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La Verdad Diamante

Durante todo este tiempo hemos estado publicando distintos testimonios de los que hemos denominado como Frutos Diamante, esto es, mujeres y hombres, creyentes, que han salido de las jaulas de cristal de la religión vacía y hueca, para entrar de pleno al ámbito espiritual invisible en lo físico, pero enteramente palpable en lo conceptual, que es el ámbito donde todo puede suceder, la jurisdicción de ese Reino de los Cielos que Jesús mismo vino a preanunciar durante su ministerio. Ese fue, -aclaramos- el único Evangelio predicado y a predicar.

Esto no significa, ni mucho menos, que se trate de gente que ha salido de iglesias convencionales o estructurales, mayoritariamente, pertenecientes a la denominada iglesia cristiana evangélica, no. Esto va mucho más allá de eso. Esto tiene que ver con una mentalidad que, en casos, es verdad, está enquistada y operando fuerte y feo, dentro de las congregaciones cristianas evangélicas, pero que en otros casos, que no son pocos, están por fuera de esas organizaciones y sostienen teorías y doctrinas de dudosa procedencia y mucho más desconfiables objetivos. Todos los que tenemos alguna clase de responsabilidad ministerial, deberemos cuidarnos estrictamente de no caer en esa clase de tentaciones o errores sutiles.

El fino cristal opresivo de la religiosidad, está por dentro y por fuera de las estructuras; está en el hombre en su estructura carnal, incluso, hasta por fuera de Dios. Se puede ser religioso sin ser cristiano. Así es que, la intencionalidad ministerial de este trabajo de diamante, no es andar por las congregaciones tratando de sacar a la gente que acude a ellas. De ninguna manera podríamos ninguno de nosotros hacer eso por una sola y simple razón: no somos nosotros los que sacamos a la gente de la religión, es Dios mismo, que por si no te habías enterado, tiene todos los adjetivos que tú quieras brindarle, pero menos el de religioso. Dios, definitivamente, es Espíritu, y de religioso no tiene nada.

En suma: todos estos testimonios publicados, (Y los que aun deseen sumarse y los envíen), tienen una sola y única intención: terminar con esa tan clásica y legendaria mentalidad de “hacer como que”… en lugar de SER auténtica y genuinamente un hijo de Dios por adopción. La Palabra de Dios nos muestra que todo aquel que llegue al Camino, (A menos que realmente el Espíritu Santo lo guíe a otra actitud), deberá quedarse como fue hallado, con la finalidad de aportar a la extensión del Reino desde el lugar donde fue puesto.

Por lo tanto: ¿Eres de los que se fueron y estás fuera de los templos? Trabaja fielmente para la extensión del Reino de los Cielos. ¿Eres de los que no han tenido dirección de irse a ninguna parte y estás dentro de un templo? Quédate allí, sé fiel y obediente a lo que el Espíritu dicte a tu espíritu y aporta lo que sea para la extensión de ese mismo Reino. Porque la religiosidad es una mentalidad, no un lugar ni una serie de actividades. Religiosidad es la suma de actitudes humanas y carnales que, en contra de su propia difusión, sólo consigue cada día fabricar más ateos, escépticos, humanistas o, lo peor, esotéricos o sencillamente ocultistas metidos a cristianos.

Tiempo de Verdad. Tiempo de Transparencia. Tiempo de Fe auténtica. Tiempo de Dependencia al poder y mandato de Dios mismo por Jesucristo. Tiempo de llenura del Espíritu Santo y manifestación de los hijos de Dios por causa del clamor de toda la Creación corrompida por el infierno. Cómo se realice esta tarea y desde qué posición, será responsabilidad de cada hermano conforme a su propia relación personal con Cristo, como debe ser. Como siempre fue, hasta que los hombres inventaron la religiosidad para cautivarlos, manipularlos, someterlos e inducirlos al error. Es la suma de todas estas vertientes, y en cada caso desde el lugar que te haya sido asignado, lo que definitivamente llevará al pueblo santo a su ineludible Tiempo de Victoria.

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diciembre 14, 2019 Néstor Martínez