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Hora de Salir del Problema

Todo lo que aprendemos hoy, tiene que funcionar no ya mañana, sino hoy mismo, dentro de un momento, ni bien terminas de escucharme. Si lo que aprendes hoy no te funciona, entonces es teología. Y la teología no sirve más que para fabricar carreras y adornar personas con pomposos títulos.

Lo que Dios está produciendo en la tierra, aún en medio de un tiempo muy raro y complicado, es un estado de ser. Es un tipo de persona. Es un varón perfecto, que no significa sin errores, sino maduro, alejado de aquellos legendarios cómodos de cabezas rapadas por manos impuestas y cultores del “ore por mi”. Y eso que está sucediendo, está creando un pueblo. O sea que el producto final no es algo que tú haces, sino algo en lo que tú te conviertes.

Yo creo firmemente que la iglesia, con todo lo que le ha tocado vivir y todavía está viviendo, está transicionando del estado de Marta, ajetreada, trabajólica y ocupada, a sentarnos a sus pies. Mucho más que el hacer, el ser. Por eso estamos viendo estas dinámicas que si bien no son nuevas porque ya las hemos visto, hoy las vemos con otra perspectiva.

Quiero leer un texto en la carta a los Hebreos. Esta es una carta muy interesante, que fue escrita  cuarenta años después de la ascensión de Cristo, por alguien que no la firmó, aunque no son pocos los que creen que fue el mismo Pablo, o que por lo menos él se la dictó a alguien que hizo de escriba.

Y allí, en esa carta, él dice que está escribiendo con un sentido de urgencia, porque la iglesia que estaba establecida en aquel tiempo, aún estaba operando en los ritos del Antiguo Testamento. Lleva cuarenta años redimida de la ley, pero no ha cambiado su modus operandis.

Por eso, sigue trabajando de la misma manera en que estaba acostumbrada a trabajar. No se ha dado cuenta que Dios se mudó. Esto te demuestra que es posible seguir trabajando para Dios sin que Dios esté presente ni avalando ese trabajo.

Porque Dios salió del templo. Vino la pandemia y tuvo que salir del templo, entonces ahora ya no está en el templo, ya no está en el rito, ya no está en el sacrificio, en el matar los animales, ya no está en nada de eso. Sin embargo, la iglesia ahí andaba, todos los domingos haciendo lo mismo, creyendo que Dios andaba en el asunto.

Y no terminó esto en aquel tiempo. Hoy todavía hay mucha gente que anda haciendo lo mismo y, para peor, también suponiendo que Dios está en el asunto. No le hace. Dios no está en eso. De igual manera, Dios se mueve de gloria en gloria, de fuerza en fuerza, a través de los tiempos en la iglesia de nuestros días.

Y cuando se mueve de un lugar a otro, es muy fácil no darse cuenta que se ha ido, si es que uno no está pendiente o acostumbrado a que Dios se mueva constantemente. Recuerda que cuando hay un mover de Dios, el que se mueve es uno hacia Él y no Él hacia nosotros.

Un mover de Dios no es de ninguna manera una manera nueva del Espíritu para ministrar a la iglesia. Un mover de Dios, es un acercamiento del pueblo hacia Él. Así que no importa de qué manera te ministre el Espíritu, si cuando se ha terminado el tiempo de ese mover, si tú no te has acercado a Dios de algúna forma, entonces no has experimentado tú de ninguna manera un nuevo mover de Dios.

(Hebreos 9: 1) = Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.

(2) Porque el tabernáculo estaba dispuesto así: (Entiendan que las cosas que ellos escribieron, fueron ejemplos para nosotros a los cuales nos llegaron en los fines de los tiempos. Y hemos usado los templos como tipología, como símbolo, de las cosas que Dios está construyendo hoy, cuando ya los templos están quedando después de todo esto, casi como elementos de museo.

Sabemos que Salomón desde su templo, nos habla de las dinámicas de lo que Dios está construyendo en su templo final, que es la iglesia. Este tabernáculo que describe aquí el escritor de Hebreos, lo está escribiendo con la idea de describir al tabernáculo en tiempo de reforma.

¿Qué reforma? La que trajo Jesús, en el tiempo en que Él estaba vivo. Su preocupación era que la reforma vino y se fue, y la iglesia andaba en lo mismo. Entonces, está tratando de poner en la escritura, los cambios que hay, a ver si se dan cuenta, y lo escribe de una forma en que ellos solamente lo entiendan) en la primera parte, llamada el Lugar santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición.

(3) Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, (4) el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto; (5) y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio; de las cuales cosas no se pude ahora hablar en detalle. 

Sigue hablando de las mismas cosas, pero más adelante en el verso 8, dice que esto era para dar a entender. Son analogías, son tipologías que usa la Biblia para dar a entender cosas más importantes que el ejemplo en sí. El hombre estaba tratando de hablarle a alguien. El asunto es: ¿A quién?

(8) dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie.

(9) Lo cual es símbolo (¿Para qué tiempo?) para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica este culto.

Nota que la razón por la cual era sólo símbolo, era porque no perfeccionaba. Esto es importante, porque si vamos hacia atrás, al capítulo 7 de Hebreos, dice el verso 11: Si, pues la perfección fuera por el sacerdocio levítico,

Una vez más, la preocupación del escritor era que la perfección no se podía conseguir con el tipo de ministro que existía. Primero nos dice que ese tipo de culto no servía, y ahora nos dice que ese tipo de ministro tampoco servía.

Y lo que catalogaba si servía o no, era la habilidad de perfeccionar. Esto es muy importante, porque mientras a nosotros se nos dice que nadie puede ser perfeccionado sin que Él llegue, aquí todavía anda mucha gente queriendo cambiar o adaptar las formas de ministrar para perfeccionar. Me parece que el objetivo es perfeccionar algo, y por eso siguen cambiando hasta dar en el clavo. Pero déjame decirte que el clavo es un tanto huidizo y se escapa, esquiva y evade.

Si se pudiera perfeccionar por lo levítico, entonces no hubiese sido necesario levantar otro orden sacerdotal según el orden de Melquisedec. Como dice la Escritura. Dice que mientras la primera parte estaba en pie, no podíamos entrar al Lugar Santísimo, cosas que eran símbolo, que representaban que era sólo una tipología hasta el tiempo de la reforma, porque en sí, nada perfeccionaba en cuanto a la conciencia.

(Verso 15) = Y esto es aún más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto.

Nota que el sacerdote es distinto. No es igual. No constituido conforme a la ley, o sea: si vas a medir cómo opera la gente después de la reforma que obligó la pandemia, conforme a la ley anterior a esa reforma, no la vas a entender. Porque no operan constituidos conforme a.

(16) No constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.

(17) Pues se da testimonio de él: tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.

(18) Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia.

Nota que sí es posible abrogar algo que Dios mandó. Dios lo dijo, Dios lo quitó. Fue Dios quien lo puso allí, y es Dios ahora el que lo está cambiando. Son como mitos en la iglesia. Creemos que algunas cosas son y serán por siempre porque así nos las enseñaron.

Pero ahí dice que queda, pues, abrogado el mandamiento, o sea: algo que Dios dio, Él mismo quitó, después. Dios da algunas cosas porque se las necesita por cierto tiempo, pero después las quita. Que uno se enamore de esas cosas y las quiera guardar, como quien intenta guardar maná para mañana aunque se le pudra, es otro asunto; pero Él las quita. ¿Y por qué dice, en este caso, que queda abrogado ese mandamiento? Por causa de su debilidad e ineficacia. O sea que cuando Dios dice que aquí se le acabó la gracia a esto, ahora vamos a cambiarlo.

(Verso 19) = (Pues nada perfeccionó la ley),

Y dale con eso, Dios está buscando una perfección. Él dice: esto no está funcionando porque no está perfeccionando, o sea madurando, a la gente, y como yo quiero perfeccionarla, que es decir madurarla, ahora voy a cambiar el método. ¡Es que llevamos haciéndolo así hace más de veinte años! ¡Cámbialo, porque no está madurando a la gente, la mantiene cómoda, perezosa y dependiente! Dios siempre está detrás de algo que se llama perfección.

Ahora bien; cuando tú observas allí en  el capítulo 9, observa claramente que, cuando el escritor comienza a hablar sobre la iglesia, (Yo estoy comparando ahora al Antiguo Testamento con algo que comenzó con Dios y ya fue cristalizado.

En nuestro caso, sería hablar de la cristalización del mover pentecostal. Un mover de cien años de duración. Y eso incluye al carismático, porque el carismático está dentro del mover pentecostal. O sea que, cuando cualquiera de estas cosas se cristaliza y se convierte en un rito, ya no perfecciona ni madura a nadie, solo fabrica gente religiosa casi idólatra de una dudosa doctrina denominacional.

Cuando llega y es una revelación como la serpiente en el desierto, impacta. Pero ya para el tiempo de Ezequías, era una abominación. Setecientos cincuenta años después adorando una serpiente en el desierto, ¿A quién se le ocurre?

Sólo el pueblo de Israel adora una cosa tantos años. Recuerda que cuando vino la reforma de Ezequías, lo primero que hizo fue tumbar a la serpiente que vino con Moisés. Cuando la levantó, era Dios. Cuando la tumbó, no lo era.

¿Quién había dicho que la pusiera allí? Dios. ¿Y quién trabaja dentro de Ezequías para sacarla? Dios. O sea que Dios quita y pone, pone y quita. La segunda parte no se manifiesta, si la primera no se mantiene de pie. O sea que hay que quitar algunas cosas.

Y de eso se trata la reforma, de remover algunas cosas que ya no están en uso útil, que ya no perfeccionan ni maduran a nadie. Aquí en el capítulo 9, dice que el tabernáculo estaba dispuesto en la primera parte, el Lugar Santo. Párate un momento allí, stop. ¿Y el atrio?

Porque la primera parte, en todo tiempo, siempre fue el atrio. ¿Cómo que ahora dice que es el Lugar Santo? ¿Y el atrio dónde está? ¿No hay atrio?  ¿Cómo que no hay? Imagínate ahora que tú llegas al lugar con tu vaca al hombro buscando el altar para hacer el sacrificio, y no lo encuentras, no está el atrio. Parecería una herejía, verdad? Cierto, pero no lo es.

Y así hay gente hoy. Viene buscando un lugar dónde traer sus sacrificios carnales. Y no hay lugar, en la iglesia de hoy, para sacrificios carnales. Nada que tú hagas a partir de tu esfuerzo carnal, te santifica ante Dios. ¡Es que traigo un testimonio! No hay altar. No hay atrio.

¿Y qué significa el atrio? El atrio significa que no hay lugar para sacrificios externos, rituales. El lugar donde hay ritos, no existe. Ese es el primer paso. Primera condición: no hay sacrificios carnales. En la Gracia, no hay sacrificios carnales.

Vamos a una de las escrituras más fuertes, la que está en Daniel capítulo 9. ¿Qué estamos haciendo? Viendo qué fue lo que vio el escritor de Hebreos que cambia en tiempos de reforma. ¿Qué cosas han cambiado en los últimos años en los lugares habituales donde solemos reunirnos?

(Daniel 9: 26) = Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, más no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.

(27) Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; (¿Con cuántos? Con muchos.) a la mitad de la semana hará cesar,

¿Qué cosa hará? Cesar. Se acabó. Es como dice en Hebreos, un sacrificio una vez y para siempre. OI sea que todo lo sacrificial para ser  aceptos a Dios, se terminó. Escucha: en el Antiguo Testamento, estábamos tratando de alcanzar a Cristo.

En el Nuevo Testamento estamos trabajando desde Cristo. No hay que alcanzarlo. Tú estás en Cristo, en Él tienes tu vida y tu caminar. Pero en muchas iglesias, hoy, todavía la gente está tratando de alcanzar a Cristo. Es una postura interior que tienen muchos cristianos.

Porque sólo cree que es un triste pecador salvado por gracia. Aspiro en este trabajo cambiar esa idea pre concebida. Si tú eres solamente un triste pecador salvado por gracia, entonces déjame decirte que tú no has nacido de nuevo.

Cuando estamos hacia el Nuevo Testamento, estamos buscando llegar a la tierra de Canaán, que dice Hechos 13 que es Cristo, la plenitud de Cristo. Ahora estamos en ella y la queremos apropiar. Ya estamos en la herencia. Estamos en Cristo, Cristo es la tierra prometida.

(Hechos 13: 32) = Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, (Está hablando de la promesa de Canaán, hecha a los padres)

(33) La cual Dios ha cumplido (Bueno, aquí se acaba otro rollo de que todavía se le debe algo a alguien) a los hijos de ellos, (¿Quiénes son los hijos de ellos? La misma Escritura te lo dice) a nosotros, resucitando a Jesús, como está escrito también en el salmo segundo: mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.

O sea que la resurrección de Jesús, es la plenitud de Canaán. Nosotros lo que tenemos que hacer, es apropiarla, para que la manifestación de los hijos de Dios aparezca. Estamos en Él, pero la parte que el hombre no entiende, no la manifiesta, porque según el hombre piensa, así es él.

Entonces nosotros nos vamos a reposicionar, pensando diferente de acuerdo a la Escritura. O sea: algunos mitos se caen cuando la palabra lo revela. Entonces, vemos que Cristo es Canaán. Ya estamos en la tierra, es allí donde está la guerra.

Es ahí donde están los gigantes. Es ahí donde hay que militar. Allí es, también, donde hay que cerrar el pico y tumbar a Jericó. Ahí es donde hay que asociarse con gente como Rahab y tener discernimiento para entrar.

Allí también es donde se mira la tienda de Acán y se atienden las cosas personales. Mira el dedo de Dios apretando sobre nosotros hasta que lleguemos a Canaán. Dolores de parto hasta que la esperanza de gloria llegue para todos.

Este es un tesoro en vasos de barro. Toda la Escritura es constante en que hay algo que se nos metió adentro, que quiere salir. No hay lugar para sacrificios. Nada que se hace ritualista te acerca a Dios. Mira Jeremías, capítulo 7.

Lo primero que encontramos, es que no hay atrio. Y este es un problema, porque se hacían tantas cosas lindas en el atrio, en la iglesia. La mayoría de la iglesia venía para participar del atrio.  Hay gente que nunca estuvo más allá.

(Jeremías 7: 22) = Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto.

¿Será Dios loco? ¿No escribió capítulos y capítulos en esos dos libros que tú nunca lees, Levítico y Números, que están horribles, llenos de explicaciones respecto a cómo matar los holocaustos? Y mira lo que dice acá: Yo nunca mandé a nadie que hicieran ningunos holocaustos. Imagínate la cara de ellos.

(23) Más esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien.

Yo me puedo portar bien por disciplina o por naturaleza. Una, me cuesta, pero a la otra ni la transpiro. La mayoría de la iglesia se porta bien por disciplina, no por naturaleza. Por eso tiene reglas, si se las quitas, se pierden.

Dios no tiene nada en la iglesia, hasta que el Reino está adentro y lo gobierna sin leyes. ¡Yo no mandé ningunos holocaustos!, dice Él. Lo que sí les mandé era que escucharan mi voz. Yo quiero ser por vosotros Dios y ustedes me serán por pueblo, y si hacen todo lo que les mandó, les irá bien.

¿Usted me quiere decir que no pecaban no tenían que sacrificar nada? ¡Claro! ¡Por supuesto! Pero como seguían pecando, seguían sacrificando. Y la iglesia prefiere partir el pan todos los fines de mes, que partir el pan con su hermano.

Ritos son ritos, llámale cena, llámale testimonio, levantar la ofrenda, cuatro pasos a la derecha y tres a la izquierda y la sangre aquí. Ritos son ritos. Son manifestaciones externas en un esfuerzo por acercarnos a Dios. No hay atrio.

Es lo que Dios está buscando que terminemos de lograr, porque mientras tengamos eso que se llama reglas, Gálatas nos llama niños iguales a esclavos, incapaces de heredar. Dios quiere algo de nosotros.

(Verso 24) = Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron  hacia tras y no hacia adelante.

Dios les está diciendo que si hubieran leído su corazón, se hubieran dado cuenta que Él no les estaba dando órdenes, sino que les estaba diciendo quien era Él. Cómo se operaba en su mundo. Ellos no sabían, ellos eran esclavos.

Porque la ley es un paréntesis en la Gracia, la Gracia siempre fue. La fe no es algo nuevo, la fe fue hallada por Abraham. Él no la creó, la encontró. Ella ya estaba allí. Dice que Abraham halló fe. Y Dios dijo: esta es la forma en que se hace. O sea: así es como se hace en el mundo de Melquisedec.

En el mundo eterno, tras un poder indestructible, según se lee en Hebreos. Esta es la forma, Dice Dios, que uno se acerca a mí. Así es, Abraham, que bueno lo hiciste. Por eso es que Abraham es el ícono de la fe. O sea que Cristo no viene a traernos algo nuevo, sino a re enchufarnos a lo que había antes de la ley.

La ley era solamente para traernos a Cristo.  Yo quiero que mantengas eso en mente, porque más adelante vamos a ver que la ley, o eso que nos gobierna en algunas de nuestras reuniones eclesiásticas, es muy parecido.

Y que ambos tienen un propósito, que es traernos a Cristo. Si tú lo vivías en el espíritu de la ley, tenías que hacer el rito de la ley. Y si vivías en el rito de la ley, entonces estabas negando caminar en el Espíritu. Y espero el año que viene, y entra alguien por ahí, y hace un rito de expiación por mí, y yo me siento bien y me voy contento para casa porque oraron por mí.

¿Qué más encontramos en Hebreos 9? Hay varias cosas. No hay velo. De eso no voy a hablar hoy, ahora, pero no hay velo, tampoco. No hay lavacro. Y simplemente con eso, créeme, se fueron un paquete de cuestiones que por años han obstaculizado el mover de la iglesia.

Dice que el primer lugar es el Lugar Santo. Está el candelabro, estoy en el verso 2 del capítulo 9 de Hebreos, la mesa, los panes de la proposición. Y luego continúa efectuando este detalle en el verso 3, donde podemos leer:

(Hebreos 9: 3) = Tras el segundo velo (Allí sí todavía estaba el velo), estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, (4) el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto;

Nota que el altar, ahora, está junto con el arca. ¿Cuántos saben que el altar, normalmente, siempre estaba de este lado del velo? Nunca estaba dentro del Lugar Santísimo. Pero aquí, él lo ve dentro. Dos razones: para el tiempo de Zorobabel, ya no había oro para la réplica del arca.

Cuando salieron del cautiverio que construyeron el templo, no reconstruyeron el arca porque no había para hacerlo como el modelo mandaba. Entonces, pusieron el altar de incienso en su lugar. Es por eso que Zacarías, en la orden de su turno, lleva incienso, y no sangre en sus manos.

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enero 24, 2021 Néstor Martínez