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Huyendo de Ciudad en Ciudad

(Mateo 23: 34) = Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; 

Fíjate que interesante. Utiliza aquí, tres nombres: profetas, sabios y escribas. Estos son tres tipos diferentes de enviados de parte de Dios, profetas, sabios y escribas. Los profetas son enviados con palabras y revelación del Señor. Los sabios tienen palabra de sabiduría que edifica el ministerio, y los escribas son escritores, esto es, maestros.  Un tema frecuente en los profetas, es que ellos pueden moverse muy bien en el escuchar al Señor, pero no llegan a desarrollar el espíritu de revelación, el espíritu de sabiduría, a uno es dada palabra de conocimiento, también llamada ciencia, a otro palabra de sabiduría, por el mismo Espíritu,

Cuando Dios le muestra un cuadro, una imagen a un profeta, ese profeta necesita depender del Señor para saber qué es lo que le está mostrando. Pero además necesita entenderlo, si es que luego desea transmitirlo. Hay un fenómeno muy frecuente. La gran mayoría de los profetas del Antiguo Testamento, podían ver al Señor. Y cuando digo ver, me refiero a oír, a percibir o recibir, pero no siempre podían entender. Hay un profeta en el Antiguo Testamento, que parecería ser el prototipo del profeta del Nuevo Testamento, y es Daniel. Daniel tiene una característica muy singular: es una persona que no solamente se queda en la actitud pasiva de recibir una revelación, sino que él inquiere, pregunta, investiga, hasta saber qué es lo que significa lo que el Señor le está mostrando.

No es ningún esfuerzo para un profeta, recibir. Dicen los que saben mucho de esto, que hasta en la ducha el profeta está recibiendo. En todo momento está recibiendo. Sin embargo, ¿Sabes qué es lo difícil para él? Entender. Cuando Daniel recibe las visiones, las fieras, los tiempos, no tiene problemas, pero cuando se dispone a investigar, cae y mal. Tiene fiebre, termina en cama, dice que queda varios días sin poder comer. ¿Dónde estaba la dificultad de Daniel? Literalmente, lo que Daniel hace, es romper la carcasa del profeta típico, que es sólo escuchar y repetir. Literalmente, él logra unir los tiempos hasta el tiempo futuro que no le correspondía, y él logra ser el único profeta de todo el Antiguo Testamento, que podía explicarte lo que había visto. ¿Y sabes cuál es la consecuencia de eso? Que Dios lo pone a regir naciones.

Él es una persona que va a terminar en cargos de autoridad pública. Y eso, por una sencilla razón: no solamente sabe lo que va a venir, porque Dios se lo dijo, sino que también sabe entender todo el proceso. Los otros profetas, y estoy hablando de Jeremías, estoy hablando de Isaías, estoy hablando de todos ellos, no tenían esa ventaja. Veo algo en especial en Daniel. Él no se limitó a ver una visión, sino que durante la misma, dice que preguntó a la figura que veía en visión, qué era lo que estaba viendo. Le preguntó a Dios qué era lo que le estaba mostrando. Y dijo: cuando el Señor me lo explicó, yo caí como muerto. ¿Qué podemos entender con esto? Hagamos el ejercicio. Que dependía de Daniel el querer conseguir también, la interpretación de lo que él estaba viendo.

(Jeremías 1: 10) =  Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. 

Le está dando autoridad para hacer seis cosas. De esas seis cosas, cuatro tienen que ver con destruir lo anterior y sólo dos cosas con establecer lo nuevo. Por causa de su apego a la justicia, los profetas tienen autoridad para derribar reinos demoníacos con gran efectividad. Es eso lo que les da habilidad. No es que ellos son tremendos porque oran y la gente se cae. Es un tema de justicia. Están ungidos para destruir las obras del maligno, sin dudas. Su autoridad confronta lo carnal, lo  pecaminoso y lo demoníaco en la iglesia. Son personas muy duras con la carnalidad. Son muy confrontadores. Por eso es que la gente cree que ellos son personas sin misericordia, demasiado dura, muy radical y hasta cruelmente presuntuoso. Creen que se hace el perfecto. Lo juzgan mal.

¿Por qué? Por este apego que él tiene, justamente a la justicia. Por ello, saben soltar y traen pureza y santificación al pueblo del Señor. Son vasos útiles para santificar. Por los dones que manifiesta el ministerio, ellos expresan la revelación de la palabra y los propósitos de Dios. Decíamos que en el Antiguo Testamento, y sólo podemos rescatar a Daniel como un profeta que no solamente ve, sino también como con un profeta del Nuevo Testamento, ya que él explica las cosas. Eso lo vemos en Pablo. Por ejemplo, cuando su barco se hunde, ¿Recuerdas? Cuando él está viajando, ¿Qué es lo que él dice? ¡Tranquillos! ¡El Señor ya me mostró que esto iba a pasar! Pero no se preocupen, nadie va a morir. O sea que él tiene las herramientas para poder leer el suceso con tremenda claridad. No da ninguna posibilidad para que alguien suponga que el diablo quiere hundir el barco. Dios tiene un propósito con esto.

¿Sabes? La mayor parte de los profetas del Antiguo Pacto, no llegaban a ese espacio. ¿Por qué? ¿Cuál era la razón? Porque su corazón y su mente no habían sido purificados. Lo que Dios purificaba, era su boca. ¿Pero, qué era lo que Dios decía en el Antiguo Testamento? En los postreros días cambiaré tu mente y tu corazón y escribiré. Esa es la gran diferencia entre los dos tipos de profetas. Hay una inclinación marcada en el ministerio profético a confrontar estructuras babilónicas y a desarraigarlas. Esto, obviamente, va a desencadenar muchísimos problemas. Los profetas son enviados para entregar mensajes de Dios, no para dar buenos consejos. Un profeta genuino jamás te va a dar un consejo. Sólo te dará una palabra si es que la ha recibido, pero hay casos en que es preferible que no te la de.

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abril 23, 2022 Néstor Martínez