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Siguiendo Otro Evangelio

¿Podrá ser así en este momento? Se están levantando cientos, miles de apóstoles emergentes. Y les hacen creer que son muy importantes y que hasta Dios mismo debería solicitarles su permiso para hacer lo que Él desee hacer. Parecerían haber olvidado, como lo hacen los hombres carnales cuando acceden a cualquier clase de poder terrenal, que la cabeza sigue siendo Cristo, no nosotros. Y que por allí lleguemos a ser necesarios y hasta valorables, eso no nos convierte de ninguna manera en imprescindibles. Dios sigue estando en Su Trono. No podemos seguir perdidos en esta maraña infernal en la que el sistema religioso ha convertido a lo que todavía llamamos La Iglesia. Jesús mismo fue un prototipo del apóstol, humillándose a sí mismo, hasta lo sumo. Pablo, que pudo decir lo que muchos quisieran y no se atreven: imítenme a mí. Y sólo porque tenía una conducta frente a la iglesia, por la cual nadie lo podía acusar. Jamás usó a la gente, todo lo contrario. Juzgó al judaísmo, juzgó al cristianismo, que por entonces era naciente, es cierto, pero lo juzgó. Pablo puso en orden las cosas. Hay una síntesis casi perfecta de todo esto en mi Biblia.

(Gálatas 1: 6) = Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. 

Pregunto: ¿Cuál era el evangelio diferente? El que les estaban predicando a los Gálatas, ahora, era un evangelio por esfuerzo. Los que habían llegado de Jerusalén, dice que intentaron circuncidar a los que ya eran salvos. Y no lo hacían de mala fe. Es probable que su pensamiento más lógico haya sido que si Jesús, que aparentemente era Dios mismo, se había tenido que circuncidar para poder ministrar durante su estadía en la tierra, lo más justo sería que sus discípulos, también lo hicieran.

(Verso 7) = No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. 

(8) Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. (Ese es el apóstol. Y más adelante, él les explica cómo es que llegó a recibir este evangelio.)

(Verso 11) Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; (12) pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. 

(13) Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; (14) y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres. (Está más que claro: ¿Qué era el judaísmo en ese tiempo? Tradiciones.)

(15) Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, (16) revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, (17) ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. (Mira cuánta confianza tenían en el Espíritu Santo)

(18) Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; (19) pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor. 

(20) En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento. 

(21) Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia, (22) y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo; (23) solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. 

(24) Y glorificaban a Dios en mí.

(Gálatas 2: 1) = Después, pasados catorce años, (Perdón; ¿Cuánto tiempo, dijo? ¡Catorce años!) subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. 

(2) Pero subí según una revelación, (¿Qué lo guiaba a Pablo? Revelación, tras revelación, tras revelación. Nota que todo lo que él hacía, era porque lo veía al Señor hacerlo) y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles. 

¡Qué tremendo! Se reúne a solas con ellos y les pregunta si están jugando para el mismo equipo. Les presenta el evangelio que él está predicando y quiere saber si ellos están o no de acuerdo con eso. Sólo quería saberlo, porque nunca le enseñaron. ¿Qué posibilidades de error había en Pablo? Muchas. Porque él no abandonó muchas de las costumbres que había aprendido de sus padres. ¡Qué tremendo! ¿No te parece?  Ahora, pregunto: ¿Por qué no fue directo a la iglesia? ¿Por qué debió esperar catorce años? Es muy probable que la iglesia estructural y organizada, le hubiera dicho a Pablo que todavía tenía mucho que aprender, que mejor se sentara y esperara que llegara su tiempo, cosa que ellos se encargarían de comunicarle. ¡Es que Dios me mostró! Sí…está bien…pero tranquilo, siéntate y cálmate. Ahora siéntate y cállate. Vamos a poner las cosas en orden, primeramente. Dime Pablito, ¿A quién te sujetas, tú?

(3) Más ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; (Toma nota de esto, que no es poca cosa: Tito era griego. No fue obligado a circuncidarse) (4) y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, (5) a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros. 

(6) Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron. 

(7) Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión (8) (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), (9) y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. 

(10) Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.

Algunas de estas cosas, cuando las sacamos fuera del contexto casi sagrado que todas las historias bíblicas traen, nos resultan imposibles de entender. Esta gente, que después de catorce años se vuelven a encontrar con un personaje de esta estatura espiritual, de lo único que se acuerdan es de, cuando está por irse, pedirle que si le llega a sobrar alguna moneda de lo que recaude, se los envíe a ellos, con el argumento de que tienen muchos pobres para atender. Cosa que, pese a lo insólito y hasta ofensivo del asunto, Pablo hace más adelante, cuando hay hambre en el lugar y él recoge una ofrenda y se las envía. Ahora, yo me pregunto, y seguramente ustedes también: ¿Esa era la conversación importante que esta gente importante tenía que tener? ¿Ese era el tema de fondo?

(11) Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar.

(12) Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. 

(13) Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aún Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. 

(14) Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? (Escucha: ¡Delante de todos se lo dijo! ¿Te das cuenta lo que eso significaba en ese lugar y en ese momento?)

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agosto 6, 2022 Néstor Martínez