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¿Celestiales o Terrenales?

Hay algo que quiero decir en el inicio de este estudio: no es la voluntad de Dios que nosotros seamos confundidos o vencidos, Dios nos libre de eso. Y es por eso mismo que hoy estoy aquí, para tener mediana certeza, mañana, que emprendamos lo que emprendamos, eso va a salir exactamente como Dios quiere.

Si tomamos el liderazgo tradicional, por ejemplo, veremos qué vez tras vez caen en un mismo error o deficiencia: no saben cuidar sus espaldas. Esa fue una de las primeras cosas que Jesús hizo al comenzar su ministerio. Será interesante, entonces, que los llamados a la intercesión conozcan debidamente qué cosas hacer para proteger sus ministerios o para proteger la obra de Dios.

Queremos ver cómo podemos ser herramientas capaces, como podemos evitar que el diablo sepa lo que estamos haciendo, como podemos reconocer a los enemigos que entran a la iglesia. Y que cuando entran, sin darnos cuenta nosotros le decimos bienvenidos. En muchos casos, tiempo después ese ministerio pierde las características con las que Dios lo equipó.

La idea es formar gente que pueda sentir un compromiso de la tarea de proteger ministerios. Lo que sucede es que todos quieren ser los David, nadie quiere ser Jonatán. Pero te voy a decir algo que tal vez te va a decepcionar un poco. Son muy pocos los llamados a ser David.

Y ni se te ocurra procurar serlo si Dios no te llamó para eso. La mayor parte de los cristianos andan detrás de ser figuras rutilantes en el plano ministerial, pero no he visto ni conocido a ninguno que desee capacitarse para actuar como guardaespaldas espiritual de los ministros. Es necesaria mucha lealtad. El intercesor de oficio es, de hecho, una persona leal.

Puede orar durante años por alguien en eminencia y éste probablemente ni llega a enterrarse que lo estuvo haciendo. Es más; estoy convencido que un intercesor pertenece a un área de personas de las consideradas más sufridas del cuerpo. Sus posiciones nunca son visibles. Nunca están al frente, nunca toman el micrófono. Pero es gente a la cual Dios levanta de madrugada para orar por gente que quizás nunca ni siquiera le dirá muchas gracias.

Quiero que entiendas algo muy importante: el precio ya fue pagado. Jesús. O sea que nosotros podemos entrar al terreno de la intercesión con la absoluta certeza de que vamos a salir exactamente en las mismas condiciones que entramos. Y si surgen problemas, normalmente será por falta de un protocolo correcto o por fallas logísticas.

Por eso vamos a hablar de las dos cosas. No obstante, lo primero que quiero comentar es algo que en muchas ocasiones ha sido motivo de conversación entre gente de ministerios importantes: cómo es que las tinieblas son tan certeras. Deberían recordar una palabra que Jesús habló. La diferencia entre los hijos de luz y los hijos de las tinieblas, radica en que los hijos de las tinieblas conocen muy bien las tinieblas, y las entienden.

Pero los hijos de luz, no conocen la luz, y no la entienden. A partir de eso, y a pesar que nosotros siempre deberíamos destacarnos y ganar, perdemos, por cuando ignoramos la esencia de la luz, como opera el reino de la luz.

Ha sido muy frecuente que, antes de un proceso importante de avance de las tinieblas, comiencen a ocurrir hechos en apariencia inconexos, pero evidentemente unidos por debajo para un fin común. Había una iglesia que empezó a ver cómo, una serie de hermanos miembros de ella, empezaban a perder sus trabajos.

Es decir que, la gente que sostenía ese ministerio, los diezmadores más fuertes de ese lugar, comenzaron a perder uno a uno sus trabajos. En el lapso de cuatro o cinco meses, dicen los que relatan este episodio, que ya ni siquiera pudieron pagar el alquiler.

Ninguno de los líderes supuso que eso podía tratarse de algo más que un simple juego de casualidades que podían producirse en el marco de una época económicamente difícil. Lo llamativo y curioso es que nadie pensó que la casualidad no es un patrimonio del mundo espiritual, que siempre hay otras cosas que se mueven en él. Por comodidad o inexperiencia, el caso es que nadie acertó a pensar que todo eso que ocurría estaba unido con un fin predeterminado.

Dicen que llegó el momento en que ya no pudieron pagar más el alquiler, tuvieron que devolverle el salón al propietario e ir a reunirse en una casa de familia un poco más grande que las de los otros. Mucha fue la gente que se fue de esa congregación. La gente que quedaba, les reclamaba a sus líderes que abandonaran sus visiones de guerra y toma de regiones y se volviera a sus antiguas rutinas de cultos domingueros.

Lo curioso es que, cuando esa guerra que estaban librando concluyó y la región fue tomada para Cristo, el asunto de las finanzas “casualmente” volvió a la normalidad. Eso fue lo que determinó que mucha de esa gente pudiera entender que hay muchas formas de ataque el infierno hace. Puede ser financiero, de salud, la salud de la gente, la división, los problemas sexuales, etc.etc. Todos esos ataques, hay que decir que vienen de parte del mismo enemigo, pero utiliza distintas puertas para ingresar. ¿Por qué es tan difícil que una persona entienda el mundo espiritual?

Respuesta sencilla: porque hemos sido entrenados en una doctrina que da muy poca apertura al espíritu. La gran mayoría de las prédicas y enseñanzas que se dan en la iglesia, giran en torno a una transformación de la mente; o sea: es para que tú lo entiendas. Y eso es muy bueno porque necesitamos entender, pero el asunto está en qué no sé cómo podrás entender las cosas que son del espíritu, si Pablo dice que se han de discernir espiritualmente.

Hay cosas que no se pueden entender. A la luz de eso, gente que tenía una visión y un llamado de Dios, ha entrado a Seminarios Bíblicos, y ha sido formado con una estructura más griega que espiritual. ¿Un ejemplo? La Hermenéutica. ¿Sabes lo que es la Hermenéutica? Viene de Hermes, dios de los ladrones. Hermenéutica, la correcta traducción de los textos bíblicos. ¿Y entonces será el dios Hermes el que va a traerme la interpretación correcta de la palabra de Dios? ¿Él es el que va a decirme cuándo un pasaje es una alegoría, una metáfora, una hipérbole? Ese es Hermes, el mensajero de los dioses, que también es el protector de los ladrones.

Bien; sea lo que fuera, lo cierto es que no estamos entrenados en reconocer los espíritus. ¿Cuándo fue la última vez que tomaste un curso de discernimiento espiritual? Si me das una fecha, eres un privilegiado. ¿Cuándo tomaste un entrenamiento para probar los espíritus, como dice Juan? Pablo, por ejemplo, le dice a Timoteo: ¡Timoteo! ¡No pongas tus manos a la ligera!

Eso es como decirles que no participe de sus pecados. Hoy, en la mayoría de nuestras congregaciones no se depende del Señor para ministrar a las personas. Y así se encuentran poniendo sus manos sobre las cabezas de satanistas infiltrados en las reuniones y el resultado no podría ser más nefasto. Imagínate. El caso es que el tema de la intercesión jamás podría enseñarse desde un pizarrón, porque es una experiencia del espíritu.

Y es ahí donde empezamos a tener problemas. Porque si no hemos tenido un entrenamiento espiritual, tu capacidad de entender, y uso ex profeso la palabra entender, el mundo espiritual, va a ser muy limitado. Es muy importante que tú abras tu espíritu a esto. Y esto, es Biblia, no recursos humanos.

(1 Corintios 15: 40) = Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales.

Fíjate que Pablo, aquí, comienza a descorrer un velo. Dice que hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales. El hombre, normalmente, se mueve en un plano de existencia terrenal. Sin embargo, no fue así el modelo con el que Dios lo creó.

Dios creó al hombre con un patrón muy distinto al que tú conoces. Imagínate que hay una gran extensión de campo y un gran muro en el centro. De un lado están los seres celestiales y del otro, los seres terrenales. Ninguno de ellos podrá pasar al otro lado porque ese muro, esa enorme frontera, es un límite que lo define.

Dios estableció todo en un orden y puso todo en un lugar. Por ejemplo, ¿Cuál es el requisito para que este grupo que se denomina como seres celestiales, esté en este lugar? Básicamente, el requisito es ser un ser espiritual. El otro lugar, es el correspondiente a los seres terrenales. ¿Cuál es el requisito para estar en este lugar de los seres terrenales? Tener un cuerpo físico. En el otro, un cuerpo espiritual.

Y hay un límite que los separa y que nadie puede pasar. Esa fue una ley de Dios, Dios estableció límites. Y Pablo está hablando y dice que hay seres celestiales y seres terrenales, y cada uno tiene una gloria particular. Tan tremendo y cierto es esto, que aún Dios tuvo que sujetarse a lo que su propia ley había determinado.

(Hebreos 10: 5) = Por lo cual, entrando en el mundo dice: sacrificio y ofrenda no quisiste; más me preparaste cuerpo.

Versión Biblia de las Américas: Por lo cual, al entrar en el mundo dice: sacrificio y ofrenda no has querido, pero un cuerpo has preparado para mí. Nueva Versión Internacional: Por eso, al entrar en el mundo, Cristo dijo: a ti no te complacen sacrificios ni ofrendas, en su lugar me preparaste un cuerpo. ¿De qué está hablando aquí Jesús?

La palabra dice: Dios es Espíritu. ¿Qué es Dios, entonces? Es Espíritu. Entonces Dios está limitado a este lugar, el de los seres celestiales. Para poder llegar a este otro lugar, el de los seres terrenales, y aun cuando es Dios, Él necesitó que se le hiciera un cuerpo. Porque el Dios del Antiguo Testamento, no tenía cuerpo. Nunca había participado de una simiente.

– ¡Oiga! ¿Y los tres que comen con Abraham? – Obviamente que Él puede manifestarse como un ángel y puede hacerse visible, pero eso es muy diferente a tener una naturaleza humana adentro suyo. Él no tenía naturaleza humana. Dios es Espíritu. ¿Estás ahí todavía?

¡Abre tu espíritu! Yo sé que hay algunas cosas que te van a dejar casi patitieso, peo antes de pensar que estoy hablando blasfemias o herejías, hazme el buen favor de tomar tu Biblia y leerla a conciencia, ¿Quieres? Por eso es que Juan en 1:12 dice que Él tabernaculizó.

Y esta expresión significa “puso su tabernáculo en medio de nosotros”, hablando de tabernáculo como cuerpo. Pablo die: gemimos en este tabernáculo terrenal. O sea: lo que está diciendo allí Jesús, es: yo quiero entrar al mundo natural, pero para entrar al mundo natural necesito un cuerpo.

Y Dios le hizo un cuerpo. Utilizó el útero de María para hacer algo extraordinario. María le dio su naturaleza humana. Ahora bien; José no participa de eso. Él es engendrado por el Espíritu Santo. Él no podía tomar la sangre de un padre.

¿Por qué? Porque el pecado original se transmite por línea sanguínea paterna. Por lo tanto, si José hubiera intervenido, Jesús hubiera nacido con pecado, tal como los descendientes de Adán hemos nacido. Pero no intervino José, intervino el Espíritu Santo; y lo que María hizo, fue darle la naturaleza humana a Él.

Entonces, yo no sé si a ti también te pasa, pero tú tomas el Antiguo y el Nuevo Testamento y hay una diferencia sustancial. Casi parecería que son dos dioses distintos. Porque en el Antiguo Testamento, tú vas a ver que hay mayor rigidez, vas a ver que las cosas son más inflexibles.

Pero en el Nuevo Testamento dice: porque tenemos un sumo sacerdote que puede compadecerse de nuestras debilidades. ¿Por qué? Porque fue tentado en todo. Cuando Jesús recibe el cuerpo humano, Él tiene derecho de afectar lo natural. ¿Pero acaso Dios no afectaba, ya, lo natural? A esto lo vas a entender dentro de un minuto. Jesús muere,

¿Por qué? Porque está establecido que los hombres mueran una sola vez y después el juicio. Él muere, porque era hombre. La victoria de Cristo no tenía que ser en el plano de la divinidad. Porque Dios no tiene ningún problema con el pecado. El que tiene un problema con el pecado, es el hombre. Es la naturaleza humana la que debe vencer al pecado, no Dios.

Entonces Jesús muere, desciende a los infiernos, hace cosas maravillosas por espacio de tres días; no solamente recupera las llaves de la autoridad de la vida y la muerte, Él hace otras cosas. Pero cuando Él resucita, yo te pregunto: ¿Qué cosa es la que resucita? ¿Resucita un cuerpo? ¿Resucita un alma? ¿Resucita un espíritu? Resucita un ser completo.

Esto es: estaba la divinidad en Él, pero también la humanidad. ¿Recuerdas cuando Él se aparece dentro de la casa y todos se espantaron y gritaron: ¡Un fantasma! ¡Un fantasma!? Él les dijo: ¡No soy un fantasma, tóquenme, tengo un cuerpo! Ese cuerpo que Él tiene, es parecido al cuerpo que te está esperando a ti. Tú también tendrás uno de ese modelo.

Y la mujer que está en el jardín no lo reconoce. Le pregunta a Él si no sabe adónde han puesto a su maestro. Y cuando se da a conocer, le dice que no lo toque, que aún no ha subido al Padre. Ella queda muda, pero va a entender en muy pocos minutos por qué le pidió que no lo tocara. Cuando Él se va, Él no se va como vino. El vino como Dios, pero ahora se va como Dios-hombre. O sea que en este momento, la divinidad tiene algo de la humanidad dentro de ella.

Por eso es que Jesús decía que mayores cosas que Él haríamos nosotros. Hay una serie de elementos. Cuando tú lees los evangelios, te vas a dar cuenta que la gran mayoría de los creyentes, no hacen mayores cosas que las que Jesús hizo. No las hacen. Y no es porque no puedan, es porque no están entrenados. Es porque no saben.

Es porque no han descubierto su propia capacidad en Dios. Entonces Jesús asciende a los cielos, y se une con el Padre, nuevamente, aunque siempre estuvieron unidos. Es muy difícil elegir las palabras precisas para explicar esto. Y no te estoy hablando en términos teológicos, sino en términos naturales. El caso es que Jesús se lleva la humanidad, se une al Padre y luego, con el Espíritu Santo, desciende a nosotros, y así es que tenemos hoy día a la divinidad completa viviendo en nosotros.

Y no solamente eso, sino que hoy día tenemos también a un Dios que puede compadecerse de nosotros, más que el Dios del Antiguo Testamento. ¿Por qué? Porque ahora Él ha participado de lo que es el hambre, la soledad, la tristeza, la depresión. Jesús se deprimió. La última noche que estaba en el huerto de Getsemaní, Él dice a sus tres amigos: Pedro, Juan y Jacobo, mi alma está triste hasta la muerte.

¿Sabes qué significa eso? Estoy deprimido, ¿Pueden orar por mí? Y obviamente, el ferviente y activo grupo de intercesión va a orar al estilo de Jacob, ¡Durmiéndose! Cuidado, hay gente que ha recibido revelación durmiendo, pero yo creo que dios a veces hace esas cosas porque estando despiertos discutimos demasiado sus órdenes y perdemos el tiempo.

(Hebreos 9: 11) = Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación.

Hace un momento decíamos que Pablo estaba hablando de que había cuerpos celestiales y cuerpos terrenales, y ahora en la carta a los Hebreos, quien quiera que haya sido su autor, está diciendo que hay más de una creación. De hecho, hay como cuatro. No me dan los tiempos para hablar de eso ahora. Porque en algún momento pasó lo que está en Zacarías, ¿No es cierto? La creación mineral.

Por ahora dejémoslo ahí. Son Reinos creados. El punto es este, escucha bien. Tú sabes que Moisés recibió el encargo de construir un tabernáculo. ¿Cuál es tu imagen de este proceso? Moisés es llamado por Dios al monte, está con Dios por espacio de cuarenta días allí, y en ese lapso Dios le confiere el plano de lo que será su casa. ¿Cómo habrá sido esto? Te voy a mostrar lo que dice la palabra. Éxodo 26:30.

Versión Reina Valera: Y alzarás el tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte.

Nueva Versión Internacional: Erige el santuario ciñéndote al modelo que se te mostró en el monte.

Versión Biblia Noventa y Cinco: Así construirás la morada, conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.

¿Estás entendiendo? Moisés subió, y Dios le mostró un modelo. ¿Cuál modelo? Ya existía un tabernáculo. ¿Pero dónde? En los cielos. ¿Qué crees que vio Ezequiel capítulo Uno? Ahora bien; ese tabernáculo celestial, era muy parecido al terrenal que Moisés hizo. Más que explicarle Dios a Moisés cómo tenía que construirlo, Él le mostró.

Yo me juego a que Moisés no sólo vio, sino que incluso hasta caminó dentro de ese tabernáculo celestial. Lo vio, lo recibió en su espíritu. Él lo vio. Si todo hubiera sido una alucinación o palabras, Dios nunca le hubiera dicho que lo construyera conforme al modelo que le había sido mostrado.

Ahora bien; entiende eso, a partir del verso anterior, el que dice en Hebreos, mira. Así como cuando Jesús agoniza. Él está colgado en la cruz y son cerca de las tres de la tarde. Dice: Consumado es. Y muere. Y el velo del templo se rasga.

Tres cosas pasan en ese momento: se oscurecen los cielos, se produce un terremoto en el inframundo, tan fuete que se abren muchas tumbas y sepulcros de santos que se habían dormido antes. Tercero: el velo del templo se rasga. Fíjate que están pasando tres cosas distintas en tres planos distintos.

En lo celestial, oscuridad. En lo natural, el velo se rasga, y en lo interior, hay un terremoto. La ofrenda. El cuerpo de Cristo acaba de entrar. La sangre del Cordero entró al tabernáculo terrenal. Por eso se rasgó el velo. A eso, lo explica Hebreos. Hebreos es el libro que más claramente t e hace entender lo natural y lo espiritual. Él presentó su sangre.

Y no como la de los machos cabríos ni de la becerra sana; con su propia sangre. Una sola vez y para siempre, para perfeccionar a los santificados. ¿Te acuerdas de esto, verdad? Jesús resucita, y el punto es este: así como el tabernáculo natural fue abierto, la ofrenda fue puesta, tenía que ser lo mismo en el tabernáculo celestial.

Entonces se le aparece a María, María lo quiere tocar y Él le dice: ¡No me toques! Aún no he subido al Padre, debo ir al tabernáculo, tengo que entrar al tabernáculo, presentar mi sangre y vuelvo. Debo hacerlo en la tierra y en los cielos. Esa será la única forma en que esto tenga validez. Debo hacerlo acá y debo hacerlo allá. Y así se unen y las cosas se dan. Entonces, por eso dice:

(Hebreos 9: 11) = Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los viene venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación.

Jesús sube al tabernáculo celestial, presenta su sangre, la obra es hecha en los cielos, y Él desciende de inmediato y sorprende a los discípulos reunidos, ¿Te acuerdas? Todo esto nos está mostrando la base de lo que luego será la intercesión.

¿Por qué se puede lograr, por ejemplo, que una ciudad cambie? No es un asunto de logística, es decir: cuánto aceite de oliva gastamos o a cuantos profetas traemos y le damos ofrendas. Hay un diseño para cada lugar o región que el infierno ha hecho.

Lo que el infierno, procurará es que esta estructura diseñada, se establezca por toda la tierra. Claro, Dios también tiene un diseño para cada región, un diseño que tiene que ver con su propósito y su voluntad.

El asunto es que, cuando un grupo de hombres se pone a trabajar para diseñar su lugar de residencia, ese trabajo tiene que coincidir con el plan de Dios al respecto, ya que de otro modo no será nada, ni lo uno ni lo otro.

Con una guerra librada por hombres fieles y sinceros, pero no dependientes de la dirección de Dios, a lo sumo, se conseguirá que el infierno no pueda establecer su diseño, pero no logrará que se establezca el de Dios. Porque Dios sigue aborreciendo las obras de la carne, así parezcan buenas.

Vuelvo al tema central. ¿Has visto entonces cómo es esto? Cuerpos celestiales, cuerpos terrenales. Quiero explicarte esto como primera medida, porque para mí es básico que lo entiendas. Hasta hoy estamos con asignaturas pendientes porque no hemos terminado de entender muy bien nuestro propio origen.

La descripción de la creación del hombre, es bien corta, pero es bien profunda. Dice la palabra que Dios formó al hombre del polvo de la tierra su cuerpo, y sopló en su nariz aliento de vida. Es más que interesante que no haya ninguna referencia, en los primeros tres capítulos del Génesis, acerca del alma. Ninguna referencia. La única que se dice, es alma viviente.

Este ser que Dios crea, llamado Adán, tenía la capacidad de moverse tanto en una esfera celestial o espiritual, como en una esfera natural. Te dije antes que para estar en uno u otro lado, debías tener un cuerpo acorde. Esto es: cuerpo espiritual para el área celestial, cuerpo natural y físico para el área terrenal. Cuando Dios hace a Adán, hace un ser extraordinario, único, Adán, no tiene un cuerpo; tiene tres cuerpos.

Tiene un cuerpo espiritual, tiene un cuerpo natural, y tiene un cuerpo en medio de los dos, que está encargado de comunicar a uno con el otro. Porque el espiritual no entiende al terrenal, ni el terrenal entiende al espiritual. Entonces está al medio un intérprete, que es el que le explica qué está diciendo el espiritual al terrenal y viceversa.

Cuando el diablo ve a Adán, queda fascinado. ¿Por qué? Porque resulta que Adán es el único ser que existe en la creación, (Agarra esto y no lo sueltes), que tiene el privilegio de tener más de una naturaleza. Por lo cual, él puede afectar lo natural y puede afectar lo espiritual. Las dos cosas están en condiciones de afectar. En cambio Satanás no puede. Él sólo puede afectar lo espiritual.

¿Por qué? Porque él es un ser espiritual. Entonces Satanás necesitaba lo que Jesús necesitó, un cuerpo terrenal. Entonces, la meta en la vida del diablo, ha sido tener un cuerpo. No es casual que hoy toda la ingeniería genética esté peleando por la clonación. ¿Tú sabes que con toda la riqueza científica existente, el hombre todavía no ha podido fabricar sangre artificial?

No hay. Se acabarían muchos problemas si pudiéramos producir sangre sintética, pero no hay. Y es que en la sangre están los rasgos genéticos. La transmisión de la vida está en la sangre. Tomemos una vez más la enseñanza abarcativa al respecto.

Un cuerpo sostenido por tres funciones: espíritu, alma y cuerpo. Si piensas un momento, vas a poder ver que el cuerpo de Adán tenía relación con el reino natural. Adán puede comerse una hoja, puede comerse una fruta, puede jugar con los animales, puede tocarlos. Pero Adán también es consciente del mundo espiritual.

Puede ver el árbol de la vida, puede ver a los ángeles, no tiene que hacer ningún esfuerzo para hacerlo, porque lo ve de manera natural. Y no sólo eso, lo entiende. El alma, tú sabes que está al medio de los dos. Entonces, el alma de Adán le da la capacidad de entender, de sentir y de desear, tanto cosas naturales como espirituales.

Entonces, cuando el diablo ve a Adán, ve un ser extraordinario. Había tantos celos en él, porque Adán tenía algo que él jamás iba a poder tener, que era un cuerpo. Ahora bien; como Adán tenía dos naturalezas, y el alma al medio, el objetivo del diablo no era tocar el cuerpo; tampoco era tocar el espíritu. El objetivo del diablo, era el alma de Adán.

Si tan sólo pudiera tener el alma de Adán, -se dijo- podré tener gobierno del cuerpo y sobre el espíritu. Dice en el Salmo 8:5, Lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Dios creó así a Adán.

En otra versión, dice: Lo has hecho un poco menor que un dios. Eso impresiona bastante, ¿No es cierto? Adán tenía la capacidad de abrir los cielos y lo natural en su mano. Dense cuenta, él les dio nombre a todos los animales que existen. Él era el re-presentante de Dios. “Re”, “volver a”. Él presentaba a Dios. Literalmente, él era el Señor de la Creación.

Porque Dios le entrega la Creación a él. Cuando el pecado entra a Adán, se introduce no en su cuerpo ni en su espíritu, se introduce primero en su alma. Y al introducirse en su alma, automáticamente se produce una separación. El pecado es separación.

Cuando tú tienes un problema con alguien, no le quieres dar la cara. Si alguien te ha robado algo, no va a querer seguramente encontrarse contigo. El pecado produce separación. La palabra dice que nuestras iniquidades han hecho distancia, separación entre nosotros y Dios.

Entonces, cuando Adán es engañado y el pecado entra en su alma, automáticamente su alma queda bajo el control de un ser espiritual terrible. Y nota esto, por favor, que es la consecuencia, a mi modo de ver, de todo este proceso.

El cuerpo y el espíritu de Adán, se desconectan. O sea: el espíritu ya no puede gobernar sobre el alma de adán, tal como estaba diseñado. El diseño de Dios era que el espíritu de Adán gobierne sobre el alma de Adán, y todo esto gobierne sobre el cuerpo de Adán.

Ese era el deseo de Dios. Siempre. Y cuando venimos a Cristo, ese es el camino de regreso a casa. Ejemplo. El espíritu le dice al alma: “Dile al cuerpo que descanse”. ¿Qué hace un alma sometida al espíritu? Obedece y el cuerpo también, y entonces descansa y sana sus dolencias.

Pero un alma sometida al diablo, ¿Qué hará? Se dará vuelta y le dirá al cuerpo: “Trabaja más, con lo hecho no es suficiente”. Y el cuerpo obedecerá y a corto o mediano plazo sufrirá graves consecuencias físicas y psicológicas. ¿Te das cuenta? Torció el mensaje.

De tal manera que Adán, al pasar los años, (Y esto fue triste) vio empeorar su condición para terminar cayendo en un tremendo cautiverio. No simplemente porque él haya tenido que morir porque su cuerpo pagó esas consecuencias, sino que básicamente su alma, que era el botín que el diablo tenía, fue lo que él utilizó para gobernar toda la creación.

Cuando Adán peca, le entrega todo el gobierno de la Creación a Lucero. Cuando Jesús vuelve, o viene, Él es tomado por el Espíritu, y dice que el diablo lo tienta, ¿Te acuerdas? Por espacio de cuarenta días. Y una de las tentaciones que el diablo le da a Jesús, es: te entregaré todos los reinos de la tierra, porque a mí me han sido dados.

Nosotros siempre tuvimos un concepto, como que Dios dirige todo. Pero dese cuenta lo que el diablo está diciendo ahí. ¡A Jesús se lo está diciendo! ¡Y Jesús no lo llama mentiroso! ¡No le dice que eso no es verdad y que es su Padre el que gobierna! En realidad, el trabajo no ha sido tan así. El diablo ha puesto, -dice el libro de Isaías-, a todas las naciones como un desierto.

Si tú te das cuenta los reinos, uno tras otro, uno más cruel que el otro, ¡No puede ser que esa sea la voluntad de Dios! Mucha gente a la cual tú le predicas el evangelio, te dice: “Si es que hay Dios, ¿Por qué permite tal o cual cosa?” Ese es el argumento de siempre. Lo que la gente no entiende, es que no gobernó dios en eso que ha sucedido.

Dios le entregó el gobierno a Adán, y Adán se lo entregó al diablo, y el diablo destruyó la Creación. Entonces, vino Jesús y recuperó la autoridad a través de su muerte en la cruz, y entregó la autoridad otra vez a la iglesia. Toda potestad me es dada en los cielos y en la tierra, por tanto id y haced discípulos a las naciones.

La autoridad ha vuelto a las manos del hombre. Pero ya no del hombre caído, sino del hombre redimido. Jesús le entregó la autoridad a la iglesia. ¿Pero por qué se la da otra vez al hombre? ¿Acaso no aprendió la lección el Señor? ¡No somos gente confiable! ¡Nos dejamos engañar fácilmente! ¿Por qué no gobierna Él, y punto? ¡Así nos iría mejor a todos! Y Dios dice: ¡No! ¡Es que yo he establecido y decidido en mi corazón que el hombre gobernará!

Y gobernará a tal punto que hasta juzgará a los ángeles. Esto es muy serio, es muy grosso. Y usted ve a la mayoría de la gente que ni siquiera gobierna su tiempo correctamente. Siempre llega tarde. Siempre hemos pensado que el pecado impide que el hombre pueda moverse en lo espiritual, pero no es cierto. Cuando Adán peca, se corrompe en un instante, pasan tres cosas.

La primera, su espíritu comienza a adormecerse. El pecado hace que el espíritu del hombre se adormezca. No puede morir, es eterno, pero empieza a perder lentamente sus facultades. El cuerpo del hombre va a morir, y el alma del hombre queda en un cautiverio. Esa es la condición en la que queda Adán.

A pesar de eso, Dios dice: Pongamos un ángel delante del árbol de la vida, no sea que adán vaya y tome del fruto y viva para siempre. ¿Lo recuerdas? Pero Adán ya había pecado en ese momento. A pesar de eso, él podía ver el árbol de la vida. Si no fuera así, ¿Por qué trataría Dios de protegerlo?

Cuando tú recorres los libros de la Biblia, lees Génesis y ves cómo Abraham se movía con los ángeles; Jacob, cómo llega y ve el campamento de Dios, no puedes menos que pensar. Estos seres, estos hombres, caídos, que nacieron en pecado, quiero decir, la simiente de pecado estaba en ellos, aún tenían facultades activas que les ayudaba y les permitía ver el mundo espiritual y, de ese modo, entender lo que les pasaba.

Al pasar los años, el espíritu del hombre fue durmiendo más, y más, y más. A al punto, que lo único que quedó despierto, es una parte del espíritu que se llama conciencia. Y que es lo único que ha quedado despierto hasta estos días. O sea: un niño nace, y nace con conciencia. Él sabe lo que está bien y lo que está mucho tiempo antes que tenga facultades racionales para entender los mensajes de los adultos. Esa es la única facultad con la cual una persona hoy día nace.

¿Por qué? Porque el pecado ha afectado tanto el ADN espiritual, que los patrones con los que Dios creó al hombre, han sido adulterados. Esto es muy denso, muy pesado, muy grosso de explicar. Cuando venimos a Cristo, el cambio empieza a nivel molecular.

Obviamente, no lo vemos, pero nosotros hemos recibido la semilla. Mira lo que dice. Jesús está hablando de sí mismo, y dice: Si la semilla no cae en la tierra, queda sola y muere; no puede dar fruto. Jesús viene como la semilla. La semilla, literalmente, es esperma, esa es la palabra, y viene del cielo, viene para engendrar una nueva creación.

Un hombre muy religioso se acerca a Jesús y le dice: Señor, ¿Qué debo hacer para entrar al Reino de los Cielos? Jesús le dice: Debes nacer de nuevo. El hombre se queda pensativo, ha estudiado toda su vida la Torá. Para cuando él tenía doce años, se sabía de memoria los cinco primeros libros de la Biblia.

Al llegar a los veinte años, se sabía de memoria desde Génesis hasta Malaquías. Pero cuando Jesús le dice: Debes nacer de nuevo, él no lo entiende. Jesús, más duro de lo que uno quisiera, le dice: Eres un principal en esto, ¿y no lo entiendes? Si lo natural no lo entiendes, ¿Cómo puedo hablarte lo espiritual?

La estrategia para tomar una ciudad, por ejemplo, no es natural, es espiritual. La estrategia para tomar tu país, cuál quiera éste sea, no la van a elaborar los seres naturales, la van a mecanizar los seres espirituales, porque la batalla por tu nación, es algo espiritual.

¿Puede un hombre viejo entrar al vientre de su madre y nacer de nuevo? Nicodemo, lo que es nacido de la carne, es carne, ¿Entiendes? Lo que es nacido del Espíritu, es espíritu. O sea: tú debes nacer del Espíritu.

Si tú te das cuenta y prestas mucha atención, vas a ver qué Nicodemo se fue sin entender. Me pregunto: ¿Por qué Jesús no tuvo la paciencia para explicarle mejor? ¿Por qué no se sentó con él y le dijo: “Mira, voy a explicarte bien como es este asunto.”?

No será la primera vez que me toca ver cómo Jesús no era, evidentemente, demasiado paciente con los religiosos. A mí me da la impresión, incluso, que casi era una molestia para él hablar con ellos. ¿Por qué? Porque ellos ya tienen una actitud. Ya tienen una predisposición. Ya tienen una posición tomada y opuesta para con lo que Él les va a decir.

Y Él, lo que busca, son vasos dispuestos. O sea que lo que Él quiere dar, no está para discutirlo, no quiere convencerte, no quiere demostrártelo. Él sólo quiere impartir una revelación y, si tú la agarras, bien, y si no, tú estabas en la reunión equivocada y yo no voy a gastar mi tiempo explicándotelo, sobre todo cuando vas a estar permanentemente buscando elementos para negarlo o rebatirlo.

¡Ten paciencia conmigo, Señor! – No se trata de paciencia, se trata de que yo conozco tu corazón y sé mejor que tú lo que hay en él. Por eso le dice a Nico: Mira, si te explico lo natural y no lo entiendes, ¿Cómo vas a entender lo espiritual? ¿Cuál era el punto?

Jesús, durante todo su ministerio decía cosas así. Lo que veo hacer a mi Padre, eso hago. Lo que oigo decir a mi padre, eso digo. No he hecho nada que no haya visto hacer a mi Padre. – ¿De qué estás hablando? ¿Cuándo lo veías? – ¿A mi Padre? ¡Todo el tiempo! – ¡Muéstranos, entonces, al Padre! –

¿Notas el conflicto? ¡Pobres discípulos! ¡Con razón le seguía un grupo tan pequeño! ¡Era terrible! ¡Y no de malo, de autoridad plena! Ahora imagínate la escena. Tú, desde niño o niña, has visto como tu padre sacrificaba al corderito para comer, y como lo dejaban varias horas colgado, hasta que no le quedara una sola gota de sangre.

Te enseñaba tu padre que tú no podías tomar nunca sangre, porque eso le pertenecía al Señor. Luego un día, Jesús está hablando con sus discípulos, y le dice: El que quiera seguirme, tiene que tomar de mi sangre. Y se quedan todos estupefactos. Y muchos discípulos dicen: ¡este hombre está loco! ¡Es un hereje! ¿Cómo puede hablar en contra de la ley? ¡Y se van!

Y Pedro está ahí. Y los mira Jesús, y les dice: ¿Se quieren ir ustedes también? – ¡Oye, señor, tómate unos minutos y explícales! – Este es un asunto espiritual. No estoy diciendo que me tienen que morder la yugular. – ¿Pero qué te cuesta? ¡Sé un poco más claro! ¡Se están yendo! ¿No te importan sus vidas? Y se fueron.

Dice que ese día se fueron muchos. ¡Podrías explicárselo! ¡Estás diciendo algo que los afecta mucho! ¡Porque desde niños ellos fueron enseñados en eso! ¡Tú palabra decía eso! ¡Y ahora vienes a largarles tremenda bomba! ¡Acláraselos! – Jesús se calla. – ¿Por qué hace eso? Porque lo que Él esperaba, era que la gente reciba la revelación en su espíritu.

Cuando Él veía eso, lo elogiaba al momento. Bienaventurado, Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo reveló carne y sangre, sino mi padre que está en los cielos. Voy a decirte algo: ni siquiera era un requisito absoluto que el Espíritu Santo descienda en Hechos 2, porque el Espíritu Santo ya operaba sobre la gente, pero solamente operaba sobre aquellos que estaban dispuestos a ser operados por Él.

Y Jesús veía eso. Imagínate, tú haces una tremenda reunión con gente muy valiosa, según tu opinión, lo llevas a Jesús, Él los mira y se va. ¡Háblales, Maestro! ¡Tú no sabes lo importante que son estas personas! Y Él les dice. Háblales tú. Y se va. Lo que Él buscaba, era la revelación.

El diablo tomó el alma del hombre. Por lo tanto, adulteró sus sentidos. Torció su concepto. Al amor lo convirtió en sexo, por ejemplo. Y cada elemento que el hombre tiene, ha sido torcido. A través del alma de Adán, el diablo ha podido gobernar.

Y ha creado filosofías, economías, políticas mundiales, a través de usar sus mentes, sus voluntades, sus emociones, él ha tergiversado y pervertido todo lo que existe acá. Es triste, pero lo que tú ves hoy día en el mundo, no es el diseño de Dios para los países.

Los caminos de Dios para el planeta son mucho más altos y preciosos. Tú vas hoy día a una exposición de arte y sales aterrorizado. ¿Qué sueña esta gente, o qué visiones tienen para hacer estas cosas horribles? Vas a comprarles juguetes a los niños en este tiempo y sales de la juguetería haciéndote liberación.

Hay unos bichos y unos muñecos horribles que uno dice: ¿Pero qué es eso? Antes, lo más violento que tenías era Tom y Jerry. Y entre gato y ratón ahí quedaba todo. Pero hoy hay unos bichos espantosos que uno piensa cómo puede dormir un niño con esos bichos horribles en su cuarto. Hay una sub cultura. Y vas a ver todo eso promocionado por la televisión.

Hemos ido transitando, desde la revolución francesa, y hemos caído en un humanismo a ultranza que nos ha llevado a vivir un postrer secularismo. Hoy estamos en medio de una cultura secular. Una situación en la que se rinde culto a la comodidad.

¿Por qué te digo esto? Porque todo esto ha sido un trabajo que ha hecho el diablo en la mente y en la voluntad del hombre. Y obviamente lo que vemos, es el resultado de eso. Cuando Jesús viene, no simplemente viene a salvarnos. Eso parecería ser la base de nuestras antiguas doctrinas.

Porque durante años, el único evangelio que hemos recibido, tristemente, ha sido el de la salvación. Cree en Jesucristo y tú y toda tu casa será salvos. El problema está en que yo vengo a la salvación y después no sé qué hacer. El tema clave para Dios, no es sólo que tú seas salvo. Dios quiere que empieces a gobernar de nuevo.

¿Y cómo se gobierna de nuevo? Ahí está el punto. ¿Realmente crees que podemos gobernar? ¿Cuántos creen que Jesucristo entregó las llaves de autoridad a la iglesia? Yo lo creo, okey, pero; ¿Cómo usamos esas llaves? A ver, ¿Cuáles son las llaves? Muéstrame las llaves. Eh, bueno, es que son llaves espirituales, vio?

Ahora bien: si son llaves espirituales, es porque hay puertas espirituales que deben ser abiertas. Las puertas del Hades no prevalecerán contra la iglesia. La hermenéutica le diría: es un sentido figurado. Qué curioso, David dice lo contrario, porque él habla de puertas de hierro y cerrojos de bronce. O sea: él sí pasó por unas puertas muy particulares.

Para él no era sentido figurado, para él fueron cosas reales. Si a ti te han predicado que Cristo murió solamente para que tú seas salvo, mucho me temo que no te contaron toda la historia. Lo que Cristo vino a hacer, fue a devolvernos la posición que Adán perdió.

Porque, aunque eres heredero de todo, en tanto seas niño, nada te diferencia de un esclavo. Entonces Dios quiere que tú vuelvas a tu posición de gobierno. P adre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, aquí en la tierra como en el cielo.

El propósito de Dios no sólo es que tú seas salvo, sino que reúnas los cielos y la tierra en lo que haces. ¿Cómo se hace eso? Si tú te pones a revisar cuántas veces Jesús habló del Reino, vas a encontrar que habló más que de la salvación.

El Reino de los Cielos, es semejante a un buscador de buenas perlas. El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que arroja su red y saca todo tipo de peces. El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que planta buena semilla de trigo en su campo. ¿Qué es lo que Jesús quiso que entendieran sus discípulos?

Qué cosa era el Reino de los Cielos, no su salvación personal. Claro está que, lo que la gente ha entendido, es que el Reino de los Cielos comienza cuando nosotros nos morimos. Ahí va a estar el abuelito esperándote en la puerta del cielo, o San Pedro, según la tradición popular, con las llaves que Jesús le dio, y ahí está: calles de oro, mar de cristal, o Jerusalén que bonita eres.

¿Cuántos de ustedes creen que en este momento, en esta hora y en este lugar, el reino de la muerte está actuando en tu lugar de residencia? Yo te aseguro que en esta hora hay personas que se están muriendo.

En algún hospital o en alguna casa, hay gente que se está muriendo. O sea: el reino de la muerte está actuando entre nosotros, hoy día. El Reino de los Cielos, también. Jesús aparece y dice: arrepiéntanse, porque el Reino de los Cielos se ha acercado.

O sea: Jesús viene como el pregonero de un Reino. El Reino de Dios, el Reino de los Cielos. El punto es este: la salvación te engendra en una nueva naturaleza. Te devuelve tu capacidad de ser un ser espiritual completo. Pero después de que has sido engendrado, en algún momento tienes que ser manifestado. O sea: tienes que levantarte como un ser espiritual.

El ser espiritual, comprende el mundo espiritual; el ser natural, no. Cuando venimos a Cristo, venimos con nuestra conciencia activa. Entonces, el Espíritu viene y comienza a obrar. Por ejemplo: Empieza a gustarte la alabanza de verdad, no por obligación congregacional. ¿Cuántas veces, hace mucho tiempo, escuchaste alabanzas cristianas y era como si oyeras llover?

Ahora no puedes estar sin cantar. Te gusta la palabra. Hubo una Biblia que era de tu bisabuelo que durmió en un baúl por generaciones. ¡Jamás se te ocurrió ni siquiera darle una ojeada! Pero de repente, el Señor vino a tu vida y tú empezaste a entender cosas que antes no entendías.

¿Por qué? Porque cuando viene el Espíritu Santo a nosotros, otra parte de nosotros se activa, que es la capacidad de tener comunión con Dios. Y hay una parte más que se activa, que es la de discernir las cosas de Dios: te doy un ejemplo: antes de tener al Señor en tu corazón, tú has visto y hablado mil veces con los testigos de Jehová, pero sólo cuando el Espíritu Santo toca tu vida, ahí sabes qué decirles y qué pensar respecto a ellos.

¿Por qué una persona recién engendrada tiene esa habilidad? Porque ha sido engendrada de los cielos. Entonces tú comienzas a oír la voz del Espíritu Santo y vuelas de gozo por eso. Hasta que un día, en una predicación, el pastor dice que el Espíritu Santo no habla. Y tú, acompañando a los demás, también dices “amén”. Punto.

De allí en más, jamás puedes volver a oír la voz de Dios. Cuando eres ovejita muy ovejita, te crees todo lo que tu pastor –en primer lugar- te dice, y también lo que te dicen todas las visitas que tu pastor trae a la iglesia. Después entiendes que no puedes aceptar que te hagan dormir a quien Dios está despertando.

Hay una pregunta que todos los que estamos ejerciendo alguna clase de ministerio recibimos, por lo menos, entre cinco y die veces al mes: “¿Cómo puedo saber cuál es la voluntad de Dios para mi vida?” Y después te explican que tienen mil años en la iglesia pero aún no saben para qué sirven, para qué son buenos o para qué los ha llamado el Señor.

Y, finalmente, la más clásica y tradicional de todas las proposiciones eclesiásticas: “¿Puede orar por mí para que me diga cuál es la voluntad de Dios para mi vida?” No puedo hacer eso. Ni yo, ni nadie medianamente maduro. Porque: ¿Cómo puede ser que una persona que está medianamente habilitada para escuchar o para ver el mundo espiritual, no lo vea?

Si Dios, cuando él vino a Cristo, lo habilitó. Creo que ahora estás entendiendo, al fin, por qué Dios aborrece la religión. Porque es la religión la que te dice: “¡No! ¡No es así! ¡Es así!” ¿Qué dice Jesús? Que el que es del espíritu es como el viento, no sabe de dónde viene ni para donde va. En cambio la religión te dice: No, a ver, primero usted tiene que poner versículo clave. Anote, versículo clave. Ahora el texto principal, objetivos. O sea que te enseña a confiar en el razonamiento del hombre. Todo calculado.

¿Por qué la mayoría de los pastores no se sueltan en la adoración profética? Simple. Porque no les gusta perder el control del culto. Nos cuesta soltar ese control. Y es ahí donde Dios quiere mover las cosas. Entonces, al pasar los años, vemos gente actuar como si tuvieran auriculares de protección auditiva.

Gente que puede, pero que por alguna causa han perdido esa capacidad. ¿Cómo los vas a mandar a la guerra? Guerra, para ellos, a lo sumo, es ir por ahí a echar un poco de aceite. Es una guerra en el plano natural, nada más. Pero en el espiritual, ninguno. No reconocen lo que es de Dios y lo que no es de Dios. Porque tiene que ver con un entrenamiento. Ejemplo: el profeta no puede tocar muerte. Es muy interesante cómo Dios entrenó a su pueblo.

Existía lo que era la lepra y existía lo que era la muerte. La lepra te inhabilitaba cierta cantidad de días, en cambio la muerte ya no hablaba de días. Por ejemplo, cuando mueren Nadab y Abiú, los hijos de Aarón, el sacerdote, él no puede enterrarlos. No puede darles un beso, no puede abrazarlos. Él no podía tocar un cadáver. Hoy ocurre lo mismo. Hay veces en que se necesita orar por un sitio determinado y Dios te dice: “ora desde acá, no pases para allá”. No te deja.

Tú puedes ser muy valiente, pero si no tienes autorización de Dios para meterte en un terreno enemigo, mi consejo es que no te metas hasta tenerla. Hemos visto demasiados desastres. Hay esferas de autoridad. Por ejemplo, los apóstoles tienen autoridad especial para enfrenar espíritus territoriales. No hay un solo apóstol en la palabra que no haya enfrentado espíritus territoriales.

Ahora, esos enemigos, están ligados a cada ministerio. Por ejemplo, un pastor tiene que pelear con los perros. Los perros vienen para destruir el cuerpo. Los profetas, se van a pasar la vida peleando con Jezabel. Los apóstoles estarán peleándose con Leviatán y qué sé yo cuántos más de la familia. Hay un enemigo para cada ministerio, distinto. Entonces, yo vengo a Dios, y Dios quiere trabajar en mi espíritu, y utiliza dos herramientas para diseñar y avivar mi espíritu.

En primer lugar, utiliza la adoración. La adoración empieza con estar con Dios. Pero si todo lo que cantas está impreso en la proyectora o en un himnario, el espíritu del hombre no puede ejercitarse. Es una acción mental la que está haciendo. Apágale las luces, sácale las letras y dile que adore, vas a ver cómo se te queda allí, con rostro de estupidez y sin saber qué hacer. ¿Adoración?

¡Es que si no tengo la letra no sé qué cantar! Es que no se trata de cantar. Hubo una María que rompió un frasco de alabastro, y que hizo la mayor señal de adoración de la historia, que no cantó ni dijo una sola palabra, y Jesús la elogió. Adoración tiene que ver con hacer. Proskineo. Adorar. Lamer la mano del amo.

La gente tiene conceptos errados. La segunda cosa es la intercesión. La intercesión activa tu espíritu, te entrena. Entonces yo vengo, y el Espíritu quiere que yo sea desarrollado. Y va a utilizar muchas herramientas para eso. Hay muchísimos versos que hablan del tema.

Por ejemplo, mira lo que Pablo hacía. Mira Hechos 8:12:Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. Hechos 19: Y entrando Pablo en la sinagoga habló por espacio de tres meses. ¿De qué? Discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios.

El tema central del Nuevo Testamento es el Reino de Dios. No es la salvación. El giro que va a dar la iglesia en los próximos años, es moverse del evangelio de Jesucristo, al evangelio del Reino. Porque el evangelio del Reino, incluye al evangelio de Jesucristo. Pero el evangelio de Jesucristo no incluye al evangelio del Reino.

Yo te había dicho hace un momento, que el pecado provoca separación. Este versículo, Efesios 1:10, describe la total victoria de Jesucristo. Mira lo que dice: De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. Literalmente, Jesús reunió lo celestial y lo terrenal otra vez.

Ejemplo: Jesús está orando con sus discípulos, Pedro, Juan y Jacobo. Y de repente aparece Moisés, y aparece Elías. Yo quiero que imagines la escena. ¿Sabes cómo se llama eso? Cielos y tierra unidos. Están en un monte, los pies de estos santos se posan en ese monte. Pedro está estupefacto, pero como de costumbre en é, se ve en la obligación de decir algo.

Es un espíritu nuevo que se ha metido en la iglesia, según un hombre de Dios que conozco, el espíritu de Google. Creemos que lo sabemos todo. ¡Estaría bueno quedarse acá! – este es mi Hijo amado, a Él oíd. Tú cállate. Eso es lo que Jesús hizo. Unió cielos y tierra. Es toda una definición de lo que nosotros llamamos intercesión. Unir cielos y tierra.

Cuando los grupos de violencia quieren entrar a nuevos territorios, realizan sacrificios de sangre. En muchos casos, utilizan a mujeres. Cuando se efectúan estos hechos, se desatan otras cosas. ¿Por qué? Imagínate una gran celda llena de demonios que están esperando ser soltados.

Pero no pueden ser soltados hasta que se pague su salida. ¿Y qué es lo que paga su salida? La cantidad de sangre derramada. Cuando se llega a cierto nivel, pueden ser soltados. Simplemente lee Apocalipsis, y fíjate cuándo son soltadas las bestias que están atadas al lado del Éufrates.

O sea: el mundo espiritual está bien unido al mundo natural, porque depende de él. Va una mujer a ver a una macumbera, en Brasil, y le dice: tengo un problema en mi pierna. Me he caído y ahora estoy renga, no puedo caminar.

Entonces la macumbera le dice: tráeme una gallina negra y yo me encargo. Le llevan la gallina negra, la mujer hace algunas cosas; le corta el cuello, le aplica la gallina sobre la pierna de la mujer, y cambia la pierna de la mujer con la pata de la gallina y la pata de la gallina con la pierna de la mujer, y la mujer se va lista para jugarse un partido de fútbol. Perfecta. Cambió de pierna. ¿Cómo lo hizo? Con la sangre. Unió lo espiritual con lo terrenal, con la sangre.

Nosotros, si entendiéramos esto, podríamos predecir los mayores hechos de violencia en el planeta, porque eso se mueve en base a un calendario espiritual. Y nosotros podríamos estar en tiempos de vigilia y oración, justo antes de que suceda.

Entiende: un intercesor no compra el periódico para saber por qué orar. Los intercesores leen hoy el periódico que va a salir mañana impreso. Eso, es un intercesor. Los demás, son gente que ora. El intercesor tiene una comprensión de los tiempos de Dios.

Y sabe lo que está pasando. Si tú quisieras hacer algo en tu ciudad, por ejemplo, deberías hacerlo en dos planos. En el plano espiritual y en el plano natural. Y al hacerlo en los dos planos, es que se da el cambio. Porque es lo mismo que hizo Jesús.

Porque el daño no es solamente natural, también es espiritual. Ahora bien; nosotros, que somos seres que tenemos cuerpo y espíritu, estamos capacitados para hacer ambas cosas. Así como tú puedes ir a un lugar, poner aceite y orar, así también puedes ir a las regiones celestiales y resolver lo que pasó allí. Lo que te estoy diciendo, está en muchos lugares de la palabra. Y es palabra que cuando la lees, créeme, sientes que algo se rompe dentro de ti. Estructuras mentales y religiosas.

¿Qué crees que pasó al día siguiente que el velo del templo se rasgó? ¿Qué crees que hicieron los sacerdotes al día siguiente? Cosieron el velo. Eso hicieron, cosieron el velo. Y no lo hicieron los publicanos ni los pecadores, ¡Lo hicieron los sacerdotes! Por eso es que Dios tuvo que destruir el templo. ¿Sabes por qué se levanta la persecución, ya?

Porque parecería que quiere borrarse a la iglesia. Y luego se levantará un avivamiento allí. Porque cuando el templo físico es destruido, lo único que queda es depender de Dios. Por eso, alguien que escribió un libro al respecto aconseja que, cuando hay persecución, no debemos orar para que termine, sino para que podamos soportarla. Porque es la persecución la que nos hace fuertes.

(Ezequiel 8: 1) = En el sexto año, en el mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí se posó sobre mí la mano de Jehová el Señor.

(2) Y miré, y he aquí una figura que parecía de hombre; desde sus lomos para abajo, fuego, y desde sus lomos para arriba parecía resplandor, el aspecto de bronce refulgente.

(3) Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos.

(4) Y he aquí, allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.

(5) Y me dijo: Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del norte. Y alcé mis ojos hacia el norte, y he aquí al norte, junto a la puerta del altar, aquella imagen del celo en la entrada.

(6) Me dijo entonces: hijo de hombre, ¿No ves lo que estos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pero vuélvete aún, y verás abominaciones mayores.

(7) Y me llevó a la entrada del atrio, y miré, y he aquí en la pared un agujero.

(8) Y me dijo: hijo de hombre, cava ahora en la pared. Y cavé en la pared, y he aquí una puerta.

(9) Me dijo luego: entra, y ve las malvadas abominaciones que estos hacen allí.

(10) Entré, pues, y miré; y he aquí toda forma de reptiles y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados en la pared por todo alrededor.

(11) Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y subía una nube espesa de incienso.

(12) Y me dijo: hijo de hombre, ¿Has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque dicen ellos: no nos ve Jehová; Jehová ha abandonado la tierra.

Tú puedes leerte todo el capítulo y es impresionante. Te está describiendo el templo en esa época. Pero no te está describiendo el templo físico, te está describiendo el templo espiritual. ¿Cómo Dios veía el templo? ¿Notas la diferencia?

Si tú en este momento agarraras una maqueta del templo judío de ese momento, podrías ver las partes de las que está hablando acá. Entré por acá, la cámara principal, fui por allá, y salí por allá. Pero si tú ibas físicamente a ese lugar, tú no veías de ninguna manera a setenta ancianos haciendo todas esas cosas, ni veías la imagen de Asera. ¡No estaba!

Pero si tú entrabas en el espíritu, veías al templo tal como Dios lo veía. Entones veías la imagen de Asera, veías la imagen del Sol, veías las plañideras, veías los ancianos, veías las paredes pintadas con todo tipo de reptiles. Así era el templo en realidad.

No te olvides del primer verso. No te olvides de lo que te conté sobre el tabernáculo. Lo que leímos. Por ejemplo: ¿Cómo crees que Dios ve a nuestras congregaciones? Nosotros miramos a un grupo de gente y decimos: ¡Ah, qué lindo! ¡Está llena la iglesia hoy! Pero Dios, que está viendo lo mismo, qué estará pensando?

Esa es una buena oración. Señor: ¿Puedes mostrarme o decirme cómo ves mi iglesia, mi congregación? Te doy un ejemplo. Una iglesia muy particular es la iglesia de Corinto. Pablo, amaba de manera especial esa iglesia, y le escribe dos cartas a Corinto.

Pero es impresionante que Pablo escriba dos cartas, para tratar un problema de un pecado moral que existía en la iglesia. En ese lugar había un hombre que se había metido con la esposa de su padre, con su madrastra. Y eso provoca que Pablo les escriba dos cartas.

¿Cuántas cartas crees que le escribiría Pablo a nuestras congregaciones hoy día? No sé si entiendes lo que quiero decirte. La iglesia de Corinto era muy tolerante. Y a causa de eso, y por ese pecado moral, entre otros, la presencia de Dios se estaba apartando de ese lugar.

Nuestra visión no puede ser completa si no vemos las cosas tal como Dios las ve. No te olvides que hay gente, incluso niños, que saben dividir su alma en distintas partes con la finalidad de viajar astralmente a casa de sus amigos y ver qué están haciendo ellos.

¿Cómo saben eso? ¿Cómo puedes predicarle el evangelio a un niño que sepa hacer esas cosas? El diablo está haciendo cosas de un calibre que ya está comenzando a afectar el espíritu de las personas. El espíritu del hombre está diseñado para poder conectarse con el mundo espiritual, sea de Dios o no sea de Dios.

Es igual a cuando tú tienes una antena parabólica instalada en tu casa. Con ella puedes tomar la señal de canales de televisión culturales o educativos, pero también puedes hacerlo con canales pornográficos. La antena está allí, depende qué es lo que agarra. Así es el espíritu del hombre.

Tú puedes ser un tremendo profeta aquí, o un tremendo adivino afuera. Es la misma habilidad, sólo que usada por las tinieblas. Entonces Ezequiel es llevado. A mí me encanta ese libro, porque el profeta no tiene problemas en describir lo que está viendo. Te doy dos datos importantes. La traducción de la Biblia es muy definitiva en esto, y lamentablemente nuestra traducción reina Valera no es la mejor.

Tenemos un problema de idioma, básicamente. En una parte, dice que Dios amó al mundo y que por eso envió a su hijo, ¿No es así? Pero luego dice que debemos escaparnos del espíritu de este mundo. ¿Cómo es la cosa, entonces? ¿Lo amas o debes apartarte de él?

Claro, el problema es que hay tres palabras distintas para traducir “mundo” en el original. Una es cosmos, y la otra es ecúmenos. A uno debes amar y al otro debes odiar. Pero como yo no distingo y sólo leo mundo, entonces yo tengo problemas.

El salmo 91. Es maravilloso. El que habita al abrigo del Altísimo morará, bajo la sombra del Omnipotente descansará. No temerás al terror que ande de día. Si tú ves el hebreo, no dice eso. Te dice, por ejemplo: no temerás a basilisco que se mueve de día. ¿Y quién caracoles es basilisco?

Es un demonio. Aparecen una serie de demonios en la versión original en el hebreo, que los traductores religiosos de la Biblia, no supieron cómo definir, y le cambiaron por “mortandad que ande de día”. ¿Mortandad? ¡Hay un nombre, allí! ¿Por qué?

Porque la gente tradujo la Biblia con mentalidad religiosa. Y no te digo esto para que ahora vayas y quemes tu Biblia, no. Demos gloria a Dios por esta Biblia que así y todo nos ha podido acompañar a los brazos del Espíritu Santo.

Pero no te olvides que estos dos traductores de los cuales en muchos casos dependemos, Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, eran curitas católicos. Eran sacerdotes católicos. Entonces pregunto: ¿Cuánta luz tuvieron al momento de traducir esto? ¿Cuánto tiempo tuvieron de convertidos?

Poco tiempo. Y no estoy descalificando esta palabra, pero es atinado manejarse con esta como base, pero siempre cotejándola, cuando algo no está claro, con otras versiones, sobre todo las que son traducidas directamente de sus idiomas originales, ya sea hebreo, griego o arameo.

Te doy otro ejemplo. ¿Has leído ese verso que dice: Este género no sale sino con ayuno y oración? Eso no está en el original. ¿No te parece una contradicción? En Mateo 10 te dice: Tienen poder para echar fuera demonios. En Lucas 10 nos dice que podemos sacar todo espíritu de enfermedad.

¿Y luego va a decir que este género no sale sino con ayuno y oración? Si tu Biblia es buena y vas a ese versículo, para darte cuenta que es buena, esa parte que dice: este género no sale sino con ayuno y oración, tiene que estar en cursivas o itálicas.

Si está así, quiere decir que ese texto aparece posteriormente, se añadió. ¿Cómo Dios me va a dar todo el poder para vencer a los espíritus inmundos, si luego me va a decir que tengo que ayunar para sacarlos? ¿No te parece una contradicción? ¿Por qué te menciono esto, si estoy hablando de intercesión, que aparentemente es apuntado a otra cosa?

Porque es necesario que un buen intercesor esté equipado correctamente con la palabra. Y está bien que tengas una versión de cabecera, como la Reina Valera, pero ten otras versiones que te ayuden a tener una perspectiva más amplia. En Ezequiel 8, lo que te estuve leyendo, Ezequiel describe lo que ve. Y lo que él ve, es como Dios veía el templo.

En guerra espiritual, hay un principio que es tremendamente válido siempre: lo más importante, es invisible. Lo más importante no es visible. ¿Y entonces cómo lo veo? Lo ves porque eres un ser espiritual. Porque si el profeta te lleva hasta el lugar físico exacto donde Dios le ha mostrado que hay algo perturbador, un intercesor no puede manejarse por sistema braille, tiene que saberlo exactamente igual, porque son ministerios complementarios.

Una de las tareas básicas de una intercesión sólida, es la de detectar en cada sitio al hombre fuerte. ¿Al hombre fuerte? ¡Ah, sí, el diablo! No, no te estoy hablando de eso. Me estoy refiriendo al hombre fuerte del lugar, al encargado, al que hace las veces de mánager allí. Es la persona a la que tú acudes en cualquier lugar a quejarte cuando algo no ha salido bien.

O a felicitar, aunque sean las menos. Un intercesor que se precie de serlo, no puede estar años y años batallando por un lugar sin saber quién es su enemigo concreto. Ojo; es gente hermosa que ha dado su vida para orar. Está peleando todos los días duramente. Se levanta, ayuna, ora, batalla con mucha disciplina. ¡Gloria a Dios por ellos! Pero si no sabe contra quién está peleando, en realidad no está peleando, está gastando municiones en nada.

La guerra espiritual no tiene nada que ver con aproximaciones logísticas; el golpe de Dios es uno y definitivo. Cuando Dios el Padre se levanta y golpea, aparece el Mar Muerto, allí. Nunca más vuelve a haber vida. Donde pone su dedo el Señor, la cosa termina.

Podemos estar orando años y años y no suceder nada. Pero podemos abrir nuestros ojos espirituales al mundo del espíritu y en dos golpes poner K.O. a nuestro enemigo. Simplemente porque sabremos donde golpear. Nuestro problema es que estamos atorados y no hemos podido desarrollar nuestro espíritu.

A todo lo entendemos intelectualmente. Y eso, que en sí mismo no parecería ser malo, ha determinado que no podamos entender el mundo espiritual. El enemigo de las naciones siempre es un enemigo espiritual. No interesa lo que ocurre en lo natural.

Sea lo que sea, esos hombres son simples piezas de un tablero de ajedrez controlado desde el mundo del espíritu. No es contra sangre y carne. Hay un espíritu detrás de lo que haya de malo. Y si tú descubres cuál es ese espíritu y el Espíritu Santo te ayuda a discernirlo bien, el golpe que puedas dar después, va a cambiar definitivamente la situación.

Lo que se necesitan hoy día, son intercesores que entiendan lo que está pasando, que tengan sus ojos abiertos. A eso no se lo van a enseñar en ningún seminario. ¿Sabes que dice la Palabra? Por ignorancia perece mi pueblo.

Una de las frases históricas del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt durante la Segunda Guerra Mundial, fue la que adjudicó muchas de las derrotas a la distracción de las fuerzas aliadas. Coincido con esa apreciación.

La mayor responsabilidad de las derrotas de los cristianos no es del diablo, es de sus propias distracciones. Recuerda: el pecado de Adán fue comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Y hoy, hay cosas que en su apariencia son buenas, pero su fin es malo.

El árbol del bien y del mal, aunque tiene algo de bien, sigue siendo un árbol de muerte. El día que comieres de ese árbol seguramente morirás. ¡Pero es el árbol del conocimiento del bien! Sí, pero también es el árbol del conocimiento de muerte.

Tu espíritu tiene sentidos. Si por un momento tú pudieras ver cómo es tu espíritu, quedarías asombradísimo. Porque si tú, en el plano natural, tienes cinco sentidos, en el plano espiritual tienes muchos sentidos más.

Ejemplo por experiencia: ¿Nunca te ha sucedido que comienza a sonarte el teléfono y es como que tú sabes quién es el que te está llamando? Esencialmente a las hermanas que son madres, ¿Nunca les ocurrió que de improviso es como que saben o presienten que algo ha sucedido con alguno de sus hijos?

Eso no es brujería, hermano; esa es una facultad del espíritu. Tu espíritu puede saber lo que está pasando en otro lugar. ¡Esta era la manera en que Jesús sabía todo! ¿Te acuerdas? Él estaba hablando de una cosa con alguien y de pronto sabía qué era lo que estaba pasando en otra parte.

Se le acerca alguien a decirle algo y Él, antes que le diga nada, le pregunta: ¿Por qué estás pensando eso en tu corazón? ¿Cómo lo supo? ¡Me escuchó! ¡Alguien de aquí se lo contó! – No, no te escuché ni nadie me lo contó. Era su espíritu.

El espíritu de Jesús podía tomar las palabras que otras personas estaban diciendo de Él. Quiero que entiendas esto: ¡No es un don! Es una facultad del espíritu. ¡Hermano! ¿Usted me está diciendo que yo puedo hacer eso? ¡Pero claro! ¿Pero y cómo lo hago? – Tu espíritu tiene sentidos que tienen que desarrollarse. Es como en el crecimiento de un niño; tiene que aprender a jugar con el equilibrio. ¿Sabes de dónde depende el sentido del equilibrio? Del oído.

Cuando una persona se desequilibra y hace cosas tontas, es porque no está oyendo. Es el primer sentido que se desarrolla. A las veinticuatro semanas, tu oído está completo en el vientre de tu madre. Es el primero. O sea: Dios te diseñó para escuchar. ¿Sabes qué cosa es un intercesor? Alguien que escucha, no alguien que habla.

Y en la iglesia, créeme que no es lo más abundante. Los tiempos de intercesión de los profetas, son tiempos de silencio. Pero cuando hablan, agárrate de lo primero que puedas, porque esto va a temblar. Sin embargo, nada de eso es posible sin unidad. Hay naciones donde los intercesores acuerdan orar por los gobernantes.

Pero unos oran para que sean removidos y reemplazados, otros para que sean bendecidos y tengan sabiduría y otros tantos para que acepten miembros de la iglesia en el gobierno. Dios los mira y no se mueve, es lo más coherente de su parte. Porque ningún reino dividido prevalece. Esto es clave.

¿Y sabes por qué oramos distinto? Porque los profetas están dormidos. O se han vendido. O sea que tienes intercesores de profesión, pero no de vocación. Han perdido la capacidad de escuchar al Señor. Esto tiene una intención: activarte. Porque el Espíritu Santo vino precisamente para eso, para activarte.

Hoy todavía estamos en una guerra intercesora con aceite, sal, vino, estacas, banderas y un tremendo arsenal de cosas que tienen que ver con lo profético, y está bien que así sea. Pero va a llegar un tiempo que nada de eso va a ser necesario. Con tu sola presencia se va a modificar el ambiente espiritual reinante en el lugar adonde llegues.

Eso era lo que pasaba con Jesús. ¿Cuántas veces Jesús usó aceite para sanar a los enfermos? ¿Por qué? Simple, Él era. Escucha: Se levanta una tormenta y Jesús está durmiendo. Dice la traducción que estaba durmiendo, muchos creemos que no dormía, que velaba con los ojos cerrados. Dice que Él se levantó y reprendió a la tormenta.

El barquito llega al otra orilla, Él pone un pie y un endemoniado que estaba en el otro extremo de la isla viene y cae a sus pies. ¿Qué pasó? ¿En qué momento Jesús llamó a este hombre? Algunos dicen que en lugar de estar durmiendo, Jesús estaba haciendo una batalla contra el espíritu territorial de ese lugar. Lo estaba atando. Porque ninguno va a tomar el botín si primero no ata al hombre fuerte. La señal de que el hombre fuerte fue atado, fue que el endemoniado gadareno fue liberado.

Él no lo reprendió al gadareno; Él puso un pie allí y el gadareno quedó libre. Vino corriendo y gritando:” ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?”. El sólo hecho de haber venido Jesús allí, determinó que algo se quebrara en él. Lo libera.

La tormenta anterior se levantó para tratar de matar a Jesús o, al menos, impedir que llegara a la costa. Eso era demoníaco. ¿Por qué es importante atar al hombre fuerte? Porque según el hombre fuerte son los guardianes. Y los que te hacen daño son los guardianes, no el hombre fuerte. Puedes.

En ti están reunidos los cielos y la tierra. Y te lo demuestro. Tu cuerpo es polvo, pero en tu espíritu está la naturaleza de Dios. Eres un ser espiritual absoluto. Pero eres un ser natural absoluto, también. En ti, entonces, se unen cielos y tierra. Y cuando tú vas a un lugar, la presencia de Dios también está. Por lo tanto, cuando tú echas un poco de aceite en un lugar, no es solamente una persona haciéndolo, es Dios.

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enero 1, 2015 Néstor Martínez