Estudios » Crecimiento

Buscando la verdad

Es este un buen momento para preguntarnos por qué causa llegamos a los pies del Señor aquellos que hemos llegado a los pies del Señor de adultos. Seguramente que de cada una de las respuestas de ustedes, a las que habrá que sumar la mía personal, podremos armar una proyección estadística que seguramente se abrirá en un voluminoso abanico de situaciones. Mayoritariamente, y creo no equivocarme, habrá sido a partir de una o varias necesidades personales. Dramas, angustias y depresiones le habrán llevado un día, (Le hayan predicado el evangelio o no), a poner sus ojos en Cristo. Hoy, seguramente, y aunque algunas de sus luchas todavía puedan estar batallándose en su alma, lo que es como decir: su mente, no estará arrepentido/a para nada de aquella decisión.

Sin embargo, es al porcentaje que le sigue al que quiero dirigirme aquí. A aquellos que llegaron al evangelio en búsqueda de la verdad. A esta franja, sin embargo, habrán de sumársele muchos de la franja anterior. Porque desde que el hombre tiene uso de razón, empieza a desandar un intrincado y complicado camino en búsqueda de una verdad trascendente, que está mucho más allá de lo que se enseña en una casa o en una escuela, y a veces, también de la que se enseña en alguna denominada iglesia, que generalmente es congregación y, mayoritariamente, templo. Y que por no saber adónde está, a muchísimos los ha llevado a los tenebrosos ámbitos del ocultismo, el espiritismo, las ciencias alternativas, las filosofías orientales y toda esa variada gama de ofertas de las que no podremos excluir a las supuestas religiones cristianas llenas de palabrería religiosa, pero carentes de poder real, visible y efectivo de parte de Dios.

Porque si yo le pregunto a un ateo qué es la verdad, me va a abrumar con respuestas sólidas, medulosas, analíticas, sumamente lógicas y hasta coherentes. Pero va a tener un problema que, aunque no me lo confiese, sé perfectamente que carcomerá su interior. Por mejores y más inteligentes respuestas que me de, él sabrá íntimamente muy bien, que esos conceptos que tan bien maneja sobre la verdad, no le sirven absolutamente para nada. Que les son muy prácticos para sacarse de encima rápidamente a los que se acerquen a hablarle de cualquier tipo de Dios, pero que en la intimidad no le sirven en absoluto para cambiarle la vida, ni a él ni a ninguno de aquellos que los comparten con él, ni para brindarle paz interior, ni para otorgarle seguridad en sus vidas, ni para proporcionarle felicidad o alguna otra cosa que pueda borrar sus angustias, sus miedos y sus depresiones. Pero no celebre demasiado: a muchos cristianos que teóricamente están en las antípodas de estos ateos, les sucede exactamente lo mismo. ¿Nunca se preguntó por qué? Porque han adoptado una religión, (En cada caso “la mejor”, o “la que tiene la verdad”), pero jamás han llegado a conocer esa verdad.

(Juan 8: 31-32)= Dijo entonces Jesús a los judíos, (Que como usted sabe, por ser el pueblo elegido, son un símbolo, una tipología de lo que hoy es la iglesia), que habían creído en él; si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Está muy claro: Jesús le dice a todos los creyentes, (Incluidos los que ahora están leyendo esto), que si conocen la verdad, van a tener auténtica libertad, así que es un buen momento para preguntarnos si nos sentimos verdaderamente libres. Porque desde la lectura de este verso en adelante, nos hemos largado a predicar y a enseñar que lo que nos hace libres, es la verdad, cosa que desde ya no es ilegítima, pero que no es bíblicamente exacta. Porque desde este texto salta a la vista que, lo que lo hace libre a usted no es la verdad en sí misma, por ser la verdad, sino el conocimiento de esa verdad. Hay muchísima gente que vive donde está la verdad, que recibe gran información legítima sobre la verdad y que está en permanente contacto con la verdad, pero que nunca ha llegado a conocerla ni a incorporarla a su vida; por lo tanto, no son libres.

Todavía andan atados a una serie de cosas y, entre las más importantes, a las estructuras religiosas y los sistemas eclesiásticos que dicen tener la verdad, ¿Comprende la sutileza? El tema no pasa porque su congregación, su denominación tenga, practique y predique la verdad; el tema está en que usted la conozca, la crea, la ponga por obra, tenga comunión con ella y experimente, realmente, esa libertad en Cristo Jesús, que es la suprema de todas las libertades, la que le hace a usted un hijo de Dios dispuesto a cumplir su voluntad en contra de todo lo que se le oponga, aunque una parte de ese todo, sean los fariseos modernos, miembros quizás de su misma congregación.

No obstante, en lo íntimo, puede ocurrir que todavía usted no sepa a ciencia cierta qué cosa es la verdad. De un rápido repaso al Antiguo Testamento, vemos que Génesis nos cuenta que Dios la usa. Jetro le dice a su yerno que se busque varones de verdad. Moisés asegura que su Dios es un Dios de verdad. La reina de Sabá le habla a Salomón que la verdad se comprueba. David sostiene que Dios nos encamina por ella, y que esa verdad nos guarda. El salmo 43 agrega que también nos guía, el salmo 60 que es una bandera y una causa, el salmo 85 algo que luego se repetirá constantemente: que la verdad va de la mano con la misericordia. El salmo 86 que es un camino (Anote esto por favor) que debemos caminar. El salmo 91 que es escudo y adarga. El salmo 111 que es una obra de las manos de Dios, el Proverbios 12 que quien la declara declara justicia y así sucesivamente. ¿Cuántas cosas serán la verdad? Tantas que no podrían caber en una sola persona, ¿No le parece? Salvo que…

(Zacarías 8: 3)= Así dice Jehová: yo he restaurado a Sión (La nación santa) y moraré en medio de Jerusalén (Como podemos observar claramente que Dios no ha fijado residencia en Israel últimamente, es indudable que se está refiriendo a la Jerusalén celestial, que es la iglesia, Su iglesia, no necesariamente todas las nuestras). Y Jerusalén se llamará ciudad de la verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad.

De aquí estamos extrayendo dos enseñanzas: en lo literal, Jerusalén iba a cobijar a la Verdad, sería la ciudad donde la Verdad se manifestaría y, en lo espiritual, la iglesia es la heredera y portadora de la verdad. ¿Cuál iglesia? Ya lo vamos a ver. Dios mío… ¿Será la Bautista? ¿Será la Pentecostal? ¿Serán las Asambleas? ¿Será la Nazarena? ¿Será la Metodista? ¿Será..? En Jeremías 33:3, encontramos una pista muy valiosa.

(Jeremías 33: 3)= Clama a mí (¿Usted clama a Dios o sus oraciones son llenas de formalidades y frases lindas pero hechas? ) y yo te responderé, (Diga conmigo: Dios siempre responde a mi oración) y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces. (Esto significa, en principio, que todavía hay para cualquiera de nosotros, por ilustrados teológicamente que seamos, cosas grandes y ocultas que no conocemos. Además, si según leímos en Juan es el conocer la verdad lo que le hace libre, la Verdad, entonces, tiene que ser una de estas cosas grandes y ocultas que Dios nos enseñará si clamamos a Él. De acuerdo, pero.. ¿Cómo lo hago? Mire lo que sigue):

(Verso 6)= He aquí, (Sigue hablando Dios), yo les traeré sanidad y medicina; (¿Le queda alguna duda, todavía, que Dios sí sigue sanando hoy?) y los curaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad.

¡Basta ya de implementar campañas de sanidad invocando espíritus sanadores! ¡Basta ya de incorporar con privilegios a médicos y psiquiatras para ayudar al pueblo a encontrar la paz! ¡Basta ya de inaugurar cada día seminarios e institutos teológicos con la idea de descubrir la verdad! La sanidad, la medicina, la curación del cuerpo y del alma, la paz que sobrepasa todo entendimiento y la verdad, llegan porque Dios se los revela por su Espíritu a todos los que la buscan y claman por ella. Fíjese lo que dice Oseas.

(Oseas 4: 1)= Oid palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra.

¿A ver? ¡Cuándo fue escrito el libro de Oseas? ¡Qué importa! La palabra en Timoteo dice que TODA la palabra ha sido inspirada por Dios para enseñar, para redargüir e instruir en justicia. ¡Esto es hoy y ahora! De todos modos, parecería que seguimos dando vueltas alrededor sin decidirnos a penetrar en ella, conocerla íntimamente y ser libres de una vez por todas.

(Juan 4: 24)= Dios es Espíritu; y los que le adoran, en Espíritu y en verdad es necesario que le adoren.
Acá hay una pista interesante. Dice que Dios no es una figura, ni un anciano de larga barba blanca como a veces nos lo han presentado. Dios es un Espíritu no visible al ojo humano. Y dice que se le debe adorar en Espíritu, (Es decir: como su imagen y semejanza, de eso se trata) pero también en verdad. ¿Y qué es adorar en verdad? Hemos interpretado que es sin simulación, sin hipocresía, sin rituales huecos y formales y está muy bien, es así. Pero hay algo más en esa palabra. Algo más grande, muy grande. La pista, sin embargo, comienza a ampliarse cuando leemos Juan 16:13.

(Juan 16: 13)= Pero Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, (Esto le enseña a usted que debe ser guiado sobrenaturalmente a la verdad. Nunca lo logrará por su inteligencia ni sus talentos intelectuales) Porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, (¿Lo que oyere de quién?) y os hará saber las cosas que habrán de venir.

Este es un punto clave. Dice que el Espíritu de Verdad, nos va a declarar las cosas que van a venir. ¿Eso sería futurismo? ¿Cómo una especie de horóscopo o predicciones santas? NO, para nada. Simplemente es Espíritu Profético. No habla de que usted va a conocer su futuro. Habla que por ese Espíritu, usted va a conocer el futuro de la iglesia. La Biblia no fue escrita para la vida particular e individual, aunque sirva también para eso. Fue escrita para la vida comunitaria de la familia de Dios.

¿Y cuál es el Espíritu de Verdad? Los teólogos han determinado que ese es uno de los nombres del Espíritu Santo y yo creo que es así nomás. Pero el Espíritu Santo es la tercera persona de la trinidad, entonces, ¿Él es la Verdad? En cierto modo, porque el Espíritu Santo es Dios mismo. ¡Ah! ¿Entonces Dios Padre es la Verdad? Sí también, pero en cierto modo.

Pilatos, cuando estaba juzgando a Jesús, percibió, porque se esmeraba en ser justo, que la verdad que él también buscaba y ansiaba, no estaba muy lejos. Con su pobre y reducido entendimiento de su naturaleza carnal, entonces, lo confundió con un reinado humano. Por eso es que le preguntó a Jesús si era un rey. Si descubría que lo era, tenía el ingrediente justo para encontrarlo en un delito, juzgarlo y sentenciarlo. ¿Qué le dijo Jesús?

(Juan 18: 37-38)= Le dijo entonces Pilatos: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo, para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. Le dijo Pilatos: ¿Qué es la verdad? (¿Se da cuenta? Pilatos se enredó en su propia verborragia. Fracasó en su interrogatorio; y no porque fuera un novato, Pilatos tenía sobrada experiencia en interrogar presos. El impacto que las palabras de Jesús causaron en su corazón lo confundieron tanto que decidió que no había en Jesús delito alguno. Estaba totalmente acertado, aunque no lo sabía. Para saberlo, debería haber conocido la verdad, no sólo enfrentarla. Por eso preguntó qué era la verdad. Él sabía que estaba allí, pero al no conocerla, no la pudo ver. ¿Sabe usted cuántos Pilatos andan por allí caminando dentro de los templos? Lo que Jesús le dice a sus discípulos, textual, se lo está diciendo hoy a usted, a mí y a todos los que hemos tomado decisiones de fondo y que hoy poblamos todas las iglesias cristianas del mundo.

(Juan 14: 1)= No se turbe vuestro corazón; (¿Qué es un corazón, es decir un alma turbada? Es un lío monumental e interior de emociones, sentimientos, mentes, razonamientos, luchas contra la lógica humana, pensamientos, imaginaciones, deseos, voluntades. Todavía hoy existe mucho corazón turbado) creéis en Dios, (Todas las religiones occidentales creen en Dios) creed también en mí. (Aquí las cosas cambian. No todas las religiones occidentales que dicen creer en Dios, creen en Jesucristo como su Hijo. Incluso, muchas que insólitamente se autodenominan “cristianas”).

(2) En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. (¿Adónde iba Jesús cuando les pregunta esto? – En la escuelita dominical me enseñaron que al cielo, a preparar unas viviendas para nosotros. No. Al cielo, dice la Biblia, ascendió cuarenta días después de la resurrección. ¿Adónde iba, entonces? A la cruz. La Biblia lo afirma así. Pero y entonces, ¿Adónde iba a prepararnos un lugar si no eran las viviendas celestiales esas que hasta dibujamos en el cuadernito? ¡A la cruz! ¿Cómo que a la cruz? ¡Claro! ¿Si no cómo seríamos crucificados conjuntamente con él?)

(3) Y si me fuere y os preparare lugar, (En la cruz) vendré otra vez, (Después de la cruz) y os tomaré a mí mismo, (resucitado) para que donde yo estoy, (Crucificado, muerto dos días y resucitado al tercero) vosotros también estéis. (¿Esto querrá decir, entonces, que el paso por la cruz personal es verdad? Es parte del camino, pero no todo el camino).

(4) Y sabéis adónde voy, (Los discípulos sabían que Él iba a la cruz porque él se los había anunciado antes. Lo que no sabían todavía, porque no lo habían entendido, era que iba a resucitar y ascender) y sabéis el camino. (Aquí se les armó un lío bárbaro a los apóstoles. Jesús daba por descontado algo que ellos todavía no alcanzaban a ver. Ellos seguían mirando las cosas con sus ojos naturales y Jesús, para ellos, era un líder al cual seguían ciegamente, pero lejos de creer todavía que era realmente el Hijo de Dios. Mire como reaccionaron)

(5) Le dijo Tomás: (El más intelectual, humanista e incrédulo de todos) Señor, no sabemos adónde vas; ¿Cómo, pues, podemos saber el camino? (Carnalidad pura. Dos idiomas. Dos visiones. ¿Sabe usted cuánto de este espíritu de Tomás, existe hoy todavía en el pueblo de Dios? Allí es, entonces, donde él va a declarar la máxima, el elemento básico del evangelio, la receta para vida eterna, vigente aun como hoja de ruta para encontrar todas las verdades que buscamos).

(Jesús le dijo: Yo Soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Aquí está la verdad que buscábamos. ¡Ah! ¡Qué genio! ¿Quién no sabe esto? Es cierto. Miles de millones saben que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la vida. Sin embargo, viendo sus vidas, es como si eso no les alcanzara, ¿No es cierto? Se pierden, se confunden, caen en el engaño y llevan una vida mediocre y de permanente derrota. ¿Sabe por qué? Porque han creído, aceptado, leído y hasta enseñado y predicado que Cristo es el camino, la verdad y la vida. Pero no han podido decidirse a caminar por ese camino. Todavía insisten en sentirse independientes y prefieren hacerlo todo según se los dicta sus propias voluntades, deseos, gustos, preferencias o la propia sabiduría humana.

Si un día usted aceptó a Cristo como Salvador personal; y decidió convertirlo en Señor de su vida, y lo invitó a entrar en su corazón, esto no fue una formalidad que le habilitó legalmente para ser miembro de una iglesia evangélica y ocupar cargos más o menos importantes en la organización de la institución denominacional donde se congrega. Es para que empiece a conocerlo y a dejarlo mover libremente en su vida sin ponerle trabas o impedimentos dictados por su naturaleza humana y carnal. Esa es la forma de caminar su camino. Incluye oponerse con firmeza, como él mismo lo hizo, a toda estructura religiosa de este tiempo, (tal como él lo hizo en su tiempo) y escaparle a la esclavitud a hombres que creen ser (como lo creían sinceramente los fariseos) los dueños de la iglesia de Dios. No es un camino fácil. Para Jesús tampoco lo fue. Pero ese es EL camino.

¿Y adónde te lleva ese camino? A conocer íntimamente a la persona de Jesucristo. Y ese es el conocimiento que le permite el acceso a la Verdad, porque Él es la Verdad. Más allá de sus modos, de sus gestos, de sus palabras, de su doctrina. ¡Él es la Verdad encarnada! Y cuando su intimidad con Él es real, sincera y profunda, es muy difícil que caiga usted en ritualismos huecos, filosofías complicadas o discursos convincentes. Se pone en marcha el mecanismo del poder del Espíritu Santo que siempre le estará guiando a toda verdad, encaje o no esta verdad en los manuales de teología inventados por los hombres, o en sus doctrinas particulares creadoras de todas las denominaciones existentes, por las cuales doy gracias a Dios, aunque sean hoy por hoy las que le adjudican una pequeña ventaja al enemigo que ha conseguido hacer realidad un principio bíblico muy efectivo: dividirnos. Sabido es que todo reino dividido no prevalece.

El transitar por ese intrincado camino, el conocer íntimamente al Señor que mora en su interior y el haber accedido a su verdad, que es la única que vale para Dios, nos hace aterrizar en la tercera fase: La Vida. ¿Y qué es la Vida? La vida Eterna. ¡Por supuesto! Pero mientras llega ese momento del cumplimiento final del plan de salvación, usted tiene otra vida a la que puede acceder. Esa es aquí y ahora. Ya no vive más usted, mas Cristo vive en usted. Y es una vida totalmente diferente a la que haya estado viviendo hasta hoy. Diferente a la que pueda estar viviendo cualquier persona sin Cristo por más rica, famosa y prestigiosa que sea. Es la vida de Cristo en usted. Una vida de paz verdadera, no como el mundo la da; Es una vida de convicción férrea, de seguridad ante el futuro, de confianza, de gozo, de victoria, sin angustias, miedos ni depresiones. ¡Es una vida de libertad en Cristo Jesús! Es el cumplimiento real y práctico de: Conoceréis la Verdad y la verdad os hará libres.

Sin embargo, tengo convicción de que una pregunta le carcome el alma en este momento. Está pensando: Y, sí… No caben dudas que lo que este hombre está diciendo, es así nomás. Estoy totalmente de acuerdo con todo esto. La Biblia lo dice y yo quiero creerlo, pero: ¿Cómo hago para conocer a Cristo, al que no veo, si me cuesta tanto conocer a tantas personas que sí veo? La respuesta, también está en la palabra. Y en boca de Jesús.

(Juan 17: 14)= Yo les he dado tu palabra; y el mundo (En el original dice COSMOS, que significa SISTEMA, en otras palabras: el sistema secular) los aborreció; porque no son del mundo (del sistema social que vemos) como yo tampoco soy del mundo.

(15) No ruego que los quites del mundo, (Del sistema) sino que los guardes del mal.

Conocer a Cristo, estar en comunión con Él, aprender a oír su voz y obedecer su palabra, es posible sólo saliéndose del sistema, yéndose fuera del ámbito de lo natural. De otro modo, siempre las circunstancias nos sobrepasarán y no podremos ver la realidad espiritual. Si usted se queda sin trabajo jamás podrá entender que, pese a todo lo que se ve diariamente por la televisión, para usted puede existir un trabajo que no existe para ninguno de los miles que lo buscan diariamente. Si usted se enferma de una enfermedad crónica, para usted hay una sanidad que no hay en el sistema del mundo.

Lo que ha sucedido, es que la iglesia en su preocupación casi desmedida por caer simpática como institución a la sociedad en la cual está inserta, en lugar de introducir en esa sociedad el sistema del reino de Dios, ha permitido “gentilmente” que el sistema del mundo se introduzca en la iglesia. De allí que la solución laboral, pasará por tener buenos contactos, que la sanidad física pasará por muchos médicos convertidos y que la sanidad del alma estará exclusivamente reservada a los muchos psicólogos cristianos que se congregan en nuestros templos. Hay un problema: eso termina dando gloria al hombre y no a Dios. Y si bien está dispuesto a compartirla con sus hijos, Dios es celoso de su gloria y la protege. Esto es lo que se lee en Romanos 1:25 cuando dice Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.

Quiero que entienda, en este punto, que la búsqueda de la verdad no obedece a un mero interés y curiosidad humano por algo que lo intriga. La búsqueda de la verdad procede desde lo más recóndito de nuestro ser, del sitio que es imagen y semejanza de Dios, del espíritu. Buscar la verdad es el inicio; Encontrarla es el resultado. Ponerla por obra después de haberla creído es el corolario y el propósito de Dios para cada vida. De nada sirve si, habiendo encontrado la verdad, luego decidimos no encarnarla.

(Romanos 2: 5)= Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, (6) el cual pagará a cada uno conforme a sus obras. (Primero: Dios va a pagar. Esto no se está haciendo gratis. Dios le da por gracia y misericordia la salvación a quien la pida, pero luego con esa salvación, hay que hacer una tarea. Y pese a que ya nos regaló la salvación, la bondad del Padre lo lleva a pagarnos por lo que hagamos con esa salvación. Y sus obras no son la caridad o la justicia social, son el cumplimiento de la voluntad de Dios por su intermedio) (7) vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, (8) pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia.

¿Se supone que está bastante claro, no es así? ¿Usted está buscando la verdad aunque lleve años de creyente o de miembro de alguna iglesia? No se condene ni se sienta mal. Hay una enorme cantidad de gente a la que le está sucediendo lo mismo, no es el único. Pero algo le tengo que decir: si su búsqueda es genuina, su búsqueda va a producir resultado positivo. Usted se va a encontrar cara a cara con la verdad. Entonces la pregunta es: ¿Qué va a hacer después que la haya encontrado? Allí está la punta principal de este delicado ovillo de fina lana celestial. Al sentir esa libertad distinta, que no lo va a llevar a la dependencia de ningún hombre de carne y hueso y que le va a mostrar el propósito de Dios con absoluta y meridiana claridad, ¿Para qué la va a utilizar? En el cuidado de esta decisión, está el secreto de su futuro de eternidad, nada menos.

(2 Corintios 4: 1)= Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.
(2) Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia (Esto equivaldría a políticas religiosas) ni adulterando la palabra de Dios (Esto es: predicando filosofías humanistas, sociales o psicológicas) sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. (¿Qué sería la manifestación de la verdad? Algo que se presenta como visible. Cristo es la verdad. Cristo visible. ¿Cómo hacer visible a Cristo? En nosotros mismos, ya que lo tenemos a Él en nuestros corazones, ¿No es así?)

(2 Corintios 6: 1)= Así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. (¿Cuál es la gracia de Dios? ¿La salvación? Sí, pero algo más, parece):
(2) Porque dice: en tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. (Aquí lo tenemos, es sin dudas la salvación. ¿Y qué más?)

(3) No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo, para que nuestro ministerio no sea vituperado; (Cuando un ministerio es causa de tropiezo, es vituperado) (4) antes bien, nos recomendamos en todo como ministros de Dios, en mucha paciencia (¡Huau!) En tribulaciones, (¡Huau!) en necesidades, en angustias; (5) en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos; (6) en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, (Andar en la Verdad no es sólo haber aceptado a Cristo, también es haber permitido que el Espíritu Santo nos guíe), en amor sincero, (Lo que hoy podemos ver en nuestras iglesias, nos muestra que no abunda precisamente el amor sincero. ¿Qué querrá decir esto? Que no andamos en la Verdad plena. ¿Y esto, a su vez qué quiere decir? Que no conocemos a Cristo, aunque creamos en Él, hablemos de Él y hasta prediquemos sobre Él) (7) en palabra de verdad, (¿Recitarnos la Biblia? Me parece que no, que hay algo más) en poder de Dios, (¡Aquí está la clave! El impacto del evangelio capaz de cambiar el mundo es el que se sustenta en la verdad, que es Cristo, y la manifestación de esa verdad, es la manifestación del poder sobrenatural de Dios, no bellas palabras, hermosos cultos o vibrantes mensajes)

El gran secreto es no preguntarse como nosotros lo hacemos: ¿Podré yo hacer esto? Ahí va a saltar algún biblista que le dirá: ¡Todo lo puedes en Cristo que te fortalece! Y es cierto, pero usted sigue sin poder. ¿Sabe por qué? Porque usted lo aceptó como Salvador y Señor, por fe; se dejó llenar por el Espíritu Santo, por fe, pero cree que manifestarle, es un trabajo que lo tiene a usted como protagonista. Se equivocó. A usted, lo tiene como instrumento. La manifestación de la verdad que es como decir la manifestación de Cristo en la tierra a través de su cuerpo, también es por fe.

Comentarios o consultas a tiempodevictoria@yahoo.com.ar

enero 1, 2015 Néstor Martínez