiene fe en Dios. No agreguen a este versículo lo que Santiago no dice. Santiago no dice si este hombre es un creyente o no.

El solamente dice que este hombre dice que tiene fe. A pesar de si él tiene obras o no, este hombre no puede decir de él mismo que él tiene fe. Si tú verdaderamente tienes fe delante de Dios, no hay necesidad de hablar acerca de ella.

Pablo dice que el que cree es justificado. Nunca dice que el que dice que tiene fe es justificado. Ciertamente uno no es justificado por decir eso. No sé cómo es el hombre mencionado aquí. No sé si tiene fe o no. Santiago no dice que verdaderamente tiene fe.

Lo que vemos, sin embargo, es un hombre jactancioso. Puede que tenga o no algo dentro de él. Pero ya sea que tenga algo o no, le gusta hacer una exhibición delante de otros. Le gusta imprimir fe en su tarjeta de presentación y mostrar a otros que tiene fe.

Por lo tanto, Santiago dice: Hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras. ¿Podrá la fe salvarle? Si ves a un hombre que no se preocupa en absoluto por su conducta, que es libre para hacer cualquier cosa, pero dice que cree en Jesús, diría la misma cosa que Santiago.

También me preguntarías qué provecho es si alguien dice que tiene fe pero no tiene obras. Quizá él estaba peleando o argumentando con alguien hace un minuto, y ahora dice que tiene fe. Si tal persona no hubiese dicho nada acerca de la fe Santiago no le hubiera dicho nada.

La razón por la cual Santiago dice algo de una persona sin obras es porque ésta se jacta. ¿Ha conocido a tal clase de personas? Les gusta jactarse. Les gusta ser exaltados y glorificados. No solamente Santiago tiene que sojuzgar esa clase de personas; también nosotros tenemos que sojuzgarlos.

Por lo tanto, Santiago no está hablando con respecto a tener fe o no tenerla. Ni está hablando acerca de las obras para aquellos que tienen fe. Santiago específicamente está hablando con respecto a las obras para aquellos que dicen que tienen fe.

Él no está tratando con las obras de los cristianos, sino con las obras de aquellos que dicen que son cristianos. Él está tratando con las obras de los miembros nominales de la iglesia y los cristianos nominales que dicen que tienen fe. Santiago 2 dice: “si alguno”. No dice que “si algún cristiano”.

El versículo 14 continúa diciendo: “¿Podrá la fe salvarle?” ¿Cuál es “esa fe”? Si la fe no puede salvarte, ¿Entonces qué puede salvarte? Santiago se refiere a “esa fe”, no simplemente “fe”. Si la fe no puede salvarnos, no necesitamos predicar nunca más.

Pero Santiago se refiere a “esa fe”, es decir, la fe que algunos tienen en sus labios. No cambies lo que Santiago está diciendo. Él no está hablando con respecto al hecho de que si la fe salva a ese hombre. Él está hablando con respecto a si esa clase de fe lo puede salvar, es decir, esa fe que uno tiene solamente en sus labios. No sé si tú alguna vez has conocido a esa clase de personas. Yo sí los he conocido. Dicen que son cristianos, que creen en eso y aquello, y que su fe es esto y aquello. ¿Puede esta fe salvarlos?

En los versículos 15-16 Santiago da una ilustración: Y si un hermano o una hermana no tienen ropa, y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice… Este es el hombre que dice que tiene fe. Él les dice a los hermanos y hermanas en necesidad: ¡Id en paz! Que el Señor los bendiga. Calentaos y saciaos.

Si le preguntan por qué les dice a otros que vayan en paz y por qué les desea que se calienten y se sacien, él les dirá que es por causa de que tiene fe. Dirá que él cree que ellos se calentarán y se alimentarán abundantemente cuando vayan a la casa.

Dirá que él cree que ellos pueden ir a la casa en paz. Santiago está hablando con respecto a la clase de fe que cree que los estómagos vacíos se llenarán automáticamente y que los cuerpos desnudos automáticamente serán vestidos.

Pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? El propósito de la ilustración de Santiago no es hacer una exposición acerca de la justificación. Más bien, es exhortar a los hermanos y hermanas a tomar medidas prácticas.

Nuestro amor a los hermanos y hermanas no debe ser en palabra solamente, sino también en conducta. Si ves a alguien que le falta el vestido y la comida, debes darle el vestido y la comida. Tienes que cuidar de él. Por eso Santiago dice esto.

Santiago está en contra de cualquiera que dice: Id en paz, ya he creído por ti. Aquí, Santiago está diciendo que ahora no es el tiempo para que tú creas; ahora es el tiempo para que tú uses tu billetera. Para ti ahora, la fe no es el punto; el punto es que permitas que tu dinero se vaya.

Si tú guardas tenazmente tu billetera y les dices a otros que vayan en paz, diciendo que tienes fe, ¿Qué bien hace esta clase de fe? Si tú te encuentras a un hermano o hermana pobre y no le das todo lo que tienes para ayudarlo y cuidar de él, sino que solamente dices que crees por él y que puede ir en paz, si ésta es la clase de fe que tú has ejercitado cuando creíste en el Señor, ¿Lo salvará tal fe?

Si ésa es la clase de fe que tú ejercitas hacia los hermanos y hermanas y si ésa es la misma clase de fe que tienes con respecto a tu justificación, entonces yo cuestiono si esa clase de fe te justificará. Santiago indica que si ésta es la clase de fe que tú tienes hacia los hermanos y hermanas entonces quizás esta también sea la clase de fe que tú tienes para con Jesús.

Si esa fe que tú tienes hacia los hermanos y hermanas es la misma fe que tienes con respecto a la salvación y la justificación, yo cuestiono si esta fe te puede salvar. Si no existe base para que tú creas en cosas tales como vestido y alimento suficiente, entonces no existe la base para tu fe en la salvación y la justificación. Pero si tú ves a un hermano en pobreza y le das dinero, vestido o comida, y entonces crees, entonces existe una base para tu fe.

Cuando Dios te vio desnudo, hambriento y pobre, ¿Te dijo El: “Calentaos y saciaos. Que nunca vayas al infierno. Que vayas al cielo?” Si la fe de Dios fuera como la tuya, ninguno sería salvo sobre la tierra. Sin embargo, ¿Qué fue lo que Dios hizo?

Cuando Dios nos vio pobres, hambrientos, desnudos y muertos en pecado, El vino para llevar a cabo la obra de redención para que pudiéramos ser salvos. Gracias al Señor. Primero, El estableció Su obra delante de nosotros; después, nosotros la recibimos.

¿Es tu fe hacia los hermanos y hermanas una fe vana? Si Dios fuera vano para contigo, de hecho todas las cosas serían vanidad. Si tú eres vano para con Dios, tu fe ciertamente es vacía. Sabemos que somos justificados y salvos y que tenemos vida eterna. ¿Por qué es esto?

Porque Dios no está sentado en las nubes diciendo: “Que todos en todo el mundo sean salvos, y que nadie vaya al lago de fuego”. En lugar de eso, Dios vino personalmente desde los cielos para llevar a cabo Su justicia y para tratar con el pecado sobre la cruz. Debido a que Dios ha llevado a cabo una obra concreta, hoy podemos tener fe. Por eso nuestra fe hoy día es confiable.

El versículo 17 dice: Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Santiago no dice que un hombre no es salvo al creer. No dice que un hombre no es justificado y que no tiene vida eterna al creer. Él dice que cuando tú escuchas tales palabras de ese tipo de persona, tú sabes que tu fe está muerta.

Si fueras a pedirle a Pablo que viniera hoy aquí y comentara sobre esto, aún él diría que esta clase de fe está muerta. Si alguien dice que él tiene fe, pero no tiene una expresión externa de ella, esa fe debe de ser muerta.

No importa qué tan grande es la fe de alguno, otros todavía necesitan vestido y comida. No pueden cubrir su desnudez con la luz de los cielos. Ni pueden comer aire para satisfacer su hambre. Por lo tanto, una fe sin obras es vacía y muerta.

El versículo 18 dice: Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Si una persona vana y jactanciosa mantiene su jactancia, con el tiempo, alguien se levantará y le dirá: “Dices que tienes fe. Pero, ¿dónde está? Debes callar. Tú tienes fe, pero yo tengo obras”.

Date cuenta de que él no dice que tiene solamente obras; no dice que él no tiene fe. Eso no es lo que un cristiano diría. Él dice: “Tú tienes fe, y yo tengo obras. Le he proveído a alguien una comida el día de hoy. Le he dado a alguien vestido el día de hoy. Por favor muéstrame tu fe sin tus obras. ¿Qué bien hay si tú solamente hablas acerca de estas cosas?”

¿Pueden ver el significado en esas palabras? Cuando ustedes las lean deben poner atención al tono. Cuando lean Santiago, la cosa más importante es tomar nota del tono. Si aquí ponen atención al tono de sus palabras, tienen que admitir que esta palabra es hablada a una persona vana y jactanciosa. Aquí, Santiago está hablando acerca de la práctica; no está tratando con la justificación por la fe.

Aquí, debemos tomar nota de la palabra “mostrar”. Esta persona dice: “Muéstrame”, y, “Yo te mostraré”. Por lo tanto, Santiago 2 no está hablando acerca de si un hombre tiene o no fe delante de Dios. No está tratando con nuestra fe delante de Dios; más bien, está tratando con nuestra fe delante de los hombres.

Si alguien se jacta delante de los hombres de que tiene fe, tú debes decirle a tal persona: “Muéstrame tu fe sin obras”. Santiago 2 trata con el problema de la fe delante de los hombres. Nadie ve si tú tienes o no tienes fe.

Otros solamente ven si usted tiene obras, es decir, si alimenta a otros y da a otros ropa para vestir. ¿Comprenden ustedes que también esto requiere fe? Suponga que hay un hermano o una hermana aquí esta noche que no tiene ropa o comida.

Si yo le digo a él o a ella que mientras creamos, seremos vestidos y alimentados, eso no es suficiente. Santiago dice que tenemos que alimentarlo y vestirlo, y al mismo tiempo que debemos tener fe. ¿Se dan cuenta que se necesita fe para dar a otros?

Esta fe viene de dos lados. Si no tengo mucho dinero, quizá solamente tengamos unas pocas monedas en mi bolsillo, y veo a alguien sin comida y vestido, tengo que ejercitar mi fe. Para otros no necesito tener fe; para ellos solamente necesito las obras.

Pero para mí mismo, necesito la fe. Si no tengo fe dentro de mí, probablemente no seré capaz de despojarme de esas pocas monedas hasta que las haya reconsiderado y contado unas pocas de veces. Me preguntaría si iba a ser capaz de obtener de vuelta lo que estaba dando.

Pero si puedo espontáneamente despojarme de las pocas monedas, esto debe significar que tengo fe. Por lo tanto, cuando tú ves a un hombre pobre y le das comida y vestido, debes tener fe antes de que puedas tener obras. Sin las obras, tu fe no puede ser manifestada.

Además, aún si tú eres rico y no necesitas mucha fe para que des un poco, ¿cómo sabes que después de que has dado el dinero, eso no dañará al que lo recibe y causará que la siguiente vez te busque para que lleves su carga?

Si haces el bien a otros indiscriminadamente, ¿No causarás que otros busquen al hombre continuamente por ayuda? Muchas veces no les damos algo a los pordioseros porque tenemos miedo de que hacer eso pueda causar que sean pordioseros para siempre.

Por tanto, si tú eres una persona rica, tienes que tener fe de que Dios puede guardar a esa persona de desarrollar un mal hábito de depender de otros. Tienes que creer que Dios no te hará llevar la carga de esa persona continuamente. Esta es una obra, pero es una obra de fe. Es una obra que proviene de la fe.

El que hace grandes promesas y habla palabras vacías aparenta tener una gran fe. Sin embargo, realmente, no tiene ninguna fe. Si tú tienes fe, debes quitarte tu abrigo y permitir que otro se lo ponga. Debe invitar a otros a comer su comida.

 

Si tú solamente hablas acerca de la fe, no la tienes. Por lo tanto, Santiago concluye que esa clase de hablar es pecado. Aquí, el punto no es que la fe está mal, sino que hablar palabras vacías está mal. Anoche hablamos acerca de la fe.

Hemos estado hablando con respecto a la fe. Pero todavía no hemos puesto atención a esta clase de fe. De la misma manera que Santiago se opuso a ello, también nosotros nos oponemos. Es inútil hablar palabras vacías.

El versículo 19 dice: Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. Esta es una palabra muy enfática. Crees que Dios es uno. Haces bien en creer esto. Los demonios también creen así, pero ellos tiemblan.

Por favor toma nota de la palabra y. Hoy la pregunta no es si tú crees o no. Si tú dices que crees, nadie puede decir que no crees. El problema es que aún los demonios creen. Pero ellos no tienen paz. Los apóstoles no escribieron a los demonios diciéndoles: “La paz sea con ustedes. Que Dios los bendiga a ustedes y a los ángeles caídos”.

Aunque los demonios creen, ellos tiemblan. Esa clase de fe no los hace buenos. Su fe los hace temblar y perder su paz. Si tú dices que crees, ¿Es tu fe la clase de fe que tienen los demonios? Las palabras de Santiago son muy francas y cortantes. Sin duda, tú crees en Dios.

Pero los demonios también creen. Tú dices que crees, pero al mismo tiempo tiemblas, temes y estás nervioso. Por lo tanto, estás en el mismo terreno que el de los demonios. Cuando leemos esto, sabemos en contra de qué está Santiago. Santiago no está en contra de la fe. Él está en contra de cierta clase de fe. Santiago no está diciendo que la fe no justificará. El meramente está diciendo que esta cierta clase de fe no justificará.

En el versículo 20 Santiago nombra a estas personas por sus nombres. El nombra lo que ellos son. No los llama hermanos o hermanas. No los nombra sus amados, como Pablo lo hizo; ni los nombra padres o pequeñitos, como Juan lo hizo.

En vez de esto, los llama hombres vanos. ¿Más quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es inútil? Date cuenta de las palabras “quieres saber”. Que Santiago diga esto, prueba cuán dura es la actitud de ellos.

Cuando otros les hablan la Palabra de Dios y los advierten, de todos modos, ellos no creerán. Por lo tanto, Santiago les pregunta si quieren saber que esa clase de fe es muerta. No es que no son capaces de saber o que no son capaces de entender claramente.

No es que nadie no los haya enseñado cómo saber. Simplemente es un asunto de que no quieren saber. Suponte que trato de hablar a un hermano, y él voltea hacia un lado. Cuando trato otra vez, él ve hacia el otro lado.

Cuando trato la tercer vez, el comienza a hablar a otro hermano. Entonces yo le diría: “Hermano, ¿quieres escuchar o no?” Esto es lo que Santiago está diciendo aquí. ¿Quieres saber que esta clase de fe sin obras está muerta?

Cuando leemos la Biblia, tenemos que pedirle a Dios que nos muestre las circunstancias bajo las cuales la porción fue escrita. Santiago llama a esta clase de personas hombres vanos. Ellos ponen todo abiertamente para que otros vean y hablen acerca de ello y así se exhiben a ellos mismos.

Quieren tener una porción en todas las cosas. Quieren exhibir todo lo que ellos son. Santiago dice que esta clase de persona debe ser sojuzgada. Oh hombre vano, ¿quieres saber que esta clase de fe es inútil? Debido a que ellos no escuchan después de que él les ha hablado tanto, tiene que provocarlos y gritarles un poco.

 

 

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junio 1, 2015 Néstor Martínez