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Tal como los dijo Dios

Los hechos concretos antiguos nos demuestran fehacientemente, (Siempre y cuando no se intente probar lo contrario tomando versículos sueltos de las escrituras) que la iglesia fue fundamentada sobre cinco ministerios. Es el ejército de Dios que marcha cruzando un Jordán simbólico rumbo al Canaán moderno que es Cristo. Lo comanda un General (El apóstol) que es quien determina el objetivo a conquistar, lo acompaña un grupo llamado “Plana Mayor, que son los estrategas (Los profetas) que son los encargados de planificar las estrategias que lleven a ese objetivo; una sección de incorporación de nuevos soldados (Los evangelistas) para que se sumen a la batalla; un área de Sanidad (Los pastores) donde se cuida la salud de los combatientes y donde se les atienden las heridas que puedan recibir en combate y la Cocina, (Los maestros) que es el área que procura que toda la tropa alcance el objetivo bien alimentada. Si falta una de estas áreas, el ejército no está completo y en algo va a presentarse deficitario. Del ministerio pastoral ya hemos hablado en otras ocasiones; hoy quisiéramos referirnos a los otros cuatro, sus implicancias, sus pro y sus contras como cabezas del ejército llamado Iglesia.

EL EVANGELISTA

(Hechos 8: 5)= Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicara a Cristo. (El evangelista predica a Cristo, no escatología)

(6) Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.

(7) Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; (8) así que había gran gozo en aquella ciudad.

Bajo el ministerio de un evangelista, usted oye y ve señales. Fluye el ministerio de liberación, hay milagros y hay señales. Y el pueblo anda muy contento, mucho gozo. Pero note usted el verso 14:

(Verso 14)= Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la Palabra de Dios, (Allí era donde estaba Felipe) enviaron allá a Pedro y a Juan; (15) los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo.

¿A quiénes enviaron para que recibieran el Espíritu Santo? El corazón del evangelista es para el inconverso. El corazón del verdadero evangelista, late para el mundo. Él anuncia el año del jubileo. No predica muy profundo. Cristo sana, Cristo salva. En la Escritura, en el texto, fue dado a la iglesia, no al mundo. Porque es más fácil ganarnos las naciones con una unción evangelística y corporal que de uno en uno. Y él reproduce su unción en usted y usted recibe la medida del evangelista, y ahora tenemos cien evangelistas. Cuando también llega un profeta, ahora también tenemos dos medidas: evangelística y profética. Y cuando llegan los cinco, tenemos la medida de la estatura del varón perfecto.

El evangelista opera a través de la atracción de la emoción, del alma y de la mente del individuo. En otras palabras, lo que usted llamaría: carnal. Porque está tratando con un pueblo que no ha nacido de nuevo. Por eso, Dios le da a él la espectacularidad para atraer el alma del que no conoce a Dios. No es que sea mejor que el profeta, o estudie a ser más orador que el pastor. Es la unción que lleva. Sobrenatural. El error que muchas veces se comete a partir de esto, es idolatría al hombre. Lo que sucede es que a muchos les gusta mucho más ver lo espectacular que escuchar lo divino. Lo divino te hace crecer y lo espectacular te emociona. La iglesia no debe ser emocionada por lo espectacular. Ya nacimos de nuevo y Dios tiene que ser espectacular para nosotros.

La unción que trae el evangelista convence de pecado y redarguye el corazón. La del pastor no, la del evangelista. El pastor te puede predicar la cruz en griego, en hebreo, arameo, español e inglés. Y viene un borrachito a salvarse. El evangelista dice “¡Aleluya!” Y se llena el frente. Es la unción. ¿Cuándo vamos a aprender eso, eh? ¡Es la unción! La unción que hay sobre su vida rompe el yugo de la indecisión y las excusas. Su corazón es el corazón de Dios para el inconverso, no para la iglesia. Si él pastorea, el enfoque positivo es una iglesia grande. Todos los domingos nacen cien de nuevo. Un solo problema: si él solo es quien pastorea, tiene la iglesia más carnal del mundo. Emocional y carnal, porque su corazón siempre perdona el pecado. Un apóstol lo manda a usted a arrepentirse o morir. ¿Cuántos pueden ver que hace falta más de uno? Su ojo no ve pecado porque está lleno de gracia para perdonar. Por eso ama al mundo, no teniéndole en cuenta los errores y reconciliándolo con Dios.

El evangelista es uno que arde de dolor por las almas que se pierden. Sostiene una gracia que puede ser transferida a la iglesia porque eso demanda, como los demás, su ministerio: edificar al cuerpo y perfeccionar (que es madurar) a los santos. Cuando un evangelista llega a una congregación y convive con ella, cuando él se va, esa congregación ha recibido su gracia divina y tiene que quedar con deseos irrefrenables de predicarle el evangelio hasta las piedras. Limitar este ministerio sólo a campañas aisladas o a carpas alejadas del núcleo central, es desconocer los planes de Dios respecto a su tarea. Es un ministerio que, como se ha visto en la historia bíblica y como se puede ver hoy, todavía, en los ministerios ampliamente reconocidos, conlleva un enorme caudal de señales y milagros. Sanidades, liberación y otras dramáticas y hasta espectaculares manifestaciones del poder de Dios habrán de pasar, inexorablemente, por el ministerio del evangelista. Si usted cree ser uno y no se atreve a orar por un enfermo o a batallar duramente con los demonios, es recomendable que repase su llamado. Los dones inherentes, tienen  que estar en usted, sin dudas.

EL MAESTRO

El corazón del maestro es para la palabra y su madurez. El maestro se conoce por su corazón y no por su sabiduría. Hay muchos sabihondos que son muy pesados y aburren. Su carga es que el pueblo no caiga en decepción, no mostrarse inteligente y confundirse. Su carga es que usted no caiga en decepción. Su corazón es que usted madure en la palabra de Dios. La unción que él trae, aporta luz y verdad a nuestra vida. Y la verdad nos hace libres. La del pastor une, la del evangelista salva, la del maestro madura. ¿Cuántos pueden ver la necesidad de las tres?

La unción que tiene el maestro rompe el yugo de la mentira, de la decepción y de los errores o limitaciones. El pastor, la desolación y la soledad. El evangelista, la indecisión o las excusas. Son distintas medicinas para distintas enfermedades. El enfoque positivo, es su corazón para madurarlo a usted. Si él pastorea, la iglesia va a saber mucho en cuanto a la palabra, sin dudas. Un problema: el enfoque negativo es una congregación de cabezones, que siempre andarán buscando más verdad, sin aplicar lo que ya saben. ¿Cuántos pueden ver que ninguno de ellos puede hacer la obra solos? Dios se encargó de todo.

Y hoy en día tienen pluralidad en algunas iglesias, pero hay pluralidad de ministros, con un solo pastor que preside y no hay apóstoles y profetas allá. Hay pastor de evangelismo, no un evangelista como cabeza. Y hay pastores para esto, para aquello y para lo otro.

Se ha confundido este ministerio con una especie de “pedagogía cristiana”. Es bastante frecuente que para que alguien pueda militar como maestro, alguien se arrogue el derecho de “capacitarlo”, sin pensar ni por un instante que, al igual que los otros cuatro ministerios, esa capacitación siempre tendrá como responsable principal al Espíritu Santo de Dios y no a un grupo de sabihondos teólogos reunidos en alguna junta especial o en determinados seminarios o institutos de la materia. Un maestro del Señor siempre tendrá muy en claro, por mandato divino, qué es lo que debe enseñar HOY al pueblo de Dios. Sujetarlo a planes y disposiciones internas de una congregación, no sólo es desconocer el origen sino la esencia misma de su llamado. Los dones que recibe, tienen que ver necesariamente con la sabiduría a partir del entendimiento de la Palabra a partir de la única pista sólida que da la Biblia: la revelación. De ninguna manera se podrá limitar a un maestro sujetándolo a doctrinas denominacionales bien intencionadas y antiguas, además de tradicionales, ya que ello atenta contra la transparencia de su ministerio y con sus propias órdenes que suelen ser sumamente claras y concretas, aunque no necesariamente coincidentes con lo que se denomina “la visión pastoral” que, obviamente, no presenta el menor respaldo bíblico ni conceptual desde este ángulo.

EL PROFETA

Trae una línea de división divina: o bendición o juicio, no áreas grises en el medio. O está usted bien o está usted horrible.

(1 Reyes 17: 1)= Entonces Elías tisbita, (Un tisbita, es decir un don nadie) que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.

El profeta se para en la presencia de Dios. Uno que se para en la presencia de Dios. Su llamado lo requiere del todo y para siempre lo mantiene consciente de su responsabilidad y misión para con Dios. Dios no lo deja tranquilo. Dios siempre está tratando con el profeta. Podemos ver que esto se repite en el capítulo 18.

(1 Reyes 18: 15)= Y le dijo Elías: vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él.

El profeta tiene la responsabilidad de pararse delante de Dios. Todo en su vida, -si el hombre es serio-, es obedecer la voz de Dios. Él vive para cumplir lo que Dios le ha dicho que cumpla, y casi siempre lo mantiene en secreto.

Abraham es una tipología del ministerio profético más completo que se haya visto. En Génesis capítulo 12, vemos como el patriarca, cuando recibe la promesa del Altísimo, en el versículo uno, dice: Pero Jehová había dicho a Abram: vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré, y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Note nuevamente como todas las familias de la tierra tienen que ser bendecidas en la iglesia, que es la simiente de Abraham. Abraham es instruido a que camine hacia una tierra que no conoce. En Hebreos capítulo 11, el resultado de ello.

(Hebreos 11: 8)= Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber adonde iba.

Vemos que Abraham obedeció al llamado, caminando sobre una tierra no poseída por aproximadamente cuatrocientos treinta años, demandando y declarando que esta tierra va a ser para mi simiente. Proféticamente clamando una tierra, caminó sin saber para donde iba, sólo obedeciendo la voz y clamó ese terreno proféticamente, para los hijos de Dios. Luego vimos la manifestación del profeta. No tuvo que hablar, sólo obedecer.

El corazón del profeta es para la pureza del corazón del individuo. Su unción trae dirección, activación, iluminación, habilitación, motivación e impartición de dones. El yugo que rompe el profeta, es el yugo de la religión, falsas doctrinas, confusión, opresión, depresión y heridas internas. Lo positivo de que un profeta sea cabeza de una iglesia, es que esa iglesia siempre estará preparada para el futuro y que andará con un corazón muy puro delante de Dios. Pero la misma moneda, por el otro lado, nos dice que la iglesia iba a ser mutilada por el látigo del profeta, e iba a tener corto temperamento, al igual el profeta, e iba siempre a buscar más revelaciones, sin aplicar las que ya ha obtenido.

Si en una congregación cualquiera, aún la más madura, dinámica y aplicada que conozcamos, se le pregunta a diez hermanos que no tengan en cuenta las cosas materiales ni las jerarquías de mando, qué ministerio desearían tener, ocho al menos, van a responder que el de Profeta. Hay toda un aura resplandeciente en derredor de los profetas. Es, hoy por hoy, el ministerio de mayor caudal romántico que pueda existir. Sin embargo, en el sector nominal, práctico, materialista y político que también tiene la iglesia, la reacción será diferente. Allí los ocho sobre diez querrán ser pastores, mientras que los profetas no sólo no serán bienvenidos, sino que incluso serán –siguiendo el hilo de la historia- marginados, apartados.

Por eso causa no poca sorpresa cuando, en alguna congregación, se asegura que cuando aparezca un profeta enviado por el Señor, esta iglesia lo reconocerá públicamente y podrá ejercer libremente su ministerio para edificación del cuerpo. ¿Sí? Dialécticamente, sí. Pero a la hora de hacer efectivas esas promesas, los hechos serán diferentes. Muy difícilmente el poder concreto y jerárquico de un lugar podrá entender que es de Dios que un ministerio del calibre del profético, pueda ser depositado en alguien que no ha sido levantado por las autoridades jerárquicas actuales. Otros pretenderán que a ese ministerio, Dios, sólo se lo debería dar al pastor. Y no faltarán los que pondrán en duda la validez actual de dicho ministerio y, en último de los casos, hasta se descolgarán con la opinión de que eso es solamente un espíritu de adivinación.

EL APÓSTOL

La historia bíblica dice que podemos muy bien comparar a Moisés con Cristo en el ministerio del apóstol. El apóstol no es un misionero, es una especie de padre del pueblo. Anciano o Sumo Sacerdote, dice la Palabra en Hebreos. Es general del ejército. General porque vemos que en la vida de Moisés, él fue quien trajo los mandamientos, estatutos y leyes. Y no es un término militar. Edificó. Como Pablo.

(Efesios 2: 20)= Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, (Está, como dicen en los campos, más claro que lo que canta un gallo. Estaban edificados sobre el fundamento de apóstoles y profetas más allá de lo que digan las juntas o asociaciones. Ahora podemos entender por qué el edificio anda torcido. Fuimos fundados sobre pastores. Los pastores pueden ser apóstoles porque, reitero, pastorear es una función, no exactamente una oficina. Muchos pastores de hoy en día, llevan humildemente el título de pastor y son apóstoles en la fe)  siendo la principal piedra del ángulo, Jesucristo mismo.

¿Y qué es la piedra del ángulo? La piedra del ángulo es una piedra que se formaba primero. Vamos a decir que era una pirámide. Entonces tenían la piedra de cumbre hecha primero. Luego dejaban esa piedra a un lado y comenzaban a construir la pirámide a mano, sin herramientas, sólo con miles de hombres que arrastrando pesadamente cada piedra, la iban sumando a la construcción. Muchos morían durante ese lapso. Es una comparación simbólica del cuerpo de Cristo. La pirámide fue construida por los hijos de Dios. La casa está siendo construida por el cuerpo de Cristo.

Cuando terminaba la pirámide, aquella pequeña piedra tenía que caber, tenía que encajar con exactitud arriba, sin que le sobrara ni un cuarto de pulgada aquí ni un cuarto de pulgada allá. Era una piedra, dice Daniel, que no se puede tocar con herramientas. No la puede tocar usted con sus manos. En una palabra: la pirámide tenía que quedar perfecta y, esa piedra, a su vez, encajar perfecta. ¿Qué ocurría si no era así? Pues que sacaban la piedra, destruían toda la pirámide y vuelta a comenzar de nuevo. Porque a la piedra, no la podía tocar nadie; eso es Cristo.

Entonces está diciendo que estamos edificando sobre un fundamento de apóstoles y profetas, siendo Cristo el que dijo que ha de ser así. Y si usted construye de otra manera, tenga cuidado, porque cuando concluya la obra, si la cabeza no cabe, deberá comenzar todo de nuevo. Eso es lo que significa este pasaje. Mire el verso. ¡No son cuentos ni inventos míos! Cristo dijo que así tenía que ser. Una pregunta: ¿Es?

Vemos al apóstol, primero, como cabeza de presbiterio y obispado. Y de las obras de Dios, tal como lo que hoy conocemos como Pastor Presidente. Apóstol es un enviado. Y durante muchos años, ¿Qué es un apóstol? Un enviado. ¿Enviado adónde? ¿A hacer qué? Pues la palabra significa “Un enviado…” ¡Busque más! ¿Qué más hay del apóstol? Mensajero, delegado. Es un representativo. El que representa a otra persona. Es ser responsable del ministerio que representa. Por eso tiene que ser cabeza. Hay formas de probar a los apóstoles, y en las pruebas que podemos hacer con los apóstoles, nos traen señales que son evidentes que viven en el día de hoy.

(Apocalipsis 2: 1)= Escribe al ángel de la iglesia de Efeso: el que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: (2) yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que dicen ser apóstoles. (Esto quiere decir que ellos habían encontrado algún método para probar a los apóstoles)

Vamos a 2 Corintios para ver cuales son las pruebas que nos van a clarificar. Y sólo quiero las pruebas, no porque sean parte de su ministerio, sino porque nos testifican quienes son los apóstoles en esta hora.

(1 Corintios 12: 11)= Me he hecho un necio al gloriarme; vosotros me obligasteis a ello, pues yo debía ser alabado por vosotros; porque en nada he sido menos que aquellos apóstoles, (Noten que Pablo, aquí, dice que él no se queda corto con ninguno de los apóstoles, aunque él no anduvo con ellos. Muchos dicen que los apóstoles murieron con los primeros doce. Aquí hay uno que no estuvo con ellos. Que dice que no se quedó corto.) aunque nada soy.

(12) Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros. (Lo primero: señales, prodigios y milagros acompañan siempre el ministerio de un apóstol)

Pablo habló con denuedo de todo esto, aunque no fue uno de los doce originales. Noten como Pablo introducía su ministerio.

(Romanos 1: 1)= Pablo, llamado apóstol.- (1 Corintios 1: 1)= Pablo, apóstol por la voluntad de Dios. (Gálatas 1: 1)= Pablo, apóstol por medio de Dios. (Tito 1: 1)= Pablo, siervo y apóstol por la fe. (1 Timoteo 1: 1)= Pablo, apóstol por mandamiento. (2 Corintios 1: 1)= Pablo, apóstol de Jesucristo. (Efesios 1: 1)= Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo. (Colosenses 1: 1)= Yo, Pablo, apóstol.

(1 Corintios 7: 17)= Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias. (Ordenar no está hablando de dar órdenes. Ordenar es, aquí, de donde sacamos la palabra Ordenación. Asignar por mandamiento, poner en orden, ordenación o colocación ministerial. El apóstol trae discernimiento para colocar los miembros en el orden de acuerdo con lo que cada uno aporta. Ordenamiento.)

(Tito 1: 5)= Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé. (Establecer el liderazgo de la iglesia. El apóstol establece liderazgos.)

(Mateo 10: 1)= Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

(Versos 7-8)= Y yendo, predicad, diciendo: el reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. (Vemos aquí como el apóstol lo liberta en un nuevo nivel de unción, impartiendo dones a los obreros.)

(Hechos 13: 6)= Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús. (¡Qué casualidad que se llamaba Barjesús! No es el verdadero, es el falso.)

(7) Que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. (Noten que Satanás pone a sus embajadores en el nivel de un procónsul. Los principados son gobiernos y ponen a sus embajadores en posiciones de liderazgo. ¿Y la iglesia, mientras tanto? ¡No toques eso! Y no hemos asumido ninguna posición de liderazgo en nuestra sociedad.)

(Verso 10)= Dijo. ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! (Trajo juicio contra aquel varón. Un apóstol trae juicio)

(11) Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciega y no verás el sol por algún tiempo. (Trajo juicio. ¿Quieres probar a un apóstol? Juicio. Nuevo Testamento, ¿Eh?)

(1 Corintios 5: 11)= Mas bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aún comáis.

(12) Porque, ¿Qué razón tendría yo para juzgare a los que están afuera? (Noten que el apóstol no juzga a los que están afuera) ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro?

(13) Porque a los que están fuera, Dios juzgará. (El apóstol juzga dentro del reino, el profeta declara advertencias mundiales para que vengan arrepentidos. Aprenda este principio. Hemos visto a alguno juzgar fuera del reino y luego caerse enseguida.)

(2 Corintios 11: 4)= Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis; (5) y pienso que en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles. (Vuelve y revela Pablo: ¡yo soy igual a los primeros doce! En otras palabras: ¡No sean tradicionales! La verdadera revelación acepta el calor del cuerpo. Si usted tiene que alejarse del calor del cuerpo (No hablo de congregaciones) para darle validez a una revelación, ha caído en decepción.

Vemos que una de las maneras de poder discernir falsos apóstoles, es aquellos que manipulan y crean una sola denominación alrededor de ellos y no tiene que mandarle todo lo que uno tiene a ellos, para ellos ser la cabeza. Hombres que quieren ser semejantes a los verdaderos apóstoles, que cargan cuotas mensuales, más el diezmo a la gente. Y cuando uno viene a averiguar qué hacen ellos por uno, pues nada. A eso sí que el apóstol no lo necesitó. Macedonia se lo trajo, pero no se lo mandaron a pedir por correo. Lo trajo porque la iglesia siempre reconoce a los suyos. Aunque en más de una ocasión tenga que respetar, acatar, aceptar ya hasta someterse a los que no lo son. Esto es lo que está llegando a su fin. Esta palabra los ha sentenciado. Van a caer. Son la parte removible que deberá dejar paso a la inconmovible.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez