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Enviados Hasta lo Último de la Tierra

Vamos ahora al Ministerio Apostólico. Es interesante que, después que Pedro comparte la primera gran prédica que abre la puerta de la iglesia para las naciones, nos encontramos con que en el capítulo 3 del Libro de los Hechos, hay un incidente notable y de sumo interés. En este capítulo se relata un episodio en el cual un hombre minusválido de nacimiento, estaba sentado en la puerta del templo. En ese templo, durante el día, en algunos horarios, se realizaban reuniones masivas. En este momento están hablando de la hora novena con respecto a la primera reunión.

(Hechos 3: 1) = Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. 

(2) Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. 

Veamos: Pedro y Juan están yendo al templo. ¿Por qué iban al templo, todavía, estos dos que habían sido discípulos de Jesús? Es evidente que ellos todavía no tenían una comprensión perfecta respecto a cuál era su lugar. Digámoslo con cuidado: Dios va a usar esta subida al templo como algo muy profético y revelador, sin dudas, pero Dios no les dijo que se quedaran yendo al templo. Es evidente que eso venía siendo así desde siempre, por eso ellos siguieron con una tradición que, en su momento, hasta Jesús cumplimentó, ya que estuvo en el templo enseñando. Sin embargo, luego eso comenzó a modificarse lentamente. Primero, pasó de templo a ser también en las casas. Templo y casas. Y luego, finalmente, se fue dejando de lado el templo y quedaron solamente las casas. O sea que hay una migración que en algunos pocos capítulos, se completa. En este capítulo, ellos están yendo al templo, ven a este cojo, e inmediatamente, en el versículo 6 sale la tremenda declaración de Pedro.

(Verso 6) = Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 

(Verso 9) = Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. 

(10) Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido. 

En principio, lo que vemos es que este hombre, era un mendigo profesional, por así denominarlo. Quiero decir que no se trataba de alguien que por una necesidad eventual, del día, había ido a ese lugar para ver si recibía algo que se la cubriera. No, ese hombre tenía a la mendicidad, como medio de vida cotidiano y casi –como dije- profesional. Y que la iglesia está empezando a caminar y está empezando a influir. Aquí Pedro está usando un don muy típico del evangelista, que es el dar una señal, hacer un milagro sanando al hombre, pero fíjate que no se queda en la sanidad.

(11) Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón

Qué interesante, porque si recuerdas bien, Salomón tiene como elemento principal en el marco global de la Biblia, su sabiduría. Y más interesante resulta aún, es recordar que cada una de las doce puertas de Jerusalén, tenían un nombre en particular. De hecho, algunos nombres cambiaron. En la época de David tenían un nombre y en la época de Jesús tenían otro nombre. Pero, estas doce puertas expresan doce funciones de la iglesia. Y en este caso, los apóstoles son conducidos a la puerta que expresa la sabiduría. El pórtico de Salomón. No es casual. Y allí Pedro empieza a predicar, salen sus dones de maestro. Mira:

(Verso 19) = Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, (20) y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; (21) a quien dé cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo. 

Y Luego, desde el verso 22, empieza a hablar de Moisés, que es el prototipo del apóstol en el Antiguo Testamento. Lo que tenemos en este pasaje, entonces, es una afirmación que es el eje de todo lo que hoy día es el proceso de reforma. ¿Cuál es el pasaje? Que en el verso 21 dice que el Señor va a ser enviado cuando todas las cosas sean restauradas. Por eso, es momento de advertir que el ministerio quíntuple, es una de las cosas que deberán ser restauradas. Si no la más importante, por lo menos una de las más importantes. Porque no es posible encontrar ni llevar a la iglesia a una estatura de madurez, sin la acción de todo el ministerio. Siempre hemos dicho, y hasta cantado, que Dios va a venir a buscar a una novia sin mancha ni arruga. Hemos enseñado que él no puede venir a casarse con una niña inmadura, viene a casarse con una mujer, con una dama formada. ¿Nadie ya piensa en eso? ¿Tanto se les ha olvidado esta palabra?

Hemos enseñado que en tanto que la iglesia es niña, que es como decir que el heredero es niño, aunque es por derecho legítimo dueño de todo, sin embargo en nada difiere del esclavo. En eso, todos estamos de acuerdo, incluso la gente más obcecada que no acepta los ministerios como tales y sostienen que solamente existe el ministerio pastoral. Todos sabemos perfectamente que, aunque no sepamos el cómo y el cuándo, sí tenemos certeza que el retorno de Cristo no podrá darse hasta que no exista una iglesia madura. Donde tenemos el mayor problema es en definir cómo es que vamos a hacerla madurar.  ¿Haciendo campañas? ¿Haciendo culto tras culto? ¿Conferencias? ¿Congresos? ¿Clínicas? Recuerdo que una vez le pregunté desde el púlpito al cual se me había invitado a una congregación, cuál era su objetivo conjunto durante los próximos cinco años. Ver sus rostros fue entender de inmediato, así que añadí el golpe de gracia: ¡No me digan –dije- que ese objetivo no va más allá de venir sin falta a cada culto! Sí, lo era.

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mayo 7, 2022 Néstor Martínez